viernes, 30 de marzo de 2012

¡Cómo alcanzarás tu propósito y destino!


Viernes 30  de Marzo de 2012.
¡Propósito y destino!
Por Riqui Ricón*
Estos son los contados por Moisés y el sacerdote Eleazar, los cuales contaron los hijos de Israel en los campos de Moab, junto al Jordán frente a Jericó. Y entre éstos ninguno hubo de los contados por Moisés y el sacerdote Aarón, quienes contaron a los hijos de Israel en el desierto de Sinaí. Porque Jehová había dicho de ellos: Morirán en el desierto; y no quedó varón de ellos, sino Caleb hijo de Jefone y Josué hijo de Nun (Num 26. 63-65).
Propósito y destino son dos palabras inspiradoras que sostienen y alimentan a aquellos que los poseen. Sin embargo, son incontables los que han quedado tirados en el ardiente desierto del temor, la duda, la autocomplacencia (o la autoflagelación) por el pecado, culpabilidad, fracaso, depresión, enfermedad, etc., etc.
Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores (Mat 24.6-8).
El mundo que el hombre ha construido exalta como destino el éxito, la fama, el poder y la riqueza. Se promueve cada día, más y más, la conducta inmoral de que el fin justifica los medios y los resultados son también, cada día más evidentes: miedo e insatisfacción.
Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo (Jn 16.33).
¡Qué diferente es la vida de las Hijas e Hijos de Dios Nacidos de Nuevo! La Palabra de Dios te da total paz, pues aunque tengas aflicciones, sabes que Jesús ha vencido y tienes la certeza, la garantía, de que puedes confiar plena y totalmente en Él, en Su Palabra, ya que Dios no miente ni se arrepiente, lo que Él dijo lo va a hacer y lo que habló lo va a ejecutar.
Sin importar cuán difícil o amenazante esté la situación, Dios no te va a desamparar, nunca lo ha hecho y nunca lo hará. Él te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Por el sacrificio de Jesús y este gran Amor con que Dios te ama, has pasado de ser una simple creatura, a ser parte de Su familia: un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo.
¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre,  que se nos llame hijos de Dios!  ¡Y lo somos!  El mundo no nos conoce,  precisamente porque no lo conoció a él (1 Jn 3.1).
Así que, no pongas tus ojos, pensamientos y emociones en lo difícil de tu situación sino en la grandeza de Su Amor, Poder y Fidelidad por ti. ¡Atiende a Su Palabra!
Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta (2 Co 10.3-6).
Solamente Josué y Caleb, de toda una generación, entraron a poseer lo que se les había prometido, y esto por haber creído la Palabra de Dios, por haberle creído a Él. Aunque Josué y Caleb también vieron las altas ciudades amuralladas, los fieros guerreros y gigantes que poblaban la tierra, ellos no dieron lugar al temor, ni al miedo, pues estaban convencidos que lo que Dios les había hablado acerca de la tierra prometida, inevitablemente se tenía que cumplir.
Sabían en Quien habían confiado, por lo tanto, el temor no encontró en ellos la duda o incredulidad que necesita para establecerse en el corazón.
¡La obediencia perfecta no proviene de las acciones correctas sino de una fe perfecta! Y esta es la misma fe que tú ya tienes, porque [Jesús] con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados (He 10.14).
Pero a mi siervo Caleb, por cuanto hubo en él otro espíritu, y decidió ir en pos de mí, yo le meteré en la tierra donde entró, y su descendencia la tendrá en posesión… 
Diles: Vivo yo, dice Jehová, que según habéis hablado a mis oídos, así haré yo con vosotros. En este desierto caerán vuestros cuerpos; todo el número de los que fueron contados de entre vosotros, de veinte años arriba, los cuales han murmurado contra mí. Vosotros a la verdad no entraréis en la tierra, por la cual alcé mi mano y juré que os haría habitar en ella; exceptuando a Caleb hijo de Jefone, y a Josué hijo de Nun… 
Y los varones que Moisés envió a reconocer la tierra, y que al volver habían hecho murmurar contra él a toda la congregación, desacreditando aquel país, aquellos varones que habían hablado mal de la tierra, murieron de plaga delante de Jehová. Pero Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone quedaron con vida, de entre aquellos hombres que habían ido a reconocer la tierra (Núm 14.24, 28-30, 36.38).
Josué y a Caleb sabían perfectamente que Dios no puede mentir, pues las palabras que salen de Su boca no vuelven a Él vacías, sino que hacen lo que Él quiere y son prosperadas en todo aquello para lo que las envió (Isa 55.11). Esto les permitió resistir al espíritu de temor y recibir el espíritu de fe. Me pregunto, ¿cuánto más, no harás tú, un(a) Hija(o) del Rey de reyes y Señor de señores?
Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (Ro 8.15).
¡Propósito y destino son dos palabras inspiradoras que sostienen y alimentan a las Hijas e Hijos de Dios Nacidos de Nuevo porque, sin lugar a duda, las poseemos!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, cómo no agradecerte Tu Amor tan grande y sublime, pues me has escogido, redimido y renovado como Hija(o) Tuya(o). Tengo Tu Palabra de Honor y sé que he llegado a mi destino. Ahora estoy más que dispuesta(o) a utilizar la fe perfecta que ya tengo por Tu Palabra, para cumplir mi propósito en esta tierra: ser luz en medio de las tinieblas como embajador de Jesucristo dondequiera que esté y como quiera que esté, pues no tengo la más mínima duda que, ante todo problema, enfermedad o adversidad, yo, ______________ (tu nombre aquí), soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me ha amado, Cristo Jesús. No recibo el espíritu de temor, ni la duda que genera, sino que recibo el espíritu de adopción por el cual te puedo decir Abba, Padre, Papá, Papito. Por Tu Palabra, la Biblia, estoy segura(o) de quién ahora yo soy gracias a Jesús: un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo. Y soy Nacida(o) de Nuevo, no de una simiente corruptible, sino de la incorruptible semilla que es la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Recibo Tu paz que sobrepasa todo entendimiento y me lleno con Tu Amor para vivir esa vida, llena de gozo, que has destinado para mí. Por lo tanto, voy a manifestar, con mi vida, la libertad gloriosa que sólo YO Tu Hija(o) puedo tener. ¡Soy sana(o)! ¡Soy libre! ¡Soy próspera(o)! ¡Soy un(a) Hija del Rey! En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Marzo 30                               Mat 24.1-28 /  Núm 25-27 /  Can 6.4-8.4

sábado, 24 de marzo de 2012

¡Sí puedes aumentar tu FE!

Sábado 24  de Marzo de 2012.
¡Solamente di la Palabra!
Por Riqui Ricón*
Viendo esto los discípulos, decían maravillados: ¿Cómo es que se secó en seguida la higuera? Respondiendo Jesús, les dijo: De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no dudareis, no sólo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte dijereis: Quítate y échate en el mar, será hecho. Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis (Mat 21.20-22).
En este específico tiempo de la historia humana, no solamente es interesante, sino vital, que comprendas la importancia de la función que la FE tiene en tu vida. La FE es la fuerza espiritual más poderosa del universo y se encuentra a entera disposición de TODAS y TODOS las Hijas e Hijos de Dios Nacidos de Nuevo.
¿Puede alguien recibir todo lo que pide en oración? ¡Claro! Jesús lo dijo así. Sólo tienes que comprender que la FE fluye de la Palabra de Dios, pues es inherente, totalmente dependiente, a Ella.
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan (He 11.6).
Es cierto que sin FE es TOTALMENTE imposible agradar a Dios,  la buena noticia es que a Dios se le puede agradar, que existe un camino, una forma, una manera, para agradar al dueño y Señor del Universo, y esto es, mediante tu FE.
¡Dios es galardonador de aquellos que le buscan! Y, de acuerdo a la Biblia, que es la Palabra de Dios, y no miente, tú, mi amada(o), le vas a encontrar.
Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá (Mat 7.7-8).
Existe otra fuerza igualmente poderosa, pero COMPLETAMENTE OPUESTA a la FE, y es el temor, el miedo. El temor a que Dios no te escuche por alguna razón, a no ser digno, a que la Biblia no sea verdad, a la pobreza, a la enfermedad, a la muerte, etc., etc. La FE fluye de la Verdad, que es la Palabra de Dios. El miedo y el temor son el fruto de escuchar y atender las palabras de engaño y de mentira.
Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí (Gen 3.8-10).
El miedo y el temor producen la duda e incredulidad en tu corazón, con las cuales tu FE es anulada.
Cuando Jesús caminaba sobre las aguas de un mar embravecido, Pedro le solicitó si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?  (Mat 14.28-31).
Nota que son las circunstancias, las que percibes de la realidad con tus sentidos, las que te producen temor para hacerte dudar de la Palabra de Dios. Pedro ya tenía una buena idea de que la FE estaba ligada a la Palabra de Jesús, por ese motivo le solicitó manda que yo vaya a ti sobre las aguas.
Entonces Eliseo le envió un mensajero, diciendo: Ve y lávate siete veces en el Jordán, y tu carne se te restaurará, y serás limpio. Y Naamán se fue enojado, diciendo: He aquí yo decía para mí: Saldrá él luego, y estando en pie invocará el nombre de Jehová su Dios, y alzará su mano y tocará el lugar, y sanará la lepra. Abana y Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me lavare en ellos, ¿no seré también limpio? Y se volvió, y se fue enojado. Mas sus criados se le acercaron y le hablaron diciendo: Padre mío, si el profeta te mandara alguna gran cosa, ¿no la harías? ¿Cuánto más, diciéndote: Lávate, y serás limpio? El entonces descendió, y se zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del varón de Dios; y su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio (2 R 5.10-14).
Como en el caso de Amán y Eliseo, uno de los problemas, con algunos creyentes, es que están más dispuestos a creer a declaraciones vehementes o a manifestaciones físicas del poder de Dios que a la simple hermosura de Su Palabra:
Y él dijo: Ven.
Recuerda siempre que el pecado original no fue la desobediencia sino la incredulidad a la Palabra de Dios, a lo que Él había dicho, que fue contrapuesto por lo que la serpiente les dijo. Esto, y no otra cosa, fue el pecado original, el cual dio a luz la desobediencia. Puedo imaginar a Eva, en esos momentos, llena de temor y duda, pensando en su corazón: “Dios nos dijo esto, pero este bicho raro dice otra cosa, ¿quién de los dos dirá la VERDAD? ¿A quién de los dos le voy a CREER?”
¿Te das cuenta porque la fe viene de escuchar y creer la Palabra de Dios, que es la Verdad, mientras que el temor y la duda surgen de escuchar y creer las voces de mentira? El centurión romano le dijo a Jesús, Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará. Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe (Mat 8.8-10).
Jesús se maravilló de la FE de este romano, que fluía del conocimiento que un soldado tiene de la Palabra de Autoridad. La Biblia es la Verdad, pues es la Palabra de Dios y la Autoridad Máxima de todo el Universo, de lo visible y de lo invisible.
Lo realmente fabuloso, de acuerdo a la Biblia, que es la palabra de Dios, y no miente, es que, tu Dios y Padre, al Amarte y redimirte por medio de Su Hijo Jesucristo para hacerte Hija(o) Suya(o), YA TE HA DOTADO de esa medida de fe en Cristo Jesús.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, hoy te doy gracias, pues entiendo que, además de ser justificado por la sangre de Jesús y perdonado de todos mis pecados por Tu Amor, Tú me has hecho un(a) Hija(o) Tuya(o) llena(o) de FE. Hoy sé que puedo confiar totalmente en Tú Palabra. Me propongo, con Tu ayuda, Espíritu Santo, hacer de la Biblia la norma máxima de mi vida; la pondré en mi mente, boca y corazón, pues sé que en ella está el poder para creer. Sé también que, como a Josué, por atender Tu Palabra, me irá bien y haré prosperar mi camino. Y aunque hoy esté enfrentando problemas y aflicciones, yo declaró en Tu nombre Jesucristo que saldré adelante en libertad y victoria, en salud y prosperidad pues escrito está acerca de mí que en todas las cosas soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me ama, Cristo Jesús. Resisto y hecho fuera de mi vida toda enfermedad, pobreza, tristeza, depresión, soledad, temor y angustia. Cubro todo mi ser, espíritu, alma y cuerpo, con la Sangre de Jesús y llamo y recibo toda la salud, amor, paz y gozo que Tú, Jesucristo, compraste para mí al morir en la cruz. ¡Soy sana(o)! ¡Soy libre! ¡Soy un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo! Gracias a Ti, Señor Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011



Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Marzo 24                               Mat 21.1-27 /  Núm 17-18 /  Ecl 11

viernes, 23 de marzo de 2012

¡Cómo vencerás al fracaso y la derrota!


Jueves 22  de Marzo de 2012.
¡Identidad!
Por Riqui Ricón*
Y les contaron, diciendo: Nosotros llegamos a la tierra a la cual nos enviaste, la que ciertamente fluye leche y miel; y este es el fruto de ella. Mas el pueblo que habita aquella tierra es fuerte, y las ciudades muy grandes y fortificadas; y también vimos allí a los hijos de Anac… Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de Moisés, y dijo: Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos. Mas los varones que subieron con él, dijeron: No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros. Y hablaron mal entre los hijos de Israel, de la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de grande estatura. También vimos allí gigantes,  hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos (Num 13.27-28, 30-33).
Aquí tenemos al pueblo de Israel, a punto de entrar a la tierra prometida, y ellos están dudando de la Palabra de Dios. En lugar de poner atención a Sus promesas y recordar los hechos asombrosos que realizó a favor de su cumplimiento,  ellos miran las altas murallas de las ciudades fortificadas, consideran la gran altura de los gigantes y hablan mal de la promesa. Por eso, inevitablemente, cayeron presa del miedo y fracasaron.
y Jehová dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo me ha de irritar este pueblo? ¿Hasta cuándo no me creerán, con todas las señales que he hecho en medio de ellos? (Núm 14.11).
Creerle a Dios, creer que Él tiene Honor y Su Palabra es firme, esta es la base y fundamento de todo lo que Él ha provisto para ti. Dudar de Su Palabra es dudar de Su integridad. Dudar de Su Palabra te convierte en presa del temor, el miedo y la ansiedad.
El pueblo de Israel anduvo, 40 años, errante en el desierto hasta que desapareció esa generación incrédula. No fueron derrotados por los gigantes, ni por las ciudades amuralladas; fueron derrotados porque se llenaron de miedo, angustia y ansiedad por no creerle a Dios.
Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella (Gen 3.1-6).
Como te puedes dar cuenta, Adán y Eva, y con ellos toda la humanidad, también fueron derrotados por no creer la Palabra de Dios.
Y cuando se levantaron por la mañana, salieron al desierto de Tecoa. Y mientras ellos salían, Josafat, estando en pie, dijo: Oídme, Judá y moradores de Jerusalén. Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas (Su Palabra), y seréis prosperados (2 Cro 20.20).
Sea cual sea el reto o problema que hoy estés enfrentando, puedo asegurarte que tu victoria está en tu confianza en la Palabra de Dios. Dios no miente, no puede hacerlo. Así que, todo lo que Él haya dicho acerca de ti, en la Biblia, ten por seguro que lo va a cumplir.
No olvidaré mi pacto, Ni mudaré lo que ha salido de mis labios (Sal 89.34).
El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán (Mat 24.35).
Y, ¿qué dice Dios respecto a ti?
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Antes que nada, Dios te dice que te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti, y que Él no está interesado en condenarte por lo que hayas hecho en tu vida sino en darte la salvación y hacerte participar de la Vida Eterna.
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Co 5.17).
¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre,  que se nos llame hijos de Dios!  ¡Y lo somos!  El mundo no nos conoce,  precisamente porque no lo conoció a él (1 Jn 3.1).
Dice también que, por ese Amor que siente por ti, después de haber pagado tus transgresiones y perdonado tus pecados, ahora te ha hecho una Nueva Creación y te llama Hija(o), ¡Su Hija(o) amada(o)!
siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
¡DIOS DICE que tú eres un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo, y dice también que tu Nueva Naturaleza ahora proviene no de una semilla corruptible, sino de la incorruptible semilla que es la Palabra de Dios que vive y permanece PARA SIEMPRE!
¡Esta es tu Identidad! Y en ésta se encuentra tu victoria. Tu salud, tu prosperidad, la restauración de tu familia, el cumplimiento de tus sueños, tu gozo y tu paz, encontrarán plena realización en la medida que CREAS que eres la persona que Dios dice, en Su Palabra, que tú ahora eres.
Al fin y al cabo, siempre será cierto que mayor es Él, que está en ti, que el que está en el mundo, pues, si Dios es contigo, ¿quién contra ti?
Oremos en voz audible:
Amado padre celestial, hoy vengo delante de Ti para asegurarte que he puesto mi confianza en Tu Palabra. Señor Jesús, yo en Ti confío. Gracias, porque con Tu muerte y resurrección yo he pasado de muerte a vida, me trasladaste de las tinieblas en las que estaba a Tu luz admirable. Por Tu Amor, por Tu Sangre y por Tu Palabra he Nacido de Nuevo para recibir la Vida Eterna como un(a) Hija(o) de Dios. ¡Gracias, Señor Jesús! ¡Muchas gracias! En Ti confía mi corazón. En Ti se goza mi alma. En Ti descansa mi ser. Puedo ser feliz, pues aunque ande en valle de sombra y de muerte, no temeré mal alguno, porque Tú, Señor, estás conmigo. Creo y declaro que yo, ___________________ (tu nombre aquí), habito al abrigo del Altísimo y moro bajo la sombra del Omnipotente. Te digo a Ti, Jesús: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en Ti confiaré. Tú me librarás del lazo del cazador, de la peste destructora. Con Tus plumas me cubrirás, y debajo de Tus alas estaré segura(o); Escudo y adarga es Tu verdad. No temeré el terror nocturno, ni saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya. Caerán a mi lado mil, y diez mil a mi diestra; mas a mí no llegará. Ciertamente con mis ojos miraré y veré la recompensa de los impíos. Porque te he puesto a Ti, Jehová, que eres mi esperanza, al Altísimo por mi habitación, No me sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada. Pues a Tus ángeles mandará acerca de mí, que me guarden en todos mis caminos. En las manos me llevarán, para que mi pie no tropiece en piedra. Sobre el león y el áspid pisaré; hollaré al cachorro del león y al dragón. Por cuanto en Ti, Jesús, yo he puesto mi amor, Tú también me librarás; me pondrás en alto, por cuanto he conocido Tu nombre. Te invocaré, y Tú me responderás; conmigo estarás Tú en la angustia; me librarás y me glorificarás. Me saciarás de larga vida, y me mostrarás Tu salvación. Por lo tanto, sin importar las circunstancias que hoy estoy enfrentando, ahora sé que de todas ellas saldré más que vencedor(a), pues soy un(a) Hija(o) del Rey y todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Así que, soy sana(o), soy libre y soy prospera(o) para vivir una Vida Plena y Abundante. ¡Recibo Tu Amor! ¡Recibo Tu Gozo! ¡Recibo Tu Paz! ¡Por la Sangre de Jesús que no hay forma que yo pueda perder en esta vida! En el nombre de Jesús. ¡Amén!
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Marzo 22                               Mat 20.1-16 /  Núm 13-14 /  Ecl 9.1-12