domingo, 28 de junio de 2015

¿Qué significa Nacer de Nuevo?


15  de Junio

¡Totalmente Nuevo!

Por Riqui Ricón*

Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; de otra manera, el mismo remiendo nuevo tira de lo viejo, y se hace peor la rotura. Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo rompe los odres, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar (Mar 2.21-22).

Esta porción de la Escritura pudiera ser un poco confusa si no has comprendido a totalidad el milagro que se operó en ti el día que reconociste a Jesucristo como tu Señor y Salvador: ¡Ese día Naciste de Nuevo!

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo (2 Co 5.17-18a).

¡Tú no eres un(a) viejo(a) pecador(a) salvo(a) por Gracia! No eres un vestido viejo con un remiendo nuevo. Tampoco eres un odre viejo con vino nuevo.

Esto significa que todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado, ¡una nueva vida ha comenzado! Y todo esto es un regalo de Dios, quien nos trajo de vuelta a él mismo por medio de Cristo (2 Co 5.17-18ª NTV).

La naturaleza del pecado es tal, que no sólo corrompió al ser humano, sembrando en él la tendencia hacia lo malo, sino que hizo que ésta tendencia hacia el pecado, conocida como concupiscencia, se transmitiera de generación a generación. De modo que, en el pecado de Adán todos somos pecadores y ningún remiendo nuevo, ni ninguna llenura nueva, puede cambiar, por sí mismo, esa vieja naturaleza.

Cuando alguien se deja controlar por su naturaleza humana está en contra de Dios y se niega a obedecer la ley de Dios. De hecho, no es capaz de obedecerla porque los que siguen su naturaleza humana no pueden agradar a Dios (Ro 8.7-8 PDT).

El Espíritu Santo mostró todo esto a David cuando pedía perdón a Dios por causa de su pecado; ante la gloriosa Presencia del Espíritu de Dios, de pronto se dio cuenta que no bastaría con una limpieza de su alma, sino que él necesitaba algo mucho más profundo y duradero.

Pues en Verdad, ¡No basta un remiendo de paño nuevo en una vida vieja! ¡No sirve el vino nuevo dentro de un odre viejo!

¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba Y habitare en el extremo del mar, Aun allí me guiará tu mano, Y me asirá tu diestra. Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; Aun la noche resplandecerá alrededor de mí. Aun las tinieblas no encubren de ti, Y la noche resplandece como el día; Lo mismo te son las tinieblas que la luz (Sal 139.7-12).

Así que, por el contraste de la corrupción humana y la gloriosa Presencia del Espíritu de Dios, es evidente que la naturaleza de pecado no puede cambiarse a sí misma por la voluntad o el esfuerzo del ser humano. Sólo un milagro, solo una transformación por parte de Dios en la mismísima esencia del hombre caído, puede hacer de éste, una nueva especie de ser que no existía antes: esto es, Un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.

Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti, Y no quites de mí tu santo Espíritu. Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu noble me sustente. Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, Y los pecadores se convertirán a ti (Sal 51.10-13).

Aunque David no lo podía ver, Dios le reveló el Plan de Redención. Un Plan que ciertamente requiere de la justificación y el perdón de pecados, pero que va mucho más allá de lo que el mismo David pudiera pedir o entender. Esto es, justificarte, perdonarte y santificarte para otorgarte la Vida Eterna, que es el único tipo de Vida que un(a) Hijo(a) de Dios puede vivir.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Dios te ama tanto que prefirió entregar a su propio Hijo antes que perderte a ti. Jesús no vino a condenarte sino a ofrecerte la Plenitud de Vida que compró para ti con Su muerte y con Su resurrección.

siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).

El milagro de Amor más grande y asombroso que puedes encontrar en la Palabra de Dios es que, una vez justificado(a), perdonado(a) y santificado(a) por la Sangre de Jesús, Dios te dio vida juntamente con Cristo. Puso Su Palabra y Su propio Espíritu en ti para darte Vida Eterna y hacer de ti un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.

¡Nacido(a) de Nuevo de la incorruptible semilla que es la Palabra de Dios!

¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre,  que se nos llame hijos de Dios!  ¡Y lo somos!  El mundo no nos conoce,  precisamente porque no lo conoció a él (1 Jn 3.1 NVI).

Es por esta razón que ahora tú todo lo puedes. Es por este Gran Amor que ahora tú eres más que vencedor(a) en todas las cosas. Es esta, tu Nueva Identidad, la que te proporciona una legítima y auténtica victoria sobre todo problema, aflicción o enfermedad. Pues, al fin y al cabo, ¿qué puedes decir a todo esto? Si Dios está contigo, ¿quién contra ti? Mayor es el que está en ti, y vive en ti, que el que está en el mundo.

por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia (2 P 1.4).

Tú ya no eres un remiendo nuevo en un vestido viejo. La concupiscencia nada tiene en ti. Tú eres un(a) Hijo(a) amado(a) del Rey de reyes y Señor de señores. Todas y cada una de las promesas que tu Padre ha hecho en Su Palabra, la Biblia, te pertenecen por derecho y por naturaleza.

Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).

Así pues, ¡Cambia tu forma de mirarte a ti mismo(a)! ¡Haz de la Biblia la norma máxima de tu existencia! ¡Pon la Palabra de Dios en tu mente, boca y corazón! Porque entonces te mirarás a ti mismo(a) de la misma forma que Dios te mira y harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien.

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, es muy hermoso saberme tan amado(a) por Ti. Gracias, Señor Jesús, porque no sólo proveíste para mí el perdón de mis pecados sino que me hiciste justicia de Dios en Ti y me reconciliaste con Dios haciéndome hermano(a) Tuyo(a) e Hijo(a) del Padre. Por Ti, mi amado Jesús, he Nacido de Nuevo y ahora Dios, el Todopoderoso, es Abba, Padre, mi Papá. Leer de esto en Tu Palabra, la Biblia, me hace conocer la Verdad y la Verdad me hace libre. Soy libre para recibir, por medio de la fe en Ti, Jesucristo, esta Nueva Vida. Soy libre para recibir, por medio de la fe en Tu Palabra, esta identidad de Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, siendo renacido(a), no de una simiente corruptible, sino de la incorruptible semilla que es la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Por lo tanto, amado Padre celestial, todas y cada una de las Promesas que están en Tu Palabra son mías y para mí. Hoy puedo orar a Ti con la certeza de que me escuchas y me respondes. Tengo gozo y paz en mi corazón pues puedo pedir y recibir. Por lo tanto, en el nombre poderoso de Cristo Jesús, declaró que soy sano(a) y libre de toda enfermedad o dolencia; creo y recibo la voluntad expresa de mi Padre, Dios Todopoderoso, para ser y vivir prosperado(a) en todas las cosas. Echo fuera de mi vida todo pensamiento de temor y duda resistiendo todo engaño y mentira acerca de mí. Yo soy lo que la Biblia dice que soy. Un(a) Hijo(a) amado(a) de Dios; soy especial tesoro de mi Padre; todo lo puedo en Cristo que me fortalece y en todas las cosas, absolutamente todas las cosas, soy más que vencedor(a) por medio del Amor de Cristo Jesús, mi Rey, Señor y Salvador. Señor Jesús, hoy me alegro en el gozo y la paz que brindan el ser la persona que Tú dices que soy. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Junio        15                        Mar 2  /  2 Sam 4-5   Dan 2.24-49





miércoles, 24 de junio de 2015

¿Cuál es la Voluntad de Dios para tu Vida?


14  de Junio

¡Buena, Agradable y Perfecta!

Por Riqui Ricón*

Vino a él un leproso, rogándole; e hincada la rodilla, le dijo: Si quieres, puedes limpiarme. Y Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la mano y le tocó, y le dijo: Quiero, sé limpio. Y así que él hubo hablado, al instante la lepra se fue de aquél, y quedó limpio (Mar 1.40-42).

No existe nada más hermoso, que experimentar el asombroso y maravilloso Amor que Dios siente por ti. Mira al ejemplo de este leproso, quien es el tipo perfecto del hombre y de la mujer que han sido pecadores. Él se encuentra afectado por la enfermedad más terrible de aquella época. Es un apestado, un marginado y repudiado por la sociedad. Él es la perfecta imagen de alguien quien al parecer, su vida ya estaba terminada. Había sido sentenciado y condenado.

A un hombre así (o a una mujer), sólo un milagro, sólo una intervención del Todopoderoso, podría devolver el sentido y propósito a su existencia, pero, ¿acaso querría Dios atender a un desventurado(a) como este(a)?

Sabemos que Dios todo lo puede y que no hay nada imposible para Él, pero, la pregunta que verdaderamente tienes que resolver este día es, ¿querrá Él ayudarte hoy? ¿Será la voluntad de Dios sanarte o rescatarte de ese hoyo donde te encuentras?

Insisto en que no hay nada más hermoso que el asombroso y maravilloso Amor que Dios siente por ti, pues así como Jesús no dudo un instante para tocar a aquel desventurado y asegurarle su Amor y Voluntad, sanándole al instante; de la misma forma, hoy, en este día, el mismo Jesús, Rey y Señor Soberano, te afirma a ti en Su Palabra, la Biblia, cuál es Su Amor y Voluntad para contigo.

Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma. Pues mucho me regocijé cuando vinieron los hermanos y dieron testimonio de tu verdad, de cómo andas en la verdad. No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad (3 Jn 2-4).

Así que, sea cual sea la situación o problema que estés enfrentando el día de hoy, necesitas saber y sobre todo creer que la Voluntad de tu Dios y Padre es ayudarte a que salgas más que vencedor(a) en todas las cosas.

¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti (Isa 49.15).

Él no te ha dejado ni te dejará pues ahora, por medio de Jesús, tú eres Su Hijo(a) amado(a) y además tienes Su Santo Espíritu como amigo y consejero.

¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? (Mat 7.9-11).

¿Te das cuenta? Tu identidad, la Plenitud de quien ahora tú eres, fluye del gran Amor que Dios tiene por ti.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Dios te ama tanto que prefirió entregar a su propio Hijo para pagar por tus pecados, antes que perderte a ti.

Jesús como tu Rey, Señor y Salvador; y Dios como tu Padre amoroso, quieren entrar a tu vida no para condenarte o castigarte sino para ofrecerte un camino de salvación y una Vida de Plenitud sobre de esta tierra.

Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo (Jn 16.33).

La Vida Eterna, la Vida Plena, no significa que no vayas a tener problemas o aflicciones, pero sí quiere decir que, gracias a Cristo Jesús, ahora tienes al Espíritu Santo como la garantía de tu herencia en Dios y por lo tanto es seguro que saldrás más que vencedor(a) sobre todos los problemas, enfermedades o aflicciones que enfrentes.

¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;  Somos contados como ovejas de matadero.   Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó (Ro 8.35-37).

¡Tú has Nacido de Nuevo para triunfar!

No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (Ro 12.2).

¡Camba tu forma de pensar acerca de Dios y acerca de tu posición delante de Él para que compruebes que Su buena voluntad para contigo es agradable y perfecta!

MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos  (1 Jn 3.1 BAD).

Ahora, por la Sangre de Jesús y por la Palabra del Señor, eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y el Glorioso Espíritu de Dios ha hecho Su morada en ti y contigo. Tú no eres como ese leproso que sabía del Poder de Dios pero no estaba seguro si sería Su Voluntad sanarle o no. Tú conoces la Voluntad de tu Padre para contigo que es buena, agradable y perfecta.

¡No dudes más! ¡Jesús te ama!

Oremos audiblemente:

Amado Padre celestial, este día te doy gracias por tanto y tan grande amor con que me has amado. Señor Jesús, por Tu Sangre preciosa derramada en esa cruz pagaste todos mis pecados. ¡He sido justificado(a)! Con tu resurrección venciste al pecado y a la muere, y ahora yo, como un Hijo de Dios, he recibido la Vida Eterna, que es una Vida Nueva, Plena y Abundante. Gracias porque puedo ver, entender y creer cuánto me amas. No dudaré, pues yo sé, que sé, que Tu Voluntad para conmigo es buena, agradable y perfecta. Mi Dios, puedo, con la Verdad, que es Tu Palabra, hacer de mi vida una Vida que valga la pena vivirse. Espíritu Santo, que hermoso es saber que estás conmigo, que me acompañas de día y de noche. Tú eres mi garantía. Tú eres mi ayudador, mi amigo, mi consejero, mi maestro y mi todo. Ayúdame a despojarme del viejo(a) hombre (mujer), a renovarme en el espíritu de mi mente y a vestirme de este(a) Nuevo(a) yo que ha sido creado(a) según Dios en justicia y santidad de la verdad. Contigo, todo lo puedo. Contigo, soy más que vencedor(a) en todas las cosas. Lléname más y más de Ti, Señor. Sabiendo y creyendo esto, hoy puedo declarar, delante de Tu presencia, que yo, ______________ (tu nombre aquí), antes que nada, he sido lavado y comprado al precio de la Sangre de Jesús para ser hecho un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. ¡Soy Eterno(a)! Por lo tanto, voy a vivir mi Vida Plena y Abundantemente porque es mi derecho. Todo problema, enfermedad o circunstancia adversa lo encararé con fe, con la certeza de quién ahora yo soy en Cristo Jesús. Yo confío en Dios, mi Padre, y creo toda Su Palabra. Así que, Todo lo puedo en Cristo que me fortalece, pues mayor es el que está en mí que el que está en el mundo y ese eres Tú, Precioso Espíritu de Dios. No le daré lugar al diablo y a sus mentiras en mi vida. ¡No voy a temer más! Echo fuera de mi vida toda ansiedad e inquietud.  ¡En todas las cosas soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús! ¡Ya he sido sanado(a) por las heridas de Jesús! ¡He sido establecido(a) para reinar en esta vida por la sangre de Jesús! No hay forma que pueda perder, pues Tú, mi Dios y Padre, estás en mí y conmigo, y si Dios es conmigo, ¿quién contra mí? ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy feliz! Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía. ¡Yo soy ese(a) hombre (mujer)! En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Junio        14                        Mar 1.21-45  /  2 Sam 3.2-39   Dan 2.1-23





miércoles, 17 de junio de 2015

¡Cómo adquieres la GARANTÍA para una Vida Plena y Abundante!


13 de Junio

¡Con el Espíritu Santo!

Por Riqui Ricón*

Yo a la verdad os he bautizado con agua; pero él os bautizará con Espíritu Santo (Mr 1.8).

De acuerdo a la Palabra de Dios el bautismo de Juan era de tipo exterior, con agua, mientras que el bautismo de Jesús es interior, con el Espíritu Santo. El bautismo de Juan era para arrepentimiento mientras que el de Jesús lo es para una Vida totalmente Nueva.

¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva (Ro 6.1-4).

Esta Vida Nueva no es algo que puedas crear o forjar por ti mismo(a). Si la Nueva Vida dependiera de uno mismo, es seguro que la volveríamos a echar a perder. Por esto, Dios te la otorga como un regalo de Amor mediante la operación del Espíritu Santo en ti.

Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna (Ti 3.4-7).

Tú fuiste justificado(a) –hecho(a) justo(a)- por la Gracia de Dios, quien te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti. Con Su muerte, Jesús pagó todos tus pecados, pero con su resurrección, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, fuiste creado(a) de Nuevo como un(a) Hijo(a) legítimo de Dios.

Tú no eres un(a) pecador(a) salvo por gracia. No se puede ser ambas cosas a la vez, o eres pecador(a) o eres salvo(a). El milagro más asombroso del Plan de Salvación no es el perdón de tus pecados sino la regeneración de tu espíritu (quién tú realmente eres) mediante la operación del Espíritu Santo dentro de ti mismo(a).

Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos (He 2.19).

Sólo por Amor a ti, Jesucristo renunció a Su privilegiada posición de Hijo único de Dios con tal de tener comunión íntima contigo como tu Hermano mayor.

Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos (Ro 8.29).

El plan de Dios siempre ha sido hacer de ti un(a) Hijo(a) Suyo(a), y puesto que no hay forma que un(a) Hijo(a) de Dios sea un(a) pecador(a) o corrupto(a), entonces, en este maravilloso y amoroso Plan que Dios ideó para Redención tuya, el Nuevo Pacto en la Sangre de Jesús forzosamente incluye una renovación tal que ya nunca más serás el (la) mismo(a).

¡Tu Nuevo Nacimiento es el milagro más asombroso, real y justo que pueda existir!

Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra (Ez 36.26-27).

Dios dijo que Él lo haría y lo cumplió el día que hiciste a Jesucristo el Señor y Salvador de tu vida. ¡Ese día Naciste de Nuevo!

siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).

Ser un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo significa ser una Nueva especie de Ser que no existía antes. Tú fuiste engendrado(a) por la incorruptible Palabra de Dios que vive y permanece para siempre mediante la operación del Espíritu Santo, prometido por Dios.

Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS.Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios. Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril; porque nada hay imposible para Dios.Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia (Luc 1.30-38).

Al igual que en el nacimiento sobrenatural de Jesucristo donde Dios dijo que lo haría con Su Palabra y el Espíritu Santo lo ejecutó, de la misma forma tú naciste de nuevo. Esta es la única forma en que un(a) Hijo de Dios puede venir a existir.

Así que, el bautismo interior, el bautismo de fuego, que Jesús trajo a tu vida es, nada más y nada menos que, el Espíritu Santo de Dios. Esto es así porque Él lo prometió y no por algo que tu hayas hecho o dejado de hacer. ¡Es por Su Gracia y Amor abundante para contigo!

En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria (Efe 1.13-14).

Ahora estás en Cristo y las cosas viejas pasaron he aquí todas son hechas nuevas. Estás lleno(a) del Espíritu de Dios quien te guía a toda Verdad, te ayuda y te instruye, y te hará saber las cosas que han de venir.

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).

La Vida Plena y Abundante que Jesucristo compró para ti sólo es posible mediante la acción directa del Espíritu Santo en tu vida a través de tu Nueva Identidad y por medio de la fe, que es creerle a Dios, creyendo Su Palabra. Pues en honor a la Verdad, tú eres esa persona que la Biblia dice que ahora eres, ni más, ni menos.

¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? (Ro 8.31-32).

Por todo esto y mucho más, Dios, tu Padre, te ha dado Su Santo Espíritu como garantía:

Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras (la garantía) del Espíritu (2 Co 5.2).

Estás destinado(a), por la Palabra de Dios (o sea por Dios mismo), a realizar una Vida Plena y Abundante. ¡Tú, sí, tú, eres ese(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo que ante todo problema, enfermedad o aflicción has de salir más que vencedor(a)!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, siempre te estaré agradecido(a) y alabaré Tu Nombre por todo Tu Gran Amor con que me has amado. Gracias por justificarme con la Sangre de Tu Hijo Jesús. Gracias por darme Vida Nueva, Vida Eterna, mediante su resurrección y victoria sobre el pecado y la muerte. Ahora pues, ninguna condenación hay en mi vida, pues no ando conforme a mi carne sino conforme al Espíritu Santo gracias a que la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha hecho libre de la ley del pecado y de la muerte. Señor Jesús, yo te amo con todo mi corazón. Por Ti, ahora yo soy Hijo(a) del Rey y Tú eres mi hermano mayor. ¡He Nacido de Nuevo! ¡Gracias Jesús! Espíritu Santo, que hermoso es saber que estás conmigo, que me acompañas de día y de noche. Tú eres mi garantía. Tú eres mi ayudador, mi amigo, mi consejero, mi maestro y mi todo. Ayúdame a despojarme del viejo(a) hombre (mujer), a renovarme en el espíritu de mi mente y a vestirme de este(a) Nuevo(a) yo que ha sido creado(a) según Dios en justicia y santidad de la verdad. Contigo, todo lo puedo. Contigo, soy más que vencedor(a) en todas las cosas. Lléname más y más de Ti, Señor. Sabiendo y creyendo esto, hoy puedo declarar, delante de Tu presencia, que yo, ______________ (tu nombre aquí), antes que nada, he sido lavado y comprado al precio de la Sangre de Jesús para ser hecho un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. ¡Soy Eterno(a)! Por lo tanto, voy a vivir mi Vida Plena y Abundantemente porque es mi derecho. Todo problema, enfermedad o circunstancia adversa lo encararé con fe (creyéndote a Ti, creyendo Tu Palabra), con la certeza de quién ahora yo soy en Cristo Jesús. Yo confío en Dios, mi Padre, y creo toda Su Palabra. Así que, Todo lo puedo en Cristo que me fortalece, pues mayor es el que está en mí que el que está en el mundo y ese eres Tú, Precioso Espíritu de Dios. No le daré lugar al diablo y a sus mentiras en mi vida. ¡No voy a temer más! Echo fuera de mi vida toda ansiedad e inquietud.  ¡En todas las cosas soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús! ¡Ya he sido sanado(a) por las heridas de Jesús! ¡He sido establecido(a) para reinar en esta vida por la sangre de Jesús! No hay forma que pueda perder, pues Tú, mi Dios y Padre, estás en mí y conmigo, y si Dios es conmigo, ¿quién contra mí? ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy feliz! Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía. ¡Yo soy ese(a) hombre (mujer) que en Ti confía! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy Hijo(a) del Rey! En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011



Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Junio        13                        Mr 1.1-20  /  2 Sam 2.1-3.1 /  Dan 1