miércoles, 29 de febrero de 2012

¡Cómo vivir en plenitud!

Miércoles 8 de Febrero de 2012.
¡Identidad es Plenitud!
Por Riqui Ricón*
Viendo los hermanos de José que su padre era muerto, dijeron: Quizá nos aborrecerá José, y nos dará el pago de todo el mal que le hicimos. Y enviaron a decir a José: Tu padre mandó antes de su muerte, diciendo: Así diréis a José: Te ruego que perdones ahora la maldad de tus hermanos y su pecado, porque mal te trataron; por tanto, ahora te rogamos que perdones la maldad de los siervos del Dios de tu padre. Y José lloró mientras hablaban. Vinieron también sus hermanos y se postraron delante de él, y dijeron: Henos aquí por siervos tuyos. Y les respondió José: No temáis; ¿acaso estoy yo en lugar de Dios? Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo. Ahora, pues, no tengáis miedo; yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos. Así los consoló, y les habló al corazón (Gen 50. 15-21).
Hemos declarado, en el Nombre de Jesús, que este año 2012 es año de luz y libertad en la Plenitud que da tener la identidad de Hijos de Dios Nacidos de Nuevo. La Plenitud de Dios no es tener o poseer cosas, riquezas, ni aún la salud. Sin embargo, el mandato de Nuestro Señor Jesucristo, a la letra, dice así: Porque los gentiles (los que no creen) buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas (Mat 6.32-33).
Como dicen por ahí, primero lo primero, así que, busquemos el reino de Dios. ¿Será que el reino de Dios está lleno de tristeza, pobreza, amargura, temor, desesperación, enfermedad, depresión, etc., y nosotros, como hijos del reino, tenemos que sobrellevar todo esto en humildad, ofreciéndolo como un sacrificio santo y agradable a Dios?
Plenitud es igual a identidad. Significa creer y saber perfecta y cabalmente quien eres tú: un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo, y esto no de una simiente corruptible sino de la incorruptible semilla que es la Palabra de Dios, que vive y permanece para siempre. Significa creer y saber que tu Padre te ama, y que te ama de tal manera que prefirió entregar a Su propio Hijos, Su unigénito, para pagar el costo de TODOS tus pecados (muerte, enfermedad, pobreza, temor angustia, etc.), antes que perderte a ti. Significa CREER y RECIBIR ese Amor para COMENZAR A SER esa(e) Hija(o) que Él DICE EN SU PALABRA que tú ya eres. Significa que, con esta identidad, ahora puedes realmente ESTABLECER el reino de Dios sobre esta Tierra, un reino de JUSTICIA y de Amor. Tú eres Su Hija(o), ¿quién más lo puede hacer?
Mira la historia de José. Dios cumplió Su Palabra y llegó el tiempo en que él dejó de perseguir sus sueños y, ahora, se encontraba viviendo el cumplimiento de todas las cosas. Sabía perfectamente quién era Dios y quién era él. No tenía más temor sino que estaba lleno de fe. Sus hermanos, por el contrario, carecían de identidad y, a pesar de haber disfrutado del amor y la protección de José durante varios años, dudaban y temían, esperando un severo castigo. ¿Merecían castigo? ¡Claro que lo merecían! ¿José necesitaba la satisfacción de la venganza? ¡Claro que no! Él sabía perfectamente quién era y dónde y para qué estaba ahí.
Porque esto me será como en los días de Noé, cuando juré que nunca más las aguas de Noé pasarían sobre la tierra;  así he jurado que no me enojaré contra ti, ni te reñiré. Porque los montes se moverán, y los collados temblarán, pero no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz se quebrantará, dijo Jehová, el que tiene misericordia de ti (Isa 54.9-10).
Así es la naturaleza de tu Padre. Puesto que en Cristo Jesús fue satisfecha la justicia de Dios, Él no anda buscando venganza, ni tampoco hacer justicia. Dios te ama tal como eres, pues Él te ha creado de Nuevo tal como tal como soñó que tú serías. ¡Eres Nueva Creación!
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Co 5.17).
¿Recuerdas al hermano del hijo prodigo? NO PODÍA CREER que su padre estuviera alegre e hiciera fiesta por su hermano perdido. Él necesitaba ver justicia y no misericordia. ¿Por qué? Envidia o celos dirán algunos, pero, más bien, fue a causa de su falta de identidad. No saberse NI CREERSE, hijo de su padre, fue lo que lo orilló a actuar así. Su padre termino por salir y rogarle que entrara y disfrutara DE LO QUE ERA SUYO, DE LO QUE YA LE PERTENECIA, diciéndole: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas. Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado (Luc 15.31).
El evangelio, las nuevas noticias, de Jesucristo no se sustenta en una relación entre el todopoderoso Dios y Sus criaturas, por más espirituales que éstas sean, sino en la relación de Amor que Él, el Todopoderoso Dios, tiene ahora como Padre hacia Sus Hijas e Hijos, o sea, tú y yo.
Escucho constantemente decir cosas como: sí, es cierto, Dios lo dice en Su Palabra, PERO en esta vida tenemos que pagar las consecuencias; ese es el camino angosto y la puerta estrecha; Dios sana al que quiere y al que no, pues no, así es Él; tenemos que aceptar Su Voluntad con humildad y con la esperanza de la vida eterna; Sus promesas se cumplirán allá, cuando estemos con Él, si es que demostramos ser dignos de llegar a Su Presencia.
La cuestión es que, TODO AQUEL que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace (Stgo 1.25). Y la perfecta ley de justicia y libertad, la Biblia, te enseña que Jesucristo ya pagó el precio; que Su sacrificio fue completo, perfecto y acabado; que cuando le recibiste como Señor y Salvador de tu vida, NACISTE DE NUEVO, fuiste hecha(o) espíritu nuevo, creada(o) según Dios en la justicia y santidad de la verdad (Efe 4.24). Te enseña que la Vida Eterna, vida plena y abundante, comenzó en ese instante y no tienes un “allá” y un “acá” sino un aquí y ahora para buscar y establecer el reino de Dios, tu Padre. NO POR LO QUE PUEDAS TENER, ADQUIRIR DE ÉL O POR ÉL, sino porque ERES SU HIJA(O) y eso te basta, pues, lógicamente, incluye todo lo demás que te será añadido.
¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? (Ro 8.31-32).
Así que, como Hija(o) Suya(o) tienes toda la facultad para dejar de ver tus problemas y aflicciones y mirar a Tu Padre y a Su Palabra, pues, sin lugar a duda, saldrás más que vencedor(a) de toda circunstancia.
¡Tienes identidad! ¡Conoces la Verdad y sabes quién eres tú!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, vengo delante de Ti agradecida(o) porque en verdad, yo no era digna(o), pero Tu Hijo, Jesús, al pagar todos mis pecados en esa cruz, me hizo digna(o); yo no era justa(o), pero Él me hizo justa(o); yo no era santa(o), pero Él me hizo santa(o); yo era un(a) pecador(a) y Él me hizo salva(o) y no sólo me salvo sino que me predestinó para que fuese hecha(o) conforme a la imagen de Tu Hijo, Jesús, para que Él fuese el primogénito, el primero, entre muchos hermanos. ¡Gracias, Señor Jesús! Por tu Sangre he sido adoptada(o) como Hija(o) de Dios, Tú Padre y el mío también. Por esto, ahora sé, que sé, que en todas las cosas he de salir más que vencedor(a), pues todo lo puedo en Cristo que me fortalece. ¡Ya he vencido al mundo! Pues mayor eres Tú, Espíritu Santo, que estás en mí, y conmigo, que el que está en el mundo. Hoy tomo mi identidad y con toda certeza y autoridad, resisto y hecho fuera de mi vida toda enfermedad, pobreza, tristeza, depresión, soledad, temor y angustia. Cubro todo mi ser, espíritu, alma y cuerpo, con la Sangre de Jesús y llamo y recibo toda la salud, amor, paz y gozo que Tú, Jesucristo, compraste para mí al morir en la cruz. ¡Soy sana(o)! ¡Soy libre! ¡Soy un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo! Gracias a Ti, Señor Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Febrero 8                               Heb 4.14-6.12 /  Gen 49-50 /  Sal 39

martes, 28 de febrero de 2012

¡Cómo recibir la RESPUESTA de Dios, HOY!


Martes 7 de Febrero de 2012.

¡Lo recibo por la fe en Tu Palabra!

Por Riqui Ricón*

Porque en ti, oh Jehová, he esperado; Tú responderás, Jehová Dios mío (Sal 38.15).

Quiero invitarte hoy a que cierres tus ojos y te hagas la siguiente pregunta: ¿Creo que Dios es digno de confianza? Contestar esta pregunta con toda honestidad, te ayudará a ubicar tu posición respecto a tu Padre celestial.

Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan (He 11.6).

Ser un creyente significa tener fe y esto, a su vez, significa tener la plena certeza de que Dios es digno de confianza. Es estar convencido de que Dios tiene Palabra de Honor. Toda, absolutamente toda, tu relación con Él se basa en la confianza y esto es lo que la fe es: creerle a Dios, creerle a Su Palabra.

Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? He aquí, he recibido orden de bendecir; El dio bendición, y no podré revocarla (Num 23.19-20).

Es por esto que, en este día, puedes estar plenamente segura(o) y acercarte confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro (He 4.16). ¡Dios te va a responder!

Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron (He 4.2).

La lectura del día de hoy nos enseña, en la carta a los Hebreos, que las personas no logran recibir las promesas de Dios por causa de su incredulidad a la Palabra de Dios. Esto no quiere decir que Él se enoja por esto y decide no cumplir Su Palabra a quiénes así proceden. ¡No! ¡De ninguna manera! ¡Dios no puede retirar Su Palabra!

Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come,  así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié (Isa 55.10-11).

Lo que sucede es que todas Sus promesas sólo se reciben por fe, creyéndole a Él. Por eso la única forma de agradarle es con tu fe. Dios te ama y te quiere bendecir, y te ha dado la fe como el vehículo o la herramienta para RECIBIR.

para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados (Hch 26.18).

Ahora bien, si tú has confesado a Jesucristo como el Señor y Salvador de tu Vida, entonces, has Nacido de Nuevo y ahora eres un(a) Hija(o) de Dios. Por lo tanto, eres un(a) creyente y tienes fe para recibir.

Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios…  Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? (1 Jn 5.1a, 4-5).

Así que, tienes la victoria por medio de la fe en Cristo Jesús. Él te ama tanto que prefirió ir a la cruz antes que perderte a ti y tu relación con Él ya no es la de una creatura con su creador sino la de un(a) Hija(o) con su Padre. Pues, eso dice la Biblia que ahora eres tú: un(a) Hija(o) amada de Dios tu Padre.

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, una vez más, quiero darte las gracias por Tu gran Amor con que me amas. Señor Jesús, por lo que hiciste por mí, hoy puedo estar segura(o), sin importar cuáles sean las circunstancias que enfrento, que ¡Tú, mi Padre, me responderás! Yo he creído y conocido Tu Amor. Sé que Tu Palabra, la Biblia, es la Verdad y he decidido confiar plenamente en Ti. Por lo tanto, echo fuera de mi vida toda duda, temor y ansiedad. Declaro que soy un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo. ¡Soy nueva creación! Las cosas viejas pasaron, he aquí que todas son hechas nuevas en mi vida. En el nombre de Jesús, yo le llamo a la sanidad y a la salud de mi cuerpo; llamo a la estabilidad emocional en mi vida, pues ahora sé quién yo soy: le llamo a mi libertad financiera. Creo y declaro que soy la persona que Tú, mi Dios y Padre, dices en Tu Palabra que yo soy. Soy libre y dichosa(o), pues el Todopoderoso está conmigo. ¡Soy sana(o)! ¡Soy libre! ¡Soy próspera! ¡Soy más que vencedor(a)! ¡Todo lo puedo en Cristo! Y, por la Sangre de Jesús, soy dichosa(o) para vivir una vida plena y abundante. Muchas gracias, Señor Jesús. Gracias por esta Nueva Vida en Plenitud que ahora tengo. Gracias por mi sanidad. Gracias por mi salud. Gracias por mi prosperidad. Gracias por el Amor, la paz y el gozo que ahora disfruto. ¡Tú, mi Dios y Padre, me responderás! ¡Lo recibo! En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011




Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Febrero 7                               Heb 3.1-4.13 /  Gen 48 /  Sal 38


lunes, 27 de febrero de 2012

¿Quién soy yo? O ¡Cómo recibir mi Verdadera Identidad!


Lunes 6 de Febrero de 2012.

¡Identifícate!

Por Riqui Ricón*

Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos. Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos. Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos, diciendo: Anunciaré a mis hermanos tu nombre, En medio de la congregación te alabaré.  Y otra vez: Yo confiaré en él. Y de nuevo: He aquí, yo y los hijos que Dios me dio (He 2.9-13).

Es hermoso y edificante encontrar en la Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, escrituras como esta donde claramente se te muestra que el pagar tus pecados, el perdón y la santificación no eran, ni serán, el objetivo por el cual Jesús murió en esa cruz. Tanto pagar todos tus pecados (justificación), como el perdón y la santificación fueron requisitos necesarios para un propósito mayor: hacer de ti un(a) Hija(o) de Dios. Para lo cual, también, tenías forzosamente que Nacer de Nuevo.

Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos (He 2.10).

Es un error, y totalmente contrario a la Verdad, creer que todos los seres humanos son Hijos de Dios.

Vino a lo que era suyo,  pero los suyos no lo recibieron. Mas a cuantos lo recibieron,  a los que creen en su nombre,  les dio el derecho de ser hijos de Dios.  Éstos no nacen de la sangre,  ni por deseos naturales,  ni por voluntad humana,  sino que nacen de Dios (Jn 1.11-13 NIV).

Esto es: No los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como descendientes (Ro 9.8).

Puesto que pensar que todo el mundo es Hijo de Dios significa que no existe diferencia entre un malvado violador y asesino, y un justo, santo y perfecto, entonces, enseñar esto, no puede ser más que una estrategia con el propósito minimizar y denigrar a todo aquel que, en honor a la Verdad, pueda creer que por medio de la muerte y resurrección de Jesús ha sido justificada(o), perdonada(o) y santificada(o) para ser hecha un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo.

Durante siglos, Satanás ha luchado con todas sus fuerzas, y recursos a su alcance (sus mentiras), evitando que los Creyentes Cristianos se enteren que en Verdad son lo que Dios dice en la Biblia que son: Hijos de Dios Nacidos de Nuevo.

Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios (1 Jn 5.1a).

siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).

Dios te ama tanto que prefirió entregar a su propio Hijo antes que perderte a ti. Y lo hizo con el propósito, expreso, de hacerte Su Hija(o).

en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad (Efe 1.5).

Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él (1 Jn 3.1).

Ahora bien, Dios es bueno y te ama a ti, así que, no te hizo Hija(o) Suya(o) para que vivas enferma(o), pobre, triste, amargada(o), deprimida(o), ni fracasada(o). ¡No! ¡Nada de eso es la voluntad de Dios para tu vida!

Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma. Pues mucho me regocijé cuando vinieron los hermanos y dieron testimonio de tu verdad, de cómo andas en la verdad (3 Jn 2-3).

Andar en la Verdad es creer a la Verdad, y ésta es que Jesucristo dio Su Vida para que tú tengas una Nueva Vida como Hija(o) de Dios.

Esta es tu verdadera identidad y el diablo hará todo lo posible para evitar que puedas obtenerla. La buena noticia es que no podrá conseguir su propósito, ya que tú sólo tienes que creer, creerle a Dios, creerle a Su Palabra, pues el justo por la fe vivirá y al que cree, todo le es posible.

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, no encuentro mejor forma de agradecer lo que has hecho por mí que aceptándolo. No encuentro mejor forma de honrar el sacrificio de Tu Hijo Jesús que recibiendo la posición e identidad que Él adquirió para mí al morir en esa cruz. ¡Gracias Jesús! ¡Muchas gracias Señor! Creo y recibo tu grande y eterno Amor por mí. Creo y recibo mi identidad de Hija(o) Tuya(o). Por lo tanto, creo y recibo también todas y cada una de tus promesas. Gracias Señor, porque no hay forma en que yo vaya a perder en esta vida. Gracias Padre porque no me has dejado nunca, ni me dejarás, porque me has amado con tan grande amor y me has hecho tu Hija(o). Por lo que Tú hiciste en la cruz, Señor Jesús, y por Tu Palabra, ¡Soy sana(o)! ¡Soy libre! ¡Soy próspera! ¡Soy más que vencedor(a)! ¡Todo lo puedo en Cristo! Y, por la Sangre de Jesús, soy dichosa(o) para vivir una vida plena y abundante. Muchas gracias, Señor Jesús. Gracias por esta Nueva Vida en Plenitud que ahora tengo como Hija(o) de Dios. Gracias por mi sanidad. Gracias por mi salud. Gracias por mi prosperidad. Gracias por el Amor, la paz y el gozo que ahora disfruto. En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011




Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Febrero 6                               Heb 2 /  Gen 46.28-47.31 /  Sal 37


domingo, 26 de febrero de 2012

¡Cómo recibir hoy el Amor del Padre!

Domingo 5 de Febrero de 2012.
¡Jesús te ama!
Por Riqui Ricón*
¡Cuán preciosa, oh Dios, es tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas. Serán completamente saciados de la grosura de tu casa, Y tú los abrevarás del torrente de tus delicias. Porque contigo está el manantial de la vida; En tu luz veremos la luz (Sal 36.7-9).
La Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, nos enseña que la misericordia del Señor llega hasta los cielos y Su fidelidad alcanza hasta las nubes (Sal 36.5). Estas son buenas noticias (Evangelio), pues, no tienes que esperar hasta presentarte delante del Juez de toda la tierra, sino que, también aquí y ahora, viviendo en Su Presencia, como un(a) Hija(o) de Dios, tú ya estás amparada(o) bajo la sombra de Sus alas y serás completamente saciada(o) de la grosura de Su casa.
¡Qué hermoso es creerle a Dios! ¡Qué maravilloso es creerle a su Palabra! Poderle decir en la intimidad de la comunión, “Padre, Tú eres el manantial de mi vida y yo bebo del torrente de tus delicias. ¡En Tu luz yo veo la luz!”
La razón por la que los hijos de los hombres se acercan a nuestro Dios y Padre, no es el temor sino Su infinita misericordia. Ellos, sin conocerle, apelan a Su misericordia, pero, ¿Habrá algo más grande que Su misericordia? ¡Sí! ¡Su Amor de Padre! Esta es nuestra razón para acercarnos a Él. Esta es nuestra razón para estar con Él. Esta es nuestra razón para vivir con Él, por Él y para Él.
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados (llamados por Él) hijos de Dios (1 Jn 3.1a).
Acerca de Jesucristo la Escritura dice: Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi Hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy, y otra vez: Yo seré a él Padre, Y él me será a mí hijo? (He 1.5).
Acerca de ti y de mí Dios declara: El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios… Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos (Ro 8.16, 29).
Antes, como un(a) hija(o) de los hombres, te refugiabas bajo la misericordia de Dios, hoy, sabes quién tú eres: un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo, amparada(o) entre los brazos de Amor de tu Padre celestial.
¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? (Mat 7.9-11).
Así que, en verdad, ¿cuál es el problema, enfermedad o necesidad que hoy te aflige? ¡Dios está contigo! ¿Cuál es el problema, enfermedad o necesidad que hoy te angustia? ¡El Todopoderoso Dios es tu Padre! ¿Cuál es el problema, enfermedad o necesidad que hoy te preocupa? ¡Jesús es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por ti delante de tu Padre!
Jesús nos enseñó a orar: “Padre nuestro que estas en los cielos…”. Él, sobre todas las cosas, quiere que te enteres que, por Su sacrificio en la cruz, por Su Sangre derramada hasta la última gota por Amor a ti, Jesús pagó todos tus pecados, la Justicia de Dios fue satisfecha, has sido perdonada(o) y se te ha otorgado una Nueva Naturaleza. Ahora eres un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo. ¡Un(a) Hija(o) del Rey!
Sólo de esta forma, por medio de la fe en nuestro Señor y Salvador y Sumo Sacerdote y Hermano Mayor, Jesucristo, podemos acercarnos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro (He 4.16).
¡Sí! ¡Así es! Por Su gracia y misericordia, por Su muerte y resurrección y por Su Amor de Padre, el día de hoy, tienes, en Cristo Jesús, respuesta a TODAS tus necesidades, cualesquiera que estas sean. ¡Jesús te ama!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, ¿qué puedo decir a todo esto? Si Tú, mi Dios, estás conmigo, ¿quién contra mí? Si no escatimaste ni a Tu propio Hijo, sino que lo entregaste por amor a mí, ¿cómo no me dará también con él todas las cosas? ¿Quién me acusará siendo escogida(o) de Dios? Dios es el que me justifica. ¿Quién es el que me condenará? Cristo es el que murió por mí; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por mí. ¿Quién me separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas yo, ______________ (pon tu nombre aquí), soy más que vencedor(a) por medio de aquel que me amó. Por lo cual estoy segura(o) de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada me podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús mi Señor. Por lo tanto, declaro que de todo problema, enfermedad o aflicción, he de salir más que vencedor(a). ¡Todo lo puedo en Cristo Jesús! ¡Soy sana(o)! ¡Soy libre! ¡Soy prospera(o) en todas las cosas! ¡Soy feliz y dichosa(o)! ¡Soy un(a) Hija(o) de Dios! En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Febrero 5                               Heb 1 /  Gen 45:1-46.27 /  Sal 36

viernes, 24 de febrero de 2012

¡Cómo vivir con plena certeza de Plenitud!


Sábado 4 de Febrero de 2011.

¡Es la Palabra de Dios!

Por Riqui Ricón*

Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria? Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían (Luc 24.25-27).

Usualmente, cuando asistes a una conferencia o convivencia donde se habla y reflexiona de la Biblia como la Palabra de Dios, te sientes animada(o) y confiada(o) ante las circunstancias que tienes por delante pues tu espíritu, tu verdadero yo, ha sido alimentado y fortalecido con poder.

Sin embargo, cuando permites que sean las circunstancias, lo complicado del problema, lo fuerte de una discusión, la mala noticia del diagnóstico médico, la carencia de recursos, etc., quienes regulen tu estado de ánimo, entonces, te sentirás triste y abatido. Puedes, inclusive, entrar a un estado mental de confusión donde el temor y la angustia te dominen.

De esta forma, tres días después de que Jesús había sido asesinado en una cruz, unos de Sus discípulos caminaban tristes y confundidos hacia la aldea llamada Emaús. Entonces, Jesús se presentó ante ellos Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían.

De pronto, algo sucedió en la vida de estos hombres al grado de olvidarse de su tristeza y del propósito y la relevancia de su viaje, ya fuesen asuntos de negocios, religiosos o familiares, todo pasó a segundo término. ¿Cómo o por qué pasó esto?

Si piensas que este radical cambio de ánimo y de actitud ante las circunstancias fue producto del prodigio de ver vivo a su Maestro y contar una vez más con su Presencia, quiero que notes que, al final, de todos modos, terminaron igual, sólos y sin el Maestro. Sin embargo,…

Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras? Y levantándose en la misma hora, volvieron a Jerusalén, y hallaron a los once reunidos, y a los que estaban con ellos, que decían: Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón. Entonces ellos contaban las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo le habían reconocido al partir el pan (Luc 24.32-35).

Fe viene cuando acudes a la Biblia con la actitud correcta, esto es, considerándola lo que en verdad es, la indiscutible e infalible Palabra de Dios. Cada una de las palabras que se encuentran escritas en tu Biblia han salido de la boca de Dios, fueron pronunciadas, primeramente, por Él. Así, la fe fluye cuando entiendes que, si Dios lo dijo, entonces, necesariamente, se va a cumplir; si Dios lo hablo, entonces, sin lugar a dudas, se va a ejecutar.

Puedes pensar, como yo solía hacerlo, “muy bien, estoy de acuerdo, pero ¿quién o cómo se va a cumplir? ¿Quién o cómo se va a ejecutar?” Cuando descubrí la respuesta a estas interrogantes quedé asombrado de lo fabuloso y sencillo que es el Plan de Dios para nuestras vidas, pues la única respuesta es: ¡La Palabra de Dios!

¿Cómo? –pensarás- ¿La Palabra de Dios va a realizar lo que la Palabra de Dios dice? ¡Claro! Pues es, precisamente, Su Poder para cumplirse así misma lo que la define como Palabra de Dios.

El mejor ejemplo para explicar esto se lo escuche decir a Kenneth Copeland: supongamos que el Señor Jesús se manifestase físicamente delante de nosotros y al saludarnos nos dijese, “Hola, miren que bonita tarde de domingo estamos teniendo hoy”, tú y yo estaríamos tentados a replicarle, “pero Señor, hoy es sábado por la mañana”, y eso, mi amada(o), sería un grave error, pues estaríamos pasando por alto un pequeño, pero muy significante, detalle: ¡Él es Dios! Y todo, absolutamente TODO, LO QUE Él dice, las Palabras que salen de Su boca, se cumplen sin faltar ni una de ellas.

Así que, por el hecho de que las palabras “bonita tarde de domingo” salieron de Su Boca, ¿qué piensas tú que sucederá? ¡Desde luego! Sin importar fecha, ni día, ni hora, se volverá una bonita tarde de domingo.

Tienes que llegar a un punto en tu relación con Dios, en el que comprendas que cada vez que dices que la Biblia es la Palabra de Dios, estás confesando que la Biblia tiene el poder intrínseco para cumplirse a sí misma.

Por lo tanto, si buscas en la Biblia TODO aquello tocante a tu necesidad o petición y lo pones en tu boca, mente y corazón, declarando que crees que lo recibes porque es la Palabra de Dios, entonces, sin lugar a dudas, te vendrá, ¡es la Palabra de Dios!

Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá (Mar 11.24).

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, en este día vengo a Ti con la total certeza y la plena confianza a Tu Palabra. Estoy profundamente agradecida(o) por Tu Gran Amor. Hoy sé que me amas tanto que preferiste entregar a Tu propio Hijo antes que perderme a mí, y que, aunque yo estaba muerta(o) en mis delitos y pecados, por este Tu Gran Amor con que me has amado, me diste Vida juntamente con Cristo Jesús; por Tu Gracia soy salva(o) por medio de la fe, y aún ésta última no es mía sino que es un regalo Tuyo. ¡Cuán Grande y Hermoso Eres mi Señor! ¡Cuán maravilloso es Tu Amor por mí! En esta hora me pongo de acuerdo con Tu Eterna e Infalible Palabra para creer y declarar que, por el Nuevo Pacto en la Sangre de Jesús, creo y recibo mi sanidad. Me declaro libre de toda dolencia y enfermedad. Hablo salud y bienestar a cada célula, tejido, órgano y sistema de mi ser. Rechazo todo miedo, pues yo no he recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que he recibido el espíritu de adopción y hoy puedo decir, Abba, Padre. Pongo mis ojos, emociones y sentimientos en Ti, Señor Jesús, quien eres el autor y consumador de mi fe. ¡Soy sana(o)! ¡Soy libre! ¡Soy próspera! ¡Soy más que vencedor(a)! ¡Todo lo puedo en Cristo! Y, por la Sangre de Jesús, soy dichosa(o) para vivir una vida plena y abundante. Muchas gracias, Señor Jesús. Gracias por esta Nueva Vida en Plenitud que ahora tengo. Gracias por mi sanidad. Gracias por mi salud. Gracias por mi prosperidad. Gracias por el Amor, la paz y el gozo que ahora disfruto. Gracias porque por Tu Palabra, la Biblia, sin lugar a dudas, soy y recibo todo esto que he declarado delante de Tu Presencia. En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011




Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Febrero 4                               Luc 24.13-53  /  Gen 44  /  Sal 35