jueves, 27 de diciembre de 2018

¡Cómo activar tu FE!


8 de Enero

¡Creyendo lo que Dios dice en Su Palabra, la Biblia!

Por Riqui Ricón*

Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia (Gen 15.6).

Lo más extraordinario de las buenas noticias que Dios tiene para ti este año es que se reciben por fe, esto es, creyéndole a Dios creyendo Su Palabra.

Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido; por lo cual también su fe le fue contada por justicia (Ro 4.19-22).

Ante la contundente realidad de sus circunstancias (su avanzada edad y la esterilidad de su esposa), las cuales le hablaban fuertemente diciendo que moriría sin tener descendencia, aquí puedes mirar a Abraham pensando: “bueno, es cierto que ya estoy viejo y Sara es estéril, pero Él es Dios, el Todopoderoso, no hay nada imposible para Él, así que si Él dice que voy a tener descendencia, entonces es seguro que así sucederá”.

¡Este simple razonamiento lo puso en la posición de creyente y le fue contado por justicia!

Dios te habla, fuerte y claro, todos los días por medio de Su Palabra, la Biblia. En ella, tu Padre te ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina (1 P 1.4).

Para hacer de este año el mejor año de tu vida la lógica que tienes que aplicar es muy sencilla:

·         Dios te ama tanto, que prefirió entregar a Su Propio Hijo, para que pagase todos tus pecados, antes que perderte a ti.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16.17).

·         La Biblia, la Palabra de Dios, fue hablada para que creyeras y recibieras bendición, para hacer de tu vida una vida llena de la plenitud de Dios.

Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones (2 P 1.19).

Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino (Sal 119.105).

·         ¡Tú eres un(a) Hijo(a) amado(a) de Dios!

Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios (1 Jn 5.1a).

MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos  (1 Jn 3.1).

Puesto que fluyen de la Palabra de Dios, estos tres razonamientos deben estar firmes y claros dentro de tu corazón. Recuerda siempre que si Dios lo dice, entonces Él lo va a cumplir; si Dios lo habló, entonces Él lo va a ejecutar.

Entonces, la fe (creerle a Dios creyendo Su Palabra), es una garantía, pues ahora tienes la certeza de aquello que estás esperando y estás convencido de esas cosas que aún no ves, pues aunque parezca redundante, si Dios lo dijo, entonces Él lo va a cumplir; si Dios lo habló, entonces Él lo va a ejecutar.

Por lo demás, hermanos míos, alégrense en el Señor. Para mí no es molestia volver a escribirles lo mismo, y a ustedes les da seguridad (Fil 3.1).

La fe, creerle a Dios creyendo Su Palabra, es un seguro de vida; y no de cualquier tipo de vida, sino de la Vida Eterna. La Escritura lo asegura así: para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

¿Te das cuenta por qué creerle a Dios, creer a Su Palabra, te es tomado por justicia?

Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe [por creerle a Dios creyendo Su Palabra] y para fe [para creerle a Dios creyendo Su Palabra], como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá [por creerle a Dios creyendo Su Palabra] (Ro 1.16-17).

Con todo esto en mente, ahora hazle frente a tu situación actual.

¿Habrá algo que Dios, el Todopoderoso, no pueda hacer por ti? ¡No! ¡Él todo lo puede!

¿Habrá algo que Dios, tu Padre, no quiera hacer por ti? ¡No! ¡Él te ama y te ha dado Su Palabra!

Así que, deja de tener miedo y de dudar acerca de lo que este año tiene para ti. Cobra ánimo y sé valiente.

Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado (1 Tim 6.12).

Te lo aseguro, al que cree todo le es posible.

Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).

Tú le crees a Dios. ¿Verdad? Por eso, es de vital importancia que este año tengas el firme propósito de leer y meditar la Palabra de Dios todos los días poniéndola en tu boca, mente y corazón, pues Él te asegura que entonces [no antes, ni después, ni de ningún otra forma], harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.

Así pues, este año activa tu FE creyéndole a Dios TODO lo que dice acerca de ti en Su Palabra, la Biblia.



Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, hoy quiero darte las gracias por tanto y tan grande amor. Lo que hiciste por mí al entregar a Tu propio Hijo para pagar mis pecados en mi lugar, es algo tan maravilloso que nunca dejaré de agradecértelo. Señor Jesús,  por Tu muerte y resurrección, ahora yo tengo Vida Eterna y tengo entrada por un mismo Espíritu al Padre. Cada día comprendo más que yo soy la persona que Tú, mi Dios, dices que soy: ¡Un(a) Hijo(a) amado(a) del Rey! Por lo tanto, estoy seguro(a) que Tú, Espíritu Santo, y yo, haremos de este año el mejor año de nuestra vida. No voy a dar lugar al miedo, ni a la duda, ni a la incredulidad. ¡Voy a creer solamente! ¡Creo que por Tus heridas soy sano(a), Señor Jesús! ¡Creo que es Tu deseo que yo prospere en todo y que tenga salud, así como prospera mi alma! ¡Creo que todo lo puedo en Cristo que me fortalece! ¡Creo que mayor es el que está en mí, que el que está en el mundo! ¡Creo que este año voy a salir más que vencedor en todas las cosas, por medio de Tu Amor, mi Dios! Lo creo en el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012



Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Enero 8                                 Luc 9.1-27   /  Gen 15 /  Sal 8



¡Cómo comenzar el año en salud, gozo y paz!



7 de Enero

¡No temas, cree solamente!

Por Riqui Ricón*

Jehová Dios mío, en ti he confiado; Sálvame de todos los que me persiguen, y líbrame (Sal 7.1).

La Biblia, que es la Palabra de Dios, y no miente, te enseña en el Salmo 84 que el hombre o la mujer que confía en Dios es dichoso(a). Entonces, parece que realizar una vida dichosa, plena y en paz sobre la tierra, sí es posible y depende de tu confianza en Dios. Depende de si en verdad le crees a Dios creyendo Su Palabra.

Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).

Confiar en Dios es sencillo, sólo necesitas saber que Él no miente. ¡Él no puede mentir! ¡Él es Dios!

Confiar en Dios significa CREER que Él cumplirá todas y cada una de Sus Palabras. Por otro lado, desconfiar de Dios significa creer que Él es deshonesto y mentiroso, que no es digno de confianza.

Satanás, tu adversario, es el único interesado en que desconfíes de la Palabra de Dios y ponerte en el dilema de tu vida: dado que Él es Dios, desconfiar de Él significa pensar que algunas de las cosas que ha dicho las dijo con mala intención.

Si él logra hacerte dudar de la Biblia, entonces logrará hacerte temer por tu vida, por tu salud, por tu economía, por tu familia, ¡por todo!

Es por esto que el secreto para vivir una vida dichosa es simple:

El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré (Sal 91.1-2).

Así que, confiar en Dios significa tener la certeza, la plena convicción de que Él es honorable, esto es, que Dios si tiene Palabra de Honor. Por esto, y no por otra cosa, hoy puedes tú estar seguro(a) que Él te salvará de todos los que te persiguen y te librará de todo mal, pues tú, en Dios has confiado.

Entonces vino un varón llamado Jairo, que era principal de la sinagoga, y postrándose a los pies de Jesús, le rogaba que entrase en su casa; porque tenía una hija única, como de doce años, que se estaba muriendo. Y mientras iba, la multitud le oprimía. Pero una mujer que padecía de flujo de sangre desde hacía doce años, y que había gastado en médicos todo cuanto tenía, y por ninguno había podido ser curada, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; y al instante se detuvo el flujo de su sangre (Luc 8.41-44).

Tanto Jairo, como la mujer que padecía de flujo de sangre, pusieron su confianza en Jesús. Ellos sabían, que sabían, que Jesús les iba a responder con un milagro. No dudaron por incredulidad, ni trataron de manipularlo haciéndole sentir lástima por ellos. ¡La mujer ni siquiera le preguntó! Simple y sencillamente fue y tomó su milagro, porque decía dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva (Mat 9.21).

Por favor pon mucha atención a las Palabras que Jesús le dijo a Jairo cuando, a éste último, vinieron a decirle que no recibiría el milagro que estaba esperando, pues su hija ya estaba muerta y nada más se podía hacer:

Oyéndolo Jesús, le respondió: No temas; cree solamente, y será salva (Luc 8.50).

Lo que Dios te pide aquí, es que dejes de poner tu atención, tu vista y corazón, en lo difícil de tu situación o en lo grave y definitiva que pueda ser tu enfermedad, pues eso sólo te producirá temor y anulará tu fe.

Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? (Mat 14.30-31).

Concentrarte en los hechos y en las circunstancias sólo produce miedo. Sin embargo cuando pones toda tu atención a la Verdad, que es la Palabra de Dios, entonces ésta produce fe y te hace libre.

Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (Jn 8.31-32).

Jesús te dice, el día de hoy: ¡CREE SOLAMENTE! ¡Pon tu mente, vista y corazón en mi Palabra! ¡Yo no miento, ni lo haré jamás! ¡Primero el cielo y la tierra dejan de ser, antes que Yo deje de cumplirte mi Palabra! ¡Te amo tanto que preferí ir a la cruz, para pagar todos tus pecados, antes que perderte a ti! ¡El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengas vida, y para que la tengas en abundancia! Jn 10.10).

El problema con la enfermedad, como con la mayoría de las aflicciones, es que le damos mayor credibilidad a los síntomas, estudios y palabras del médico que a la Palabra de Dios. No estoy diciendo que la medicina y los doctores sean malos, ya que Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación (Stgo 1.17).

Lo que sí te estoy diciendo es cómo puedes tú ser sanado(a) hoy. Deja de poner tu atención, emociones y corazón en esas cosas que te están llenando de miedo para hacerte dudar. No temas, cree solamente, pues al que le cree a Dios TODO le es posible. Decídete y haz que en tu mente, boca y corazón, Dios, tu Padre, sea una persona con Honor.

Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? He aquí, he recibido orden de bendecir; El dio bendición, y no podré revocarla (Num 23.19-20).

Tú eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. El precio que se pagó por tu Nueva Naturaleza fue tan alto y lleno de Amor, que es absurdo pensar que ahora tu Padre celestial esté sentado y con los brazos cruzados mientras que tú padeces aflicciones.

¡Él YA HABLÓ la Palabra! ¡La orden de bendición ya está sobre tu vida! ¡El precio de tu sanidad y redención ya se pagó! ¡Su Sangre fue derramada! ¡El Nuevo Pacto fue establecido y nada, ni nadie, pueden robarte lo que legítimamente es tuyo!

Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados (Isa 53.4-5).

Recuerda que, ningún dolor, circunstancia o enfermedad, podrán jamás estar por encima de la Palabra de Dios.

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, hoy estoy decidido(a) a recibir lo que con tanto Amor pagaste para mí. Por el Nuevo Pacto en la Sangre de Jesús, creo y recibo mi sanidad. Me declaro libre de toda dolencia y enfermedad. Hablo salud y bienestar a cada célula, tejido, órgano y sistema de mi ser. Rechazo todo miedo, pues yo no he recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que he recibido el espíritu de adopción y hoy puedo decir, Abba, Padre. Pongo mis ojos, emociones y sentimientos en Ti, Señor Jesús, quien eres el autor y consumador de mi fe. Pongo mis ojos y mi fe en Tu Palabra. Creo y declaro que, ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy más que vencedor(a)! ¡Todo lo puedo en Cristo! ¡Soy dichoso(a), pues yo en Ti confío! Y, por la Sangre de Jesús, tengo todo el derecho para vivir una vida plena y abundante. Muchas gracias, Señor Jesús. Gracias por esta Nueva Vida en Plenitud que ahora tengo. Gracias por mi sanidad. Gracias por mi salud. Gracias por mi prosperidad. Gracias por el Amor, la paz y el gozo que ahora disfruto. En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012



Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Enero 7                                 Luc 8.26-56   /  Gen 13-14 /  Sal 7

¡Cómo dar fruto al ciento por uno este año!



6 de Enero

¡Tú eres Tierra Fértil!

Por Riqui Ricón*

Esta es, pues, la parábola: La semilla es la palabra de Dios (Luc 8.11).

Es realmente asombroso que durante casi 2000 años, la Iglesia ha tenido en sus manos este fabuloso secreto, revelado por Jesucristo a sus discípulos: ¡La Semilla es la Palabra de Dios!

De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto (Jn 12.24).

¡La semilla es la Palabra de Dios! Esto quiere decir que la Biblia tiene la capacidad de hacer surgir la vida donde antes no la había.

porque en vosotros se ha operado un nuevo nacimiento, que ya no es debido a una simiente corruptible, sino a la incorruptible y permanente palabra de Dios. (1 Ped 1.23 CST).

Así, la Vida totalmente Nueva que ahora puedes gozar gracias a la muerte y resurrección de Jesucristo es el fruto de esa semilla incorruptible que es la Eterna e Infalible Palabra de Dios: ¡La Biblia!

Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve,  y no vuelve allá,  sino que riega la tierra,  y la hace germinar y producir,  y da semilla al que siembra,  y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca;  no volverá a mí vacía,  sino que hará lo que yo quiero,  y será prosperada en aquello para que la envié (Isa 55.10-11).

En este tiempo tan emocionante que te ha tocado vivir, es de capital importancia que te des cuenta que la Biblia es la simiente, la semilla, de donde proviene la realización de tu vida como un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.

Porque te tomé de los confines de la tierra, y de tierras lejanas te llamé, y te dije: Mi siervo eres tú; te escogí, y no te deseché. No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia (Isa 41.9-10).

Tu fuente (el que te sustenta), no son los recursos que puedas obtener de tu empleo o negocio, tampoco lo son tus conocimientos o preparación académica, ni tu nombre, ni abolengo; ¡Tu fuente es Dios y Su Palabra es tu semilla!

Tú no eres un ser humano creado al azar o por casualidad. Has sido comprado(a) y rescatado(a) a precio de Sangre, y ahora tienes propósito y razón para estar viviendo en esta Tierra y en este tiempo. Solamente la Palabra de Dios, la Biblia, es la fuente, la semilla que te define a ti mismo(a), para que puedas llegar a la realización de dicho propósito y dar fruto.

Mas la que cayó en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia (Luc 8.15).

Por la Palabra de Dios, porque Dios así lo dice, y porque Jesucristo lo estableció con el Nuevo Pacto en Su Sangre, tú ya no eres un ser humano creado al azar o por casualidad, eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y con corazón bueno y recto retienes la Palabra oída, y das fruto con perseverancia.

Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres, y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios (Eze 36.26-28).

A veces me pregunto, cómo es que sabiendo esto, hay Hijos de Dios que viven sus vidas regidos por el temor, las dudas, el rencor, el remordimiento y un montón de emociones, que los atrapan e inutilizan, siendo ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida[se vuelven ineficaces] y no llevan fruto (Luc 8.14).

El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida (Jn 6.63).

¡La Palabra de Dios es la semilla incorruptible que te ofrece la Vida Eterna!

¿Cuáles son las razones por las que podrías no cuidar, ni atesorar semejante semilla, que es espíritu y vida a la vez?

Hace algún tiempo escuché al doctor Jerry Savelle dar respuesta a esta pregunta. Él afirma que sólo hay dos razones posibles para dicha conducta incongruente en la vida de los que profesan creer el Evangelio: o es porque no lo saben, o es porque no lo creen.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Es posible que haya personas que no sepan que Dios los ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderlos a ellos para siempre.

MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jn 3.1 BAD).

Es posible que haya personas que no sepan que Dios los ama tanto que los ha destinado a ser llamados Hijos de Él por medio del sacrificio de Jesús.

Quizá ellos no lo saben, pero ¿y tú?

La buena noticia (el Evangelio), es que Dios mismo dice en la Biblia que ahora tú eres Su Hijo(a) NACIDO(A) DE NUEVO y que de acuerdo a las promesas del Nuevo Pacto, Él YA te ha dado un corazón y un espíritu nuevo donde pueda habitar Su propio Espíritu, el Espíritu Santo.

¡Tienes un corazón Nuevo!

»Vienen días —afirma el SEÑOR—en que haré un nuevo pacto con el pueblo de Israel y con la tribu de Judá. No será un pacto como el que hice con sus antepasados el día en que los tomé de la mano y los saqué de Egipto, ya que ellos lo quebrantaron a pesar de que yo era su esposo —afirma el SEÑOR—. »Éste es el pacto que después de aquel tiempo haré con el pueblo de Israel —afirma el SEÑOR—: Pondré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Ya no tendrá nadie que enseñar a su prójimo, ni dirá nadie a su hermano: “¡Conoce al SEÑOR!”, porque todos, desde el más pequeño hasta el más grande, me conocerán —afirma el SEÑOR—. Yo les perdonaré su iniquidad, y nunca más me acordaré de sus pecados.»  (Jer 31.31-34 NVI).

Tu Nuevo corazón fue creado por la Palabra de Dios y es perfecto para recibir todo lo que en ella está escrito. Tu Nuevo corazón fue diseñado por Dios para albergar Su Palabra y para dar fruto al ciento por uno.

¿No es fabuloso saber que eres tierra fértil y que ahora tú tienes un corazón nuevo y especial donde la Palabra de Dios, la semilla, va a germinar para dar fruto al ciento por uno? El Espíritu Santo está ahí adentro, contigo, en tu corazón, para asegurarse de que así suceda. ¡No depende de ti! ¡Él lo prometió y ya lo cumplió! A ti te toca creer, porque, recuerda, al que cree todo le es posible.

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, hoy quiero decirte que te amo con todo mi corazón; que estoy profundamente agradecido por lo que has hecho por mí y en mí. Precioso Señor Jesús, con Tu muerte y resurrección me dotaste de un nuevo corazón y ahora Tú, Espíritu Santo vives en mí. Yo soy esa buena tierra, tierra fértil donde Tu Palabra, la Biblia, ya está dando fruto. Declaro que, ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios NACIDO(A) DE NUEVO y, por lo tanto, tengo un corazón bueno y recto para retener la Palabra de Dios y DAR FRUTO con perseverancia! Así que, conforme a Tu Palabra, oh Dios, Apártense de mí, todos los hacedores de iniquidad; Porque el Señor ha oído mi oración. Jehová ha oído mi ruego; Ha recibido Jehová mi oración. Se avergonzarán y se turbarán mucho todos mis enemigos; Se volverán y serán avergonzados de repente, pues de todo problema, angustia o enfermedad, yo, __________ (tu nombre aquí), he de salir más que vencedor(a) por medio de Tu Amor, mi Señor Jesús. ¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece! ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy Hijo(a) del Rey! En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Enero 6                                 Luc 8.1-25   /  Gen 12 /  Sal 6