martes, 31 de mayo de 2011

¿será el pecado algo con lo que tengo que vivir o existe una forma de vencerlo?‏


Martes 31 de Mayo de 2011.

¡Vida Nueva!

Por Riqui Ricón*

Y vino palabra de Jehová a Samuel, diciendo: Me pesa haber puesto por rey a Saúl, porque se ha vuelto de en pos de mí, y no ha cumplido mis palabras. Y se apesadumbró Samuel, y clamó a Jehová toda aquella noche…  Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey (1 S 15.10-11).

Realmente es triste como termino sus días sobre la tierra el rey Saúl: sin creer, ni obedecer la Palabra del Señor. Fue desechado y no pudo cumplir el propósito de su vida.

¿Cómo podemos evitar nosotros caer en semejante error? Pues, sencillamente, creyéndole a Dios; creyendo que la Biblia es la Palabra de Dios y no miente; nos ha sido dada para nuestro bien y beneficio. Sólo por medio de la Palabra de Dios podremos alcanzar la vida plena que el Padre nos desea y entonces cumpliremos nuestro propósito.

Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas (Jos 1.7-9).

La fe viene por oír la Palabra de Dios, por ponerla en nuestra boca, mente y corazón, sabiendo a ciencia cierta que TODO lo que Él ha dicho lo va a cumplir, que TODO lo que Él ha hablado lo va a ejecutar. Así que, si Dios dice que esforzándote con valentía por poner Su Palabra en tu boca, meditando en ella de día y de noche, vas a poder guardar y hacer conforme a todo lo que en ella está escrito, entonces, eso exactamente va a suceder y, entonces, solamente entonces, harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien.

Si tú tienes la certeza que la Biblia, la Palabra de Dios, es la verdad infalible, puedes comprender porque jamás estarás en la misma situación que Saúl, pues en Cristo Jesús tu Padre celestial ya te proveyó la victoria sobre el pecado.

¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva (Ro 6.1-4).

Las palabras a fin de que ponen por implícito que el propósito de la muerte y resurrección de Jesucristo es darte una vida totalmente nueva por medio de la regeneración o nuevo nacimiento. No es un borrón y cuenta nueva con el riesgo de que vuelvas hacer los mismos pecados sino que ahora eres, en Cristo Jesús, una nueva creación, un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo; esto es, una nueva especie de ser que no existía antes.

Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros. Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna (Ti 3.3-7).

Entonces, de acuerdo a la Palabra de Dios ya no eres la(el) misma(o) pecador(a) que antes eras sino que has sido creada(o) de nuevo según Dios en justicia y santidad de la verdad (Efe 4.24). ¿Por qué entonces sigues luchando con tu vieja naturaleza? Porque, aunque tú eres espíritu justo y santo creado de nuevo por Dios, Satanás trata, con todos los medios posibles, de convencer, engañar, a tu alma de que eres la(el) misma(o) pecador(a) y así poder mantenerte condenada(o) luchando en tus fuerzas, tratando de ser justa(o) y santa(o). De otra manera, si llegas a saber y a creer que eres santa(o), justa(o) y perfecta(o) lo único que tienes que hacer es vivirlo.

Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá (Ro 1.16-17).

Amado Padre celestial, cómo no estar agradecido por tanto Amor para conmigo; por Tu gracia me has justificado, santificado, perdonado y regenerado (hecha(o) de nuevo). Por la fe en Tu Palabra y en Tu Hijo Jesús, tengo la victoria sobre el pecado pues ya no soy más la/el misma(o) pecador(a), ahora soy Tu Hija(o). Un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo y no de una simiente corruptible sino de la incorruptible semilla que es Tu Palabra, Señor. Gracias Jesús, por tu amor, en todas las cosas soy más que vencedor(a) pues todo lo puedo. Amado Espíritu Santo, con tu ayuda me propongo a nunca olvidar lo que me dice en Tu Palabra: estaré contigo dondequiera que vayas, y si Tú estás conmigo ¿quién contra mí? En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011




Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

                                                                                   

Mayo 31                               Ro 6  /  1 Sam 15  /  Sal 60

sábado, 28 de mayo de 2011

¿Cómo puedes estar segura(o) que te irá bien en la vida?

Sábado 28 de Mayo de 2011.
¡Todo por Su Palabra!
Por Riqui Ricón*
¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe. Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley (Ro 3.27-28).
¿Qué es la fe?
Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve (He 11.1).
¿Qué significa esto? ¿Cómo puede alguien estar seguro de cosas que no ve o estar convencido de que va a recibir lo que está esperando? La única manera de conseguir esto es teniendo la promesa, la Palabra de Honor, de que Dios lo va hacer, pues si Él lo dijo, entonces, lo va a cumplir; si Dios lo habló, entonces, Él lo va a ejecutar.
Por ejemplo, si Dios dice que todo lo puedes en Cristo que te fortalece (Fil 4.13), entonces, esa es la Verdad pues es la Palabra de Dios y tú decides si vas a CREERLE a Dios o a tus circunstancias, cualquiera que estas sean.
La ley de la fe fue establecida con Abraham cuando le creyó a Dios y eso, su fe, creerle a la Palabra que Dios le dio, le fue contado por justicia. ¡Fue justificado por creerle a Dios!
La Biblia, la Palabra de Dios que no miente dice:
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo a que pagara todos tus pecados antes que perderte a ti. Y el propósito por lo que hizo esto es para que creas en Su Amor, que creas en Jesús, que creas en Su Palabra, y así tengas VIDA ETERNA. Jesús no viene a tu vida para condenarte a una vida de fracasos, ni enfermedad, ni pobreza, ni esclavitud, ni ningún tipo de derrota. ¡No mi amada(o)! Él está en tu vida para salvación y esto significa muchísimo más que solamente irse al cielo; significa tener la Palabra de Honor de Dios, tu Padre, para vivir una vida plena y abundante sobre la tierra.
Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo (Jn 16.33).
Esto no quiere decir que no vas a tener problemas. Los vas a tener y muchos, pero de todos ellos vas a salir más que vencedor(a) por medio de Aquel que te ama, Cristo Jesús. Vas a comprobar con tu fe, en tu propia vida, la libertad gloriosa de las Hijas e Hijos de Dios Nacidos de Nuevo.
Por eso es que no hay jactancia en nuestro estilo de vida pues si somos santos es por Él que somos santos; si somos justos, es por Él que somos justos; si somos poderosos, es por Él que somos poderosos; si somos Hijas e Hijos de Dios Nacidos de Nuevo, es por Él, Jesucristo, que lo somos.
siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
¡Todo por Su Palabra!
Si temiereis a Jehová y le sirviereis, y oyereis su voz, y no fuereis rebeldes a la palabra de Jehová, y si tanto vosotros como el rey que reina sobre vosotros servís a Jehová vuestro Dios, haréis bien... Y Samuel respondió al pueblo: No temáis; vosotros habéis hecho todo este mal; pero con todo eso no os apartéis de en pos de Jehová, sino servidle con todo vuestro corazón. No os apartéis en pos de vanidades que no aprovechan ni libran, porque son vanidades. Pues Jehová no desamparará a su pueblo, por su grande nombre; porque Jehová ha querido haceros pueblo suyo (1 S 12.14, 20-22).
Precioso Señor Jesús, gracias porque por Tu Palabra me hiciste Nacer de Nuevo como Hija(o) de Dios, mi Padre. Me diste Tu fe y puedo creer. Hoy sé que en todas las cosas soy más que vencedor(a). No hay enfermedad, pobreza o circunstancia que me infundan temor para dejar de creer que soy Hija(o) del Rey. Todo lo puedo en Ti, Jesús, que me fortaleces. Estoy plenamente convencido que, con Tu muerte en la cruz, pagaste todos mis pecados y he sido justificada(o), perdonada(o) y adoptada(o) en Tu familia, Señor. Me propongo hoy, con Tu ayuda, Espíritu Santo, a recibir y creer Tu Amor, a recibir y creer esta identidad de Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo y a vivir conforme a Tu Palabra. En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
                                                                                   
Mayo 28                               Ro 3.9-31  /  1 Sam 12  /  Sal 57

viernes, 27 de mayo de 2011

¿Qué es lo primero para tí?


Viernes 27 de Mayo de 2011.

¡Primero creer!

Por Riqui Ricón*

porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados (Ro 2.13).

Lo asombroso del mensaje del Evangelio es que, a pesar de que está escrito que no se justificará delante de Dios hombre alguno (Sal 143.2), y por este motivo por más que nos esforzábamos en cumplir la ley siempre caíamos, Dios rompe este círculo de fracasos y derrotas al justificarnos Él, por Su Amor, mediante nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo,  para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús (Ro 3.21-26).

Ser justificados significa que Cristo Jesús YA PAGÓ el precio, las consecuencias, de TODOS nuestros pecados al morir en esa cruz derramando hasta la última gota de Su Sangre por Amor a ti y a mí. Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu (1 P 3.18).

Así que, tú y yo, vivimos ahora como Hijas e Hijos de Dios Nacidos de Nuevo sabiendo y creyendo que somos justificados no por nuestras obras sino por nuestra fe en Jesús. Sin embargo, como la fe sin obras es muerta en sí misma, nosotros, sabiendo y creyendo que nacimos de nuevo no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23), pensamos, hablamos y actuamos como Hijos del Rey, cumpliendo la ley de Cristo.

y vestíos del nuevo hombre,  creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad (Efe 4.24).

porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados (He 10.14).

Ser un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo básicamente significa dos cosas; primero, creer, tener la certeza, la convicción, que eres quien Dios dice en Su Palabra que ahora tú eres: incorruptible, justa(o), santa(o) y perfecta(o). Luego, actuar, obrar, vivir de acuerdo a lo que ya sabes y crees que eres: un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo.

En el día que temo, Yo en ti confío. En Dios alabaré su palabra; En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre? (Sal 56.3-4).

Es la Eterna e Infalible Palabra de Dios la que te garantiza que todo esto es así. Puedes vivir confiada(o) pues sabes quién eres: un(a) Hija(o) del Rey; una princesa o príncipe del Dios vivo y verdadero; un(a) escogida(o) y amada(o) del Todopoderoso. ¿Qué puede hacerte el hombre o demonio o pobreza o enfermedad?

Amado Padre celestial, ¿Qué, puedo decir a todo esto? Si Tú estás por mí y conmigo, ¿quién contra de mí? ¿Quién me podrá hacer daño? ¿Quién podrá atemorizarme? Si Tú no escatimaste ni a Tu propio Hijo, sino que lo entregaste por Amor a mí, ¿cómo no me darás también con él todas las cosas? ¿Quién me acusará si soy escogida(o) de Dios? Tú eres el que me justifica. ¿Quién es el que me condenará? Cristo Jesús es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a Tu diestra, oh Dios. ¡Jesús, Tú eres el que intercede por mí! ¿Quién me separará del amor de Cristo Jesús? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito en Tu Palabra, la Biblia: Por causa de ti soy muerta(o) todo el tiempo; Soy contada(o) como oveja que va al matadero. Gracias Padre, porque, antes, en todas estas cosas soy más que vencedor(a) por medio de aquel que me amó, Jesús. Por lo cual estoy segura(o) de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada me puede separar de Tu Amor, oh Dios, que es en Cristo Jesús, mi Rey, Señor y Salvador. Amén. (Ro 8.31-39).

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011




Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

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Mayo 27                               Ro 2.1-3.8  /  1 Sam 10.17-11.15  /  Sal 56

jueves, 26 de mayo de 2011

¿Qué evangelio crees tú?

Jueves 26 de Mayo de 2011.
¡Evangelio de Poder!
Por Riqui Ricón*
Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá (Ro 1.16-17).
La Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, nos enseña claramente que jamás seremos avergonzados de haber creído a Su Palabra. Evangelio significa buenas noticias y son estas buenas noticias las que manifiestan el poder de Dios para nuestra salvación, para nuestra paz y plenitud: que por Su gran Amor con que nos amó, hemos sido justificados, perdonados y hechos nuevas creaturas, para vivir una vida totalmente nueva, llena de propósito y significado.
Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios (Ro 5.1-2).
¡Tenemos paz para con Dios! ¡Nada nos falta! ¡Nada nos duele!
El que nos justificó fue Jesús al pagar, con su propia sangre y vida, todos nuestros pecados; el que nos perdona es Dios por su Gracia y Misericordia, y el que nos dio vida nueva fue el Espíritu Santo con la Palabra de Dios.
Tú y yo somos esos justos que vivimos por fe y podemos declarar con toda confianza que:
En cuanto a mí, a Dios clamaré; Y Jehová me salvará. Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré, Y él oirá mi voz. El redimirá en paz mi alma de la guerra contra mí, Aunque contra mí haya muchos (Sal 55.16-18).
Jesucristo dijo que el ladrón sólo viene a hurtar, matar y destruir pero Él, el Señor, ha venido a ti para darte vida y una vida abundante.
¡Oh, hermoso Dios! Qué reconfortante es saber que Tu Palabra, el Evangelio de mi Salvación, es poder para vivir esa vida plena y abundante que siempre, Tú, Señor, has deseado para mí. Gracias, muchas gracias. Lo creo y lo recibo. Yo, (pon tu nombre aquí) soy Tu Hija(o) Nacida(o) de Nuevo para estar en Tu Presencia y manifestar esa Paz y ese gran Amor a todos mis semejantes. Gracias porque TODO  lo puedo en Cristo Jesús, que me fortalece pues mayor eres Tú, Señor, que estás en mí, que el que está en el mundo. Entiendo en verdad que no hay forma, no existe la más mínima posibilidad, en que pueda perder en esta tierra. Así que, en Tu nombre Jesús, recibo mi sanidad, mi libertad y prosperidad en todas las áreas de mi vida. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
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Mayo 26                               Ro 1.16-32  /  1 Sam 9.1-10.16  /  Sal 55

miércoles, 25 de mayo de 2011

¿Por que dirán los psicologos que necesitamos tener sentido de pertenencia a algo o a alguien?


Miércoles 25 de Mayo de 2011.

¡Eres propiedad de Dios!

Por Riqui Ricón*

Y dijo Jehová a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos (1 S 8.7).

Sea cual sea tu situación o necesidad en este momento, hoy vamos a encontrar, dentro de la Escritura, cómo y porqué Dios, tu Padre, SIN DUDA, te va a responder.

A pesar de que el pueblo de Israel constante y continuamente habían experimentado el Amor y el Poder de Dios con grandes milagros, señales y prodigios, cuando vieron que Nahas rey de los amonitas venía contra ellos, tuvieron miedo y pidieron un rey que los defendiese; siendo así que Jehová vuestro Dios era vuestro rey (1 S 12.12).

¿Cuántas veces hemos permitido que el temor nos lleve a poner nuestra confianza en las palabras de un médico, clínica, abogado, especialista, amiga o amigo por considerar que en esa ocasión, dada la gravedad de las circunstancias, la Palabra de Dios no es suficiente? Permitimos que el espíritu de temor nos angustie y vele nuestro entendimiento a tal grado que llegamos a considerar que la Biblia, la Palabra de Dios, sólo nos puede dar algo de consuelo y paz mientras que nosotros debemos de hacer algo: encontrar la sabiduría, las fuerzas y los recursos para salir de ese problema.

Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (Ro 8.15).

Ni tú ni yo somos como esos israelitas que desecharon a Dios para que no reinara sobre ellos, sino que somos Hijas e Hijos de Dios Nacidos de Nuevo; nacidos no de una simiente que se pueda corromper sino de la incorruptible semilla que es la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Podemos decirle al Dios vivo y verdadero, al Todopoderoso: ¡Abba Padre! Y podemos hacerlo porque esa es la Verdad, Dios es tu Padre y no tienes absolutamente nada que temer pues Él, Dios, tu Padre, te ha prometido que en todas las cosas serás más que vencedor(a) por medio de Aquel que te amó, Cristo Jesús.

He aquí, Dios es el que me ayuda; El Señor está con los que sostienen mi vida. El devolverá el mal a mis enemigos; Córtalos por tu verdad… Porque él me ha librado de toda angustia, Y mis ojos han visto la ruina de mis enemigos (Sal 54.4-5, 7).

Sea enfermedad, pobreza, angustia o tribulación, Dios, tu Padre, los va a cortar de tu vida por Su Verdad. ¡La Palabra de Dios, la Biblia, es Su Verdad! Así que, si Dios es el que te ayuda y está con los que sostienen tu vida, si Él devolverá el mal a tus enemigos librándote de toda angustia y puedas ver la ruina de tus enemigos (enfermedad, pobreza, etc.), entonces, ¿a qué o a quién vas a temer?

¡Vamos! ¡Dilo en voz alta conmigo! SEÑOR JESÚS, ANTE NINGUNA CIRCUNSTANCIA VOY A DARLE LUGAR AL ESPIRITU DE TEMOR. YO SOY TU HIJA(O). TU PALABRA, LA BIBLIA, ME DA TODA AUTORIDAD PARA CREER. NO VOY A RESBALAR JAMAS. NO TENDRE TEMOR DE MALAS NOTICIAS, MI CORAZÓN ESTÁ FIRME, CONFIADO EN TI SEÑOR JESÚS. ASEGURADO ESTÁ MI CORAZÓN NO TEMERÉ. ¡ESCRITO ESTÁ! (Sal 112.6-8).

que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos (Ro 1.4).

De la misma forma que Jesucristo fue declarado Hijo de Dios con poder cuando el Espíritu Santo lo levanto de entre los muertos, así nosotros, tú y yo, pasamos de muerte a vida por el mismo Espíritu y hoy somos llamados por Dios Hijos Suyos.

Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios;  por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él (1 Jn 3.1).

entre las cuales estáis también vosotros, llamados a ser de Jesucristo (Ro 1.6).

Aquellos, los israelitas, tenían miedo de todo y a veces buscaban a Dios y otras confiaban en el hombre. Tú y yo, somos Hijos llamados a ser de Jesucristo. ¿Te das cuenta? Eres propiedad de Dios. Amada, amado, ¡Eres lo más valioso que Dios tiene sobre esta tierra!

Gracias amado Dios y Padre por haberme dado identidad. Hoy sé quién soy: un(a) Hija(o) Tuya(o) Nacida(o) de Nuevo, llena(o) de Tu Amor, Poder y Autoridad para triunfar sobre el temor y sobre todo problema, enfermedad o necesidad. No necesito otro Rey mas que Tú, Señor Jesús. No adoraré a otro Dios mas que a Ti, Padre mío. Declaro que yo miraré a mis enemigos, que son los Tuyos, puestos como estrado de Tus Pies. En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011




Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

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Mayo 25                               Ro 1.1-15  /  1 Sam 8  /  Sal 54