¡El Padrenuestro!
Por Riqui Ricón*
Y les dijo: Cuando oréis, decid:
Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu
reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan
nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestros pecados, porque también
nosotros perdonamos a todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación, mas
líbranos del mal (Luc 11.2-4).
Los
discípulos, como millones de personas en la actualidad, deseaban tener una
relación tan personal con Dios como la que ellos veían que el mismo Jesús
tenía; así que le piden que les enseñe a orar, es decir, que les enseñe a
platicar con Dios.
El
Señor Jesús nos da aquí la enseñanza fundamental para aprender de dónde parte,
necesariamente, cualquier posible relación con Dios a través de Jesucristo. Y
esto es que, ¡Dios te mira, te considera y te llama Su propio Hijo(a)!
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre
celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso
es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a
Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jn 3.1 BAD).
Si
Dios te mira, te considera y te llama Su propio Hijo(a), entonces tú debes
aceptarlo y creerlo, sin importar la condición en que te encuentres.
Dado
que no es lo que tú hayas hecho o estés haciendo, ni cómo te sientas o te veas
a ti mismo(a) lo que define tu relación con Dios, sino lo que Él dice en Su
Palabra que ahora es esa relación, gracias a Jesús, todo intento de comunión
con Dios en el que te sientas culpable o indigno(a) en lugar de Hijo(a)
amado(a), será siempre un vano intento por ser superficial y contrario a la
Palabra de Dios.
Porque de tal manera amó Dios al
mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no
se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para
condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Recuerda
siempre que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, antes que
perderte a ti.
Ahora
bien, es curioso notar como, en la época de Jesús, las palabras que uno decía
tenían un peso y significado real y no figurativo. En aquel entonces decir que
Dios era tu padre significaba literalmente eso, que el Dios todopoderoso era tu
padre
y, por lo tanto, tú tienes su misma naturaleza. La Biblia nos enseña que esa
fue la razón principal por la cual crucificaron a Jesús.
Por esto los judíos aún más
procuraban matarle, porque no sólo quebrantaba el día de reposo, sino que
también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios (Jn 5.18).
Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para
apedrearle. Jesús les respondió: Muchas buenas obras os he mostrado de mi
Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis? Le respondieron los judíos, diciendo:
Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo
hombre, te haces Dios. Jesús les respondió:
¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? Si
llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios(y la Escritura no
puede ser quebrantada), ¿al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros
decís: Tú blasfemas, porque dije:
Hijo de Dios soy? (Jn
10.31-36).
Pienso
que a los judíos no les molestaba tanto que sanara a los enfermos en sábado,
pues, en honor a la Verdad, ellos no eran del todo respetuosos de esa norma. Lo
que realmente les enfurecía era que Jesús se refiriera a Dios como su propio
Padre y que, desde luego, Jesús realmente lo creyera.
Como
decía, es curioso que ahora las palabras sean casi figurativas. Parece que hoy
en día, decirse hijo de Dios sólo significa estar vivo o ser parte del género
humano. Sin embargo, la Biblia, que es la Palabra de Honor de Dios, nos enseña
que los Hijos de Dios son aquellos que han creído y recibido a Jesucristo como Señor
y Salvador de sus vidas; son aquellos que, a través de este acto de fe, han
sido regenerados por el mismo poder que levanto a Jesús de entre los muertos;
aquellos que, por la Sangre de Jesús, tienen pleno derecho a una nueva vida,
pero ahora, no más como criaturas, sino como Hijos de Dios Nacidos de Nuevo.
Esto
es lo que realmente significa el Padrenuestro. Esta es la más asombrosa y
valiosa de las enseñanzas de Jesús, que eres un(a) Hijo(a) de Dios; que eres
amado(a) del Padre y, por lo tanto, te puedes acercar a Él con plena certeza y
confianza, pues la relación que tú y Él tienen, es una relación de Padre e
Hijo(a).
Y yo os digo: Pedid, y se os dará;
buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide,
recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué padre de
vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar
de pescado, le dará una serpiente? ¿O
si le pide
un huevo, le
dará un escorpión? Pues si
vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará
el Espíritu Santo a los que se lo pidan? (Luc 11.9-13).
¡Cuánto
te ama Dios! ¡Eres un(a) Hijo(a) legitimo(a) del Rey de reyes y Señor de
señores! ¡Nunca más estarás solo(a)! ¡Ahora tienes un Padre que te cuida!
Oremos en voz audible:
¡Abba,
Padre! Amado Dios, hoy puedo, con plena certeza y absoluta confianza, llamarte
Padre mío. Gracias, Señor, por tanto y tan grande amor, que yo, estando
muerto(a) en delitos y pecados, me diste vida juntamente con Cristo Jesús. ¡Por
Gracia soy salvo(a)! Señor Jesús, Tu Sangre preciosa fue derramada en esa cruz
para que yo fuese justificado(a); Tu resurrección me abrió el camino a la Vida
Eterna para que yo fuese adoptado(a) Hijo(a) de Dios, según el puro afecto de
Su Voluntad. ¡Mil gracias, Señor Jesús! ¡Soy heredero(a) de Dios y
coheredero(a) con Cristo! He sido predestinado(a) para ser hecho(a) conforme a
Tu imagen, mi Señor Jesucristo, para que
ahora Tú seas mi hermano mayor. Gracias, muchas gracias Señor. Por esto, por tu
Amor por mí, creo y declaro que yo, (tu nombre aquí), ¡Soy sano(a)!
¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy Hijo(a) de Dios!
¡Soy
feliz! ¡Gracias Padre! Bendigo Tu Nombre y declaro que lo mejor de mi vida ya
comenzó. ¡En TODAS las cosas soy más que vencedor(a)! ¡Todo lo puedo en Cristo!
¡Mayor es el que está en mí, que el que está en el mundo! Y aunque ande en
valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque Tú estarás conmigo; Tu
vara y tu cayado me infundirán aliento. Aderezas mesa delante de mí en
presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está
rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de
mi vida, Y en Tu casa Señor, en Tu Presencia, moraré por largos días. En el
nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo
me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo
haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a
lo que le estás diciendo a Dios:
Señor
Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen
María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te
digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí
acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro
mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y
para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi
Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe
he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz
admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú
eres mi Padre!
¡Nunca
más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo
C. Peredo Jaime © 2012
Lectura y Meditación de la Palabra de
Dios
Haz estas lecturas
diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Enero 12 Luc
11.1-28 / Gen 19 / Sal 12
RV60
Lectura y Meditación de la Palabra de
Dios
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Enero 12 Luc
11.1-28 / Gen 19 / Sal 12
Lectura y Meditación de la Palabra de
Dios
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diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Enero 12 Luc 11.1-28 / Gen 19 / Sal 12
San Lucas 11.1-28
Jesús y la oración
(Mt. 6.9–15;
7.7–11)
(Mt. 6.9–15;
7.7–11)
11
1Aconteció
que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le
dijo: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos. 2Y
les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el
cielo, así también en la tierra. 3El pan nuestro de cada día,
dánoslo hoy. 4Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros
perdonamos a todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación, mas líbranos
del mal.
5Les dijo también: ¿Quién de
vosotros que tenga un amigo, va a él a medianoche y le dice: Amigo, préstame
tres panes, 6porque un amigo mío ha venido a mí de viaje, y no tengo
qué ponerle delante; 7y aquél, respondiendo desde adentro, le dice:
No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis niños están conmigo
en cama; no puedo levantarme, y
dártelos?
8Os digo, que aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin
embargo por su importunidad se levantará y le dará todo lo que necesite. 9Y
yo os digo: Pedid, y se os dará;
buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. 10Porque todo aquel que
pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. 11¿Qué
padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado,
en lugar de pescado, le dará una serpiente? 12¿O si le pide un
huevo, le dará un escorpión? 13Pues si vosotros, siendo malos,
sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial
dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?
1Aconteció
que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le
dijo: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos. 2Y
les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el
cielo, así también en la tierra. 3El pan nuestro de cada día,
dánoslo hoy. 4Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros
perdonamos a todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación, mas líbranos
del mal.
5Les dijo también: ¿Quién de
vosotros que tenga un amigo, va a él a medianoche y le dice: Amigo, préstame
tres panes, 6porque un amigo mío ha venido a mí de viaje, y no tengo
qué ponerle delante; 7y aquél, respondiendo desde adentro, le dice:
No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis niños están conmigo
en cama; no puedo levantarme, y
dártelos?
8Os digo, que aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin
embargo por su importunidad se levantará y le dará todo lo que necesite. 9Y
yo os digo: Pedid, y se os dará;
buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. 10Porque todo aquel que
pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. 11¿Qué
padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado,
en lugar de pescado, le dará una serpiente? 12¿O si le pide un
huevo, le dará un escorpión? 13Pues si vosotros, siendo malos,
sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial
dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?
Una casa dividida contra sí misma
(Mt. 12.22–30;
Mr. 3.20–27)
14Estaba
Jesús echando fuera un demonio, que era mudo; y aconteció que salido el
demonio, el mudo habló; y la gente se maravilló. 15Pero algunos de
ellos decían: Por Beelzebú, príncipe de los demonios, echa fuera los demonios.a 16Otros, para
tentarle, le pedían señal del cielo.b
17Mas él, conociendo los pensamientos de ellos, les dijo: Todo
reino dividido contra sí mismo, es asolado; y una casa dividida contra sí
misma, cae. 18Y si también Satanás está dividido contra sí mismo,
¿cómo permanecerá su reino? ya que decís que por Beelzebú echo yo fuera los
demonios. 19Pues si yo echo fuera los demonios por
a a
11.15: Mt. 9.34; 10.25.
b b
11.16: Mt. 12.38; 16.1; Mr. 8.11.
Beelzebú,
¿vuestros hijos por quién los echan? Por tanto, ellos serán vuestros jueces. 20Mas
si por el dedo de Dios echo yo fuera
los demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros. 21Cuando el hombre
fuerte armado guarda su palacio, en
paz está lo que
posee. 22Pero cuando viene otro más fuerte que él y le vence, le
quita todas sus armas en que confiaba, y reparte el botín. 23El que
no es conmigo, contra mí es;c y
el que conmigo no recoge, desparrama.
(Mt. 12.22–30;
Mr. 3.20–27)
14Estaba
Jesús echando fuera un demonio, que era mudo; y aconteció que salido el
demonio, el mudo habló; y la gente se maravilló. 15Pero algunos de
ellos decían: Por Beelzebú, príncipe de los demonios, echa fuera los demonios.a 16Otros, para
tentarle, le pedían señal del cielo.b
17Mas él, conociendo los pensamientos de ellos, les dijo: Todo
reino dividido contra sí mismo, es asolado; y una casa dividida contra sí
misma, cae. 18Y si también Satanás está dividido contra sí mismo,
¿cómo permanecerá su reino? ya que decís que por Beelzebú echo yo fuera los
demonios. 19Pues si yo echo fuera los demonios por
a a
11.15: Mt. 9.34; 10.25.
b b
11.16: Mt. 12.38; 16.1; Mr. 8.11.
Beelzebú,
¿vuestros hijos por quién los echan? Por tanto, ellos serán vuestros jueces. 20Mas
si por el dedo de Dios echo yo fuera
los demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros. 21Cuando el hombre
fuerte armado guarda su palacio, en
paz está lo que
posee. 22Pero cuando viene otro más fuerte que él y le vence, le
quita todas sus armas en que confiaba, y reparte el botín. 23El que
no es conmigo, contra mí es;c y
el que conmigo no recoge, desparrama.
El espíritu inmundo que vuelve
(Mt. 12.43–45)
24Cuando
el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo; y
no hallándolo, dice: Volveré a mi casa de donde salí. 25Y cuando
llega, la halla barrida y adornada. 26Entonces va, y toma otros
siete espíritus peores que él; y entrados, moran allí; y el postrer estado de
aquel hombre viene a ser peor que el primero.
(Mt. 12.43–45)
24Cuando
el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo; y
no hallándolo, dice: Volveré a mi casa de donde salí. 25Y cuando
llega, la halla barrida y adornada. 26Entonces va, y toma otros
siete espíritus peores que él; y entrados, moran allí; y el postrer estado de
aquel hombre viene a ser peor que el primero.
Los que en verdad son bienaventurados
27Mientras
él decía estas cosas, una mujer de entre la multitud levantó la voz y le dijo:
Bienaventurado el vientre que te trajo, y los senos que mamaste. 28Y
él dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan.1
Génesis 19
27Mientras
él decía estas cosas, una mujer de entre la multitud levantó la voz y le dijo:
Bienaventurado el vientre que te trajo, y los senos que mamaste. 28Y
él dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan.1
Génesis 19
Destrucción de
Sodoma y Gomorra
19
1Llegaron,
pues, los dos ángeles a Sodoma a la caída de la tarde; y Lot estaba sentado a
la puerta de Sodoma. Y viéndolos Lot, se levantó a recibirlos, y se inclinó
hacia el suelo, 2y dijo: Ahora, mis señores, os ruego que vengáis a
casa de vuestro siervo y os hospedéis, y lavaréis vuestros pies; y por la
mañana os levantaréis, y seguiréis vuestro camino. Y ellos respondieron: No,
que en la calle nos quedaremos esta noche. 3Mas él porfió con ellos
mucho, y fueron con él, y entraron en su casa; y les hizo banquete, y coció
panes sin levadura, y comieron. 4Pero antes que se acostasen,
rodearon la casa los hombres de la ciudad, los varones de Sodoma, todo el
pueblo junto, desde el más joven hasta el más
viejo. 5Y llamaron a Lot, y le dijeron: ¿Dónde están los varones
que vinieron a ti esta noche? Sácalos, para que los conozcamos. 6Entonces
Lot salió a ellos a la puerta, y cerró la puerta tras sí, 7y dijo:
Os ruego, hermanos míos, que no hagáis tal maldad. 8He aquí ahora yo tengo dos hijas que no han conocido varón;
os las sacaré fuera, y haced de ellas como bien os pareciere; solamente que a
estos varones no hagáis nada, pues que vinieron a la sombra de mi tejado. 9Y
ellos respondieron: Quita allá; y añadieron: Vino este extraño para habitar
entre nosotros, ¿y habrá de erigirse en juez? Ahora te haremos más mal que a
ellos. Y hacían gran violencia al varón, a Lot, y se acercaron para romper la
puerta. 10Entonces los
varones alargaron la mano, y metieron a Lot en casa con ellos, y cerraron la
puerta. 11Y a
c c 11.23: Mr. 9.40.
1 Reina
Valera Revisada (1960)-------------------------------------------------------------------- 11.28
los
hombres que estaban a la puerta de la casa hirieron con ceguera desde el menor
hasta el mayor, de manera que se fatigaban buscando la puerta.
12Y dijeron los varones a Lot:
¿Tienes aquí alguno más? Yernos, y tus hijos y tus hijas, y todo lo que tienes en la ciudad, sácalo de este
lugar; 13porque vamos a destruir este lugar, por cuanto el clamor
contra ellos ha subido de punto delante de Jehová; por tanto, Jehová nos ha
enviado para destruirlo. 14Entonces salió Lot y habló a sus yernos,
los que habían de tomar sus hijas, y les dijo: Levantaos, salid de este lugar;
porque Jehová va a destruir esta ciudad. Mas pareció a sus yernos como que se burlaba.
15Y al rayar el alba, los ángeles
daban prisa a Lot, diciendo: Levántate, toma tu mujer, y tus dos hijas que se
hallan aquí, para que no perezcas en el castigo de la ciudad. 16Y
deteniéndose él, los varones asieron de su mano, y de la mano de su mujer y de
las manos de sus dos hijas, según la misericordia de Jehová para con él; y lo sacaron y lo pusieron
fuera de la ciudad.a
17Y cuando los hubieron llevado
fuera, dijeron: Escapa por tu vida; no mires tras ti, ni pares en toda esta
llanura; escapa al monte, no sea que perezcas. 18Pero Lot les dijo:
No, yo os ruego, señores míos. 19He
aquí ahora ha hallado vuestro siervo gracia en vuestros ojos, y habéis
engrandecido vuestra misericordia que habéis hecho conmigo dándome la vida; mas
yo no podré escapar al monte, no sea
que me alcance el mal, y muera. 20He aquí ahora esta ciudad está
cerca para huir allá, la cual es pequeña; dejadme escapar ahora allá (¿no es
ella pequeña?), y salvaré mi vida. 21Y le respondió: He aquí he
recibido también tu súplica sobre
esto, y no destruiré la ciudad de que has hablado. 22Date prisa,
escápate allá; porque nada podré hacer hasta que hayas llegado allí. Por eso
fue llamado el nombre de la ciudad, Zoar.17
23El sol salía sobre la tierra, cuando Lot llegó a Zoar.
24Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego
de parte
de
Jehová desde los cielos; 25y destruyó las ciudades, y toda aquella
llanura, con todos los moradores de aquellas ciudades,b y el fruto de la tierra. 26Entonces la
mujer de Lotc miró atrás,
a espaldas de él, y se volvió estatua de sal. 27Y subió Abraham por
la mañana al lugar donde había estado delante de Jehová. 28Y miró
hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la tierra de aquella llanura miró; y he
aquí que el humo subía de la tierra como el humo de un horno.
29Así, cuando destruyó Dios las
ciudades de la llanura, Dios se acordó de Abraham, y envió fuera a Lot de en
medio de la destrucción, al asolar las ciudades donde Lot estaba.
30Pero Lot subió de Zoar y moró en
el monte, y sus dos hijas con él; porque tuvo miedo de quedarse en Zoar, y
habitó en una cueva él y sus dos hijas. 31Entonces la mayor dijo a
la menor: Nuestro padre es viejo, y no queda varón en la tierra que entre a nosotras conforme
a
la costumbre de toda la tierra. 32Ven, demos a beber vino a nuestro
padre, y durmamos con él, y conservaremos de nuestro padre descendencia. 33Y
dieron a beber vino a su padre aquella noche, y entró la mayor, y durmió con su padre; mas él no sintió cuándo se acostó
a a 19.16: 2 P. 2.7.
17 Esto
es, Pequeña.
b
b
19.24–25: Mt. 10.15; 11.23–24; Lc. 10.12; 17.29; 2 P.
2.6; Jud. 7.
c c 19.26: Lc. 17.32.
ella,
ni cuándo se levantó. 34El día siguiente, dijo la mayor a la menor:
He aquí, yo dormí la noche pasada
con mi padre; démosle a beber vino también esta noche, y entra y duerme con él,
para que conservemos de nuestro padre descendencia. 35Y dieron a
beber vino a su padre también aquella noche, y se levantó la menor, y durmió
con él; pero él no echó de ver cuándo se acostó ella, ni cuándo se levantó. 36Y
las dos hijas de Lot concibieron de su padre. 37Y dio a luz la mayor
un hijo, y llamó su nombre Moab, el cual es padre de los moabitas hasta hoy. 38La
menor también dio a luz un hijo, y llamó su nombre Ben-ammi, el cual es padre de
los amonitas hasta hoy.2
19
1Llegaron,
pues, los dos ángeles a Sodoma a la caída de la tarde; y Lot estaba sentado a
la puerta de Sodoma. Y viéndolos Lot, se levantó a recibirlos, y se inclinó
hacia el suelo, 2y dijo: Ahora, mis señores, os ruego que vengáis a
casa de vuestro siervo y os hospedéis, y lavaréis vuestros pies; y por la
mañana os levantaréis, y seguiréis vuestro camino. Y ellos respondieron: No,
que en la calle nos quedaremos esta noche. 3Mas él porfió con ellos
mucho, y fueron con él, y entraron en su casa; y les hizo banquete, y coció
panes sin levadura, y comieron. 4Pero antes que se acostasen,
rodearon la casa los hombres de la ciudad, los varones de Sodoma, todo el
pueblo junto, desde el más joven hasta el más
viejo. 5Y llamaron a Lot, y le dijeron: ¿Dónde están los varones
que vinieron a ti esta noche? Sácalos, para que los conozcamos. 6Entonces
Lot salió a ellos a la puerta, y cerró la puerta tras sí, 7y dijo:
Os ruego, hermanos míos, que no hagáis tal maldad. 8He aquí ahora yo tengo dos hijas que no han conocido varón;
os las sacaré fuera, y haced de ellas como bien os pareciere; solamente que a
estos varones no hagáis nada, pues que vinieron a la sombra de mi tejado. 9Y
ellos respondieron: Quita allá; y añadieron: Vino este extraño para habitar
entre nosotros, ¿y habrá de erigirse en juez? Ahora te haremos más mal que a
ellos. Y hacían gran violencia al varón, a Lot, y se acercaron para romper la
puerta. 10Entonces los
varones alargaron la mano, y metieron a Lot en casa con ellos, y cerraron la
puerta. 11Y a
c c 11.23: Mr. 9.40.
1 Reina
Valera Revisada (1960)-------------------------------------------------------------------- 11.28
los
hombres que estaban a la puerta de la casa hirieron con ceguera desde el menor
hasta el mayor, de manera que se fatigaban buscando la puerta.
12Y dijeron los varones a Lot:
¿Tienes aquí alguno más? Yernos, y tus hijos y tus hijas, y todo lo que tienes en la ciudad, sácalo de este
lugar; 13porque vamos a destruir este lugar, por cuanto el clamor
contra ellos ha subido de punto delante de Jehová; por tanto, Jehová nos ha
enviado para destruirlo. 14Entonces salió Lot y habló a sus yernos,
los que habían de tomar sus hijas, y les dijo: Levantaos, salid de este lugar;
porque Jehová va a destruir esta ciudad. Mas pareció a sus yernos como que se burlaba.
15Y al rayar el alba, los ángeles
daban prisa a Lot, diciendo: Levántate, toma tu mujer, y tus dos hijas que se
hallan aquí, para que no perezcas en el castigo de la ciudad. 16Y
deteniéndose él, los varones asieron de su mano, y de la mano de su mujer y de
las manos de sus dos hijas, según la misericordia de Jehová para con él; y lo sacaron y lo pusieron
fuera de la ciudad.a
17Y cuando los hubieron llevado
fuera, dijeron: Escapa por tu vida; no mires tras ti, ni pares en toda esta
llanura; escapa al monte, no sea que perezcas. 18Pero Lot les dijo:
No, yo os ruego, señores míos. 19He
aquí ahora ha hallado vuestro siervo gracia en vuestros ojos, y habéis
engrandecido vuestra misericordia que habéis hecho conmigo dándome la vida; mas
yo no podré escapar al monte, no sea
que me alcance el mal, y muera. 20He aquí ahora esta ciudad está
cerca para huir allá, la cual es pequeña; dejadme escapar ahora allá (¿no es
ella pequeña?), y salvaré mi vida. 21Y le respondió: He aquí he
recibido también tu súplica sobre
esto, y no destruiré la ciudad de que has hablado. 22Date prisa,
escápate allá; porque nada podré hacer hasta que hayas llegado allí. Por eso
fue llamado el nombre de la ciudad, Zoar.17
23El sol salía sobre la tierra, cuando Lot llegó a Zoar.
24Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego
de parte
de
Jehová desde los cielos; 25y destruyó las ciudades, y toda aquella
llanura, con todos los moradores de aquellas ciudades,b y el fruto de la tierra. 26Entonces la
mujer de Lotc miró atrás,
a espaldas de él, y se volvió estatua de sal. 27Y subió Abraham por
la mañana al lugar donde había estado delante de Jehová. 28Y miró
hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la tierra de aquella llanura miró; y he
aquí que el humo subía de la tierra como el humo de un horno.
29Así, cuando destruyó Dios las
ciudades de la llanura, Dios se acordó de Abraham, y envió fuera a Lot de en
medio de la destrucción, al asolar las ciudades donde Lot estaba.
30Pero Lot subió de Zoar y moró en
el monte, y sus dos hijas con él; porque tuvo miedo de quedarse en Zoar, y
habitó en una cueva él y sus dos hijas. 31Entonces la mayor dijo a
la menor: Nuestro padre es viejo, y no queda varón en la tierra que entre a nosotras conforme
a
la costumbre de toda la tierra. 32Ven, demos a beber vino a nuestro
padre, y durmamos con él, y conservaremos de nuestro padre descendencia. 33Y
dieron a beber vino a su padre aquella noche, y entró la mayor, y durmió con su padre; mas él no sintió cuándo se acostó
a a 19.16: 2 P. 2.7.
17 Esto
es, Pequeña.
b
b
19.24–25: Mt. 10.15; 11.23–24; Lc. 10.12; 17.29; 2 P.
2.6; Jud. 7.
c c 19.26: Lc. 17.32.
ella,
ni cuándo se levantó. 34El día siguiente, dijo la mayor a la menor:
He aquí, yo dormí la noche pasada
con mi padre; démosle a beber vino también esta noche, y entra y duerme con él,
para que conservemos de nuestro padre descendencia. 35Y dieron a
beber vino a su padre también aquella noche, y se levantó la menor, y durmió
con él; pero él no echó de ver cuándo se acostó ella, ni cuándo se levantó. 36Y
las dos hijas de Lot concibieron de su padre. 37Y dio a luz la mayor
un hijo, y llamó su nombre Moab, el cual es padre de los moabitas hasta hoy. 38La
menor también dio a luz un hijo, y llamó su nombre Ben-ammi, el cual es padre de
los amonitas hasta hoy.2
Salmo 12
Oración pidiendo ayuda contra los
malos
Al
músico principal; sobre Seminit. Salmo de David.
1 Salva, oh Jehová, porque se acabaron los
piadosos; Porque han desaparecido los fieles de entre los hijos de los hombres.
2 Habla mentira cada uno con su prójimo; Hablan con labios lisonjeros, y
con doblez de corazón.
3 Jehová destruirá todos los labios
lisonjeros, Y la lengua que habla jactanciosamente;
4 A los que han dicho: Por nuestra lengua prevaleceremos; Nuestros labios son nuestros; ¿quién es señor
de nosotros?
5 Por la opresión de los pobres, por el
gemido de los menesterosos, Ahora me
levantaré, dice Jehová;
Pondré en salvo al que por ello suspira.
6 Las palabras de Jehová son palabras limpias,
Como plata refinada en horno de tierra,
Purificada siete veces.
7 Tú, Jehová, los guardarás;
De esta generación los preservarás para siempre.
8 Cercando andan los malos,
Cuando la vileza
es exaltada entre los hijos de los hombres.3
2 Reina
Valera Revisada (1960)--------------------------------------------------------------------- 19.38
3 Reina Valera Revisada (1960)
Al
músico principal; sobre Seminit. Salmo de David.
1 Salva, oh Jehová, porque se acabaron los
piadosos; Porque han desaparecido los fieles de entre los hijos de los hombres.
2 Habla mentira cada uno con su prójimo; Hablan con labios lisonjeros, y
con doblez de corazón.
3 Jehová destruirá todos los labios
lisonjeros, Y la lengua que habla jactanciosamente;
4 A los que han dicho: Por nuestra lengua prevaleceremos; Nuestros labios son nuestros; ¿quién es señor
de nosotros?
5 Por la opresión de los pobres, por el
gemido de los menesterosos, Ahora me
levantaré, dice Jehová;
Pondré en salvo al que por ello suspira.
6 Las palabras de Jehová son palabras limpias,
Como plata refinada en horno de tierra,
Purificada siete veces.
7 Tú, Jehová, los guardarás;
De esta generación los preservarás para siempre.
8 Cercando andan los malos,
Cuando la vileza es exaltada entre los hijos de los hombres.3
2 Reina
Valera Revisada (1960)--------------------------------------------------------------------- 19.38
3 Reina Valera Revisada (1960)
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