Jueves 29 de Septiembre de 2011.
¡Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre (y la mujer) que en ti confía!
Por Riqui Ricón*
Cuando yo decía: Mi pie resbala, Tu misericordia, oh Jehová, me sustentaba. En la multitud de mis pensamientos dentro de mí, Tus consolaciones alegraban mi alma (Sal 94.18-19).
Lo más maravilloso de ser un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo es que puedes confiar totalmente en tu Padre. La Palabra de Dios es el Honor de Dios y, por lo tanto, tienes absoluta certeza para vivir en victoria a través de ella.
Pudiera ser que, a tu entender, estás a punto de resbalar y caer delante de algún problema o circunstancia adversa pero, la verdad, es que Dios te sostiene con Su Amor y misericordia, y, si se lo permites, Él también dará paz y alegría a tu alma (tus pensamientos y emociones).
Mas Jehová me ha sido por refugio, Y mi Dios por roca de mi confianza (Sal 94.22).
Así que, para iniciar bien este día debes establecer que, de acuerdo a la Palabra de Dios, tú eres la persona más importante para Dios. Él te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti. Por lo tanto, no te ha dejado ni te dejará y ha decretado Palabras eternas de Amor y bendición sobre tu vida.
Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma (3 Jn 2).
Dado que la buena voluntad de Dios para contigo es agradable y perfecta puedes dejar de temer y comenzar a creer. ¡Cambia tu forma de hablar y de pensar! Haz de la Biblia la norma máxima de tu vida y no le permitas a ningún problema, enfermedad o circunstancia establecerse en tu vida en contra de la voluntad de Dios.
Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado (Isa 26.3).
Tú y yo, como nuestro Padre, llamamos las cosas que no son como si fueran, así que, resistimos el temor, la pobreza y la enfermedad llamando a la fe, la prosperidad y la salud que Cristo Jesús compró, a precio de Su Sangre, para ti y para mí.
Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre (y la mujer) que en ti confía (Sal 84.12).
El hombre o la mujer que confían en Dios es aquel/aquella que sabe, que sabe, que su vida está resulta. Consumado es. ¡Puedo ser feliz!
Oremos:
Señor Jesús, este día puedo estar confiado delante de Tu Presencia sabiéndome amada(o) por Ti. Soy dichosa(o), mil veces feliz, pues Tú estás aquí conmigo y si Dios es conmigo ¿quién contra mí? Tu Palabra me sustenta y alegra mi alma. Sé que me quieres próspera(o), saludable y en plenitud. Mis pensamientos y corazón están contigo, Señor. Aunque ande en valle de sombra y de muerte no temeré mal alguno porque Tú, Jesús, estás conmigo. Caerán a mil lado mil y diez mil a mi diestra más a mí no llegará porque en Ti yo he creído. Resisto al espíritu de temor y duda, y me determino a hacer de este día el mejor día de mi vida recibiendo Tu Amor y Tu Verdad. ¡Tu Palabra es la Verdad! Todo lo puedo y en Ti, Jesús, en todas las cosas soy más que vencedor(a). Así es, en Ti, Jesús, tengo mi vida resuelta. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2011
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Septiembre 29 3 Jn / Es 7-8 / Sal 94