martes, 28 de mayo de 2013

¡Cómo aseguras tu existencia!

 

Martes 28 de Mayo de 2013.

¡Todo por Su Palabra!

Por Riqui Ricón*

¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe. Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley (Ro 3.27-28).

¿Puedes, entonces, sentirte orgulloso(a) de haber hecho algo para que Dios te acepte, para que Él te salve? ¡Absolutamente de nada! ¿Por qué? Porque el fundamento de tu salvación no está en tus buenas obras, ni en la obediencia a la ley, sino en la obra de Cristo Jesús y en tu fe en Él. Entonces, tu libertad de culpa y cargo se basa en creerle a Dios, creyendo Su Palabra, y no en algo que tú puedas o debas hacer. De tal manera es esto así, que eres declarado(a) justo(a) a los ojos de Dios por medio de la fe y no por obedecer la ley.

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe (Efe 2.8-9).

Es claro entonces que eres declarado(a) justo(a) por Dios solamente por haber creído Su Palabra.

Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios (Sgo 2.23).

Ahora bien, la mayoría de los creyentes saben que la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve (He 11.1). Pero, ¿qué significa esto? ¿Cómo puedes estar seguro(a) de cosas que aún no puedes ver? ¿Cómo puedes estar convencido(a) de que vas a recibir lo que estás esperando?

Esta definición de fe no tendría lógica si no fuera porque la única forma de obtener esa certeza y esa convicción es teniendo una promesa de Dios al respecto. Es decir, tú puedes estar totalmente convencido(a) de tu sanidad a pesar del diagnóstico médico; de tu prosperidad a pesar de la situación económica; de la restauración de tu familia a pesar de los conflictos, si tienes la Palabra de Honor de que Dios lo va hacer, pues si Él lo dijo, entonces, seguro que Él lo va a cumplir; si Dios lo habló, entonces, seguro que Él lo va a ejecutar.

¡Fe es creerle a Dios, creyendo Su Palabra!

Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole, y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré. Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará. Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe (Mat 8.5-10).

Este viejo centurión sabía más acerca de la fe que los judíos que acompañaban a Jesús. Así es, en efecto, lo único que tú necesitas el día de hoy para salir adelante es la Palabra de Dios, pues puedes estar seguro(a), totalmente convencido(a), que Él cumplirá Su Palabra y eso que aún no ves, pero que esperas con seguridad, sin duda sucederá.

Entonces, si Dios dice que todo lo puedes en Cristo que te fortalece (Fil 4.13),  esa es la Verdad, pues es la Palabra de Dios, y es tú decisión si vas a CREERLE a Dios en lugar de a tus circunstancias, cualquiera que estas sean.

Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará éste, sino un hijo tuyo será el que te heredará. Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia. Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia (Gen 15.4-6).

La ley de la fe fue establecida con Abraham cuando éste le creyó a Dios, y eso, su fe, creerle a la Palabra que Dios le dio, le fue contado por justicia.

¡Fue justificado sólo por creerle a Dios!

Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá (Ro 1.16-17).

El Evangelio, las Buenas Noticias de lo que Jesús hizo por Amor a ti, es el Poder de Dios para que tú realices una Vida Plena creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe [creerle a Dios, creyendo Su Palabra] y para fe [creerle a Dios, creyendo Su Palabra], como está escrito: Mas el justo por la fe [por creerle a Dios, creyendo Su Palabra] vivirá.

Ahora, tú has creído el Evangelio, has aceptado a Jesucristo como tu Señor y Salvador y has sido justificado(a) por tu fe, por creer la Palabra de Dios. Por tu fe, por creerle a Dios, creyendo Su Palabra, has sido hecho(a) un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y puedes, y debes, seguir viviendo por esa misma fe, creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra.

La base y fundamento de tu fe lo establece la Biblia, la Palabra de Dios, que no miente, cuando dice:

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, para que pagara todos tus pecados, antes que perderte a ti. Y el propósito por lo cual hizo esto, es para que creas en Su Amor, que creas en Jesús, que creas en Su Palabra, y así obtengas la VIDA ETERNA que es el tipo de Vida que sólo un(a) Hijo(a) de Dios puede tener.

¡Es Palabra de Dios!

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).

Jesús no viene a tu vida para condenarte a una vida de fracasos, ni enfermedad, ni pobreza, ni esclavitud, ni ningún tipo de derrota. ¡No mi amado(a)! Él está en tu vida para salvación y esto significa muchísimo más que solamente irse al cielo; significa tener la Palabra de Honor de Dios, tu Padre, para vivir una Vida Plena y Abundante sobre la tierra.

¡Es Palabra de Dios!

Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo (Jn 16.33).

Todo esto no significa que no vas a tener problemas como Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Los vas a tener y muchos, pero de todos ellos vas a salir más que vencedor(a) por medio de Aquel que te ama, Cristo Jesús. Vas a comprobar con tu fe, en tu propia vida, la libertad gloriosa de los Hijos de Dios Nacidos de Nuevo.

¡Es Palabra de Dios!

Por eso es que no hay jactancia en nuestro estilo de vida, pues sabemos y CREEMOS que si eres santo(a) es por Él que eres santo(a); si eres justo(a), es por Él que eres justo(a); si eres poderoso(a), es por Él que eres poderoso(a); si eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, es por Él, por Jesucristo, que lo eres.

¡Es Palabra de Dios!

siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).

Pues han nacido de nuevo pero no a una vida que pronto se acabará. Su nueva vida durará para siempre porque proviene de la eterna y viviente palabra de Dios (1 P 1.23 NTV).

¡Todo por Amor a ti! ¡Todo por Su Palabra!

Oremos en voz audible:

Precioso Señor Jesús, gracias porque por Tu Palabra me hiciste Nacer de Nuevo como Hijo(a) de Dios, mi Padre. Me diste Tu fe y puedo creer. Hoy sé que en todas las cosas soy más que vencedor(a). No hay enfermedad, pobreza o circunstancia que me infundan temor para dejar de creer que soy Hijo(a) del Rey. Todo lo puedo en Ti, Jesús, que me fortaleces. Estoy plenamente convencido(a) que, con Tu muerte en la cruz, pagaste todos mis pecados y he sido justificado(a), perdonado(a) y adoptado(a) en Tu familia, Señor. Me propongo hoy, con Tu ayuda, Espíritu Santo, a recibir y creer Tu Amor, a recibir y creer esta identidad de Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y a vivir conforme a Tu Palabra. Por lo tanto, ¡Abba! ¡Padre! Yo soy Tuyo(a), y en Cristo Jesús ya he vencido, pues mayor eres Tú, Espíritu Santo, que vives en mí y conmigo, que el que está en el mundo. Padre, ¡Todas y cada una de Tus Promesas son en mí, sí y amén! Me someto a Ti, mi Dios y Padre, me someto a Tu Palabra, resisto a Satanás y éste tiene que huir de mi vida. No recibo ni la duda, ni el temor, ni la enfermedad, ni la pobreza, ni la angustia, ni la depresión. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Mayo         28                        Ro 3.9-31  /  1 Sam 12  /  Sal 57

 



lunes, 27 de mayo de 2013

¡Cómo llegar a ser justo(a), santo(a) y perfecto(a)!

 
Lunes 27 de Mayo de 2013.
¡Primero creer para después ser!
Por Riqui Ricón*
porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados (Ro 2.13).
En cuanto a la justicia Eterna, está determinado que no se justificará delante de Dios hombre alguno.
Y no entres en juicio con tu siervo; Porque no se justificará delante de ti ningún ser humano (Sal 143.2).
La naturaleza humana está corrompida por el pecado (la incredulidad a la Palabra de Dios), y esta es la razón que por más que te esfuerces en cumplir la ley siempre caerás.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Lo realmente hermoso y asombroso del mensaje del Evangelio es que Dios rompe este círculo de fracasos y derrotas al justificarte Él, pagando el justo precio de todos tus pecados con la Vida de Su propio Hijo, Cristo Jesús. ¡Y todo por Amor a ti!
Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo,  para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús (Ro 3.21-26).
Ser justificado(a) significa que Cristo Jesús YA PAGÓ el precio, las consecuencias, de TODOS tus pecados al morir en esa cruz derramando hasta la última gota de Su Sangre por Amor a ti. 
Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu (1 P 3.18).
Así que, ahora tú vives como un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, sabiendo y creyendo que eres justificado(a) no por tus obras sino por tu fe en Jesús. Sin embargo, como la fe sin obras es muerta en sí misma, tú, sabiendo y creyendo que Naciste de Nuevo no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23), AHORA piensas, hablas y actúas como Hijo(a) del Rey, cumpliendo así la ley de Cristo.
En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre,  que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre,  creado según Dios  en la justicia y santidad de la verdad  (Efe 4.22-24).
¡Este Nuevo hombre (mujer), que Él YA te hizo, ha sido creado(a), por Dios mismo, en la justicia y santidad de la verdad! Así que, tú NO tienes que tratar y luchar por ser ese(a) hombre (mujer). ¡Por la muerte y resurrección de Cristo Jesús que ya lo eres! Sólo tienes que creerlo. Pero tienes que creerlo de tal manera que comiences a serlo, que comiences a manifestarte como un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Entonces tu fe producirá frutos de justicia. ¡Primero creer para después ser!
porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados (He 10.14).
¡Jesucristo, como ofrenda viva, por amor a ti, YA te hizo perfecto(a) para siempre!
Si lo meditas bien, te darás cuenta que el Plan de Redención, que Dios ideo para tu vida, es de una simpleza y belleza absolutas:
Ser un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo básicamente significa dos cosas; primero, creer, tener la certeza, la convicción, que eres quien Dios dice en Su Palabra que AHORA tú eres: incorruptible, justo(a), santo(a) y perfecto(a). Luego, actuar, obrar, vivir de acuerdo a lo que ya sabes y crees que AHORA eres: un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo (1 P 5.8-9).
Satanás es homicida desde el principio, mentiroso y padre de mentira (Jn 8.44). Él aparenta ser un león, pero no lo es. ¡Él está vencido! Su única estrategia posible es engañarte para convencerte que no eres esa persona justa, santa, perfecta y capaz que Dios dice en Su Palabra, la Biblia, que ahora eres. Recuerda que la mentira solo es poderosa cuando comienzas a creerla y el diablo te quiere tener luchando e intentando con todas tus fuerzas alcanzar algo que ya te hizo creer que no tienes y que nunca lo tendrás.
Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (Jn 8.31-32).
Puesto que la Biblia, la Palabra de Dios, es la Verdad, sólo creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra, puedes vencer las mentiras del diablo y así, con tu fe, comenzar a manifestar la libertad gloriosa de los Hijos de Dios (Ro 8.21).
En el día que temo, Yo en ti confío. En Dios alabaré su palabra; En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre?... Serán luego vueltos atrás mis enemigos, el día en que yo clamare; Esto sé, que Dios está por mí. En Dios alabaré su palabra; En Jehová su palabra alabaré. En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre? (Sal 56.3-4, 9-11).
Es la Eterna e Infalible Palabra de Dios la que te garantiza que todo esto es así. AHORA, puedes vivir confiado(a) pues sabes quién eres: un(a) Hijo(a) del Rey; una princesa o un príncipe del Dios vivo y verdadero; un(a) escogido(a) y amado(a) del Todopoderoso.
Y si esto es así, ¡y lo es! Entonces, ¿Qué puede hacerte el hombre o demonio o pobreza o enfermedad?
¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Ro 8.31).
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, muchas gracias, porque en verdad ahora sé, y creo, que he sido justificado(a) en Tu Amor, que es para mí, Cristo Jesús. Yo soy ese(a) Hijo(a) Tuyo(a) incorruptible, santo(a), justo(a) y perfecto(a), pues así lo has establecido mediante Tu Palabra, la Biblia. ¿Qué, puedo decir a todo esto? Si Tú estás por mí y conmigo, ¿quién contra de mí? ¿Quién me podrá hacer daño? ¿Quién podrá atemorizarme? Si Tú no escatimaste ni a Tu propio Hijo, sino que lo entregaste por Amor a mí, ¿cómo no me darás también con él todas las cosas? ¿Quién me acusará si soy escogido(a) de Dios? Tú eres el que me justifica. ¿Quién es el que me condenará? Cristo Jesús, Tú eres que murió; más aún, Tú eres el que también resucitó, el que además estás a la diestra de Dios. ¡Jesús, Tú eres el que intercede por mí! ¿Quién me separará de Tu Amor? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito en Tu Palabra, la Biblia: Por causa de ti soy muerto(a) todo el tiempo; Soy contado(a) como oveja que va al matadero. Gracias Padre, porque, ¡antes, en todas estas cosas soy más que vencedor(a) por medio de aquel que me amó, Cristo Jesús! Por lo cual estoy seguro(a) de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada me puede separar de Tu Amor, oh Dios, que es en Cristo Jesús, mi Rey, Señor y Salvador. Por lo tanto, ante todo problema, enfermedad, aflicción, tristeza o depresión, me declaro en victoria. ¡Soy Sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy feliz! En el nombre de Jesús. Amén. (Ro 8.31-39).
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011
 

Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Mayo         27                        Ro 2.1-3.8  /  1 Sam 10.17-11.15  /  Sal 56
 


domingo, 26 de mayo de 2013

¿Qué es el Evangelio?

 
Domingo 26 de Mayo de 2013.
¡El Evangelio es Poder de Dios!
Por Riqui Ricón*
Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá (Ro 1.16-17).
La Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, te enseña claramente que jamás serás avergonzado(a) de haber creído a Su Palabra. Evangelio significa buenas noticias y son estas buenas noticias las que manifiestan el poder de Dios para tu salvación, esto es, para que realices una vida llena de paz y plenitud.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti. Por Su gran Amor con que te amó, has sido justificado(a), perdonado(a) y hecho(a) nueva creatura, para que así puedas vivir una vida totalmente nueva, una Vida llena de propósito y significado.
Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios (Ro 5.1-2).
Ahora, en Cristo Jesús, por lo que Él hizo en la cruz por amor a ti, has sido justificado(a). ¡Eres justo(a)! ¡Tienes paz para con Dios! ¡Nada te falta! ¡Nada te duele! Todo lo recibes hoy por medio de la fe. Esto es, creyendo que ya es tuyo sólo porque Dios dice en Su Palabra, la Biblia, que así es. ¡Esto es la fe! ¡Creerle a Dios! ¡Creerle a Su Palabra!
El que te justificó fue Jesús al pagar, con su propia sangre y vida, todos tus pecados; el que te perdona es Dios por su Amor, Gracia y Misericordia, y el que te dio Vida Nueva fue el Espíritu Santo con el Poder de Su Palabra, que es la Palabra de Dios.
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Co 5.17).
El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo te aman tanto que NO te ofrecen una nueva oportunidad para ser mejor, sino que te dan una Vida TOTALMENTE Nueva. Una vida donde tu pasado, tus pecados y fracasos, ya no te condenan, ni los tienes que llevar a cuestas como una pesada carga de culpabilidad.
Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte (Ro 8.1-2)
Si logras comprender y creer (porque la Biblia lo dice así) que ya no eres más un(a) pecador(a) perdonado(a), sino un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, entonces, sin importar las circunstancias o problemas que estés enfrentando, el inicio de tu victoria en esta Nueva Vida ya comenzó.
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos  (1 Jn 3.1 BAD).
Al ser un(a) Hijo(a) de Dios tienes su misma naturaleza:
siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
Tu Nueva Naturaleza es incorruptible y ahora has sido hecho(a) justicia de Dios en Él (1 Co 5.21).
Sin lugar a dudas, tú eres ese(a) justo(a) que vive por fe y hoy puedes declarar con toda confianza que:
En cuanto a mí, a Dios clamaré; Y Jehová me salvará. Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré, Y él oirá mi voz. El redimirá en paz mi alma de la guerra contra mí, Aunque contra mí haya muchos (Sal 55.16-18).
Jesucristo dijo que el ladrón sólo viene a hurtar, matar y destruir pero Él, tu Señor, ha venido a ti para darte Vida y una Vida abundante (Jn 10.10). No permitas que el ladrón te engañe. Sólo si crees sus mentiras de enfermedad, pobreza, fracaso y pecado, él tendrá el poder para hurtarte, matarte y destruirte; pero si no le crees sus mentiras y crees la Verdad de la Palabra de Dios, entonces nada puede contra ti y tendrá que huir de ti.
Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros (Stg 4.7).
Así que, sométete a Dios, sométete a Su Palabra. Usa la Palabra de Verdad contra tu enemigo, el diablo, y resiste todo problema, toda enfermedad, toda pobreza, toda depresión, etc.
Confronta tus circunstancias con el Poder del Evangelio y te aseguro, ¡No hay forma que puedas perder!
Oremos en voz audible:
¡Oh, hermoso Dios! Qué reconfortante es saber que Tu Palabra, el Evangelio de mi Salvación, es Poder para vivir esa vida plena y abundante que siempre, Tú, Señor, has deseado para mí. Gracias, muchas gracias. Lo creo y lo recibo. Yo, ______________ (tu nombre aquí), soy Tu Hijo(a) Nacido(a) de Nuevo para estar en Tu Presencia y manifestar esa Paz y ese gran Amor a todos mis semejantes. Gracias porque TODO  lo puedo en Cristo Jesús, que me fortalece pues mayor eres Tú, Señor, que estás en mí, que el que está en el mundo. Entiendo en Verdad que no hay forma, no existe la más mínima posibilidad, en que pueda perder en esta tierra. Así que, en Tu nombre Jesús, recibo mi sanidad, mi libertad y prosperidad en todas las áreas de mi vida. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011
 

Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Mayo         26                        Ro 1.16-32  /  1 Sam 9.1-10.16  /  Sal 55