martes, 29 de noviembre de 2016

¡Cómo vivir en la Voluntad de Dios!


 

21 de Noviembre

¡Tu carne está vencida! ¡Sí puedes vivir conforme a la voluntad de Dios!

Por Riqui Ricón*

Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado, para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios (1 P 4.1-2).

Cada vez que leo en la Escritura acerca de la lucha contra el pecado, acerca de la vieja naturaleza y el no vivir conforme a mi carne, le agradezco a Dios con todo mi corazón por Su gran Amor con que me ha amado expresado en el sacrificio que Jesús hizo por mí al morir en esa cruz.

Si te preguntas, ¿qué tiene que ver una cosa con la otra? Quiero decirte que están íntima y totalmente relacionados, pues es gracias a la muerte y resurrección de Jesucristo que se pagó el precio de TODOS tus pecados: pasados, presentes y futuros; para que así, estando tú totalmente libre del pecado, fueses hecho(o) conforme a la imagen de Su Hijo.

Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos (Ro 8.29).

Me parece sumamente curioso que algunos creyentes se molesten cuando afirmo que Jesucristo ya no es más el Hijo unigénito del Padre. En lugar de considerar esto una especie de blasfemia o degradación hacia Jesús, deberíamos dar gracias que Él no tuvo Su condición de ser igual a Dios como algo a que aferrarse, sino que se despojó a Si mismo para que ahora, tú y yo, seamos también Hijos de Dios.

Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz (Fil 2.5-8).

¡Jesús es el primogénito del Padre y tú eres su hermano(a) menor!

La Biblia, que es la Palabra de Dios, y no puede mentir, dice que la ley del espíritu de vida en Cristo Jesús te ha hecho LIBRE de la ley del pecado y de la muerte. No dice que serás libre a través de tus acciones y esfuerzos para ser santo(a) y agradar a Dios sometiendo tu carne; sino que, claramente dice, ya fuiste, tú, hecho(a) libre por Cristo Jesús, pues, además de haber pagado el precio de tu redención, también padeció por ti en la carne.

Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte (Ro 8.1-2).

Por lo que Jesús hizo en la cruz por Amor a ti, venciendo a la muerte con Su resurrección, ahora tú eres esta persona que no estás conforme con la carne sino conforme al Espíritu.

- ¿Cómo se puede hacer esto? Le preguntó Nicodemo a Jesús, y éste le respondió: -si no nacieres de nuevo no podrás ver ni entrar al reino de Dios (Jn 3.1-6).

En el momento que tú hiciste a Jesús el Señor de tu vida y lo aceptaste como Salvador, en ese preciso instante Naciste de Nuevo; la mujer o el hombre que tú eras, muerto(a) en delitos y pecados, dejó de existir en esa cruz y ahora tú eres nueva creación de Dios: un(a) Hijo(a) de Dios NACIDO(A) DE NUEVO.

De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así.  De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas  (2 Co 5.16-17).

Así que, no se trata de luchar contra la carne y de pagar un precio por tu santidad, sino que, EN VERDAD se trata de creer, aceptar y recibir la santificación mediante la fe [mediante creerle a Dios, creyendo Su Palabra]. Esto es, no vives en santidad para creer, demostrar o sentirte Hijo(a) de Dios, sino que vives muerto(a) a la carne porque ahora YA ERES UN(A) VERDADERO(A) HIJO(A) DE DIOS NACIDO(A) DE NUEVO. Esto es lo que dice la Biblia y, ¡esta es la Verdad!

Ahora bien, el saber y creer esto, de ninguna manera es una licencia para pecar o vivir una vida libertina; no, nada de eso. La Biblia lo dice así:

¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?  En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?  ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?  Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva (Ro 6.1-4).

Los pecadores, pecan, eso es lo que les gusta y saben hacer. Pero, los(as) Hijos(as) de Dios hemos Nacido de Nuevo y ahora creemos y vivimos de acuerdo a la Palabra de Dios, la Biblia. Ya no andamos más conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.

Así que, la victoria sobre tu carne no está en hacer algo sino en creer lo que Dios hizo por ti y en lo que dice acerca de quién ahora eres tú, por medio de Jesucristo. No es por lo que hagas o tengas sino por quién eres. Una vez que creas esto, puedes actuar y hacer que tu fe no sea muerta sino plena de obras y frutos de justicia, ya que la Voluntad de Dios es tu santificación (1 Tes 4.3).

MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos  (1 Jn 3.1).

Ahora eres un(a) Hijo(a) amado(a) de Dios y la ley del pecado y de la muerte con su enfermedad, pobreza, tristeza, soledad, depresión, etc., nada, absolutamente nada, tiene en ti. Puedes, con tu fe, creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra, echarlos fuera de tu vida. Jesús no sólo pago todos tus pecados al morir en la cruz por Amor a ti, sino que, también compró para ti una Vida Nueva: la Vida Eterna, para que la vivas plena y abundantemente sobre la tierra.

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).

¡Es verdad! ¡Ahora SÍ puedes vivir conforme a la voluntad de Dios!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, una vez más, quiero decirte que te amo, que estoy muy agradecido(a) por tanto y tan grande Amor. De todos mis pecados me arrepiento y, confesándotelos, te pido perdón. Gracias, pues sé que me has perdonado ya que, Si confesamos nuestros pecados, Tu eres fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Señor Jesús, hoy me levanto de toda condenación, fracaso o debilidad para ser ese(a)  Hijo(a) que Tú has puesto en autoridad y dominio. Todo lo puedo en Ti, Señor, y en todas las cosas que estoy viviendo hoy, soy más que vencedor(a) por medio de Tu Amor. Me declaro sano(a), libre, próspero(a) y lleno(a) de Tu Amor, para ser luz en medio de las tinieblas y cumplir mi propósito en la tierra amando a mis semejantes como a mí mismo. Gracias Espíritu Santo, pues estás aquí conmigo y de ninguna forma podemos fallar pues mayor eres Tú, que estás en mí, que el que está en el mundo. ¡Soy Santo(a)! ¡Soy justo(a)! ¡Soy perfecto(a)! Puedo ser feliz. Por la Sangre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Noviembre 21                         1 P 4   /  Jer 37-38  /  Sal 137

 

 

¡Cómo acceder a la Plenitud de Dios!

 

20 de Noviembre

¡La Biblia es Palabra de Honor!

Por Riqui Ricón*

Toma un rollo de libro, y escribe en él todas las palabras que te he hablado contra Israel y contra Judá, y contra todas las naciones, desde el día que comencé a hablarte, desde los días de Josías hasta hoy.  Quizá oiga la casa de Judá todo el mal que yo pienso hacerles, y se arrepienta cada uno de su mal camino, y yo perdonaré su maldad y su pecado (Jer 36.2-3).

Una de las cosas que más me han asombrado en estos días es el descubrir cómo los seres humanos han desarrollado una resistencia natural, una antipatía disimulada, hacia la Palabra de Dios; exactamente igual a como el rey Joacim y sus príncipes lo hicieron en los días del profeta Jeremías.

Me asombra saber que el 100 por ciento de los cristianos confiesan creer que la Biblia es la Palabra de Dios y, sin embargo, muchos viven vidas carentes del poder y de la Presencia de Dios en sus vidas, viven luchando todos los días una batalla, que parecieran ir perdiendo, contra las enfermedades, las carencias económicas, el rencor, el resentimiento, el miedo y el dolor (por no mencionar al pecado).

¿Cómo puedes reconciliar la vida que vives con las Palabras de Jesús cuando dijo:

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).

O cuando declaró enfáticamente:

De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre (Jn 14.12)?

Parece contradictorio pero la respuesta es muy sencilla. Simplemente creyéndole a Él, creyendo que, efectivamente, la Biblia es lo que dices que es: la Palabra de Dios, las Palabras que salieron de la boca de Dios, y que te fue dada para tu beneficio.

En el epígrafe de esta reflexión se nota que Dios le dijo a Jeremías, quizá oigan y se arrepientan y yo les perdone. Esto te muestra claramente que el deseo de Dios es ser escuchado. Es más, Dios mismo pregunta por medio del profeta Isaías ¿Quién ha creído a nuestro mensaje?

Quién ha creído a nuestro anuncio?  ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová? (Isa 53.1).

Para una correcta relación con Dios y para que se revele Su Poder en tu vida, es necesaria una sencilla pero muy trascendente decisión: ¿A quién le vas a creer, a tu forma de ver las cosas, como siempre lo has hecho, o a la Palabra de Honor del Dios Vivo y Verdadero que te ha amado tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti?

La serpiente era más astuta que todos los animales del campo que Dios el SEÑOR había hecho, así que le preguntó a la mujer: —¿Es verdad que Dios les dijo que no comieran de ningún árbol del jardín? —Podemos comer del fruto de todos los árboles —respondió la mujer—. Pero, en cuanto al fruto del árbol que está en medio del jardín, Dios nos ha dicho: “No coman de ese árbol, ni lo toquen; de lo contrario, morirán.” Pero la serpiente le dijo a la mujer: —¡No es cierto, no van a morir! (Gen 3.1-4 NVI).

Es curioso que en miles de años que han transcurrido desde la caída del hombre, la situación sigue siendo prácticamente la misma. El mismo dilema que tuvieron que resolver Adán y Eva en el jardín del Edén es el mismo al que tú te enfrentas cada día. Permíteme explicarlo así: Dios dice una cosa respecto a tus necesidades o a tu forma de vivir y la serpiente (el mundo) dicen otra, ¿quién de los dos dirá la verdad, la serpiente o Dios? ¿A quién, de los dos, le vas a creer?

Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones (2 P 1.19).

No lo dudes mi amado(a), Dios te ha dado Su Palabra para tu provecho y no para quitarte o restarte algo de tu vida. De hecho, Su propósito es llevarte a un nivel tan extraordinario de vida que, por medio de la fe [de creerle a Dios, creyendo Su Palabra], realices muy altos y excelentes logros.

¿Y qué es la fe? Tener fe es tener muy en claro y resuelto cada uno de los siguientes tres principios:

1) Si Dios lo dice en Su Palabra, entonces, es la Verdad y por lo tanto Él lo va a cumplir.

Pero yo te declararé lo que está escrito en el libro de la verdad (Dan 10.21a).

Ahora pues, Jehová Dios, tú eres Dios, y tus palabras son verdad, y tú has prometido este bien a tu siervo (2 S 7.28).

Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad (Jn 17.17).

2) Primero el cielo y la tierra dejan de existir antes que se deje de cumplir una sola de las Palabras que han salido de la Boca de Dios.

El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán (Luc 21.33).

3) Él es Dios y, por lo tanto, no puede mentir ya que cada Palabra que sale de Su Boca tiene todo el Poder de Dios en Si misma para hacerse cumplir.

Dios no es un simple mortal para mentir y cambiar de parecer. ¿Acaso no cumple lo que promete ni lleva a cabo lo que dice? Se me ha ordenado bendecir, y si eso es lo que Dios quiere, yo no puedo hacer otra cosa (Núm 23.19-20 NVI).

La Biblia define la fe como la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve (He 11.1). Así, Fe es la plena certeza de que lo que esperas ha de llegar. Es el convencimiento absoluto de que has de alcanzar lo que ni siquiera vislumbras (He 11.1 BAD).

Pero, ¿cómo puedes estar seguro de algo que estás esperando cuando tu realidad es muy diferente? ¿Cómo puedes estar seguro(a) de tu sanidad si lo que tienes en la mano son los análisis clínicos y el dictamen negativo del médico? ¿Cómo puedes tener la certeza que tu matrimonio se restaurará o que tu hijo adolescente regresará a casa si lo que tienes enfrente es la demanda de divorcio o el cuarto vacío? ¿Cómo puedes estar seguro(a) que saldrás adelante con los gastos de tu familia si acabas de ser despedido(a)?

Sólo hay una respuesta posible a estas preguntas. Sólo hay un camino para obtener esa certeza y convicción: Si tienes la Palabra de Dios al respecto. Si Dios, el Todopoderoso, dice en Su Palabra algo al respecto de tu problema o situación. ¡Si tienes la Palabra de Honor de Dios puedes estar cien por ciento seguro, convencido, que saldrás adelante!

Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (Jn 8.31-32).

Acuérdate de la palabra dada a tu siervo, En la cual me has hecho esperar. Ella es mi consuelo en mi aflicción, Porque tu dicho me ha vivificadoLámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino (Sal 119.49, 50, 105).

Así que, sacúdete toda pasividad para con la Biblia y haz de la Palabra de Dios la norma máxima de tu existencia. Ponla en tu mente, boca y corazón, leyéndola y meditándola de día y de noche.

Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).

¡Esta es la clave del éxito para tu vida!

La Biblia jamás te restará algo sino todo lo contrario, siempre te sumará la Bendición de Dios para tu vida pues son las Palabras que Dios declaró para tu bien, puesto que te ama con todo Su Corazón.

no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición (1 P 3.9).

¡Has sido llamado(a) por Dios para ser heredero(a) de bendición!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, Tú Palabra, la Biblia, es la Verdad y es la Luz que guía mi vida. Porque Tú lo hablaste Dios, Jesús, el Verbo, la Palabra, se hizo carne para que, por tu gran Amor con que me has amado, al pagar Él todos mis pecados con Su Vida en la cruz, yo recibiese la Vida Eterna y la adopción de Hijo(a) Tuyo(a). ¡Gracias, Señor Jesús! ¡Escrito está! Porque Tú moriste, yo morí contigo en esa cruz. ¡Escrito está! Porque Tú resucitaste, yo resucité contigo a una vida totalmente nueva, libre del pecado y de la muerte pues con Tu Sangre me has redimido para Dios de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y me has hecho para nuestro Dios rey(reina) y sacerdote(sacerdotisa), y reinaré sobre la tierra. Padre, yo soy Tu Hijo(a) y he de reinar sobre toda aflicción, enfermedad o problema, pues para esto me dejaste aquí en la tierra; para establecer Tu Reino, anunciando Tu Gran Amor con el cual me llamaste de las tinieblas a Tu Luz admirable. Gracias mi Dios, pues no sólo lo has hablado sino que lo pusiste por escrito: ¡He sido llamado(a) por Ti para ser heredero(a)! ¡Soy heredero(a) de Tu Bendición! ¡Soy heredero(a) de Tu Palabra! ¡Soy dichoso(a) pues puedo confiar en Ti, mi Dios! Así que, de acuerdo con Tu Palabra, me declaro sano(a), próspero(a), libre y feliz. En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Noviembre 20                          1 P 3   /  Jer 35-36  /  Sal 136

 



viernes, 25 de noviembre de 2016

¿Qué es la Salvación?

 

19 de Noviembre

¡Más allá del cielo!

Por Riqui Ricón*

Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa,  pueblo adquirido por Dios,  para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;  vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia (1 P 2.9-10).

La palabra Evangelio significa buenas noticias y esto es en verdad el Evangelio de Jesucristo, ¡Buenas Noticias! Tú has sido escogido(a) y adquirido(a) por Dios como real sacerdocio y nación santa con el propósito de ser embajador(a) Suyo(a) en esta tierra.

Así que somos embajadores de Cristo; Dios hace su llamado por medio de nosotros. Hablamos en nombre de Cristo cuando les rogamos: «¡Vuelvan a Dios!» (2 Co 5.20 NTV).

Así que, como puedes ver, tu vida en este mundo no se trata de que hagas todo lo posible para irte al cielo al final de tus días sino que, tu vida en este mundo se trata de vivir una Vida con Propósito, una Vida plena y abundante, pues ahora, al haber Nacido de Nuevo y con Jesús en tu corazón, como Rey y Señor de tu vida, eres totalmente apto(a) para participar de la herencia de los santos en luz.

Por eso, desde el día en que lo supimos no hemos dejado de orar por ustedes. Pedimos que Dios les haga conocer plenamente su voluntad con toda sabiduría y comprensión espiritual,  para que vivan de manera digna del Señor, agradándole en todo. Esto implica dar fruto en toda buena obra, crecer en el conocimiento de Dios y ser fortalecidos en todo sentido con su glorioso poder. Así perseverarán con paciencia en toda situación, dando gracias con alegría al Padre. Él los ha facultado para participar de la herencia de los santos en el reino de la luz (Col 1.9-11 NVI).

Y, ¿cuál será esa herencia?

alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos (Efe 1.18).

¿Cuál es la esperanza a la que Él te ha llamado? ¿Cuál es la riqueza de la gloria de tu herencia? Veamos,

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti y si te das cuenta, la Escritura dice que ahora, sí, AHORA, gozas de la Vida Eterna que Cristo Jesús compró para ti al pagar todos tus pecados en esa cruz.

Porque si bien la paga del pecado es muerte, el regalo que nos da Dios es vida eterna a través de Jesucristo nuestro Señor (Ro 6.23 BAD).

La Biblia, que es la Palabra de Dios, y no miente, no dice que obtendrás la Vida Eterna por tus acciones justas; dice que ya tienes la Vida Eterna por lo que el Justo hizo por ti. Así como no dice que algún día serás linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios sino que enfáticamente declara que YA LO ERES, de la misma forma ya se te ha otorgado, como un regalo, la Vida Eterna. ¡Es tuya!

Esto es algo que el Espíritu Santo, hablándonos desde lo profundo de nuestro propio espíritu, nos enseña y asegura: que verdaderamente somos hijos de Dios. Y pues que somos sus hijos, somos también sus herederos, herederos de Dios y coherederos con Cristo, para compartir con él las riquezas de su gloria habiendo compartido también sus sufrimientos (Ro 8.16-17 CST).

Legítima y legalmente tú eres un(a) Hijo(a) de Dios y tienes pleno derecho a la herencia que tu Padre ha preparado para ti.

Porque Dios los conoció desde el principio, y de antemano los destinó a ser semejantes a su Hijo Jesucristo, a fin de que él sea el mayor entre todos los hermanos (Ro 8. 29 CST).

Entonces, la esperanza a la que Dios te ha llamado, la riqueza de la gloria de tu herencia, es la Vida Eterna que sólo un(a) Hijo(a) de Dios Nacido de Nuevo puede disfrutar. Ahora eres amado y considerado(a) por Dios exactamente de la misma forma que Él Ama y considera a Su Hijo Jesús.

Yo en ellos y tú en mí formamos una unidad perfecta, para que el mundo sepa que tú me enviaste y entienda que tú los amaste [a ellos –o sea a ti-] tanto como me has amado a mí (Jn 17.23 BAD).

En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo (1 Jn 4.17).

Si lo meditas bien, esto forzosamente tendrá que cambiar tu perspectiva de lo que tu vida es. Puesto que tus días jamás van a llegar a su fin, entonces te pertenece un propósito mayor que la mera subsistencia o sobrevivencia. Poner todos tus problemas y expectativas bajo los lineamientos de la Eternidad (la cual te pertenece), hará patente, en tu vida, la realidad de la justicia y del Amor de Dios trayendo el gozo y la paz que te permitirán alcanzar tu propósito.

Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados (Ro 8.28).

Así pues, por la Presencia del Espíritu Santo en tu vida, tú eres un(a) Hijo de Dios, tienes propósito en esta vida y estás fortalecido(a) con todo poder conforme a la potencia de Su gloria, para toda paciencia y longanimidad, con gozo, para que vivas como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios (Col 1.9-14). Esto es lo que dice la Biblia, que es la Palabra de Dios, y no miente, por lo tanto, esto es LA VERDAD.

No importa como fuera tu vida anteriormente, ahora le perteneces a Dios y has alcanzado misericordia. Recuerda siempre que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, Jesucristo, para pagar todos tus pecados, antes que perderte a ti. Y esto lo hizo con toda la intención de poder hacer de ti un(a) Hijo(a) Suyo(a).

Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos (He 2.10).

MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jn 3.1 BAD).

Ahora como Hijo(a) de Dios NACIDO(A) DE NUEVO tienes TODO EL DERECHO a una vida plena y abundante, aquí y ahora, sobre el planeta Tierra.

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).

Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma (3 Jn 2).

En el antiguo testamento, la lectura del día hoy, la Biblia nos enseña un poco más acerca del amplio significado de la salvación que Jesucristo compró para ti al pagar TODOS tus pecados en esa cruz y del propósito Eterno señalado para ti:

He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad (Jer 33.6).

Salud, prosperidad, abundancia de paz y de verdad son apenas algunos de los derechos que contempla el ser linaje escogido, real sacerdocio, nación santa,  pueblo adquirido por Dios, ya que ahora, en verdad puedes vivir una vida plena y abundante como Hijo(a) del Dios Altísimo.

No tienes por qué resignarse a padecer enfermedad alguna sólo porque tu cuerpo físico así lo siente o los médicos lo confirman. Esa pudiera ser tu realidad momentánea pero no es la Verdad, pues la Verdad dice:

quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados (1 P 2.24).

Así que, sin importar cuál sea tu situación o como te sientas el día de hoy, ten por cierto que puedes, en el nombre de Jesús, de una vez por todas, saberte y creer que eres linaje escogido, real sacerdocio, un(a) Hija(o) de Dios y RECIBIR, en este momento, lo que Jesús ganó para ti, tu sanidad, prosperidad, gozo, paz y amor.

¡No temas! ¡Cree solamente! ¡Al que cree, todo le es posible! ¡Sé sano(a)! ¡Sé libre! ¡Sé prospero(a)! ¡Recibe lo que legítimamente es tuyo! ¡Ten por cierto que vivirás más allá del cielo! ¡En el nombre de Jesús!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, cada día me doy cuenta más y más de la grandeza y hermosura de Tu Amor para conmigo. No puedo parar de darte las gracias y decirte lo mucho que te amo. Sólo Tú, el Todopoderoso Dios, has podido planear y llevar a cabo tan perfecto y maravilloso plan, gracias al cual hoy sé quién soy yo y para que estoy aquí. Por Ti, Jesucristo, y sólo por Ti, soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Soy linaje escogido, real sacerdocio, nación santa,  pueblo adquirido por Ti, mi Dios,  para que yo anuncie las virtudes de Aquel que me llamó de las tinieblas a Su luz admirable; yo ______________ (tu nombre aquí) que en otro tiempo no era nadie, pero que ahora soy Hijo(a) del único Dios, vivo y verdadero; yo ______________ (tu nombre aquí) que en otro tiempo no había alcanzado misericordia, pero ahora, por Cristo Jesús, he alcanzado Tu misericordia. Tengo Vida Eterna y puedo vivirla y la voy a vivir, plena y abundantemente. En Tu Nombre, mi Señor Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Noviembre 19                      1 P 2   /  Jer 33-34  /  Sal 135