miércoles, 30 de abril de 2014

¡Cómo encontrar tu milagro!

 
27 de Abril
¡Hay un milagro en mí boca!
Por Riqui Ricón*
Ahora bien, Jehová me ha hecho vivir, como él dijo, estos cuarenta y cinco años, desde el tiempo que Jehová habló estas palabras a Moisés, cuando Israel andaba por el desierto; y ahora, he aquí, hoy soy de edad de ochenta y cinco años. Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era mi fuerza entonces, tal es ahora mi fuerza para la guerra, y para salir y para entrar. Dame, pues, ahora este monte, del cual habló Jehová aquel día; porque tú oíste en aquel día que los anaceos están allí, y que hay ciudades grandes y fortificadas. Quizá Jehová estará conmigo, y los echaré, como Jehová ha dicho (Jos 14. 10-12).
¡85 años tenía Caleb cuando se dispuso a conquistar la ciudad de Hebrón que Dios le había dicho sería suya por no haber dudado sino permanecido en su Palabra!
¡Y aún tenía la misma fuerza y entusiasmo que cuando tenía 40 años de edad!
Pero a mi siervo Caleb, por cuanto hubo en él otro espíritu, y decidió ir en pos de mí, yo le meteré en la tierra donde entró, y su descendencia la tendrá en posesión (Núm 14. 24).
Para materializar las Promesas de Dios en tu Vida es necesario que tengas otro espíritu; o mejor dicho, que seas otro espíritu. Nunca podrás lograrlo siendo la misma persona que antes eras. Esto es posible mediante el sacrificio de Cristo Jesús. Con Su muerte pagó todo lo que debías y con el poder de Su resurrección te dio una Vida totalmente Nueva.
Pues hemos muerto y fuimos sepultados con Cristo mediante el bautismo. Y, tal como Cristo fue levantado de los muertos por el poder glorioso del Padre, ahora nosotros también podemos vivir una vida nueva (Ro 6.4 NTV).
En los últimos años hemos visto grandes y hermosos milagros ser hechos en los(as) Hijos(as) de Dios. Asombrosas sanidades físicas y del corazón; restauraciones familiares y liberaciones económicas han fluido de la Palabra de Dios, en el nombre de Jesús.
Y les contaron, diciendo: Nosotros llegamos a la tierra a la cual nos enviaste, la que ciertamente fluye leche y miel; y este es el fruto de ella. Mas el pueblo que habita aquella tierra es fuerte, y las ciudades muy grandes y fortificadas; y también vimos allí a los hijos de Anac. Amalec habita el Neguev, y el heteo, el jebuseo y el amorreo habitan en el monte, y el cananeo habita junto al mar, y a la ribera del Jordán. Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de Moisés, y dijo: Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos. Mas los varones que subieron con él, dijeron: No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros. Y hablaron mal entre los hijos de Israel, de la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de grande estatura. También vimos allí gigantes,  hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos (N’um 13. 27-33).
Aunque los espías enviados por Moisés reconocieron que era la Verdad aquello que Dios había dicho acerca de la tierra prometida, ellos dieron más crédito a lo que vieron sus ojos y a lo que dictaron sus emociones que a la Palabra de Dios.
Dejaron que la duda hiciera un nido en sus corazones para incubar miedo y rebelión y comenzaron hablar mal de Dios y de la tierra.
El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca (Luc 6. 45).
¡Qué diferentes las palabras y declaraciones de Caleb! ¡Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos! Él también notó las altas murallas de las ciudades y miró a los gigantes, sin embargo, Caleb no tiene la más mínima duda, ni temor.
Él vio lo mismo que sus compañeros y percibió la fortaleza de esos pueblos y lo inexpugnable de sus ciudades, pero él, Caleb, sabe, tiene la certeza que la Palabra de Dios es la Verdad; que si Él lo dijo, entonces, Él lo va a cumplir; que si Él lo habló, entonces, Él lo va a ejecutar.
Entonces la mujer dijo a Elías: Ahora conozco que tú eres varón de Dios, y que la palabra de Jehová es verdad en tu boca (1 R 17. 24).
Hoy, ante cualquier situación que estés enfrentando, te aconsejo que sujetes tus emociones y pensamientos a la Palabra de Dios. No permitas que palabras de fracaso, desánimo y derrota fluyan de tu corazón a través de tu boca. Busca en la Palabra de Dios las promesas tocantes a tu necesidad y comienza a declararlas en voz audible y con fe, esto es, con toda certeza de que es Palabra de Dios, es Palabra de Honor.
Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús (Fil 4.6-7).
No te angusties por nada y recibe la paz que sobrepasa todo entendimiento al saber que Dios te ha dado Su Palabra de Honor. Tú no estás solo(a), ni lo estarás jamás.
¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? (Ro 8. 31-32).
¡Dios está contigo! ¡Él lo prometió!
Pon la Palabra de Dios en tu boca y declara con fe:
Y daré por respuesta a mi avergonzador, Que en tu palabra he confiado (Sal 119. 42).
¡Hay un milagro en tu boca!
Oremos en voz audible:
Amado padre celestial, en esta hora yo declaro que mayor eres Tú, Señor, que estás en mí, que el que está en el mundo y, por eso, ya he vencido. Resisto y echo fuera de mi vida y corazón al espíritu de duda y de temor. Nada ni nadie me pueden hacer frente en todos los días de mi vida pues en todas las cosas soy más que vencedor(a) por medio de Ti, Jesús, mi Rey, Señor y Salvador que me amas. ¡No dudo de lo que dice la Palabra de Dios! ¡Yo soy quién dice la Biblia que soy! Un(a) legítimo(a) y amado(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Estoy  bendecido(a) por Tu Palabra, Señor Jesús. Así que, nunca confesaré palabras de fracaso, ni de derrota, ni de enfermedad, ni de desánimo pues todo lo puedo en Cristo Jesús. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! En el nombre de Jesús. Amén.
 Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012
 

Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril 27                                 Hch 11. 19-30 /  Jos 13-14 /  Job 27


lunes, 28 de abril de 2014

¡Cómo enfrentar CUALQUIER problema, angustia o enfermedad!

 

26 de Abril

¡Fortalecido(a) con todo Poder!

Por Riqui Ricón*

Estos salieron, y con ellos todos sus ejércitos, mucha gente, como la arena que está a la orilla del mar en multitud, con muchísimos caballos y carros de guerra...  Mas Jehová dijo a Josué: No tengas temor de ellos, porque mañana a esta hora yo entregaré a todos ellos muertos delante de Israel; desjarretarás sus caballos, y sus carros quemarás a fuego...  De la manera que Jehová lo había mandado a Moisés su siervo, así Moisés lo mandó a Josué; y así Josué lo hizo, sin quitar palabra de todo lo que Jehová había mandado a Moisés (Jos 11. 4, 6, 15).

Es evidente que lo que dice la Biblia es Palabra de Dios y es la Verdad. Efectivamente, Josué venció a más de treinta ejércitos diferentes que representan una cantidad como la arena que está a la orilla del mar en multitud, con muchísimos caballos y carros de guerra. Lo asombroso es que lo pudo hacer sólo por confiar en Dios y creerle a Su Palabra.

Hoy en día, Jesucristo te dice que en el mundo tendrás aflicciones pero que confíes en Él, que confíes en Su Palabra pues Él ha vencido al mundo y por lo tanto tú has vencido con Él.

Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo  (Jn 16.33).

Sin importar cuál sea el problema o la situación adversa que hoy estés enfrentando, les puedo garantizar a todas y todos las Hijas e Hijos de Dios Nacidos de Nuevo, que Él no va a faltar a Su Palabra. Todo, absolutamente todo, lo que Dios te ha dicho lo va hacer; todo lo que Él te ha hablado lo va a ejecutar.

El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán (Luc 21.33).

Él prometió que primero el sol y la tierra dejarían de existir antes que Él te deje de cumplir Su Palabra. Es la Palabra de Dios, es Palabra de Honor. Así que hoy puedes comenzar este devocional conmigo, diciéndole: Señor Jesús, yo daré por respuesta a mi avergonzador que en Tu Palabra he confiado pues jamás seré avergonzado(a) de haber creído a Tu Palabra.

Mientras él aún hablaba, vinieron de casa del principal de la sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto; ¿para qué molestas más al Maestro? Pero Jesús, luego que oyó lo que se decía, dijo al principal de la sinagoga: No temas, cree solamente (Mar 5. 35-36).

Nota que cuando Josué enfrentó a muchísimos enemigos, Dios le dijo, no tengas temor de ellos y cuando Jairo enfrentó la más terrible realidad al enterarse de la muerte de su hija, Jesús le dijo, no temas, cree solamente.

El temor es todo lo contrario a la fe. Ambas son fuerzas espirituales que combaten entre sí. El temor es duda y la fe es certeza; el temor es angustia y la fe es paz; el temor es tristeza ante la vida y la fe es alegría por la vida. El temor enferma y mata mientras que la fe te sana y te da vida.

Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza (Efe 6. 10).

¿Cómo puede alguien fortalecerse en el poder de la fuerza de Dios?

¿Cuál es ese poder o esa fuerza con la que puedes estar fortalecido ante cualquier circunstancia? ¿Será Su gran musculatura y fuerza? ¿Serán los millones de ángeles a Su servicio? ¡No, amado(a)! ¡Piénsalo bien! El poder de la fuerza de Dios es Su Palabra. Él no necesita hacer otra cosa más que hablar. Dado que Él es Dios, Su Palabra tiene dentro de sí misma el poder para hacerse cumplir.

Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido (Ro 4. 19-21).

Cuando escuchas otras voces o a tus sentidos y emociones para llenarte de duda y angustia, entonces te debilitas en la fe y aceptas el espíritu de temor. Sin embargo, Dios dice que tú no has recibido el espíritu de temor para que vivas esclavo(a) del miedo, la duda y la angustia, sino que, por el sacrificio de Jesús, por Su muerte y resurrección, ahora tu eres un(a) Hijo(a) legítimo de Dios: Un Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.

Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: !!Abba, Padre! (Ro 8.15).

Así que, en la Palabra de Dios, la Biblia, que no miente, tú eres fortalecido(a) de tal manera que consigues la victoria sobre toda circunstancia pues la fe viene por oír, meditar y creer la Palabra de Dios.

Así pues, la fe nace al oír el mensaje, y el mensaje viene de la palabra de Cristo (Ro 10.17 DHH).

Y un(a) Hijo(a) de Dios como tú, sólo con la fe alcanzará la victoria sobre el mundo y sus circunstancias.

Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe (1 Jn 5.4).

Así que, cuando estudias y meditas la Palabra de Dios, ésta produce fe en tu vida; produce esa fe que destruye el miedo y la angustia habilitándote para que recibas la promesa de la salvación, que es la Vida Eterna.

él te hablará palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa (Hch 11. 14).

Por lo tanto, no albergues temor alguno. Haz de la Biblia la norma máxima de tu existencia. Sábete y cree que eres un(a) Hijo(a) Amado(a) de Dios. Y prepárate para vencer sobre toda circunstancia, problema o enfermedad.

Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).

Oremos en voz audible:

Amado padre celestial, hoy puedo declarar, con toda seguridad y autoridad, que nada, ni nadie en este mundo me puede vencer. Por Tu Amor, por el sacrificio de Jesús, por Su muerte y resurrección, yo soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y no de una simiente corruptible sino de la incorruptible semilla que es Tu Palabra, Señor. Me declaro sano(a), libre y capaz de salir adelante en todo problema o situación que estoy enfrentando. Tú me creaste de nuevo para reinar sobre esta tierra y no para sufrir, así que, aunque ande en valle de sombra y de muerte no voy a temer mal alguno porque Tú, Jesucristo, estás conmigo. Todo esto lo oro y declaro conforme a Tu Palabra que es la Verdad. Me someto a Ti, Dios, y resisto al diablo; así que, éste tiene que huir de mí con todas sus enfermedades, mentiras, miedos, enojos, rencores, pobreza, escasez, depresión, desánimo y dudas. Nada de esto tiene algo en mí. Yo soy Tu Hijo(a) Amado(a) y soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me ama, Cristo Jesús, mi Dios, Rey y Señor. Amén.





 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
 

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Abril 26                                 Hch 11. 1-18 /  Jos 11-12 /  Job 26

 



viernes, 25 de abril de 2014

¡Cómo lograr que TODO te salga bien!

 
 
 
 

25 de Abril

¡Todo te saldrá bien!

Por Riqui Ricón*

Entonces Josué habló a Jehová el día en que Jehová entregó al amorreo delante de los hijos de Israel, y dijo en presencia de los israelitas: Sol, detente en Gabaón; Y tú, luna, en el valle de Ajalón. Y el sol se detuvo y la luna se paró, Hasta que la gente se hubo vengado de sus enemigos. ¿No está escrito esto en el libro de Jaser?  Y el sol se paró en medio del cielo, y no se apresuró a ponerse casi un día entero. Y no hubo día como aquel, ni antes ni después de él, habiendo atendido Jehová a la voz de un hombre; porque Jehová peleaba por Israel (Jos 10. 12-14).

Es sorprendente cuántas personas están desconcertadas acerca de la fe. Quizás te puedan decir alguna definición aceptable sobre la fe pero no pueden explicar lo que realmente es, ya que se hayan, en verdad, confundidas al respecto.

La fe es una fuerza espiritual que fluye de la Verdad, pues cuando conoces la Verdad estás totalmente seguro, plenamente convencido acerca de eso, ya que sabes que sabes que es la Verdad.

Santifícalos en la verdad de tu palabra, pues tu palabra es la verdad (Jn 17.17 CST).

El problema de los creyentes comienza cuando la Verdad es confrontada por una realidad diferente y comienzan a dudar y a temer. Por ejemplo, la Verdad es que todo lo puedes en Cristo, pero algo o alguien llegan a decirte que no, que en esta ocasión no vas a poder salir adelante en eso, sea trabajo, familia, salud o ministerio.

La Verdad es que Dios, tu Padre, suple todo lo que te falta conforme a Sus riquezas en gloria, pero las circunstancias económicas del país o de tu empresa te infunden temor y duda.

Es interesante hacer notar aquí, que la palabra pero es una conjunción que significa literalmente: voy a desdecir lo que acabo de decir, voy a negar lo que acabo de afirmar.

- Sí, Riqui Ricón, yo sé que la Biblia dice que todo lo puedo, pero

- Sí, Riqui Ricón, yo sé que la Biblia dice que mi Dios suplirá todo lo que me falta, pero

- Sí, Riqui Ricón, yo sé que la Biblia dice que soy sano(a) por las heridas de Jesús, pero

Al parecer no es suficiente con saber lo que la Biblia dice, es necesario CREER, estar convencido(a) de que la Biblia es Palabra de Dios y por lo tanto ES la Verdad.

Así que, ante las circunstancias que este mundo te plantea, al final te encuentras preguntándote a ti mismo ¿podré o no podré? ¿Tendré lo suficiente o no lo tendré? O lo que es aún peor, te lamentas amargamente, ¿por qué me pasa esto a mí? Cuando no conoces la Verdad terminas por ser esclavo(a) del espíritu de temor y de duda.

Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (Jn 8. 31-32).

Me pregunto, ¿cómo pudo Josué detener las fuerzas inconmensurables que hacen girar al sol, la luna y la tierra durante casi todo un día? La respuesta a esto en verdad que es sencilla, Josué tenía la Palabra de Dios cuando le dijo: No tengas temor de ellos; porque yo los he entregado en tu mano, y ninguno de ellos prevalecerá delante de ti (Jos 10. 8).

Josué tenía la promesa, la Palabra de Honor de Dios de que ese día él saldría victorioso y lo creyó (¿por qué no habría de creerlo si al fin al cabo fue Dios quien lo habló?).

Uno no duda de lo que cree cuando sabe que es la Verdad, excepto que, en realidad, no hayas creído que es la Verdad sino que sólo tienes la esperanza de que así sea.

Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve (He 11. 1).

Sólo hay una manera de tener esa certeza y convicción: Sabiendo, sin lugar a dudas, que lo que te sostiene es Palabra de Dios. Dios no miente, ni se arrepiente, lo que Él dijo lo va hacer, lo que Él habló lo va a ejecutar. Por eso, cuando lees la Biblia la fe viene a tu vida y entre más la lees y hagas de ella la norma de tu existencia, más seguro(a) estarás, pues tan cierto como que el sol volvió a salir este día, con la lectura y meditación de la Biblia tú harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien.

Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).

Amado(a), haz lo que Josué hizo, determínate, el día de hoy, hacer de la Biblia, la Palabra de Dios que no miente, la norma y patrón de tu vida. Ponla en tu mente, boca y corazón leyéndola y meditándola todos los días. Además puedes escuchar o mirar conferencias donde la Palabra de Dios sea abundante y edificante para tu vida. No declares que no tienes tiempo para esto pues es la actividad más importante de tu vida, ya que, haciéndolo, fe vendrá y tendrás éxito en todo lo que emprendas.

Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (Ro 8. 15).

Si te das cuenta, ahora en Cristo Jesús, tú eres mayor y más importante que Josué; eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Y si Josué obedeció las instrucciones de Dios en cuanto a leer y meditar Su Palabra para poder hacer las grandes obras que hizo, ¿cuánto más importancia debe tener para ti, a quien se te pide que hagas las mismas obras que Jesús hizo y aún mayores?

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, Abba, Papá, Papito, gracias por amarme tanto. Gracias por Jesús y el Espíritu Santo. Gracias por hacer de mí un(a) Hijo(a) Tuyo(a) y haberme dado Tu Palabra, la Biblia, como una lámpara a mis pies y como luz en mi camino. He decidido creerte, Señor, y estoy determinado(a) a hacer de mi vida la vida que Tú dices que puedo y debo tener: Una Vida próspera, sano(a) y siempre en victoria. Espíritu Santo, ayúdame hacer de Tu Palabra la prioridad máxima en mí vida. Creo y declaro que estoy lleno con Tu FE y TODO me saldrá bien pues mayor eres Tú, Señor Jesús, que estás en mí y conmigo, que el que está en el mundo.  En el nombre de Jesús. Amén.





 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
 


*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Abril 25                                 Hch 10. 34-48 /  Jos 9-10 /  Job 25