viernes, 31 de marzo de 2017

¡Cómo encontrar tu propósito en la Vida!

 

4 de Marzo

¡Con la Palabra de Dios!


Por Riqui Ricón*

Y dijo Moisés a la congregación: Esto es lo que Jehová ha mandado hacer. Entonces Moisés hizo acercarse a Aarón y a sus hijos, y los lavó con agua (Lev 8.5-6).

Todos los días, al comenzar tu devocional, recuerda que la Biblia es la Palabra de Dios y que esto quiere decir que todo lo que está escrito en ella salió de la boca de Dios y fue escrito para tu beneficio y edificación.

Puesto que en la Biblia está descrito el Plan de Dios para tu salvación y redención, todo lo escrito en ella apunta hacia Jesucristo; hacia Su muerte y resurrección, con las cuales te hizo libre de la ley del pecado y de la muerte y te dio Su propia Vida, la Vida Eterna, haciendo de ti un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Por lo tanto, recuerda también que al leer el Antiguo Testamento debes hacerlo a la luz de lo que dice el Nuevo Testamento y no al revés.

Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable (1 Ped 2.9).

De acuerdo a la Escritura, tú fuiste rescatado(a) por Dios mediante la Sangre de Su Hijo con el propósito de ser hecho(a) rey (reina) y sacerdote (sacerdotisa), para que ejerzas dicho real sacerdocio en este tu tiempo sobre la tierra.

No eres un(a) fracasado(a), ni dejado(a), ni abandonado(a), ni mediocre sino todo lo contrario: ¡Eres linaje escogido por Dios!

Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado (Jua 15.1-3).

Al igual que al sumo sacerdote Aarón y a sus hijos se les lavó y purificó con agua, tú ya fuiste lavado(a) y purificado(a) mediante la Palabra de Dios.

Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado (Jn 15.3).

Cuando crees el Evangelio, éste actua como el agua más limpia y te lava y te purifica.

Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios (Jua 3.5).

Tú naciste del agua y del Espíritu. Fue la Palabra de Dios la que gestó tu Nuevo  Nacimiento como Hijo(a) de Dios.

siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 Ped 1.23).

Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

El sacrificio de Jesús va más allá del mero perdón de tus pecados. Jesucristo murió en esa cruz para ofrecerte una Vida totalmente Nueva y diferente (desde luego que primero tuvo que anular con Su propia Vida la condena de muerte que pendía sobre ti).

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Cor 5.17).

Tú, al igual que Aarón, tienes ahora un gran ministerio y porvenir. Por tu fe en la Palabra de Dios y en el sacrificio de Jesús has sido adoptado(a) en la familia del Padre y estás habilitado(a) para realizar una muy importante labor dentro del Reino de Dios.

De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores hará, porque yo voy al Padre (Jua 14.12).

¡Estás destinado(a) a llevar una Vida de grandeza, de Plenitud y desarrollo!

Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe (1 Ped 5.8-9a).

Satanás intentará por todos los medios evitar que tú puedas creer esto. Te recordará tu vida pasada y tus pecados señalándote que eres indigno(a) e incapaz, para tratar así de anular tu fe con miedo, duda y condenación.

Sin embargo, toma en cuenta que Satanás ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira (Jn 8.44).

¡Todo, absolutamente todo, lo que el demonio te diga es mentira!

La Buena Noticia es que TODO lo que tú ahora eres está Escrito en la Palabra de Dios y por lo tanto ES LA VERDAD. Además, no se adquirió ni depende de las cosas que tú hiciste en el pasado; no se adquirió ni depende de las cosas que estés haciendo en el presente o puedas hacer en el futuro, sino que se adquirió y depende totalmente de lo que Cristo Jesús hizo por ti al morir y resucitar.

y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes,  y reinaremos sobre la tierra (Apo 5.9b-10).

¡Tú eres EXACTAMENTE la persona que Dios DICE en Su Palabra que AHORA ERES! Un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo destinado(a) a realizar grandes cosas para tu Padre celestial.

Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia (Mat 10.7-8).

¡Es por eso que has sido ungido(a)!

pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra (Hch 1.8).

¡Es por eso que todo te saldrá bien!

Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados (Ro 8.28).

Tú nunca has sido un ser humano producto de la casualidad o del destino. Dios te ha amado desde antes de la fundación del mundo y ahora eres Su Hijo(a).

¡Un(a) Hijo(a) del Dios Altísimo que tiene propósito y destino en este mundo!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, nunca dejaré de agradecerte Tu Gran Amor por mí, que estando yo muerto(a) en delitos y pecados me diste Vida juntamente con Cristo. ¡Por Gracia soy salvo(a)! ¡Abba, Padre! Amado Dios, hoy puedo, con plena certeza y absoluta confianza, llamarte Padre mío. Señor Jesús, Tu Sangre preciosa fue derramada en esa cruz para que yo fuese justificado(a); Tu resurrección me abrió el camino a la Vida Eterna para que yo fuese adoptado(a) Hijo(a) de Dios, según el puro afecto de Tu Voluntad. ¡Mil gracias, Señor Jesús! He sido limpiado(a) y purificado(a) con Tu Palabra. ¡Soy heredero(a) de Dios y coheredero(a) con Cristo! He sido predestinado(a) para ser hecho(a) conforme a Tu imagen, mi Señor Jesucristo, para que ahora Tú seas mi hermano mayor. Gracias, muchas gracias Señor. Me has hecho un rey (reina) y sacerdote (sacerdotisa) para reinar sobre todo problema y dificultad en este mundo, aquí en la tierra, en este tiempo. Gracias, precioso Espíritu Santo, porque Tú estás aquí conmigo habilitándome con Tu Poder para que pueda hacer las mismas cosas que Jesús hizo y aún mayores. Ahora sé que TODO lo puedo pues mayor eres Tú, que estás en mí y conmigo que el que está en el mundo. ¡Me has dado propósito y destino! Así que, creo y declaro con toda certeza de fe que yo, _____________ (tu nombre aquí), saldré más que vencedor de todo problema, enfermedad o aflicción. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy Hijo(a) de Dios! ¡Soy feliz! ¡Gracias Padre! Bendigo Tu Nombre y declaro que lo mejor de mi vida ya comenzó. En el nombre de Jesús. Amén

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Marzo 4                                Mat 10.1-25  /  Lev 7-8  /  Pro 22

 



jueves, 30 de marzo de 2017

¿Cómo puedes tener la garantía de aquello que estas esperando cuando tus circunstancias te indican todo lo contrario?

 

3 de Marzo

¡Al que cree TODO le es posible!

Por Riqui Ricón*

Mientras él les decía estas cosas, vino un hombre principal y se postró ante él, diciendo: Mi hija acaba de morir; mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá. Y se levantó Jesús, y le siguió con sus discípulos (Mat 9.18).

¡Qué declaración más asombrosa y llena de fe le hizo Jairo a Jesús: ¡Mi hija acaba de morir; mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá! Por esta declaración, Jesús se levantó y le siguió para hacer conforme a lo que él había dicho.

Pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: ¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David! Y llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor. Entonces les tocó los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho (Mat 9.27-29).

Si tú, al igual que Jairo y estos dos ciegos, tienes necesidad de un milagro el día de hoy, sólo necesitas recordar el secreto que Jesús nos reveló: ¡Conforme a tu fe te será hecho!

La Buena Noticia es que ahora, en Cristo Jesús, tú tienes fe para salir delante de cualquier problema, enfermedad o aflicción y mucho más. Veamos:

Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve (Heb 11.1 NVI).

¿Cómo puedes tener la garantía de aquello que estas esperando cuando tus circunstancias te indican todo lo contrario? ¿Cómo estar completamente seguro(a) de cosas que todavía no ves cuando lo que si ves es tan desalentador? ¿Cómo tener la certeza que estás sano(a) cuando los análisis y los médicos dicen lo opuesto? ¿Cómo estar realmente convencido(a) que saldrás adelante cuando te acaban de despedir o los ingresos no parecen suficientes?

La respuesta para estas y todas las dudas acerca de tu fe es muy sencilla: puedes tener la garantía de lo que esperas y la certeza de lo que no ves solamente si Dios lo ha dicho. Esto es, si Dios ha hablado algo respecto a tus necesidades, entonces puedes estar cien por ciento seguro(a) que Él cumplirá Su Palabra.

Dios no es un simple mortal para mentir y cambiar de parecer. ¿Acaso no cumple lo que promete ni lleva a cabo lo que dice?  (Num 23.19 NVI).

Basta una Palabra del Señor y un milagro te ocurrirá.

Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole, y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré. Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará. Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe (Mat 8.5-10).

La fe es sencilla y simple como un granito de mostaza. Fe es creerle a Dios creyendo a Su Palabra. Fe es estar seguro(a) que Dios es digno de confianza. Fe es estar convencido(a) que Dios es honorable y que Su honra y Honor están depositados en Su Palabra.

¡Fe es saber que todo poder y autoridad están contenidos en la Palabra de Dios!

Cuando adquieras esta certeza y seguridad rotunda en la Palabra de Dios entonces tus declaraciones estarán cargadas del Poder y la Autoridad de Dios que sólo tu fe puede activar.

Jesús le preguntó al padre: -¿Cuánto tiempo ha estado así? El hombre le respondió. -Ha estado así desde que era niño. Varias veces lo ha tirado al fuego o al agua para matarlo. Por favor, si puedes hacer algo, ten compasión de nosotros y ayúdanos. Jesús le dijo: -No digas: 'Si puedes hacer algo', todo es posible para el que cree. Entonces, el padre del muchacho gritó muy fuerte: -¡Creo, ayúdame a creer aun más! (Mar 9.21-24 PDT).

¡Al que cree TODO le es posible!

Al igual que Jairo, sin importar las circunstancias, el primer y más importante fruto de tu fe debe ser una declaración firme y consistente con aquello que estás creyendo (con aquello que estás esperando).

Reflexionando en la condición de este padre de familia, pienso que tú me podrías objetar que estás demasiado angustiado(a) por la gravedad de tus circunstancias y que quisieras creer, pero eso no basta, no es suficiente, pues tienes que actuar en fe y comenzar a declarar que SÍ crees que sea posible.

Si es necesario tienes que apelar al Amor que Dios siente por ti y pedirle que te ayude a creer.

Para esto puedes comenzar creyendo que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Puedes creer que a pesar de tus delitos y pecados, por ese gran Amor con que Dios te ama, ahora, en Cristo Jesús, has sido hecho(a) un(a) legítimo(a) Hijo(a) de Dios.

MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos  (1 Jua 3.1).

Si ya crees esto, entonces pon mucha atención pues esta especial relación que ahora disfrutas con Dios (de Padre a Hijo(a) y de Hijo(a) a Padre), te garantiza que Él siempre responderá a tu favor.

Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? (Mat 7.7-11).

Sin lugar a dudas, por lo que Jesús hizo en la cruz por Amor a ti, tú tienes una mayor certeza (y una mejor posición), para activar el Poder y la Autoridad de Dios a tu favor que la que tenían Jairo, el centurión y los dos ciegos.

Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible (Mar 9.23).

¡Atrévete a creer! Creer es sencillo. ¡Créele a Dios! ¡Créele a Su Palabra!

Oremos en voz audible:

¡Abba, Padre! Amado Dios, hoy puedo, con plena certeza y absoluta confianza, llamarte Padre mío. Gracias, Señor, por tanto y tan grande amor, que yo, estando muerto(a) en delitos y pecados, me diste vida juntamente con Cristo Jesús. ¡Por Gracia soy salvo(a)! Señor Jesús, Tu Sangre preciosa fue derramada en esa cruz para que yo fuese justificado(a); Tu resurrección me abrió el camino a la Vida Eterna para que yo fuese adoptado(a) Hijo(a) de Dios, según el puro afecto de Tu Voluntad. ¡Mil gracias, Señor Jesús! ¡Soy heredero(a) de Dios y coheredero(a) con Cristo! He sido predestinado(a) para ser hecho(a) conforme a Tu imagen, mi Señor Jesucristo, para que ahora Tú seas mi hermano mayor. Gracias, muchas gracias Señor. Por esto, por tu Amor por mí, creo y declaro con toda certeza de fe que yo, _____________ (tu nombre aquí), ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy Hijo(a) de Dios! ¡Soy feliz! ¡Gracias Padre! Bendigo Tu Nombre y declaro que lo mejor de mi vida ya comenzó. ¡En TODAS las cosas soy más que vencedor(a)! ¡Todo lo puedo en Cristo! ¡Mayor es el que está en mí, que el que está en el mundo! En el nombre de Jesús. Amén

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Marzo 3                                Mat 9.18-38  /  Lev 5-6  /  Pro 21

 






miércoles, 29 de marzo de 2017

¿Quién puede afirmar: «Tengo puro el corazón; estoy limpio de pecado»?

 


2 de Marzo

¡Un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo!

Por Riqui Ricón*

¿Quién podrá decir: Yo he limpiado mi corazón, Limpio estoy de mi pecado? (Pro 20.9).

La Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, dice claramente que ningún ser humano se podrá justificar así mismo delante de Dios (Sal 143.2). Sin embargo, al mismo tiempo establece que,

Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, Y en cuyo espíritu no hay engaño (Sal 32.1-2).

Aunque no hay posibilidad alguna que tú seas justificado por tus acciones, nien tus fuerzas, ¡Dichoso el hombre o la mujer a quien se le perdonan sus transgresiones! ¡Dichoso el hombre o la mujer a quien se le borran sus pecados! ¡Dichoso el hombre o la mujer a quien el SEÑOR no toma en cuenta su maldad!

En el Antiguo Testamento Dios estableció un sistema de sacrificios mediante los cuales cualquier hombre o mujer podría ser dichoso al serle cubiertos sus pecados para ser perdonado.

si el sacerdote ungido pecare según el pecado del pueblo, ofrecerá a Jehová, por su pecado que habrá cometido, un becerro sin defecto para expiación. Traerá el becerro a la puerta del tabernáculo de reunión delante de Jehová, y pondrá su mano sobre la cabeza del becerro, y lo degollará delante de Jehová. Y el sacerdote ungido tomará de la sangre del becerro, y la traerá al tabernáculo de reunión; y mojará el sacerdote su dedo en la sangre, y rociará de aquella sangre siete veces delante de Jehová, hacia el velo del santuario. Y el sacerdote pondrá de esa sangre sobre los cuernos del altar del incienso aromático, que está en el tabernáculo de reunión delante de Jehová (Lev 4.3-7a).

La palabra hebrea que se utiliza para significar la expiación es Kafár y entre sus significados encontramos: cubrir, condonar, aplacar o cancelar, anular, apaciguar, pacto, perdonar, propicio, purificar, reconciliar.

Todos estos significados te muestran claramente que la intención de Dios para contigo nunca ha sido condenarte por tus pecados sino perdonarte y acercarte a Él por medio de la reconciliación (expiación).

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

¡Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti!

Ahora bien, esta reconciliación o expiación consistía en tomar un becerro sin defecto y sacrificarlo después de haber puesto las manos sobre su cabeza haciendo de él un substituto inocente. Su sangre se llevaba dentro del Tabernáculo de reunión y se rociaba como testimonio contra el velo que separaba el lugar santo del lugar santísimo e impedía la entrada al lugar de la Presencia de Dios.

Y si bien todo esto sólo era una imagen o modelo de lo que vendría más adelante con el Nuevo Pacto, la verdad es que los israelitas volvían a pecar continuamente y continuamente estaban sujetos al rito de la expiación para cubrir sus pecados. ¡Aunque tenían la expiación, eran esclavos del pecado! ¡La dicha prometida se alejaba constantemente de ellos!

Pero ahora Cristo ya ha venido, y lo ha hecho como sumo sacerdote de los bienes prometidos. Porque él entró en el santuario celestial, más amplio y perfecto, que no fue hecho por manos humanas ni pertenece a este mundo, y llevó sangre al Lugar Santísimo, una sola vez y para siempre; pero no sangre de machos cabríos o de becerros, sino su propia sangre, con la que aseguró nuestra eterna redención. Y si bajo el antiguo orden de cosas podía santificarse y purificar a los que estaban impuros a causa del pecado, rociándolos con sangre de toros y machos cabríos, y con cenizas de becerra, con mucha mayor eficacia la sangre de Cristo limpiará vuestras conciencias de las obras que llevan a la muerte. Él, sin mancha alguna de pecado, se ofreció a sí mismo a Dios mediante la acción del Espíritu eterno, para que vosotros podáis servir ahora al Dios vivo. De este modo, Cristo es mediador de un nuevo pacto, a fin de que, habiendo obtenido con su muerte el perdón de los pecados cometidos durante el tiempo del pacto anterior, los llamados por Dios reciban la promesa de la herencia eterna (He 9.11-15 CST).

¡Estas, mi estimado(a) amigo(a), son las Buenas Noticias del Evangelio de Jesucristo!

La reconciliación que Jesucristo hizo para ti ya no es de expiación sino ¡Redención! Haz sido comprado(a) a precio de la Sangre del unigénito Hijo de Dios para ser hecho(a) libre.

Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte (Rom 8.2).

Ahora, en Cristo Jesús, eres libre de la ley del pecado y de la muerte. ¡Tienes Vida Eterna!

Este es el Nuevo Pacto. Este es el Vino Nuevo que ha de ser puesto en odres nuevos. La vieja forma de pensar, la conciencia de pecado, no tiene cabida aquí.

Porque, ¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dice entonces al paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa. Entonces él se levantó y se fue a su casa. Y la gente, al verlo, se maravilló y glorificó a Dios, que había dado tal potestad a los hombres (Mat 9.5-8).

Es evidente que Dios ha dado una Nueva Autoridad, una potestad diferente, a todos aquellos que, como tú, han creído y han aceptado la Redención ofrecida.

De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre (Jua 14.12).

Gracias a que el problema del pecado ya fue resuelto, has sido habilitado(a) por la Palabra de Dios para hacer las mismas cosas que Jesús hizo y aún mayores. ¡Él y tú son Hijos del mismo Padre!

MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos  (1 Jua 3.1).

Por la Redención de Cristo has sido hecho(a) Hijo(a) legítimo(a) de Dios. ¡Eres Nueva Creación! ¡Has Nacido de Nuevo! Y sin lugar a dudas que puedes decir: con la sangre de Jesús, he limpiado mi corazón y estoy limpio(a) de pecado. ¡Soy dichoso(a)!

Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, hoy quiero decirte que te amo con todo mi corazón y que no encuentro mejor forma de agradecer lo que has hecho por mí que aceptándolo. No encuentro mejor forma de honrar el sacrificio de Tu Hijo Jesús que recibiendo la posición e Identidad que Él adquirió para mí al morir en esa cruz. ¡Gracias Jesús! ¡Muchas gracias Señor! Gracias por mi Redención. Creo y recibo tu grande y eterno Amor por mí. Creo y recibo mi identidad de Hijo(a) Tuyo(a). Por lo tanto, creo y recibo también todas y cada una de tus promesas. Gracias Señor, porque no hay forma en que yo vaya a perder en esta vida. Gracias Padre porque no me has dejado nunca, ni me dejarás, porque me has amado con tan grande amor y me has hecho tu Hijo(a). Por lo que Tú hiciste en la cruz, Señor Jesús, y por Tu Palabra, ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy más que vencedor(a)! ¡Todo lo puedo en Cristo! Y, por la Sangre de Jesús, soy dichoso(a) para vivir una vida plena y abundante. Muchas gracias, Señor Jesús. Gracias por esta Nueva Vida en Plenitud que ahora tengo como Hijo(a) de Dios. Gracias por mi sanidad. Gracias por mi salud. Gracias por mi prosperidad. Gracias por el Amor, la paz y el gozo que ahora disfruto. ¡Soy libre de la ley del pecado y de la muerte! ¡Soy dichoso(a)! En el nombre de Jesús. Amén

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Marzo 2                                Mat 9.1-17  /  Lev 3-4  /  Pro 20