¡Cómo reinar en Su Presencia!
¡Mediante la FE y la Gracia!
Por Riqui Ricón*
Sal 24:3-6 NVI ¿Quién
puede subir al monte del SEÑOR? ¿Quién puede estar en su lugar santo? (4)
Sólo el de manos limpias y corazón puro, el que no adora ídolos vanos ni
jura por dioses falsos. (5) Quien es así
recibe bendiciones del SEÑOR; Dios su Salvador le hará justicia (6)
Tal es la generación de los que a ti acuden, de los que buscan tu
rostro, oh Dios de Jacob.
Todos estos requisitos para que
tú puedas vivir en la Presencia del Señor, están totalmente cubiertos mediante
el Nuevo Pacto en la Sangre de Jesús. Tu Nuevo Nacimiento como un(a)
auténtico(a) y legítimo Hijo(a) de Dios te otorga la personalidad jurídica y
moral (Identidad), para estar y disfrutar de la Presencia de tu Padre
celestial..
Col 3:1-3 RV60 Si, pues,
habéis resucitado con Cristo,
buscad las cosas de arriba, donde
está Cristo sentado a la diestra de Dios. (2)
Poned la mira en las cosas de arriba,
no en las de la tierra. (3) Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en
Dios.
Para disfrutar plenamente de
la Presencia de Dios debes comprender (y sobre todo CREER), que no importa si tú
te sientes o no con las manos limpias y el corazón puro, pues de acuerdo a la
Palabra de Dios, ahora tú estás en Cristo Jesús y el(la) viejo(a) hombre(mujer)
que tú antes eras está muerto.
Gál 2:20 RV60 Con Cristo
estoy juntamente crucificado, y ya no vivo
yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por
mí.
El(la) viejo(a) hombre(mujer)
que tú antes eras quedó clavado(a) en la cruz del calvario.
2Co 5:17 NTV Esto
significa que todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona
nueva. La vida antigua ha pasado, ¡una nueva vida ha comenzado!
Así que, los requisitos de
manos limpias y pureza de corazón para gozar de la Presencia de Dios, SÍ se
aplican a ti, pues, no lo dudes más, tú eres Nueva creatura, eres un(a)
auténtico(a) y legítimo(a) Hijo(a) de Dios. ¡Naciste de Nuevo!
2Co 5:6-7 NTV Así que
siempre vivimos en plena confianza, aunque sabemos que mientras vivamos en este
cuerpo no estamos en el hogar celestial con el Señor. (7)
Pues vivimos por lo que creemos y no por lo que vemos.
Siempre recuerda que ahora,
como un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, ya no vives por lo que veas o
sientas acerca de ti mismo(a) sino por FE, creyéndole a Dios, ¡Creyendo Su
Palabra!
Mat 5:8 NVI Dichosos
los de corazón limpio, porque ellos verán a Dios.
Nada de lo que hiciste, hagas
o puedas hacer tiene relevancia aquí, sino que es por lo que Jesús hizo por ti,
que tienes pleno derecho a recibir un corazón limpio y a vivir una vida llena
de dicha, teniendo plena comunión con Dios, tu Padre.
1Pe 1:23 NTV Pues han
nacido de nuevo pero no a una vida que pronto se acabará. Su nueva vida durará
para siempre porque proviene de la eterna y viviente palabra de Dios.
De acuerdo a lo que dice la
Biblia, La Palabra de Dios que no miente, ¡Tú naciste de Nuevo de la semilla
incorruptible que es la Palabra de Dios, que vive y permanece para siempre!
A estas alturas, muy
probablemente me podrías discutir:
-Pero, pero, Riqui, yo no
puedo ser esta persona de la que estás hablando, pues acabo de cometer pecado y
no estoy limpio…
1Jn 2:1-2 NTV Mis
queridos hijos, les escribo estas cosas, para que no pequen; pero, si alguno
peca, tenemos un abogado que defiende nuestro caso ante el Padre. Es
Jesucristo, el que es verdaderamente justo.
(2) Él mismo es el sacrificio que
pagó* por nuestros pecados, y no sólo los nuestros sino también los de todo el
mundo.
Primero tienes que entender,
de una vez por todas, que la justicia (que te den lo que te mereces), y la
Gracia de Dios (que NO te den lo que mereces sino algo infinitamente mejor), no
tienen NADA que ver contigo. No te alcanzaron por algo que hayas hecho, estés
haciendo o puedas hacer en el futuro. La Justicia y la Gracia de Dios están
sobre de ti sólo, y exclusivamente sólo, por lo que Cristo Jesús hizo por Amor
a ti, al morir en la cruz pagando TODOS tus pecados y al resucitar, venciendo
al pecado y a la muerte, para hacer de ti un(a) heredero(a) de la Vida Eterna: ¡Un(a)
auténtico y legítimo Hijo de Dios!
Jua 3:16-17 RV60 Porque de
tal manera amó Dios al mundo, que ha
dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. (17)
Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.
¡Dios te ama tanto que
prefirió entregar a Su propio Hijo, Jesús, antes que perderte a ti!
1Jn 1:9 RV60 Si
confesamos nuestros pecados, él es fiel
y justo para perdonar nuestros pecados,
y limpiarnos de toda maldad.
Es tan grande y maravilloso Su
Amor por ti que, con Cristo Jesús, proveyó también perdón y limpieza para tus
pecados del día de hoy.
Luc 18:18 NVI Cierto
dirigente le preguntó: —Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer para heredar la
vida eterna?
Pon atención de como los
judíos aspiraban a heredar la Vida Eterna.
Jua 3:17 RV60 Porque no
envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.
Para heredar la Vida Eterna (atributo
exclusivo de Dios), primero tienes que ser salvo(a); esto es, tienes que ser
justificado(a) por Dios mismo mediante la muerte y resurrección de Su Hijo
Jesucristo. Así y sólo así, adquieres la Vida Eterna y con ella tu Identidad de
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Entonces, y sólo entonces, las cosas
materiales dejan de ser relevantes, pues tú eres espíritu y ahora eres del
cielo y nunca más de este mundo.
Rom 6:20-23 RVC Cuando
ustedes eran esclavos del pecado, eran libres en cuanto a la justicia. (21)
¿Pero qué provecho sacaron de eso? Ahora ustedes se avergüenzan de
aquellas cosas, pues conducen a la muerte;
(22) pero como ya han sido
liberados del pecado y hechos siervos de Dios, el provecho que obtienen es la
santificación, cuya meta final es la vida eterna. (23)
Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida
eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor.
Ahora, como un(a) Hijo(a) de
Dios Nacido(a) de Nuevo, eres eterno(a) para vivir y gozar de la Presencia de
tu Padre celestial.
Pro 12:28 RVC En el
camino de la justicia hay vida; no hay en su camino lugar para la muerte.
Por lo que Jesús hizo al morir
y resucitar por ti, tú has sido declarado por Dios como justo(a), y el pecado y
la muerte ya nada tiene en ti.
Rom 5:19-21 RVC Porque así
como por la desobediencia de un solo hombre muchos fueron constituidos
pecadores, así también por la obediencia de uno solo muchos serán constituidos
justos. (20) La ley se introdujo para que abundara el
pecado; pero cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia; (21)
para que así como el pecado reinó para traer muerte, también la gracia
reine por la justicia para darnos vida eterna mediante Jesucristo, nuestro
Señor.
Es tiempo de que reines en la
Presencia de Dios, por medio de Su Gracia.
Oremos
en voz audible:
Amado
Padre celestial, que hermoso es saberme tan amado(a) por Ti. ¡Gracias por tanto
y tan grande Amor! En verdad te estoy muy agradecido(a). Gracias porque tengo
las manos limpias y un corazón puro. Gracias por hacerme Tu Hijo(a). Gracias
porque a pesar de mis circunstancias Tú me aumentas mis días y me añades años
de vida. Señor Jesús, por Tu sacrificio de Amor, por tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota, ahora yo he pasado de muerte a vida y ¡Tú me
has trasladado de las tinieblas a Tu Luz admirable! ¡Puedo vivir en Tu
Presencia la Vida que compraste para mí! ¡La Vida Eterna! Así que, en todo
problema, enfermedad o aflicción, yo, ____________ (tu nombre aquí), soy más
que vencedor(a), pues TODO lo puedo en Cristo que me fortalece y aunque ande en
valle de sombra y de muerte NO VOY A TEMER mal alguno porque Tú, Jesús, estás
conmigo. Tu vara y tu cayado me infundirán
aliento. Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges
mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán
todos los días de mi vida, Y en Tu casa, oh Señor, en Tu Presencia, moraré por toda
la Eternidad. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy
un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
Enero
24 Luc
18.18-43 / Gen 31 / Sal 24
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
Enero
24 Luc
18.18-43 / Gen 31 / Sal 24
San
Lucas 18.18-43
El joven rico
(Mt. 19.16–30; Mr. 10.17–31)
18Un hombre principal le preguntó,
diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? 19Jesús
le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo Dios. 20Los
mandamientos sabes: No adulterarás;b no matarás;c
no hurtarás;d no dirás falso testimonio;e
honra a tu padre y a tu madre.f 21Él dijo: Todo
esto lo he guardado desde mi juventud. 22Jesús, oyendo esto, le
dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y
tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. 23Entonces él, oyendo
esto, se puso muy triste, porque era muy rico. 24Al ver Jesús que
se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de
Dios los que tienen riquezas! 25Porque es más fácil pasar un
camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.
26Y los que oyeron esto dijeron: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? 27Él
les dijo: Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios. 28Entonces
Pedro dijo: He aquí, nosotros hemos dejado nuestras posesiones y te hemos
seguido. 29Y él les dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que
haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de
Dios, 30que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el
siglo venidero la vida eterna.
Nuevamente Jesús anuncia su muerte
(Mt. 20.17–19; Mr. 10.32–34)
31Tomando Jesús a los doce, les
dijo: He aquí subimos a Jerusalén, y se cumplirán todas las cosas escritas por
los profetas acerca del Hijo del Hombre. 32Pues será entregado a
los gentiles, y será escarnecido, y afrentado, y escupido. 33Y
después que le hayan azotado, le matarán; mas al tercer día resucitará.
34Pero ellos nada comprendieron de estas cosas, y esta palabra les era
encubierta, y no entendían lo que se les decía.
Un ciego de Jericó recibe la vista
(Mt. 20.29–34; Mr. 10.46–52)
35Aconteció que acercándose Jesús a
Jericó, un ciego estaba sentado junto al camino mendigando; 36y al
oír a la multitud que pasaba, preguntó qué era aquello. 37Y le
dijeron que pasaba Jesús nazareno. 38Entonces dio voces, diciendo:
¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! 39Y los que iban
delante le reprendían para que callase; pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de
David, ten misericordia de mí! 40Jesús entonces, deteniéndose,
mandó traerle a su presencia; y cuando llegó, le preguntó, 41diciendo:
¿Qué quieres que te haga? Y él dijo: Señor, que reciba la vista. 42Jesús
le dijo: Recíbela, tu fe te ha salvado. 43Y luego vio, y le
seguía, glorificando a Dios; y todo el pueblo, cuando vio aquello, dio alabanza
a Dios.[1]
Génesis
31
31
1Y oía Jacob las palabras de los
hijos de Labán, que decían: Jacob ha tomado todo lo que era de nuestro padre, y
de lo que era de nuestro padre ha adquirido toda esta riqueza. 2Miraba
también Jacob el semblante de Labán, y veía que no era para con él como había
sido antes. 3También Jehová dijo a Jacob: Vuélvete a la tierra de
tus padres, y a tu parentela, y yo estaré contigo. 4Envió, pues,
Jacob, y llamó a Raquel y a Lea al campo donde estaban sus ovejas, 5y
les dijo: Veo que el semblante de vuestro padre no es para conmigo como era
antes; mas el Dios de mi padre ha estado conmigo. 6Vosotras sabéis
que con todas mis fuerzas he servido a vuestro padre; 7y vuestro
padre me ha engañado, y me ha cambiado el salario diez veces; pero Dios no le
ha permitido que me hiciese mal. 8Si él decía así: Los pintados
serán tu salario, entonces todas las ovejas parían pintados; y si decía así:
Los listados serán tu salario; entonces todas las ovejas parían listados.
9Así quitó Dios el ganado de vuestro padre, y me lo dio a mí. 10Y
sucedió que al tiempo que las ovejas estaban en celo, alcé yo mis ojos y vi en
sueños, y he aquí los machos que cubrían a las hembras eran listados, pintados
y abigarrados. 11Y me dijo el ángel de Dios en sueños: Jacob. Y yo
dije: Heme aquí. 12Y él dijo: Alza ahora tus ojos, y verás que
todos los machos que cubren a las hembras son listados, pintados y abigarrados;
porque yo he visto todo lo que Labán te ha hecho. 13Yo soy el Dios
de Bet-el, donde tú ungiste la piedra, y donde me hiciste un voto.a
Levántate ahora y sal de esta tierra, y vuélvete a la tierra de tu nacimiento.
14Respondieron Raquel y Lea, y le dijeron: ¿Tenemos acaso parte o
heredad en la casa de nuestro padre? 15¿No nos tiene ya como por
extrañas, pues que nos vendió, y aun se ha comido del todo nuestro precio?
16Porque toda la riqueza que Dios ha quitado a nuestro padre, nuestra es
y de nuestros hijos; ahora, pues, haz todo lo que Dios te ha dicho.
Jacob huye de Labán
17Entonces se levantó Jacob, y
subió sus hijos y sus mujeres sobre los camellos, 18y puso en
camino todo su ganado, y todo cuanto había adquirido, el ganado de su ganancia
que había obtenido en Padan-aram, para volverse a Isaac su padre en la tierra
de Canaán. 19Pero Labán había ido a trasquilar sus ovejas; y
Raquel hurtó los ídolos de su padre. 20Y Jacob engañó a Labán
arameo, no haciéndole saber que se iba. 21Huyó, pues, con todo lo
que tenía; y se levantó y pasó el Eufrates, y se dirigió al monte de Galaad.
22Y al tercer día fue dicho a Labán que Jacob había huido. 23Entonces
Labán tomó a sus parientes consigo, y fue tras Jacob camino de siete días, y le
alcanzó en el monte de Galaad. 24Y vino Dios a Labán arameo en
sueños aquella noche, y le dijo: Guárdate que no hables a Jacob
descomedidamente.
25Alcanzó, pues, Labán a Jacob; y
éste había fijado su tienda en el monte; y Labán acampó con sus parientes en el
monte de Galaad. 26Y dijo Labán a Jacob: ¿Qué has hecho, que me
engañaste, y has traído a mis hijas como prisioneras de guerra? 27¿Por
qué te escondiste para huir, y me engañaste, y no me lo hiciste saber para que
yo te despidiera con alegría y con cantares, con tamborín y arpa? 28Pues
ni aun me dejaste besar a mis hijos y mis hijas. Ahora, locamente has hecho.
29Poder hay en mi mano para haceros mal; mas el Dios de tu padre me
habló anoche diciendo: Guárdate que no hables a Jacob descomedidamente.
30Y ya que te ibas, porque tenías deseo de la casa de tu padre, ¿por qué
me hurtaste mis dioses? 31Respondió Jacob y dijo a Labán: Porque
tuve miedo; pues pensé que quizá me quitarías por fuerza tus hijas. 32Aquel
en cuyo poder hallares tus dioses, no viva; delante de nuestros hermanos
reconoce lo que yo tenga tuyo, y llévatelo. Jacob no sabía que Raquel los había
hurtado. 33Entró Labán en la tienda de Jacob, en la tienda de Lea,
y en la tienda de las dos siervas, y no los halló; y salió de la tienda de Lea,
y entró en la tienda de Raquel. 34Pero tomó Raquel los ídolos y
los puso en una albarda de un camello, y se sentó sobre ellos; y buscó Labán en
toda la tienda, y no los halló. 35Y ella dijo a su padre: No se
enoje mi señor, porque no me puedo levantar delante de ti; pues estoy con la
costumbre de las mujeres. Y él buscó, pero no halló los ídolos.
36Entonces Jacob se enojó, y riñó
con Labán; y respondió Jacob y dijo a Labán: ¿Qué transgresión es la mía? ¿Cuál
es mi pecado, para que con tanto ardor hayas venido en mi persecución? 37Pues
que has buscado en todas mis cosas, ¿qué has hallado de todos los enseres de tu
casa? Ponlo aquí delante de mis hermanos y de los tuyos, y juzguen entre
nosotros. 38Estos veinte años he estado contigo; tus ovejas y tus
cabras nunca abortaron, ni yo comí carnero de tus ovejas. 39Nunca
te traje lo arrebatado por las fieras: yo pagaba el daño; lo hurtado así de día
como de noche, a mí me lo cobrabas. 40De día me consumía el calor,
y de noche la helada, y el sueño huía de mis ojos. 41Así he estado
veinte años en tu casa; catorce años te serví por tus dos hijas, y seis años
por tu ganado, y has cambiado mi salario diez veces. 42Si el Dios
de mi padre, Dios de Abraham y temor de Isaac, no estuviera conmigo, de cierto
me enviarías ahora con las manos vacías; pero Dios vio mi aflicción y el
trabajo de mis manos, y te reprendió anoche.
43Respondió Labán y dijo a Jacob:
Las hijas son hijas mías, y los hijos, hijos míos son, y las ovejas son mis
ovejas, y todo lo que tú ves es mío: ¿y qué puedo yo hacer hoy a estas mis
hijas, o a sus hijos que ellas han dado a luz? 44Ven, pues, ahora,
y hagamos pacto tú y yo, y sea por testimonio entre nosotros dos. 45Entonces
Jacob tomó una piedra, y la levantó por señal. 46Y dijo Jacob a
sus hermanos: Recoged piedras. Y tomaron piedras e hicieron un majano, y
comieron allí sobre aquel majano. 47Y lo llamó Labán, Jegar
Sahaduta;38
y lo llamó Jacob, Galaad.39 48Porque Labán
dijo: Este majano es testigo hoy entre nosotros dos; por eso fue llamado su
nombre Galaad; 49y Mizpa,40 por cuanto
dijo: Atalaye Jehová entre tú y yo, cuando nos apartemos el uno del otro.
50Si afligieres a mis hijas, o si tomares otras mujeres además de mis
hijas, nadie está con nosotros; mira, Dios es testigo entre nosotros dos.
51Dijo más Labán a Jacob: He aquí este majano, y he aquí esta señal, que
he erigido entre tú y yo. 52Testigo sea este majano, y testigo sea
esta señal, que ni yo pasaré de este majano contra ti, ni tú pasarás de este
majano ni de esta señal contra mí, para mal. 53El Dios de Abraham
y el Dios de Nacor juzgue entre nosotros, el Dios de sus padres. Y Jacob juró
por aquel a quien temía Isaac su padre. 54Entonces Jacob inmoló
víctimas en el monte, y llamó a sus hermanos a comer pan; y comieron pan, y
durmieron aquella noche en el monte. 55Y se levantó Labán de
mañana, y besó sus hijos y sus hijas, y los bendijo; y regresó y se volvió a su
lugar.[2]
Salmo 24
El rey de gloria
Salmo de David.
1 De Jehová
es la tierra y su plenitud;a
El mundo, y los que en él
habitan.
2 Porque él
la fundó sobre los mares,
Y la afirmó sobre los ríos.
3 ¿Quién
subirá al monte de Jehová?
¿Y quién estará en su lugar
santo?
4 El limpio
de manos y puro de corazón;b
El que no ha elevado su alma a
cosas vanas,
Ni jurado con engaño.
5 El recibirá
bendición de Jehová,
Y justicia del Dios de
salvación.
6 Tal es la
generación de los que le buscan,
De los que buscan tu rostro,
oh Dios de Jacob.
Selah
7 Alzad, oh
puertas, vuestras cabezas,
Y alzaos vosotras, puertas
eternas,
Y entrará el Rey de gloria.
8 ¿Quién es
este Rey de gloria?
Jehová el fuerte y valiente,
Jehová el poderoso en batalla.
9 Alzad, oh
puertas, vuestras cabezas,
Y alzaos vosotras, puertas
eternas,
Y entrará el Rey de gloria.
10 ¿Quién es
este Rey de gloria?
Jehová de los ejércitos,
El es el Rey de la gloria.
Selah[3]
b b 18.20: Ex. 20.14; Dt. 5.18.
c c 18.20: Ex. 20.13; Dt. 5.17.
d d 18.20: Ex. 20.15; Dt. 5.19.
e e 18.20: Ex. 20.16; Dt. 5.20.
f f 18.20: Ex. 20.12; Dt. 5.16.
[1] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Lc
18.17-43
a a 31.13: Gn. 28.18–22.
38 Arameo, El majano del testimonio.
39 Heb. El majano del testimonio.
40 Esto es, Atalaya
[2] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Gn
30.43-31.55
a a 24.1: 1 Co. 10.26.
b b 24.4: Mt. 5.8.
[3] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Sal
23.6-24.10
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
Enero
24 Luc
18.18-43 / Gen 31 / Sal 24
San
Lucas 18.18-43
El joven rico
(Mt. 19.16–30; Mr. 10.17–31)
18Un hombre principal le preguntó,
diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? 19Jesús
le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo Dios. 20Los
mandamientos sabes: No adulterarás;b no matarás;c
no hurtarás;d no dirás falso testimonio;e
honra a tu padre y a tu madre.f 21Él dijo: Todo
esto lo he guardado desde mi juventud. 22Jesús, oyendo esto, le
dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y
tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. 23Entonces él, oyendo
esto, se puso muy triste, porque era muy rico. 24Al ver Jesús que
se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de
Dios los que tienen riquezas! 25Porque es más fácil pasar un
camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.
26Y los que oyeron esto dijeron: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? 27Él
les dijo: Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios. 28Entonces
Pedro dijo: He aquí, nosotros hemos dejado nuestras posesiones y te hemos
seguido. 29Y él les dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que
haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de
Dios, 30que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el
siglo venidero la vida eterna.
Nuevamente Jesús anuncia su muerte
(Mt. 20.17–19; Mr. 10.32–34)
31Tomando Jesús a los doce, les
dijo: He aquí subimos a Jerusalén, y se cumplirán todas las cosas escritas por
los profetas acerca del Hijo del Hombre. 32Pues será entregado a
los gentiles, y será escarnecido, y afrentado, y escupido. 33Y
después que le hayan azotado, le matarán; mas al tercer día resucitará.
34Pero ellos nada comprendieron de estas cosas, y esta palabra les era
encubierta, y no entendían lo que se les decía.
Un ciego de Jericó recibe la vista
(Mt. 20.29–34; Mr. 10.46–52)
35Aconteció que acercándose Jesús a
Jericó, un ciego estaba sentado junto al camino mendigando; 36y al
oír a la multitud que pasaba, preguntó qué era aquello. 37Y le
dijeron que pasaba Jesús nazareno. 38Entonces dio voces, diciendo:
¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! 39Y los que iban
delante le reprendían para que callase; pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de
David, ten misericordia de mí! 40Jesús entonces, deteniéndose,
mandó traerle a su presencia; y cuando llegó, le preguntó, 41diciendo:
¿Qué quieres que te haga? Y él dijo: Señor, que reciba la vista. 42Jesús
le dijo: Recíbela, tu fe te ha salvado. 43Y luego vio, y le
seguía, glorificando a Dios; y todo el pueblo, cuando vio aquello, dio alabanza
a Dios.[1]
Génesis
31
31
1Y oía Jacob las palabras de los
hijos de Labán, que decían: Jacob ha tomado todo lo que era de nuestro padre, y
de lo que era de nuestro padre ha adquirido toda esta riqueza. 2Miraba
también Jacob el semblante de Labán, y veía que no era para con él como había
sido antes. 3También Jehová dijo a Jacob: Vuélvete a la tierra de
tus padres, y a tu parentela, y yo estaré contigo. 4Envió, pues,
Jacob, y llamó a Raquel y a Lea al campo donde estaban sus ovejas, 5y
les dijo: Veo que el semblante de vuestro padre no es para conmigo como era
antes; mas el Dios de mi padre ha estado conmigo. 6Vosotras sabéis
que con todas mis fuerzas he servido a vuestro padre; 7y vuestro
padre me ha engañado, y me ha cambiado el salario diez veces; pero Dios no le
ha permitido que me hiciese mal. 8Si él decía así: Los pintados
serán tu salario, entonces todas las ovejas parían pintados; y si decía así:
Los listados serán tu salario; entonces todas las ovejas parían listados.
9Así quitó Dios el ganado de vuestro padre, y me lo dio a mí. 10Y
sucedió que al tiempo que las ovejas estaban en celo, alcé yo mis ojos y vi en
sueños, y he aquí los machos que cubrían a las hembras eran listados, pintados
y abigarrados. 11Y me dijo el ángel de Dios en sueños: Jacob. Y yo
dije: Heme aquí. 12Y él dijo: Alza ahora tus ojos, y verás que
todos los machos que cubren a las hembras son listados, pintados y abigarrados;
porque yo he visto todo lo que Labán te ha hecho. 13Yo soy el Dios
de Bet-el, donde tú ungiste la piedra, y donde me hiciste un voto.a
Levántate ahora y sal de esta tierra, y vuélvete a la tierra de tu nacimiento.
14Respondieron Raquel y Lea, y le dijeron: ¿Tenemos acaso parte o
heredad en la casa de nuestro padre? 15¿No nos tiene ya como por
extrañas, pues que nos vendió, y aun se ha comido del todo nuestro precio?
16Porque toda la riqueza que Dios ha quitado a nuestro padre, nuestra es
y de nuestros hijos; ahora, pues, haz todo lo que Dios te ha dicho.
Jacob huye de Labán
17Entonces se levantó Jacob, y
subió sus hijos y sus mujeres sobre los camellos, 18y puso en
camino todo su ganado, y todo cuanto había adquirido, el ganado de su ganancia
que había obtenido en Padan-aram, para volverse a Isaac su padre en la tierra
de Canaán. 19Pero Labán había ido a trasquilar sus ovejas; y
Raquel hurtó los ídolos de su padre. 20Y Jacob engañó a Labán
arameo, no haciéndole saber que se iba. 21Huyó, pues, con todo lo
que tenía; y se levantó y pasó el Eufrates, y se dirigió al monte de Galaad.
22Y al tercer día fue dicho a Labán que Jacob había huido. 23Entonces
Labán tomó a sus parientes consigo, y fue tras Jacob camino de siete días, y le
alcanzó en el monte de Galaad. 24Y vino Dios a Labán arameo en
sueños aquella noche, y le dijo: Guárdate que no hables a Jacob
descomedidamente.
25Alcanzó, pues, Labán a Jacob; y
éste había fijado su tienda en el monte; y Labán acampó con sus parientes en el
monte de Galaad. 26Y dijo Labán a Jacob: ¿Qué has hecho, que me
engañaste, y has traído a mis hijas como prisioneras de guerra? 27¿Por
qué te escondiste para huir, y me engañaste, y no me lo hiciste saber para que
yo te despidiera con alegría y con cantares, con tamborín y arpa? 28Pues
ni aun me dejaste besar a mis hijos y mis hijas. Ahora, locamente has hecho.
29Poder hay en mi mano para haceros mal; mas el Dios de tu padre me
habló anoche diciendo: Guárdate que no hables a Jacob descomedidamente.
30Y ya que te ibas, porque tenías deseo de la casa de tu padre, ¿por qué
me hurtaste mis dioses? 31Respondió Jacob y dijo a Labán: Porque
tuve miedo; pues pensé que quizá me quitarías por fuerza tus hijas. 32Aquel
en cuyo poder hallares tus dioses, no viva; delante de nuestros hermanos
reconoce lo que yo tenga tuyo, y llévatelo. Jacob no sabía que Raquel los había
hurtado. 33Entró Labán en la tienda de Jacob, en la tienda de Lea,
y en la tienda de las dos siervas, y no los halló; y salió de la tienda de Lea,
y entró en la tienda de Raquel. 34Pero tomó Raquel los ídolos y
los puso en una albarda de un camello, y se sentó sobre ellos; y buscó Labán en
toda la tienda, y no los halló. 35Y ella dijo a su padre: No se
enoje mi señor, porque no me puedo levantar delante de ti; pues estoy con la
costumbre de las mujeres. Y él buscó, pero no halló los ídolos.
36Entonces Jacob se enojó, y riñó
con Labán; y respondió Jacob y dijo a Labán: ¿Qué transgresión es la mía? ¿Cuál
es mi pecado, para que con tanto ardor hayas venido en mi persecución? 37Pues
que has buscado en todas mis cosas, ¿qué has hallado de todos los enseres de tu
casa? Ponlo aquí delante de mis hermanos y de los tuyos, y juzguen entre
nosotros. 38Estos veinte años he estado contigo; tus ovejas y tus
cabras nunca abortaron, ni yo comí carnero de tus ovejas. 39Nunca
te traje lo arrebatado por las fieras: yo pagaba el daño; lo hurtado así de día
como de noche, a mí me lo cobrabas. 40De día me consumía el calor,
y de noche la helada, y el sueño huía de mis ojos. 41Así he estado
veinte años en tu casa; catorce años te serví por tus dos hijas, y seis años
por tu ganado, y has cambiado mi salario diez veces. 42Si el Dios
de mi padre, Dios de Abraham y temor de Isaac, no estuviera conmigo, de cierto
me enviarías ahora con las manos vacías; pero Dios vio mi aflicción y el
trabajo de mis manos, y te reprendió anoche.
43Respondió Labán y dijo a Jacob:
Las hijas son hijas mías, y los hijos, hijos míos son, y las ovejas son mis
ovejas, y todo lo que tú ves es mío: ¿y qué puedo yo hacer hoy a estas mis
hijas, o a sus hijos que ellas han dado a luz? 44Ven, pues, ahora,
y hagamos pacto tú y yo, y sea por testimonio entre nosotros dos. 45Entonces
Jacob tomó una piedra, y la levantó por señal. 46Y dijo Jacob a
sus hermanos: Recoged piedras. Y tomaron piedras e hicieron un majano, y
comieron allí sobre aquel majano. 47Y lo llamó Labán, Jegar
Sahaduta;38
y lo llamó Jacob, Galaad.39 48Porque Labán
dijo: Este majano es testigo hoy entre nosotros dos; por eso fue llamado su
nombre Galaad; 49y Mizpa,40 por cuanto
dijo: Atalaye Jehová entre tú y yo, cuando nos apartemos el uno del otro.
50Si afligieres a mis hijas, o si tomares otras mujeres además de mis
hijas, nadie está con nosotros; mira, Dios es testigo entre nosotros dos.
51Dijo más Labán a Jacob: He aquí este majano, y he aquí esta señal, que
he erigido entre tú y yo. 52Testigo sea este majano, y testigo sea
esta señal, que ni yo pasaré de este majano contra ti, ni tú pasarás de este
majano ni de esta señal contra mí, para mal. 53El Dios de Abraham
y el Dios de Nacor juzgue entre nosotros, el Dios de sus padres. Y Jacob juró
por aquel a quien temía Isaac su padre. 54Entonces Jacob inmoló
víctimas en el monte, y llamó a sus hermanos a comer pan; y comieron pan, y
durmieron aquella noche en el monte. 55Y se levantó Labán de
mañana, y besó sus hijos y sus hijas, y los bendijo; y regresó y se volvió a su
lugar.[2]
Salmo 24
El rey de gloria
Salmo de David.
1 De Jehová
es la tierra y su plenitud;a
El mundo, y los que en él
habitan.
2 Porque él
la fundó sobre los mares,
Y la afirmó sobre los ríos.
3 ¿Quién
subirá al monte de Jehová?
¿Y quién estará en su lugar
santo?
4 El limpio
de manos y puro de corazón;b
El que no ha elevado su alma a
cosas vanas,
Ni jurado con engaño.
5 El recibirá
bendición de Jehová,
Y justicia del Dios de
salvación.
6 Tal es la
generación de los que le buscan,
De los que buscan tu rostro,
oh Dios de Jacob.
Selah
7 Alzad, oh
puertas, vuestras cabezas,
Y alzaos vosotras, puertas
eternas,
Y entrará el Rey de gloria.
8 ¿Quién es
este Rey de gloria?
Jehová el fuerte y valiente,
Jehová el poderoso en batalla.
9 Alzad, oh
puertas, vuestras cabezas,
Y alzaos vosotras, puertas
eternas,
Y entrará el Rey de gloria.
10 ¿Quién es
este Rey de gloria?
Jehová de los ejércitos,
El es el Rey de la gloria.
Selah[3]
b b 18.20: Ex. 20.14; Dt. 5.18.
c c 18.20: Ex. 20.13; Dt. 5.17.
d d 18.20: Ex. 20.15; Dt. 5.19.
e e 18.20: Ex. 20.16; Dt. 5.20.
f f 18.20: Ex. 20.12; Dt. 5.16.
[1] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Lc
18.17-43
a a 31.13: Gn. 28.18–22.
38 Arameo, El majano del testimonio.
39 Heb. El majano del testimonio.
40 Esto es, Atalaya
[2] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Gn
30.43-31.55
a a 24.1: 1 Co. 10.26.
b b 24.4: Mt. 5.8.
[3] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Sal
23.6-24.10
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