domingo, 30 de septiembre de 2018

¡Cómo conocer la Voluntad de Dios para tu Vida!


29 de Septiembre

¡Buena, agradable y perfecta!

Por Riqui Ricón*

Cuando yo decía: Mi pie resbala, Tu misericordia, oh Jehová, me sustentaba. En la multitud de mis pensamientos dentro de mí, Tus consolaciones alegraban mi alma (Sal 94.18-19).

Lo más maravilloso de ser un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo es que puedes confiar totalmente en tu Padre celestial.

Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre (y la mujer) que en ti confía (Sal 84.12).

La Palabra de Dios es el Honor de Dios y, por lo tanto, tienes absoluta certeza para vivir la Vida Victoriosa que se te ofrece a través de ella.

Pudiera ser que, a tu entender, estás a punto de resbalar y caer delante de algún problema o circunstancia adversa pero, la Verdad, es que Dios te sostiene con Su Amor y misericordia, y, si puedes creer, Él ha ordenado que se te dé un manto de alegría en lugar del espíritu angustiado ofreciéndote paz y alegría a tu alma (tus pensamientos y emociones), en lugar del temor y la aflicción.

Mas Jehová me ha sido por refugio, Y mi Dios por roca de mi confianza (Sal 94.22).

Así que, para iniciar bien este día debes establecer claramente en tu vida y corazón que, de acuerdo a la Palabra de Dios, tú eres la persona más importante para Dios.

¡Él te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti!

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Por lo tanto, Dios no te ha dejado, ni te dejará jamás, y además ha decretado Palabras Eternas de Amor y Bendición sobre tu Vida.

Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma (3 Jn 2).

¿Te das cuenta? ¡Ni la pobreza, ni la enfermedad, ni ninguna otra cosa que te robe el gozo y la paz serán, jamás, la voluntad de Dios, tu Padre!

Dado que la buena voluntad de Dios para contigo es agradable y perfecta puedes dejar de temer y comenzar a creer.

¡Cambia tu forma de pensar y cambiarás tu forma de hablar!

Para lograr esto necesitas tomar la firme determinación de hacer de la Biblia la norma máxima de tu vida y te aseguro que tú ya no le permitirás más a ningún problema, enfermedad o circunstancia volver a establecerse en tu vida en contra de la voluntad de Dios.

Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado (Isa 26.3).

Confía en Dios y no permitas que la apariencia de tus circunstancias te llenen de miedo, duda y desánimo, robándote la fe [que es creerle a Dios, creyendo Su Palabra]. Tú puedes, como tu Padre, llamar las cosas que no son como si fueran, así que, sométete a la Palabra de Dios y resiste el temor, la pobreza y la enfermedad llamando a la fe [que es creerle a Dios, creyendo Su Palabra], llamando a la prosperidad y a la salud que Cristo Jesús ya compró para ti a precio de Su Sangre.

¡Es tu derecho!

Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas (Jos 1.8-9).

¡Cambia tu forma de pensar y cambiarás tu forma de hablar!

Haz de la Biblia la norma máxima de tu vida poniéndola en tu mente, boca y corazón, porque entonces, no antes, ni después, ni de ninguna otra forma, sino entonces harás prosperar tu camino y TODO te saldrá bien.

Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre (y la mujer) que en ti confía (Sal 84.12).

Dios no miente. Él lo ha dicho y lo va hacer. Él lo ha hablado y lo va a ejecutar.

¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre,  que se nos llame hijos de Dios!  ¡Y lo somos!  El mundo no nos conoce,  precisamente porque no lo conoció a él  (1 Jn 3.1 NVI).

Tú eres ese (esa) Hijo(a) de Dios que confía en su Padre y sabes, que sabes, que tu vida está ya resuelta. La resolvió Jesús al morir en esa cruz pagando todos tus pecados y al resucitar venciendo a la muerte para darte, a ti, la Vida Eterna; que es la Vida que sólo un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo tiene DERECHO a disfrutar.

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).

Una Vida plena y abundante.

Jesús lo dijo: ¡Consumado es!

Así que, muy a pesar de tus circunstancias, ten por cierto que hoy, ¡tú puedes ser feliz!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, vengo delante de Tu Presencia para declarar que estoy lleno(a) de fe. Sé que me amas tanto que preferiste entregar a Tu Hijo, Jesús, antes que perderme a mí. Soy tu especial tesoro y aunque mi padre y mi madre me hayan dejado, con todo Tú me has recogido. ¡Soy amado(a) de Dios! Me determino hoy a seguir creyendo Tu Palabra, la Biblia. Señor Jesús, este día puedo estar confiado delante de Tu Presencia sabiéndome amado(a) por Ti. Soy dichoso(a), mil veces feliz, pues Tú estás aquí conmigo y si Dios es conmigo ¿quién contra mí? Tu Palabra me sustenta y alegra mi alma. Sé que me quieres próspero(a), saludable y en plenitud. Mis pensamientos y corazón están contigo, Señor. Aunque ande en valle de sombra y de muerte no temeré mal alguno porque Tú, Jesús, estás conmigo. Caerán a mil lado mil y diez mil a mi diestra más a mí no llegará porque en Ti yo he creído. Resisto al espíritu de temor y duda, y me determino a hacer de este día el mejor día de mi vida recibiendo Tu Amor y Tu Verdad. ¡Tu Palabra es la Verdad! Todo lo puedo y en Ti, Jesús, en todas las cosas soy más que vencedor(a). Así es, en Ti, Jesús, tengo mi vida resuelta. Por lo tanto, resisto al espíritu de desánimo e incredulidad que quiere sembrar en mí, su miedo. Soy sano(a) y soy libre, pues la ley del espíritu de vida en Cristo Jesús me ha hecho libre de la ley del pecado y de la muerte. ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011



Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Septiembre 29                        3 Jn   /  Es 7-8   Sal 94




viernes, 28 de septiembre de 2018

En semejante situación, ¿quién podrá ayudarte?



28 de Septiembre

¡La Palabra de Dios te ayuda!

Por Riqui Ricón*

Profetizaron Hageo y Zacarías hijo de Iddo, ambos profetas, a los judíos que estaban en Judá y en Jerusalén en el nombre del Dios de Israel quien estaba sobre ellos.  Entonces se levantaron Zorobabel hijo de Salatiel y Jesúa hijo de Josadac, y comenzaron a reedificar la casa de Dios que estaba en Jerusalén; y con ellos los profetas de Dios que les ayudaban (Es 5.1-2).

Esos fueron días muy difíciles para el pueblo de Israel: después de 70 años de haber sido destruido el templo y la ciudad de Jerusalén por causa de sus pecados e incredulidad, ellos seguían cautivos y llenos de temor. A pesar de tener la orden y el propósito de reedificar el templo, y con ello sus vidas; las circunstancias y los enemigos los habían amedrentado a tal grado que estaban inmovilizados. Estando en esta condición Dios envía Su Palabra y les fortalece animándolos a que pongan manos a la obra. Curiosamente, fueron los profetas quienes les ayudaban, con la Palabra de Dios.

Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios (Ro 10.17).

Y les dijo: ¿No sabéis esta parábola? ¿Cómo, pues, entenderéis todas las parábolas? El sembrador es el que siembra la palabra (Mar 4.13-14).

Esta es, pues, la parábola: La semilla es la palabra de Dios (Luc 8.11).

Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe (1 Jn 5.4).

Estimado(a) amigo(a), si el día de hoy estás enfrentando cualquier tipo de problema: enfermedad, deudas, pobreza, soledad, conflictos familiares, divorcio, trabajo, miedo, depresión, etc., aquí tienes el consejo más práctico y exitoso para salir victorioso(a) de todas esas circunstancias: lee, estudia y medita la Biblia, que es la Palabra de Dios.

¡Deja que la Palabra de Dios te ayude!

Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).

Esta es la instrucción que Dios te da. Este es el secreto que tu Padre te entrega para que conozcas la clave con la que harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien.

Pon la Palabra de Dios en tu mente, boca y corazón. Esto producirá la fe que tu corazón necesita y quitará la duda, el temor y el desánimo que pretenden paralizarte. Te aseguro que haciendo esto, te darás cuenta que en Verdad TODO lo puedes en Cristo que te fortalece y que en TODA circunstancia saldrás más que vencedor(a) por medio de Aquel que te amó, Cristo Jesús.

Así pues, la fe nace al oír el mensaje, y el mensaje viene de la palabra de Cristo (Rom 10.17 DHH).

La Biblia produce fe y recuerda que la fe es la victoria con que vences al mundo y sus problemas.

Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios,  de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía (He 11.3),

La Palabra de Dios es la semilla que nutre y protege al embrión de la fe y la fe (creerle a Dios, creyendo Su Palabra) es la fuerza más poderosa del universo y el Padre la puso a tu entera disposición.

Cuando el día comenzó a refrescar,  oyeron el *hombre y la mujer que Dios andaba recorriendo el jardín;  entonces corrieron a esconderse entre los árboles,  para que Dios no los viera. Pero Dios el Señor llamó al hombre y le dijo:   ¿Dónde estás?  El hombre contestó:   Escuché que andabas por el jardín,  y tuve miedo porque estoy desnudo.  Por eso me escondí (Gen 3.8-10).

Por el otro lado, el miedo y el temor también son una fuerza espiritual, es la fe corrompida por la incredulidad a la Palabra de Dios que Satanás sembró en Adán y Eva en el huerto del Edén. Desde entonces, el diablo utiliza, con gran éxito, la duda y el temor  para mantener cautivos a los que ignoran la Palabra de Dios y viven cautivos a la incredulidad.

Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;  y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (Jn 8.31-32).

Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio (2 Ti 1.7).

Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios (Ro 8.15-16).

Sin embargo, a pesar de todos los intentos desesperados de Satanás para desanimarte, por la Sangre de Jesús tú has sido hecho(a) un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, la Palabra de Dios, que es la Verdad, te hace libre y, por eso, ya has vencido.

Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo (1 Jn 4.4).

Al igual que los israelitas del tiempo de Esdras, tú puedes poner manos a la obra, pues la fe sin obras es muerta. Sabrás que estás actuando con fe cuando cambies tu forma de hablar respecto a los problemas o situaciones que estés viviendo. Siempre, la primer obra de tu fe será cambiar tu forma de pensar y de hablar respecto a las circunstancias, pues esto (cambiar tu forma de hablar), refleja, más que nada, que estás creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra.

En lugar de decir, está difícil, no creo que suceda, nunca vas a cambiar, contigo siempre es lo mismo, creo que me voy a enfermar, etc. Mejor pon la Palabra de Dios en tu corazón y comienza a declarar:

o   Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

o   Yo he creído que Jesús es el Señor, por lo tanto soy salvo(a) yo y toda mi casa. Nadie en mi familia se va a perder. Todos vendrán a Cristo. Dios lo ha prometido y Él lo va a cumplir.

o   Mi Dios pues suplirá todo lo que me falta conforme a Sus riquezas en gloria.

o   Ciertamente Jesucristo llevo mis enfermedades y sufrió mis dolores y por Sus heridas yo ya fui sanado(a).

o   De todo problema, aflicción o enfermedad, yo voy a salir más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús.

La fe es la certeza que lo que Dios dijo, Él lo hará; es la convicción que lo que Dios habló, Él lo ejecutará.

Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve (He 11.1).

Por todo esto, pon mucha atención a lo que piensas y hablas, pues si lo que piensas y hablas está lleno de duda e incredulidad tu fe está siendo anulada y estás en riesgo de ser paralizado(a) por el espíritu de temor.

Así que, cobra ánimo, levántate y comienza a declarar en voz audible lo que Dios, en Su Palabra, la Biblia, dice acerca de ti.

Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza (Efe 10.6).

Y, ¿cuál será el poder de la fuerza de Dios? ¿Sus músculos? ¿Sus ángeles? O, ¡Su Palabra!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, en este día estoy delante de Tu Presencia para declarar que estoy lleno(a) de fe. Sé que me amas tanto que preferiste entregar a Tu Hijo, Jesús, antes que perderme a mí. Soy tu especial tesoro y aunque mi padre y mi madre me hayan dejado, con todo Tú me has recogido. ¡Soy amado(a) de Dios! Me determino hoy a seguir creyendo Tu Palabra, la Biblia. Señor Jesús, yo soy quien Tú dices que soy: más que vencedor(a), quien todo lo puede. Resisto al espíritu de desánimo e incredulidad que quiere sembrar en mí, su miedo. Soy sano(a) y soy libre, pues la ley del espíritu de vida en Cristo Jesús me ha hecho libre de la ley del pecado y de la muerte. Jesús, Tú me redimiste de la maldición al hacerte maldito por mí y ahora vivo y camino en Tu bendición. Gracias, muchas gracias. Tú, Espíritu Santo vives en mí y conmigo. Tengo Tu Palabra que me ayuda. Tengo Tu unción. Tengo Tu fe. Tengo Tu Amor. ¡No hay forma en que pueda perder! Por lo tanto, creo y declaro que todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Yo he creído que Tú, Jesús, eres el Señor, por lo tanto soy salvo(a) yo y toda mi casa. Nadie en mi familia se va a perder. Todos vendrán a Cristo. Dios, Tú lo has prometido y Tú me lo vas a cumplir. Así que, mi Dios pues suplirá todo lo que me falta conforme a Sus riquezas en gloria. Ciertamente Tú, Jesucristo, llevaste mis enfermedades y sufriste mis dolores y por Tus heridas yo ya fui sanado(a). De todo problema, aflicción o enfermedad, yo, _________ (tu nombre aquí) voy a salir más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011



Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Septiembre 28                        2 Jn   /  Es 5-6   Sal 93


¡Cómo puedes, de una vez por todas, obtener la Victoria!



27 de Septiembre


¡Creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra!


Por Riqui Ricón*


Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios… Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe (1 Jn 5.1a, 4).


Doy gracias a Dios por la claridad y sencillez con las que estableció en Su Palabra tu cambio de vida, esto es: tu liberación de la ley del pecado y de la muerte; la renovación total de tu existencia; ¡tu Nuevo Nacimiento!


Así es, si tú crees que Jesús es el Cristo, el Mesías Salvador de los hombres, quien pagó con Su Sangre y con Su Vida el castigo de todos tus pecados, entonces, tú, mi querido(a) hermano(a), según la Biblia, que es la Palabra de Dios, y no miente, eres Nacido(a) de Dios.


Y, puesto que la Escritura establece que tú has Nacido de Nuevo no de simiente corruptible sino de incorruptible por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23), entonces, Dios ha establecido en Su Palabra que tú eres el que vence al mundo con tu fe, ¡creyéndole a Él, creyendo Su Palabra!


Efectivamente, Dios lo dice y es la verdad. No depende de si te sientes o te ves en victoria en este momento de tu vida o si lo sientes o no lo sientes, ni tampoco depende de si te ves a ti mismo(a) en victoria. Sólo depende de si lo crees o no lo crees. Sólo depende de si en realidad crees que la Biblia es la Palabra de Dios y que por lo tanto es la Verdad.


Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? (Num 23.19).


Es por esto que la victoria que vence toda enfermedad, toda pobreza, toda angustia, toda soledad, toda depresión y toda aflicción es tu fe, que es creerle a Dios, creyendo Su Palabra. Así es, no sólo se trata de creer en Dios sino creerle a Dios. Creer a Su Palabra, la Biblia.


Si acaso llegas a pensar que estoy siendo demasiado reiterativo con lo de creerle a Dios, creyendo Su Palabra, quisiera decirte que no lo he sido lo suficiente, pues la única llave, la única clave, para que realices la Vida Plena y Victoriosa que tu Padre celestial anhela para ti, está en que hagas de Su Palabra, la Biblia, la norma máxima de tu existencia.


Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo (Jn 16.33).


En medio de cualquier problema, enfermedad o aflicción, tú puedes encontrar la perfecta Paz en las Palabras de Jesús y puedes confiar en Él, pues Jesús ya ha vencido al mundo.


Esta es tu victoria; esta es tu paz y tu gozo: saber que Dios no puede mentir, que Él tiene Palabra de Honor y primero el cielo y la tierra pasarán antes que deje de cumplirte una sola de Sus Palabras.


El cielo y la tierra pasarán,  pero mis palabras no pasarán (Luc 21.33).


No son tus circunstancias las que determinan tu victoria. No lo son los resultados médicos, ni los muchos o pocos recursos económicos de los que dispongas. Tampoco lo son tus habilidades o capacidades para resolver los conflictos y problemas familiares. ¡Lo que determina tu victoria es tu fe!


Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.  Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos (Isa 26.3-4).


Dios, tu Padre, se ha comprometido a guardarte en completa paz cuando tú perseveras manteniéndote constante y persistentemente confiando en Él, creyendo Su Palabra. Al fin y al cabo, Dios tiene Palabra de Honor y si Él dice que en todas las cosas saldrás más que vencedor(a), entonces, es cosa segura, puedes confiar que, efectivamente, saldrás más que vencedor(a) por medio de Aquel que te ama, Cristo Jesús.


Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó (Ro 8.37).


Tu vida y tu victoria están garantizadas por la Palabra de Honor de tu Padre celestial. ¡Puedes tener paz!


Os he dicho todas estas cosas para que en mí encontréis vuestra paz. Siempre tendréis en el mundo pruebas que os afligirán, pero confiad en mí, porque yo he vencido al mundo (Jn 16.33 CST).


Confiar en Dios (creer que la Biblia es en verdad la Palabra de Dios), es la clave para que comiences a vivir, de una vez por todas, una vida plena y dichosa.


Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).


Todas las cosas que la Biblia asegura acerca de ti fueron declaradas por Dios en Su Palabra para que tú tengas la certeza que Él te ama y que tuya es la Victoria:


Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).


Recuerda siempre que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, Jesús, para que pagara todos tus pecados, antes que perderte a ti.


Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él (2 Co 5.21).


Has sido declarado(a) justo(a) por Dios, y eso es exactamente lo que tú eres, ¡Justo(a)!


Mirad qué grande es el amor del Padre, que nos llamamos hijos de Dios, ¡y lo somos! Sin embargo, el mundo no nos reconoce porque no conoce a Dios (1 Jn 3.1 CST).


Literal y legítimamente, ahora eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacida(o) de Nuevo.


porque en vosotros se ha operado un nuevo nacimiento, que ya no es debido a una simiente corruptible, sino a la incorruptible y permanente palabra de Dios (1 P 1.23 CST).


A pesar de todo lo que el diablo pretende hacerte creer, la Verdad es que tú YA NO ERES la misma persona que solías ser. Ese (esa) pecador(a) vendido(a) al pecado y destinado(a) a la muerte eterna YA NO EXISTE MÁS. ¡Murió en la cruz!


¿Qué otra cosa podemos decir? ¿Seguiremos pecando, para que Dios pueda manifestar más ampliamente su gracia salvadora?  ¡De ninguna manera! No podemos seguir viviendo bajo el dominio del pecado después de haber muerto en lo que al pecado respecta. Entended esto: todos los que hemos sido bautizados en el nombre de Cristo Jesús, por el hecho mismo del bautismo estamos unidos a él en su muerte. Simbólicamente, nuestra vieja naturaleza amante del pecado quedó muerta y sepultada con Cristo en el bautismo, para que podamos andar en una maravillosa vida nueva, de acuerdo con la nueva vida que él recibió al ser resucitado de entre los muertos por el glorioso poder de Dios Padre. De este modo pasamos a formar parte de él mismo. Por así decirlo, cuando él murió, nosotros morimos con él, pero ahora compartimos su nueva vida porque también resucitamos con él en su resurrección (Ro 6.1-5 CST).


¡Literal y legítimamente TÚ ERES un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo!


No en vano la Escritura dice: De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Co 5.17).


Satanás siempre tratará, una y otra vez, de convencerte que esto no es verdad, pero recuerda:


Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo;  y esta es la victoria que ha vencido al mundo,  nuestra fe [creerle a Dios, creyendo Su Palabra] (1 Jn 5.4).


Pues todo hijo de Dios vence este mundo de maldad, y logramos esa victoria por medio de nuestra fe [creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra] (1 Jn 5.4 NTV).


Oremos en voz audible:


Amado Padre celestial, dichoso(a), mil veces feliz y pleno(a) el hombre y la mujer que en Ti confían. Gracias porque puedo confiar en Ti. Yo confío en Ti, Señor Jesús. Tú me guardas en completa paz. Tú eres mi luz y mi salvación, eres mi sanador y libertador, me sostienes con Tu diestra de Justicia y me has dado la victoria. Yo te creo Señor, creo Tu Palabra y no voy a temer. Desecho de mi vida la duda, el temor y la incredulidad. Yo soy Tu Hijo(a) y puedo declarar con toda certeza: Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. Aunque un ejército acampe contra mí, No temerá mi corazón; Aunque contra mí se levante guerra, Yo estaré confiado (Sal 27.1-3). Ante cualquier circunstancia adversa, yo, ____________ (tu nombre aquí), creo y declaro que Tú, Señor, aumentarás mis fuerzas como las del búfalo; Seré ungido con aceite fresco. Y mirarán mis ojos sobre mis enemigos; Oirán mis oídos de los que se levantaron contra mí, de los malignos. Yo soy justo(a) y floreceré como la palmera; Creceré como cedro en el Líbano. Estoy Plantado(a) en la casa de Jehová, En los atrios de mi Dios floreceré. Aun en la vejez fructificaré; Estaré vigoroso(a) y verde, Para anunciar que Tú, Jehová,  mi fortaleza eres recto, Y que en Ti no hay injusticia. Así que, ¡Abba! ¡Padre! Yo soy Tuyo(a), y en Cristo Jesús ya he vencido, pues mayor eres Tú, Espíritu Santo, que vives en mí y conmigo, que el que está en el mundo. Padre, ¡Todas y cada una de Tus Promesas son en mí, sí y amén! Me someto a Ti, mi Dios y Padre, me someto a Tu Palabra, resisto a Satanás y éste tiene que huir de mi vida. No recibo ni la duda, ni el temor, ni la enfermedad, ni la pobreza, ni la angustia, ni la depresión. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! En el nombre de Jesús. Amén.


 Nota Importante:


¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?


Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:


Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.


*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011




Lectura y Meditación de la Palabra de Dios


Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.


Septiembre 27                     1 Jn 5  /  Es 3-4   Sal 92