Martes
23 de Abril de 2013.
¡Tu prioridad es La Palabra!
Por
Riqui Ricón*
¡Quién me
diera el saber dónde hallar a Dios! Yo iría hasta su silla. Expondría mi causa
delante de él, Y llenaría mi boca de argumentos. Yo sabría lo que él me
respondiese, Y entendería lo que me dijera. ¿Contendería conmigo con grandeza
de fuerza? No; antes él me atendería. Allí el justo razonaría con él; Y yo
escaparía para siempre de mi juez (Job 23. 3-7).
Encontrar a Dios y tener una
relación con Él es la más grande garantía de éxito y felicidad en la vida. ¡Cuántas
personas quieren saber dónde hallar a Dios! ¡Cuántas personas necesitan
encontrar a Dios! Sin embargo, pareciera que no son tantas las que en verdad lo
están buscando.
Yo amo a los
que me aman, Y me hallan los que temprano me buscan (Pro 8.
17).
La mayoría de los cristianos
confiesan creer que la Biblia es la Palabra de Dios. Muchos de ellos han
llegado a llamarla El Manual del Fabricante, dando a entender que ahí, en las
Escrituras, se encuentra la solución y respuesta a todos los problemas e
interrogantes de la vida. Sin embargo, son muy, pero muy, pocos los que dedican
más de cinco minutos diarios de su tiempo para el estudio de la Palabra de Dios.
Dios te creó a Su Imagen, conforme
a Su Semejanza, esto es, espíritu, alma y cuerpo. Ahora, tú, que has hecho a
Jesucristo el Señor y Salvador de tu vida, has Nacido de Nuevo; eres espíritu Nuevo
creado por Dios, eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Sin embargo, a
diferencia de tu cuerpo, el cual alimentas tres veces al día, ¿pretendes
desarrollar todo tu potencial como Hijo(a) del Reino alimentándote de la
Palabra de Dios, la Biblia, tan sólo una o dos veces a la semana?
Y le dijo Pedro: Eneas, Jesucristo te sana; levántate, y haz tu cama. Y
en seguida se levantó… Entonces, sacando a todos, Pedro se puso de rodillas y
oró; y volviéndose al cuerpo, dijo: Tabita, levántate. Y ella abrió los ojos, y
al ver a Pedro, se incorporó. Y él, dándole la mano, la levantó;
entonces, llamando a los santos y a las viudas, la presentó viva. (Hch 9. 34, 40-41).
¡Qué asombrosa es la vida de
Pedro! Llena de poder y autoridad. Sin embargo, no siempre fue así; por poco se
ahoga por tener miedo y dudar cuando intentó llegar a Jesús caminando sobre las
aguas del mar de Galilea; además, poco después de haber jurado que él moriría
por Jesús le negó tres veces, maldiciéndolo. Como puedes ver, él no era muy
diferente a ti o a mí. Lo importante aquí es que él Nació de Nuevo, recibió al
Espíritu Santo como el cumplimiento de la promesa del Nuevo Pacto y puso la
Palabra de Dios en su boca, mente y corazón. ¡Nunca más fue el mismo!
Entonces los doce convocaron a la multitud de
los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios,
para servir a las mesas… Y nosotros persistiremos en la oración y en el
ministerio de la palabra (Hch 6. 2, 4).
La Biblia, que es la palabra de
Honor de Dios y no puede mentir, es la fuente de tu fe y el fundamente de tu
relación con Dios mediante Su Hijo Jesucristo.
Jesús le
dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por
mí. Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde
ahora le conocéis, y le habéis visto (Jn 14. 6-7).
Para conocer bien a una persona
necesitas pasar tiempo con ella, para conocer a Dios necesitas dedicarle tiempo
a Su Palabra. No es la oración lo que te permite conocerle sino Su Palabra. La
mayoría de los creyentes acuden a la oración para pedir, interceder, alabar y
adorar, pero escuchan poco de Él y le conocen menos pues no le han dado a la
Biblia el lugar y la prioridad que merece en sus corazones y en sus vidas.
Josué amaba tanto la presencia de
Dios que nunca se separaba del tabernáculo de reunión, sin embargo, no fue en
esa comunión en la oración que Dios le dijo que se esforzara y fuera valiente y
así lograría los objetivos de su llamado y ministerio.
Nunca se apartará de tu boca este libro de la
ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas
conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu
camino, y todo te saldrá bien. (Jos 1. 8).
Josué fue un hombre de oración
efectiva porque, obedeciendo a Dios, hizo de la Palabra de Dios la norma máxima
de Su Vida.
Ese día en que el SEÑOR entregó a los amorreos en manos
de los israelitas, Josué le dijo al SEÑOR en presencia de todo el pueblo: «Sol,
deténte en Gabaón, luna, párate sobre Ayalón.» El sol se detuvo y la luna se
paró, hasta que Israel se vengó de sus adversarios. Esto está escrito en el
libro de Jaser. Y, en efecto, el sol se detuvo en el cenit y no se movió de
allí por casi un día entero. Nunca antes ni después ha habido un día como
aquél; fue el día en que el SEÑOR obedeció la orden de un ser humano. ¡No cabe
duda de que el SEÑOR estaba peleando por Israel! (Jos 10.12-14).
Como en el caso de Josué, puedes
ver que, efectivamente, la oración es poderosa, pero la Palabra de Dios, la
Biblia, puesta en la boca, mente y corazón de un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a)
de Nuevo, y que la usa para orar, es muchísimo más poderosa.
Conocer a Dios y tener una
relación con Él es sencillo. Cristo Jesús abrió el camino. ¡Cristo Jesús es el
Camino!
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para
que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).
Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios;
hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si
bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus
manos, y sanarán (Mar 16.17-18).
Vivir la Vida Plena que Cristo
Jesús adquirió para ti es fácil. Sólo sigue las instrucciones del Manual del
Fabricante. Lee y medita la Palabra de Dios todos los días. Haz de la Biblia la
norma máxima de tu existencia poniéndola en tu boca, mente y corazón, pues
entonces harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien. Al fin y al cabo, es
la Palabra de Dios, es Palabra de Honor.
Oremos en coz audible:
Amado Padre celestial, hoy quiero
darte las gracias por Tu hermosa, Eterna e Infalible Palabra, la Biblia.
Gracias porque es lámpara a mis pies y luz en mi camino; es viva y eficaz y más
cortante que toda espada de dos filos. Sé que Tú no mientes, ni te arrepientes,
que lo que has dicho lo vas hacer, lo que has hablado lo vas a ejecutar y por
lo tanto, tengo en Tu Palabra la garantía, la seguridad y convicción de que soy
quién Tú, Señor, dices que soy: un(a) Hijo(a) Tuyo(a) Nacido(a) de Nuevo y amado(a)
por Ti; Padre, yo soy Tu especial tesoro; en todo problema, angustia o
enfermedad soy más que vencedor(a) por medio de Tu Amor, Cristo Jesús, mi Rey,
Señor y Salvador; todo lo puedo; soy sano(a) y soy libre. No moriré pues tengo Vida
Eterna y tengo todo el derecho y los recursos para hacer de mi vida una vida
Plena y Abundante en Tu Nombre, Señor Jesús. Tú lo has dicho y esta es Tu
Palabra de Honor. Muchas gracias. En el nombre poderoso de Cristo Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C.
Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril 23 Hch
9. 26-43 / Jos 5-6 / Job 23