¡Tu identidad de Hijo(a)!
Por Riqui Ricón*
Y Jacob se acercó, y le besó; y olió
Isaac el olor de sus vestidos, y le bendijo,
diciendo: Mira, el olor de mi hijo,
Como el olor del campo que Jehová ha bendecido; Dios, pues, te dé del rocío del
cielo, Y de las grosuras de la tierra, Y abundancia de trigo y de mosto.
Sírvante pueblos, Y naciones se inclinen a ti; Sé señor de tus hermanos, Y se
inclinen ante ti los hijos de tu madre. Malditos los que te maldijeren, Y
benditos los que te bendijeren (Gen 27.27-29).
Las lecturas del día de hoy son sumamente interesantes y esclarecedoras
del gran Amor con que Dios te ama. Comencemos con la cita de arriba que
representa la bendición que Isaac le dio a Jacob, y que es la mismísima
bendición de Abraham.
¿Qué tiene que ver contigo? ¡Mucho!
Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por
nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un
madero), para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los
gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu… Y si
vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según
la promesa (Gal 3.13-14, 29).
Ten por cierto que has sido redimida(o) de toda la maldición de la ley,
esto es: pobreza, enfermedad, tribulación, derrota, vergüenza, etc. Y ahora, en
Cristo Jesús, la bendición de Abraham es tuya por derecho de sangre, pues eres
linaje de Abraham y heredero(a) según la promesa.
¡Así lo dice la Biblia!
¿A qué promesa se refiere? A la promesa del Espíritu. ¿Cuándo prometió
Dios al Espíritu? Lo hizo cuando prometió que haría contigo un Nuevo Pacto,
establecido sobre mejores promesas.
He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto
con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con
sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque
ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová.
Pero este
es el pacto que haré con la casa de
Israel después de aquellos días, dice
Jehová: Daré
mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.
Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo:
Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta
el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más
de su pecado (Jer 31.31-34)
Os
daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré
un corazón de carne. Y pondré dentro
de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra
(Ez
36.26-27).
Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado,
diciendo: Esta
copa es el nuevo pacto en mi sangre (1 Co 11.25a).
Así que, por la Sangre de Jesús, tú fuiste justificado(a), perdonado(a)
de todos tus pecados y santificado(a) con el propósito expreso, departe de
Dios, de ser creado(a) de nuevo, recibir la Vida Eterna y ser hecha un(a)
Hijo(a) de Dios, lo cual te hace, legalmente, heredero(a) de la Bendición.
Jehová te oiga en el día de conflicto; El nombre del Dios de
Jacob te defienda. Te envíe ayuda desde el santuario, Y desde Sion te sostenga.
Haga memoria de todas tus ofrendas, Y acepte tu holocausto. Selah Te dé
conforme al deseo de tu corazón, Y cumpla todo tu consejo. Nosotros nos
alegraremos en tu salvación, Y alzaremos pendón en el nombre de nuestro Dios;
Conceda Jehová todas tus peticiones (Sal 20.1-5).
Por lo que Jesús hizo en la cruz, por Amor a ti, tienes todo el derecho
a ser escuchado por tu Padre celestial en el día de conflicto. Ten por seguro
que Él te va enviar ayuda desde el santuario y cumplirá todas tus peticiones,
por Amor a ti y a Su Palabra.
La salvación es de Jehová; Sobre tu pueblo sea tu bendición (Sal 3.8).
¡Nunca más estará la maldición sobre tu vida! ¡Tuya es, por derecho, la
Bendición del Señor!
La bendición de Jehová es la que enriquece, Y no añade
tristeza con ella (Pro 10.22).
Si puedes creer la Palabra de Dios, pues al que le cree a Dios, TODO le
es posible.
Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado
contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como
a uno de tus jornaleros. Y
levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y
se echó sobre su cuello, y le besó.
Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy
digno de ser llamado tu hijo. Pero el padre
dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un
anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y
comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se
había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse… Entonces se enojó, y
no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase. Mas él,
respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no
habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme
con mis amigos. Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con
rameras, has hecho matar para él el becerro gordo. Él entonces
le dijo: Hijo, tú
siempre
estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas. Mas era necesario hacer
fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado (Luc 15.18-24, 28-32).
Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que
perderte a ti.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su
Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga
vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo,
sino para que el mundo sea salvo por él (Jua 3.16-17).
Él no necesita siervos, ¡tiene millones! Y tú, mi amado(a), eres, de
acuerdo a la Escritura, un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, no de
simiente corruptible, sino de incorruptible, por la Palabra de Dios que vive y
permanece para siempre, por lo tanto, sábete y mírate a ti mismo(a),
bendecido(a) y amado(a) por tu Padre. No seas como los hijos de la parábola y
tú recibe tu identidad de Hijo(a) amado(a) de Dios; recibe el Amor y la Bendición
que Cristo Jesús compró para ti.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, ¡qué grande y maravilloso es Tu Amor por mí! No
tengo forma de pagártelo y sólo puedo agradecértelo. ¡Gracias, muchas gracias!
Señor Jesús, en verdad que mucho más abundantemente de lo que yo pueda pedir o
entender, así ha sido la redención de mi vida a través del Nuevo Pacto en Tu
Sangre. Hoy quiero honrar este Nuevo Pacto declarando con toda certeza que Tú,
Jehová de los ejércitos, mi Dios y Padre, me oyes en el día de conflicto; Tu
nombre, oh Dios de Jacob, me defienda. Envíame ayuda desde el santuario, Y
desde Sion me sostienes. Haz memoria de todas mis ofrendas, Y acepta mi
holocausto. Dame conforme al deseo de tu corazón, Y cumple todo mi consejo. Yo
me alegrare en Tu salvación, Y alzaré pendón en Tu nombre, oh Dios; Concédeme,
Jehová, todas mis peticiones. Ahora conozco que Tú, Jehová, salvas a Tu
ungido(a); Me oirás desde Tus santos cielos Con la potencia salvadora de Tu
diestra. Estos confían en carros, y aquéllos en caballos; Mas yo del nombre de
Jehová mi Dios tendré memoria. Ellos flaquean y caen, Mas yo me levanto, y
estoy en pie. Salva, Jehová; Tú, mi Rey, me oyes en el día que Te invoco. Por
lo tanto, hoy recibo y declaro Tu pronto auxilio. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre!
¡Soy próspero(a)! Recibo el Amor, el gozo y la paz que mi Padre celestial
compró para mí al precio del Nuevo Pacto en la Sangre de Su Hijo Jesús. ¡Soy
dichoso(a)! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el
Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención
y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo
de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a).
Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la
cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada
hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2011
Lectura y Meditación
de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la
Biblia.
Enero 20 Luc 15 / Gen 27.1-45
/ Sal 20
RV60
Lectura y Meditación
de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la
Biblia.
Enero 20 Luc 15 / Gen 27.1-45
/ Sal 20
San Lucas 15
Parábola de la oveja perdida
(Mt. 18.10–14)
15
1Se
acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírle, 2y
los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este a los pecadores recibe,
y con ellos come.a
3Entonces él les refirió esta
parábola, diciendo: 4¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas,
si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras
la que se perdió, hasta encontrarla? 5Y cuando la encuentra, la pone
sobre sus hombros gozoso; 6y al llegar a casa, reúne a sus amigos y
vecinos, diciéndoles: Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se
había perdido. 7Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un
pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de
arrepentimiento.
Parábola
de la moneda perdida
8¿O qué
mujer que tiene diez dracmas, si pierde una dracma, no enciende la lámpara, y
barre la casa, y busca con diligencia hasta encontrarla? 9Y cuando
la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, diciendo: Gozaos conmigo, porque he
encontrado la dracma que había perdido. 10Así os digo que hay gozo
delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.
Parábola del hijo pródigo
a a 15.1–2:
Lc. 5.29–30.
11También
dijo: Un hombre tenía dos hijos; 12y el menor de ellos dijo a su
padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió
los bienes. 13No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor,
se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo
perdidamente. 14Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran
hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle. 15Y fue y se
arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su
hacienda para que
apacentase cerdos. 16Y deseaba llenar su vientre de las
algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba. 17Y volviendo
en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan,
y yo aquí perezco de hambre! 18Me levantaré e iré a mi padre, y le
diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. 19Ya no soy
digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. 20Y
levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y
fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. 21Y
el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy
digno de ser llamado tu hijo. 22Pero el padre dijo a sus siervos:
Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en
sus pies. 23Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos
fiesta; 24porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había
perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.
25Y su hijo mayor estaba en el
campo; y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas; 26y
llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. 27Él le
dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo,
por haberle recibido bueno y sano. 28Entonces se enojó, y no quería
entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase. 29Mas él,
respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote
desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis
amigos. 30Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes
con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo. 31Él entonces
le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas. 32Mas
era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y
ha revivido; se había perdido, y es hallado.1
Génesis 27.1-45
Jacob obtiene la bendición de Isaac
27
1Aconteció
que cuando Isaac envejeció, y sus ojos se oscurecieron quedando sin vista,
llamó a Esaú su hijo mayor, y le dijo: Hijo mío. Y él respondió: Heme aquí. 2Y
él dijo: He aquí ya soy viejo, no sé el día de mi muerte. 3Toma,
pues, ahora tus armas, tu aljaba y tu arco, y sal al campo y tráeme caza; 4y
hazme un guisado como a mí me gusta, y tráemelo, y comeré, para que yo te
bendiga antes que muera. 5Y Rebeca estaba oyendo, cuando hablaba
Isaac a Esaú su hijo; y se fue Esaú al campo para buscar la caza que había de
traer.
6Entonces Rebeca habló a Jacob su
hijo, diciendo: He aquí yo he oído a tu padre que hablaba con Esaú tu hermano,
diciendo: 7Tráeme caza y hazme un guisado, para que coma, y te
bendiga en presencia de Jehová antes que yo muera. 8Ahora, pues,
hijo mío, obedece a mi voz en lo que te mando. 9Ve ahora al ganado,
y tráeme de allí dos buenos cabritos de las
1 Reina
Valera Revisada (1960)--------------------------------------------------------------- 15.32
cabras, y haré de ellos viandas para tu padre, como a él le gusta; 10y
tú las llevarás a tu padre, y comerá, para que él te bendiga antes de su
muerte. 11Y Jacob dijo a Rebeca su madre: He aquí, Esaú mi hermano
es hombre velloso, y yo lampiño. 12Quizá me palpará mi padre, y me
tendrá por burlador, y traeré sobre mí maldición y no bendición. 13Y
su madre respondió: Hijo mío, sea sobre mí tu maldición; solamente obedece a mi
voz y ve y tráemelos. 14Entonces él fue y los tomó, y los trajo a su
madre; y su madre hizo guisados, como a su padre le gustaba. 15Y
tomó Rebeca los vestidos de Esaú su hijo mayor, los preciosos, que ella tenía
en casa, y vistió a Jacob su hijo menor; 16y cubrió sus manos y la
parte de su cuello donde no tenía vello, con las pieles de los cabritos; 17y
entregó los guisados y el pan que había preparado, en manos de Jacob su hijo.
18Entonces éste fue a su padre y
dijo: Padre mío. E Isaac respondió: Heme aquí; ¿quién eres, hijo mío? 19Y
Jacob dijo a su padre: Yo soy Esaú tu primogénito; he hecho como me dijiste:
levántate ahora, y siéntate, y come de mi caza, para que me bendigas. 20Entonces
Isaac dijo a su hijo: ¿Cómo es que la hallaste tan pronto, hijo mío? Y él
respondió: Porque Jehová tu Dios hizo que la encontrase delante de mí. 21E
Isaac dijo a Jacob: Acércate ahora, y te palparé, hijo mío, por si eres mi hijo
Esaú o no. 22Y se acercó Jacob a su padre Isaac, quien le palpó, y
dijo: La voz es la voz de Jacob, pero las manos, las manos de Esaú. 23Y
no le conoció, porque sus manos eran vellosas como las manos de Esaú; y le
bendijo. 24Y dijo:
¿Eres tú mi hijo Esaú? Y Jacob respondió: Yo soy. 25Dijo
también: Acércamela, y comeré de la caza de mi hijo, para que yo te bendiga; y
Jacob se la acercó, e Isaac comió; le trajo también vino, y bebió. 26Y
le dijo Isaac su padre: Acércate ahora, y bésame, hijo mío. 27Y
Jacob se acercó, y le besó; y olió Isaac el olor de sus vestidos, y le bendijo,
diciendo:
Mira, el olor de
mi hijo,
Como el olor del campo que Jehová ha bendecido;
28 Dios, pues, te dé del rocío del cielo,
Y de las grosuras de la tierra,
Y abundancia de trigo y de mosto.
29 Sírvante pueblos,
Y naciones se
inclinen a ti; Sé señor de tus hermanos,
Y se inclinen ante
ti los hijos de tu madre. Malditos los que te maldijeren,
Y benditos los que te bendijeren.a,b
30Y aconteció, luego que Isaac acabó
de bendecir a Jacob, y apenas había salido Jacob de delante de Isaac su padre,
que Esaú su hermano volvió de cazar. 31E hizo él también guisados, y
trajo a su padre, y le dijo: Levántese mi padre, y coma de la caza de su hijo,
para que me bendiga. 32Entonces Isaac su padre le dijo: ¿Quién eres
tú? Y él le dijo: Yo soy tu hijo, tu primogénito, Esaú. 33Y se
estremeció Isaac grandemente, y dijo: ¿Quién es el que vino aquí, que trajo
caza, y me dio, y comí de todo antes que tú vinieses? Yo le bendije, y será
bendito. 34Cuando Esaú oyó las palabras de su padre, clamó con una
muy grande y muy amarga exclamación, y le dijo: Bendíceme también a mí, padre
mío. 35Y él dijo: Vino tu hermano con engaño, y tomó tu bendición. 36Y
Esaú respondió: Bien llamaron su nombre
a a 27.29:
Gn. 12.3.
b b 27.27–29:
He. 11.20.
Jacob, pues ya me ha suplantado dos veces: se apoderó de mi
primogenitura,c y he aquí
ahora ha tomado mi bendición. Y dijo: ¿No has guardado bendición para mí? 37Isaac
respondió y dijo a Esaú: He aquí yo le he puesto por señor tuyo, y le he dado
por siervos a todos sus hermanos; de trigo y de vino le he provisto; ¿qué,
pues, te haré a ti ahora, hijo mío? 38Y Esaú respondió a su padre:
¿No tienes más que una sola bendición, padre mío? Bendíceme también a mí, padre
mío. Y alzó Esaú su voz, y lloró.d
39Entonces Isaac su padre habló y le dijo: He aquí, será tu habitación en
grosuras de la tierra, Y del rocío de los cielos de arriba;
40 Y por tu espada vivirás, y a tu hermano servirás; Y sucederá cuando te fortalezcas,
Que descargarás su yugo de tu cerviz.e,f
Jacob
huye de Esaú
41Y
aborreció Esaú a Jacob por la bendición con que su padre le había bendecido, y
dijo en su corazón: Llegarán los días del luto de mi padre, y yo mataré a mi
hermano Jacob. 42Y fueron dichas a Rebeca las palabras de Esaú su
hijo mayor; y ella envió y llamó a Jacob su hijo menor, y le dijo: He aquí,
Esaú tu hermano se consuela acerca de ti con la idea de matarte. 43Ahora
pues, hijo mío, obedece a mi voz; levántate y huye a casa de Labán mi hermano
en Harán, 44y mora con él algunos días, hasta que el enojo de tu
hermano se mitigue; 45hasta que se aplaque la ira de tu hermano
contra ti, y olvide lo que le has hecho; yo enviaré entonces, y te traeré de
allá. ¿Por qué seré privada de vosotros ambos en un día?2
Salmo 20
Oración
pidiendo la victoria
Al
músico principal. Salmo de David.
1 Jehová te oiga en el día de conflicto;
El nombre del Dios de Jacob te defienda.
2 Te envíe ayuda desde el santuario, Y
desde Sion te sostenga.
3 Haga memoria de todas tus ofrendas,
Y acepte tu holocausto.
Selah
4 Te dé conforme al
deseo de tu corazón,
c c 27.36: Gn.
25.29–34.
d d 27.38: He. 12.17.
e e 27.40: 2 R. 8.20; 2 Cr. 21.8.
f f 27.39–40:
He. 11.20.
2 Reina
Valera Revisada (1960).
Miami : S-------------------------------------------------- 27.45
Y cumpla todo tu consejo.
5 Nosotros nos alegraremos
en tu salvación,
Y alzaremos pendón en el nombre de nuestro Dios; Conceda Jehová todas
tus peticiones.
6 Ahora conozco que Jehová salva a su ungido; Lo oirá desde sus santos cielos
Con la potencia salvadora de su diestra.
7 Estos confían en
carros, y aquéllos en caballos;
Mas nosotros del nombre de Jehová nuestro Dios tendremos
memoria.
8 Ellos flaquean y caen,
Mas nosotros nos
levantamos, y estamos en pie.
9 Salva, Jehová;
Que el Rey nos
oiga en el día que lo invoquemos.3
3 Reina
Valera Revisada (1960)----------------------------------------------------------------- 20.9
Lectura y Meditación
de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la
Biblia.
Enero 20 Luc 15 / Gen 27.1-45
/ Sal 20
San Lucas 15
Parábola de la oveja perdida
(Mt. 18.10–14)
15
1Se
acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírle, 2y
los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este a los pecadores recibe,
y con ellos come.a
3Entonces él les refirió esta
parábola, diciendo: 4¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas,
si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras
la que se perdió, hasta encontrarla? 5Y cuando la encuentra, la pone
sobre sus hombros gozoso; 6y al llegar a casa, reúne a sus amigos y
vecinos, diciéndoles: Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se
había perdido. 7Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un
pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de
arrepentimiento.
Parábola
de la moneda perdida
8¿O qué
mujer que tiene diez dracmas, si pierde una dracma, no enciende la lámpara, y
barre la casa, y busca con diligencia hasta encontrarla? 9Y cuando
la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, diciendo: Gozaos conmigo, porque he
encontrado la dracma que había perdido. 10Así os digo que hay gozo
delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.
Parábola del hijo pródigo
a a 15.1–2:
Lc. 5.29–30.
11También
dijo: Un hombre tenía dos hijos; 12y el menor de ellos dijo a su
padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió
los bienes. 13No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor,
se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo
perdidamente. 14Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran
hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle. 15Y fue y se
arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su
hacienda para que
apacentase cerdos. 16Y deseaba llenar su vientre de las
algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba. 17Y volviendo
en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan,
y yo aquí perezco de hambre! 18Me levantaré e iré a mi padre, y le
diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. 19Ya no soy
digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. 20Y
levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y
fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. 21Y
el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy
digno de ser llamado tu hijo. 22Pero el padre dijo a sus siervos:
Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en
sus pies. 23Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos
fiesta; 24porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había
perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.
25Y su hijo mayor estaba en el
campo; y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas; 26y
llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. 27Él le
dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo,
por haberle recibido bueno y sano. 28Entonces se enojó, y no quería
entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase. 29Mas él,
respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote
desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis
amigos. 30Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes
con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo. 31Él entonces
le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas. 32Mas
era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y
ha revivido; se había perdido, y es hallado.1
Génesis 27.1-45
Jacob obtiene la bendición de Isaac
27
1Aconteció
que cuando Isaac envejeció, y sus ojos se oscurecieron quedando sin vista,
llamó a Esaú su hijo mayor, y le dijo: Hijo mío. Y él respondió: Heme aquí. 2Y
él dijo: He aquí ya soy viejo, no sé el día de mi muerte. 3Toma,
pues, ahora tus armas, tu aljaba y tu arco, y sal al campo y tráeme caza; 4y
hazme un guisado como a mí me gusta, y tráemelo, y comeré, para que yo te
bendiga antes que muera. 5Y Rebeca estaba oyendo, cuando hablaba
Isaac a Esaú su hijo; y se fue Esaú al campo para buscar la caza que había de
traer.
6Entonces Rebeca habló a Jacob su
hijo, diciendo: He aquí yo he oído a tu padre que hablaba con Esaú tu hermano,
diciendo: 7Tráeme caza y hazme un guisado, para que coma, y te
bendiga en presencia de Jehová antes que yo muera. 8Ahora, pues,
hijo mío, obedece a mi voz en lo que te mando. 9Ve ahora al ganado,
y tráeme de allí dos buenos cabritos de las
1 Reina
Valera Revisada (1960)--------------------------------------------------------------- 15.32
cabras, y haré de ellos viandas para tu padre, como a él le gusta; 10y
tú las llevarás a tu padre, y comerá, para que él te bendiga antes de su
muerte. 11Y Jacob dijo a Rebeca su madre: He aquí, Esaú mi hermano
es hombre velloso, y yo lampiño. 12Quizá me palpará mi padre, y me
tendrá por burlador, y traeré sobre mí maldición y no bendición. 13Y
su madre respondió: Hijo mío, sea sobre mí tu maldición; solamente obedece a mi
voz y ve y tráemelos. 14Entonces él fue y los tomó, y los trajo a su
madre; y su madre hizo guisados, como a su padre le gustaba. 15Y
tomó Rebeca los vestidos de Esaú su hijo mayor, los preciosos, que ella tenía
en casa, y vistió a Jacob su hijo menor; 16y cubrió sus manos y la
parte de su cuello donde no tenía vello, con las pieles de los cabritos; 17y
entregó los guisados y el pan que había preparado, en manos de Jacob su hijo.
18Entonces éste fue a su padre y
dijo: Padre mío. E Isaac respondió: Heme aquí; ¿quién eres, hijo mío? 19Y
Jacob dijo a su padre: Yo soy Esaú tu primogénito; he hecho como me dijiste:
levántate ahora, y siéntate, y come de mi caza, para que me bendigas. 20Entonces
Isaac dijo a su hijo: ¿Cómo es que la hallaste tan pronto, hijo mío? Y él
respondió: Porque Jehová tu Dios hizo que la encontrase delante de mí. 21E
Isaac dijo a Jacob: Acércate ahora, y te palparé, hijo mío, por si eres mi hijo
Esaú o no. 22Y se acercó Jacob a su padre Isaac, quien le palpó, y
dijo: La voz es la voz de Jacob, pero las manos, las manos de Esaú. 23Y
no le conoció, porque sus manos eran vellosas como las manos de Esaú; y le
bendijo. 24Y dijo:
¿Eres tú mi hijo Esaú? Y Jacob respondió: Yo soy. 25Dijo
también: Acércamela, y comeré de la caza de mi hijo, para que yo te bendiga; y
Jacob se la acercó, e Isaac comió; le trajo también vino, y bebió. 26Y
le dijo Isaac su padre: Acércate ahora, y bésame, hijo mío. 27Y
Jacob se acercó, y le besó; y olió Isaac el olor de sus vestidos, y le bendijo,
diciendo:
Mira, el olor de
mi hijo,
Como el olor del campo que Jehová ha bendecido;
28 Dios, pues, te dé del rocío del cielo,
Y de las grosuras de la tierra,
Y abundancia de trigo y de mosto.
29 Sírvante pueblos,
Y naciones se
inclinen a ti; Sé señor de tus hermanos,
Y se inclinen ante
ti los hijos de tu madre. Malditos los que te maldijeren,
Y benditos los que te bendijeren.a,b
30Y aconteció, luego que Isaac acabó
de bendecir a Jacob, y apenas había salido Jacob de delante de Isaac su padre,
que Esaú su hermano volvió de cazar. 31E hizo él también guisados, y
trajo a su padre, y le dijo: Levántese mi padre, y coma de la caza de su hijo,
para que me bendiga. 32Entonces Isaac su padre le dijo: ¿Quién eres
tú? Y él le dijo: Yo soy tu hijo, tu primogénito, Esaú. 33Y se
estremeció Isaac grandemente, y dijo: ¿Quién es el que vino aquí, que trajo
caza, y me dio, y comí de todo antes que tú vinieses? Yo le bendije, y será
bendito. 34Cuando Esaú oyó las palabras de su padre, clamó con una
muy grande y muy amarga exclamación, y le dijo: Bendíceme también a mí, padre
mío. 35Y él dijo: Vino tu hermano con engaño, y tomó tu bendición. 36Y
Esaú respondió: Bien llamaron su nombre
a a 27.29:
Gn. 12.3.
b b 27.27–29:
He. 11.20.
Jacob, pues ya me ha suplantado dos veces: se apoderó de mi
primogenitura,c y he aquí
ahora ha tomado mi bendición. Y dijo: ¿No has guardado bendición para mí? 37Isaac
respondió y dijo a Esaú: He aquí yo le he puesto por señor tuyo, y le he dado
por siervos a todos sus hermanos; de trigo y de vino le he provisto; ¿qué,
pues, te haré a ti ahora, hijo mío? 38Y Esaú respondió a su padre:
¿No tienes más que una sola bendición, padre mío? Bendíceme también a mí, padre
mío. Y alzó Esaú su voz, y lloró.d
39Entonces Isaac su padre habló y le dijo: He aquí, será tu habitación en
grosuras de la tierra, Y del rocío de los cielos de arriba;
40 Y por tu espada vivirás, y a tu hermano servirás; Y sucederá cuando te fortalezcas,
Que descargarás su yugo de tu cerviz.e,f
Jacob
huye de Esaú
41Y
aborreció Esaú a Jacob por la bendición con que su padre le había bendecido, y
dijo en su corazón: Llegarán los días del luto de mi padre, y yo mataré a mi
hermano Jacob. 42Y fueron dichas a Rebeca las palabras de Esaú su
hijo mayor; y ella envió y llamó a Jacob su hijo menor, y le dijo: He aquí,
Esaú tu hermano se consuela acerca de ti con la idea de matarte. 43Ahora
pues, hijo mío, obedece a mi voz; levántate y huye a casa de Labán mi hermano
en Harán, 44y mora con él algunos días, hasta que el enojo de tu
hermano se mitigue; 45hasta que se aplaque la ira de tu hermano
contra ti, y olvide lo que le has hecho; yo enviaré entonces, y te traeré de
allá. ¿Por qué seré privada de vosotros ambos en un día?2
Salmo 20
Oración
pidiendo la victoria
Al
músico principal. Salmo de David.
1 Jehová te oiga en el día de conflicto;
El nombre del Dios de Jacob te defienda.
2 Te envíe ayuda desde el santuario, Y
desde Sion te sostenga.
3 Haga memoria de todas tus ofrendas,
Y acepte tu holocausto.
Selah
4 Te dé conforme al
deseo de tu corazón,
c c 27.36: Gn.
25.29–34.
d d 27.38: He. 12.17.
e e 27.40: 2 R. 8.20; 2 Cr. 21.8.
f f 27.39–40:
He. 11.20.
2 Reina
Valera Revisada (1960).
Miami : S-------------------------------------------------- 27.45
Y cumpla todo tu consejo.
5 Nosotros nos alegraremos
en tu salvación,
Y alzaremos pendón en el nombre de nuestro Dios; Conceda Jehová todas
tus peticiones.
6 Ahora conozco que Jehová salva a su ungido; Lo oirá desde sus santos cielos
Con la potencia salvadora de su diestra.
7 Estos confían en
carros, y aquéllos en caballos;
Mas nosotros del nombre de Jehová nuestro Dios tendremos
memoria.
8 Ellos flaquean y caen,
Mas nosotros nos
levantamos, y estamos en pie.
9 Salva, Jehová;
Que el Rey nos
oiga en el día que lo invoquemos.3
3 Reina
Valera Revisada (1960)----------------------------------------------------------------- 20.9
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