¡Creyendo lo que Dios dice en Su Palabra, la Biblia!
Por Riqui Ricón*
Y
creyó a Jehová, y le fue contado por justicia (Gen 15.6).
Lo más extraordinario de las buenas noticias que Dios tiene
para ti este año, es que se reciben por fe, esto es, creyéndole a Dios creyendo
Su Palabra.
Y no se debilitó en
la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien
años), o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad,
de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios,
plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había
prometido; por lo cual también su fe le fue contada por justicia (Ro
4.19-22).
Ante la contundente realidad de sus circunstancias (su
avanzada edad y la esterilidad de su esposa), las cuales le hablaban
fuertemente diciendo que moriría sin tener descendencia, aquí puedes mirar a
Abraham pensando: “bueno, es cierto que ya estoy viejo y Sara es estéril, pero
Él es Dios, el Todopoderoso, no hay nada imposible para Él, así que si Él dice
que voy a tener descendencia, entonces es seguro que así sucederá”.
¡Este simple razonamiento lo puso en la posición de creyente
y le fue contado por justicia!
Dios
te habla, fuerte y claro, todos los días por medio de Su Palabra, la Biblia. En
ella, tu Padre te ha dado preciosas
y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la
naturaleza divina (1 P 1.4).
Para hacer de este año el mejor año de tu vida la lógica que
tienes que aplicar es muy sencilla:
· Dios
te ama tanto, que prefirió entregar a Su Propio Hijo, para que pagase todos tus
pecados, antes que perderte a ti.
Porque de tal
manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel
que en él cree,
no se pierda,
mas tenga vida
eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo,
sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16.17).
· La
Biblia, la Palabra de Dios, fue hablada para que creyeras y recibieras
bendición, para hacer de tu vida una vida llena de la plenitud de Dios.
Tenemos también
la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a
una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el
lucero de la mañana salga en vuestros corazones (2 P 1.19).
Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino (Sal 119.105).
· ¡Tú eres un(a)
Hijo(a) amado(a) de Dios!
Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios (1
Jn 5.1a). MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que
permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de
veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no
comprende por qué lo somos (1 Jn 3.1).
Puesto que fluyen de la Palabra de Dios, estos tres
razonamientos deben estar fuertes y claros dentro de tu corazón. Recuerda
siempre que si Dios lo dice, entonces Él lo va a cumplir; si Dios lo habló,
entonces Él lo va a ejecutar.
Entonces, la fe (creerle a Dios), es una garantía, pues
ahora tienes la certeza de aquello que estás esperando y estás convencido de
esas cosas que aún no ves, pues aunque parezca redundante, si Dios lo dijo,
entonces Él lo va a cumplir; si Dios lo habló, entonces Él lo va a ejecutar.
Por lo demás,
hermanos míos, alégrense en el Señor. Para mí no es molestia volver a escribirles
lo mismo, y a ustedes les da seguridad (Fil 3.1).
La
fe, creerle a Dios creyendo Su Palabra, es un seguro de vida; y no de cualquier
tipo de vida, sino de la Vida Eterna. La Escritura lo asegura así: para que todo aquel que en él cree, no
se pierda, mas tenga vida eterna.
¿Te das cuenta por qué creerle a Dios, creer a Su Palabra,
te es tomado por justicia?
Porque no me avergüenzo del evangelio,
porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío
primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios
se revela por fe [por
creerle a Dios creyendo Su Palabra] y
para fe [para creerle a Dios creyendo Su Palabra], como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá [por creerle a
Dios creyendo Su Palabra] (Ro 1.16-17).
Con
todo esto en mente, ahora hazle frente a tu situación actual.
¿Habrá algo que Dios, el Todopoderoso, no pueda hacer por
ti? ¡No! ¡Él todo lo puede!
¿Habrá algo que Dios, tu Padre, no quiera hacer por ti? ¡No!
¡Él te ama y te ha dado Su Palabra!
Así que, deja de tener miedo y de dudar acerca de lo que
este año tiene para ti. Cobra ánimo y sé valiente.
Pelea la buena
batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste
llamado (1 Tim 6.12).
Te lo aseguro, al que cree todo le es posible.
Nunca se apartará
de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él,
para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque
entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).
Tú le crees a Dios. ¿Verdad? Por eso, es de vital
importancia que este año tengas el firme propósito de leer y meditar la Palabra
de Dios todos los días poniéndola en tu boca, mente y corazón, pues Él te
asegura que entonces [no
antes, ni después, ni de ningún otra forma], harás
prosperar tu camino, y todo te saldrá
bien.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, hoy quiero darte las gracias por
tanto y tan grande amor. Lo que hiciste por mí al entregar a Tu propio Hijo
para pagar mis pecados en mi lugar, es algo tan maravilloso que nunca dejaré de
agradecértelo. Señor Jesús, por Tu muerte y resurrección, ahora yo tengo Vida
Eterna y tengo entrada por un mismo Espíritu al Padre. Cada día comprendo más
que yo soy la persona que Tú, mi Dios, dices que soy: ¡Un(a) Hijo(a) amado(a)
del Rey! Por lo tanto, estoy seguro(a) que Tú, Espíritu Santo, y yo, haremos de
este año el mejor año de nuestra vida. No voy a dar lugar al miedo, ni a la
duda, ni a la incredulidad. ¡Voy a creer solamente! ¡Creo que por Tus heridas
soy sano(a), Señor Jesús! ¡Creo que es Tu deseo que yo prospere en todo y que
tenga salud, así como prospera mi alma! ¡Creo que todo lo puedo en Cristo que
me fortalece! ¡Creo que mayor es el que está en mí, que el que está en el
mundo! ¡Creo que este año voy a salir más que vencedor en todas las cosas, por
medio de Tu Amor, mi Dios! Lo creo en el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación
con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda
tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a
este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a)
pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu
sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última
gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero,
Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente
Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta
simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido
trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo!
¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre!
¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En
el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2012
Lectura y Meditación de la Palabra de
Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Enero
8 Luc 9.1-27 /
Gen 15 / Sal 8
RV60
Lectura y Meditación de la Palabra de
Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Enero
8 Luc 9.1-27 /
Gen 15 / Sal 8
Lectura y Meditación de la Palabra de
Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Enero
8 Luc 9.1-27 /
Gen 15 / Sal 8
San Lucas 9.1-27
Misión de los doce discípulos
(Mt. 10.5–15;
Mr. 6.7–13)
(Mt. 10.5–15;
Mr. 6.7–13)
9
1Habiendo
reunido a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los
demonios,
y para sanar enfermedades. 2Y los envió a predicar el reino de Dios,
y a sanar a los enfermos. 3Y les dijo:a No toméis nada para el camino, ni bordón, ni alforja,
ni pan, ni dinero; ni llevéis dos túnicas. 4Y en cualquier casa
donde entréis, quedad allí, y de allí
salid. 5Y dondequiera que no os recibieren, salid de aquella
ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies en testimonio contra ellos.b 6Y saliendo,
pasaban por todas las aldeas, anunciando el evangelio y sanando por todas partes.
a a 9.3–5:
Lc. 10.4–11.
b b 9.5: Hch. 13.51.
1Habiendo
reunido a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los
demonios,
y para sanar enfermedades. 2Y los envió a predicar el reino de Dios,
y a sanar a los enfermos. 3Y les dijo:a No toméis nada para el camino, ni bordón, ni alforja,
ni pan, ni dinero; ni llevéis dos túnicas. 4Y en cualquier casa
donde entréis, quedad allí, y de allí
salid. 5Y dondequiera que no os recibieren, salid de aquella
ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies en testimonio contra ellos.b 6Y saliendo,
pasaban por todas las aldeas, anunciando el evangelio y sanando por todas partes.
a a 9.3–5:
Lc. 10.4–11.
b b 9.5: Hch. 13.51.
Muerte de Juan el Bautista
(Mt. 14.1–12;
Mr. 6.14–29)
7Herodes
el tetrarca oyó de todas las cosas que hacía Jesús; y estaba perplejo, porque
decían algunos: Juan ha resucitado de los muertos; 8otros: Elías ha
aparecido; y otros: Algún profeta de los antiguos
ha resucitado.c 9Y dijo Herodes:
A Juan yo le hice decapitar;
¿quién, pues, es éste, de quien oigo tales cosas? Y procuraba verle.
(Mt. 14.1–12;
Mr. 6.14–29)
7Herodes
el tetrarca oyó de todas las cosas que hacía Jesús; y estaba perplejo, porque
decían algunos: Juan ha resucitado de los muertos; 8otros: Elías ha
aparecido; y otros: Algún profeta de los antiguos
ha resucitado.c 9Y dijo Herodes:
A Juan yo le hice decapitar;
¿quién, pues, es éste, de quien oigo tales cosas? Y procuraba verle.
Alimentación de los cinco mil
(Mt. 14.13–21;
Mr. 6.30–44; Jn. 6.1–14)
10Vueltos
los apóstoles, le contaron todo lo que habían hecho. Y tomándolos, se retiró
aparte, a un lugar desierto de la ciudad llamada Betsaida. 11Y
cuando la gente lo supo, le siguió; y él les recibió, y les hablaba del reino
de Dios, y sanaba a los que necesitaban ser curados. 12Pero el día
comenzaba a declinar; y acercándose los doce, le dijeron: Despide a la gente,
para que vayan a las aldeas y campos de alrededor, y se alojen y encuentren
alimentos; porque aquí estamos en lugar desierto. 13Él les dijo: Dadles
vosotros de comer. Y dijeron ellos:
No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a no ser que vayamos nosotros a
comprar alimentos para toda esta multitud. 14Y eran como cinco mil
hombres. Entonces dijo a sus discípulos: Hacedlos sentar en grupos, de
cincuenta en cincuenta. 15Así lo hicieron, haciéndolos sentar a
todos. 16Y tomando los cinco panes y los dos pescados, levantando
los ojos al cielo, los bendijo, y los partió, y dio a sus discípulos para que
los pusiesen delante de la gente. 17Y comieron todos, y se saciaron;
y recogieron lo que les sobró, doce cestas de
pedazos.
(Mt. 14.13–21;
Mr. 6.30–44; Jn. 6.1–14)
10Vueltos
los apóstoles, le contaron todo lo que habían hecho. Y tomándolos, se retiró
aparte, a un lugar desierto de la ciudad llamada Betsaida. 11Y
cuando la gente lo supo, le siguió; y él les recibió, y les hablaba del reino
de Dios, y sanaba a los que necesitaban ser curados. 12Pero el día
comenzaba a declinar; y acercándose los doce, le dijeron: Despide a la gente,
para que vayan a las aldeas y campos de alrededor, y se alojen y encuentren
alimentos; porque aquí estamos en lugar desierto. 13Él les dijo: Dadles
vosotros de comer. Y dijeron ellos:
No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a no ser que vayamos nosotros a
comprar alimentos para toda esta multitud. 14Y eran como cinco mil
hombres. Entonces dijo a sus discípulos: Hacedlos sentar en grupos, de
cincuenta en cincuenta. 15Así lo hicieron, haciéndolos sentar a
todos. 16Y tomando los cinco panes y los dos pescados, levantando
los ojos al cielo, los bendijo, y los partió, y dio a sus discípulos para que
los pusiesen delante de la gente. 17Y comieron todos, y se saciaron;
y recogieron lo que les sobró, doce cestas de
pedazos.
La confesión de Pedro
(Mt. 16.13–20;
Mr. 8.27–30)
18Aconteció
que mientras Jesús oraba aparte, estaban con él los discípulos; y les preguntó,
diciendo: ¿Quién dice la gente que soy yo? 19Ellos respondieron:
Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, que algún profeta de los
antiguos ha resucitado.d 20Él
les dijo:
¿Y vosotros, quién decís que soy? Entonces respondiendo Pedro, dijo: El
Cristo de Dios.e
(Mt. 16.13–20;
Mr. 8.27–30)
18Aconteció
que mientras Jesús oraba aparte, estaban con él los discípulos; y les preguntó,
diciendo: ¿Quién dice la gente que soy yo? 19Ellos respondieron:
Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, que algún profeta de los
antiguos ha resucitado.d 20Él
les dijo:
¿Y vosotros, quién decís que soy? Entonces respondiendo Pedro, dijo: El
Cristo de Dios.e
Jesús anuncia su muerte
(Mt. 16.21–28;
Mr. 8.31—9.1)
21Pero él les mandó que a
nadie dijesen esto, encargándoselo rigurosamente, 22y
diciendo:
Es necesario que el Hijo del Hombre padezca muchas cosas, y sea desechado por
los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y que sea
muerto, y resucite al tercer día.
23Y decía a todos: Si alguno quiere
venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.f 24Porque todo el
que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el
c
c
9.7–8: Mt. 16.14; Mr. 8.28; Lc. 9.19.
d
d
9.19: Mt. 14.1–2; Mr. 6.14–15; Lc. 9.7–8.
e e 9.20:
Jn. 6.68–69.
f f 9.23: Mt. 10.38; Lc. 14.27.
que
pierda su vida por causa de mí, éste la salvará.g 25Pues ¿qué aprovecha al hombre, si gana
todo el mundo, y se destruye o se pierde a sí mismo? 26Porque el que
se avergonzare de mí y de mis palabras, de éste se avergonzará el Hijo del
Hombre cuando venga en su gloria, y en la del Padre, y de los santos ángeles. 27Pero
os digo en verdad, que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la
muerte hasta que vean el reino de Dios.1
Génesis 15
(Mt. 16.21–28;
Mr. 8.31—9.1)
21Pero él les mandó que a
nadie dijesen esto, encargándoselo rigurosamente, 22y
diciendo:
Es necesario que el Hijo del Hombre padezca muchas cosas, y sea desechado por
los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y que sea
muerto, y resucite al tercer día.
23Y decía a todos: Si alguno quiere
venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.f 24Porque todo el
que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el
c
c
9.7–8: Mt. 16.14; Mr. 8.28; Lc. 9.19.
d
d
9.19: Mt. 14.1–2; Mr. 6.14–15; Lc. 9.7–8.
e e 9.20:
Jn. 6.68–69.
f f 9.23: Mt. 10.38; Lc. 14.27.
que
pierda su vida por causa de mí, éste la salvará.g 25Pues ¿qué aprovecha al hombre, si gana
todo el mundo, y se destruye o se pierde a sí mismo? 26Porque el que
se avergonzare de mí y de mis palabras, de éste se avergonzará el Hijo del
Hombre cuando venga en su gloria, y en la del Padre, y de los santos ángeles. 27Pero
os digo en verdad, que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la
muerte hasta que vean el reino de Dios.1
Génesis 15
Dios promete a
Abram un hijo
15
1Después
de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram en visión, diciendo: No temas,
Abram; yo soy tu escudo, y tu
galardón será sobremanera grande. 2Y respondió Abram: Señor Jehová,
¿qué me darás, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese
damasceno Eliezer? 3Dijo también Abram: Mira que no me has dado
prole, y he aquí que será mi heredero un esclavo nacido en mi casa. 4Luego
vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará éste, sino un hijo tuyo
será el que te heredará. 5Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora
los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será
tu descendencia.a 6Y
creyó a Jehová, y le fue contado por justicia.b 7Y le dijo: Yo soy Jehová, que te saqué de
Ur de los caldeos, para darte a heredar esta tierra. 8Y él
respondió: Señor Jehová, ¿en qué conoceré que la he de heredar? 9Y
le dijo: Tráeme una becerra de tres años, y una cabra de tres años, y un
carnero de tres años, una tórtola también, y un palomino. 10Y tomó
él todo esto, y los partió por la mitad, y puso cada mitad una enfrente de la
otra; mas no partió las aves. 11Y descendían aves de rapiña sobre
los cuerpos muertos, y Abram las ahuyentaba. 12Mas a la caída del
sol sobrecogió el sueño a Abram, y he aquí que el temor de una grande oscuridad
cayó sobre él. 13Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu
descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida
cuatrocientos años.c 14Mas
también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán
con gran riqueza.d 15Y
tú vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena vejez. 16Y
en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la
maldad del amorreo hasta aquí. 17Y sucedió que puesto el sol, y ya oscurecido, se veía un horno humeando,
y una antorcha de fuego que pasaba por entre los animales divididos. 18En
aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu
g g 9.24: Mt. 10.39; Lc. 17.33; Jn. 12.25.
1 Reina
Valera Revisada (1960)------------------------------------------------------------------ 9.27
a a 15.5: Ro. 4.18; He. 11.12.
b b 15.6:
Ro. 4.3; Gá. 3.6; Stg. 2.23.
c c 15.13:
Ex. 1.1–14; Hch. 7.6.
d d 15.14:
Ex. 12.40–41; Hch. 7.7.
15
1Después
de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram en visión, diciendo: No temas,
Abram; yo soy tu escudo, y tu
galardón será sobremanera grande. 2Y respondió Abram: Señor Jehová,
¿qué me darás, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese
damasceno Eliezer? 3Dijo también Abram: Mira que no me has dado
prole, y he aquí que será mi heredero un esclavo nacido en mi casa. 4Luego
vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará éste, sino un hijo tuyo
será el que te heredará. 5Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora
los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será
tu descendencia.a 6Y
creyó a Jehová, y le fue contado por justicia.b 7Y le dijo: Yo soy Jehová, que te saqué de
Ur de los caldeos, para darte a heredar esta tierra. 8Y él
respondió: Señor Jehová, ¿en qué conoceré que la he de heredar? 9Y
le dijo: Tráeme una becerra de tres años, y una cabra de tres años, y un
carnero de tres años, una tórtola también, y un palomino. 10Y tomó
él todo esto, y los partió por la mitad, y puso cada mitad una enfrente de la
otra; mas no partió las aves. 11Y descendían aves de rapiña sobre
los cuerpos muertos, y Abram las ahuyentaba. 12Mas a la caída del
sol sobrecogió el sueño a Abram, y he aquí que el temor de una grande oscuridad
cayó sobre él. 13Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu
descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida
cuatrocientos años.c 14Mas
también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán
con gran riqueza.d 15Y
tú vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena vejez. 16Y
en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la
maldad del amorreo hasta aquí. 17Y sucedió que puesto el sol, y ya oscurecido, se veía un horno humeando,
y una antorcha de fuego que pasaba por entre los animales divididos. 18En
aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu
g g 9.24: Mt. 10.39; Lc. 17.33; Jn. 12.25.
1 Reina
Valera Revisada (1960)------------------------------------------------------------------ 9.27
a a 15.5: Ro. 4.18; He. 11.12.
b b 15.6:
Ro. 4.3; Gá. 3.6; Stg. 2.23.
c c 15.13:
Ex. 1.1–14; Hch. 7.6.
d d 15.14:
Ex. 12.40–41; Hch. 7.7.
descendencia
daré esta tierra,e desde
el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates; 19la tierra
de los ceneos, los cenezeos, los
cadmoneos, 20los heteos,
los ferezeos, los
refaítas, 21los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos.2
Salmo 8
La gloria de Dios y la honra del
hombre
Al
músico principal; sobre Gitit. Salmo de David.
1 ¡Oh Jehová, Señor nuestro,
Cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra!
Has puesto tu gloria sobre los cielos;
2 De la boca de los niños y de los que maman,a fundaste la fortaleza,
A causa de tus enemigos,
Para hacer callar al enemigo y al vengativo.
3 Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, La luna y las estrellas que tú formaste,
4 Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, Y el hijo del hombre, para que lo visites?b
5 Le has hecho poco menor que los ángeles, Y lo coronaste de gloria y de honra.
6 Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; Todo lo pusiste debajo de sus pies:c
7 Ovejas y bueyes, todo ello, Y asimismo las bestias del campo,
8 Las aves de los cielos y los peces del mar; Todo cuanto pasa por los senderos del mar.
9 ¡Oh Jehová, Señor nuestro,
Cuán grande es
tu nombre en toda la tierra!3
e e 15.18: Hch. 7.5.
2 Reina
Valera Revisada (1960)--------------------------------------------------------------------- 15.21
a a
8.2: Mt. 21.16.
b
b
8.4: Job 7.17–18; Sal. 144.3; He. 2.6–8.
c c 8.6: 1 Co. 15.27; Ef. 1.22; He. 2.8.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Qué piensas al respecto?