20 de Febrero
¡Creyéndole a Dios! ¡Creyendo Su Palabra!
Por Riqui Ricón*
La bendición de Jehová es la que enriquece, Y no añade tristeza con ella (Pro 10.22).
En estos
tiempos tan desafiantes (emocionantes diría yo), mucha gente quiere saber dónde
está y cómo obtener la Bendición de Dios. Piensan que si logran conseguir que
Dios los bendiga entonces serán capaces de vencer los retos que enfrentan.
Las palabras
Bendición y Bendecir provienen de la unión de dos palabras: las palabra bien, y
la palabra decir o dicho. Así, la palabra Bendición (del latín bene dictus), significa bien dicho o buen dicho; y la palabra Bendecir (del
latín bene dicere), significa bien decir.
Entonces, en
base a sus orígenes, la Bendición de Dios no es otra cosa más que el Buen dicho
de Dios, esto es, las cosas buenas que Dios ha dicho.
Entonces Jehová respondió a Moisés: ¿Acaso se ha acortado la mano de
Jehová? Ahora verás si se cumple mi
palabra, o no (Núm 11.23).
La Bendición de
Dios son las palabras de bien que Dios ha dicho, acerca de ti, en Su Palabra, La
Biblia. Y todas ellas, se cumplirán.
El cielo y la tierra pasarán, pero
mis palabras no pasarán (Luc 21.33).
Primero el
cielo y la tierra dejarán de existir, antes que Dios deje de cumplir una sola
de Sus Palabras de Bendición que Él ha expresado en Su Palabra, La Biblia.
Ahora pues, Jehová Dios, tú eres Dios, y tus palabras son verdad, y tú has prometido este bien a tu
siervo. Ten ahora a bien bendecir la casa de tu siervo,
para que permanezca perpetuamente delante de ti, porque tú, Jehová Dios, lo has dicho, y con tu bendición será bendita la casa de tu siervo para siempre (2 S 7.28-29).
La Palabra de
Dios, La Biblia, es La Verdad, y puesto que tú sabes que todas las Palabras que
salen de la Boca de Dios se cumplen, sin faltar alguna de ellas, entonces, por
simple lógica, TODAS las buenas Palabras que Dios ha dicho acerca de ti se van
a cumplir, ¡sin lugar a dudas!
Y vino a él, y he aquí que él estaba junto a su holocausto, y con él los
príncipes de Moab; y le dijo Balac: ¿Qué ha dicho Jehová? Entonces
él tomó su parábola, y dijo: Balac, levántate y oye; Escucha mis palabras, hijo
de Zipor: Dios no es hombre, para que
mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló,
¿y no lo ejecutará? He aquí, he recibido orden
de bendecir; El dio bendición, y no podré revocarla (Núm 23.17-20).
¡La Bendición de Dios ES
irrevocable!
La Biblia es la Palabra de
Dios y no miente, contiene TODA la Bendición de Dios, pues en ella están las
Palabras que han salido de la boca de Dios.
Así que, la Bendición de
Dios, que es la que enriquece y no añade tristeza en ella, está a tu alcance y
mucho más cerca de lo que te imaginas.
Sal 119:89-90 NVI Tu
palabra, SEÑOR, es eterna, y está firme en los cielos. (90)
Tu fidelidad permanece para siempre; estableciste la tierra, y quedó
firme.
La Palabra de Dios es
infalible, eterna e inmutable; La Bendición YA fue dicha y puedes darte cuenta
que Dios no necesita estar pendiente de tu conducta para ver si eres digno
merecedor de una Palabra de Bendición. ¡No! La Palabra de Dios es la Bendición
de Dios y tiene poder y autoridad para hacerse cumplir a sí misma.
¡La Bendición es la Palabra
de Amor que Dios ha proferido acerca de ti!
Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová,
pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis (Jer 29.11).
Dios te desea paz y no mal, por eso Él te ha bendecido, Él ha hablado y
decretado el bien para tu vida.
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación
de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de
Dios, agradable y perfecta (Rom 12.2).
Por lo tanto, no amoldes tus pensamientos a la forma como el mundo piensa,
sino cambia tu forma de pensar, renueva tu pensamiento con La Palabra de Dios,
con la Bendición, para que compruebes la voluntad de Dios.
¡Su voluntad para contigo es buena, agradable y perfecta!
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su
Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jua 3.16-17).
¡Dios te ama tanto que prefirió entregar a su propio Hijo antes que
perderte a ti!
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre
celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso
es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a
Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jua 3.1 BAD).
Dios te ama tanto que aunque
tú estabas muerto(a) en delitos y pecados, te dio vida juntamente con Cristo
Jesús para llamarte (bendecirte), Su propio(a) Hijo(a).
He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y
te introduzca en el lugar que yo he preparado (Exo 23.20).
La Buena Palabra de Dios (La
Bendición) ha enviado ángeles delante de ti para que te guarden y te guíen en
todos tus caminos.
Mas a Jehová vuestro Dios serviréis, y él bendecirá tu pan y tus aguas; y
yo quitaré toda enfermedad de en medio de ti. No habrá mujer que aborte,
ni estéril en tu tierra; y yo completaré el número de tus días (Exo 23.25-26).
Ahora, gracias a lo que
Jesús hizo por Amor a ti, al morir en esa cruz y resucitar para justificarte,
perdonarte y darte Nueva Vida, eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y
La Bendición de Dios enriquece tu Vida otorgándote salud y larga vida.
Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas
salud, así como prospera tu alma (3 Jua 2).
¡La Bendición ya fue dicha!
Es Palabra de Dios y está ahí, a tu alcance, cerca de ti, para seguirte y
alcanzarte: Que seas prosperado(a) en todas las cosas, que tengas salud y que
prospere tu alma.
El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos
nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? (Ro 8.32).
¡Todas las cosas!
Si puedes creer, ¡al que cree todo le es posible!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, que hermoso es saberme tan amado(a) por Ti. ¡Gracias
por tanto y tan grande Amor! En verdad te estoy muy agradecido(a). Gracias
porque el principio de la sabiduría es este Amor que nos relaciona a Ti y a mí.
Gracias por hacerme Tu Hijo(a). Gracias porque a pesar de mis circunstancias Tú
me aumentas mis días y me añades años de vida. Señor Jesús, por Tu sacrificio
de Amor, por tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota, ahora yo he
pasado de muerte a vida y ¡Tú me has trasladado de las tinieblas a Tu Luz
admirable! ¡Puedo vivir la Vida que compraste para mí! Así que, en todo
problema, enfermedad o aflicción, yo, ____________ (tu nombre aquí), soy más
que vencedor(a), pues TODO lo puedo en Cristo que me fortalece y aunque ande en
valle de sombra y de muerte NO VOY A TEMER mal alguno porque Tú, Jesús, estás
conmigo. Tu vara y tu cayado me infundirán
aliento. Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges
mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán
todos los días de mi vida, Y en Tu casa, oh Señor, moraré por largos días. ¡Soy
sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) de
Dios Nacido(a) de Nuevo! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Febrero 20 Mat 2 / Ex 22-23 / Pro 10