¿Por qué saldrás más que vencedor el día de hoy?
¡Porque Tú,
Señor, me lo has dicho!
Por Riqui Ricón*
Líbrame ahora de la mano de mi
hermano, de la mano de Esaú, porque le temo; no venga acaso y me hiera la madre
con los hijos. Y tú has dicho: Yo te haré bien, y tu descendencia
será como la arena del mar, que no se puede contar por la multitud (Gen
32.11-12).
Si acaso tú estás pasando por
alguna dificultad en este día, te conviene prestar atención a lo que sucedió a Jacob
cuando regresaba a su tierra y se enteró que su hermano Esaú venía a su
encuentro con 400 hombres. Jacob se encontraba en una situación muy grave pues,
aunque habían transcurrido más de veinte años sin ver a su hermano, él
recordaba que Esaú había jurado darle muerte.
¿Qué hacer en circunstancias tan
apremiantes? Jacob oró, pero no oró de una forma ordinaria, de hecho su oración
fue tan extraordinaria que, no sólo le valió el favor de su hermano sino que además,
Dios mismo decidió cambiar su nombre de Jacob (suplantador) por el de Israel.
¿Cuál fue su secreto? Su secreto
fue sencillo pero a la vez extraordinario: ¡Decidió creerle a Dios!
Jacob tenía la Palabra que Dios
le había dado y la utilizó para recordarle tanto a Dios como a sus
circunstancias, que ésta, la Palabra de Dios, se habría de cumplir sea cual
fueren las condiciones del momento: Y
tú [me] has dicho: Yo te haré bien, y
tu descendencia será como la arena del mar, que no se puede contar por la
multitud.
Para aplicar esto a tu vida hoy, sólo
pregúntate a ti mismo(a), ¿qué Palabra tengo departe de Dios?
Ciertamente ninguno de cuantos
esperan en ti será confundido; Serán avergonzados los que se rebelan sin causa…
Bueno y recto es Jehová; Por tanto, él enseñará a los pecadores el camino.
Encaminará a los humildes por el juicio, Y enseñará a los mansos su carrera.
Todas las sendas de Jehová son misericordia y verdad, Para los que guardan su
pacto y sus testimonios. Por amor de tu nombre, oh Jehová, Perdonarás también
mi pecado, que es grande. ¿Quién es el hombre que teme a Jehová? El le
enseñará el camino que ha de escoger. Gozará él de bienestar, Y su
descendencia heredará la tierra. La comunión íntima de Jehová es con los que
le temen, Y a ellos hará conocer su pacto. Mis ojos están siempre hacia
Jehová, Porque él sacará mis pies de la red (Sal
25.3,8-15).
¿Te parecen pocas? ¡No serás
confundido jamás! ¡Tus enemigos (que son los de Dios) serán avergonzados! ¡Él
te enseñará el camino por el que debes andar! ¡Te encaminará por el juicio! ¡Te
enseñará tu carrera! ¡Caminarás por sendas de misericordia y de verdad! ¡Él
perdonará TODOS tus pecados! ¡Te enseñará el camino que has de escoger!
¡Gozarás de bienestar! ¡Tu descendencia heredará la tierra! ¡Te deleitarás en
comunión íntima con Él! ¡Te hará conocer Su pacto! ¡Sacará tus pies de la red!
Esta, mi amado(a), es Palabra de
Honor, es Palabra de Dios. Y si Dios lo dijo, entonces, Él lo va a cumplir, si
Dios lo habló, entonces, Él lo va a ejecutar.
El cielo y la tierra pasarán,
pero mis palabras no pasarán (Luc 21.33).
Efectivamente, por la Palabra que
Dios había dado, el encuentro de Jacob con Esaú tuvo un final feliz.
Ahora bien, ante este testimonio
de la honorabilidad de Dios, medita bien cuánta más certeza tienes tú, un(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, ante cualquier problema, aflicción o
enfermedad.
Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su
Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jua
3.16-17).
Dios te ama tanto que prefirió
entregar a su propio Hijo antes que perderte a ti.
El que no escatimó ni a su
propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también
con él todas las cosas? (Ro 8.32).
¡Todas las cosas! ¡Asombroso! Sin
importar cuál sea tu condición actual, Dios está dispuesto a responderte y lo
hará por Amor a Su Nombre, por Amor a Su Palabra y por Amor a ti. Aunque tus
pecados hayan sido grandes, Él ya te ha perdonado en la Sangre del Nuevo Pacto
y al creer y recibir el sacrificio que Su Hijo Jesús hizo por Amor a ti Él te
eleva a la condición privilegiada de un(a) verdadero(a) y legítimo(a) Hijo(a)
de Dios.
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados
hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente,
como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jua 3.1 BAD).
Estimado(a)
amigo(a), ¡ya no estás más solo(a)! Dios, tu Padre, no te ha dejado, ni te
dejará. Puedes confiar y descansar en Él, pues Dios jamás ha faltado a Su
Palabra.
Porque el Hijo del Hombre vino
a buscar y a salvar lo que se había perdido (Luc
19.10).
El Hijo del
Hombre, Jesucristo, vino a este mundo para buscarte a ti. A ti, que antes estabas muerto(a)
a causa de tu desobediencia y tus muchos pecados. A ti, que vivías en pecado,
igual que el resto de la gente, obedeciendo al diablo —el líder de los poderes
del mundo invisible —, quien es el espíritu que actúa en el corazón de los que
se niegan a obedecer a Dios. Así vivías tú en el pasado, siguiendo los deseos
de tus pasiones y la inclinación de tu naturaleza pecaminosa. Y por tu propia
naturaleza, eras objeto del enojo de Dios igual que todos los demás. Pero Dios
es tan rico en misericordia y te amó tanto que, a pesar de que estabas muerto(a)
por causa de tus pecados, Él te dio vida cuando levantó a Cristo de los
muertos. (¡Es sólo por la gracia de Dios que tú has sido salvado(a)!) Pues te
levantó de los muertos junto con Cristo y te sentó con él en los lugares
celestiales, porque estás unido(a) a Cristo Jesús. De modo que, en estos
tiempos, Dios puede ponerte como ejemplo de la increíble riqueza de la gracia y
la bondad que te tuvo, como se ve en todo lo que ha hecho por ti, que estamos
unido(a) a Cristo Jesús. Dios te salvó por su gracia cuando creíste. Tú no
tienes ningún mérito en eso; es un regalo de Dios. La salvación no es un premio
por las cosas buenas que hayas hecho, así que no puedes jactarse de ser salvo. Pues
tú eres la obra maestra de Dios. Él te creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de
que hagas las cosas buenas que preparó para ti tiempo atrás (Efe 2.1-10).
Así que, con toda certeza, oremos
en voz audible:
Amado Padre celestial, vengo ante
Ti en este día con la plena certeza que Tú guardarás en completa paz a aquel
cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti he confiado. Yo te creo, Señor;
creo Tu Palabra, la Biblia. Sé perfectamente que Tu Palabra, la Biblia, es la Verdad. Y sé que aún
esta certeza me la has dado Tú por el gran Amor con que me amas. Gracias, Señor
Jesús, porque estando yo en tinieblas me trasladaste a Tu luz admirable;
estando yo muerto(a) en delitos y pecados me has dado vida y la vida que has
comprado para mí con Tu Sangre es una vida buena, plena y abundante. ¡Soy un(a)
Hijo(a) del Rey de reyes y Señor de Señores! Por lo
tanto, aunque hoy esté enfrentando problemas y aflicciones, yo declaró en Tu
nombre Jesucristo que saldré adelante en libertad y victoria, en salud y
prosperidad pues escrito está acerca de mí que en todas las cosas soy más que
vencedor(a) por medio de Aquel que me ama, Cristo Jesús. Resisto y hecho fuera
de mi vida toda enfermedad, pobreza, tristeza, depresión, soledad, temor y
angustia. Cubro todo mi ser, espíritu, alma y cuerpo, con la Sangre de Jesús y
llamo y recibo toda la salud, amor, paz y gozo que Tú, Jesucristo, compraste
para mí al morir en la cruz. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy
dichoso(a)! E insisto, ¡soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! Gracias a
Ti, Señor Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Enero
25 Luc 19.1-27
/
Gen 32-33 / Sal 25
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Enero
25 Luc 19.1-27
/
Gen 32-33 / Sal 25
San
Lucas 19.1-27
Jesús y Zaqueo
19
1Habiendo entrado Jesús en Jericó,
iba pasando por la ciudad. 2Y sucedió que un varón llamado Zaqueo,
que era jefe de los publicanos, y rico, 3procuraba ver quién era
Jesús; pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura.
4Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había
de pasar por allí. 5Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando
hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es
necesario que pose yo en tu casa. 6Entonces él descendió aprisa, y
le recibió gozoso. 7Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que
había entrado a posar con un hombre pecador. 8Entonces Zaqueo,
puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los
pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado.
9Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él
también es hijo de Abraham. 10Porque el Hijo del Hombre vino a
buscar y a salvar lo que se había perdido.a
Parábola de las diez minas
11Oyendo ellos estas cosas,
prosiguió Jesús y dijo una parábola, por cuanto estaba cerca de Jerusalén, y
ellos pensaban que el reino de Dios se manifestaría inmediatamente. 12Dijo,
pues: Un hombre noble se fue a un país lejano, para recibir un reino y volver.
13Y llamando a diez siervos suyos, les dio diez minas,2
y les dijo: Negociad entre tanto que vengo. 14Pero sus
conciudadanos le aborrecían, y enviaron tras él una embajada, diciendo: No
queremos que éste reine sobre nosotros. 15Aconteció que vuelto él,
después de recibir el reino, mandó llamar ante él a aquellos siervos a los
cuales había dado el dinero, para saber lo que había negociado cada uno.
16Vino el primero, diciendo: Señor, tu mina ha ganado diez minas.
17Él le dijo: Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido
fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades. 18Vino otro,
diciendo: Señor, tu mina ha producido cinco minas. 19Y también a
éste dijo: Tú también sé sobre cinco ciudades. 20Vino otro,
diciendo: Señor, aquí está tu mina, la cual he tenido guardada en un pañuelo;
21porque tuve miedo de ti, por cuanto eres hombre severo, que tomas lo
que no pusiste, y siegas lo que no sembraste. 22Entonces él le
dijo: Mal siervo, por tu propia boca te juzgo. Sabías que yo era hombre severo,
que tomo lo que no puse, y que siego lo que no sembré; 23¿por qué,
pues, no pusiste mi dinero en el banco, para que al volver yo, lo hubiera
recibido con los intereses? 24Y dijo a los que estaban presentes:
Quitadle la mina, y dadla al que tiene las diez minas. 25Ellos le
dijeron: Señor, tiene diez minas. 26Pues yo os digo que a todo el
que tiene, se le dará; mas al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.b
27Y también a aquellos mis enemigos que no querían que yo reinase sobre
ellos, traedlos acá, y decapitadlos delante de mí.c[1]
Génesis
32-33
Jacob se prepara para el encuentro con Esaú
32
1Jacob siguió su camino, y le
salieron al encuentro ángeles de Dios. 2Y dijo Jacob cuando los
vio: Campamento de Dios es este; y llamó el nombre de aquel lugar Mahanaim.41
3Y envió Jacob mensajeros delante de sí a Esaú su hermano, a la tierra
de Seir, campo de Edom. 4Y les mandó diciendo: Así diréis a mi
señor Esaú: Así dice tu siervo Jacob: Con Labán he morado, y me he detenido
hasta ahora; 5y tengo vacas, asnos, ovejas, y siervos y siervas; y
envío a decirlo a mi señor, para hallar gracia en tus ojos.
6Y los mensajeros volvieron a
Jacob, diciendo: Vinimos a tu hermano Esaú, y él también viene a recibirte, y
cuatrocientos hombres con él. 7Entonces Jacob tuvo gran temor, y
se angustió; y distribuyó el pueblo que tenía consigo, y las ovejas y las vacas
y los camellos, en dos campamentos. 8Y dijo: Si viene Esaú contra
un campamento y lo ataca, el otro campamento escapará.
9Y dijo Jacob: Dios de mi padre
Abraham, y Dios de mi padre Isaac, Jehová, que me dijiste: Vuélvete a tu tierra
y a tu parentela, y yo te haré bien; 10menor soy que todas las
misericordias y que toda la verdad que has usado para con tu siervo; pues con
mi cayado pasé este Jordán, y ahora estoy sobre dos campamentos. 11Líbrame
ahora de la mano de mi hermano, de la mano de Esaú, porque le temo; no venga
acaso y me hiera la madre con los hijos. 12Y tú has dicho: Yo te
haré bien, y tu descendencia será como la arena del mar,a que no se
puede contar por la multitud. 13Y durmió allí aquella noche, y
tomó de lo que le vino a la mano un presente para su hermano Esaú: 14doscientas
cabras y veinte machos cabríos, doscientas ovejas y veinte carneros, 15treinta
camellas paridas con sus crías, cuarenta vacas y diez novillos, veinte asnas y
diez borricos. 16Y lo entregó a sus siervos, cada manada de por
sí; y dijo a sus siervos: Pasad delante de mí, y poned espacio entre manada y
manada. 17Y mandó al primero, diciendo: Si Esaú mi hermano te
encontrare, y te preguntare, diciendo: ¿De quién eres? ¿y adónde vas? ¿y para
quién es esto que llevas delante de ti? 18entonces dirás: Es un
presente de tu siervo Jacob, que envía a mi señor Esaú; y he aquí también él
viene tras nosotros. 19Mandó también al segundo, y al tercero, y a
todos los que iban tras aquellas manadas, diciendo: Conforme a esto hablaréis a
Esaú, cuando le hallareis. 20Y diréis también: He aquí tu siervo
Jacob viene tras nosotros. Porque dijo: Apaciguaré su ira con el presente que
va delante de mí, y después veré su rostro; quizá le seré acepto. 21Pasó,
pues, el presente delante de él; y él durmió aquella noche en el campamento.
Jacob lucha con el ángel en Peniel
22Y se levantó aquella noche, y
tomó sus dos mujeres, y sus dos siervas, y sus once hijos, y pasó el vado de
Jaboc. 23Los tomó, pues, e hizo pasar el arroyo a ellos y a todo
lo que tenía. 24Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón
hasta que rayaba el alba. 25Y cuando el varón vio que no podía con
él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob
mientras con él luchaba. 26Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y
Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices. 27Y el varón
le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob. 28Y el varón
le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob,b sino Israel;42
porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido. 29Entonces
Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió:
¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí. 30Y llamó
Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel;43 porque dijo:
Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma. 31Y cuando había
pasado Peniel, le salió el sol; y cojeaba de su cadera. 32Por esto
no comen los hijos de Israel, hasta hoy día, del tendón que se contrajo, el
cual está en el encaje del muslo; porque tocó a Jacob este sitio de su muslo en
el tendón que se contrajo.
Reconciliación entre Jacob y Esaú
33
1Alzando Jacob sus ojos, miró, y he
aquí venía Esaú, y los cuatrocientos hombres con él; entonces repartió él los
niños entre Lea y Raquel y las dos siervas. 2Y puso las siervas y
sus niños delante, luego a Lea y sus niños, y a Raquel y a José los últimos.
3Y él pasó delante de ellos y se inclinó a tierra siete veces, hasta que
llegó a su hermano. 4Pero Esaú corrió a su encuentro y le abrazó,
y se echó sobre su cuello, y le besó; y lloraron. 5Y alzó sus ojos
y vio a las mujeres y los niños, y dijo: ¿Quiénes son éstos? Y él respondió:
Son los niños que Dios ha dado a tu siervo. 6Luego vinieron las
siervas, ellas y sus niños, y se inclinaron. 7Y vino Lea con sus
niños, y se inclinaron; y después llegó José y Raquel, y también se inclinaron.
8Y Esaú dijo: ¿Qué te propones con todos estos grupos que he encontrado?
Y Jacob respondió: El hallar gracia en los ojos de mi señor. 9Y
dijo Esaú: Suficiente tengo yo, hermano mío; sea para ti lo que es tuyo.
10Y dijo Jacob: No, yo te ruego; si he hallado ahora gracia en tus ojos,
acepta mi presente, porque he visto tu rostro, como si hubiera visto el rostro
de Dios, pues que con tanto favor me has recibido. 11Acepta, te
ruego, mi presente que te he traído, porque Dios me ha hecho merced, y todo lo
que hay aquí es mío. E insistió con él, y Esaú lo tomó. 12Y Esaú
dijo: Anda, vamos; y yo iré delante de ti. 13Y Jacob le dijo: Mi
señor sabe que los niños son tiernos, y que tengo ovejas y vacas paridas; y si
las fatigan, en un día morirán todas las ovejas. 14Pase ahora mi
señor delante de su siervo, y yo me iré poco a poco al paso del ganado que va
delante de mí, y al paso de los niños, hasta que llegue a mi señor a Seir.
15Y Esaú dijo: Dejaré ahora contigo de la gente que viene conmigo. Y
Jacob dijo: ¿Para qué esto? Halle yo gracia en los ojos de mi señor. 16Así
volvió Esaú aquel día por su camino a Seir. 17Y Jacob fue a Sucot,
y edificó allí casa para sí, e hizo cabañas para su ganado; por tanto, llamó el
nombre de aquel lugar Sucot.44
18Después Jacob llegó sano y salvo
a la ciudad de Siquem, que está en la tierra de Canaán, cuando venía de
Padan-aram; y acampó delante de la ciudad. 19Y compró una parte
del campo,a donde plantó su tienda, de mano de los hijos
de Hamor padre de Siquem, por cien monedas.45 20Y
erigió allí un altar, y lo llamó El-Elohe-Israel.46[2]
Salmo 25
David implora dirección, perdón y protección
Salmo de David.
1 A ti, oh
Jehová, levantaré mi alma.
2 Dios mío,
en ti confío;
No sea yo avergonzado,
No se alegren de mí mis
enemigos.
3 Ciertamente
ninguno de cuantos esperan en ti será confundido;
Serán avergonzados los que se
rebelan sin causa.
4 Muéstrame,
oh Jehová, tus caminos;
Enséñame tus sendas.
5 Encamíname
en tu verdad, y enséñame,
Porque tú eres el Dios de mi
salvación;
En ti he esperado todo el día.
6 Acuérdate,
oh Jehová, de tus piedades y de tus misericordias,
Que son perpetuas.
7 De los
pecados de mi juventud, y de mis rebeliones, no te acuerdes;
Conforme a tu misericordia
acuérdate de mí,
Por tu bondad, oh Jehová.
8 Bueno y
recto es Jehová;
Por tanto, él enseñará a los
pecadores el camino.
9 Encaminará
a los humildes por el juicio,
Y enseñará a los mansos su
carrera.
10 Todas las
sendas de Jehová son misericordia y verdad,
Para los que guardan su pacto
y sus testimonios.
11 Por amor de
tu nombre, oh Jehová,
Perdonarás también mi pecado,
que es grande.
12 ¿Quién es
el hombre que teme a Jehová?
El le enseñará el camino que
ha de escoger.
13 Gozará él
de bienestar,
Y su descendencia heredará la
tierra.
14 La comunión
íntima de Jehová es con los que le temen,
Y a ellos hará conocer su
pacto.
15 Mis ojos
están siempre hacia Jehová,
Porque él sacará mis pies de
la red.
16 Mírame, y
ten misericordia de mí,
Porque estoy solo y afligido.
17 Las
angustias de mi corazón se han aumentado;
Sácame de mis congojas.
18 Mira mi
aflicción y mi trabajo,
Y perdona todos mis pecados.
19 Mira mis
enemigos, cómo se han multiplicado,
Y con odio violento me
aborrecen.
20 Guarda mi
alma, y líbrame;
No sea yo avergonzado, porque
en ti confié.
21 Integridad
y rectitud me guarden,
Porque en ti he esperado.
22 Redime, oh
Dios, a Israel
De todas sus angustias.[3]
a a 19.10: Mt. 18.11.
2 Moneda que correspondía a 100 dracmas.
b b 19.26: Mt. 13.12; Mr. 4.25; Lc. 8.18.
c c 19.11–27: Mt. 25.14–30.
[1] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Lc
18.43-19.27
41 Entendido aquí, Dos campamentos.
a a 32.12: Gn. 22.17.
b b 32.28: Gn. 35.10.
42 Esto es, El que lucha con Dios, o Dios
lucha.
43 Esto es, El rostro de Dios.
44 Esto es, Cabañas.
a a 33.19: Jos. 24.32; Jn. 4.5.
45 Heb. cien kesitas.
46 Esto es, Dios, el Dios de Israel.
[2] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Gn
31.55-33.20
[3] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Sal
24.10-25.22
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Enero
25 Luc 19.1-27
/
Gen 32-33 / Sal 25
San
Lucas 19.1-27
Jesús y Zaqueo
19
1Habiendo entrado Jesús en Jericó,
iba pasando por la ciudad. 2Y sucedió que un varón llamado Zaqueo,
que era jefe de los publicanos, y rico, 3procuraba ver quién era
Jesús; pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura.
4Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había
de pasar por allí. 5Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando
hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es
necesario que pose yo en tu casa. 6Entonces él descendió aprisa, y
le recibió gozoso. 7Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que
había entrado a posar con un hombre pecador. 8Entonces Zaqueo,
puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los
pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado.
9Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él
también es hijo de Abraham. 10Porque el Hijo del Hombre vino a
buscar y a salvar lo que se había perdido.a
Parábola de las diez minas
11Oyendo ellos estas cosas,
prosiguió Jesús y dijo una parábola, por cuanto estaba cerca de Jerusalén, y
ellos pensaban que el reino de Dios se manifestaría inmediatamente. 12Dijo,
pues: Un hombre noble se fue a un país lejano, para recibir un reino y volver.
13Y llamando a diez siervos suyos, les dio diez minas,2
y les dijo: Negociad entre tanto que vengo. 14Pero sus
conciudadanos le aborrecían, y enviaron tras él una embajada, diciendo: No
queremos que éste reine sobre nosotros. 15Aconteció que vuelto él,
después de recibir el reino, mandó llamar ante él a aquellos siervos a los
cuales había dado el dinero, para saber lo que había negociado cada uno.
16Vino el primero, diciendo: Señor, tu mina ha ganado diez minas.
17Él le dijo: Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido
fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades. 18Vino otro,
diciendo: Señor, tu mina ha producido cinco minas. 19Y también a
éste dijo: Tú también sé sobre cinco ciudades. 20Vino otro,
diciendo: Señor, aquí está tu mina, la cual he tenido guardada en un pañuelo;
21porque tuve miedo de ti, por cuanto eres hombre severo, que tomas lo
que no pusiste, y siegas lo que no sembraste. 22Entonces él le
dijo: Mal siervo, por tu propia boca te juzgo. Sabías que yo era hombre severo,
que tomo lo que no puse, y que siego lo que no sembré; 23¿por qué,
pues, no pusiste mi dinero en el banco, para que al volver yo, lo hubiera
recibido con los intereses? 24Y dijo a los que estaban presentes:
Quitadle la mina, y dadla al que tiene las diez minas. 25Ellos le
dijeron: Señor, tiene diez minas. 26Pues yo os digo que a todo el
que tiene, se le dará; mas al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.b
27Y también a aquellos mis enemigos que no querían que yo reinase sobre
ellos, traedlos acá, y decapitadlos delante de mí.c[1]
Génesis
32-33
Jacob se prepara para el encuentro con Esaú
32
1Jacob siguió su camino, y le
salieron al encuentro ángeles de Dios. 2Y dijo Jacob cuando los
vio: Campamento de Dios es este; y llamó el nombre de aquel lugar Mahanaim.41
3Y envió Jacob mensajeros delante de sí a Esaú su hermano, a la tierra
de Seir, campo de Edom. 4Y les mandó diciendo: Así diréis a mi
señor Esaú: Así dice tu siervo Jacob: Con Labán he morado, y me he detenido
hasta ahora; 5y tengo vacas, asnos, ovejas, y siervos y siervas; y
envío a decirlo a mi señor, para hallar gracia en tus ojos.
6Y los mensajeros volvieron a
Jacob, diciendo: Vinimos a tu hermano Esaú, y él también viene a recibirte, y
cuatrocientos hombres con él. 7Entonces Jacob tuvo gran temor, y
se angustió; y distribuyó el pueblo que tenía consigo, y las ovejas y las vacas
y los camellos, en dos campamentos. 8Y dijo: Si viene Esaú contra
un campamento y lo ataca, el otro campamento escapará.
9Y dijo Jacob: Dios de mi padre
Abraham, y Dios de mi padre Isaac, Jehová, que me dijiste: Vuélvete a tu tierra
y a tu parentela, y yo te haré bien; 10menor soy que todas las
misericordias y que toda la verdad que has usado para con tu siervo; pues con
mi cayado pasé este Jordán, y ahora estoy sobre dos campamentos. 11Líbrame
ahora de la mano de mi hermano, de la mano de Esaú, porque le temo; no venga
acaso y me hiera la madre con los hijos. 12Y tú has dicho: Yo te
haré bien, y tu descendencia será como la arena del mar,a que no se
puede contar por la multitud. 13Y durmió allí aquella noche, y
tomó de lo que le vino a la mano un presente para su hermano Esaú: 14doscientas
cabras y veinte machos cabríos, doscientas ovejas y veinte carneros, 15treinta
camellas paridas con sus crías, cuarenta vacas y diez novillos, veinte asnas y
diez borricos. 16Y lo entregó a sus siervos, cada manada de por
sí; y dijo a sus siervos: Pasad delante de mí, y poned espacio entre manada y
manada. 17Y mandó al primero, diciendo: Si Esaú mi hermano te
encontrare, y te preguntare, diciendo: ¿De quién eres? ¿y adónde vas? ¿y para
quién es esto que llevas delante de ti? 18entonces dirás: Es un
presente de tu siervo Jacob, que envía a mi señor Esaú; y he aquí también él
viene tras nosotros. 19Mandó también al segundo, y al tercero, y a
todos los que iban tras aquellas manadas, diciendo: Conforme a esto hablaréis a
Esaú, cuando le hallareis. 20Y diréis también: He aquí tu siervo
Jacob viene tras nosotros. Porque dijo: Apaciguaré su ira con el presente que
va delante de mí, y después veré su rostro; quizá le seré acepto. 21Pasó,
pues, el presente delante de él; y él durmió aquella noche en el campamento.
Jacob lucha con el ángel en Peniel
22Y se levantó aquella noche, y
tomó sus dos mujeres, y sus dos siervas, y sus once hijos, y pasó el vado de
Jaboc. 23Los tomó, pues, e hizo pasar el arroyo a ellos y a todo
lo que tenía. 24Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón
hasta que rayaba el alba. 25Y cuando el varón vio que no podía con
él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob
mientras con él luchaba. 26Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y
Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices. 27Y el varón
le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob. 28Y el varón
le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob,b sino Israel;42
porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido. 29Entonces
Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió:
¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí. 30Y llamó
Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel;43 porque dijo:
Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma. 31Y cuando había
pasado Peniel, le salió el sol; y cojeaba de su cadera. 32Por esto
no comen los hijos de Israel, hasta hoy día, del tendón que se contrajo, el
cual está en el encaje del muslo; porque tocó a Jacob este sitio de su muslo en
el tendón que se contrajo.
Reconciliación entre Jacob y Esaú
33
1Alzando Jacob sus ojos, miró, y he
aquí venía Esaú, y los cuatrocientos hombres con él; entonces repartió él los
niños entre Lea y Raquel y las dos siervas. 2Y puso las siervas y
sus niños delante, luego a Lea y sus niños, y a Raquel y a José los últimos.
3Y él pasó delante de ellos y se inclinó a tierra siete veces, hasta que
llegó a su hermano. 4Pero Esaú corrió a su encuentro y le abrazó,
y se echó sobre su cuello, y le besó; y lloraron. 5Y alzó sus ojos
y vio a las mujeres y los niños, y dijo: ¿Quiénes son éstos? Y él respondió:
Son los niños que Dios ha dado a tu siervo. 6Luego vinieron las
siervas, ellas y sus niños, y se inclinaron. 7Y vino Lea con sus
niños, y se inclinaron; y después llegó José y Raquel, y también se inclinaron.
8Y Esaú dijo: ¿Qué te propones con todos estos grupos que he encontrado?
Y Jacob respondió: El hallar gracia en los ojos de mi señor. 9Y
dijo Esaú: Suficiente tengo yo, hermano mío; sea para ti lo que es tuyo.
10Y dijo Jacob: No, yo te ruego; si he hallado ahora gracia en tus ojos,
acepta mi presente, porque he visto tu rostro, como si hubiera visto el rostro
de Dios, pues que con tanto favor me has recibido. 11Acepta, te
ruego, mi presente que te he traído, porque Dios me ha hecho merced, y todo lo
que hay aquí es mío. E insistió con él, y Esaú lo tomó. 12Y Esaú
dijo: Anda, vamos; y yo iré delante de ti. 13Y Jacob le dijo: Mi
señor sabe que los niños son tiernos, y que tengo ovejas y vacas paridas; y si
las fatigan, en un día morirán todas las ovejas. 14Pase ahora mi
señor delante de su siervo, y yo me iré poco a poco al paso del ganado que va
delante de mí, y al paso de los niños, hasta que llegue a mi señor a Seir.
15Y Esaú dijo: Dejaré ahora contigo de la gente que viene conmigo. Y
Jacob dijo: ¿Para qué esto? Halle yo gracia en los ojos de mi señor. 16Así
volvió Esaú aquel día por su camino a Seir. 17Y Jacob fue a Sucot,
y edificó allí casa para sí, e hizo cabañas para su ganado; por tanto, llamó el
nombre de aquel lugar Sucot.44
18Después Jacob llegó sano y salvo
a la ciudad de Siquem, que está en la tierra de Canaán, cuando venía de
Padan-aram; y acampó delante de la ciudad. 19Y compró una parte
del campo,a donde plantó su tienda, de mano de los hijos
de Hamor padre de Siquem, por cien monedas.45 20Y
erigió allí un altar, y lo llamó El-Elohe-Israel.46[2]
Salmo 25
David implora dirección, perdón y protección
Salmo de David.
1 A ti, oh
Jehová, levantaré mi alma.
2 Dios mío,
en ti confío;
No sea yo avergonzado,
No se alegren de mí mis
enemigos.
3 Ciertamente
ninguno de cuantos esperan en ti será confundido;
Serán avergonzados los que se
rebelan sin causa.
4 Muéstrame,
oh Jehová, tus caminos;
Enséñame tus sendas.
5 Encamíname
en tu verdad, y enséñame,
Porque tú eres el Dios de mi
salvación;
En ti he esperado todo el día.
6 Acuérdate,
oh Jehová, de tus piedades y de tus misericordias,
Que son perpetuas.
7 De los
pecados de mi juventud, y de mis rebeliones, no te acuerdes;
Conforme a tu misericordia
acuérdate de mí,
Por tu bondad, oh Jehová.
8 Bueno y
recto es Jehová;
Por tanto, él enseñará a los
pecadores el camino.
9 Encaminará
a los humildes por el juicio,
Y enseñará a los mansos su
carrera.
10 Todas las
sendas de Jehová son misericordia y verdad,
Para los que guardan su pacto
y sus testimonios.
11 Por amor de
tu nombre, oh Jehová,
Perdonarás también mi pecado,
que es grande.
12 ¿Quién es
el hombre que teme a Jehová?
El le enseñará el camino que
ha de escoger.
13 Gozará él
de bienestar,
Y su descendencia heredará la
tierra.
14 La comunión
íntima de Jehová es con los que le temen,
Y a ellos hará conocer su
pacto.
15 Mis ojos
están siempre hacia Jehová,
Porque él sacará mis pies de
la red.
16 Mírame, y
ten misericordia de mí,
Porque estoy solo y afligido.
17 Las
angustias de mi corazón se han aumentado;
Sácame de mis congojas.
18 Mira mi
aflicción y mi trabajo,
Y perdona todos mis pecados.
19 Mira mis
enemigos, cómo se han multiplicado,
Y con odio violento me
aborrecen.
20 Guarda mi
alma, y líbrame;
No sea yo avergonzado, porque
en ti confié.
21 Integridad
y rectitud me guarden,
Porque en ti he esperado.
22 Redime, oh
Dios, a Israel
De todas sus angustias.[3]
a a 19.10: Mt. 18.11.
2 Moneda que correspondía a 100 dracmas.
b b 19.26: Mt. 13.12; Mr. 4.25; Lc. 8.18.
c c 19.11–27: Mt. 25.14–30.
[1] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Lc
18.43-19.27
41 Entendido aquí, Dos campamentos.
a a 32.12: Gn. 22.17.
b b 32.28: Gn. 35.10.
42 Esto es, El que lucha con Dios, o Dios
lucha.
43 Esto es, El rostro de Dios.
44 Esto es, Cabañas.
a a 33.19: Jos. 24.32; Jn. 4.5.
45 Heb. cien kesitas.
46 Esto es, Dios, el Dios de Israel.
[2] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Gn
31.55-33.20
[3] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Sal
24.10-25.22
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