¡Las cláusulas!
Por Riqui Ricón*
Entonces
Abram se postró sobre su rostro, y Dios habló con él, diciendo: He aquí mi
pacto es contigo, y serás padre de muchedumbre de gentes. Y
no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te
he puesto por padre de muchedumbre de gentes. Y te multiplicaré en gran manera,
y haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti. Y estableceré mi pacto entre mí y
ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el
de tu descendencia después de ti. Y te daré a ti, y a tu descendencia después
de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y
seré el Dios de ellos. Dijo de nuevo Dios a Abraham: En cuanto a ti, guardarás
mi pacto, tú y tu descendencia después de ti por sus generaciones. Este es mi
pacto, que guardaréis entre mí y vosotros y tu descendencia después de ti: Será
circuncidado todo varón de entre vosotros. Circuncidaréis, pues, la carne de
vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y vosotros (Gen
17.3-11).
Amado(a),
Dios es un Dios de pactos. Esto no significa que haya otros dioses, ni que Él
ande haciendo pactos continuamente. Lo que sí significa, es que Dios quiere
dejarte bien claro que Él es honorable, tiene honor y va a cumplir Su Palabra.
Primero el sol, la luna y las estrellas dejan de existir, antes que Él deje de
cumplir Su Palabra.
El cielo y la tierra pasarán, pero
mis palabras no pasarán (Mat 24.35).
Saber
y creer esto es fundamental tanto en tu relación con tu Padre celestial como
para que puedas alcanzar con éxito los propósitos de Dios para tu vida.
Mira
como esto era algo que tenía muy claro un joven de apenas unos 14 o 15 años de
edad, llamado David. Cuando todo un ejército y el propio rey de Israel
temblaban de miedo ante un gigante fanfarrón, David fue y le venció matándole.
¿Cómo
pudo hacer eso? Tan sólo le habló al gigante haciéndole saber que él, Goliat,
no era nadie y que en cambio él, David, tenía un pacto con Dios, un pacto al
que Dios jamás faltaría.
Entonces habló David a los que estaban
junto a él, diciendo: ¿Qué harán al hombre que venciere a este filisteo, y
quitare el oprobio de Israel? Porque ¿quién
es este filisteo incircunciso, para que provoque a los escuadrones del
Dios viviente?... Dijo
luego el filisteo a David: Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a
las bestias del campo. Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con
espada y lanza y jabalina; mas yo
vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los
escuadrones
de Israel, a quien tú has provocado. Jehová te entregará hoy en mi mano,
y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos
a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que
hay Dios en Israel. Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con
espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en
nuestras manos (1 S 17.26, 44-47).
David
no tenía más fe que la que tú tienes, pues así como él, tú sabes que Dios no
miente, ni se arrepiente, que si Él lo dijo, entonces, lo va a hacer; que si
Dios lo habló, entonces, Él lo va a ejecutar.
Cualesquiera
que sean los goliats que hoy estés enfrentando, sólo debes recordar que hay un
pacto, y que éste pacto es muchísimo mayor y mejor que el que David tenía. Es
el Nuevo Pacto, establecido en la Sangre preciosa y Poderosa de nuestro Señor
Jesucristo. Es un mejor Pacto, establecido sobre mejores promesas. Es el Nuevo
Pacto al cual Dios no va a faltar jamás.
Así que, toma algunas de las cláusulas de este Nuevo Pacto y
recuérdaselas, audiblemente, a tus goliats:
Todo lo puedo en Cristo que me
fortalece (Fil 4.13). ¡Yo todo lo puedo! ¡No existe problema,
circunstancia o situación que yo no pueda resolver!
Hijitos, vosotros sois de Dios, y los
habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el
mundo (1
Jn 4.4). ¡Pertenezco a Dios! ¡Soy Su Hijo(a) amado(a)! ¡Nada más por esto, ya
he vencido! ¡Mayor es Él, el Espíritu Santo, que está en mí, y conmigo, que el
que está en el mundo!
Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por
medio de aquel que nos amó (Ro 8.37). ¡En todas, absolutamente todas, las cosas soy más
que vencedor(a)!
No temerás el terror nocturno, Ni saeta que vuele de día, Ni
pestilencia que ande en oscuridad, Ni mortandad que en medio del día destruya.
Caerán a tu lado mil, Y diez mil a tu diestra; Mas a ti no llegará (Sal 91.5-7). ¡No voy a temer, pues
aunque ande en valle de sombra y de muerte, Tú, Señor Jesús, estás conmigo!
¡Soy un(a) Hijo(a) bendito(a) del Señor y no miraré cuando el mal venga sobre
mí, pues aunque todo a mi alrededor estén sucediendo malas cosas, a mí no
llegarán!
Jehová es mi luz y mi salvación;
¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi
vida; ¿de quién he de atemorizarme? Cuando se juntaron contra mí los malignos,
mis angustiadores y mis enemigos, Para comer mis carnes, ellos tropezaron y
cayeron. Aunque un ejército acampe
contra mí, No temerá mi corazón; Aunque
contra mí se levante guerra, Yo estaré confiado (Sal 27.1-3). ¡Dios es mi luz y mi
salvación! ¡Dios mismo es la fortaleza de mi vida! ¡No le temo a nada! ¡Mis
enemigos caen y tropiezan delante de
mí! ¡Yo confío en Ti, mi Dios y Padre!
¡Tengo paz y gozo, pues dichoso(a) es
el (la) hombre (mujer) que en Ti confía!
Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió
nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y
abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados;
el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados (Isa 53.4-5). ¡De toda enfermedad y
dolencia soy libre! ¡Por la Sangre y las heridas de Jesús, yo soy sano(a)!
En
Su pacto con Abraham, Dios prometió multiplicar su descendencia y bendecirlo;
en el Nuevo Pacto, en la Sangre de Jesús, Dios te pone muy por encima de lo
prometido, al hacerte legalmente Su Hijo(a): Un(a) heredero(a) de Dios y
coheredero(a) con Cristo Jesús.
Pues no habéis recibido el espíritu
de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el
espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da
testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también
herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo (Ro 8.15- 17a).
Esta
es apenas una muy pequeña muestra de las grandes y hermosas promesas que Dios
te ha dado con el fin de que puedas participar de Su Naturaleza Divina mediante
el Nuevo Pacto en la Sangre de Jesús.
Así Dios nos ha entregado sus
preciosas y magníficas promesas para que ustedes, luego de escapar de la
corrupción que hay en el mundo debido a los malos deseos, lleguen a tener parte
en la naturaleza divina (2 Pe 1.4 NVI).
Valdría
mucho la pena que este año hicieras todo lo necesario por conocer, recordar,
meditar y, sobre todo, utilizar a tu favor las cláusulas del Nuevo Pacto.
Nunca se apartará de tu boca este
libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y
hagas conforme a todo lo que en él está escrito; PORQUE ENTONCES harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).
De
acuerdo a las cláusulas del Pacto sólo existe una forma de hacer prosperar tu
camino y que todo te salga bien y ésta es haciendo de la Biblia la norma máxima
de tu existencia.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, muchas gracias
por amarme tanto que, aunque estaba yo muerto(a) en delitos y pecados, me diste
vida juntamente con Cristo. Gracias por
el
Nuevo Pacto en la Sangre de Tu Hijo Jesús con el cual me has trasladado de las
tinieblas a Tu luz admirable, haciéndome, legítimamente, un(a) Hijo(a) Tuyo(a).
¡Señor
Jesús, te amo con todo mi ser! Hoy quiero honrar este Nuevo Pacto en la Sangre
de Jesús y les hablo y declaro a todos mis problemas, enfermedades y
aflicciones que, ¡Pertenezco a Dios! ¡Soy Su Hijo(a)! ¡Nada más por esto, ya he
vencido! ¡Mayor es Él, el Espíritu Santo, que está en mí, y conmigo, que el que
está en el mundo! ¡En todas, absolutamente todas, las cosas soy más que
vencedor(a)! ¡No voy a temer, pues aunque ande en valle de sombra y de muerte,
Tú, Señor Jesús, estás conmigo! ¡Soy un(a) Hijo(a) bendito(a) del Señor y no
miraré cuando el mal venga sobre mí, pues aunque todo a mi alrededor estén
sucediendo malas cosas, a mí no llegarán! ¡Dios es mi luz y mi salvación! ¡Dios
mismo es la fortaleza de mi vida! ¡No le temo a nada! ¡Mis enemigos caen y
tropiezan delante de mí! ¡Yo confío en Ti, mi Dios y Padre! ¡Tengo paz y gozo,
pues dichoso(a) es el (la) hombre (mujer) que en Ti confía! ¡De toda enfermedad
y dolencia soy libre! ¡Por la Sangre y las heridas de Jesús, yo soy sano(a)! En
el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación
con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda
tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a
este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a)
pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu
sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última
gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero,
Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente
Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta
simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido
trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo!
¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre!
¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En
el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo
C. Peredo Jaime © 2012
Lectura y Meditación de la Palabra de
Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Enero
10 Luc
10.1-20 / Gen 17 / Sal 10
RV60
Lectura y Meditación de la Palabra de
Dios
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Enero
10 Luc
10.1-20 / Gen 17 / Sal 10
Lectura y Meditación de la Palabra de
Dios
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Enero
10 Luc
10.1-20 / Gen 17 / Sal 10
San Lucas 10.1-20
Misión de los setenta
10
1Después
de estas cosas, designó el Señor también a otros setenta, a quienes envió de
dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él había de ir. 2Y
les decía: La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto,
rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies.a 3Id; he aquí yo os envío como corderos en
medio de lobos.b 4No
llevéis bolsa, ni alforja, ni calzado; y a nadie saludéis por el camino. 5En
cualquier casa donde entréis, primeramente decid: Paz sea a esta casa. 6Y
si hubiere allí algún hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; y si no, se
volverá a vosotros. 7Y posad en aquella misma casa, comiendo y
bebiendo lo que os den; porque el obrero es digno de su salario.c No os paséis de casa en
casa. 8En cualquier ciudad donde entréis, y os reciban, comed lo que
os pongan delante; 9y sanad a los enfermos que en ella haya, y
decidles: Se ha acercado a vosotros el reino de Dios. 10Mas en
cualquier ciudad donde entréis, y no os reciban, saliendo por sus calles,
decid: 11Aun el polvo de vuestra ciudad, que se ha pegado a nuestros
pies, lo sacudimos contra vosotros.d
Pero esto sabed, que el reino de Dios se ha acercado a vosotros.e 12Y os digo que
en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma,f que para aquella ciudad.g
10
1Después
de estas cosas, designó el Señor también a otros setenta, a quienes envió de
dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él había de ir. 2Y
les decía: La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto,
rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies.a 3Id; he aquí yo os envío como corderos en
medio de lobos.b 4No
llevéis bolsa, ni alforja, ni calzado; y a nadie saludéis por el camino. 5En
cualquier casa donde entréis, primeramente decid: Paz sea a esta casa. 6Y
si hubiere allí algún hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; y si no, se
volverá a vosotros. 7Y posad en aquella misma casa, comiendo y
bebiendo lo que os den; porque el obrero es digno de su salario.c No os paséis de casa en
casa. 8En cualquier ciudad donde entréis, y os reciban, comed lo que
os pongan delante; 9y sanad a los enfermos que en ella haya, y
decidles: Se ha acercado a vosotros el reino de Dios. 10Mas en
cualquier ciudad donde entréis, y no os reciban, saliendo por sus calles,
decid: 11Aun el polvo de vuestra ciudad, que se ha pegado a nuestros
pies, lo sacudimos contra vosotros.d
Pero esto sabed, que el reino de Dios se ha acercado a vosotros.e 12Y os digo que
en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma,f que para aquella ciudad.g
Ayes
sobre las ciudades impenitentes
(Mt. 11.20–24)
13¡Ay
de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! que si en Tiro y en Sidónh se hubieran hecho los
milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que sentadas en cilicio y
ceniza, se habrían arrepentido. 14Por tanto, en el juicio será más
tolerable el castigo para Tiro y Sidón,
a a 10.2: Mt.
9.37–38.
b b
10.3: Mt. 10.16.
c c
10.7: 1 Co. 9.14; 1 Ti. 5.18.
d d 10.10–11:
Hch. 13.51.
e e 10.4–11:
Mt. 10.7–14; Mr. 6.8–11; Lc. 9.3–5.
f
f
10.12: Gn. 19.24–28; Mt. 11.24.
g g
10.12: Mt. 10.15.
h
h
10.13: Is. 23.1–18; Ez. 26.1—28.26; Jl. 3.4–8; Am.
1.9–10; Zac. 9.2–4.
que
para vosotras. 15Y tú, Capernaum, que hasta los cielos eres
levantada, hasta el Hades serás abatida.i
16El que a vosotros oye, a mí me
oye;j y el que a vosotros
desecha, a mí me desecha; y el que me desecha a mí, desecha al que me envió.
(Mt. 11.20–24)
13¡Ay
de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! que si en Tiro y en Sidónh se hubieran hecho los
milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que sentadas en cilicio y
ceniza, se habrían arrepentido. 14Por tanto, en el juicio será más
tolerable el castigo para Tiro y Sidón,
a a 10.2: Mt.
9.37–38.
b b
10.3: Mt. 10.16.
c c
10.7: 1 Co. 9.14; 1 Ti. 5.18.
d d 10.10–11:
Hch. 13.51.
e e 10.4–11:
Mt. 10.7–14; Mr. 6.8–11; Lc. 9.3–5.
f
f
10.12: Gn. 19.24–28; Mt. 11.24.
g g
10.12: Mt. 10.15.
h
h
10.13: Is. 23.1–18; Ez. 26.1—28.26; Jl. 3.4–8; Am.
1.9–10; Zac. 9.2–4.
que
para vosotras. 15Y tú, Capernaum, que hasta los cielos eres
levantada, hasta el Hades serás abatida.i
16El que a vosotros oye, a mí me
oye;j y el que a vosotros
desecha, a mí me desecha; y el que me desecha a mí, desecha al que me envió.
Regreso de los setenta
17Volvieron
los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu
nombre. 18Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.
19He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones,k y sobre toda fuerza del
enemigo, y nada os dañará. 20Pero no os regocijéis de que los
espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos
en los cielos.1
17Volvieron
los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu
nombre. 18Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.
19He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones,k y sobre toda fuerza del
enemigo, y nada os dañará. 20Pero no os regocijéis de que los
espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos
en los cielos.1
Génesis 17
La circuncisión, señal del pacto
17
1Era
Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo
soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto. 2Y
pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera. 3Entonces
Abram se postró sobre su rostro, y Dios habló con él, diciendo: 4He
aquí mi pacto es contigo, y serás padre de muchedumbre de gentes. 5Y
no se llamará más tu
nombre Abram,13 sino que
será tu nombre
Abraham,14 porque
te he puesto por padre de muchedumbre de gentes.a 6Y te multiplicaré
en gran manera, y haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti. 7Y
estableceré mi pacto entre mí y ti,
y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo,b para ser tu Dios, y el de
tu descendencia después de ti. 8Y te daré a ti, y a tu descendencia
después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad
perpetua;c y seré el Dios
de ellos.
i i 10.15: Is. 14.13–15.
j j
10.16: Mt. 10.40; Mr. 9.37; Lc. 9.48; Jn. 13.20.
k k 10.19: Sal. 91.13.
1 Reina
Valera Revisada (1960)---------------------------------------------------------------- 10.20
13 Esto
es, Padre enaltecido.
14 Entendido
aquí, Padre de una multitud.
a a 17.5: Ro. 4.17.
b b 17.7: Lc.
1.55.
c c 17.8: Hch.
7.5.
9Dijo
de nuevo Dios a Abraham: En cuanto a ti, guardarás mi pacto, tú y tu
descendencia después de ti por sus generaciones. 10Este es mi pacto,
que guardaréis entre mí y vosotros y tu descendencia después de ti: Será
circuncidado todo varón de entre vosotros.d
11Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y será por
señal del pacto entre mí y vosotros. 12Y de edad de ocho días será
circuncidado todo varón entre vosotros por vuestras generaciones; el nacido en
casa, y el comprado por dinero a cualquier extranjero, que no fuere de tu
linaje. 13Debe ser circuncidado el nacido en tu casa, y el comprado
por tu dinero; y estará mi pacto en vuestra carne por pacto perpetuo. 14Y
el varón incircunciso, el que no hubiere circuncidado la carne de su prepucio,
aquella persona será cortada de su pueblo; ha violado mi pacto.
15Dijo también Dios a Abraham: A
Sarai tu mujer no la llamarás Sarai, mas Sara15 será su nombre. 16Y la bendeciré, y
también te daré de ella hijo; sí, la bendeciré, y vendrá a ser
madre
de naciones; reyes de pueblos vendrán de ella. 17Entonces Abraham se
postró sobre su rostro, y se rió, y dijo en su corazón: ¿A hombre de cien años
ha de nacer hijo? ¿Y Sara, ya de noventa años, ha de concebir? 18Y
dijo Abraham a Dios: Ojalá Ismael viva delante de ti. 19Respondió
Dios: Ciertamente Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre
Isaac;16 y confirmaré mi
pacto con él como pacto perpetuo para sus descendientes después de él. 20Y
en cuanto a Ismael, también te he oído; he aquí que le bendeciré, y le haré
fructificar y multiplicar mucho en gran manera; doce príncipes engendrará, y
haré de él una gran nación. 21Mas yo estableceré mi pacto con Isaac,
el que Sara te dará a luz por este tiempo el año que viene. 22Y
acabó de hablar con él, y subió Dios de estar con Abraham.
23Entonces tomó Abraham a Ismael su
hijo, y a todos los siervos nacidos en su casa, y a todos los comprados por su
dinero, a todo varón entre los domésticos de la casa de Abraham, y circuncidó
la carne del prepucio de ellos en aquel mismo día, como Dios le
había
dicho. 24Era Abraham de edad de noventa y nueve años cuando
circuncidó la carne de su prepucio. 25E Ismael su hijo era de trece
años, cuando fue circuncidada la carne de su prepucio. 26En el mismo
día fueron circuncidados Abraham e Ismael su hijo. 27Y todos los
varones de su casa, el siervo nacido en casa, y el comprado del extranjero por
dinero, fueron circuncidados con él.2
17
1Era
Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo
soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto. 2Y
pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera. 3Entonces
Abram se postró sobre su rostro, y Dios habló con él, diciendo: 4He
aquí mi pacto es contigo, y serás padre de muchedumbre de gentes. 5Y
no se llamará más tu
nombre Abram,13 sino que
será tu nombre
Abraham,14 porque
te he puesto por padre de muchedumbre de gentes.a 6Y te multiplicaré
en gran manera, y haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti. 7Y
estableceré mi pacto entre mí y ti,
y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo,b para ser tu Dios, y el de
tu descendencia después de ti. 8Y te daré a ti, y a tu descendencia
después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad
perpetua;c y seré el Dios
de ellos.
i i 10.15: Is. 14.13–15.
j j
10.16: Mt. 10.40; Mr. 9.37; Lc. 9.48; Jn. 13.20.
k k 10.19: Sal. 91.13.
1 Reina
Valera Revisada (1960)---------------------------------------------------------------- 10.20
13 Esto
es, Padre enaltecido.
14 Entendido
aquí, Padre de una multitud.
a a 17.5: Ro. 4.17.
b b 17.7: Lc.
1.55.
c c 17.8: Hch.
7.5.
9Dijo
de nuevo Dios a Abraham: En cuanto a ti, guardarás mi pacto, tú y tu
descendencia después de ti por sus generaciones. 10Este es mi pacto,
que guardaréis entre mí y vosotros y tu descendencia después de ti: Será
circuncidado todo varón de entre vosotros.d
11Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y será por
señal del pacto entre mí y vosotros. 12Y de edad de ocho días será
circuncidado todo varón entre vosotros por vuestras generaciones; el nacido en
casa, y el comprado por dinero a cualquier extranjero, que no fuere de tu
linaje. 13Debe ser circuncidado el nacido en tu casa, y el comprado
por tu dinero; y estará mi pacto en vuestra carne por pacto perpetuo. 14Y
el varón incircunciso, el que no hubiere circuncidado la carne de su prepucio,
aquella persona será cortada de su pueblo; ha violado mi pacto.
15Dijo también Dios a Abraham: A
Sarai tu mujer no la llamarás Sarai, mas Sara15 será su nombre. 16Y la bendeciré, y
también te daré de ella hijo; sí, la bendeciré, y vendrá a ser
madre
de naciones; reyes de pueblos vendrán de ella. 17Entonces Abraham se
postró sobre su rostro, y se rió, y dijo en su corazón: ¿A hombre de cien años
ha de nacer hijo? ¿Y Sara, ya de noventa años, ha de concebir? 18Y
dijo Abraham a Dios: Ojalá Ismael viva delante de ti. 19Respondió
Dios: Ciertamente Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre
Isaac;16 y confirmaré mi
pacto con él como pacto perpetuo para sus descendientes después de él. 20Y
en cuanto a Ismael, también te he oído; he aquí que le bendeciré, y le haré
fructificar y multiplicar mucho en gran manera; doce príncipes engendrará, y
haré de él una gran nación. 21Mas yo estableceré mi pacto con Isaac,
el que Sara te dará a luz por este tiempo el año que viene. 22Y
acabó de hablar con él, y subió Dios de estar con Abraham.
23Entonces tomó Abraham a Ismael su
hijo, y a todos los siervos nacidos en su casa, y a todos los comprados por su
dinero, a todo varón entre los domésticos de la casa de Abraham, y circuncidó
la carne del prepucio de ellos en aquel mismo día, como Dios le
había
dicho. 24Era Abraham de edad de noventa y nueve años cuando
circuncidó la carne de su prepucio. 25E Ismael su hijo era de trece
años, cuando fue circuncidada la carne de su prepucio. 26En el mismo
día fueron circuncidados Abraham e Ismael su hijo. 27Y todos los
varones de su casa, el siervo nacido en casa, y el comprado del extranjero por
dinero, fueron circuncidados con él.2
Salmo 10
Plegaria
pidiendo la destrucción de los malvados
1 ¿Por qué estás lejos, oh Jehová,
Y te escondes en el tiempo de la tribulación?
2 Con arrogancia el malo persigue al pobre;
Será atrapado en los artificios que ha ideado.
d d 17.10: Hch. 7.8.
15 Esto
es, Princesa.
16 Esto
es, Risa.
2 Reina
Valera Revisada (1960)---------------------------------------------------------------- 17.27
3 Porque el malo se jacta del deseo de su alma, Bendice al codicioso, y desprecia a Jehová.
4 El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; No hay Dios en ninguno de sus pensamientos.
5 Sus caminos son torcidos en todo tiempo;
Tus juicios los tiene muy lejos de su vista;
A todos sus adversarios
desprecia.
6 Dice en su corazón: No seré movido jamás;
Nunca me alcanzará el infortunio.
7 Llena está su boca de maldición, y de
engaños y fraude;a Debajo de su lengua hay vejación y maldad.
8 Se sienta en acecho cerca de las aldeas;
En escondrijos mata al inocente.
Sus ojos están acechando al desvalido;
9 Acecha en oculto, como el león desde su cueva; Acecha para arrebatar al
pobre;
Arrebata al pobre trayéndolo a su
red.
10 Se encoge, se agacha,
Y caen en sus fuertes garras muchos desdichados.
11 Dice en su corazón: Dios ha olvidado;
Ha encubierto su rostro; nunca lo verá.
12 Levántate, oh Jehová Dios, alza tu mano; No te olvides de los pobres.
13 ¿Por qué desprecia el malo a Dios? En su corazón ha dicho: Tú no lo inquirirás.
14 Tú lo has visto; porque miras el trabajo
y la vejación, para dar la recompensa con tu mano; A ti se acoge el desvalido;
Tú eres el
amparo del huérfano.
15 Quebranta tú el brazo del inicuo,
Y persigue la maldad del malo hasta que no halles
ninguna.
16 Jehová es Rey eternamente y para siempre;
De su tierra han perecido las naciones.
17 El deseo de los humildes oíste, oh
Jehová; Tú dispones su corazón, y haces atento tu oído,
18 Para juzgar al
huérfano y al oprimido,
A fin de que no
vuelva más a hacer violencia el hombre de la tierra.3
a a 10.7: Ro. 3.14.
3 Reina Valera Revisada (1960)
1 ¿Por qué estás lejos, oh Jehová,
Y te escondes en el tiempo de la tribulación?
2 Con arrogancia el malo persigue al pobre;
Será atrapado en los artificios que ha ideado.
d d 17.10: Hch. 7.8.
15 Esto
es, Princesa.
16 Esto
es, Risa.
2 Reina
Valera Revisada (1960)---------------------------------------------------------------- 17.27
3 Porque el malo se jacta del deseo de su alma, Bendice al codicioso, y desprecia a Jehová.
4 El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; No hay Dios en ninguno de sus pensamientos.
5 Sus caminos son torcidos en todo tiempo;
Tus juicios los tiene muy lejos de su vista;
A todos sus adversarios
desprecia.
6 Dice en su corazón: No seré movido jamás;
Nunca me alcanzará el infortunio.
7 Llena está su boca de maldición, y de
engaños y fraude;a Debajo de su lengua hay vejación y maldad.
8 Se sienta en acecho cerca de las aldeas;
En escondrijos mata al inocente.
Sus ojos están acechando al desvalido;
9 Acecha en oculto, como el león desde su cueva; Acecha para arrebatar al
pobre;
Arrebata al pobre trayéndolo a su
red.
10 Se encoge, se agacha,
Y caen en sus fuertes garras muchos desdichados.
11 Dice en su corazón: Dios ha olvidado;
Ha encubierto su rostro; nunca lo verá.
12 Levántate, oh Jehová Dios, alza tu mano; No te olvides de los pobres.
13 ¿Por qué desprecia el malo a Dios? En su corazón ha dicho: Tú no lo inquirirás.
14 Tú lo has visto; porque miras el trabajo
y la vejación, para dar la recompensa con tu mano; A ti se acoge el desvalido;
Tú eres el
amparo del huérfano.
15 Quebranta tú el brazo del inicuo,
Y persigue la maldad del malo hasta que no halles
ninguna.
16 Jehová es Rey eternamente y para siempre;
De su tierra han perecido las naciones.
17 El deseo de los humildes oíste, oh
Jehová; Tú dispones su corazón, y haces atento tu oído,
18 Para juzgar al
huérfano y al oprimido,
A fin de que no
vuelva más a hacer violencia el hombre de la tierra.3
a a 10.7: Ro. 3.14.
3 Reina Valera Revisada (1960)
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