¡Cómo posicionarte para reinar!
¡Con gozo, creyéndole a Dios,
creyendo Su Palabra!
Por Riqui Ricón*
¡Cuánto se alegra el rey en tu fuerza, oh SEÑOR! Grita de alegría porque
tú le das la victoria (Sal 21.1NTV).
¡Realmente asombroso!
Así es, asombroso es la palabra que viene a tu mente cuando lees y meditas lo
que la Palabra de Dios dice hoy acerca de ti. Porque efectivamente, Dios está
hablando acerca de ti en Su Palabra. Tú
eres ese rey (reina) que se alegra en la fuerza del Señor y que puedes dar
gritos de alegría pues Dios ya te ha dado la victoria.
Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de
aquel que nos amó (Ro 8.37).
Por medio de
Cristo Jesús, por medio de Su muerte y resurrección, Dios te ha declarado a ti
más que vencedor(a) sobre cualquier problema, angustia o enfermedad que estés
enfrentando el día de hoy.
Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la
victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo,
sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? (1 Jn 5.4-5).
Tú eres
un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y por eso, por lo que Jesús hizo en la
cruz al morir para pagar tus pecados y resucitar venciendo a la muerte para
darte la Vida Eterna, por eso tú has vencido al mundo y su sistema de
enfermedad, fracaso y muerte, juntamente con Cristo Jesús.
Tú vences
cada día al creerle a Dios, creyendo Su Palabra. Tú vences al creer que la
Biblia es la Palabra de Dios y al aplicarla sobre cada circunstancia adversa en
tu vida.
y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y
de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has
redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho
para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra (Apo 5.9-10).
Por la
Sangre de Jesús, ¡Tú eres ese rey (reina) que ha de reinar sobre la tierra! Por
tanto, alégrate en la fuerza del Señor. Y, ¿cuál es la fuerza del Señor? No son
sus músculos, ni sus ángeles, ni sus truenos y relámpagos; ¡la fuerza del Señor
es Su Palabra!
Así que,
alégrate en la Palabra del Señor. Da gritos de alegría, porque por la Palabra
de Dios obtienes la victoria sobre cualquier circunstancia.
Además, yo estoy contigo y te protegeré dondequiera que vayas. Llegará
el día en que te traeré de regreso a esta tierra. No te dejaré hasta que haya
terminado de darte todo lo que te he prometido» (Gen
28.15 NTV).
La promesa
que Dios le hizo a Jacob allá en Betel, sigue vigente y está actualizada con tu
nombre. Al comenzar un nuevo año o un nuevo proyecto, al enfrentar cualquier
reto, angustia, problema o enfermedad, ¡Dios está contigo y te protegerá
dondequiera que vayas!
De hecho, el
Todopoderoso ha comprometido Su Palabra en que no te dejará hasta que haya
terminado de darte TODO lo que te ha prometido. Estas son muy buenas noticias.
Noticias excelentes que te permitirán posicionarte como el verdadero(a)
campeón(a) que ahora tú eres: ¡Ese(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo
destinado a reinar sobre la tierra!
Pues si por la transgresión
de uno solo reinó la muerte, mucho
más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben
la abundancia de la gracia y del don de la justicia (Ro 5.17).
Este día,
¡alégrate en la fuerza del Señor! ¡Da gritos de júbilo pues este año vas a
reinar en vida!
Y si piensas
acaso que esto no es para ti por causa de tus transgresiones y pecados ocultos,
entonces pon mucha atención a como lo expresa Dios en la Nueva Traducción
Viviente:
Pues el pecado de un solo hombre, Adán, hizo que la muerte reinara sobre muchos. Pero
aún más grande es la gracia maravillosa de Dios y el regalo de su justicia,
porque todos los que lo reciben vivirán en victoria sobre el pecado y la muerte por medio de un
solo hombre, Jesucristo (Ro 5.17 NTV).
Por el
pecado de un solo hombre, Adán, la muerte reinó en tu vida; pero por la
maravillosa Gracia de Dios y el regalo de Su justicia, ahora tú puedes vivir en
victoria sobre el pecado y la muerte por medio de tu Salvador, Cristo Jesús.
Porque la paga
del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor
nuestro (Ro 6.23).
Ciertamente
la paga del pecado es muerte más el regalo que Dios te dio es la Vida Eterna,
la cual es un atributo de la divinidad y por lo tanto sólo la puede tener un(a)
auténtico(a) y genuino(a) Hijo(a) de Dios.
Ahora,
pues, ninguna condenación hay para los
que están en Cristo Jesús, los que no
andan conforme a la carne, sino conforme
al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en
Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte (Ro 8.1-2).
Es
precisamente tu identidad de Hijo(a) de Dios por medio de Jesucristo lo que te
permite reinar con plena libertad pues el asunto del pecado fue resuelto en esa
cruz de una vez y para siempre.
Miren con cuánto
amor nos ama nuestro Padre que nos llama sus hijos, ¡y eso es lo que somos!
Pero la gente de este mundo no reconoce que somos hijos de Dios, porque no lo
conocen a él (1 Jn 3.1 NTV).
¡Posiciónate!
Tú eres un(a) legítimo(a) y genuino(a) Hijo(a) de Dios. Eres amado(a) de tu
Padre y estás destinado a reinar sobre las aflicciones. Problemas y
enfermedades. Si puedes creer la Palabra de Dios, pues al que le cree a Dios
TODO le es posible.
Pues le diste el deseo de su corazón; no le has negado nada de lo que te
ha pedido. Le das la bienvenida con éxito y prosperidad; le colocaste una
corona del oro más puro sobre la cabeza. Te pidió que le preservaras la vida, y
le concediste su petición; los días de su vida se alargan para siempre. Tu
victoria le da mucha honra, y lo has vestido de esplendor y majestad. Lo has
dotado de bendiciones eternas y le has dado la alegría de tu presencia. Pues el
rey confía en el SEÑOR; el amor inagotable del Altísimo cuidará que no tropiece
(Sal 21.2-7 NTV).
Oremos en
voz audible:
Amado Padre
celestial, qué hermoso es saber que a pesar de las aflicciones, problemas,
enfermedades y aún de mis pecados, en Ti, en Tu Amor, tengo la Gracia para
salir más que vencedor(a) de cualquier circunstancias. Gracias por tanto y tan
Grande Amor. Señor Jesús, por lo que Tú hiciste al morir y resucitar por Amor a
mí, pagaste todos mis pecados y ahora he nacido de nuevo como un(a) Hijo(a)
Amado(a) de mi Padre celestial. Estoy en este mundo para reinar como un(a)
legítimo(a) Hijo(a) del Todopoderoso Dios. Por lo tanto, tomo autoridad sobre
mis circunstancias, me someto a Dios y a Su Palabra, resisto al diablo y éste
tiene que huir de mí. No acepto el temor, ni la depresión, ni la angustia, ni
la enfermedad, ni la escasez, ni la pobreza, ni el rencor, ni la decepción, ni
el fracaso, ni la derrota. Por el contrario, yo, ____________ (tu nombre aquí),
sobre todas estas cosas soy más que vencedor(a) por medio del Amor de mi Rey,
Señor y Salvador, Cristo Jesús. Creo y declaro que soy sano(a) de cualquier
enfermedad. ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! En el nombre de
Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Enero
21 Luc 16
/
Gen 27.46-28-22 / Sal 21
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
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Enero
21 Luc 16
/
Gen 27.46-28-22 / Sal 21
San
Lucas 16
Parábola del mayordomo infiel
16
1Dijo también a sus discípulos:
Había un hombre rico que tenía un mayordomo, y éste fue acusado ante él como
disipador de sus bienes. 2Entonces le llamó, y le dijo: ¿Qué es
esto que oigo acerca de ti? Da cuenta de tu mayordomía, porque ya no podrás más
ser mayordomo. 3Entonces el mayordomo dijo para sí: ¿Qué haré?
Porque mi amo me quita la mayordomía. Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza.
4Ya sé lo que haré para que cuando se me quite de la mayordomía, me
reciban en sus casas. 5Y llamando a cada uno de los deudores de su
amo, dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi amo? 6Él dijo: Cien
barriles de aceite. Y le dijo: Toma tu cuenta, siéntate pronto, y escribe
cincuenta. 7Después dijo a otro: Y tú, ¿cuánto debes? Y él dijo:
Cien medidas de trigo. Él le dijo: Toma tu cuenta, y escribe ochenta. 8Y
alabó el amo al mayordomo malo por haber hecho sagazmente; porque los hijos de
este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de
luz. 9Y yo os digo: Ganad amigos por medio de las riquezas
injustas, para que cuando éstas falten, os reciban en las moradas eternas.
10El que es fiel en lo muy poco,
también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo
más es injusto. 11Pues si en las riquezas injustas no fuisteis
fieles, ¿quién os confiará lo verdadero? 12Y si en lo ajeno no
fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro? 13Ningún siervo
puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o
estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Diosa
y a las riquezas.1
14Y oían también todas estas cosas
los fariseos, que eran avaros, y se burlaban de él. 15Entonces les
dijo: Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los
hombres; mas Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen
por sublime, delante de Dios es abominación.
La ley y el reino de Dios
16La ley y los profetas eran hasta
Juan; desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan por
entrar en él.b 17Pero más fácil es que pasen el
cielo y la tierra, que se frustre una tilde de la ley.c
Jesús enseña sobre el divorcio
(Mt. 19.1–12; Mr. 10.1–12)
18Todo el que repudia a su mujer, y
se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada del marido,
adultera.d
El rico y Lázaro
19Había un hombre rico, que se
vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez.
20Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta
de aquél, lleno de llagas, 21y ansiaba saciarse de las migajas que
caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas.
22Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno
de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. 23Y en el
Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro
en su seno. 24Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten
misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua,
y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. 25Pero
Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro
también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. 26Además
de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera
que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar
acá. 27Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la
casa de mi padre, 28porque tengo cinco hermanos, para que les
testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento.
29Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos.
30Él entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de
entre los muertos, se arrepentirán. 31Mas Abraham le dijo: Si no
oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se
levantare de los muertos.[1]
Génesis
27.46-28-22
46Y dijo
Rebeca a Isaac: Fastidio tengo de mi vida, a causa de las hijas de Het. Si
Jacob toma mujer de las hijas de Het, como éstas, de las hijas de esta tierra,
¿para qué quiero la vida?
28
1Entonces Isaac llamó a Jacob, y lo
bendijo, y le mandó diciendo: No tomes mujer de las hijas de Canaán. 2Levántate,
ve a Padan-aram, a casa de Betuel, padre de tu madre, y toma allí mujer de las
hijas de Labán, hermano de tu madre. 3Y el Dios omnipotente te
bendiga, y te haga fructificar y te multiplique, hasta llegar a ser multitud de
pueblos; 4y te dé la bendición de Abraham,a y a tu
descendencia contigo, para que heredes la tierra en que moras, que Dios dio a
Abraham. 5Así envió Isaac a Jacob, el cual fue a Padan-aram, a
Labán hijo de Betuel arameo, hermano de Rebeca madre de Jacob y de Esaú.
6Y vio Esaú cómo Isaac había
bendecido a Jacob, y le había enviado a Padan-aram, para tomar para sí mujer de
allí; y que cuando le bendijo, le había mandado diciendo: No tomarás mujer de
las hijas de Canaán; 7y que Jacob había obedecido a su padre y a
su madre, y se había ido a Padan-aram. 8Vio asimismo Esaú que las
hijas de Canaán parecían mal a Isaac su padre; 9y se fue Esaú a
Ismael, y tomó para sí por mujer a Mahalat, hija de Ismael hijo de Abraham,
hermana de Nebaiot, además de sus otras mujeres.
Dios se aparece a Jacob en Bet-el
10Salió, pues, Jacob de Beerseba, y
fue a Harán. 11Y llegó a un cierto lugar, y durmió allí, porque ya
el sol se había puesto; y tomó de las piedras de aquel paraje y puso a su
cabecera, y se acostó en aquel lugar. 12Y soñó: y he aquí una
escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he
aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella.b 13Y
he aquí, Jehová estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Jehová, el Dios
de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la
daré a ti y a tu descendencia.c 14Será tu
descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al
oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en
ti y en tu simiente.d 15He aquí, yo
estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a
esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho.
16Y despertó Jacob de su sueño, y dijo: Ciertamente Jehová está en este
lugar, y yo no lo sabía. 17Y tuvo miedo, y dijo: ¡Cuán terrible es
este lugar! No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del cielo.
18Y se levantó Jacob de mañana, y
tomó la piedra que había puesto de cabecera, y la alzó por señal, y derramó
aceite encima de ella. 19Y llamó el nombre de aquel lugar Bet-el,25
aunque Luz26 era el nombre de la ciudad primero. 20E
hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje
en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, 21y
si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios. 22Y
esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me
dieres, el diezmo apartaré para ti.[2]
Salmo 21
Alabanza por haber sido librado del enemigo
Al músico principal. Salmo de David.
1 El rey se
alegra en tu poder, oh Jehová;
Y en tu salvación, ¡cómo se
goza!
2 Le has
concedido el deseo de su corazón,
Y no le negaste la petición de
sus labios.
Selah
3 Porque le
has salido al encuentro con bendiciones de bien;
Corona de oro fino has puesto
sobre su cabeza.
4 Vida te
demandó, y se la diste;
Largura de días eternamente y
para siempre.
5 Grande es
su gloria en tu salvación;
Honra y majestad has puesto
sobre él.
6 Porque lo
has bendecido para siempre;
Lo llenaste de alegría con tu
presencia.
7 Por cuanto
el rey confía en Jehová,
Y en la misericordia del
Altísimo, no será conmovido.
8 Alcanzará
tu mano a todos tus enemigos;
Tu diestra alcanzará a los que
te aborrecen.
9 Los pondrás
como horno de fuego en el tiempo de tu ira;
Jehová los deshará en su ira,
Y fuego los consumirá.
10 Su fruto
destruirás de la tierra,
Y su descendencia de entre los
hijos de los hombres.
11 Porque
intentaron el mal contra ti;
Fraguaron maquinaciones, mas
no prevalecerán,
12 Pues tú los
pondrás en fuga;
En tus cuerdas dispondrás
saetas contra sus rostros.
13 Engrandécete,
oh Jehová, en tu poder;
Cantaremos y alabaremos tu
poderío.[3]
a a 16.13: Mt. 6.24.
1 Gr. Mamón.
b b 16.16: Mt. 11.12–13.
c c 16.17: Mt. 5.18.
d d 16.18: Mt. 5.32; Mr. 10.11–12; 1 Co.
7.10–11.
[1] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Lc
15.32-16.31
a a 28.4: Gn. 17.4–8.
b b 28.12: Jn. 1.51.
c c 28.13: Gn. 13.14–15.
d d 28.14: Gn. 12.3; 22.18.
25 Esto es, Casa de Dios.
26 Esto es, Almendro.
[2] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Gn
27.46-28.22
[3] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Sal
20.9-21.13
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
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Enero
21 Luc 16
/
Gen 27.46-28-22 / Sal 21
San
Lucas 16
Parábola del mayordomo infiel
16
1Dijo también a sus discípulos:
Había un hombre rico que tenía un mayordomo, y éste fue acusado ante él como
disipador de sus bienes. 2Entonces le llamó, y le dijo: ¿Qué es
esto que oigo acerca de ti? Da cuenta de tu mayordomía, porque ya no podrás más
ser mayordomo. 3Entonces el mayordomo dijo para sí: ¿Qué haré?
Porque mi amo me quita la mayordomía. Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza.
4Ya sé lo que haré para que cuando se me quite de la mayordomía, me
reciban en sus casas. 5Y llamando a cada uno de los deudores de su
amo, dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi amo? 6Él dijo: Cien
barriles de aceite. Y le dijo: Toma tu cuenta, siéntate pronto, y escribe
cincuenta. 7Después dijo a otro: Y tú, ¿cuánto debes? Y él dijo:
Cien medidas de trigo. Él le dijo: Toma tu cuenta, y escribe ochenta. 8Y
alabó el amo al mayordomo malo por haber hecho sagazmente; porque los hijos de
este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de
luz. 9Y yo os digo: Ganad amigos por medio de las riquezas
injustas, para que cuando éstas falten, os reciban en las moradas eternas.
10El que es fiel en lo muy poco,
también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo
más es injusto. 11Pues si en las riquezas injustas no fuisteis
fieles, ¿quién os confiará lo verdadero? 12Y si en lo ajeno no
fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro? 13Ningún siervo
puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o
estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Diosa
y a las riquezas.1
14Y oían también todas estas cosas
los fariseos, que eran avaros, y se burlaban de él. 15Entonces les
dijo: Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los
hombres; mas Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen
por sublime, delante de Dios es abominación.
La ley y el reino de Dios
16La ley y los profetas eran hasta
Juan; desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan por
entrar en él.b 17Pero más fácil es que pasen el
cielo y la tierra, que se frustre una tilde de la ley.c
Jesús enseña sobre el divorcio
(Mt. 19.1–12; Mr. 10.1–12)
18Todo el que repudia a su mujer, y
se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada del marido,
adultera.d
El rico y Lázaro
19Había un hombre rico, que se
vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez.
20Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta
de aquél, lleno de llagas, 21y ansiaba saciarse de las migajas que
caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas.
22Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno
de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. 23Y en el
Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro
en su seno. 24Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten
misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua,
y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. 25Pero
Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro
también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. 26Además
de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera
que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar
acá. 27Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la
casa de mi padre, 28porque tengo cinco hermanos, para que les
testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento.
29Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos.
30Él entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de
entre los muertos, se arrepentirán. 31Mas Abraham le dijo: Si no
oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se
levantare de los muertos.[1]
Génesis
27.46-28-22
46Y dijo
Rebeca a Isaac: Fastidio tengo de mi vida, a causa de las hijas de Het. Si
Jacob toma mujer de las hijas de Het, como éstas, de las hijas de esta tierra,
¿para qué quiero la vida?
28
1Entonces Isaac llamó a Jacob, y lo
bendijo, y le mandó diciendo: No tomes mujer de las hijas de Canaán. 2Levántate,
ve a Padan-aram, a casa de Betuel, padre de tu madre, y toma allí mujer de las
hijas de Labán, hermano de tu madre. 3Y el Dios omnipotente te
bendiga, y te haga fructificar y te multiplique, hasta llegar a ser multitud de
pueblos; 4y te dé la bendición de Abraham,a y a tu
descendencia contigo, para que heredes la tierra en que moras, que Dios dio a
Abraham. 5Así envió Isaac a Jacob, el cual fue a Padan-aram, a
Labán hijo de Betuel arameo, hermano de Rebeca madre de Jacob y de Esaú.
6Y vio Esaú cómo Isaac había
bendecido a Jacob, y le había enviado a Padan-aram, para tomar para sí mujer de
allí; y que cuando le bendijo, le había mandado diciendo: No tomarás mujer de
las hijas de Canaán; 7y que Jacob había obedecido a su padre y a
su madre, y se había ido a Padan-aram. 8Vio asimismo Esaú que las
hijas de Canaán parecían mal a Isaac su padre; 9y se fue Esaú a
Ismael, y tomó para sí por mujer a Mahalat, hija de Ismael hijo de Abraham,
hermana de Nebaiot, además de sus otras mujeres.
Dios se aparece a Jacob en Bet-el
10Salió, pues, Jacob de Beerseba, y
fue a Harán. 11Y llegó a un cierto lugar, y durmió allí, porque ya
el sol se había puesto; y tomó de las piedras de aquel paraje y puso a su
cabecera, y se acostó en aquel lugar. 12Y soñó: y he aquí una
escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he
aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella.b 13Y
he aquí, Jehová estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Jehová, el Dios
de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la
daré a ti y a tu descendencia.c 14Será tu
descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al
oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en
ti y en tu simiente.d 15He aquí, yo
estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a
esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho.
16Y despertó Jacob de su sueño, y dijo: Ciertamente Jehová está en este
lugar, y yo no lo sabía. 17Y tuvo miedo, y dijo: ¡Cuán terrible es
este lugar! No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del cielo.
18Y se levantó Jacob de mañana, y
tomó la piedra que había puesto de cabecera, y la alzó por señal, y derramó
aceite encima de ella. 19Y llamó el nombre de aquel lugar Bet-el,25
aunque Luz26 era el nombre de la ciudad primero. 20E
hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje
en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, 21y
si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios. 22Y
esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me
dieres, el diezmo apartaré para ti.[2]
Salmo 21
Alabanza por haber sido librado del enemigo
Al músico principal. Salmo de David.
1 El rey se
alegra en tu poder, oh Jehová;
Y en tu salvación, ¡cómo se
goza!
2 Le has
concedido el deseo de su corazón,
Y no le negaste la petición de
sus labios.
Selah
3 Porque le
has salido al encuentro con bendiciones de bien;
Corona de oro fino has puesto
sobre su cabeza.
4 Vida te
demandó, y se la diste;
Largura de días eternamente y
para siempre.
5 Grande es
su gloria en tu salvación;
Honra y majestad has puesto
sobre él.
6 Porque lo
has bendecido para siempre;
Lo llenaste de alegría con tu
presencia.
7 Por cuanto
el rey confía en Jehová,
Y en la misericordia del
Altísimo, no será conmovido.
8 Alcanzará
tu mano a todos tus enemigos;
Tu diestra alcanzará a los que
te aborrecen.
9 Los pondrás
como horno de fuego en el tiempo de tu ira;
Jehová los deshará en su ira,
Y fuego los consumirá.
10 Su fruto
destruirás de la tierra,
Y su descendencia de entre los
hijos de los hombres.
11 Porque
intentaron el mal contra ti;
Fraguaron maquinaciones, mas
no prevalecerán,
12 Pues tú los
pondrás en fuga;
En tus cuerdas dispondrás
saetas contra sus rostros.
13 Engrandécete,
oh Jehová, en tu poder;
Cantaremos y alabaremos tu
poderío.[3]
a a 16.13: Mt. 6.24.
1 Gr. Mamón.
b b 16.16: Mt. 11.12–13.
c c 16.17: Mt. 5.18.
d d 16.18: Mt. 5.32; Mr. 10.11–12; 1 Co.
7.10–11.
[1] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Lc
15.32-16.31
a a 28.4: Gn. 17.4–8.
b b 28.12: Jn. 1.51.
c c 28.13: Gn. 13.14–15.
d d 28.14: Gn. 12.3; 22.18.
25 Esto es, Casa de Dios.
26 Esto es, Almendro.
[2] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Gn
27.46-28.22
[3] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Sal
20.9-21.13
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