¡Cómo abrir la Puerta del Reino y entrar en el!
¡Creyéndole a Dios, creyendo Su
Palabra!
Por Riqui Ricón*
Luc 18:15-17 NTV Cierto
día, algunos padres llevaron a sus hijitos a Jesús para que él los tocara y los
bendijera. Pero, cuando los discípulos vieron esto, regañaron a los padres por
molestarlo. (16) Entonces Jesús llamó a los niños y dijo a los
discípulos: «Dejen que los niños vengan a mí. ¡No los detengan! Pues el reino
de Dios pertenece a los que son como estos niños. (17)
Les digo la verdad, el que no reciba el reino de Dios como un niño nunca
entrará en él».
En tu programa de lectura de
la Biblia en un año, tienes aquí la llave maestra que abre la puerta y te da
acceso al Reino de Dios. Sin embargo, para comprender y poder hacer el uso
correcto de esta llave, primero has de comprender a qué se refiere Jesús cuando
habla del Reino de Dios.
Mat 22:1-3 RV60 Respondiendo
Jesús, les volvió a hablar en
parábolas, diciendo: (2) El
reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su
hijo; (3) y envió a sus siervos a llamar a los
convidados a las bodas; mas éstos no quisieron
venir.
1. El Reino de Dios NO es un
lugar físico sino un Sistema de Gobierno. Es el Sistema de Gobierno de Dios que
se basa en el Amor y la Gracia. La Constitución o Carta Suprema que rige al
Reino de Dios ES La Biblia.
2. Todos los seres humanos
están llamados a formar parte del Reino de Dios, sin embargo, no todos quieren
entrar y formar parte de Él.
Jua 1:10-13 RV60 En el
mundo estaba, y el mundo por él fue
hecho; pero el mundo no le conoció. (11) A
lo suyo vino, y los suyos no le
recibieron. (12) Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de
Dios; (13) los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.
La traducción de La Biblia
Nueva Traducción Viviente lo expresa de esta forma:
Jua 1:10-13 NTV Vino al
mismo mundo que él había creado, pero el mundo no lo reconoció. (11)
Vino a los de su propio pueblo, y hasta ellos lo rechazaron. (12)
Pero, a todos los que creyeron en él y lo recibieron, les dio el derecho
de llegar a ser hijos de Dios. (13) Ellos nacen de nuevo, no mediante un
nacimiento físico como resultado de la pasión o de la iniciativa humana, sino
por medio de un nacimiento que proviene de Dios.
3. La ciudadanía en el Reino
de Dios se obtiene por la FE, esto es, creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra,
que Jesucristo te hizo justo(a) al morir en la cruz, pagando TODOS tus pecados;
te santifico (escogió) y perfeccionó al resucitar venciendo al pecado y a la
muerte, y siendo Él el primer Hijo de Dios Nacido de Nuevo, te otorgó el mismo
derecho y privilegio mediante la FE, creyendo lo que Dios dice en Su Palabra:
Que Él te Ama tanto que prefirió entregar a Su Propio Hijo antes que perderte a
ti. Es mediante esta FE que tú naces de Nuevo, pero no más como un ser humano
común y corriente sino como un(a) auténtico(a) y genuino(a) Hijo(a) de Dios.
Jua 3:16 RV60 Porque de
tal manera amó Dios al mundo, que ha
dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
4. La Vida Eterna (vivir para
siempre), es el derecho y atributo exclusivo de los Hijos del Rey, que son los
Hijos de Dios.
Luc 17:20-21 RV1960 Preguntado
por los fariseos, cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió y dijo:
El reino de Dios no vendrá con advertencia, (21) ni dirán: Helo aquí, o helo allí;(C) porque
he aquí el reino de Dios está entre vosotros.
5. Como ya establecimos, el
Reino de Dios NO ES un lugar físico y ya está entre nosotros: Es el aquí y el
ahora. Es el tiempo presente que ya estás viviendo.
Sal 119:142 RV60 Tu justicia es justicia
eterna, Y tu ley [Tu
Palabra] la verdad.
6. Lo gobierna un Rey Justo y
compasivo: Dios.
Mat 22:2-6 RV60 El reino de los cielos es semejante a un rey
que hizo fiesta de bodas a su hijo;
(3) y envió a sus siervos a
llamar a los convidados a las bodas; mas
éstos no quisieron venir. (4) Volvió a enviar otros siervos, diciendo:
Decid a los convidados: He
aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales engordados han sido
muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas. (5)
Mas ellos, sin hacer caso, se fueron,
uno a su labranza, y otro a sus
negocios; (6) y otros,
tomando a los siervos, los
afrentaron y los mataron.
7. A pesar de tus pecados,
fracasos y errores, insistentemente, Dios te está invitando a formar parte de Su
Reino.
Isa 1:18 RV60 Venid luego,
dice Jehová, y estemos a
cuenta: si vuestros pecados fueren como
la grana, como la nieve serán
emblanquecidos; si fueren rojos como el
carmesí, vendrán a ser como blanca lana.
8. En el Reino de Dios NO son
importantes tus pecados sino tu decisión de CREER y aceptar el precio que ya se
pagó por todos ellos.
Jua 14:6 NTV Jesús le
contestó: —Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie puede ir al Padre si no
es por medio de mí.
9. Sólo hay un camino para entrar al Reino de
Dios y es a través del sacrificio de Jesús.
Mat 22:11-13 RV60 Y entró el
rey para ver a los convidados, y vio
allí a un hombre que no estaba vestido de boda.
(12) Y le dijo: Amigo,
¿cómo entraste aquí, sin estar
vestido de boda? Mas él enmudeció. (13)
Entonces el rey dijo a los que servían:
Atadle de pies y manos, y echadle
en las tinieblas de afuera; allí será el
lloro y el crujir de dientes.
10. No es posible entrar a la
Presencia del Rey si no estás vestido(a) con tu Identidad de Hijo(a) de Dios
Nacido(a) de Nuevo. ¡Con vestiduras reales, lavadas y emblanquecidas con la
Sangre del Cordero!
Mat 6:33 RV60 Mas buscad
primeramente el reino de Dios y su justicia,
y todas estas cosas os serán añadidas.
11. El Reino de Dios se
establece mediante la FE en un proceso diario y continuo.
Ahora bien, aunque estas sólo
son algunas características del Reino de Dios, entenderás que estas, y todas
las demás que puedas encontrar en La Biblia, sólo son accesibles a aquellos
que, como los niños, pueden simplemente creerle a Dios, creyendo Su Palabra.
Mat 18:2-3 RV60 Y llamando
Jesús a un niño, lo puso en medio de
ellos, (3) y dijo:
De cierto os digo, que si no os
volvéis y os hacéis como niños, no
entraréis en el reino de los cielos.
A fuerza de vivir en el
sistema de este mundo, la mente y la actitud de los seres humanos adultos se
vuelve crítica, recelosa e incrédula, y dado que el pecado original (el que dio
a luz este sistema corrupto llamado mundo), fue la incredulidad a La Palabra de
Dios (Dios dijo, no comas de este árbol porque morirás; la serpiente dijo, no
morirás; desde entonces hasta este momento el dilema sigue siendo el mismo:
Dios dice una cosa y Satanás, o el mundo, dice otra cosa, ¿quién de los dos
dirá la Verdad? ¿A cuál de los dos le voy a creer?), no es de extrañar la
lógica sencilla de Dios: Sólo aquel que me crea, como un niño le cree a su
papá, ese(a) podrá entrar y participar del Reino de Dios.
Flp 4:6-7 RV60 Por nada
estéis afanosos, sino sean conocidas
vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. (7) Y
la paz de Dios, que sobrepasa todo
entendimiento, guardará vuestros
corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
La Buena Noticia es que, si tú
ya aceptaste a Jesucristo como tu Señor y Salvador, ahora eres legal y
auténticamente, un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y lo único que Dios te
pide es que confíes en Él, como un(a) Hijo(a) confiaría en su Padre que le Ama.
Luc 18:7-8 RV60 ¿Y acaso Dios no hará justicia
a sus escogidos, que claman a él día y
noche? ¿Se tardará en responderles? (8) Os
digo que pronto les hará justicia. Pero
cuando venga el Hijo del Hombre,
¿hallará fe en la tierra?
De acuerdo a La Biblia,
que es la Palabra de Dios y no miente, y por el sacrificio de Cristo Jesús,
ahora tú eres ese(a) Hijo(a) escogido(a) a quien Dios NO tardará en responder.
Sal 84:12 RV60 Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía.
Así que, sea lo que sea
lo que estés enfrentando este día, sé feliz. Tienes un Padre que te Ama y cuida
de ti, y es nada menos, y nada más, que el Todopoderoso Dios.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, en este
día, creo y recibo el Amor que Tú tienes por mí. Hoy, como un(a) Hijo(a)
amado(a) puedo declarar con FE que Tú, Señor, eres mi pastor y nada me faltará.
En lugares de delicados pastos me hará
descansar; Junto a aguas de reposo me
pastorearás. Confortarás mi
alma; Me guiarás por sendas de justicia por amor de Tu nombre. Aunque ande en valle de sombra de
muerte, No temeré mal alguno, porque Tú estarás conmigo; Tu vara y tu
cayado me infundirán aliento. Aderezas
mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con
aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me
seguirán todos los días de mi vida, Y en Tu casa, en Tu Presencia, moraré por toda
la Eternidad. Por esto, y por que lo dices Tú en Tu Palabra, La Biblia, estoy
decidido(a) a salir más que vencedor(a) de todos los retos, problemas y aflicciones
que estoy enfrentando. Por Tu Amor y Tu Palabra, estoy convencido(a) que soy Tu
Hijo(a) Amado(a) y que Tú nunca me has dejado y jamás me dejarás. Por lo tanto,
yo daré por respuesta a mi avergonzador que en Tu Palabra he confiado. No haré
caso a lo fuerte que griten las circunstancias de mi Vida, sino que escucharé
la Verdad de Tu Palabra, pues es ahí donde obtengo la Victoria al creerte a Ti,
como un niño le creería a Su Padre que le Ama. Hoy quiero ser especialmente
consciente de Tu gran Amor con que me has amado pues estando yo muerto(a) en
delitos y pecados Tú me diste Vida juntamente con Cristo. ¡Por gracia soy salvo(a)!
Señor Jesús, sé que al morir por mí en esa cruz pagaste TODOS mis pecados y por
eso me has hecho justo delante del Padre para ser adoptado(a) Hijo(a) Suyo(a)
según el puro afecto de Su Voluntad. ¡Mil gracias por eso! Ahora sé quién soy:
un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo; Nacido(a) de Nuevo para triunfar.
Ningún problema, enfermedad o circunstancia podrán jamás hablar más fuerte que
la Verdad. ¡Tú Palabra es la Verdad! No permitiré al temor, ni a la duda, ni al
desánimo, ni a la condenación, ni a la vergüenza que me lleven por el camino
del error. ¡Yo soy Tu Hijo(a), oh Dios y Tú eres mi Padre! Nada ni nadie puede
deshacer esto: ¡Todo lo puedo en Cristo Jesús que me fortalece! ¡En TODAS las
cosas soy más que vencedor(a) por medio
de Aquel que me amó, Cristo Jesús! ¡Mayor es Él, que está en mí, que el
que está en el mundo! ¡Mi Dios pues, suplirá TODO lo que me falta conforme Sus
riquezas en gloria! Esto es todo el bien que has hecho conmigo, conforme a Tu
Palabra. En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este
mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a)
pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu
sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última
gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero,
Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente
Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta
simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido
trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo!
¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré
solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2010
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Enero 23 Luc 18.1-17
/
Gen 29.31-30.43 / Sal 23
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Enero 23 Luc 18.1-17
/
Gen 29.31-30.43 / Sal 23
San
Lucas 18.1-17
Parábola de la viuda y el juez injusto
18
1También les refirió Jesús una
parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar, 2diciendo:
Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre.
3Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él,
diciendo: Hazme justicia de mi adversario. 4Y él no quiso por
algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni
tengo respeto a hombre, 5sin embargo, porque esta viuda me es
molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la
paciencia. 6Y dijo el Señor: Oíd lo que dijo el juez injusto.
7¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y
noche? ¿Se tardará en responderles? 8Os digo que pronto les hará
justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?
Parábola del fariseo y el publicano
9A unos que confiaban en sí mismos
como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola: 10Dos
hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano.
11El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios,
te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos,
adúlteros, ni aun como este publicano; 12ayuno dos veces a la
semana, doy diezmos de todo lo que gano. 13Mas el publicano,
estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba
el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. 14Os digo que
éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que
se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.a
Jesús bendice a los niños
(Mt. 19.13–15; Mr. 10.13–16)
15Traían a él los niños para que
los tocase; lo cual viendo los discípulos, les reprendieron. 16Mas
Jesús, llamándolos, dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis;
porque de los tales es el reino de Dios. 17De cierto os digo, que
el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él.[1]
Génesis
29.31-30.43
Los hijos de Jacob
31Y vio Jehová que Lea era
menospreciada, y le dio hijos; pero Raquel era estéril. 32Y
concibió Lea, y dio a luz un hijo, y llamó su nombre Rubén,27
porque dijo: Ha mirado Jehová mi aflicción; ahora, por tanto, me amará mi
marido. 33Concibió otra vez, y dio a luz un hijo, y dijo: Por
cuanto oyó28 Jehová que yo era menospreciada, me ha dado
también éste. Y llamó su nombre Simeón. 34Y concibió otra vez, y
dio a luz un hijo, y dijo: Ahora esta vez se unirá29 mi
marido conmigo, porque le he dado a luz tres hijos; por tanto, llamó su nombre
Leví. 35Concibió otra vez, y dio a luz un hijo, y dijo: Esta vez
alabaré30
a Jehová; por esto llamó su nombre Judá; y dejó de dar a luz.
30
1Viendo Raquel que no daba hijos a
Jacob, tuvo envidia de su hermana, y decía a Jacob: Dame hijos, o si no, me
muero. 2Y Jacob se enojó contra Raquel, y dijo: ¿Soy yo acaso
Dios, que te impidió el fruto de tu vientre? 3Y ella dijo: He aquí
mi sierva Bilha; llégate a ella, y dará a luz sobre mis rodillas, y yo también
tendré hijos de ella. 4Así le dio a Bilha su sierva por mujer; y
Jacob se llegó a ella. 5Y concibió Bilha, y dio a luz un hijo a
Jacob. 6Dijo entonces Raquel: Me juzgó Dios, y también oyó mi voz,
y me dio un hijo. Por tanto llamó su nombre Dan.31 7Concibió
otra vez Bilha la sierva de Raquel, y dio a luz un segundo hijo a Jacob.
8Y dijo Raquel: Con luchas de Dios he contendido32 con mi
hermana, y he vencido. Y llamó su nombre Neftalí. 9Viendo, pues,
Lea, que había dejado de dar a luz, tomó a Zilpa su sierva, y la dio a Jacob
por mujer. 10Y Zilpa sierva de Lea dio a luz un hijo a Jacob.
11Y dijo Lea: Vino la ventura; y llamó su nombre Gad.33
12Luego Zilpa la sierva de Lea dio a luz otro hijo a Jacob. 13Y
dijo Lea: Para dicha mía; porque las mujeres me dirán dichosa; y llamó su
nombre Aser.34
14Fue Rubén en tiempo de la siega
de los trigos, y halló mandrágoras en el campo, y las trajo a Lea su madre; y
dijo Raquel a Lea: Te ruego que me des de las mandrágoras de tu hijo. 15Y
ella respondió: ¿Es poco que hayas tomado mi marido, sino que también te has de
llevar las mandrágoras de mi hijo? Y dijo Raquel: Pues dormirá contigo esta
noche por las mandrágoras de tu hijo. 16Cuando, pues, Jacob volvía
del campo a la tarde, salió Lea a él, y le dijo: Llégate a mí, porque a la
verdad te he alquilado por las mandrágoras de mi hijo. Y durmió con ella aquella
noche. 17Y oyó Dios a Lea; y concibió, y dio a luz el quinto hijo
a Jacob. 18Y dijo Lea: Dios me ha dado mi recompensa,35
por cuanto di mi sierva a mi marido; por eso llamó su nombre Isacar. 19Después
concibió Lea otra vez, y dio a luz el sexto hijo a Jacob. 20Y dijo
Lea: Dios me ha dado una buena dote; ahora morará36
conmigo mi marido, porque le he dado a luz seis hijos; y llamó su nombre
Zabulón. 21Después dio a luz una hija, y llamó su nombre Dina.
22Y se acordó Dios de Raquel, y la oyó Dios, y le concedió hijos.
23Y concibió, y dio a luz un hijo, y dijo: Dios ha quitado mi afrenta;
24y llamó su nombre José,37 diciendo: Añádame Jehová
otro hijo.
Tretas de Jacob y de Labán
25Aconteció cuando Raquel hubo dado
a luz a José, que Jacob dijo a Labán: Envíame, e iré a mi lugar, y a mi
tierra. 26Dame mis mujeres y mis hijos, por las cuales he servido
contigo, y déjame ir; pues tú sabes los servicios que te he hecho. 27Y
Labán le respondió: Halle yo ahora gracia en tus ojos, y quédate; he
experimentado que Jehová me ha bendecido por tu causa. 28Y dijo:
Señálame tu salario, y yo lo daré. 29Y él respondió: Tú sabes cómo
te he servido, y cómo ha estado tu ganado conmigo. 30Porque poco
tenías antes de mi venida, y ha crecido en gran número, y Jehová te ha
bendecido con mi llegada; y ahora, ¿cuándo trabajaré también por mi propia
casa? 31Y él dijo: ¿Qué te daré? Y respondió Jacob: No me des
nada; si hicieres por mí esto, volveré a apacentar tus ovejas. 32Yo
pasaré hoy por todo tu rebaño, poniendo aparte todas las ovejas manchadas y
salpicadas de color, y todas las ovejas de color oscuro, y las manchadas y
salpicadas de color entre las cabras; y esto será mi salario. 33Así
responderá por mí mi honradez mañana, cuando vengas a reconocer mi salario;
toda la que no fuere pintada ni manchada en las cabras, y de color oscuro entre
mis ovejas, se me ha de tener como de hurto. 34Dijo entonces
Labán: Mira, sea como tú dices. 35Y Labán apartó aquel día los
machos cabríos manchados y rayados, y todas las cabras manchadas y salpicadas
de color, y toda aquella que tenía en sí algo de blanco, y todas las de color
oscuro entre las ovejas, y las puso en mano de sus hijos. 36Y puso
tres días de camino entre sí y Jacob; y Jacob apacentaba las otras ovejas de
Labán.
37Tomó luego Jacob varas verdes de
álamo, de avellano y de castaño, y descortezó en ellas mondaduras blancas,
descubriendo así lo blanco de las varas. 38Y puso las varas que
había mondado delante del ganado, en los canales de los abrevaderos del agua
donde venían a beber las ovejas, las cuales procreaban cuando venían a beber.
39Así concebían las ovejas delante de las varas; y parían borregos
listados, pintados y salpicados de diversos colores. 40Y apartaba
Jacob los corderos, y ponía con su propio rebaño los listados y todo lo que era
oscuro del hato de Labán. Y ponía su hato aparte, y no lo ponía con las ovejas
de Labán. 41Y sucedía que cuantas veces se hallaban en celo las
ovejas más fuertes, Jacob ponía las varas delante de las ovejas en los
abrevaderos, para que concibiesen a la vista de las varas. 42Pero
cuando venían las ovejas más débiles, no las ponía; así eran las más débiles
para Labán, y las más fuertes para Jacob. 43Y se enriqueció el
varón muchísimo, y tuvo muchas ovejas, y siervas y siervos, y camellos y asnos.[2]
Salmo 23
Jehová es mi pastor
Salmo de David.
1 Jehová es
mi pastor; nada me faltará.
2 En lugares
de delicados pastos me hará descansar;
Junto a aguas de reposo me
pastoreará.a
3 Confortará
mi alma;
Me guiará por sendas de
justicia por amor de su nombre.
4 Aunque ande
en valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno, porque
tú estarás conmigo;
Tu vara y tu cayado me
infundirán aliento.
5 Aderezas
mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores;
Unges mi cabeza con aceite; mi
copa está rebosando.
6 Ciertamente
el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,
Y en la casa de Jehová moraré
por largos días.[3]
a a 18.14: Mt. 23.12; Lc. 14.11.
[1] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Lc
17.37-18.17
27 Esto es, Ved, un hijo.
28 Heb. shama.
29 Heb. lawah.
30 Heb. hodah.
31 Esto es, El juzgó.
32 Heb. niftal.
33 Esto es, Fortuna.
34 Esto es, Feliz.
35 Heb. sakar.
36 Heb. zabal.
37 Esto es, El añade.
[2] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Gn
29.30-30.43
a a 23.2: Ap. 7.17.
[3] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Sal
22.31-23.6
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Enero 23 Luc 18.1-17
/
Gen 29.31-30.43 / Sal 23
San
Lucas 18.1-17
Parábola de la viuda y el juez injusto
18
1También les refirió Jesús una
parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar, 2diciendo:
Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre.
3Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él,
diciendo: Hazme justicia de mi adversario. 4Y él no quiso por
algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni
tengo respeto a hombre, 5sin embargo, porque esta viuda me es
molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la
paciencia. 6Y dijo el Señor: Oíd lo que dijo el juez injusto.
7¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y
noche? ¿Se tardará en responderles? 8Os digo que pronto les hará
justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?
Parábola del fariseo y el publicano
9A unos que confiaban en sí mismos
como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola: 10Dos
hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano.
11El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios,
te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos,
adúlteros, ni aun como este publicano; 12ayuno dos veces a la
semana, doy diezmos de todo lo que gano. 13Mas el publicano,
estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba
el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. 14Os digo que
éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que
se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.a
Jesús bendice a los niños
(Mt. 19.13–15; Mr. 10.13–16)
15Traían a él los niños para que
los tocase; lo cual viendo los discípulos, les reprendieron. 16Mas
Jesús, llamándolos, dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis;
porque de los tales es el reino de Dios. 17De cierto os digo, que
el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él.[1]
Génesis
29.31-30.43
Los hijos de Jacob
31Y vio Jehová que Lea era
menospreciada, y le dio hijos; pero Raquel era estéril. 32Y
concibió Lea, y dio a luz un hijo, y llamó su nombre Rubén,27
porque dijo: Ha mirado Jehová mi aflicción; ahora, por tanto, me amará mi
marido. 33Concibió otra vez, y dio a luz un hijo, y dijo: Por
cuanto oyó28 Jehová que yo era menospreciada, me ha dado
también éste. Y llamó su nombre Simeón. 34Y concibió otra vez, y
dio a luz un hijo, y dijo: Ahora esta vez se unirá29 mi
marido conmigo, porque le he dado a luz tres hijos; por tanto, llamó su nombre
Leví. 35Concibió otra vez, y dio a luz un hijo, y dijo: Esta vez
alabaré30
a Jehová; por esto llamó su nombre Judá; y dejó de dar a luz.
30
1Viendo Raquel que no daba hijos a
Jacob, tuvo envidia de su hermana, y decía a Jacob: Dame hijos, o si no, me
muero. 2Y Jacob se enojó contra Raquel, y dijo: ¿Soy yo acaso
Dios, que te impidió el fruto de tu vientre? 3Y ella dijo: He aquí
mi sierva Bilha; llégate a ella, y dará a luz sobre mis rodillas, y yo también
tendré hijos de ella. 4Así le dio a Bilha su sierva por mujer; y
Jacob se llegó a ella. 5Y concibió Bilha, y dio a luz un hijo a
Jacob. 6Dijo entonces Raquel: Me juzgó Dios, y también oyó mi voz,
y me dio un hijo. Por tanto llamó su nombre Dan.31 7Concibió
otra vez Bilha la sierva de Raquel, y dio a luz un segundo hijo a Jacob.
8Y dijo Raquel: Con luchas de Dios he contendido32 con mi
hermana, y he vencido. Y llamó su nombre Neftalí. 9Viendo, pues,
Lea, que había dejado de dar a luz, tomó a Zilpa su sierva, y la dio a Jacob
por mujer. 10Y Zilpa sierva de Lea dio a luz un hijo a Jacob.
11Y dijo Lea: Vino la ventura; y llamó su nombre Gad.33
12Luego Zilpa la sierva de Lea dio a luz otro hijo a Jacob. 13Y
dijo Lea: Para dicha mía; porque las mujeres me dirán dichosa; y llamó su
nombre Aser.34
14Fue Rubén en tiempo de la siega
de los trigos, y halló mandrágoras en el campo, y las trajo a Lea su madre; y
dijo Raquel a Lea: Te ruego que me des de las mandrágoras de tu hijo. 15Y
ella respondió: ¿Es poco que hayas tomado mi marido, sino que también te has de
llevar las mandrágoras de mi hijo? Y dijo Raquel: Pues dormirá contigo esta
noche por las mandrágoras de tu hijo. 16Cuando, pues, Jacob volvía
del campo a la tarde, salió Lea a él, y le dijo: Llégate a mí, porque a la
verdad te he alquilado por las mandrágoras de mi hijo. Y durmió con ella aquella
noche. 17Y oyó Dios a Lea; y concibió, y dio a luz el quinto hijo
a Jacob. 18Y dijo Lea: Dios me ha dado mi recompensa,35
por cuanto di mi sierva a mi marido; por eso llamó su nombre Isacar. 19Después
concibió Lea otra vez, y dio a luz el sexto hijo a Jacob. 20Y dijo
Lea: Dios me ha dado una buena dote; ahora morará36
conmigo mi marido, porque le he dado a luz seis hijos; y llamó su nombre
Zabulón. 21Después dio a luz una hija, y llamó su nombre Dina.
22Y se acordó Dios de Raquel, y la oyó Dios, y le concedió hijos.
23Y concibió, y dio a luz un hijo, y dijo: Dios ha quitado mi afrenta;
24y llamó su nombre José,37 diciendo: Añádame Jehová
otro hijo.
Tretas de Jacob y de Labán
25Aconteció cuando Raquel hubo dado
a luz a José, que Jacob dijo a Labán: Envíame, e iré a mi lugar, y a mi
tierra. 26Dame mis mujeres y mis hijos, por las cuales he servido
contigo, y déjame ir; pues tú sabes los servicios que te he hecho. 27Y
Labán le respondió: Halle yo ahora gracia en tus ojos, y quédate; he
experimentado que Jehová me ha bendecido por tu causa. 28Y dijo:
Señálame tu salario, y yo lo daré. 29Y él respondió: Tú sabes cómo
te he servido, y cómo ha estado tu ganado conmigo. 30Porque poco
tenías antes de mi venida, y ha crecido en gran número, y Jehová te ha
bendecido con mi llegada; y ahora, ¿cuándo trabajaré también por mi propia
casa? 31Y él dijo: ¿Qué te daré? Y respondió Jacob: No me des
nada; si hicieres por mí esto, volveré a apacentar tus ovejas. 32Yo
pasaré hoy por todo tu rebaño, poniendo aparte todas las ovejas manchadas y
salpicadas de color, y todas las ovejas de color oscuro, y las manchadas y
salpicadas de color entre las cabras; y esto será mi salario. 33Así
responderá por mí mi honradez mañana, cuando vengas a reconocer mi salario;
toda la que no fuere pintada ni manchada en las cabras, y de color oscuro entre
mis ovejas, se me ha de tener como de hurto. 34Dijo entonces
Labán: Mira, sea como tú dices. 35Y Labán apartó aquel día los
machos cabríos manchados y rayados, y todas las cabras manchadas y salpicadas
de color, y toda aquella que tenía en sí algo de blanco, y todas las de color
oscuro entre las ovejas, y las puso en mano de sus hijos. 36Y puso
tres días de camino entre sí y Jacob; y Jacob apacentaba las otras ovejas de
Labán.
37Tomó luego Jacob varas verdes de
álamo, de avellano y de castaño, y descortezó en ellas mondaduras blancas,
descubriendo así lo blanco de las varas. 38Y puso las varas que
había mondado delante del ganado, en los canales de los abrevaderos del agua
donde venían a beber las ovejas, las cuales procreaban cuando venían a beber.
39Así concebían las ovejas delante de las varas; y parían borregos
listados, pintados y salpicados de diversos colores. 40Y apartaba
Jacob los corderos, y ponía con su propio rebaño los listados y todo lo que era
oscuro del hato de Labán. Y ponía su hato aparte, y no lo ponía con las ovejas
de Labán. 41Y sucedía que cuantas veces se hallaban en celo las
ovejas más fuertes, Jacob ponía las varas delante de las ovejas en los
abrevaderos, para que concibiesen a la vista de las varas. 42Pero
cuando venían las ovejas más débiles, no las ponía; así eran las más débiles
para Labán, y las más fuertes para Jacob. 43Y se enriqueció el
varón muchísimo, y tuvo muchas ovejas, y siervas y siervos, y camellos y asnos.[2]
Salmo 23
Jehová es mi pastor
Salmo de David.
1 Jehová es
mi pastor; nada me faltará.
2 En lugares
de delicados pastos me hará descansar;
Junto a aguas de reposo me
pastoreará.a
3 Confortará
mi alma;
Me guiará por sendas de
justicia por amor de su nombre.
4 Aunque ande
en valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno, porque
tú estarás conmigo;
Tu vara y tu cayado me
infundirán aliento.
5 Aderezas
mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores;
Unges mi cabeza con aceite; mi
copa está rebosando.
6 Ciertamente
el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,
Y en la casa de Jehová moraré
por largos días.[3]
a a 18.14: Mt. 23.12; Lc. 14.11.
[1] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Lc
17.37-18.17
27 Esto es, Ved, un hijo.
28 Heb. shama.
29 Heb. lawah.
30 Heb. hodah.
31 Esto es, El juzgó.
32 Heb. niftal.
33 Esto es, Fortuna.
34 Esto es, Feliz.
35 Heb. sakar.
36 Heb. zabal.
37 Esto es, El añade.
[2] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Gn
29.30-30.43
a a 23.2: Ap. 7.17.
[3] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Sal
22.31-23.6
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Qué piensas al respecto?