jueves, 21 de julio de 2016

¿Cuánto vales tú?

 
 

15 de Julio

¡A precio de Sangre!

Por Riqui Ricón*

Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios (1 Co 3.9).

Si alguna vez te has preguntado cuánto vales para Dios, ojalá te asombres al meditar en esto: No existen tesoros en el universo que se puedan comparar a la más pequeña e insignificante gota de la Sangre de Jesucristo el unigénito Hijo de Dios; y el precio, el valor que el Padre dio a tu vida fue nada más y nada menos que toda, hasta la última gota, de la Sangre de Su propio y amado Hijo, Jesús.

Y ellos serán míos, dice Jehová de los ejércitos, en aquel día, cuando los reconozca públicamente y declare abiertamente que son mis joyas (Mi propiedad particular, mi especial tesoro). Y yo los perdone, como un hombre perdona la vida a su hijo que le sirve

¡Tú eres el(la) amado(a) de Dios! ¡Tú eres Su Especial Tesoro!

Pero Dios es tan rico en misericordia y nos amó tanto que, a pesar de que estábamos muertos por causa de nuestros pecados, nos dio vida cuando levantó a Cristo de los muertos. (¡Es sólo por la gracia de Dios que ustedes han sido salvados!) Pues nos levantó de los muertos junto con Cristo y nos sentó con él en los lugares celestiales, porque estamos unidos a Cristo Jesús. De modo que, en los tiempos futuros, Dios puede ponernos como ejemplos de la increíble riqueza de la gracia y la bondad que nos tuvo, como se ve en todo lo que ha hecho por nosotros, que estamos unidos a Cristo Jesús (Efe 2.4-7 NTV).

¡Esto es lo que tú vales para Dios!

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

¡Dios te Valora tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, Jesús, a que pagara todos tus pecados antes que perderte a ti!

Aún más asombroso es leer en Su Palabra, que no miente, la Biblia, que tú has sido declarado(a) Hijo(a) y colaborador(a) Suyo(a).

¡Tú eres labranza de Dios y edificio de Él!

MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos  (1 Jn 3.1 BAD).

Así que, cuando el diablo venga a cuestionarte, intentando poner duda en tu corazón con pensamientos como: ¿tú? Si no eres nadie. Has fracasado y seguirás fracasando, además eres un(a) hipócrita pues ni eres santo(a), ni justo(a), ni nada de eso. Eres un(a) vil pecador(a). Y además, bla, bla, bla... Entonces, en esos momentos pararte firmemente en tu fe; créele a Dios creyendo Su Palabra y declárale al diablo, en su misma carota, que tú eres lo más valioso(a) que Dios tiene en esta tierra: un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.

El [Satanás] ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira (Jn 8.44).

Muéstrale a ese mentiroso que Dios mismo ha declarado en Su Palabra que tú Naciste de Nuevo no de simiente corruptible sino de la incorruptible semilla que es la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre.

Pues han nacido de nuevo pero no a una vida que pronto se acabará. Su nueva vida durará para siempre porque proviene de la eterna y viviente palabra de Dios (1 P 1.23 NTV).

Recuérdale que todo aquel que CREE en Jesús como el Señor y Salvador de su Vida, no se pierde sino que tiene ¡Vida Eterna!

Hazle saber que tú has sido establecido(a) por el dueño y Señor del universo como colaborador(a) Suyo(a) para reinar en esta vida y sobre de esta tierra.

y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra (Apo 5.9-10).

Aclárale que tú vas a reinar sobre toda enfermedad, aflicción o enfermedad que él (Satanás) te quiera echar encima pues mayor es Dios que está en ti y contigo, que el que está en el mundo.

Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo (1 Jn 4.4).

Recuérdale en sus narices que la Sangre de Cristo Jesús es el precio con el cual fuiste comprado(a) y establecido(a) como Hijo(a) del Reino.

Forjad espadas de vuestros azadones, lanzas de vuestras hoces;  diga el débil: Fuerte soy (Jo 3.10).

Esta es la Palabra de Dios y sí, puedes gritarlo: ¡Fuerte Soy!

Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó (Ro 8.37).

No permitas que Satanás use las circunstancias adversas para hacerte sentir débil, enfermo(a) o fracasado(a), pues, al fin y al cabo, por la Palabra de Dios, sabes que sabes, que de toda aflicción, problema o enfermedad saldrás más que vencedor(a) por medio de Aquel que te amó, Cristo Jesús.

Así que, pase lo que pase y suceda lo que suceda, toma la espada del Espíritu que es la Palabra de Dios y declárate a ti mismo(a), fuerte y pleno(a) en Cristo Jesús.

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, en este momento quiero honrarte aceptando y recibiendo esa preciosa identidad que me has dado como Hijo(a) Tuyo(a). Creo y por lo tanto declaro que soy lo(a) más valioso(a) que tienes sobre la tierra. He conocido y creído el Amor que Tú, oh Dios, tienes por mí. Señor Jesús, no voy a permitir que el espíritu de temor y duda me haga soltar lo que con tanto Amor pagaste por mí en esa cruz: y esto es, el saber y creer que en Verdad soy un(a) Hija(o) legítimo(a) del único Dios vivo y verdadero. Por tanto, nada ni nadie me puede vencer; nada ni nadie me puede separar de Tu Amor que es en Cristo Jesús mi Señor. Contigo ya he vencido al mundo. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! Gracias Señor Jesús, te amo con todo mi corazón. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Julio          15                   1 Co 3  /  1 R 15.33-16.34  /  Jo 3

 


 

 

martes, 19 de julio de 2016

¡Cómo Vencer el Miedo y la Depresión!

 

14 de Julio

¡Una Vida Totalmente Nueva con el Espíritu de Dios!

Por Riqui Ricón*

Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días (Jo 2.28-29).

La Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, te enseña que Dios estableció un tiempo para que Su Espíritu, el Espíritu Santo, fuese derramado sobre toda carne. Este derramamiento del Espíritu tiene un propósito bien claro y definido, y lo puedes encontrar establecido por el Amor de Dios para contigo a todo lo largo y lo ancho de las Escrituras: ¡Revestirte con Su Poder!

Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor; y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios (1 Co 2.3-5).

La Presencia del Espíritu Santo es tan importante en tu vida como el aire que respiras o los latidos de tu corazón para vivir. Él es la promesa del Padre que debías esperar, la cual, dijo Jesús, oisteís de mí, Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo  dentro de no muchos días  (Hch 1.4-5).

Ahora bien, esta promesa se cumplió cuando Jesús estableció el Nuevo Pacto en Su Sangre, pues cuando Dios prometió el Nuevo Pacto en Jeremías 31.31-34 aseguró que Él, Dios mismo, daría Su ley en tu mente y la escribiría en tu corazón. Así que, es Él y no tú el que tiene que cumplir esta promesa. Y la forma en que lo hizo es por si misma asombrosa: ¡Te dio Su propio Espíritu!

Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra (Eze 36.25-27).

Es por esta razón y no otra, que tu vida cambió al instante que recibiste a Jesús como Señor y Salvador de tu vida. ¡Dios cumplió, en ti, Su parte del Nuevo Pacto para tu vida! Esto lo sé bien, pues por más de 30 años he escuchado y presenciado testimonios de como las vidas son cambiadas al momento que pecadores y pecadoras empedernidos aceptan el sacrificio de Jesús como el pago para la redención de sus vidas.

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Co 5.17).

El Nuevo Nacimiento no es una doctrina religiosa sino una realidad espiritual de la promesa del Nuevo Pacto que Dios hizo para asegurarse que podrías entrar al Reino, no como un pecador salvo por gracia (o eres pecador o eres salvo), sino como nueva creación, en novedad de vida: un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y no de una simiente corruptible sino de incorruptible por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).

En Cristo Jesús, tú has sido hecho(a) justo(a), santo(a) y perfecto(a). Con Su muerte en la cruz tú moriste al pecado y con Su resurrección recibiste una VIDA TOTALMENTE NUEVA para ser un(a) Hijo(a) amado(a) de Dios. Es por eso que ahora también eres el templo o lugar de habitación de Su Santo Espíritu.

¿No se dan cuenta de que su cuerpo es el templo del Espíritu Santo, quien vive en ustedes y les fue dado por Dios? (1 Co 6.19a NTV)

Nada de esto sería posible sin el Espíritu Santo. Fue Él quien ayudó, instruyó y manifestó Su Poder en la vida de Jesús. Fue Él quien lo levantó de los muertos, haciendo de Jesús el primer Hijo de Dios Nacido de Nuevo. Y es Él quien, por el Nuevo Pacto en la Sangre de Jesús, te hizo Nacer de Nuevo y ahora Vive en ti y contigo para que creas y vivas en la certeza de que eres ese(a) Hijo(a) de Dios que la Biblia dice que eres.

Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido (1 Co 2.12).

Y lo que Dios te ha concedido es una Vida Nueva totalmente diferente: ¡La Vida Eterna de un(a) Hijo(a) de Dios!

¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre,  que se nos llame hijos de Dios!  ¡Y lo somos!  El mundo no nos conoce,  precisamente porque no lo conoció a él (1 Jn 3.1 NVI).

Antes estabas muerto(a) en tus delitos y pecados, ahora Él te llama Hijo(a) amado(a), y eso es lo que eres.

Antes estabas perdido(a), ahora ¡Todo lo puedes en Cristo que te fortalece!

Antes estabas vencido(a) y fracasado(a), ahora ¡En todas las cosas eres más que vencedor(a) por medio de Aquel que te amó!

Antes vivías esclavizado(a) por la angustia y el temor de este mundo, ahora ¡Mayor es el que está en ti, que el que está en el mundo!

Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero (1 P 1.3-5).

Antes estabas solo(a) y abandonado(a), ahora tienes una esperanza viva; has sido marcado(a) por Dios para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible y eres guardado(a) por el poder de Dios cuando le crees a Él, creyendo Su Palabra.

También en Cristo, vosotros, que escuchasteis la palabra de la verdad, la buena nueva de la salvación, y que habéis creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo prometido. Este sello es la garantía de la herencia que hemos de recibir, por la cual alabamos a nuestro Dios glorioso (Efe 1.13-14 CST).

El Espíritu Santo está en tu vida como el sello de garantía de todo lo que Dios ha dicho en Su Palabra acerca de ti.

¡Él es Dios, tu ayudador, consejero y mejor amigo! ¡No hay forma que puedas perder!

Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre [la mujer] que en ti confía (Sal 84.12).

El miedo, la enfermedad, la tristeza o la depresión ya nada tienen en ti. ¡Has Nacido de Nuevo!

Ahora puedes ser dichoso(a) –mil veces feliz-, pues tienes un Padre que te ama, un hermano mayor, Jesús, que te guarda y un amigo, el Espíritu Santo, que te acompaña.

Insisto, ¡no hay forma que puedas perder!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, ¡qué grande, sublime y hermoso es Tu Amor para conmigo! Quiero decirte que te amo con todo mi corazón, que el tenerte a Ti, Espíritu Santo, en mi Vida y conmigo es asombroso y maravilloso. Gracias Señor. Ahora sé que no hay forma que pueda perder pues mayor eres Tú, que estás en mí, que el que está en el mundo. Y ¿qué puedo decir a esto? Si Tú, Espíritu Santo, estás en mi y conmigo ¿quién puede siquiera intentar estar contra mí? Gracias porque en Ti, Jesucristo, en Tu Amor, soy más que vencedor. Señor Jesús, no encuentro palabras suficientes para declararte mi amor y gratitud. Por lo que hiciste por mí en esa cruz yo fui hecho justo(a); al vencer a la muerte y resucitar de entre los muertos me abriste el camino a la Vida Eterna. Espíritu Santo, al darme Tú la fe para creer en la Palabra de Dios, para creer en Jesús como mi Señor y Salvador, me hiciste Nacer de Nuevo dotándome de la Vida Eterna que Él pagó a precio de Su Sangre. Ahora, por la Sangre del Nuevo Pacto, soy Nueva Creatura, las cosas viejas pasaron y he aquí que toda mi vida es hecha nueva. ¡Gracias Padre! ¡Gracias Jesús! ¡Gracias Espíritu Santo! Ahora comprendo más el por qué en todas las cosas soy más que vencedor(a), pues TODO lo puedo en Cristo Jesús, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. Sé que soy Tuyo(a), Padre, y que los he vencido (al mundo y sus deseos engañosos), pues mayor eres Tú, Espíritu Santo, que estás en mí y conmigo, que el que está en el mundo. Sé que soy un(a) Hijo(a) del Rey por lo que Jesús hizo por Amor a mí.  Por todo esto, creo y declaro que caerán a mi lado mil y diez mil a mi diestra más a mí no llegará, porque aunque ande en valle de sombra y de muerte NO TEMERÉ mal alguno porque Tú, Señor, estás conmigo. Tú eres el que me guarda y el maligno no me toca. Someto todo problema, angustia o enfermedad a la autoridad de la Palabra de Dios, mi Padre, y los pongo bajo mis pies. ¡Soy sano(a)! ¡Soy Libre! ¡Soy próspero(a)! Creo y recibo el Amor, el gozo y la paz que sólo yo, un(a) Hijo(a) del Rey, puedo experimentar para vivir una vida en la Plenitud de Dios, mi Padre. ¡No voy a temer! Solamente creeré lo que la Biblia, la Palabra de Dios, que no miente, dice acerca de mí. Abba, Padre, me parece que la Eternidad será corta para amarte y agradecerte lo que hiciste por mí. En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Julio          14                 1 Co 2  /  1 R 15.1-32  /  Jo 2.12-32

 


 

 

jueves, 14 de julio de 2016

¡Cómo vencer el día de hoy!

 
28 de Junio

¡Amor sublime!

Por Riqui Ricón*

Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Y él dijo: Desde niño. Y muchas veces le echa en el fuego y en el agua, para matarle; pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos. Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible. E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad (Mar 9.21-24).

Cuando este padre de familia cuestionó a Jesús si podría hacer algo para ayudarlos, la respuesta es clara y contundente por parte de nuestro Señor: la raíz del problema no es si yo, Jesús, puedo hacer algo por ti, sino, más bien, si tú puedes creer, pues el que cree en mí, al que cree en mi Palabra, TODO le es posible.

—Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios —aclaró Jesús (Luc 18.27 NVI).

Dios es Todopoderoso y no hay algo que sea difícil para Él. Además, te ama con tan grande Amor que, a pesar de que estabas muerto(a) en delitos y pecados, entregó a Su propio Hijo para pagar todos tus pecados en tu lugar, y así darte Vida Eterna juntamente con Cristo.

Efe 2:4-5 NTV  Pero Dios es tan rico en misericordia y nos amó tanto  (5)  que, a pesar de que estábamos muertos por causa de nuestros pecados, nos dio vida cuando levantó a Cristo de los muertos. (¡Es sólo por la gracia de Dios que ustedes han sido salvados!)

¡Asombroso! ¡Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti!

»Pues Dios amó tanto al mundo que dio a su único Hijo, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él (Jn 3.16-17 NTV).

De esta forma, entregando a Su único Hijo, por amor a ti, el Padre celestial logró su cometido, esto es, hacer de ti un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.

Pero he aquí que yo la atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón. Y le daré sus viñas desde allí, y el valle de Acor por puerta de esperanza; y allí cantará como en los tiempos de su juventud, y como en el día de su subida de la tierra de Egipto (Os 2.14-15).

En verdad, el Amor de Dios para contigo es tan maravilloso, profundo y exquisito que no puedes hacer otra cosa que asombrarte de Su Persona. Por ejemplo, en el libro de Oseas puedes ver representada la vida que tú anteriormente llevabas, en pecado y lejos de Dios: Se compara a una esposa adúltera que terminó de prostituta, esto es para que notes que, con todo, Dios está dispuesto a perdonar y olvidar, y atraerte a Él para hablar a tu corazón. ¡Sublime Amor!

Envió desde lo alto y me tomó; Me sacó de las muchas aguas. Me libró de poderoso enemigo, Y de los que me aborrecían, aunque eran más fuertes que yo…   Me diste asimismo el escudo de tu salvación, Y tu benignidad me ha engrandecido. Tú ensanchaste mis pasos debajo de mí, Y mis pies no han resbalado. Perseguiré a mis enemigos, y los destruiré, Y no volveré hasta acabarlos. Los consumiré y los heriré, de modo que no se levanten; Caerán debajo de mis pies. Pues me ceñiste de fuerzas para la pelea; Has humillado a mis enemigos debajo de mí, Y has hecho que mis enemigos me vuelvan las espaldas, Para que yo destruyese a los que me aborrecen (2 S 22.17-18, 36-41).

Hoy es un buen día para que te des cuenta que, gracias a Jesús y lo que hizo por ti en la cruz, en Verdad eres un(a) legítimo(a) Hija(o) de Dios Nacido(a) de Nuevo, y de acuerdo a la Biblia, que es la Palabra de Dios, y no miente, tú has sido puesto(a) por encima de todos tus problemas; has sido puesto(a) por encima de las enfermedades o circunstancias, para que compruebes que la buena voluntad de Dios para contigo es agradable y perfecta.

Entonces, como puedes ver, la vida en el reino no se trata de lo que tú puedas hacer o tener, sino de lo que ahora tú eres, de quien tú eres por lo que Cristo Jesús hizo por ti.

¡Si puedes creer, al que cree todo le es posible!

Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas. ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados (Stgo 5.13-15).

Así de simple, hermoso y sencillo es el Amor de Dios. Él no te ha dejado y nunca te dejará pues, si en verdad te has dado cuenta, ahora Él es tu Padre.

Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (Ro 8.15).

En lugar de dar lugar al miedo y a la preocupación por causa de tus problemas o aflicciones, mejor acude a tu Padre celestial con completa confianza y certeza de fe que, como lo afirma Dios en la Biblia, de todo problema, angustia o enfermedad saldrás más que vencedor(a) por medio de Su Amor.

¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre,  que se nos llame hijos de Dios!  ¡Y lo somos!  El mundo no nos conoce,  precisamente porque no lo conoció a él  (1 Jn 3.1 NVI).

Ya sea que te encuentres en la situación de ese padre con su hijo enfermo, o como David rodeado de enemigos, o traicionado como Oseas, sin importar la circunstancia, problema o enfermedad, la Verdad es que Dios te ama; que ahora eres Su Hijo(a) y Él es tu Padre, y además Él es Dios. Así que, sea lo que sea que estés enfrentando hoy, eso sólo son hechos, y la Verdad, que es la Palabra de Dios, siempre prevalecerá.

¡Si puedes creer, al que cree todo le es posible!

Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (Jn 8.31-32).

¡Permanece en la Palabra de Dios! ¡Permanece en la Verdad! Y sin duda, alcanzaras la libertad.

¡No dudes más! ¡Tú eres el (la) amado(a) de Dios!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, Tu Palabra, la Biblia, que no miente, dice que nosotros hemos conocido y creído Tu Amor. En este momento, una vez más, yo recibo Tu Amor de Padre. Yo soy Tu Hijo(a) amado(a) y aunque por las circunstancias del momento yo no me vea o no me sienta así Tu Palabra es la Verdad y yo he decidido creerte a Ti. Precioso Señor Jesús, Tú dices en Tu Palabra que al que cree, todo le es posibles. Así que, declaro hoy que soy sano(a), libre, prospero(a) y feliz. Le llamo a la vida plena y abundante que como Hijo(a) de Dios tengo derecho a vivir. Sé que tendré más problemas y aflicciones pero de todas ellas saldré más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús. ¡Todo lo puedo en Cristo! ¡Soy Nueva Creatura! ¡Soy un(a) Hijo(a) del Rey! ¡Mayor eres Tú, Espíritu Santo, que estás en mí y conmigo, que cualquiera que está en el mundo! ¡No voy a temer, sólo creeré! En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Junio      28                                          Mar 9.2-50  /  2 Sam 22  /  Ose 2