Martes 27 de
Noviembre de 2012.
¡Aquí está tu victoria!
Por Riqui Ricón*
sabiendo que el hombre no es
justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo,
nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de
Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie
será justificado (Ga 2. 16).
Las obras de
la ley son aquellas que realizas por mérito y esfuerzo propio cuando tratas de
cumplir la ley de Dios con tus propias fuerzas para así estar en buenos
términos con el Señor y, además, poder gozar de Su Presencia y de Sus promesas.
Por lo que puedes leer en la Biblia, éste es, y será siempre, un esfuerzo
inútil.
La Biblia,
que es la Palabra de Dios, que no miente, te enseña que las obras de la ley son
producto de la carne, mientras que las obras de la fe son espirituales pues son
producto del espíritu.
Porque los que son de la carne
piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas
del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el
ocuparse del Espíritu es vida y paz Por cuanto los designios de la
carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni
tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a
Dios (Ro 8.5-8).
Los que se dejan dominar por la baja naturaleza, viven
sólo para auto complacerse, pero los que viven de acuerdo con el Espíritu Santo
se conducen como agrada a Dios. El dejarse conducir por el Espíritu Santo
produce vida y paz, pero el dejarse conducir por la vieja naturaleza produce
muerte, porque la vieja naturaleza pecaminosa que está en nosotros, siempre se
rebela contra Dios. Nunca ha obedecido la ley de Dios y nunca podrá obedecerla.
Por eso, los que continúan bajo el dominio de su antiguo yo pecador y se
empeñan en continuar con sus perversidades, jamás podrán agradar a Dios (Ro 8.5-8 BAD).
Ser justificado significa ser
declarado justo por Dios, quien es el juez de todo el Universo. Tu
justificación no es resultado de las obras que hiciste, ni de las que puedas
hacer, sino resultado de tu fe en la obra de Jesucristo. Tu justificación es
resultado de creer lo que Dios dice: que Jesús era el unigénito Hijo de Dios,
quien se dio a sí mismo por Amor a ti, para PAGAR TODOS tus pecados y, de esta
forma, hacerte libre de esa vieja naturaleza pecaminosa que no puede, ni podrá,
obedecer a Dios.
siendo renacidos, no de
simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y
permanece para siempre (1 P 1.23).
Así que, ahora eres nueva
creatura, tienes una naturaleza totalmente nueva e incorruptible y eres libre
de toda acusación o cargo que se te imputaba.
Porque la ley del Espíritu de
vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Porque
lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios,
enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado,
condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se
cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al
Espíritu (Ro 8.2-4).
Pon mucha atención aquí, porque
cuando tú pecas, y no hay hombre o mujer que no peque (Si decimos que no hemos
pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros -1 Jn 1.10), esto no significa que tú vivas conforme a la carne, pues
la Verdad es que tu espíritu, y el Espíritu Santo que vive en ti, te guían al
arrepentimiento para vivir siempre conforme al Espíritu.
Entonces, no existe otra forma de
estar en buenos términos con el Señor y poder gozar de Su Presencia y de
Sus promesas que por medio de la fe de Jesucristo.
Pero sin fe es imposible
agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le
hay, y que es galardonador de los que le buscan (He 11.6).
Esto no significa que no debes
actuar y vivir de acuerdo a la Palabra de Dios, sino todo lo contrario, pues
ahora, como un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo actúas de acuerdo a lo que
crees:
·
Que Dios te
ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo para pagar todos tus pecados
antes que perderte a ti.
·
Que así,
Dios te ha declarado justo(a) por la fe de Jesucristo.
·
Por eso, AHORA
piensas, hablas y vives como justo(a) pues eso es lo que eres y,
·
Ya no
practicas más el pecado.
Es esta identidad, que proviene
de tu fe en la Palabra de Dios, la que ahora te impulsa a actuar y vivir acorde
con lo que crees y declaras que eres. ¡Aquí está tu victoria!
Porque todo lo que es nacido
de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra
fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es
el Hijo de Dios? (1 Jn
5.4-5).
Recuerda siempre que no es lo que
tú hagas, o puedas hacer, para Dios lo que te define. Lo que te define es lo
que Dios dice en Su Palabra acerca de quién tú eres ahora. La Biblia, la
Palabra de Dios, es la Verdad Absoluta y ella, la Verdad, establece que, por la
obra redentora de la Cruz, ahora tú eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de
Nuevo no de simiente corruptible, sino de la incorruptible semilla que es la
Palabra de Dios que vive y permanece para siempre.
Así que, sea cual sea el
problema, aflicción, enfermedad o reto que estés enfrentando el día de hoy, afírmate
en tu identidad como Hijo(a) de Dios, desecha toda condenación, si has caído
arrepiéntete y confiesa tu pecado pues él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda
maldad (1 Jn 1.9b). Y, por último, disponte a salir más que vencedor en todas
las cosas.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, Tú dices
en Tu Palabra (y yo lo creo), que Con Cristo estoy juntamente
crucificado(o), y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en
la carne, lo vivo en la fe de Tu Hijo, Jesús, el cual me amó y se entregó a sí
mismo por mí. Padre, hoy comprendo un poco más de Tu Gracia y Gran Amor, por lo
tanto no la desecho; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás habría
muerto Cristo Jesús. Por lo tanto, me determino a no pensar, hablar o sentir
acerca de mí, como un(a) fracasado(a), ni frustrado(a), ni vencido(a), ni
hipócrita, ni ningún otro pensamiento, palabra o actitud de engaño y mentira
hacia mi persona. Por Tu Gracia y Amor yo soy lo que soy. Por Tu Gracia y Amor
yo, ___________ (tu nombre aquí), soy quién Tú dices en la Biblia que soy:
justificado(a) y perdonado(a); un(a) Hijo(a) Tuyo(a) Nacido(a) de Nuevo. Así
que, tengo toda la autoridad y libertad para actuar y vivir manifestando lo que
ya soy: justo(a), santo(a) y perfecto(a). No porque tenga que hacerlo como si
careciera de ello, sino porque, gracias a Ti, Jesucristo, eso es lo que soy. En
consecuencia, en este día, me declaro sano(a), libre, próspero(a) y en paz para
vivir esa vida plena y abundante que Tú, mi Señor y Salvador Jesucristo, compraste
para mí. En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C.
Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre
27 Gal
2 / Jer 49-50
/ Sal 143