Domingo 8 de
Abril de 2012.
¡El ángel se equivocó!
Por Riqui Ricón*
Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a
Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a
Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma; que guardes
los mandamientos de Jehová y sus
estatutos, que yo te prescribo hoy, para
que tengas prosperidad? (Deu 10.
12-13)
¡Propósito! ¡Siempre propósito!
Jamás Dios ha hecho algo con despropósito. Él es Amor y por el gran amor con
que te ha amado te dio Su Palabra. La Biblia fue dictada por Dios para tu
beneficio y bendición: PARA QUE TENGAS PROSPERIDAD. La palabra prosperidad
tiene, en la Biblia, el significado de Plenitud, esto es, sin carencias y sin
temor alguno.
Amado, yo deseo que tú seas
prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma (3 Jn 2).
La Voluntad de Dios, Su deseo,
para tu vida, no puede ser más simple, sencilla y hermosa que verte vivir en
plenitud: prospera(o), en salud, llena(o) de paz, gozo y amor en tu alma que es
la parte de tu ser donde radican tus pensamientos, emociones, sentimientos y
voluntad.
- Pero, pero, Riqui Ricón, yo no
tengo nada de eso, ni siquiera he sido un(a) buen(a) cristiana(o). Soy
demasiada poca cosa para que Dios me trate así como tú dices.
Puede ser que así sea como te ves
a ti misma(o), sin embargo, la Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente,
dice otra cosa muy diferente. La Biblia te muestra como Dios te mira:
Si tú de mañana buscares a Dios, Y rogares al Todopoderoso; Si fueres limpio y recto, Ciertamente luego se despertará por ti, Y hará próspera la morada de tu justicia. Y aunque tu principio haya
sido pequeño, Tu postrer estado será muy grande (Job 8. 5-7).
Amada(o), pon ya un alto a tus
temores y dudas; deja de escuchar esas palabras de fracaso, desánimo y derrota
y decide CREER. Creerle a Aquel que te ha amado de tal manera que prefirió entregar
a Su propio Hijo para pagar el justo precio de tus pecados, fracasos, dudas y
derrotas, antes que perderte a ti.
- Pero, pero, ahí dice que si yo
fuere limpia(o) y recta(o) y, la verdad, yo no lo he sido.
Pero Dios, que es rico en
misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos
en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos
resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo
Jesús, para mostrar en los siglos
venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros
en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos
por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie
se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras,
las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas (Efe 2. 4-10).
Tienes que comprender hoy que no
se trata de lo que hayas hecho o estés haciendo, sino de lo que Él YA HIZO por
ti en la cruz. Este es Su Plan perfecto y el propósito para tu vida. En el
mismo libro de Efesios, en el capítulo 4, versículo 23, Dios dice que la (el)
nueva(o) mujer (hombre) que tú YA ERES en Cristo Jesús, fue creada(o), por Dios
mismo, en la justicia y santidad de la
verdad. Y, debes
tener siempre presente que Dios no puede mentir.
porque con una sola ofrenda (Jesús
mismo) hizo perfectos para siempre a los santificados (He 10.
14).
Si has hecho a Jesucristo el
Señor de tu vida, aceptando el precio que pagó en la cruz por ti, entonces, de
acuerdo a la Biblia, tú eres ya un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo y no de simiente corruptible sino de incorruptible,
por la Palabra de Dios, que vive y permanece para siempre (1 P 1.
23). Es la mismísima Palabra de Dios la que te hace Hija(o) de Dios y lo ha
hecho así para tu provecho, para que te vaya bien y seas prosperada(o) para
siempre.
Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras;
porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está
aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el
Señor. E id pronto y decid a sus
discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de
vosotros a Galilea; allí le veréis. He aquí, os lo he dicho. Entonces ellas, saliendo del
sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas a sus
discípulos. Y mientras iban a dar las nuevas a los discípulos, he aquí, Jesús les salió al
encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies, y le
adoraron. Entonces Jesús les dijo: No temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y
allí me verán (Mat 28. 5-10).
Esta porción de la Escritura me
causa gracia y mucho amor por mi Señor Jesús. Fíjate muy bien porque para Él es
tan importante que estés consiente de quién ahora tú eres, aceptando tu nueva
identidad, que está asentado en la Escritura como Jesús tuvo que corregir
inmediatamente y en persona el error de uno de sus ángeles.
El ángel dijo a las mujeres,
vayan a Galilea y ahí verán al Señor, sin embargo, Jesús se les apareció
inmediatamente, ¿por qué? Porque ese ángel cometió un tremendo error de identidad llamándoles
discípulos a los ahora hermanos de Jesús. Por eso, el Señor mismo, en persona,
tuvo que corregir sus planes de verlos en Galilea y acudir inmediatamente para
establecer en la Biblia que ahora tú eres su propia(o) hermana(o). ¡Asombroso!
Ellos, como tú y yo, tuvieron un
inicio insignificante como seres humanos comunes y corrientes, llenos de
delitos y pecados, pero, por Su Palabra y gran Amor, terminaron siendo Hijos
del Dios vivo y verdadero. Ahora son hermanos de Jesús, exactamente como tú y
yo.
Porque a los que antes
conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de
su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos (Ro 8.29).
¡Gloria a Dios! ¡El ángel se
equivocó!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, en esta
hora te doy gracias porque puedo darme cuenta lo importante que es para Ti que
yo esté consciente de quién soy ahora en Cristo Jesús. Soy Tu Hija(o) amada(o)
y tengo todo el derecho a vivir como tal, creyéndote a Ti, creyendo a Tu
Palabra. Tú has establecido, claramente, que por las heridas de Jesús yo soy
sana(o); que bienes y riquezas hay en mi casa; que la paz que sobrepasa todo
entendimiento llena mi mente y corazón. Por esto, y mucho más, declaro con todo
mi corazón que no voy a temer mal alguno sino a creer, creerte a Ti, Padre,
creer a tu Palabra. No recibo al espíritu de temor y de duda pues yo soy Tu
Hija(o) y no tengo nada, absolutamente nada, que temer. Recibo la bendición de
Tu Palabra y todas Tus promesas para mí. Por lo tanto, no
admitiré en mi vida pensamientos, ni palabras, de fracaso, ni de derrota. Señor
Jesús, te confieso y me arrepiento de todos mis pecados y recibo Tu perdón y Tu
limpieza. En Tu Palabra, la Biblia, he conocido y creído el Amor que me tienes.
¡Gracias, Señor! Por Ti, todo lo puedo y en TODAS las cosas soy más que
vencedor(a). Tú eres mi guardador y nada, ni nadie, me pueden separar de Tu
Amor. Así que, recibo el perdón de mis pecados de la misma forma que recibo mi
sanidad y prosperidad. Tú Palabra es la Verdad y soy libre para vivir esa vida
plena y abundante que compraste para mí al morir en la cruz pagando TODOS mis
pecados y resucitar de la muerte para darme Vida Eterna. No le daré lugar al
temor, ni a la duda, pues estoy destinado a ser dichosa(o), mil veces feliz. En
el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C.
Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril
8 Mat
28 / Deu 9-10 /
Job 8