¡Contundente victoria!
Por Riqui Ricón*
¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo
esconderás tu
rostro de mí? ¿Hasta cuándo pondré
consejos en mi alma, Con tristezas en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será
enaltecido mi enemigo sobre mí? (Sal 13.1- 2).
Me
gusta el Salmo 13 porque me recuerda la forma en como antes me acercaba al
Señor en oración: con la actitud de víctima, apegado a la vieja naturaleza. No
me malinterpretes, yo acudía a Él de forma sincera, con el corazón en la mano,
para preguntarle, hasta cuándo o por qué a mí, y hasta llegué a pensar o
exclamar que no era justo lo que estaba viviendo.
Me
gusta el Salmo 13 porque me recuerda que estoy en medio de una batalla y me
ayuda a darme cuenta que cuando me pongo en la posición de víctima, estoy
cediendo terreno al enemigo, pues mi derrota comenzará cuando empiece a creer
que yo no soy importante para Dios, que no merezco tener éxito y que, al
contrario, sí merezco todas las cosas malas que me suceden.
Comenzarás
a caminar hacia la derrota en el momento que Satanás te convenza que Dios no te
ama tanto como dice, o que tú no mereces ese Amor.
Porque de tal manera amó Dios al
mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no
se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para
condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
¡Dios
te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti!
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que
seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos!
Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por
qué lo somos (1 Jn 3.1 BAD).
Y
sí, antes tú no merecías el Amor de Dios, pero aun así Él decidió Amarte y
ahora no eres más ese(a) viejo(a) pecador(a) que antes eras sino que ahora tú
eres un(a) Hijo(a) Amado(a).
Pelea la buena
batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste
llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos (1
Tim 6.12).
La
Biblia, que es la Palabra de Dios y no puede mentir, te enseña que debes pelear
la buena batalla de la fe, que eches mano a la vida eterna, a la cual has sido
llamado(a), declarando como ciertas las buenas cosas que Dios te ha prometido.
Entrad por la puerta estrecha;
porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y
muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el
camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan (Mt 7.13-14).
Pelear
la buena batalla de la fe significa creer ciegamente a Dios, creerle a Su
Palabra, y dejar de prestar atención a los problemas y circunstancias que te
rodean. Significa creerle de tal manera a Dios y a Su Palabra que ni aún
permitas a tus emociones y sentimientos dictar tu estado de ánimo, porque, al
fin y al cabo, si todo lo puedes en Cristo que te fortalece; si mayor es el que
está en ti que el que está en el mundo; si en todas las cosas eres más que
vencedor(a) por medio de Aquel que te amó; si todas las cosas ayudan a bien a los
que aman a Dios, entonces, en verdad que no tienes razón alguna para temer, ni
angustiarte, ni sentirte víctima de nada, ni de nadie. A menos que creas que Él
no va a cumplir Su Palabra.
Ancho
y espacioso es el camino donde miras las circunstancias; sopesas tus opciones;
escuchas las noticias y diversas opiniones; haces balance de tus ingresos y
egresos. Ancho y espacioso es el camino donde permites al espíritu de temor y
duda robarte tu identidad de Hijo(a) del Dios Vivo y Verdadero. Ancho y
espacioso es el camino que te conduce a SENTIR que eres una víctima para
comenzar a clamar, ¡hasta cuándo! ¡Por qué a mí!
Pues no habéis recibido el espíritu
de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el
espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (Ro 8.15).
Recuerda
que Dios no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se
arrepienta, si Él lo dijo, entonces, lo va a cumplir, si Él lo habló, entonces,
lo va a ejecutar.
Tú
no eres más una víctima y no debes permitir que las circunstancias, problemas,
enfermedades u otras personas te coloquen en esa posición. Tú eres un(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, comprado(a) y redimido(a) al precio de la
Sangre del Unigénito Hijo de Dios, para ser hecho(a) libre y conforme a Su
imagen.
»Pues Dios amó tanto al mundo que
dio a su único Hijo, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que
tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo,
sino para salvarlo por medio de él (Jn 3.16-17 NTV).
Dios
te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.
Ahora tú eres lo que Dios dice en Su Palabra que eres: sano(a), libre, más que
vencedor(a) y quién todo lo puede.
Miren con cuánto amor nos ama nuestro Padre que nos llama sus
hijos, ¡y eso es lo que somos! Pero la gente de este mundo no reconoce que
somos hijos de Dios, porque no lo conocen a él (1 Jn 3.1 NTV).
Tú
eres un(a) Hijo(a) amado(a) de tu Padre celestial, con quien puedes hablar en
confianza y con toda familiaridad decirle: Abba, Papá, Papito.
Si tú de mañana buscares a Dios, Y
rogares al Todopoderoso; Si fueres limpio y recto, Ciertamente luego se
despertará por ti, Y hará próspera la morada de tu justicia. Y aunque tu
principio haya sido pequeño, Tu postrer estado será muy grande (Job 8.5-7).
Ojalá
te guste mucho el salmo 13 porque se parece mucho a tu vida que, aunque tu
principio haya sido pequeño, tu postrer estado será muy grande.
Mas yo en tu misericordia
he confiado; Mi
corazón se alegrará
en tu salvación. Cantaré a Jehová, Porque me ha hecho bien (Sal
13.5-6).
Ojalá
te guste mucho el salmo 13 porque se parece mucho a tu vida que, a pesar de
haber comenzado en aparente fracaso, ahora ha de manifestarse en contundente
victoria.
¡Si puedes creer, al que cree TODO le es posible! Oremos en
voz audible:
Amado
Padre celestial, muchas gracias porque el día de hoy me has dado la respuesta y señalado el camino para
levantarme de cualquier tipo de derrota o fracaso. Yo he creído y recibido Tu
gran Amor con que me has amado. Gracias, Señor Jesús, pues con Tu Sangre me has
hecho libre y puedo levantarme a vivir esa vida que compraste para mí. El
ladrón no viene sino a hurtar, matar y destruir, pero Tú, Jesús, has llegado a
mí, para darme vida y vida abundante. ¡Esta es la Verdad! Gracias, Padre, por
haberme levantado del polvo y la miseria, me has hecho apto(a) para participar
de la herencia de los santos en luz; me has librado de la potestad de las
tinieblas, y trasladado al reino de Tu amado Hijo, Jesús, en quien tengo
redención por Su sangre, el perdón de todos mis pecados. ¡No soy una víctima! ¡Ya no estoy más abajo, sino arriba! ¡Ahora
soy cabeza y no cola! Con toda la autoridad que me da Tu Palabra, Dios
Todopoderoso, me declaro sano(a) de toda enfermedad, libre de toda opresión.
¡Recibo el gozo, la paz y el Amor que Tú me das, para hacer de mi vida una
contundente victoria! En el nombre de Jesús.
Amén.
Nota
Importante:
¿Cómo
me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo
haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a
lo que le estás diciendo a Dios:
Señor
Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen
María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te
digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí
acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro
mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y
para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi
Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe
he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz
admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú
eres mi Padre!
¡Nunca
más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo
C. Peredo Jaime © 2011
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Enero
13 Luc
11.29-54 / Gen 20
/ Sal 13
RV60
Lectura y Meditación de la Palabra de
Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Enero
13 Luc
11.29-54 / Gen 20
/ Sal 13
San Lucas 11.29-54
La generación perversa demanda
señal
(Mt. 12.38–42)
29Y
apiñándose las multitudes, comenzó a decir: Esta generación es mala; demanda
señal,d pero señal no le
será dada, sino la señal de Jonás. 30Porque así como Jonás fue señal
a los ninivitas,e también
lo será el Hijo del Hombre a esta generación. 31La reina del Sur se
levantará en el juicio con los hombres de esta generación, y los condenará;
porque ella vino de los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón,f y he aquí más que Salomón
en este lugar. 32Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio
con esta generación, y la
d d 11.29: Mt. 16.4; Mr. 8.12.
e e 11.30: Jon. 3.4.
f f 11.31:
1 R. 10.1–10; 2 Cr. 9.1–12.
condenarán; porque a
la predicación de Jonás se arrepintieron,g
y he aquí más que Jonás en este lugar.
La lámpara del cuerpo
(Mt. 6.22–23)
33Nadie
pone en oculto la luz encendida, ni
debajo del almud,
sino en el candelero,h para que los que entran vean la luz. 34La
lámpara del cuerpo es el ojo; cuando tu ojo es bueno, también todo tu cuerpo
está lleno de luz; pero cuando tu ojo es maligno, también tu cuerpo está en
tinieblas. 35Mira pues, no suceda que la luz que en ti hay, sea
tinieblas. 36Así que, si todo tu cuerpo está lleno de luz, no
teniendo parte alguna de tinieblas, será todo luminoso, como cuando una lámpara
te alumbra con su resplandor.
Jesús acusa a fariseos y a
intérpretes de la ley
(Mt. 23.1–36;
Mr. 12.38–40; Lc. 20.45–47)
37Luego
que hubo hablado, le rogó un fariseo que comiese con él; y entrando Jesús en la
casa, se sentó a la mesa. 38El fariseo, cuando lo vio, se extrañó de
que no se hubiese lavado antes de comer. 39Pero el Señor le dijo:
Ahora bien, vosotros los fariseos limpiáis lo de fuera del vaso y del plato,
pero por dentro estáis llenos de rapacidad y de maldad. 40Necios,
¿el
que hizo lo de fuera, no hizo también lo de adentro? 41Pero dad
limosna de lo que tenéis, y entonces todo os será limpio.
42Mas ¡ay de vosotros, fariseos! que
diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza,i y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto
os era necesario hacer, sin
dejar aquello. 43¡Ay
de vosotros, fariseos! que amáis las primeras sillas en las sinagogas, y las
salutaciones en las plazas. 44¡Ay de vosotros, escribas y fariseos,
hipócritas! que sois como
sepulcros que no se ven, y
los hombres que andan encima no lo saben.
45Respondiendo uno de los
intérpretes de la ley, le dijo: Maestro, cuando dices esto, también nos
afrentas a nosotros. 46Y él dijo: ¡Ay de vosotros también,
intérpretes de la ley! porque cargáis a los hombres con cargas que no pueden
llevar, pero vosotros ni aun con un dedo las tocáis. 47¡Ay de
vosotros, que edificáis los sepulcros de los profetas a quienes mataron
vuestros padres! 48De modo que sois testigos y consentidores de los
hechos de vuestros padres; porque a la verdad ellos los
mataron, y vosotros
edificáis sus sepulcros. 49Por eso la sabiduría
de Dios también dijo: Les enviaré profetas y apóstoles; y de ellos, a unos
matarán y a otros perseguirán, 50para que se demande de esta generación
la sangre de todos los profetas que se ha derramado desde la fundación del
mundo, 51desde la sangre de Abelj
hasta la sangre de Zacarías,k
que murió entre el altar y el templo; sí, os digo que será demandada de esta generación. 52¡Ay de vosotros,
intérpretes de la ley! porque
habéis
quitado la llave de la ciencia; vosotros mismos no entrasteis, y a los que
entraban se lo impedisteis.
g g
11.32: Jon. 3.5.
h h
11.33: Mt. 5.15; Mr. 4.21; Lc. 8.16.
i i
11.42: Lv. 27.30.
j j
11.51: Gn. 4.8.
k
k
11.51: 2 Cr. 24.20–21.
53Diciéndoles
él estas cosas, los escribas y los fariseos comenzaron a estrecharle en gran
manera, y a provocarle a que hablase de muchas cosas; 54acechándole,
y procurando cazar alguna palabra de su boca para acusarle.1
Génesis 20
Abraham y
Abimelec
20
1De
allí partió Abraham a la tierra del Neguev, y acampó entre Cades y Shur, y
habitó como forastero en Gerar. 2Y dijo Abraham de Sara su mujer: Es
mi hermana.a Y Abimelec
rey de Gerar envió y tomó a Sara. 3Pero Dios vino a Abimelec en
sueños de noche, y le dijo: He aquí, muerto eres, a causa de la mujer que has
tomado, la cual es casada con marido. 4Mas Abimelec no se había
llegado a ella, y dijo: Señor, ¿matarás también al inocente? 5¿No me
dijo él: Mi hermana es; y ella también dijo: Es mi hermano? Con sencillez de mi
corazón y con limpieza de mis manos he hecho esto. 6Y le dijo Dios
en sueños: Yo también sé que con integridad de tu corazón has hecho esto; y yo también te detuve de pecar contra mí, y
así no te permití que la tocases. 7Ahora, pues, devuelve la mujer a
su marido; porque es profeta, y orará por ti, y vivirás. Y si no la
devolvieres, sabe que de cierto morirás tú, y todos los tuyos.
8Entonces Abimelec se levantó de
mañana y llamó a todos sus siervos, y dijo todas estas palabras en los oídos de ellos; y
temieron los hombres en gran manera. 9Después llamó Abimelec a
Abraham, y le dijo: ¿Qué nos has hecho? ¿En qué pequé yo contra ti, que
has
atraído sobre mí y sobre mi reino tan grande pecado? Lo que no debiste hacer has
hecho conmigo. 10Dijo también Abimelec a Abraham: ¿Qué
pensabas, para que hicieses esto? 11Y Abraham respondió: Porque dije
para mí: Ciertamente no hay temor de Dios en este lugar, y me matarán por causa
de mi mujer. 12Y a la verdad también es mi hermana, hija de mi
padre, mas no hija de mi madre, y la tomé por mujer. 13Y cuando Dios
me hizo salir errante de la casa de mi padre, yo
le dije: Esta es la merced que tú harás conmigo, que en todos los
lugares adonde lleguemos, digas de mí: Mi hermano es. 14Entonces
Abimelec tomó ovejas y vacas, y siervos y siervas, y se los dio a Abraham, y le
devolvió a Sara su mujer. 15Y dijo Abimelec: He aquí mi tierra está
delante de ti; habita donde bien te parezca. 16Y a Sara dijo: He
aquí he dado mil monedas de plata a tu hermano; mira que él te es como un velo
para los ojos de todos los que están contigo, y para con todos; así fue
vindicada.
17Entonces Abraham oró a Dios; y
Dios sanó a Abimelec y a su mujer, y a sus siervas, y tuvieron hijos. 18Porque
Jehová había cerrado completamente toda matriz de la casa de Abimelec, a causa
de Sara mujer de Abraham.2
1 Reina
Valera Revisada (1960)-------------------------------------------------------------------- 54
a a 20.2: Gn 12.13; 26.7.
2 Reina
Valera Revisada (1960)--------------------------------------------------------------------- 20.18
Salmo 13
Plegaria pidiendo ayuda en la aflicción
Al
músico principal. Salmo de David.
1 ¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre?
¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?
2 ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma,
Con tristezas en mi corazón cada día?
¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?
3 Mira, respóndeme, oh Jehová Dios mío; Alumbra mis ojos, para que no
duerma de muerte;
4 Para que no diga mi enemigo: Lo vencí. Mis enemigos se alegrarían, si yo resbalara.
5 Mas yo
en tu misericordia he confiado; Mi
corazón se alegrará en tu salvación.
6 Cantaré a Jehová, Porque me ha hecho
bien.3
3 Reina Valera Revisada (1960)....................................................................
Sal
12.8-13.6
Lectura y Meditación de la Palabra de
Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Enero
13 Luc
11.29-54 / Gen 20
/ Sal 13
San Lucas 11.29-54
La generación perversa demanda
señal
(Mt. 12.38–42)
29Y
apiñándose las multitudes, comenzó a decir: Esta generación es mala; demanda
señal,d pero señal no le
será dada, sino la señal de Jonás. 30Porque así como Jonás fue señal
a los ninivitas,e también
lo será el Hijo del Hombre a esta generación. 31La reina del Sur se
levantará en el juicio con los hombres de esta generación, y los condenará;
porque ella vino de los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón,f y he aquí más que Salomón
en este lugar. 32Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio
con esta generación, y la
d d 11.29: Mt. 16.4; Mr. 8.12.
e e 11.30: Jon. 3.4.
f f 11.31:
1 R. 10.1–10; 2 Cr. 9.1–12.
condenarán; porque a
la predicación de Jonás se arrepintieron,g
y he aquí más que Jonás en este lugar.
La lámpara del cuerpo
(Mt. 6.22–23)
33Nadie
pone en oculto la luz encendida, ni
debajo del almud,
sino en el candelero,h para que los que entran vean la luz. 34La
lámpara del cuerpo es el ojo; cuando tu ojo es bueno, también todo tu cuerpo
está lleno de luz; pero cuando tu ojo es maligno, también tu cuerpo está en
tinieblas. 35Mira pues, no suceda que la luz que en ti hay, sea
tinieblas. 36Así que, si todo tu cuerpo está lleno de luz, no
teniendo parte alguna de tinieblas, será todo luminoso, como cuando una lámpara
te alumbra con su resplandor.
Jesús acusa a fariseos y a
intérpretes de la ley
(Mt. 23.1–36;
Mr. 12.38–40; Lc. 20.45–47)
37Luego
que hubo hablado, le rogó un fariseo que comiese con él; y entrando Jesús en la
casa, se sentó a la mesa. 38El fariseo, cuando lo vio, se extrañó de
que no se hubiese lavado antes de comer. 39Pero el Señor le dijo:
Ahora bien, vosotros los fariseos limpiáis lo de fuera del vaso y del plato,
pero por dentro estáis llenos de rapacidad y de maldad. 40Necios,
¿el
que hizo lo de fuera, no hizo también lo de adentro? 41Pero dad
limosna de lo que tenéis, y entonces todo os será limpio.
42Mas ¡ay de vosotros, fariseos! que
diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza,i y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto
os era necesario hacer, sin
dejar aquello. 43¡Ay
de vosotros, fariseos! que amáis las primeras sillas en las sinagogas, y las
salutaciones en las plazas. 44¡Ay de vosotros, escribas y fariseos,
hipócritas! que sois como
sepulcros que no se ven, y
los hombres que andan encima no lo saben.
45Respondiendo uno de los
intérpretes de la ley, le dijo: Maestro, cuando dices esto, también nos
afrentas a nosotros. 46Y él dijo: ¡Ay de vosotros también,
intérpretes de la ley! porque cargáis a los hombres con cargas que no pueden
llevar, pero vosotros ni aun con un dedo las tocáis. 47¡Ay de
vosotros, que edificáis los sepulcros de los profetas a quienes mataron
vuestros padres! 48De modo que sois testigos y consentidores de los
hechos de vuestros padres; porque a la verdad ellos los
mataron, y vosotros
edificáis sus sepulcros. 49Por eso la sabiduría
de Dios también dijo: Les enviaré profetas y apóstoles; y de ellos, a unos
matarán y a otros perseguirán, 50para que se demande de esta generación
la sangre de todos los profetas que se ha derramado desde la fundación del
mundo, 51desde la sangre de Abelj
hasta la sangre de Zacarías,k
que murió entre el altar y el templo; sí, os digo que será demandada de esta generación. 52¡Ay de vosotros,
intérpretes de la ley! porque
habéis
quitado la llave de la ciencia; vosotros mismos no entrasteis, y a los que
entraban se lo impedisteis.
g g
11.32: Jon. 3.5.
h h
11.33: Mt. 5.15; Mr. 4.21; Lc. 8.16.
i i
11.42: Lv. 27.30.
j j
11.51: Gn. 4.8.
k
k
11.51: 2 Cr. 24.20–21.
53Diciéndoles
él estas cosas, los escribas y los fariseos comenzaron a estrecharle en gran
manera, y a provocarle a que hablase de muchas cosas; 54acechándole,
y procurando cazar alguna palabra de su boca para acusarle.1
Génesis 20
Abraham y
Abimelec
20
1De
allí partió Abraham a la tierra del Neguev, y acampó entre Cades y Shur, y
habitó como forastero en Gerar. 2Y dijo Abraham de Sara su mujer: Es
mi hermana.a Y Abimelec
rey de Gerar envió y tomó a Sara. 3Pero Dios vino a Abimelec en
sueños de noche, y le dijo: He aquí, muerto eres, a causa de la mujer que has
tomado, la cual es casada con marido. 4Mas Abimelec no se había
llegado a ella, y dijo: Señor, ¿matarás también al inocente? 5¿No me
dijo él: Mi hermana es; y ella también dijo: Es mi hermano? Con sencillez de mi
corazón y con limpieza de mis manos he hecho esto. 6Y le dijo Dios
en sueños: Yo también sé que con integridad de tu corazón has hecho esto; y yo también te detuve de pecar contra mí, y
así no te permití que la tocases. 7Ahora, pues, devuelve la mujer a
su marido; porque es profeta, y orará por ti, y vivirás. Y si no la
devolvieres, sabe que de cierto morirás tú, y todos los tuyos.
8Entonces Abimelec se levantó de
mañana y llamó a todos sus siervos, y dijo todas estas palabras en los oídos de ellos; y
temieron los hombres en gran manera. 9Después llamó Abimelec a
Abraham, y le dijo: ¿Qué nos has hecho? ¿En qué pequé yo contra ti, que
has
atraído sobre mí y sobre mi reino tan grande pecado? Lo que no debiste hacer has
hecho conmigo. 10Dijo también Abimelec a Abraham: ¿Qué
pensabas, para que hicieses esto? 11Y Abraham respondió: Porque dije
para mí: Ciertamente no hay temor de Dios en este lugar, y me matarán por causa
de mi mujer. 12Y a la verdad también es mi hermana, hija de mi
padre, mas no hija de mi madre, y la tomé por mujer. 13Y cuando Dios
me hizo salir errante de la casa de mi padre, yo
le dije: Esta es la merced que tú harás conmigo, que en todos los
lugares adonde lleguemos, digas de mí: Mi hermano es. 14Entonces
Abimelec tomó ovejas y vacas, y siervos y siervas, y se los dio a Abraham, y le
devolvió a Sara su mujer. 15Y dijo Abimelec: He aquí mi tierra está
delante de ti; habita donde bien te parezca. 16Y a Sara dijo: He
aquí he dado mil monedas de plata a tu hermano; mira que él te es como un velo
para los ojos de todos los que están contigo, y para con todos; así fue
vindicada.
17Entonces Abraham oró a Dios; y
Dios sanó a Abimelec y a su mujer, y a sus siervas, y tuvieron hijos. 18Porque
Jehová había cerrado completamente toda matriz de la casa de Abimelec, a causa
de Sara mujer de Abraham.2
1 Reina
Valera Revisada (1960)-------------------------------------------------------------------- 54
a a 20.2: Gn 12.13; 26.7.
2 Reina
Valera Revisada (1960)--------------------------------------------------------------------- 20.18
Salmo 13
Plegaria pidiendo ayuda en la aflicción
Al
músico principal. Salmo de David.
1 ¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre?
¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?
2 ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma,
Con tristezas en mi corazón cada día?
¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?
3 Mira, respóndeme, oh Jehová Dios mío; Alumbra mis ojos, para que no
duerma de muerte;
4 Para que no diga mi enemigo: Lo vencí. Mis enemigos se alegrarían, si yo resbalara.
5 Mas yo
en tu misericordia he confiado; Mi
corazón se alegrará en tu salvación.
6 Cantaré a Jehová, Porque me ha hecho
bien.3
3 Reina Valera Revisada (1960)....................................................................
Sal
12.8-13.6
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