¡Como un(a) Hijo(a) del reino de Dios!
Por Riqui Ricón*
Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que
muchos procurarán entrar, y no podrán. Después que el padre de familia se haya
levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta,
diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois.
Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en
nuestras plazas enseñaste. Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois;
apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad. Allí será el llanto y el
crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los
profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos. Porque vendrán del
oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el
reino de Dios (Luc 13.24-29).
En contraste con el reino carnal de este mundo, El reino de Dios es el
reino del Espíritu Santo. Es la dimensión donde nosotros, los Hijos de Dios
nacidos de Nuevo a imagen y semejanza de nuestro Salvador Jesucristo, podemos y
debemos realizar la Vida Eterna, la Vida Plena y Abundante que por Jesús nos ha
sido concedida.
Muchos creyentes fallan al confundir el reino de Dios con
el cielo y al creer que serán
merecedores de entrar al reino si realizan suficientes obras de justicia.
Fallan porque olvidan que la Biblia, la Palabra de Dios, que no miente, nos
enseña claramente que,
por gracia sois salvos por medio de la
fe; y esto no de
vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.
Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las
cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas (Efe
2.8-10).
Sobre todo, el reino de Dios es el tiempo presente, es este momento que
estás viviendo, aquí y ahora. Como escribiera ese erudito cristiano C. S.
Lewis, autor de Las Crónicas de Narnia, "Los humanos viven en el tiempo,
pero Dios les destina a la Eternidad. Él quiere, por tanto, creo yo, que
atiendan principalmente a dos cosas: a la eternidad misma y a ese punto del
tiempo que llaman el presente. Porque el presente es el punto en el que el
tiempo coincide con la eternidad. Del momento presente, y sólo de él, los
humanos tienen una experiencia análoga a la que Dios tiene de la realidad como
un todo; sólo en el presente la libertad y la realidad les son ofrecidas” (C. S. Lewis,
Cartas a un diablo novato, 1941).
Preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el reino
de Dios, les respondió y dijo: El reino de Dios
no vendrá con advertencia, ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está
entre vosotros (Luc 17.20-21).
Jesús les advertía a los judíos que podrían quedar excluidos del reino
mientras que muchos otros que no son judíos serán aceptados y tendrán un lugar
dentro del reino de Dios. La
buena noticia, y la única noticia, porque de esto se trata el
Evangelio, es que tú, un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, eres ya un(a)
Hijo(a) y Ciudadano(a) de dicho Reino.
Así que, si como
dice la Escritura tú eres hechura suya,
creado(a) en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de
antemano para que anduvieses en ellas (Efe 2.10), entonces lo único que
tienes que hacer, el único trabajo que debes desarrollar es creer. Creerle a
Dios, creerle a la Biblia y entonces comenzar a caminar en esas buenas obras
manifestando tu Nueva Naturaleza como un(a) Hijo(a) semejante al Padre.
Por más inverosímil o asombroso que parezca, esta es la puerta estrecha
que te permite la entrada al Reino de Dios: la fe. Así es, parece ser que PONER TODA TU CONFIANZA, SEGURIDAD Y
ESPERANZA en las palabras de ese libro llamado La Biblia, del cual aseguras
ser la Palabra de Dios, es más difícil de lo que parece. Es más fácil y
espacioso creer y atender las voces de este mundo con sus médicos, analistas,
abogados, periodistas, consejeros y excelentes profesionistas.
En cuanto a mí, veré tu rostro en
justicia; Estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza (Sal 17.15).
Así es mi amado(a), tú estarás satisfecho(a) cuando te des cuenta que,
de acuerdo a la voluntad de Dios, por Su Amor y el sacrificio de Jesús en la
cruz, en Verdad tú eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y puedes, y
debes, vivir una vida plena y abundante, pues ahora tú eres conforme a Su
semejanza.
De cierto, de cierto os digo: El que en
mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque
yo voy al Padre (Jn 14.12).
Por eso puedes hacer las mismas obras que Jesús hizo y aún mayores pues
tu eres como Jesús y Él está con el Padre, que es tu Padre. Por eso la Biblia
declara que por Amor ahora tú eres en este mundo como Él es.
En esto se ha perfeccionado el amor en
nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es,
así somos nosotros en este mundo (1 Jn 4.17).
Este día necesitas darte cuenta que no es lo difícil, ni lo concluyente
de tu situación, enfermedad o problema lo que determina cómo vas a concluir y
salir de todo eso, sino lo que Dios dice en Su Palabra acerca de ti y de las
capacidades que ahora tienes como Hijo(a) del Reino.
¡No hay forma que puedas perder en esta vida! Oremos en voz
audible:
Amado padre celestial, quiero agradecerte por Tu gran Amor con que me
has amado, pues no solo me justificaste y perdonaste al pagar todos mis pecados
con la Vida y la Sangre de Tu Hijo Jesús, sino que, además, me has adoptado
como Hijo(a) Tuyo(a), según el puro afecto de Tu Voluntad, para darme Vida
Eterna haciéndome un(a) Hijo(a) del Reino. Muchas gracias, Señor Jesús, pues
ahora sé que, en todas las cosas, en cualquier problema,
angustia o enfermedad, yo, (tu
nombre aquí), soy más que vencedor(a) por medio de Tu Amor. ¡Soy heredero(a) de
Dios y coheredero(a) juntamente con Cristo Jesús! He decidido, con Tu ayuda,
Espíritu Santo, tomar mi identidad como Hijo(a) del Rey para poder asumir mi
posición dentro del Reino. Por lo tanto, resisto al espíritu de temor y de
duda. Me declaro sano(a) de cualquier enfermedad o dolencia y confío plenamente
que Tú, mi Dios, suplirás todo lo que me falta conforme a Tus riquezas en gloria.
Así que, ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! Ahora sé
que, en verdad, las cosas que mi Rey y Salvador hizo, las mismas yo puedo hacer
y aún mayores, porque Tú, Jesús estás con Tu Padre, quién es también mi Padre.
En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2011
Lectura y Meditación
de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la
Biblia.
Enero 17 Luc 13.18-35 / Gen
24 / Sal 17
RV60
Lectura y Meditación
de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la
Biblia.
Enero 17 Luc 13.18-35 / Gen
24 / Sal 17
San Lucas 13.18-35
Parábola de la semilla de mostaza
(Mt. 13.31–32;
Mr. 4.30–32)
18Y
dijo: ¿A qué es semejante el reino de Dios, y con qué lo compararé? 19Es
semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su huerto; y
creció, y se hizo árbol grande, y las aves del cielo anidaron en sus ramas.
Parábola de la levadura
(Mt. 13.33)
20Y
volvió a decir: ¿A qué compararé el reino de Dios? 21Es semejante a
la levadura, que una mujer tomó y escondió en tres medidas de harina, hasta que
todo hubo fermentado.
La puerta
estrecha
(Mt. 7.13–14, 21–23)
22Pasaba Jesús por ciudades
y aldeas, enseñando, y encaminándose a Jerusalén. 23Y
alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo: 24Esforzaos
a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y
no podrán. 25Después que el padre de familia se haya levantado y
cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo:
Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois. 26Entonces
comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas
enseñaste. 27Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos
de mí todos vosotros, hacedores de maldad.b 28Allí será el llanto y el crujir de dientes,c cuando veáis a
b b 13.27: Sal. 6.8.
Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y
vosotros estéis excluidos. 29Porque vendrán del oriente y del
occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.d 30Y he aquí, hay
postreros que serán primeros, y primeros que serán postreros.e
Lamento de Jesús sobre Jerusalén
(Mt. 23.37–39)
31Aquel
mismo día llegaron unos fariseos, diciéndole: Sal, y vete de aquí, porque
Herodes te quiere matar. 32Y les dijo: Id, y decid a aquella zorra:
He aquí, echo fuera demonios y hago curaciones hoy y mañana, y al tercer día
termino mi obra. 33Sin embargo, es necesario que hoy y mañana y
pasado mañana siga mi camino; porque no es posible que un profeta muera fuera
de Jerusalén. 34¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y
apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos,
como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste! 35He
aquí, vuestra casa os es dejada desierta; y os digo que no me veréis, hasta que
llegue el tiempo en que digáis: Bendito el que viene en nombre del Señor.f1
Génesis 24
Abraham busca
esposa para Isaac
24
1Era
Abraham ya viejo, y bien avanzado en años; y Jehová había bendecido a Abraham
en todo. 2Y dijo Abraham a un criado suyo, el más viejo de su casa,
que era el que gobernaba en todo lo que tenía: Pon ahora tu mano debajo de mi
muslo, 3y te juramentaré por Jehová, Dios de los cielos y Dios de la
tierra, que no tomarás para mi hijo mujer de las hijas de los cananeos, entre
los cuales yo habito; 4sino que irás a mi tierra y a mi parentela, y
tomarás mujer para mi hijo Isaac. 5El criado le respondió: Quizá la mujer
no querrá venir en pos de mí a esta tierra. ¿Volveré, pues, tu hijo a la tierra
de donde saliste? 6Y Abraham le
dijo: Guárdate que no vuelvas a mi hijo allá. 7Jehová, Dios de los
cielos, que me tomó de la casa de mi padre y de la tierra de mi parentela, y me
habló y me juró, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra; él enviará su
ángel delante de ti, y tú traerás de allá mujer para mi hijo. 8Y si
la mujer no quisiere venir en pos de ti, serás libre de este mi juramento;
solamente que no vuelvas allá a mi hijo. 9Entonces el criado puso su
mano debajo del muslo de Abraham su
señor, y le juró sobre este negocio.
c c 13.28: Mt. 22.13; 25.30.
d d 13.28–29: Mt.
8.11–12.
e e 13.30: Mt. 19.30; 20.16; Mr. 10.31.
f f 13.35: Sal. 118.26.
1 Reina
Valera Revisada (1960).
Miami : Sociedades------------------------------------------ 35
10Y el
criado tomó diez camellos de los camellos de su señor, y se fue, tomando toda
clase de regalos escogidos de su señor; y puesto en camino, llegó a
Mesopotamia, a la ciudad de Nacor. 11E hizo arrodillar los camellos
fuera de la ciudad, junto a un pozo de agua, a la hora de la tarde, la hora en
que salen las doncellas por agua. 12Y dijo: Oh Jehová, Dios de mi
señor Abraham, dame, te ruego, el tener hoy buen encuentro, y haz misericordia
con mi señor Abraham. 13He aquí yo estoy junto a la fuente de agua,
y las hijas de los varones de esta ciudad salen por agua. 14Sea,
pues, que la doncella a quien yo dijere: Baja
tu cántaro, te ruego, para que yo beba, y ella respondiere: Bebe, y
también daré de beber a tus camellos; que sea ésta la que tú has destinado para
tu siervo Isaac; y en esto conoceré que habrás hecho misericordia con mi señor.
15Y aconteció que antes que él
acabase de hablar, he aquí Rebeca, que había nacido a Betuel, hijo de Milca
mujer de Nacor hermano de Abraham, la cual salía con su cántaro sobre su
hombro. 16Y la doncella era de aspecto muy hermoso, virgen, a la que
varón no había conocido; la cual descendió a la fuente, y llenó su cántaro, y
se volvía. 17Entonces el criado corrió hacia ella, y dijo: Te ruego
que me des a beber un poco de agua de tu
cántaro. 18Ella respondió: Bebe, señor mío; y se dio prisa a
bajar su cántaro sobre su mano, y le dio a beber. 19Y cuando acabó
de darle de beber, dijo: También para tus camellos
sacaré agua, hasta que acaben de beber. 20Y se dio prisa, y
vació su cántaro en la pila, y corrió otra vez al pozo para sacar agua, y sacó
para todos sus camellos. 21Y el hombre estaba maravillado de ella,
callando, para saber si Jehová había prosperado su viaje, o no. 22Y cuando los camellos
acabaron de beber, le dio el hombre un pendiente de oro que pesaba medio siclo,
y dos brazaletes que pesaban diez, 23y dijo: ¿De quién eres hija? Te
ruego que me digas: ¿hay en casa de tu padre lugar donde posemos? 24Y
ella respondió: Soy hija de Betuel
hijo de Milca, el cual ella dio a luz a Nacor. 25Y añadió: También
hay en nuestra casa paja y mucho forraje, y lugar para posar. 26El
hombre entonces se inclinó, y adoró a Jehová, 27y dijo: Bendito sea
Jehová, Dios de mi amo Abraham, que no apartó de mi amo su misericordia y su
verdad, guiándome Jehová en el camino a casa de los hermanos de mi amo. 28Y
la doncella corrió, e hizo saber en casa de su madre estas cosas.
29Y Rebeca tenía un hermano que se
llamaba Labán, el cual corrió afuera hacia el hombre, a la fuente. 30Y
cuando vio el pendiente y los brazaletes en las manos de su hermana, que decía:
Así me habló aquel hombre, vino a él; y he aquí que estaba con los camellos
junto a la fuente. 31Y le dijo: Ven, bendito de Jehová; ¿por qué
estás fuera? He preparado la casa, y el lugar para los camellos.
32Entonces el hombre vino a casa, y
Labán desató los camellos; y les dio paja y forraje, y agua para lavar los pies
de él, y los pies de los hombres que con él venían. 33Y le pusieron
delante qué comer; mas él dijo: No comeré hasta que haya dicho mi mensaje. Y él
le dijo: Habla. 34Entonces dijo: Yo soy criado de Abraham. 35Y
Jehová ha bendecido mucho a mi amo, y él se ha engrandecido; y le ha dado
ovejas y vacas, plata y oro, siervos y siervas, camellos y asnos. 36Y
Sara, mujer de mi amo, dio a luz en su vejez un hijo a mi señor, quien le ha
dado a él todo cuanto tiene. 37Y mi amo me hizo jurar, diciendo: No
tomarás para mi hijo mujer de las hijas de los cananeos, en cuya tierra habito;
38sino que irás a la casa de mi padre y a mi parentela, y tomarás
mujer para mi hijo. 39Y yo dije: Quizá la mujer no querrá seguirme. 40Entonces
él me respondió: Jehová, en cuya presencia he andado, enviará su ángel contigo,
y prosperará tu camino; y tomarás para mi hijo mujer de mi familia y de la
casa de
mi padre. 41Entonces serás
libre de mi
juramento, cuando hayas
llegado a mi
familia; y si no te la dieren, serás libre de mi juramento. 42Llegué,
pues, hoy a la fuente, y dije: Jehová,
Dios de
mi señor Abraham, si
tú prosperas ahora mi
camino por el cual
ando, 43he aquí yo estoy junto a la fuente de agua; sea,
pues, que la doncella que saliere por agua, a la cual dijere: Dame de beber, te
ruego, un poco de agua de tu cántaro, 44y ella me respondiere: Bebe
tú, y también para tus camellos sacaré agua; sea ésta la mujer que destinó
Jehová para el hijo de mi señor. 45Antes que acabase de hablar en mi
corazón, he aquí Rebeca, que salía con su cántaro sobre su hombro; y descendió
a la fuente, y sacó agua; y le dije: Te ruego que me des de beber. 46Y
bajó prontamente su cántaro de encima de sí, y dijo: Bebe, y también a tus
camellos daré de beber. Y bebí, y dio también de beber a mis camellos. 47Entonces
le pregunté, y dije: ¿De quién eres hija? Y ella respondió: Hija de Betuel hijo
de Nacor, que le dio a luz Milca. Entonces le puse un pendiente en su nariz, y
brazaletes en sus brazos; 48y me incliné y adoré a Jehová, y bendije
a Jehová Dios de mi señor Abraham, que me había guiado por camino de verdad
para tomar la hija del hermano de mi señor para su hijo. 49Ahora,
pues, si vosotros hacéis misericordia y verdad con mi señor, declarádmelo; y si
no, declarádmelo; y me iré a la diestra o a la
siniestra. 50Entonces Labán y Betuel respondieron y dijeron:
De Jehová ha salido esto; no podemos hablarte malo ni bueno. 51He
ahí Rebeca delante de ti; tómala y vete, y sea mujer del hijo de tu señor, como
lo ha dicho Jehová. 52Cuando el criado de Abraham oyó sus palabras,
se inclinó en tierra ante Jehová. 53Y sacó el criado alhajas de
plata y alhajas de oro, y vestidos, y dio a Rebeca; también dio cosas preciosas
a su hermano y a su madre. 54Y comieron y bebieron él y los varones
que venían con él, y durmieron; y levantándose de mañana, dijo: Enviadme a mi
señor. 55Entonces respondieron su hermano y su madre: Espere la
doncella con nosotros a lo menos diez días, y después irá. 56Y él
les dijo: No me detengáis, ya que Jehová ha prosperado mi camino; despachadme
para que me vaya a mi señor. 57Ellos respondieron entonces: Llamemos
a la doncella y preguntémosle. 58Y llamaron a Rebeca, y le dijeron:
¿Irás tú con este varón? Y ella respondió: Sí, iré. 59Entonces
dejaron ir a Rebeca su hermana, y a su nodriza, y al criado de Abraham y a sus
hombres. 60Y bendijeron a Rebeca, y le dijeron: Hermana nuestra, sé
madre de millares de millares, y posean tus descendientes la puerta de sus
enemigos. 61Entonces se levantó Rebeca y sus doncellas, y montaron
en los camellos, y siguieron al hombre; y el criado tomó a Rebeca, y se fue.
62Y venía Isaac del pozo del Viviente-que-me-ve; porque él habitaba en el
Neguev. 63Y
había salido Isaac a meditar al campo, a la hora de la tarde; y alzando
sus ojos miró, y he aquí los camellos que venían. 64Rebeca también
alzó sus ojos, y vio a Isaac, y descendió del camello; 65porque
había preguntado al criado: ¿Quién es este varón que viene por el campo hacia
nosotros? Y el criado había respondido: Este es mi señor. Ella entonces tomó el
velo, y se cubrió. 66Entonces el criado contó a Isaac todo lo que
había hecho. 67Y la trajo Isaac a la tienda de su madre Sara, y tomó
a Rebeca por mujer, y la amó; y se consoló Isaac después de la muerte de su madre.2
Salmo 17
Plegaria pidiendo protección contra
los opresores
Oración
de David.
1 Oye, oh Jehová, una causa justa; está
atento a mi clamor. Escucha mi oración hecha de labios sin engaño.
2 Reina
Valera Revisada (1960)------------------------------------------------------------------- 24.67
2 De tu presencia proceda mi vindicación; Vean tus ojos la rectitud.
3 Tú has probado mi corazón, me has
visitado de noche; Me has puesto a
prueba, y nada inicuo hallaste;
He resuelto que mi boca no haga transgresión.
4 En cuanto a las obras humanas, por la palabra de tus labios Yo me he
guardado de las sendas de los violentos.
5 Sustenta mis pasos en tus caminos, Para
que mis pies no resbalen.
6 Yo te he invocado, por cuanto tú me
oirás, oh Dios; Inclina a mí tu
oído, escucha mi palabra.
7 Muestra tus maravillosas misericordias, tú que salvas a los que se
refugian a tu diestra, De los que se
levantan contra ellos.
8 Guárdame como a la niña de tus ojos; Escóndeme bajo la sombra de tus alas,
9 De la vista de los malos que me oprimen,
De mis enemigos que buscan mi vida.
10 Envueltos están con su grosura; Con su
boca hablan arrogantemente.
11 Han cercado ahora nuestros pasos; Tienen puestos sus ojos para echarnos
por tierra.
12 Son como león que
desea hacer presa,
Y como leoncillo
que está en su escondite.
13 Levántate, oh Jehová; Sal a su encuentro, póstrales;
Libra mi alma de los malos con tu espada,
14 De los hombres con
tu mano, oh Jehová,
De los hombres mundanos, cuya porción la tienen en esta vida, Y cuyo
vientre está lleno de tu tesoro.
Sacian a sus hijos,
Y aun sobra para sus pequeñuelos.
15 En cuanto a mí, veré tu rostro en
justicia; Estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza.3
3 Reina
Valera Revisada (1960)------------------------------------------------------------------- 17.15
Lectura y Meditación
de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la
Biblia.
Enero 17 Luc 13.18-35 / Gen
24 / Sal 17
San Lucas 13.18-35
Parábola de la semilla de mostaza
(Mt. 13.31–32;
Mr. 4.30–32)
18Y
dijo: ¿A qué es semejante el reino de Dios, y con qué lo compararé? 19Es
semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su huerto; y
creció, y se hizo árbol grande, y las aves del cielo anidaron en sus ramas.
Parábola de la levadura
(Mt. 13.33)
20Y
volvió a decir: ¿A qué compararé el reino de Dios? 21Es semejante a
la levadura, que una mujer tomó y escondió en tres medidas de harina, hasta que
todo hubo fermentado.
La puerta
estrecha
(Mt. 7.13–14, 21–23)
22Pasaba Jesús por ciudades
y aldeas, enseñando, y encaminándose a Jerusalén. 23Y
alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo: 24Esforzaos
a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y
no podrán. 25Después que el padre de familia se haya levantado y
cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo:
Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois. 26Entonces
comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas
enseñaste. 27Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos
de mí todos vosotros, hacedores de maldad.b 28Allí será el llanto y el crujir de dientes,c cuando veáis a
b b 13.27: Sal. 6.8.
Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y
vosotros estéis excluidos. 29Porque vendrán del oriente y del
occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.d 30Y he aquí, hay
postreros que serán primeros, y primeros que serán postreros.e
Lamento de Jesús sobre Jerusalén
(Mt. 23.37–39)
31Aquel
mismo día llegaron unos fariseos, diciéndole: Sal, y vete de aquí, porque
Herodes te quiere matar. 32Y les dijo: Id, y decid a aquella zorra:
He aquí, echo fuera demonios y hago curaciones hoy y mañana, y al tercer día
termino mi obra. 33Sin embargo, es necesario que hoy y mañana y
pasado mañana siga mi camino; porque no es posible que un profeta muera fuera
de Jerusalén. 34¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y
apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos,
como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste! 35He
aquí, vuestra casa os es dejada desierta; y os digo que no me veréis, hasta que
llegue el tiempo en que digáis: Bendito el que viene en nombre del Señor.f1
Génesis 24
Abraham busca
esposa para Isaac
24
1Era
Abraham ya viejo, y bien avanzado en años; y Jehová había bendecido a Abraham
en todo. 2Y dijo Abraham a un criado suyo, el más viejo de su casa,
que era el que gobernaba en todo lo que tenía: Pon ahora tu mano debajo de mi
muslo, 3y te juramentaré por Jehová, Dios de los cielos y Dios de la
tierra, que no tomarás para mi hijo mujer de las hijas de los cananeos, entre
los cuales yo habito; 4sino que irás a mi tierra y a mi parentela, y
tomarás mujer para mi hijo Isaac. 5El criado le respondió: Quizá la mujer
no querrá venir en pos de mí a esta tierra. ¿Volveré, pues, tu hijo a la tierra
de donde saliste? 6Y Abraham le
dijo: Guárdate que no vuelvas a mi hijo allá. 7Jehová, Dios de los
cielos, que me tomó de la casa de mi padre y de la tierra de mi parentela, y me
habló y me juró, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra; él enviará su
ángel delante de ti, y tú traerás de allá mujer para mi hijo. 8Y si
la mujer no quisiere venir en pos de ti, serás libre de este mi juramento;
solamente que no vuelvas allá a mi hijo. 9Entonces el criado puso su
mano debajo del muslo de Abraham su
señor, y le juró sobre este negocio.
c c 13.28: Mt. 22.13; 25.30.
d d 13.28–29: Mt.
8.11–12.
e e 13.30: Mt. 19.30; 20.16; Mr. 10.31.
f f 13.35: Sal. 118.26.
1 Reina
Valera Revisada (1960).
Miami : Sociedades------------------------------------------ 35
10Y el
criado tomó diez camellos de los camellos de su señor, y se fue, tomando toda
clase de regalos escogidos de su señor; y puesto en camino, llegó a
Mesopotamia, a la ciudad de Nacor. 11E hizo arrodillar los camellos
fuera de la ciudad, junto a un pozo de agua, a la hora de la tarde, la hora en
que salen las doncellas por agua. 12Y dijo: Oh Jehová, Dios de mi
señor Abraham, dame, te ruego, el tener hoy buen encuentro, y haz misericordia
con mi señor Abraham. 13He aquí yo estoy junto a la fuente de agua,
y las hijas de los varones de esta ciudad salen por agua. 14Sea,
pues, que la doncella a quien yo dijere: Baja
tu cántaro, te ruego, para que yo beba, y ella respondiere: Bebe, y
también daré de beber a tus camellos; que sea ésta la que tú has destinado para
tu siervo Isaac; y en esto conoceré que habrás hecho misericordia con mi señor.
15Y aconteció que antes que él
acabase de hablar, he aquí Rebeca, que había nacido a Betuel, hijo de Milca
mujer de Nacor hermano de Abraham, la cual salía con su cántaro sobre su
hombro. 16Y la doncella era de aspecto muy hermoso, virgen, a la que
varón no había conocido; la cual descendió a la fuente, y llenó su cántaro, y
se volvía. 17Entonces el criado corrió hacia ella, y dijo: Te ruego
que me des a beber un poco de agua de tu
cántaro. 18Ella respondió: Bebe, señor mío; y se dio prisa a
bajar su cántaro sobre su mano, y le dio a beber. 19Y cuando acabó
de darle de beber, dijo: También para tus camellos
sacaré agua, hasta que acaben de beber. 20Y se dio prisa, y
vació su cántaro en la pila, y corrió otra vez al pozo para sacar agua, y sacó
para todos sus camellos. 21Y el hombre estaba maravillado de ella,
callando, para saber si Jehová había prosperado su viaje, o no. 22Y cuando los camellos
acabaron de beber, le dio el hombre un pendiente de oro que pesaba medio siclo,
y dos brazaletes que pesaban diez, 23y dijo: ¿De quién eres hija? Te
ruego que me digas: ¿hay en casa de tu padre lugar donde posemos? 24Y
ella respondió: Soy hija de Betuel
hijo de Milca, el cual ella dio a luz a Nacor. 25Y añadió: También
hay en nuestra casa paja y mucho forraje, y lugar para posar. 26El
hombre entonces se inclinó, y adoró a Jehová, 27y dijo: Bendito sea
Jehová, Dios de mi amo Abraham, que no apartó de mi amo su misericordia y su
verdad, guiándome Jehová en el camino a casa de los hermanos de mi amo. 28Y
la doncella corrió, e hizo saber en casa de su madre estas cosas.
29Y Rebeca tenía un hermano que se
llamaba Labán, el cual corrió afuera hacia el hombre, a la fuente. 30Y
cuando vio el pendiente y los brazaletes en las manos de su hermana, que decía:
Así me habló aquel hombre, vino a él; y he aquí que estaba con los camellos
junto a la fuente. 31Y le dijo: Ven, bendito de Jehová; ¿por qué
estás fuera? He preparado la casa, y el lugar para los camellos.
32Entonces el hombre vino a casa, y
Labán desató los camellos; y les dio paja y forraje, y agua para lavar los pies
de él, y los pies de los hombres que con él venían. 33Y le pusieron
delante qué comer; mas él dijo: No comeré hasta que haya dicho mi mensaje. Y él
le dijo: Habla. 34Entonces dijo: Yo soy criado de Abraham. 35Y
Jehová ha bendecido mucho a mi amo, y él se ha engrandecido; y le ha dado
ovejas y vacas, plata y oro, siervos y siervas, camellos y asnos. 36Y
Sara, mujer de mi amo, dio a luz en su vejez un hijo a mi señor, quien le ha
dado a él todo cuanto tiene. 37Y mi amo me hizo jurar, diciendo: No
tomarás para mi hijo mujer de las hijas de los cananeos, en cuya tierra habito;
38sino que irás a la casa de mi padre y a mi parentela, y tomarás
mujer para mi hijo. 39Y yo dije: Quizá la mujer no querrá seguirme. 40Entonces
él me respondió: Jehová, en cuya presencia he andado, enviará su ángel contigo,
y prosperará tu camino; y tomarás para mi hijo mujer de mi familia y de la
casa de
mi padre. 41Entonces serás
libre de mi
juramento, cuando hayas
llegado a mi
familia; y si no te la dieren, serás libre de mi juramento. 42Llegué,
pues, hoy a la fuente, y dije: Jehová,
Dios de
mi señor Abraham, si
tú prosperas ahora mi
camino por el cual
ando, 43he aquí yo estoy junto a la fuente de agua; sea,
pues, que la doncella que saliere por agua, a la cual dijere: Dame de beber, te
ruego, un poco de agua de tu cántaro, 44y ella me respondiere: Bebe
tú, y también para tus camellos sacaré agua; sea ésta la mujer que destinó
Jehová para el hijo de mi señor. 45Antes que acabase de hablar en mi
corazón, he aquí Rebeca, que salía con su cántaro sobre su hombro; y descendió
a la fuente, y sacó agua; y le dije: Te ruego que me des de beber. 46Y
bajó prontamente su cántaro de encima de sí, y dijo: Bebe, y también a tus
camellos daré de beber. Y bebí, y dio también de beber a mis camellos. 47Entonces
le pregunté, y dije: ¿De quién eres hija? Y ella respondió: Hija de Betuel hijo
de Nacor, que le dio a luz Milca. Entonces le puse un pendiente en su nariz, y
brazaletes en sus brazos; 48y me incliné y adoré a Jehová, y bendije
a Jehová Dios de mi señor Abraham, que me había guiado por camino de verdad
para tomar la hija del hermano de mi señor para su hijo. 49Ahora,
pues, si vosotros hacéis misericordia y verdad con mi señor, declarádmelo; y si
no, declarádmelo; y me iré a la diestra o a la
siniestra. 50Entonces Labán y Betuel respondieron y dijeron:
De Jehová ha salido esto; no podemos hablarte malo ni bueno. 51He
ahí Rebeca delante de ti; tómala y vete, y sea mujer del hijo de tu señor, como
lo ha dicho Jehová. 52Cuando el criado de Abraham oyó sus palabras,
se inclinó en tierra ante Jehová. 53Y sacó el criado alhajas de
plata y alhajas de oro, y vestidos, y dio a Rebeca; también dio cosas preciosas
a su hermano y a su madre. 54Y comieron y bebieron él y los varones
que venían con él, y durmieron; y levantándose de mañana, dijo: Enviadme a mi
señor. 55Entonces respondieron su hermano y su madre: Espere la
doncella con nosotros a lo menos diez días, y después irá. 56Y él
les dijo: No me detengáis, ya que Jehová ha prosperado mi camino; despachadme
para que me vaya a mi señor. 57Ellos respondieron entonces: Llamemos
a la doncella y preguntémosle. 58Y llamaron a Rebeca, y le dijeron:
¿Irás tú con este varón? Y ella respondió: Sí, iré. 59Entonces
dejaron ir a Rebeca su hermana, y a su nodriza, y al criado de Abraham y a sus
hombres. 60Y bendijeron a Rebeca, y le dijeron: Hermana nuestra, sé
madre de millares de millares, y posean tus descendientes la puerta de sus
enemigos. 61Entonces se levantó Rebeca y sus doncellas, y montaron
en los camellos, y siguieron al hombre; y el criado tomó a Rebeca, y se fue.
62Y venía Isaac del pozo del Viviente-que-me-ve; porque él habitaba en el
Neguev. 63Y
había salido Isaac a meditar al campo, a la hora de la tarde; y alzando
sus ojos miró, y he aquí los camellos que venían. 64Rebeca también
alzó sus ojos, y vio a Isaac, y descendió del camello; 65porque
había preguntado al criado: ¿Quién es este varón que viene por el campo hacia
nosotros? Y el criado había respondido: Este es mi señor. Ella entonces tomó el
velo, y se cubrió. 66Entonces el criado contó a Isaac todo lo que
había hecho. 67Y la trajo Isaac a la tienda de su madre Sara, y tomó
a Rebeca por mujer, y la amó; y se consoló Isaac después de la muerte de su madre.2
Salmo 17
Plegaria pidiendo protección contra
los opresores
Oración
de David.
1 Oye, oh Jehová, una causa justa; está
atento a mi clamor. Escucha mi oración hecha de labios sin engaño.
2 Reina
Valera Revisada (1960)------------------------------------------------------------------- 24.67
2 De tu presencia proceda mi vindicación; Vean tus ojos la rectitud.
3 Tú has probado mi corazón, me has
visitado de noche; Me has puesto a
prueba, y nada inicuo hallaste;
He resuelto que mi boca no haga transgresión.
4 En cuanto a las obras humanas, por la palabra de tus labios Yo me he
guardado de las sendas de los violentos.
5 Sustenta mis pasos en tus caminos, Para
que mis pies no resbalen.
6 Yo te he invocado, por cuanto tú me
oirás, oh Dios; Inclina a mí tu
oído, escucha mi palabra.
7 Muestra tus maravillosas misericordias, tú que salvas a los que se
refugian a tu diestra, De los que se
levantan contra ellos.
8 Guárdame como a la niña de tus ojos; Escóndeme bajo la sombra de tus alas,
9 De la vista de los malos que me oprimen,
De mis enemigos que buscan mi vida.
10 Envueltos están con su grosura; Con su
boca hablan arrogantemente.
11 Han cercado ahora nuestros pasos; Tienen puestos sus ojos para echarnos
por tierra.
12 Son como león que
desea hacer presa,
Y como leoncillo
que está en su escondite.
13 Levántate, oh Jehová; Sal a su encuentro, póstrales;
Libra mi alma de los malos con tu espada,
14 De los hombres con
tu mano, oh Jehová,
De los hombres mundanos, cuya porción la tienen en esta vida, Y cuyo
vientre está lleno de tu tesoro.
Sacian a sus hijos,
Y aun sobra para sus pequeñuelos.
15 En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia; Estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza.3
3 Reina
Valera Revisada (1960)------------------------------------------------------------------- 17.15
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