domingo, 31 de marzo de 2019

¡Cómo Vivir en Paz!



31  de Marzo
¡Vive en paz!
Por Riqui Ricón*
 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán (Mat 24.35).
Dice la Biblia, la Palabra de Dios que no miente, que tú eres a Sus ojos como aquel (aquella) que encuentra la paz.
Por eso a los ojos de mi amado soy como quien ha hallado la paz (Can 8.10b NVI).
La paz no es la imagen vaga de un mundo sin guerras como el ideal utópico de la humanidad. Paz es un nivel, un estado de vida, donde no existe el temor, ni la angustia, ni preocupación alguna, sino todo lo contrario, la Paz es un tipo de vida donde el amor, la felicidad, la alegría, el gozo y la expectación por la vida prevalecen continuamente en la mente y corazón de las personas que la POSEEN.
Por eso, a los ojos de él, ya he encontrado la felicidad (Can 8.10b DHH).
Paz es la voluntad perfecta, buena y agradable de Dios para tu vida.
Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el SEÑOR—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza (Jer 29.11 NVI).
Te preguntarás ¿cómo puedo obtener esa Paz? ¿Será posible vivir con esa Paz aquí en la tierra o estará reservada exclusivamente para los que van al cielo?
Cuando Jesús platicaba con una mujer samaritana, ésta termino por pedirle el agua de Vida ya que Jesús le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y el te daría agua viva (Jn 4. 10). Lo importante a destacar aquí, para comenzar a responder las preguntas anteriores, es que al final, fue a esta mujer y no a Caifás, ni a Herodes, ni a Pilatos, ni a ningún otro hombre o mujer de esa época, a quien Jesucristo le reveló de viva voz,  ser el Mesías, el Cristo, el Salvador de TODOS los hombres. Y fue esta mujer, extranjera y pecadora, la que comprendió que Jesús es el Hijo de Dios, Dios mismo hecho hombre, y que, por consiguiente, TODAS LAS PALABRAS que salen de Su boca se van a cumplir sin faltar alguna de ellas.
Fe vino a su vida, olvidó su cántaro sobre la arena y con él todos sus pesares y vergüenzas para correr hacia la gente de la aldea que tanto la menospreciaba por la vida que había llevado. ¿Qué importaba el pasado ahora que conocía el futuro y éste se presentaba tan hermoso pues, ella misma, la pecadora, había escuchado las PALABRAS que salen de la boca de Dios? ¡Jesús, el Mesías en persona, no la había censurado ni recriminado por sus fracasos y pecados sino que la había amado y aceptado! ¿Quién podría acusarla o condenarla ahora que ella era escogida de Dios? ¡Nadie! ¿Qué podría derrotarla ahora que Dios estaba con ella? ¡Nada!
¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.  ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros (Ro 8.33-34).
La Paz que sobrepasa todo entendimiento fluye de la Fe, fluye de esa certeza de lo que se espera, de esa convicción de lo que no se ve (He 11.1), cuando en Verdad (sin apariencias, ni falsas pretensiones), tú tienes la Palabra de Dios, la infalible y eterna Palabra de Honor del único Dios vivo y verdadero que te establece como Su Hijo(a) amado(a) por medio de Jesucristo.
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él (1 Jn 3.1).
Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Ahora, por el Gran Amor que Dios siente por ti y por Su Eterna e infalible Palabra, legal y legítimamente tú eres un(a) Hijo(a) del Todopoderoso. Y recuerda que, ¡Primero el cielo y la tierra dejan de existir antes que Dios deje de cumplirte Su Palabra!
Entonces, sí es posible tener Paz mientras transitas por este mundo. De hecho, la Paz es un derecho que te pertenece, pues Jesús lo pagó para ti con Su Sangre al morir en esa cruz y resucitar venciendo al pecado y a la muerte.
Ciertamente él cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores, pero nosotros lo consideramos herido, golpeado por Dios, y humillado.  Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados (Isa 53.4-5 NVI).
Ahora bien, ¿cómo se obtiene la Paz? Creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra. Deja de poner tus ojos y corazón en las circunstancias que te rodean y ponlos en la Palabra de Dios. No des crédito a lo que estás mirando, sintiendo o pensando y pon toda tu confianza en Jesús.
No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta (Ro 12.2 NTV).
¡Cambia tu forma de pensar haciendo de la Biblia la Norma máxima de tu existencia!
Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado (Isa 26.3).
Cuando en Verdad comiences a CREER que la Biblia ES la Palabra de Dios, entonces tu mente será renovada con la certeza de quién tú ahora ERES en Cristo Jesús y, sin lugar a dudas, la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús (Fil 4.7).
¡Es la Palabra de Dios! Él no miente ni se arrepiente, así que, ¡si Dios lo dijo, entonces, Él lo va a cumplir, si Dios la habló, entonces, Él lo va a ejecutar!
¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro (Ro 8.31-39).
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, ¿cómo no adorarte si cada día descubro más y más de este tu excelente y gran plan de amor para conmigo? Gracias, muchas gracias. Te digo que sí, que sí acepto esta Paz que sólo Tú me puedes dar. La recibo por el precio tan grande que se pagó por ella, la Sangre y Vida de Tu Hijo Jesús, mi Rey, Señor y Salvador. Creo a Tu Palabra y sé que soy más que vencedor por medio de Tu Amor. No voy a permitir al temor, ni a la duda, ni al desánimo que me roben lo que legítimamente me pertenece: una vida plena y abundante. ¡Tomo de Tu Plenitud Señor Jesús! Conformo mi mente, vida y corazón a Tu preciosa Palabra y recibo TODO lo que Tú adquiriste para mí. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy Feliz! ¡Soy un(a) Hijo(a) del Rey! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Marzo 31       Mat 24.29-51 /  Núm 28-29 /  Can 8.5-14

San Mateo 24. 29-51
La venida del Hijo del Hombre
(Mr. 13.24–37; Lc. 21.25–36; 17.25–36; 12.41–48)
29E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. 30Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. 31Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.
32De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. 33Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. 34De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. 35El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
36Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre. 37Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. 38Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, 39y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre. 40Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado. 41Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada. 42Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. 43Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa. 44Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.
45¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo? 46Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así. 47De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá. 48Pero si aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; 49y comenzare a golpear a sus consiervos, y aun a comer y a beber con los borrachos, 50vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe, 51y lo castigará duramente, y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro y el crujir de dientes.

Números 28-29
Las ofrendas diarias
(Ex. 29.38–46)
28
1Habló Jehová a Moisés, diciendo: 2Manda a los hijos de Israel, y diles: Mi ofrenda, mi pan con mis ofrendas encendidas en olor grato a mí, guardaréis, ofreciéndomelo a su tiempo. 3Y les dirás: Esta es la ofrenda encendida que ofreceréis a Jehová: dos corderos sin tacha de un año, cada día, será el holocausto continuo. 4Un cordero ofrecerás por la mañana, y el otro cordero ofrecerás a la caída de la tarde; 5y la décima parte de un efa de flor de harina, amasada con un cuarto de un hin de aceite de olivas machacadas, en ofrenda. 6Es holocausto continuo, que fue ordenado en el monte Sinaí para olor grato, ofrenda encendida a Jehová. 7Y su libación, la cuarta parte de un hin con cada cordero; derramarás libación de vino superior ante Jehová en el santuario. 8Y ofrecerás el segundo cordero a la caída de la tarde; conforme a la ofrenda de la mañana y conforme a su libación ofrecerás, ofrenda encendida en olor grato a Jehová.
Ofrendas mensuales y del día de reposo
9Mas el día de reposo, dos corderos de un año sin defecto, y dos décimas de flor de harina amasada con aceite, como ofrenda, con su libación. 10Es el holocausto de cada día de reposo, además del holocausto continuo y su libación.
11Al comienzo de vuestros meses ofreceréis en holocausto a Jehová dos becerros de la vacada, un carnero, y siete corderos de un año sin defecto; 12y tres décimas de flor de harina amasada con aceite, como ofrenda con cada becerro; y dos décimas de flor de harina amasada con aceite, como ofrenda con cada carnero; 13y una décima de flor de harina amasada con aceite, en ofrenda que se ofrecerá con cada cordero; holocausto de olor grato, ofrenda encendida a Jehová. 14Y sus libaciones de vino, medio hin con cada becerro, y la tercera parte de un hin con cada carnero, y la cuarta parte de un hin con cada cordero. Este es el holocausto de cada mes por todos los meses del año. 15Y un macho cabrío en expiación se ofrecerá a Jehová, además del holocausto continuo con su libación.

Ofrendas de las fiestas solemnes
(Lv. 23.1–44)
16Pero en el mes primero, a los catorce días del mes, será la pascua de Jehová. 17Y a los quince días de este mes, la fiesta solemne; por siete días se comerán panes sin levadura. 18El primer día será santa convocación; ninguna obra de siervos haréis. 19Y ofreceréis como ofrenda encendida en holocausto a Jehová, dos becerros de la vacada, y un carnero, y siete corderos de un año; serán sin defecto. 20Y su ofrenda de harina amasada con aceite: tres décimas con cada becerro, y dos décimas con cada carnero; 21y con cada uno de los siete corderos ofreceréis una décima. 22Y un macho cabrío por expiación, para reconciliaros. 23Esto ofreceréis además del holocausto de la mañana, que es el holocausto continuo. 24Conforme a esto ofreceréis cada uno de los siete días, vianda y ofrenda encendida en olor grato a Jehová; se ofrecerá además del holocausto continuo, con su libación. 25Y el séptimo día tendréis santa convocación; ninguna obra de siervos haréis.
26Además, el día de las primicias, cuando presentéis ofrenda nueva a Jehová en vuestras semanas, tendréis santa convocación; ninguna obra de siervos haréis. 27Y ofreceréis en holocausto, en olor grato a Jehová, dos becerros de la vacada, un carnero, siete corderos de un año; 28y la ofrenda de ellos, flor de harina amasada con aceite, tres décimas con cada becerro, dos décimas con cada carnero, 29y con cada uno de los siete corderos una décima; 30y un macho cabrío para hacer expiación por vosotros. 31Los ofreceréis, además del holocausto continuo con sus ofrendas, y sus libaciones; serán sin defecto.
29
1En el séptimo mes, el primero del mes, tendréis santa convocación; ninguna obra de siervos haréis; os será día de sonar las trompetas. 2Y ofreceréis holocausto en olor grato a Jehová, un becerro de la vacada, un carnero, siete corderos de un año sin defecto; 3y la ofrenda de ellos, de flor de harina amasada con aceite, tres décimas de efa con cada becerro, dos décimas con cada carnero, 4y con cada uno de los siete corderos, una décima; 5y un macho cabrío por expiación, para reconciliaros, 6además del holocausto del mes y su ofrenda, y el holocausto continuo y su ofrenda, y sus libaciones conforme a su ley, como ofrenda encendida a Jehová en olor grato.
7En el diez de este mes séptimo tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas;a ninguna obra haréis; 8y ofreceréis en holocausto a Jehová en olor grato, un becerro de la vacada, un carnero, y siete corderos de un año; serán sin defecto. 9Y sus ofrendas, flor de harina amasada con aceite, tres décimas de efa con cada becerro, dos décimas con cada carnero, 10y con cada uno de los siete corderos, una décima; 11y un macho cabrío por expiación; además de la ofrenda de las expiaciones por el pecado, y del holocausto continuo y de sus ofrendas y de sus libaciones.
12También a los quince días del mes séptimo tendréis santa convocación; ninguna obra de siervos haréis, y celebraréis fiesta solemne a Jehová por siete días. 13Y ofreceréis en holocausto, en ofrenda encendida a Jehová en olor grato, trece becerros de la vacada, dos carneros, y catorce corderos de un año; han de ser sin defecto. 14Y las ofrendas de ellos, de flor de harina amasada con aceite, tres décimas de efa con cada uno de los trece becerros, dos décimas con cada uno de los dos carneros, 15y con cada uno de los catorce corderos, una décima; 16y un macho cabrío por expiación, además del holocausto continuo, su ofrenda y su libación.
17El segundo día, doce becerros de la vacada, dos carneros, catorce corderos de un año sin defecto, 18y sus ofrendas y sus libaciones con los becerros, con los carneros y con los corderos, según el número de ellos, conforme a la ley; 19y un macho cabrío por expiación; además del holocausto continuo, y su ofrenda y su libación.
20El día tercero, once becerros, dos carneros, catorce corderos de un año sin defecto; 21y sus ofrendas y sus libaciones con los becerros, con los carneros y con los corderos, según el número de ellos, conforme a la ley; 22y un macho cabrío por expiación, además del holocausto continuo, y su ofrenda y su libación.
23El cuarto día, diez becerros, dos carneros, catorce corderos de un año sin defecto; 24sus ofrendas y sus libaciones con los becerros, con los carneros y con los corderos, según el número de ellos, conforme a la ley; 25y un macho cabrío por expiación; además del holocausto continuo, su ofrenda y su libación.
26El quinto día, nueve becerros, dos carneros, catorce corderos de un año sin defecto; 27y sus ofrendas y sus libaciones con los becerros, con los carneros y con los corderos, según el número de ellos, conforme a la ley; 28y un macho cabrío por expiación, además del holocausto continuo, su ofrenda y su libación.
29El sexto día, ocho becerros, dos carneros, catorce corderos de un año sin defecto; 30y sus ofrendas y sus libaciones con los becerros, con los carneros y con los corderos, según el número de ellos, conforme a la ley; 31y un macho cabrío por expiación, además del holocausto continuo, su ofrenda y su libación.
32El séptimo día, siete becerros, dos carneros, catorce corderos de un año sin defecto; 33y sus ofrendas y sus libaciones con los becerros, con los carneros y con los corderos, según el número de ellos, conforme a la ley; 34y un macho cabrío por expiación, además del holocausto continuo, con su ofrenda y su libación.
35El octavo día tendréis solemnidad; ninguna obra de siervos haréis. 36Y ofreceréis en holocausto, en ofrenda encendida de olor grato a Jehová, un becerro, un carnero, siete corderos de un año sin defecto; 37sus ofrendas y sus libaciones con el becerro, con el carnero y con los corderos, según el número de ellos, conforme a la ley; 38y un macho cabrío por expiación, además del holocausto continuo, con su ofrenda y su libación.
39Estas cosas ofreceréis a Jehová en vuestras fiestas solemnes, además de vuestros votos, y de vuestras ofrendas voluntarias, para vuestros holocaustos, y para vuestras ofrendas, y para vuestras libaciones, y para vuestras ofrendas de paz.
40Y Moisés dijo a los hijos de Israel conforme a todo lo que Jehová le había mandado.
       
Cantares 8.5-14

5     ¿Quién es ésta que sube del desierto,
Recostada sobre su amado?
Debajo de un manzano te desperté;
Allí tuvo tu madre dolores,
Allí tuvo dolores la que te dio a luz.
     6     Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo;
Porque fuerte es como la muerte el amor;
Duros como el Seol los celos;
Sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama.
     7     Las muchas aguas no podrán apagar el amor,
Ni lo ahogarán los ríos.
Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor,
De cierto lo menospreciarían.
     8     Tenemos una pequeña hermana,
Que no tiene pechos;
¿Qué haremos a nuestra hermana
Cuando de ella se hablare?
     9     Si ella es muro,
Edificaremos sobre él un palacio de plata;
Si fuere puerta,
La guarneceremos con tablas de cedro.
     10     Yo soy muro, y mis pechos como torres,
Desde que fui en sus ojos como la que halla paz.
     11     Salomón tuvo una viña en Baal-hamón,
La cual entregó a guardas,
Cada uno de los cuales debía traer mil monedas de plata por su fruto.
     12     Mi viña, que es mía, está delante de mí;
Las mil serán tuyas, oh Salomón,
Y doscientas para los que guardan su fruto.
     13     Oh, tú que habitas en los huertos,
Los compañeros escuchan tu voz;
Házmela oír.
     14     Apresúrate, amado mío,
Y sé semejante al corzo, o al cervatillo,
Sobre las montañas de los aromas.

viernes, 29 de marzo de 2019

¡Cómo vivir sin preocuparte!


11 de Octubre
¡Él va a cumplir!
Por Riqui Ricón*

Den gracias al Señor,  invoquen su *nombre; den a conocer sus obras entre las naciones. Cántenle,  entónenle salmos;  hablen de todas sus maravillas. Siéntanse orgullosos de su santo nombre;  alégrese el corazón de los que buscan al Señor. Recurran al Señor y a su fuerza;  busquen siempre su rostro. Recuerden las maravillas que ha realizado,  sus señales,  y los decretos que ha emitido. ¡Ustedes,  descendientes de Abraham su siervo!  ¡Ustedes,  hijos de Jacob,  elegidos suyos! Él es el Señor,  nuestro Dios;  en toda la tierra están sus decretos. Él siempre tiene presente su pacto,  la palabra que ordenó para mil generaciones. (Sal 105.1-8 NVI).

De las muchas razones que podemos mencionar para cantar y alabar a Dios con el corazón lleno de gratitud, la principal de todas es que, ¡Él es Dios!

Piénsalo por un momento, cuando el Señor se manifestó a Moisés diciendo que Él era el que ES, estableció para siempre la mejor de nuestras bendiciones, que es que en efecto, ¡Él es Dios!

Quizá te preguntes, ¿Y eso qué significa? Permíteme explicarte, cuando Él dijo Yo Soy el que Soy (Ex 3.14), estaba diciendo con muy pocas pero concisas palabras: Yo soy el único Dios Verdadero. Esto te puede parecer muy evidente (por ahora), pero sólo recuerda que Dios le estaba hablando a Moisés y a su generación; una generación que creció en medio de la idolatría de un Egipto repleto de dioses falsos.

Hoy en día (3,500 años después), no existe ninguna diferencia, Él sigue siendo el único Dios verdadero, el creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Pero, lo verdaderamente importante para ti y para mí, lo que nos lleva a adorarle y exaltarle con gratitud es Su principal atributo como Dios: ¡Él NO PUEDE MENTIR!

Jehová no es un dios humanizado, creado por el hombre a su imagen y semejanza. ¡No! ¡Nada de eso! Él es el único Dios verdadero y, aunque parezca contradictorio, existe una cosa que el Todopoderoso no puede hacer y eso es mentir.

Aunque quisiera hacerlo, Él no puede hacerlo. ¿Por qué? Porque, precisamente, ¡Él es Dios! Y esta es la mayor de nuestras bendiciones.

Continúo explicándome con un ejemplo, imagínate que hoy es un día domingo y el Señor se apareciera hoy en medio de nosotros diciendo: Miren que hermosa noche de miércoles estamos teniendo. Tú no podrías corregirlo diciéndole te equivocaste Señor, pues, en el preciso instante que las Palabras hermosa noche de miércoles salieran de Su Boca, ¿qué crees tú que sucedería? ¡Claro! En ese momento deja de ser domingo para convertirse en miércoles por la noche. ¡Él es Dios!

Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad (Jn 17.17).

Precisamente, porque Él es Dios, TODAS las palabras que salen de Su boca SIEMPRE se cumplen. ¡La Palabra de Dios es La Verdad!

Así que, regresando a nuestro ejemplo ficticio, a cambiar agendas y calendarios pues ya estaríamos en miércoles por la noche, y aunque Él haya pretendido jugarnos una broma y no la haya dicho en serio, Él sigue siendo Dios y todo Palabra que sale de la boca de Dios forzosamente se va a cumplir, todo lo que Él habló se va a ejecutar.

El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán (Luc 21.33).

¡La Palabra de Dios tiene el Poder de Dios para hacerse cumplir a si misma! Buenas noticias, mi amado(a), puedes cantar, alabar y bendecir Su nombre pues Él no puede mentir. ¡Todo lo que ha dicho es Verdad!

No quites de mi boca en ningún tiempo la palabra de verdad,  Porque en tus juicios espero (Sal 119.43).

Por lo tanto, ante ese problema, enfermedad o aflicción que estás enfrentando el día de hoy, puedes dejar de angustiarte y dejar de preguntarte ¿Qué voy hacer? Tú no eres Dios. Pero, ¡Él sí lo ES! Por lo tanto, si Él dice en Su Palabra que:

Ciertamente él cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores, pero nosotros lo consideramos herido, golpeado por Dios, y humillado. Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados (Isa 53.4-5 NVI).

Entonces puedes creer, y confiar, en que CIERTAMENTE Cristo Jesús llevó tus enfermedades, sufrió tus dolores y por Sus heridas ya estás sano(a) y eres libre de toda enfermedad. ¡Él es Dios! ¡No puede mentir! Solamente tienes que creerle a Dios, creerle a Su Palabra y recibir confiadamente lo que por derecho divino se compró para ti con la muerte y resurrección de Jesucristo: ¡Tu sanidad!

Si Él dice en la Biblia que:

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Fil 4.13).

Entonces, sin importar el tipo de problema, angustia o enfermedad, efectivamente, TODO LO PUEDES. Puedes enfrentar cualquier situación porque Cristo Jesús ya te dio el poder para hacerlo.

Si Dios dice que:

Sabemos que nadie nacido de Dios practica el pecado, porque Cristo, el Hijo de Dios, le protege y no permite que el maligno le toque (1 Jn 5.18 CST).

Entonces, porque tú eres nacido de Dios ya no practicas el pecado y eres la persona más guardada y protegida de todo el universo. Jesucristo en persona te está guardando y Satanás NO PUEDE tocarte. ¡Escrito está! ¡Es la Palabra de Dios!

-Pero, pero, yo no soy ese tipo de persona -me podrías objetar- todavía hago cosas que no le agradan a Dios.

Eso es lo que tú CREES de ti mismo(a) en base a tus acciones y circunstancias, pero te olvidas que lo único importante y relevante es lo que Jesús hizo por Amor a ti. Y la Biblia, que es la Palabra de Dios y no puede mentir, dice de ti que:

Al volverse cristiano, uno se convierte en una persona totalmente diferente. Deja de ser el de antes. ¡Surge una nueva vida! (2 Cor 5.17 NTV).

También dice que tú,

porque ahora tienen una nueva vida, vida que no recibieron de sus padres y que jamás se desvanecerá. Esta nueva vida de ustedes es eterna, porque se la dio Cristo, el vivo y eterno Mensaje de Dios (1 P 1.23 NTV).

Es Palabra de Dios, y si Dios lo dice, entonces es La Verdad.

Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible (Mar 9.23).

Así que, qué más diremos a esto, si Dios dice en Su Palabra que Él te ama:

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Miren lo grande que es el amor que el Padre nos ha mostrado, ¡hasta llega a hacer posible que seamos llamados hijos de Dios! Y eso es lo que de verdad somos. Por eso la gente del mundo no nos conoce, pues el mundo no conoce a Dios (1 Jn 3.1 PDT).

Entonces, sin lugar a dudas, ¡Dios te ama! Te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, para que pagara todos tus pecados, antes que perderte a ti. Te ama tanto que ahora hasta te llama Su propio(a) Hijo(a).

¡Y esto es lo que de Verdad eres: Un(a) Amado(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo!
Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios (1 Jn 5.1a).

Por todo esto, por su gran amor con que te ha amado, tienes la garantía de una Vida Plena, ya que estando tú muerto(a) en delitos y pecados, Él te dio vida juntamente con Cristo Jesús, por gracia eres salvo(a) –pleno(a)- (Efe 2.4-5).

Él lo dice así en Su Palabra y esa, mi amado(a), es la única Verdad que cuenta.
La Biblia, que es la Palabra de Dios, y no miente, es un Pacto. El Pacto de Dios para tu vida. Yasí, vale la pena estar contentos y felices, pues estas son excelentes noticias. Ya no dudes más, ¡Él va a cumplir Su Palabra!


Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, Tú determinaste en Tu Palabra que será dichoso(a), bienaventurado(a), mil veces feliz, el hombre o la mujer que pueda confiar en Ti. Yo creo que estás hablando de mí. Así es, Señor, te doy muchas gracias pues cada día te conozco más y sé que Tú no mientes, ni te arrepientes. Que lo que has hablado acerca de mí lo vas a cumplir todo. Por esto, por Tu Palabra, por Tu Honor, puedo vivir una vida dichosa. Sé que en el mundo tendré aflicciones pero puedo confiar en Ti, pues Tú, Cristo Jesús, ya has vencido al mundo. Así que, en todas las cosas soy más que vencedor por medio de Tu Amor, pues todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Me determino, con Tu ayuda, precioso Espíritu Santo, a vivir este día con valentía y alegría pues me doy cuenta que Tú estás en mí y conmigo; y si Dios es conmigo, ¿quién contra mí? ¡Mayor es el que está en mí, que el que está en el mundo! ¡No hay forma que pueda perder! Hoy, me alegro de corazón. Recurro a Ti, Señor, y al poder de Tu fuerza que es Tu Palabra. Recuerdo las maravillas y señales que has realizado en mi vida y me siento orgulloso de Tu Santo Nombre. Tú siempre tienes presente Tu Pacto, la Palabra Santa que has ordenado para mi Bendición. Por eso, creo, tomo y declaro cada una de Tus Promesas para mi Vida. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso? Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011
 

Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Marzo 30                          Mat 24.1-28 /  Núm 25-27 /  Can 6.4-8.4

San Mateo 24. 1-28
Jesús predice la destrucción del templo
(Mr. 13.1–2; Lc. 21.5–6)
24
1Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo. 2Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada.

Señales antes del fin
(Mr. 13.3–23; Lc. 21.7–24)
3Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo? 4Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. 5Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. 6Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. 7Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. 8Y todo esto será principio de dolores.
9Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre. 10Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. 11Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; 12y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. 13Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. 14Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.
15Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda), 16entonces los que estén en Judea, huyan a los montes. 17El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa; 18y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa. 19Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! 20Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo; 21porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. 22Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados. 23Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis. 24Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos. 25Ya os lo he dicho antes. 26Así que, si os dijeren: Mirad, está en el desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo creáis. 27Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre.28Porque dondequiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas.

Números 25-27
Israel acude a Baal-peor
25
1Moraba Israel en Sitim; y el pueblo empezó a fornicar con las hijas de Moab, 2las cuales invitaban al pueblo a los sacrificios de sus dioses; y el pueblo comió, y se inclinó a sus dioses. 3Así acudió el pueblo a Baal-peor; y el furor de Jehová se encendió contra Israel. 4Y Jehová dijo a Moisés: Toma a todos los príncipes del pueblo, y ahórcalos ante Jehová delante del sol, y el ardor de la ira de Jehová se apartará de Israel. 5Entonces Moisés dijo a los jueces de Israel: Matad cada uno a aquellos de los vuestros que se han juntado con Baal-peor.
6Y he aquí un varón de los hijos de Israel vino y trajo una madianita a sus hermanos, a ojos de Moisés y de toda la congregación de los hijos de Israel, mientras lloraban ellos a la puerta del tabernáculo de reunión. 7Y lo vio Finees hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, y se levantó de en medio de la congregación, y tomó una lanza en su mano; 8y fue tras el varón de Israel a la tienda, y los alanceó a ambos, al varón de Israel, y a la mujer por su vientre. Y cesó la mortandad de los hijos de Israel. 9Y murieron de aquella mortandad veinticuatro mil.
10Entonces Jehová habló a Moisés, diciendo: 11Finees hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, ha hecho apartar mi furor de los hijos de Israel, llevado de celo entre ellos; por lo cual yo no he consumido en mi celo a los hijos de Israel. 12Por tanto diles: He aquí yo establezco mi pacto de paz con él; 13y tendrá él, y su descendencia después de él, el pacto del sacerdocio perpetuo, por cuanto tuvo celo por su Dios e hizo expiación por los hijos de Israel.
14Y el nombre del varón que fue muerto con la madianita era Zimri hijo de Salu, jefe de una familia de la tribu de Simeón. 15Y el nombre de la mujer madianita muerta era Cozbi hija de Zur, príncipe de pueblos, padre de familia en Madián.
16Y Jehová habló a Moisés, diciendo: 17Hostigad a los madianitas, y heridlos, 18por cuanto ellos os afligieron a vosotros con sus ardides con que os han engañado en lo tocante a Baal-peor, y en lo tocante a Cozbi hija del príncipe de Madián, su hermana, la cual fue muerta el día de la mortandad por causa de Baal-peor.

Censo del pueblo en Moab
26
1Aconteció después de la mortandad, que Jehová habló a Moisés y a Eleazar hijo del sacerdote Aarón, diciendo: 2Tomad el censo de toda la congregación de los hijos de Israel, de veinte años arriba, por las casas de sus padres, todos los que pueden salir a la guerra en Israel. 3Y Moisés y el sacerdote Eleazar hablaron con ellos en los campos de Moab, junto al Jordán frente a Jericó, diciendo: 4Contaréis el pueblo de veinte años arriba, como mandó Jehová a Moisés y a los hijos de Israel que habían salido de tierra de Egipto.
5Rubén, primogénito de Israel; los hijos de Rubén: de Enoc, la familia de los enoquitas; de Falú, la familia de los faluitas; 6de Hezrón, la familia de los hezronitas; de Carmi, la familia de los carmitas. 7Estas son las familias de los rubenitas; y fueron contados de ellas cuarenta y tres mil setecientos treinta. 8Los hijos de Falú: Eliab. 9Y los hijos de Eliab: Nemuel, Datán y Abiram. Estos Datán y Abiram fueron los del consejo de la congregación, que se rebelaron contra Moisés y Aarón con el grupo de Coré, cuando se rebelaron contra Jehová; 10y la tierra abrió su boca y los tragó a ellos y a Coré, cuando aquel grupo murió, cuando consumió el fuego a doscientos cincuenta varones, para servir de escarmiento. 11Mas los hijos de Coré no murieron.
12Los hijos de Simeón por sus familias: de Nemuel, la familia de los nemuelitas; de Jamín, la familia de los jaminitas; de Jaquín, la familia de los jaquinitas; 13de Zera, la familia de los zeraítas; de Saúl, la familia de los saulitas. 14Estas son las familias de los simeonitas, veintidós mil doscientos.
15Los hijos de Gad por sus familias: de Zefón, la familia de los zefonitas; de Hagui, la familia de los haguitas; de Suni, la familia de los sunitas; 16de Ozni, la familia de los oznitas; de Eri, la familia de los eritas; 17de Arod, la familia de los aroditas; de Areli, la familia de los arelitas. 18Estas son las familias de Gad; y fueron contados de ellas cuarenta mil quinientos.
19Los hijos de Judá: Er y Onán; y Er y Onán murieron en la tierra de Canaán. 20Y fueron los hijos de Judá por sus familias: de Sela, la familia de los selaítas; de Fares, la familia de los faresitas; de Zera, la familia de los zeraítas. 21Y fueron los hijos de Fares: de Hezrón, la familia de los hezronitas; de Hamul, la familia de los hamulitas. 22Estas son las familias de Judá, y fueron contados de ellas setenta y seis mil quinientos.
23Los hijos de Isacar por sus familias; de Tola, la familia de los tolaítas; de Fúa, la familia de los funitas; 24de Jasub, la familia de los jasubitas; de Simrón, la familia de los simronitas. 25Estas son las familias de Isacar, y fueron contados de ellas sesenta y cuatro mil trescientos.
26Los hijos de Zabulón por sus familias: de Sered, la familia de los sereditas; de Elón, la familia de los elonitas; de Jahleel, la familia de los jahleelitas. 27Estas son las familias de los zabulonitas, y fueron contados de ellas sesenta mil quinientos.
28Los hijos de José por sus familias: Manasés y Efraín. 29Los hijos de Manasés: de Maquir, la familia de los maquiritas; y Maquir engendró a Galaad; de Galaad, la familia de los galaaditas. 30Estos son los hijos de Galaad: de Jezer, la familia de los jezeritas; de Helec, la familia de los helequitas; 31de Asriel, la familia de los asrielitas; de Siquem, la familia de los siquemitas; 32de Semida, la familia de los semidaítas; de Hefer, la familia de los heferitas. 33Y Zelofehad hijo de Hefer no tuvo hijos sino hijas; y los nombres de las hijas de Zelofehad fueron Maala, Noa, Hogla, Milca y Tirsa. 34Estas son las familias de Manasés; y fueron contados de ellas cincuenta y dos mil setecientos.
35Estos son los hijos de Efraín por sus familias: de Sutela, la familia de los sutelaítas; de Bequer, la familia de los bequeritas; de Tahán, la familia de los tahanitas. 36Y estos son los hijos de Sutela: de Erán, la familia de los eranitas. 37Estas son las familias de los hijos de Efraín; y fueron contados de ellas treinta y dos mil quinientos. Estos son los hijos de José por sus familias.
38Los hijos de Benjamín por sus familias: de Bela, la familia de los belaítas; de Asbel, la familia de los asbelitas; de Ahiram, la familia de los ahiramitas; 39de Sufam, la familia de los sufamitas; de Hufam, la familia de los hufamitas. 40Y los hijos de Bela fueron Ard y Naamán: de Ard, la familia de los arditas; de Naamán, la familia de los naamitas. 41Estos son los hijos de Benjamín por sus familias; y fueron contados de ellos cuarenta y cinco mil seiscientos.
42Estos son los hijos de Dan por sus familias: de Súham, la familia de los suhamitas. Estas son las familias de Dan por sus familias. 43De las familias de los suhamitas fueron contados sesenta y cuatro mil cuatrocientos.
44Los hijos de Aser por sus familias: de Imna, la familia de los imnitas; de Isúi, la familia de los isuitas; de Bería, la familia de los beriaítas. 45Los hijos de Bería: de Heber, la familia de los heberitas; de Malquiel, la familia de los malquielitas. 46Y el nombre de la hija de Aser fue Sera. 47Estas son las familias de los hijos de Aser; y fueron contados de ellas cincuenta y tres mil cuatrocientos.
48Los hijos de Neftalí, por sus familias: de Jahzeel, la familia de los jahzeelitas; de Guni, la familia de los gunitas; 49de Jezer, la familia de los jezeritas; de Silem, la familia de los silemitas. 50Estas son las familias de Neftalí por sus familias; y fueron contados de ellas cuarenta y cinco mil cuatrocientos.
51Estos son los contados de los hijos de Israel, seiscientos un mil setecientos treinta.

Orden para la repartición de la tierra
52Y habló Jehová a Moisés, diciendo: 53A éstos se repartirá la tierra en heredad, por la cuenta de los nombres. 54A los más darás mayor heredad, y a los menos menor; y a cada uno se le dará su heredad conforme a sus contados. 55Pero la tierra será repartida por suerte; y por los nombres de las tribus de sus padres heredarán. 56Conforme a la suerte será repartida su heredad entre el grande y el pequeño.

Censo de la tribu de Leví
57Los contados de los levitas por sus familias son estos: de Gersón, la familia de los gersonitas; de Coat, la familia de los coatitas; de Merari, la familia de los meraritas. 58Estas son las familias de los levitas: la familia de los libnitas, la familia de los hebronitas, la familia de los mahlitas, la familia de los musitas, la familia de los coreítas. Y Coat engendró a Amram. 59La mujer de Amram se llamó Jocabed, hija de Leví, que le nació a Leví en Egipto; ésta dio a luz de Amram a Aarón y a Moisés, y a María su hermana. 60Y a Aarón le nacieron Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar. 61Pero Nadab y Abiú murieron cuando ofrecieron fuego extraño delante de Jehová. 62De los levitas fueron contados veintitrés mil, todos varones de un mes arriba; porque no fueron contados entre los hijos de Israel, por cuanto no les había de ser dada heredad entre los hijos de Israel.

Caleb y Josué sobreviven
63Estos son los contados por Moisés y el sacerdote Eleazar, los cuales contaron los hijos de Israel en los campos de Moab, junto al Jordán frente a Jericó. 64Y entre éstos ninguno hubo de los contados por Moisés y el sacerdote Aarón, quienes contaron a los hijos de Israel en el desierto de Sinaí. 65Porque Jehová había dicho de ellos: Morirán en el desierto; y no quedó varón de ellos, sino Caleb hijo de Jefone y Josué hijo de Nun.

Petición de las hijas de Zelofehad
27
1Vinieron las hijas de Zelofehad hijo de Hefer, hijo de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés, de las familias de Manasés hijo de José, los nombres de las cuales eran Maala, Noa, Hogla, Milca y Tirsa; 2y se presentaron delante de Moisés y delante del sacerdote Eleazar, y delante de los príncipes y de toda la congregación, a la puerta del tabernáculo de reunión, y dijeron: 3Nuestro padre murió en el desierto; y él no estuvo en la compañía de los que se juntaron contra Jehová en el grupo de Coré, sino que en su propio pecado murió, y no tuvo hijos. 4¿Por qué será quitado el nombre de nuestro padre de entre su familia, por no haber tenido hijo? Danos heredad entre los hermanos de nuestro padre.
5Y Moisés llevó su causa delante de Jehová. 6Y Jehová respondió a Moisés, diciendo: 7Bien dicen las hijas de Zelofehad; les darás la posesión de una heredad entre los hermanos de su padre, y traspasarás la heredad de su padre a ellas. 8Y a los hijos de Israel hablarás, diciendo: Cuando alguno muriere sin hijos, traspasaréis su herencia a su hija. 9Si no tuviere hija, daréis su herencia a sus hermanos; 10y si no tuviere hermanos, daréis su herencia a los hermanos de su padre. 11Y si su padre no tuviere hermanos, daréis su herencia a su pariente más cercano de su linaje, y de éste será; y para los hijos de Israel esto será por estatuto de derecho, como Jehová mandó a Moisés.

Josué es designado como sucesor de Moisés
12Jehová dijo a Moisés: Sube a este monte Abarim, y verás la tierra que he dado a los hijos de Israel. 13Y después que la hayas visto, tú también serás reunido a tu pueblo, como fue reunido tu hermano Aarón. 14Pues fuisteis rebeldes a mi mandato en el desierto de Zin, en la rencilla de la congregación, no santificándome en las aguas a ojos de ellos. Estas son las aguas de la rencilla de Cades en el desierto de Zin. 15Entonces respondió Moisés a Jehová, diciendo: 16Ponga Jehová, Dios de los espíritus de toda carne, un varón sobre la congregación, 17que salga delante de ellos y que entre delante de ellos, que los saque y los introduzca, para que la congregación de Jehová no sea como ovejas sin pastor. 18Y Jehová dijo a Moisés: Toma a Josué hijo de Nun, varón en el cual hay espíritu, y pondrás tu mano sobre él; 19y lo pondrás delante del sacerdote Eleazar, y delante de toda la congregación; y le darás el cargo en presencia de ellos. 20Y pondrás de tu dignidad sobre él, para que toda la congregación de los hijos de Israel le obedezca. 21El se pondrá delante del sacerdote Eleazar, y le consultará por el juicio del Urim delante de Jehová; por el dicho de él saldrán, y por el dicho de él entrarán, él y todos los hijos de Israel con él, y toda la congregación. 22Y Moisés hizo como Jehová le había mandado, pues tomó a Josué y lo puso delante del sacerdote Eleazar, y de toda la congregación; 23y puso sobre él sus manos, y le dio el cargo, como Jehová había mandado por mano de Moisés.
       
Cantares 6.4-8.4

4     Hermosa eres tú, oh amiga mía, como Tirsa;
De desear, como Jerusalén;
Imponente como ejércitos en orden.
     5     Aparta tus ojos de delante de mí,
Porque ellos me vencieron.
Tu cabello es como manada de cabras
Que se recuestan en las laderas de Galaad.
     6     Tus dientes, como manadas de ovejas que suben del lavadero,
Todas con crías gemelas,
Y estéril no hay entre ellas.
     7     Como cachos de granada son tus mejillas
Detrás de tu velo.
     8     Sesenta son las reinas, y ochenta las concubinas,
Y las doncellas sin número;
     9     Mas una es la paloma mía, la perfecta mía;
Es la única de su madre,
La escogida de la que la dio a luz.
La vieron las doncellas, y la llamaron bienaventurada;
Las reinas y las concubinas, y la alabaron.
     10     ¿Quién es ésta que se muestra como el alba,
Hermosa como la luna,
Esclarecida como el sol,
Imponente como ejércitos en orden?
     11     Al huerto de los nogales descendí
A ver los frutos del valle,
Y para ver si brotaban las vides,
Si florecían los granados.
     12     Antes que lo supiera, mi alma me puso
Entre los carros de Aminadab.
     13     Vuélvete, vuélvete, oh sulamita;
Vuélvete, vuélvete, y te miraremos.
¿Qué veréis en la sulamita?
Algo como la reunión de dos campamentos.
7
     1     ¡Cuán hermosos son tus pies en las sandalias,
Oh hija de príncipe!
Los contornos de tus muslos son como joyas,
Obra de mano de excelente maestro.
     2     Tu ombligo como una taza redonda
Que no le falta bebida.
Tu vientre como montón de trigo
Cercado de lirios.
     3     Tus dos pechos, como gemelos de gacela.
     4     Tu cuello, como torre de marfil;
Tus ojos, como los estanques de Hesbón junto a la puerta de Bat-rabim;
Tu nariz, como la torre del Líbano,
Que mira hacia Damasco.
     5     Tu cabeza encima de ti, como el Carmelo;
Y el cabello de tu cabeza, como la púrpura del rey
Suspendida en los corredores.
     6     ¡Qué hermosa eres, y cuán suave,
Oh amor deleitoso!
     7     Tu estatura es semejante a la palmera,
Y tus pechos a los racimos.
     8     Yo dije: Subiré a la palmera,
Asiré sus ramas.
Deja que tus pechos sean como racimos de vid,
Y el olor de tu boca como de manzanas,
     9     Y tu paladar como el buen vino,
Que se entra a mi amado suavemente,
Y hace hablar los labios de los viejos.
     10     Yo soy de mi amado,
Y conmigo tiene su contentamiento.
     11     Ven, oh amado mío, salgamos al campo,
Moremos en las aldeas.
     12     Levantémonos de mañana a las viñas;
Veamos si brotan las vides, si están en cierne,
Si han florecido los granados;
Allí te daré mis amores.
     13     Las mandrágoras han dado olor,
Y a nuestras puertas hay toda suerte de dulces frutas,
Nuevas y añejas, que para ti, oh amado mío, he guardado.
8
     1     ¡Oh, si tú fueras como un hermano mío
Que mamó los pechos de mi madre!
Entonces, hallándote fuera, te besaría,
Y no me menospreciarían.
     2     Yo te llevaría, te metería en casa de mi madre;
Tú me enseñarías,
Y yo te haría beber vino
Adobado del mosto de mis granadas.
     3     Su izquierda esté debajo de mi cabeza,
Y su derecha me abrace.
     4     Os conjuro, oh doncellas de Jerusalén,
Que no despertéis ni hagáis velar al amor,
Hasta que quiera.