¡Jamás serás avergonzado(a)!
Por Riqui Ricón*
Y daré por respuesta a mi avergonzador, Que en tu
palabra he confiado. No quites de mi boca en ningún tiempo la palabra de
verdad, Porque en tus juicios espero (Sal 119.42-43).
¿Sabías que, hasta este momento de la historia, no
existe un solo ser humano que haya sido avergonzado por haber confiado, con
todo su corazón, en la Palabra de Dios? Esto se debe a que la Palabra de Dios
es LA VERDAD. Así que, los Hijos de Dios NACIDOS DE NUEVO, JAMÁS seremos
avergonzados de haber confiado en la Biblia.
De hecho, podemos y debemos, ante todo problema y
circunstancia adversa, responderle al avergonzador que confiamos plenamente en
la Palabra de Dios.
Oré al SEÑOR, y él me respondió; me libró de todos
mis temores. Los que buscan su ayuda, estarán radiantes de
alegría; ninguna sombra de vergüenza les oscurecerá el rostro. En mi
desesperación oré, y el SEÑOR me escuchó; me salvó de todas mis
dificultades. Pues el ángel del SEÑOR es un guardián; rodea y
defiende a todos los que le temen. Prueben y vean que el SEÑOR es
bueno; ¡qué alegría para los que se refugian en él! Teman al SEÑOR,
ustedes los de su pueblo santo, pues los que le temen tendrán todo lo que
necesitan. Hasta los leones jóvenes y fuertes a veces pasan hambre,
pero a los que confían en el SEÑOR no les faltará ningún bien (Sal 34.4-10
NTV).
La Biblia es la Palabra de Dios y sabemos que Él NO
PUEDE mentir, entonces, por ejemplo, si la Biblia dice que eres sano(a) por las
heridas de Cristo Jesús, esa es la Verdad y cualquier enfermedad que estés
padeciendo, se encuentra en tu cuerpo en contra de la Verdad y en contra de la
Voluntad de Dios.
Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las
cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma (3 Jn 2).
Esta breve porción de la Escritura expresa
magistralmente la voluntad de Dios para tu vida: Prosperidad en todas las
cosas, salud, paz y gozo; en suma, una vida plena y abundante.
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y
destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn
10.10).
Sin embargo, en ocasiones las personas se preguntan
por qué si la Biblia es la Verdad, ellos no alcanzan a ver ni a experimentar la
calidad de vida que en ella se promete. Para dar respuesta a esto, primero
habría que preguntarse, ¿podría ser, habría la más remota posibilidad, que el
que está equivocado seas tú y no el Señor ni Su Palabra?
Entonces respondiendo Jesús, les dijo: ¿No erráis
por esto, porque ignoráis las Escrituras, y el poder de Dios? (Mar
12.24).
Fe es creerle al Señor, es creerle a Su Palabra y
el mayor estorbo para recibir las promesas de Dios mediante la fe es la
condenación que obra a través del espíritu de temor. Me refiero a esa sensación
de no ser lo suficientemente limpio, santo, digno o capaz de merecer un milagro
y mucho menos el cumplimiento de una promesa de parte de Dios.
Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno
de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado
sanará. Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis
órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi
siervo: Haz esto, y lo hace. Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a
los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta
fe (Mat 8.8-10).
Cuánta luz puede traer a tu corazón este centurión
que aunque no se sentía digno, tenía conciencia de la justicia y de la Verdad:
Jesús es Dios y Su Palabra tiene todo el poder y toda la autoridad para hacerse
valer y cumplirse a sí misma.
Dios no es un simple mortal para mentir y cambiar
de parecer. ¿Acaso no cumple lo que promete ni lleva a cabo lo que dice?(Núm
23.19 NVI).
Si Dios lo dijo, entonces Él lo va a cumplir; si
Dios lo habló, entonces él lo va a ejecutar.
Así que, la clave de todo es tu FE.
En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya
que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que
recompensa a quienes lo buscan (He 11.6 NVI).
La clave de todo es si tú le puedes creer a Dios,
creyendo Su Palabra.
Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le
es posible (Mar 9.23).
La Biblia es la Ley de Justicia, es la Ley de
Verdad y en ella Dios declara que al aceptar el pago que Jesucristo hizo con Su
Vida, tú recibes la justificación o perdón de todos tus pecados para que ahora
puedas recibir, por la fe en Él, la plenitud de vida.
Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y
hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin,
la vida eterna. Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios
es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro (Ro 6.22-23).
No te engañes a ti mismo(a), no existe precio ni
trabajo ni acción alguna que tú puedas realizar para pagar, por tus medios, lo
que Él ya hizo por Amor a ti. Podrías estar intentándolo hasta el fin de los
tiempos y no lo vas a lograr. La buena noticia (Evangelio), es que Dios es
digno de confianza y puedes creerle para recibir en este día tu justificación y
la Vida plena que legítimamente te pertenecen. ¡Dios tiene Palabra de Honor!
Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de
la justicia, reposo y seguridad para siempre (Isa 32.17).
Puedes estar tranquila/tranquilo, nunca serás
avergonzada/avergonzado por haber CREÍDO a la Palabra de Dios.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, es hermoso saber en quién he
confiado y a quién le he entregado mi vida y corazón: a Ti, precioso Dios
que me has amado tanto que preferiste entregar a Tu propio Hijo antes que
perderme a mí. A Ti que has hablado Palabras de Verdad y de Amor sobre de mí y
de mi familia. Gracias, Señor, porque sé que ninguna de esas Palabras dejará de
cumplirse en mi: soy amado(a) del Padre; soy más que vencedor(a); nada ni nadie
me pueden hacer frente pues Tú, Señor Jesús, estás conmigo. No hay forma en que
pueda perder en esta vida. ¡Jamás seré avergonzado(a) de haber creído Tu
Palabra! ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy
un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! ¡Gracias, Señor Jesús! Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una
relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible
poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que
viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he
sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto
tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la
última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque
quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente
Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta
simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido
trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo!
¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré
solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2010
Lectura y Meditación de la Palabra de
Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de
un año habrás leído toda la Biblia.
Abril
30 Hch
13:26-52 / Josué 20-21/ Job 30
Hechos 13:26-52
26 Varones
hermanos, hijos del linaje de Abraham, y los que entre vosotros teméis a Dios,
a vosotros es enviada la palabra de esta salvación. 27 Porque los
habitantes de Jerusalén y sus gobernantes, no conociendo a Jesús, ni las
palabras de los profetas que se leen todos los días de reposo, las
cumplieron al condenarle. 28 Y sin hallar en él causa digna de muerte,
pidieron a Pilato que se le matase. 29 Y habiendo cumplido todas las cosas
que de él estaban escritas, quitándolo del madero, lo pusieron en el sepulcro. 30 Mas
Dios le levantó de los muertos. 31 Y él se apareció durante muchos días a
los que habían subido juntamente con él de Galilea a Jerusalén, los cuales
ahora son sus testigos ante el pueblo. 32 Y nosotros también os anunciamos
el evangelio de aquella promesa hecha a nuestros padres, 33 la cual Dios
ha cumplido a los hijos de ellos, a nosotros, resucitando a Jesús; como está
escrito también en el salmo segundo: Mi hijo eres tú, yo te he engendrado hoy. 34 Y
en cuanto a que le levantó de los muertos para nunca más volver a corrupción,
lo dijo así: Os daré las misericordias fieles de David. 35 Por eso dice
también en otro salmo: No permitirás que tu Santo vea corrupción. 36 Porque
a la verdad David, habiendo servido a su propia generación según la voluntad de
Dios, durmió, y fue reunido con sus padres, y vio corrupción. 37 Mas aquel
a quien Dios levantó, no vio corrupción. 38 Sabed, pues, esto, varones
hermanos: que por medio de él se os anuncia perdón de pecados, 39 y que de
todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él
es justificado todo aquel que cree. 40 Mirad, pues, que no venga sobre
vosotros lo que está dicho en los profetas: 41 Mirad, oh menospreciadores,
y asombraos, y desapareced; Porque yo hago una obra en vuestros días, Obra que
no creeréis, si alguien os la contare. 42 Cuando salieron ellos de la
sinagoga de los judíos, los gentiles les rogaron que el siguiente día de reposo les hablasen de estas cosas. 43 Y
despedida la congregación, muchos de los judíos y de los prosélitos piadosos
siguieron a Pablo y a Bernabé, quienes hablándoles, les persuadían a que
perseverasen en la gracia de Dios. 44 El siguiente día de reposo se juntó
casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios. 45 Pero viendo los judíos
la muchedumbre, se llenaron de celos, y rebatían lo que Pablo decía,
contradiciendo y blasfemando. 46 Entonces Pablo y Bernabé, hablando con
denuedo, dijeron: A vosotros a la verdad era necesario que se os hablase
primero la palabra de Dios; mas puesto que la desecháis, y no os juzgáis dignos
de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles. 47 Porque así nos
ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de los gentiles, A
fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra. 48 Los
gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y
creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna. 49 Y la palabra
del Señor se difundía por toda aquella provincia. 50 Pero los judíos
instigaron a mujeres piadosas y distinguidas, y a los principales de la ciudad,
y levantaron persecución contra Pablo y Bernabé, y los expulsaron de sus
límites. 51 Ellos entonces, sacudiendo contra ellos el polvo de sus
pies, llegaron a Iconio. 52 Y los discípulos estaban llenos de gozo y
del Espíritu Santo.
Josué 20-21
Josué señala
ciudades de refugio
20 Habló
Jehová a Josué, diciendo: 2 Habla a los hijos de Israel y diles: Señalaos
las ciudades de refugio, de las cuales yo os hablé por medio de Moisés, 3 para
que se acoja allí el homicida que matare a alguno por accidente y no a
sabiendas; y os servirán de refugio contra el vengador de la sangre. 4 Y
el que se acogiere a alguna de aquellas ciudades, se presentará a la puerta de
la ciudad, y expondrá sus razones en oídos de los ancianos de aquella ciudad; y
ellos le recibirán consigo dentro de la ciudad, y le darán lugar para que
habite con ellos. 5 Si el vengador de la sangre le siguiere, no entregarán
en su mano al homicida, por cuanto hirió a su prójimo por accidente, y no tuvo
con él ninguna enemistad antes. 6 Y quedará en aquella ciudad hasta que
comparezca en juicio delante de la congregación, y hasta la muerte del que
fuere sumo sacerdote en aquel tiempo; entonces el homicida podrá volver a su
ciudad y a su casa y a la ciudad de donde huyó. 7 Entonces señalaron a
Cedes en Galilea, en el monte de Neftalí, Siquem en el monte de Efraín, y
Quiriat-arba (que es Hebrón) en el monte de Judá. 8 Y al otro lado del
Jordán al oriente de Jericó, señalaron a Beser en el desierto, en la llanura de
la tribu de Rubén, Ramot en Galaad de la tribu de Gad, y Golán en Basán de la
tribu de Manasés. 9 Estas fueron las ciudades señaladas para todos los
hijos de Israel, y para el extranjero que morase entre ellos, para que se
acogiese a ellas cualquiera que hiriese a alguno por accidente, a fin de que no
muriese por mano del vengador de la sangre, hasta que compareciese delante de
la congregación.
Ciudades de los
levitas
(1 Cr. 6.54-81)
21 Los
jefes de los padres de los levitas vinieron al sacerdote Eleazar, a Josué hijo
de Nun y a los cabezas de los padres de las tribus de los hijos de Israel, 2 y
les hablaron en Silo en la tierra de Canaán, diciendo: Jehová mandó por medio
de Moisés que nos fuesen dadas ciudades donde habitar, con sus ejidos para
nuestros ganados. 3 Entonces los hijos de Israel dieron de su propia
herencia a los levitas, conforme al mandato de Jehová, estas ciudades con sus
ejidos. 4 Y la suerte cayó sobre las familias de los coatitas; y los hijos
de Aarón el sacerdote, que eran de los levitas, obtuvieron por suerte de la
tribu de Judá, de la tribu de Simeón y de la tribu de Benjamín, trece ciudades.
5 Y los otros hijos de Coat obtuvieron por suerte diez ciudades de las
familias de la tribu de Efraín, de la tribu de Dan y de la media tribu de
Manasés. 6 Los hijos de Gersón obtuvieron por suerte, de las familias de
la tribu de Isacar, de la tribu de Aser, de la tribu de Neftalí y de la media
tribu de Manasés en Basán, trece ciudades. 7 Los hijos de Merari según sus
familias obtuvieron de la tribu de Rubén, de la tribu de Gad y de la tribu de
Zabulón, doce ciudades. 8 Dieron, pues, los hijos de Israel a los levitas
estas ciudades con sus ejidos, por suertes, como había mandado Jehová por
conducto de Moisés. 9 De la tribu de los hijos de Judá, y de la tribu de
los hijos de Simeón, dieron estas ciudades que fueron nombradas, 10 las
cuales obtuvieron los hijos de Aarón de las familias de Coat, de los hijos de
Leví; porque para ellos fue la suerte en primer lugar. 11 Les dieron
Quiriat-arba del padre de Anac, la cual es Hebrón, en el monte de Judá, con sus
ejidos en sus contornos. 12 Mas el campo de la ciudad y sus aldeas dieron
a Caleb hijo de Jefone, por posesión suya. 13 Y a los hijos del sacerdote
Aarón dieron Hebrón con sus ejidos como ciudad de refugio para los homicidas;
además, Libna con sus ejidos, 14 Jatir con sus ejidos, Estemoa con sus
ejidos, 15 Holón con sus ejidos, Debir con sus ejidos, 16 Aín con sus
ejidos, Juta con sus ejidos y Bet-semes con sus ejidos; nueve ciudades de estas
dos tribus; 17 y de la tribu de Benjamín, Gabaón con sus ejidos, Geba con
sus ejidos, 18 Anatot con sus ejidos, Almón con sus ejidos; cuatro
ciudades. 19 Todas las ciudades de los sacerdotes hijos de Aarón son trece
con sus ejidos. 20 Mas las familias de los hijos de Coat, levitas, los que
quedaban de los hijos de Coat, recibieron por suerte ciudades de la tribu de
Efraín. 21 Les dieron Siquem con sus ejidos, en el monte de Efraín, como
ciudad de refugio para los homicidas; además, Gezer con su ejidos, 22 Kibsaim
con sus ejidos y Bet-horón con sus ejidos; cuatro ciudades. 23 De la tribu
de Dan, Elteque con sus ejidos, Gibetón con sus ejidos, 24 Ajalón con sus
ejidos y Gat-rimón con sus ejidos; cuatro ciudades. 25 Y de la media tribu
de Manasés, Taanac con sus ejidos y Gat-rimón con sus ejidos; dos ciudades. 26 Todas
las ciudades para el resto de las familias de los hijos de Coat fueron diez con
sus ejidos. 27 A los hijos de Gersón de las familias de los levitas,
dieron de la media tribu de Manasés a Golán en Basán con sus ejidos como ciudad
de refugio para los homicidas, y además, Beestera con sus ejidos; dos ciudades.
28 De la tribu de Isacar, Cisón con sus ejidos, Daberat con sus ejidos, 29 Jarmut
con sus ejidos y En-ganim con sus ejidos; cuatro ciudades. 30 De la tribu
de Aser, Miseal con sus ejidos, Abdón con sus ejidos, 31 Helcat con sus
ejidos y Rehob con sus ejidos; cuatro ciudades. 32 Y de la tribu de
Neftalí, Cedes en Galilea con sus ejidos como ciudad de refugio para los
homicidas, y además, Hamot-dor con sus ejidos y Cartán con sus ejidos; tres
ciudades. 33 Todas las ciudades de los gersonitas por sus familias fueron
trece ciudades con sus ejidos. 34 Y a las familias de los hijos de Merari,
levitas que quedaban, se les dio de la tribu de Zabulón, Jocneam con sus
ejidos, Carta con sus ejidos, 35 Dimna con sus ejidos y Naalal con sus
ejidos; cuatro ciudades. 36 Y de la tribu de Rubén, Beser con sus ejidos,
Jahaza con sus ejidos, 37 Cademot con sus ejidos y Mefaat con sus ejidos;
cuatro ciudades. 38 De la tribu de Gad, Ramot de Galaad con sus ejidos
como ciudad de refugio para los homicidas; además, Mahanaim con sus ejidos, 39 Hesbón
con sus ejidos y Jazer con sus ejidos; cuatro ciudades. 40 Todas las
ciudades de los hijos de Merari por sus familias, que restaban de las familias
de los levitas, fueron por sus suertes doce ciudades. 41 Y todas las
ciudades de los levitas en medio de la posesión de los hijos de Israel, fueron
cuarenta y ocho ciudades con sus ejidos. 42 Y estas ciudades estaban
apartadas la una de la otra, cada cual con sus ejidos alrededor de ella; así
fue con todas estas ciudades.
Israel ocupa la
tierra
43 De
esta manera dio Jehová a Israel toda la tierra que había jurado dar a sus
padres, y la poseyeron y habitaron en ella. 44 Y Jehová les dio reposo
alrededor, conforme a todo lo que había jurado a sus padres; y ninguno de todos
sus enemigos pudo hacerles frente, porque Jehová entregó en sus manos a todos
sus enemigos. 45 No faltó palabra de todas las buenas promesas que Jehová
había hecho a la casa de Israel; todo se cumplió.
Job 30
Job lamenta su
desdicha actual
30
Pero ahora se ríen de mí los más jóvenes que yo,
A cuyos padres yo desdeñara poner con los perros de mi ganado.
A cuyos padres yo desdeñara poner con los perros de mi ganado.
2 ¿Y de qué me serviría ni aun la fuerza de sus
manos?
No tienen fuerza alguna.
No tienen fuerza alguna.
3 Por causa de la pobreza y del hambre andaban
solos;
Huían a la soledad, a lugar tenebroso, asolado y desierto.
Huían a la soledad, a lugar tenebroso, asolado y desierto.
4 Recogían malvas entre los arbustos,
Y raíces de enebro para calentarse.
Y raíces de enebro para calentarse.
5 Eran arrojados de entre las gentes,
Y todos les daban grita como tras el ladrón.
Y todos les daban grita como tras el ladrón.
6 Habitaban en las barrancas de los arroyos,
En las cavernas de la tierra, y en las rocas.
En las cavernas de la tierra, y en las rocas.
7 Bramaban entre las matas,
Y se reunían debajo de los espinos.
Y se reunían debajo de los espinos.
8 Hijos de viles, y hombres sin nombre,
Más bajos que la misma tierra.
Más bajos que la misma tierra.
9 Y ahora yo soy objeto de su burla,
Y les sirvo de refrán.
Y les sirvo de refrán.
10 Me abominan, se alejan de mí,
Y aun de mi rostro no detuvieron su saliva.
Y aun de mi rostro no detuvieron su saliva.
11 Porque Dios desató su cuerda, y me afligió,
Por eso se desenfrenaron delante de mi rostro.
Por eso se desenfrenaron delante de mi rostro.
12 A la mano derecha se levantó el populacho;
Empujaron mis pies,
Y prepararon contra mí caminos de perdición.
Empujaron mis pies,
Y prepararon contra mí caminos de perdición.
13 Mi senda desbarataron,
Se aprovecharon de mi quebrantamiento,
Y contra ellos no hubo ayudador.
Se aprovecharon de mi quebrantamiento,
Y contra ellos no hubo ayudador.
14 Vinieron como por portillo ancho,
Se revolvieron sobre mi calamidad.
Se revolvieron sobre mi calamidad.
15 Se han revuelto turbaciones sobre mí;
Combatieron como viento mi honor,
Y mi prosperidad pasó como nube.
Combatieron como viento mi honor,
Y mi prosperidad pasó como nube.
16 Y ahora mi alma está derramada en mí;
Días de aflicción se apoderan de mí.
Días de aflicción se apoderan de mí.
17 La noche taladra mis huesos,
Y los dolores que me roen no reposan.
Y los dolores que me roen no reposan.
18 La violencia deforma mi vestidura; me ciñe
como el cuello de mi túnica.
19 El me derribó en el lodo,
Y soy semejante al polvo y a la ceniza.
Y soy semejante al polvo y a la ceniza.
20 Clamo a ti, y no me oyes;
Me presento, y no me atiendes.
Me presento, y no me atiendes.
21 Te has vuelto cruel para mí;
Con el poder de tu mano me persigues.
Con el poder de tu mano me persigues.
22 Me alzaste sobre el viento, me hiciste
cabalgar en él,
Y disolviste mi sustancia.
Y disolviste mi sustancia.
23 Porque yo sé que me conduces a la muerte,
Y a la casa determinada a todo viviente.
Y a la casa determinada a todo viviente.
24 Mas él no extenderá la mano contra el
sepulcro;
¿Clamarán los sepultados cuando él los quebrantare?
¿Clamarán los sepultados cuando él los quebrantare?
25 ¿No lloré yo al afligido?
Y mi alma, ¿no se entristeció sobre el menesteroso?
Y mi alma, ¿no se entristeció sobre el menesteroso?
26 Cuando esperaba yo el bien, entonces vino el
mal;
Y cuando esperaba luz, vino la oscuridad.
Y cuando esperaba luz, vino la oscuridad.
27 Mis entrañas se agitan, y no reposan;
Días de aflicción me han sobrecogido.
Días de aflicción me han sobrecogido.
28 Ando ennegrecido, y no por el sol;
Me he levantado en la congregación, y clamado.
Me he levantado en la congregación, y clamado.
29 He venido a ser hermano de chacales,
Y compañero de avestruces.
Y compañero de avestruces.
30 Mi piel se ha ennegrecido y se me cae,
Y mis huesos arden de calor.
Y mis huesos arden de calor.
31 Se ha cambiado mi arpa en luto,
Y mi flauta en voz de lamentadores.
Y mi flauta en voz de lamentadores.