sábado, 29 de junio de 2013

¡Qué realmente es negarte a ti mismo!

 
Jueves 27 de Junio de 2013.
¡Con toda certeza y seguridad!
Por Riqui Ricón*
Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.  Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará (Mar 8.34-35).
Lamentablemente existe la enseñanza que negarte a ti mismo(a) y tomar tu cruz significa aceptar con humilde resignación todas las cosas malas que vienen a tu vida, como las enfermedades, accidentes, pobreza, desintegración familiar, etc., etc. Se enseña que todo esto es la voluntad de Dios y que, si estás viviendo alguna de estas desgracias será por alguna razón, por algo que hiciste y, por lo tanto, lo mereces, o será quizás porque Dios te está dando algún tipo  de lección o probando tu fe. Así que, debes aceptarlo, resignarte y humillarte bajo la poderosa mano de Dios.
Con todo respeto, esto me parece un grave error provocado por la falta de conocimiento de la Verdad.
Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento (Os 4.6a).
De acuerdo a la Biblia, que es la Palabra de Dios, quien no miente, Dios es bueno y su voluntad para contigo es buena, agradable y perfecta. Él te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo como el justo pago por todos tus pecados, para así no perderte a ti, sino ganarte para Él.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Con Su muerte y Su resurrección, Jesús te hizo justo para perdonar y olvidar todos tus pecados; estando justificado(a) y perdonado(a) te apartó para santificándote y, así, una vez justificado(a), perdonado(a) y santificado(a), te perfeccionó al crearte de Nuevo y darte la Vida Eterna que solamente un(a) Hijo(a) legitimo(a) de Dios puede tener.
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe (Efe 2.4-9).
Dios no hizo todo esto, por amor a ti, para luego condenarte o castigarte o maltratarte. ¡De ninguna manera! Él te ama genuinamente y lo ha dicho, lo ha declarado, y lo puso por escrito en Su Palabra.
¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre,  que se nos llame hijos de Dios!  ¡Y lo somos!  El mundo no nos conoce,  precisamente porque no lo conoció a él  (1 Jn 3.1 NVI).
El verdadero propósito del plan de salvación o redención de Dios siempre ha sido el mismo: adoptarte como Hijo(a). Gracias a Jesús, ya no eres más una criatura, un ser humano imperfecto y pecador, ahora, has sido justificado(a) –hecho(a) justo(a)- por la Sangre de Jesús; tu Padre ha perdonado y olvidado todos tus pecados, fracasos y errores; has sido apartado(a) -santificado(a)- para Él y por la Palabra de Dios y el poder del Espíritu Santo, fuiste totalmente regenerado(a), esto es, Naciste de Nuevo, como un(a) Hijo(a) legítimo(a) de Dios.
Pues han nacido de nuevo pero no a una vida que pronto se acabará. Su nueva vida durará para siempre porque proviene de la eterna y viviente palabra de Dios (1 P 1.23 NTV).
Tu Nuevo Nacimiento no proviene de una simiente corruptible, sino de la incorruptible semilla que es la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre.
Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado (Jn 17.23).
Dios, tu Padre, siente por ti lo mismo que siente por Jesús, Él te ama con el mismo Amor con que ama a Su Hijo Jesús pues tú también eres Su Hijo(a).
En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo (1 Jn 4.17).
De acuerdo a la Palabra de Dios, que no puede mentir, gracias a que has Nacido de Nuevo, ahora tú eres igual a Jesús. Por eso el Padre te ama de la misma manera que lo ama a Él.
Entonces, ¿cómo nos negamos a nosotros mismos y tomamos nuestra cruz?
Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo (Jn 16.33).
La Biblia es muy clara al respecto: sin fe es imposible agradar a Dios. Así que, como Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, seguro es que tendrás aflicciones en este mundo: problemas, conflictos, enfermedades, amenazas, etc., pero, en lugar de aceptarlos con “humilde resignación”, tú has sido ungido(a) con el Espíritu Santo para enfrentarlos, sabiendo, con toda certeza, que en todos ellos saldrás más que vencedor(a).
Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo (1 Jn 4.4).
Se trata, pues, de creer que eres quien Dios dice en Su Palabra que eres. Una vez que lo creas, y lo declares, comenzarás a vivir como tal: amando a tu Padre celestial sobre todas las cosas y amando a tus semejantes como a ti mismo(a). Lleno de paz, gozo y amor, estarás más que listo para disfrutar la Vida Plena y Abundante que Jesús ganó para ti.
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).
Sabiendo esto, que es Palabra de Dios, puedes creer y recibir la Verdadera Identidad que ahora tienes. Poner la otra mejilla no te costará absolutamente nada, le darás al pobre y al necesitado con todo tu amor pues es parte de tu naturaleza. ¡Dios te hizo así! Tú eres como Jesús es: manso(a) y humilde, bueno(a) y amoroso(a).
Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe (1 Jn 5.4).
Fe es creerle a Dios, creyendo Su Palabra, sabiendo siempre que si Él lo dijo, entonces lo va a cumplir, si Él lo habló, entonces lo va a ejecutar. Sólo con esta fe podrás vencer al mundo al tomar tu cruz y seguir a Cristo Jesús.
En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios  en la justicia y santidad de la verdad (Efe 4.22-24).
Negarte a ti mismo(a) y tomar tu cruz no es otra cosa más que creer lo que dice la Biblia. Despójate del viejo(a) hombre (mujer) que está viciado conforme a los deseos engañosos. No le permitas a Satanás engañarte con sus mentiras; él necesita desesperadamente que sigas CREYENDO que eres el (la) mismo(a) pecador(a) que antes eras, que nada ha cambiado y que sigues colgado(a) a tus fracasos, pecados y errores del pasado.
¡Despójate de eso! ¡Renuévate en el espíritu de tu mente poniendo la Palabra de Dios en tu mente, boca y corazón! ¡Mírate de la misma forma que Dios te mira! Y vístete de ese(a) hombre (mujer) nuevo(a) que ahora tú ya eres: un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
Así que, tenlo por seguro, Dios no te ha dejado ni te dejará jamás. ¡Has sido predestinado(a) a ser más que vencedor(a) por medio del Amor de Aquel que te escogió, que te amó y que te salvó: Cristo Jesús!
Con toda certeza y seguridad tú puedes negarte a ti mismo(a), tomar tu cruz y seguirle a Él.
Oremos en voz audible:
Gracias amado Padre Celestial por amarme con tan gran Amor. Yo _________ (tu nombre aquí) soy Tu Hijo(a), legal y genuinamente comprado(a) y rescatado(a) a precio de la Sangre de Jesús. Tu Palabra es la Verdad. La Biblia me define y soy libre para llevar esa vida de victoria sobre el pecado y la muerte que Tú, Jesucristo, adquiriste para mí. Me niego a mí mismo(a), a esa vieja naturaleza que está viciada conforme a los deseos engañosos y tomo mi cruz renovándome en el espíritu de mi mente, me visto del nuevo(a) hombre (mujer) creado(a) según Dios en justicia y santidad de la verdad. Padre, me someto a Tu Palabra, la Biblia, resisto al diablo y este huye de mí. Así que, declaro que yo todo lo puedo en Cristo que me fortalece, pues mayor es el que está en mí que el que está en el mundo y ese eres Tú, Precioso Espíritu de Dios. No le daré lugar al diablo y a sus mentiras en mi vida. ¡No voy a temer más! Echo fuera de mi vida toda ansiedad e inquietud.  ¡En todas las cosas soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús! ¡Ya he sido sanado(a) por las heridas de Jesús! ¡He sido establecido(a) para reinar en esta vida por la sangre de Jesús! No hay forma que pueda perder, pues Tú, mi Dios y Padre, estás en mí y conmigo, y si Dios es conmigo, ¿quién contra mí? ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy feliz! En el nombre de Jesús. Amén.
 Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011
 

Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Junio         27                        Mar 8.22-9.1  /  2 Sam 20-21  /  Ose 1
 


viernes, 28 de junio de 2013

¡Cómo resplandecer en medio de las tinieblas!

 
Miércoles 26 de Junio de 2013.
¡Con la luz de la Verdad!
Por Riqui Ricón*
Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad (Dan 12.3).
Que hermoso es saber que el Plan Perfecto de Dios para tu vida está lleno de la luz de Cristo (el Ungido con Su Unción), para que vivas una vida Plena y Abundante. Aquellos que entienden el mensaje del Evangelio y lo reciben resplandecen con la luz de Jesucristo, como las estrellas a perpetua eternidad.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella (Jn 1.4-5).
¡Jesús mismo es la luz y la Vida Eterna que alumbran tu corazón!
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).
Esta Luz y la Vida Eterna son un regalo de Amor para ti de parte de Dios, quien sólo desea que Vivas la Vida Eterna de una forma Plena y Abundante.
Sin importar las circunstancias que el día de hoy estés enfrentando, debes saber, y sobre todo creer, que Dios no te ha dejado, ni te dejará. Siempre ha estado en Su corazón el deseo de llamarte de las tinieblas a Su luz admirable para trasladarte al reino de Su amado Hijo, Jesús, en quien tienes redención por su sangre, el perdón de pecados (Col 1.14).
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, para pagar todos tus pecados, antes que perderte a ti. Y aunque, ciertamente, has sido justificado(a) y perdonado(a) en la Sangre de Jesús, lo realmente asombroso es que, por Su resurrección, ahora eres, efectivamente, un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo (Ro8.15-17a).
Esto significa que tienes los mismos derechos que Cristo Jesús tiene y puedes, por lo tanto, vivir una vida libre de temor y llena de la plenitud de Dios, Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia (Jn 1.16).
Es por el Gran Amor que Dios siente por ti que diseñó este Plan Perfecto para hacer de ti, legítimamente, Su propio(a) Hijo(a).
¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre,  que se nos llame hijos de Dios!  ¡Y lo somos!  El mundo no nos conoce,  precisamente porque no lo conoció a él (1 Jn 3.1 NVI).
Es interesante notar que en las lecturas del día de hoy, mientras Jesús les advertía sobre la levadura de los fariseos, sus discípulos discutían acerca de haber olvidado traer pan para comer. ¡Qué ironía! Estar cara a cara con Jesús y no tener entendimiento.
Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Qué discutís, porque no tenéis pan? ¿No entendéis ni comprendéis? ¿Aún tenéis endurecido vuestro corazón? (Mar 8.17).
Así que, ya es tiempo que tú entiendas que, gracias al precio que Jesús pagó en esa cruz, ahora realmente eres un(a) legítimo(a) Hijo(a) de Dios y lo que esto significa.
Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia (1 P 1.3-4).
¡Tú ya no eres de este mundo! (Jn 17.16). Y todas y cada una de las promesas hechas en la Palabra de Dios te pertenecen por completo. Dios las prometió para que tú entendieras que ahora eres Su Hijo(a) amado(a) y que participas de la naturaleza divina.
para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo (Fil 2.15).
Sin lugar a dudas, tú eres un(a) entendido(a) Hijo(a) de Dios y resplandeces como el resplandor del firmamento y como las estrellas a perpetua eternidad. Lo eres porque Dios lo dice así en Su Palabra y no por lo que haces, piensas o sientes acerca de ti mismo(a).
Pero ustedes no son así porque son un pueblo elegido. Son sacerdotes del Rey, una nación santa, posesión exclusiva de Dios. Por eso pueden mostrar a otros la bondad de Dios, pues él los ha llamado a salir de la oscuridad y entrar en su luz maravillosa (1 P 2.9 NTV).
El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán (Luc 21.33).
Así que, ten ánimo y pon toda tu confianza en Dios; créele a Él, creyendo Su Palabra, porque sin importar problema, circunstancia o enfermedad, de todo saldrás más que vencedor(a) por medio de Aquel que te amó, Cristo Jesús.
Y tú irás hasta el fin, y reposarás, y te levantarás para recibir tu heredad al fin de los días (Dan 12.13).
El Espíritu Santo le asegura a tu espíritu que eres un(a) Hijo(a) de Dios. Y si eres Hijo(a), entonces eres heredero(a); heredero(a) de Dios y coheredero(a) con Cristo Jesús, pues si ahora sufres con Él, también tendrás parte con Él en su gloria (Ro 8.16-17).
»¡Levántate y resplandece, que tu luz ha llegado! ¡La gloria del SEÑOR brilla sobre ti! (Isa 60.1 NVI).
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, tú has establecido en Tu Palabra que los justos resplandeceremos en Tu Reino. Gracias porque yo soy ese(a) justo(a). Gracias por el gran Amor con que me has amado, que estando yo muerto(a) en delitos y pecados, me diste vida juntamente con Cristo. Es por Tu Gracia que yo soy salvo(a). Señor Jesús, muchas gracias por no haber tenido tu condición de ser igual a Dios como algo a que aferrarte y te despojaste a Ti mismo haciéndote obediente hasta la muerte por amor a mí. Por esto, ahora yo soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Gracias, Señor Jesús, porque no sólo proveíste para mí el perdón de mis pecados sino que me hiciste justicia de Dios en Ti y me reconciliaste con Dios haciéndome hermano(a) Tuyo(a) e Hijo(a) del Padre. Por Ti, mi amado Jesús, he Nacido de Nuevo y ahora Dios, el Todopoderoso, es Abba, Padre, mi Papá. Leer de esto en Tu Palabra, la Biblia, me hace conocer la Verdad y la Verdad me hace libre. ¡Tengo entendimiento y resplandezco como el resplandor del firmamento! Soy libre para recibir, por medio de la fe en Ti, Jesucristo, esta Nueva Vida. Soy libre para recibir, por medio de la fe en Tu Palabra, esta identidad de Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, siendo renacido(a), no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Por lo tanto, amado Padre celestial, todas y cada una de las Promesas que están en Tu Palabra son mías y para mí. Hoy puedo orar a Ti con la certeza de que me escuchas y me respondes. Tengo gozo y paz en mi corazón pues puedo pedir y recibir. Por lo tanto, en el nombre poderoso de Cristo Jesús, declaró que soy sano(a) y libre de toda enfermedad o dolencia; creo y recibo la voluntad expresa de mi Padre, Dios Todopoderoso, para ser y vivir prosperado(a) en todas las cosas. Echo fuera de mi vida todo pensamiento de temor y duda resistiendo todo engaño y mentira acerca de mí. Yo soy lo que la Biblia dice que soy. Un(a) Hijo(a) amado(a) de Dios; especial tesoro de mi Padre; todo lo puedo en Cristo que me fortalece y en todas las cosas, absolutamente todas las cosas, soy más que vencedor(a) por medio del Amor de Cristo Jesús, mi Rey, Señor y Salvador. Señor Jesús, hoy me alegro en el gozo y la paz que brindan el ser la persona que Tú dices que soy. Amén.
 Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011
 

Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Junio         26                        Mar 8.1-21  /  2 Sam 19  /  Dan 12
 


jueves, 27 de junio de 2013

¡Cómo recibir un milagro!

 
Martes 25 de Junio de 2013.
¡Sí, Señor!
Por Riqui Ricón*
Porque una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, luego que oyó de él, vino y se postró a sus pies. La mujer era griega, y sirofenicia de nación; y le rogaba que echase fuera de su hija al demonio. Pero Jesús le dijo: Deja primero que se sacien los hijos, porque no está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos. Respondió ella y le dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos. Entonces le dijo: Por esta palabra, ve; el demonio ha salido de tu hija. Y cuando llegó ella a su casa, halló que el demonio había salido, y a la hija acostada en la cama (Mar 7.25-30).
La Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, establece que si tú has hecho a Jesucristo el Señor y Salvador de tu vida entonces has Nacido de Nuevo como un(a) Hija(o) de Dios y, de acuerdo a las Palabras de Jesús, tienes todo el derecho a comer del pan de los Hijos que incluye la sanidad divina, la prosperidad, la paz y la dicha de tu alma.
Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma (3 Jn 2).
Luego entonces, ser sano(a) y tener una vida saludable es tu derecho de acuerdo a las Escrituras.
Lo interesante es que muchos Hijos de Dios no lo creen así y por tanto lo dejan caer al piso donde alguien que sí crea (aunque no tenga derecho legítimo) lo podrá hacer suyo.
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan (He 11.6).
La clave para recibir lo que legítimamente es tuyo sigue siendo la fe, esto es, creerle a Dios creyendo Su Palabra. La única forma en que puedes agradar a tu Padre celestial, la única forma en que puedes hacerle esbozar una sonrisa de placer, es cuando actúas con fe, manteniéndote constante y persistentemente creyendo que es Verdad lo que Él te dice y te promete en Su Palabra. Pues, al fin y al cabo, es más que cierto que si Dios lo dijo, entonces, Él lo va a cumplir; si Dios lo hablo, entonces, Él lo va a ejecutar.
Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree [que le cree a Dios creyendo Su Palabra]; al judío primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe [por creerle a Dios creyendo Su Palabra] y para fe [para creerle a Dios creyendo Su Palabra], como está escrito: Mas el justo por la fe [por creerle a Dios creyendo Su Palabra] vivirá (Ro 1.16-17).
¡Esto es lo que hizo la mujer sirofenicia! Ella respondió: “Sí, Señor”. Le reconoció como Señor y al hacer esto, estableció que todo lo que Él dice es cierto, que Su Palabra es la Verdad. Ella no se fue triste, ni avergonzada porque la hubiesen llamado perrillo. Tampoco se hizo la ofendida, sino que la certeza de su fe le permitió ser constante y persistente para creer y obtener de Jesús la liberación de su hija.
Dios no es un hombre, por lo tanto no miente. Él no es humano, por lo tanto no cambia de parecer. ¿Acaso alguna vez habló sin actuar? ¿Alguna vez prometió sin cumplir? Escucha, yo recibí la orden de bendecir; ¡Dios ha bendecido, y yo no puedo revertirlo! (Num 23.19-20 NTV).
Recuerda que no es tu alabanza, ni tu adoración, ni tu humildad lo que agrada a Dios sino tu fe, que es creerle a Dios creyendo Su Palabra. Entonces, una vez que le has creído a Dios creyendo Su Palabra, puedes depositar toda tu confianza en Él, pues sabes que sabes que Dios no miente; sabes que sabes que todo lo que Dios te ha dicho, Él lo va hacer; sabes que todo lo que Dios te ha prometido, Él lo va a cumplir. Ahora sabes que Dios te ha bendecido en Su Palabra y nada, ni nadie, podrá revertirlo.
Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí (Gal 2.20).
Cuando aceptaste a Jesucristo como Señor y Salvador de tu vida, aceptaste que pagó con su muerte en la cruz todos tus pecados, y por tanto, Él te representó en tu propia muerte. Así que, ¡tú moriste con Cristo! También aceptaste Su victoria sobre el pecado y la muerte al resucitar de entre los muertos; con esto, ¡Tú Naciste de Nuevo! Y tienes todo el derecho a vivir una Vida Plena y Abundante.
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).
Ahora, en Cristo Jesús, tienes todo el derecho a vivir la Vida de un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo: ¡La Vida Eterna!
Pues la paga que deja el pecado es la muerte, pero el regalo que Dios da es la vida eterna por medio de Cristo Jesús nuestro Señor (Ro 6.23 NTV).
Entonces, sea cual sea el problema, enfermedad o aflicción que el día de hoy estés enfrentando, puedes hacerlo con la fe del Hijo de Dios, el cual te amó y se entregó a si mismo por ti.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
¡Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti!
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo más maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos  (1 Jn 3.1 BAD).
¡Eres legal y legítimamente un(a) Hijo(a) de Dios! ¡Tienes todo el derecho al pan de los Hijos! ¡Tienes derecho a la sanidad divina! ¡Tienes derecho a la prosperidad! ¡Tienes derecho a la salud de tu cuerpo! ¡Tienes derecho a vivir una Vida Plena y Abundante! ¡Tienes derecho al gozo y a la paz! ¡Tienes derecho a ser feliz!
Jehová de los ejércitos,  Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).
La mujer sirofenicia no tenía estos derechos y aun así obtuvo, por su fe, el milagro que estaba buscando.
Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios (He 12.1-2).
Así que, sin importar lo difícil de tu situación, mantente firme, constante y persistentemente creyendo la Palabra de Dios; pon tus ojos en Jesús, el autor y consumador de tu fe, pues Dios, quien te llamó para ser Hijo(a) Suyo(a), Él actuará conforme a Su Palabra (1 Tes 5.24).
Recuerda que no hay nada imposible para Dios y al que cree, todo le es posible.
Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra (2 P 1.1).
Lo hermoso del Evangelio, las buenas noticias, es que en Cristo Jesús no solamente fuiste justificado(a), perdonado(a), santificado(a) y regenerado(a), esto es, Nacido(a) de Nuevo para ser hecho(a) Hijo(a) de Dios, sino que, además, se tu Padre te dio el regalo de la fe para que puedas recibir todo esto.
para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados (Hch 26.18).
Así es mi amado(a), tú tienes la fe de Jesucristo, que es la misma fe que tenían Pedro, Pablo y los apóstoles. Eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo lleno(a) de la fe de Jesucristo para agradar a tu Padre celestial. Y, ¿cómo le agradas? Pues, de la misma forma que lo hizo la mujer sirofenicia: ¡RECIBIENDO POR LA FE en Jesús! ¡Creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra!
¿Tienes el día de hoy alguna necesidad? Pues encuentra en la Biblia, la Palabra de Dios, las promesas tocantes respecto a dicha necesidad y ve con tu Padre celestial dispuesto(a) a recibir tu milagro por el simple hecho de creerle a Dios, creyendo Su Palabra.
¡Así de fácil!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, en esta hora estoy dispuesto(a) a recibir y creer ese gran Amor con que me has amado. Soy Tu Hijo(a) y tengo derecho a TODO lo que es Tuyo. ¡Gracias, mi Dios! Por ti, amado Jesús, soy sano(a) y soy libre para vivir la clase de vida que Tu deseas para mí. Así que, aunque ande en valle de sombra y de muerte, no temeré mal alguno, porque Tú, Jesús, estás conmigo; declaro, con mi fe puesta en Tu Palabra, que voy a vivir una Vida Plena y Abundante. Tengo derecho a una Vida prospera y saludable, llena de gozo, paz, amor y felicidad. ¡Y la voy a Vivir! Soy un(a) Hijo(a) de Dios y tengo todo el derecho al pan de los Hijos. Así que, nada ni nadie me podrán hacer frente todos los días de mi vida pues Tú, Espíritu Santo, estás en mí y conmigo. ¡Mayor es el que está en mí que el que está en el mundo! ¡Todo lo puedo en Cristo! ¡De todo problema, enfermedad o aflicción, yo, __________ (tu nombre aquí), voy a salir más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús! En el nombre de Jesús. Amén.
 Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011
 

Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Junio         25                        Mar 7.24-37  /  2 Sam 18  /  Dan 11.20-45