viernes, 31 de agosto de 2012

¡Cuándo será el cumplimiento de las Promesas de Dios en tu Vida!

 
Domingo 26 de Agosto de 2012.
¡Sólo entonces!
Por Riqui Ricón*
El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida (Jn 6.63).
Muy importante es no olvidar que tú fuiste creado(a) a imagen y semejanza de Dios y, por lo tanto, como Él es Espíritu (Jn 4.24) tú eres espíritu. Como Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo eres espíritu incorruptible engendrados por la Palabra de Dios a través del sacrificio, muerte y resurrección de Jesús, tu Señor y Salvador.
Destaca pues, que es, precisamente, la Palabra de Dios, la Biblia, la que te brinda esta Nueva Vida; la que te sustenta y alimenta como la Nueva creación de Dios que ahora tú eres.
Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte (Ro 8.1-2).
No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna (Gal 6.7-8).
Tú sabes bien que no andas conforme a la carne porque has hecho a Jesucristo el Señor y Salvador de tu vida; ahora amas a Dios, tu Padre y, de acuerdo a la Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, el glorioso Espíritu Santo vive en ti y contigo. Independientemente de tus acciones, tú eres salvo(a) por gracia por medio de la fe y esto no de ti, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque eres hechura suya, creado(a) en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduvieras en ellas (Efe 2.8-10).
Tú no eres un(a) pecador(a) salvo(a) por gracia. Eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacida(a) de Nuevo. Has Nacido de Nuevo, no por medio de padres mortales que son corruptibles, sino que has Nacido de Nuevo por medio de una semilla incorruptible que es el mensaje vivo y eterno de la Palabra de Dios (1 P 1.23). Es por esto que, cuando llegas a pecar, te sientes mal, no te gusta y te arrepientes pidiéndole perdón a Dios, tu Padre.
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros (1 Jn 1.9-10).
Sin embargo, con el diario vivir, pudieras distraerte y olvidar por un momento que la Biblia es la Palabra de Dios y que, por lo tanto, ésta debe ser la prioridad máxima en tu vida. La Biblia debe ser el patrón que rija tu conducta y determine tus decisiones.
Ahora, por el gran Amor que Dios siente por ti y el sacrificio de Jesús al pagar con su muerte todos tus pecados, y darte Nueva Vida con Su resurrección, tú eres un ser inmortal. Al igual que tu Padre, tú Eres espíritu.
Recuerda que la Palabra de Dios es espíritu y es vida. Así que, si te has estado alimentando diariamente con noticias, programas de radio o televisión, películas, publicaciones y todo tipo de conversaciones, ya es tiempo que te determines a llenar todo tu ser, espíritu, alma y cuerpo, con la Verdad que es la Palabra de Dios y lo único que puede nutrirte con fe, Amor, Paz y gozo.
Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad (Jn 17.17).
Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino (Sal 119.105).
Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros? Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente (Jn 6.67-69).
Si en estos momentos de tu vida estás atravesando por diversos problemas, enfermedades o aflicciones, lo mejor que puedes hacer es alimentarte con la Vida que transmite a tu espíritu la Palabra de Dios. Confía en Él pues Él actuará a favor de ti. Acude a Su Palabra y no permitas que la duda y el temor te arrebaten la victoria que Jesús ganó para ti en la cruz.
Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo (Jn 16.33).
Tú eres un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo. Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo para pagar tus pecados antes que perderte a ti. Te ha dado Su Palabra de Honor como garantía para que puedas creer y tengas fe para salir adelante viviendo una vida plena y abundante.
Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).
Esta orden que Dios le dio a Josué cuando estaba a punto de encarar el reto más grande de su vida sigue vigente para ti el día de hoy. Sólo haciendo de la Biblia la prioridad y pauta de tu conducta harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien. Porque entonces, dice el Señor, ni antes, ni después, ni de ninguna otra forma podrás conseguirlo. Sólo poniendo la Palabra de Dios en tu mente, boca y corazón harás realidad todas y cada una de las promesas que tu Padre te dio.
No en vano Jesús afirmó, las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, sé, porque lo dices en Tu Palabra, que Tú guardarás irreprensible todo mi ser, espíritu, alma y cuerpo, para la venida de mi Señor Jesucristo. Te pido perdón por haber descuidado mi espíritu (yo soy espíritu) y no alimentarme de la Vida, que es Tu Palabra. Señor Jesús, Tú me has enseñado que si bebo del agua que Tú me das, ésta será una fuente dentro de mí que saltará para vida eterna y de mi interior correrán ríos de agua viva. ¡Quiero esto, Señor! Alimentarme con Tu Palabra de tal manera que el espíritu de mi mente sea renovado para manifestar esta Vida Nueva que me has regalado y ser un reflejo de Tu Amor a todos los que me rodean. Espíritu Santo, ayúdame hacer de la Biblia la norma máxima de mi existencia pues en verdad comprendo que sólo entonces haré prosperar mi camino y todo me saldrá bien. Por lo tanto, creo y declaro que yo, ______________ (tu nombre aquí), soy la persona que Tú, Dios, dices en tu Palabra que soy. Gracias Jesucristo por tu sacrificio en la cruz, ahí pagaste todos mis pecados. ¡Soy justo y he sido perdonado(a)! Gracias Jesús por tu gloriosa resurrección, pues así como en la cruz morí contigo, también he Nacido de Nuevo en Tu resurrección. Tú Palabra me enseña que por medio de aquella ofrenda única, Tú, Jesús, hiciste perfectos delante de Dios a los santificados. ¡Soy santo(a) y soy perfecto(a)! ¡Todas y cada una de Tus Promesas son en mí, sí y amén! Me someto a Ti, mi Dios, me someto a Tu Palabra, resisto a Satanás y éste tiene que huir de mi vida. No recibo ni la duda, ni el temor, ni la enfermedad, ni la pobreza, ni la angustia, ni la depresión. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011
 

Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Agosto 26                     Jn 6.60-71  /  1 Cr 25-26  /  Zac 11
 


jueves, 30 de agosto de 2012

¡Por qué saldrás adelante!

 
Sábado 25 de Agosto de 2012.
¡Todo por creerle a Él!
Por Riqui Ricón*
Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás… Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera… De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna (Jn 6.35, 37, 47).
La palabra Evangelio significa buenas noticias y eso es la Verdad, como todo lo que dice la Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente. ¡Tú has venido a Jesús y Él jamás te echará fuera! ¡Lo ha prometido!
Pon atención, pues la Escritura no dice si te portas bien o si haces obras de justicia. Sólo se te pide una cosa, venir a Jesús creyendo en Él, o mejor dicho creyéndole a Él, creyendo Su Palabra.
Que conste que venir a Jesús creyendo no significa que puedes portarte mal o hacer obras de injusticia sino todo lo contrario pues, De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre (Jn 14.12).
Ésta es una declaración contundente de Jesús sobre tu vida pues no da opción a preguntarte si quieres, sino que afirma enfáticamente, el (la) que en mí cree.
Así que se trata primero de creer para luego actuar, primero ser para luego hacer.
Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta (Sgo 2.26).
Entonces, venir a Jesús creyendo Su Palabra produce forzosamente un cambio en tu vida, ya que, escrito está, Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios… Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? (1 Jn 5.1, 4-5).
¡Buenas Noticias! Eres un(a) Hija de Dios Nacida(o) de Nuevo y, por esto, ya has vencido al mundo. En Cristo Jesús tienes la victoria sobre cualquier aflicción, problema o enfermedad.
Por el gran Amor con que el Padre te ha amado y por haberle creído a Su Palabra, ahora has sido trasladado(a) de una vida en tinieblas a Su luz admirable, de muerte a vida, y no cualquier clase de vida sino la vida plena y abundante de un(a) Hijo(a) del Rey.
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).
El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero (Jn 6.54).
Comer el pan y beber de la copa que Jesús con Su cuerpo y Su Sangre nos ha ofrecido, significa entrar a la dimensión del Nuevo Pacto establecido sobre mejores promesas.
He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado (Jer 31.31-34).
Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra (Ez 36.25-27).
Esto es lo que significa ser justificado(a), perdonado(a), santificado(a) y perfeccionado(a) mediante el Cuerpo y la Sangre de Jesús. Significa que ahora tú eres Nacido(a) de Nuevo como un(a) Hijo(a) de Dios.
siendo renacidos (Nacidos de Nuevo), no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
Es precisamente por el Nuevo Pacto en la Sangre de Jesús, que ahora tú no serás rechazado sino que has sido hecho(a) aceptable por esa Sangre.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, qué puedo decir a todo esto: si Tú estás conmigo ¿quién contra mí? No escatimaste ni a Tu propio Hijo sino que lo entregaste por Amor a mí. ¿Cómo no me darás juntamente con Él todas las cosas? ¿Quién me acusará si yo fui escogida(o) por Ti? Dios, Tú eres el que me justificas. ¿Quién me condenará? Cristo es el que murió por mí; más aún, es Jesús el que resucitó y está sentado a Tu diestra, Padre, intercediendo por mí. ¿Quién me separará del amor de Cristo Jesús? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti soy muerto todo el tiempo; Soy contado como oveja de matadero. Antes, en todas estas cosas yo, Riqui Ricón (pon tu nombre aquí) soy más que vencedor(a) por medio de aquel que me amó. Por lo cual, oh Dios,  estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada me podrá separar de Tu Amor, que es en Cristo Jesús mi Señor. ¡Gracias Padre! ¡Lo creo y lo confieso! Por lo tanto, en el nombre poderoso de Cristo Jesús, declaró que soy sana(o) y libre de toda enfermedad o dolencia; creo y recibo la voluntad expresa de mi Padre, Dios Todopoderoso, para ser y vivir prosperado(a) en todas las cosas. Echo fuera de mi vida todo pensamiento de temor y duda resistiendo todo engaño y mentira acerca de mí. Yo soy lo que la Biblia dice que soy. Un(a) Hijo(a) amado(a) de Dios; especial tesoro de mi Padre; todo lo puedo en Cristo que me fortalece y en todas las cosas, absolutamente todas las cosas, soy más que vencedor(a) por medio del Amor de Cristo Jesús, mi Rey, Señor y Salvador. Señor Jesús, hoy me alegro en el gozo y la paz que brindan el ser la persona que Tú dices que soy. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011
 

Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Agosto 25                     Jn 6.22-59  /  1 Cr 24  /  Zac 10
 


miércoles, 29 de agosto de 2012

¡Quién eres tú en este mundo!

 

Jueves 23 de Agosto de 2012.

¡Nacido(a) para triunfar!

Por Riqui Ricón*

De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida. (Jn 5.24).

La Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, establece claramente que la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro (Ro 6.23), también enseña que Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios (1 Jn 1a).

Todo esto significa que, como tú fuiste un(a) pecador(a) e hiciste de tu vida lo que la gana se te dio, cuando aceptaste a Jesús como Señor y Salvador de tu vida pasaste de muerte a vida naciendo de Nuevo a través del Espíritu Santo y la Palabra de Dios para recibir la Vida Eterna: esa vida plena y abundante que solamente los Hijos de Dios Nacidos de Nuevo pueden disfrutar.

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).

Dios, el Todopoderoso, hace esto no por méritos que hayas adquirido, pues ya hemos reconocido que éramos pecadores y estábamos destinados a la muerte eterna, sino por el Amor que Él siente por ti.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Es tan grande Su Amor por ti que no sólo te salvó como a una criatura sino que lo hizo para hacer de ti Su propio(a) Hijo(a).

¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre,  que se nos llame hijos de Dios!  ¡Y lo somos!  El mundo no nos conoce,  precisamente porque no lo conoció a él (1 Jn 3.1 NVI).

El Espíritu que ustedes han recibido ahora no los convierte en esclavos llenos de temor. Al contrario, el Espíritu que han recibido los hace hijos. Por el Espíritu podemos gritar: "¡Padre, querido padre!" (Ro 8.15 PDT).

Por esto es que, en el versículo que encabeza esta reflexión, Jesús te asegura enfáticamente que al escuchar Su Palabra  PARA CREER (creerle a Dios, creerle a Su Palabra), no vendrás a condenación sino a Vida Eterna.

Te mando a ellos para que les abras los ojos y no caminen más en la oscuridad, sino en la luz; para que no sigan bajo el poder de Satanás, sino que sigan a Dios; y para que crean en mí y reciban así el perdón de los pecados y una herencia en el pueblo santo de Dios (Hch 26.18 DHH).

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe (Efe 2.8-9).

Puesto que así lo afirma Dios, es por fe en Su Palabra (sabiendo que Él no miente), que ahora has pasado de muerte a Vida.

Ahora bien, si lo analizas conmigo te darás cuenta que Vida Eterna significa vivir para siempre una sola vida. Esto quiere decir que no existe una vida aquí sobre la tierra y otra diferente allá en el cielo. Como un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo tienes una sola y continua Vida: la Vida Eterna, y ésta ya comenzó.

Y sucederá que como fuisteis maldición entre las naciones, oh casa de Judá y casa de Israel, así os salvaré y seréis bendición. No temáis, mas esfuércense vuestras manos (Zac 8.13).

La maldición de la pobreza, enfermedad, temor, tristeza, depresión, etc., terminó con Cristo Jesús y ahora tú has sido dejado(a) en este mundo como instrumento de bendición, como embajador(a) de Jesús y depósito del Amor de Dios para establecer el Reino de tu Padre sobre esta tierra.

Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros (2 Co 5.20a).

y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado (Ro 5.5).

Por lo tanto, la vida plena y abundante a la que has sido llamado(a) a manifestar en esta tierra tiene propósito en el Amor y la representatividad de Jesucristo que te han sido dadas para bendición de los demás.

¡Gloria al Rey! Dios te necesita sobre esta tierra. Eres Su Hijo(a) amado(a), representante legal y encargado(a) de los negocios del Reino.

De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre (Jn 14.12).

Jesús te dejó en Su lugar y todos los problemas y circunstancias adversas que puedas enfrentar no son más que el intento del diablo para distraerte de dicho propósito. Su intención es desenfocarte de Jesús para que te enfoques en tus circunstancias. Pretende que creas que tus problemas son más grandes e importantes que la Palabra de Dios pues lo único que quiere es robarte tu identidad y que NO CREAS que eres ese(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, amado(a) del Padre, que Dios dice en Su Palabra, la Biblia, que ahora tú eres.


Hijitos, ustedes son de Dios y han vencido a esos mentirosos, porque el que está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo (1 Jn 4.4 DHH).

¡Nunca olvides quién ahora tú eres! ¡Dios es tu Padre y está contigo! ¡Nada ni nadie te puede derrotar en esta tierra! ¡Tú has nacido de Dios para triunfar!

Oremos:

Amado Padre celestial, yo sé que me has amado con tal Amor que preferiste entregar a Tu Hijo Jesús para pagar mis pecados antes que perderme a mí. Sé y declaro que, por la Sangre de Jesús, soy un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo para triunfar y establecer Tu Reino sobre la tierra. Señor, yo escucho y creo Tu Palabra la Biblia. La reconozco como la única Verdad y declaro, conforme a Ella, que TODO lo puedo en Cristo pues en todo problema, circunstancia o aflicción, yo saldré más que vencedor(a) por medio de Tu Amor, Señor Jesús. No voy a temer, sólo voy a creer. En este momento quiero honrarte aceptando y recibiendo esa preciosa identidad que me has dado como Hijo(a) Tuyo(a). Creo y por lo tanto declaro que soy lo(a) más valioso(a) que tienes sobre la tierra. He conocido y creído el Amor que Tú, oh Dios, tienes por mí. No voy a permitir que el espíritu de temor y duda me haga soltar lo que con tanto Amor pagaste por mí en esa cruz: el saber y creer que en verdad soy un(a) Hija(o) del único Dios vivo y verdadero. Por tanto, nada ni nadie me puede vencer; nada ni nadie me puede separar de Tu Amor que es en Cristo Jesús mi Señor. Contigo ya he vencido al mundo. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! Pues yo en Ti confío. Gracias Señor Jesús, te amo con todo mi corazón. Amén

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Agosto 23                     Jn 5.19-47  /  1 Cr 20.1-22.1  /  Zac 8