viernes, 30 de noviembre de 2012

¡Cómo prepararte para la victoria!

 
Martes 27 de Noviembre de 2012.
¡Aquí está tu victoria!                                                                
Por Riqui Ricón*
sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley,  sino por la fe de Jesucristo,  nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado (Ga 2. 16).
Las obras de la ley son aquellas que realizas por mérito y esfuerzo propio cuando tratas de cumplir la ley de Dios con tus propias fuerzas para así estar en buenos términos con el Señor y, además, poder gozar de Su Presencia y de Sus promesas. Por lo que puedes leer en la Biblia, éste es, y será siempre, un esfuerzo inútil.
La Biblia, que es la Palabra de Dios, que no miente, te enseña que las obras de la ley son producto de la carne, mientras que las obras de la fe son espirituales pues son producto del espíritu.
Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios (Ro 8.5-8).
Los que se dejan dominar por la baja naturaleza, viven sólo para auto complacerse, pero los que viven de acuerdo con el Espíritu Santo se conducen como agrada a Dios. El dejarse conducir por el Espíritu Santo produce vida y paz, pero el dejarse conducir por la vieja naturaleza produce muerte, porque la vieja naturaleza pecaminosa que está en nosotros, siempre se rebela contra Dios. Nunca ha obedecido la ley de Dios y nunca podrá obedecerla. Por eso, los que continúan bajo el dominio de su antiguo yo pecador y se empeñan en continuar con sus perversidades, jamás podrán agradar a Dios (Ro 8.5-8 BAD).
Ser justificado significa ser declarado justo por Dios, quien es el juez de todo el Universo. Tu justificación no es resultado de las obras que hiciste, ni de las que puedas hacer, sino resultado de tu fe en la obra de Jesucristo. Tu justificación es resultado de creer lo que Dios dice: que Jesús era el unigénito Hijo de Dios, quien se dio a sí mismo por Amor a ti, para PAGAR TODOS tus pecados y, de esta forma, hacerte libre de esa vieja naturaleza pecaminosa que no puede, ni podrá, obedecer a Dios.
siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
Así que, ahora eres nueva creatura, tienes una naturaleza totalmente nueva e incorruptible y eres libre de toda acusación o cargo que se te imputaba.
Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu (Ro 8.2-4).
Pon mucha atención aquí, porque cuando tú pecas, y no hay hombre o mujer que no peque (Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros -1 Jn 1.10), esto no significa que tú vivas conforme a la carne, pues la Verdad es que tu espíritu, y el Espíritu Santo que vive en ti, te guían al arrepentimiento para vivir siempre conforme al Espíritu.
Entonces, no existe otra forma de estar en buenos términos con el Señor y poder gozar de Su Presencia y de Sus promesas que por medio de la fe de Jesucristo.
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan (He 11.6).
Esto no significa que no debes actuar y vivir de acuerdo a la Palabra de Dios, sino todo lo contrario, pues ahora, como un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo actúas de acuerdo a lo que crees:
·         Que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo para pagar todos tus pecados antes que perderte a ti.
·         Que así, Dios te ha declarado justo(a) por la fe de Jesucristo.
·         Por eso, AHORA piensas, hablas y vives como justo(a) pues eso es lo que eres y,
·         Ya no practicas más el pecado.
Es esta identidad, que proviene de tu fe en la Palabra de Dios, la que ahora te impulsa a actuar y vivir acorde con lo que crees y declaras que eres. ¡Aquí está tu victoria!
Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? (1 Jn 5.4-5).
Recuerda siempre que no es lo que tú hagas, o puedas hacer, para Dios lo que te define. Lo que te define es lo que Dios dice en Su Palabra acerca de quién tú eres ahora. La Biblia, la Palabra de Dios, es la Verdad Absoluta y ella, la Verdad, establece que, por la obra redentora de la Cruz, ahora tú eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo no de simiente corruptible, sino de la incorruptible semilla que es la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre.
Así que, sea cual sea el problema, aflicción, enfermedad o reto que estés enfrentando el día de hoy, afírmate en tu identidad como Hijo(a) de Dios, desecha toda condenación, si has caído arrepiéntete y confiesa tu pecado pues él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad (1 Jn 1.9b). Y, por último, disponte a salir más que vencedor en todas las cosas.
 
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, Tú dices en Tu Palabra (y yo lo creo), que Con Cristo estoy juntamente crucificado(o), y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe de Tu Hijo, Jesús, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. Padre, hoy comprendo un poco más de Tu Gracia y Gran Amor, por lo tanto no la desecho; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás habría muerto Cristo Jesús. Por lo tanto, me determino a no pensar, hablar o sentir acerca de mí, como un(a) fracasado(a), ni frustrado(a), ni vencido(a), ni hipócrita, ni ningún otro pensamiento, palabra o actitud de engaño y mentira hacia mi persona. Por Tu Gracia y Amor yo soy lo que soy. Por Tu Gracia y Amor yo, ___________ (tu nombre aquí), soy quién Tú dices en la Biblia que soy: justificado(a) y perdonado(a); un(a) Hijo(a) Tuyo(a) Nacido(a) de Nuevo. Así que, tengo toda la autoridad y libertad para actuar y vivir manifestando lo que ya soy: justo(a), santo(a) y perfecto(a). No porque tenga que hacerlo como si careciera de ello, sino porque, gracias a Ti, Jesucristo, eso es lo que soy. En consecuencia, en este día, me declaro sano(a), libre, próspero(a) y en paz para vivir esa vida plena y abundante que Tú, mi Señor y Salvador Jesucristo, compraste para mí. En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011
 

Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre 27                                 Gal 2   /  Jer 49-50  /  Sal 143
 


¿Cuál es el verdadero Evangelio?

 
Lunes 26 de Noviembre de 2012.
¡No hay otro evangelio!
Por Riqui Ricón*
No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo (Gal 1.7).
En la carta a los Gálatas la Escritura nos enseña a tener cuidado de no cambiar de evangelio; de hecho, no existen varios evangelios, solamente hay un evangelio y es el evangelio de Jesucristo: que Dios te ama de tal manera que entregó a Su único Hijo, Jesús, para que creas en Él y no te pierdas sino tengas Vida Eterna; pues Dios no envió a Su Hijo al mundo para condenarte, sino para que alcanzaras la plenitud de vida por medio de Él (Jn 3.16-17).
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.  Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación;  que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación…  Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él (2 Co 5.17-19,21).
Si alguien está unido a Cristo, se convierte en un ser nuevo que ha dejado lo viejo atrás ¡y está totalmente renovado! Todo lo nuevo viene de Dios, quien nos ha reconciliado con él a través de Cristo y nos ha dado el trabajo de reconciliar a toda la gente con él. Lo que quiero decir es que a través de Cristo, Dios estaba tratando de reconciliar al mundo con él, sin tener en cuenta los pecados de nadie. Ese es el mensaje de reconciliación que nos encargó anunciar… Aunque Cristo no tenía ningún pecado, Dios lo hizo cargar con los nuestros para que por medio de él fuéramos declarados inocentes ante Dios (2 Co 5.17-19,21 PDT).
El verdadero Evangelio, las buenas noticias de Dios, es que Él te ama de una forma tan especial que, habiendo Jesucristo pagado con su vida, el precio de todos tus pecados, ahora está dispuesto a perdonarte olvidándolo todo. Pero, esto no es todo, apenas es el comienzo, ya que la justificación y el perdón de tus pecados se realizaron con el propósito expreso de que CREAS al Amor de Dios y así aceptes ser ahora Su Hijo(a).
Me dirás, cómo no voy a aceptar ser Hijo(a) de Dios. Bueno, pues hay personas que no lo aceptan, ya sea porque no lo saben o porque no lo creen, ya que a la familia de Dios se ingresa, exclusivamente, por medio de la fe en Jesús:
Para que TODO AQUEL  que en él CREE, no se pierda, mas tenga vida eterna (Jn 3.16b).
TODO AQUEL QUE CREE que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios (1 Jn 5.1a).
para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados (Hch 26.18).
Todo lo que tú tienes como Hijo(a) de Dios NACIDO(A) DE NUEVO, proviene del Amor tan grande y hermoso que Dios siente por ti, y ahora no solamente has sido justificado(a), hecho(a) justo(a), sino que eres la justicia de Dios en Cristo Jesús.
Por eso, como Hijo(a) y Justicia de Dios tienes entrada segura para conversar con Él (orar), con la certeza de ser escuchado(a) por tu Padre celestial quién tanto te ama.
Con mi voz clamaré a Jehová; Con mi voz pediré a Jehová misericordia. Delante de él expondré mi queja; Delante de él manifestaré mi angustia… Clamé a ti, oh Jehová; Dije: Tú eres mi esperanza, Y mi porción en la tierra de los vivientes (Sal 142.1-2, 5).
Amado(a), sea cual fuere la situación, problema o necesidad que estés enfrentando el día de hoy, puedes estar seguro(a) de que no estás solo(a); la Biblia, que es la Palabra de Dios, que no puede mentir, te asegura que Él no te ha dejado ni te dejará.
Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento (Sal 23.4).
y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén (Mat 28.20).
¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Ro 8.31).
Gracias a Jesús puedes hoy acercarte confiadamente al trono de la gracia pues, ya alcanzaste misericordia y hallaste gracia para el oportuno socorro (He 4.16).
Así que, no permitas que las circunstancias u otras voces te aparten del evangelio; Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos (He 13.8).
Tú eres amado(a) y especial tesoro de Dios y de todo problema, angustio o enfermedad vas a salir más que vencedor(a) por medio de Aquel que te ha amado, Cristo Jesús. ¡Escrito está! ¡Es la Palabra de Dios! ¡No hay otro evangelio!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, este día quiero agradecerte por el Evangelio de Jesucristo, Tu Hijo. Señor Jesús, muchas gracias por lo que hiciste por mí al morir en esa cruz pagando el precio de todos mis pecados; gracias porque venciste a la muerte y, con tu resurrección, ahora yo tengo Vida Eterna. Gracias porque este ha sido el Plan más perfecto y maravilloso que pueda existir: porque Tú moriste, Jesús, mi vieja naturaleza y mi viejo yo murieron en esa cruz; todas mis deudas fueron pagadas y están canceladas, ¡he sido perdonado(a)! Porque Tú vives, ahora yo vivo también. Tengo todo el derecho a vivir una vida plena y abundante que no se limita a este tiempo, ni a este mundo, ¡soy eterno(a)! Amado Dios, por Tu Amor y el puro afecto de Tu Voluntad me has hecho Tu Hijo(a) y con toda confianza puedo llamarte mi Padre, mi Papá. ¡Puedo dejar de temer! ¡No estaré angustiado(a), nunca más! ¡Me deshago del espíritu de temor y duda! ¡Soy un(a) Hijo(a) del Rey! ¡No existe problema, enfermedad o adversidad que yo no pueda vencer! ¡En todas las cosas soy más que vencedor(a) por medio de Tu Amor, mi Señor Jesús. Gracias, por tan Buenas Noticias. ¡Todo lo puedo! En el nombre de Jesús.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011
 

Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre 26                                 Gal 1   /  Jer 47-48  /  Sal 142
 


¿Qué pruebas te pide Dios?

 
Domingo 25 de Noviembre de 2012.
¡Él lo sabe todo!
Por Riqui Ricón*
El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento (2 P 3.9).
Entre más leas y medites la Palabra de Dios te darás cuenta que Él es bueno y que Su Amor y misericordia para contigo es eterna e infinita.
De acuerdo a la Biblia, nunca ha sido la voluntad de Dios que alguien termine en el infierno, ni que padezca hambre, ni enfermedad, ni ninguna de esas otras calamidades que, aquellos que no lo conocen, se las atribuyen a Dios so pretexto de un raro y obscuro propósito hacia nosotros de Su parte.
La Verdad es que, ¡Dios está deteniendo el final de los tiempos no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento!
Sin hacer acepción de personas, Dios ama a todos los seres humanos; y Él te ama de tal manera que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Jesús no vino a condenarte, ni a castigarte, ni a probarte para ver si en verdad lo amas o si en verdad eres justo. ¡Él lo sabe todo! ¡Él lo conoce todo! No necesita pruebas de tu fidelidad, amor o arrepentimiento. Jesús te ama y no vino al mundo a condenarte sino a salvarte, dándote una nueva oportunidad, pero ahora con una vida y personalidad totalmente nuevas.
Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios... Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? (1 Jn 5.1a, 4-5).
Así es, sin importar cuales sean las circunstancias que estás viviendo el día de hoy, ahora tú eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, no de simiente corruptible sino de la incorruptible semilla que es la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre.
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos  (1 Jn 3.1 BAD).
Es por Amor que el Padre te ha dado a Su Hijo unigénito para que creas en Él y, así, no te pierdas sino tengas la Vida Eterna de los Hijos de Dios.
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).
Siempre encontrarás en la Biblia que la Voluntad de Dios para contigo es buena, agradable y perfecta. La Vida Eterna, que ya has recibido, es, y debe ser, una vida buena, plena y abundante. ¡Esta es tu herencia como Hijo(a) de Dios! Por esto, Jesús detiene su venida, para que los que aún no le aceptan como Señor y Salvador de sus vidas se arrepientan (cambien su forma de pensar), y reciban el regalo de la Vida Eterna como Hijos de Dios.
Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (Ro 8.15).
Hoy, por Cristo Jesús, eres un(a) Hijo(a) amado(a) del único Dios vivo y verdadero. Puedes hablar con Él y decirle con toda confianza: Abba, Papá, Papito.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, que hermoso es poder decirte Papá, Papito. Gracias por tanto y tan grande Amor que tienes por mí. Yo también te amo con todas mis fuerzas, mente y con todo mi corazón. Cada día estoy creyendo más lo que dices en Tu Palabra, la Biblia; por lo que hoy sé, que como Hijo(a) Tuyo(a), en cualquier problema, enfermedad o adversidad, soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús, mi Rey, Señor y Salvador. ¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece! Y estoy seguro(a) que, ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada me podrá separar de Tu Amor, oh Dios, que es en Cristo Jesús mi Señor. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy prospero(a)! ¡Soy dichoso(a)! En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011
 

Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre 25                                 2 P 3   /  Jer 45-46  /  Sal 141
 


martes, 27 de noviembre de 2012

¿De qué se trata esta vida?

 
Sábado 24 de Noviembre de 2012.
¡Se trata del Amor de Dios!
Por Riqui Ricón*
Yo sé que Jehová tomará a su cargo la causa del afligido, Y el derecho de los necesitados. Ciertamente los justos alabarán tu nombre; Los rectos morarán en tu presencia (Sal 140.12-13).
Aquí, la expresión yo sé, del hebreo yadá, significa tener un conocimiento íntimo y seguro por el cual se puede descansar, confiar, tener paz. Así que, si Dios en Su Palabra, la Biblia, enfáticamente se compromete hacerse cargo de la causa del(a) afligido(a), entonces, puedes tener la certeza, la plena confianza, que Él dará cumplimiento a todas y cada una de las Palabras que han salido de Su boca.
Entonces él tomó su parábola, y dijo: Balac, levántate y oye; Escucha mis palabras, hijo de Zipor: Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? He aquí, he recibido orden de bendecir; El dio bendición, y no podré revocarla (Num 23.18-20).
¡Buenas Noticias! Puedes estar tranquilo(a) pues Dios mismo, tu Padre, tomará a Su cargo tu causa y tu derecho. ¡No estás solo(a)! ¡Él no te ha dejado, ni te dejará! Te lo ha dicho en Su Palabra y ten por seguro que lo va a cumplir. ¡Dios no miente!
Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo (Jn 16.33).
Es un hecho establecido por Dios que las enfermedades, problemas y aflicciones no podrán derrotarte, a menos que tú les des credibilidad. De todas ellas saldrás más que vencedor(a). ¿Cómo lo sé? ¿Cómo pudo estar tan seguro? Porque Dios te ha dado Su Palabra y Su Palabra es Palabra de Honor.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Sea cual sea el problema, enfermedad, aflicción o reto que estés enfrentando el día de hoy, ten paz; puedes confiar que saldrás más que vencedor(a) por medio de Aquel que te ama tanto que prefirió ir a la cruz para pagar todos tus pecados, antes que perderte a ti. Y no sólo murió sino que también resucito por ti, venciendo a la muerte para darte la Vida Eterna; la vida plena y abundante que sólo pueden gozar los Hijos de Dios, aquellos que, en medio de cualquier dificultad, saben que saben que Dios está con ellos.
¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Ro 8.31).
Me dirás, eso está muy bien para ustedes los pastores, ministros y predicadores, pero yo no tengo ese nivel de unción, santidad, etc. ¡Nada más alejado de la Verdad! Esto no se trata de lo que tú o yo podamos lograr o alcanzar, ni de lo que hayamos hecho de nuestras vidas.
¡No! ¡Nada de eso! Se trata de lo que Él hizo al morir en esa cruz. Se trata del gran Amor con que Dios te ama. Se trata de que Cristo Jesús ya pagó y tú no tienes que pagar más. Se trata de quién eres tú ahora, un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, no de simiente corruptible sino de la incorruptible semilla que es la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Se trata de esa Vida Nueva que Él adquirió para ti y se trata de que decidas que es tuya, que la mereces por el hecho de que se compró para ti y decidas vivirla plena y abundantemente, creyéndole a Dios.
¡Se trata de que no deseches la Gracia!
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos) (Efe 2.4-5).
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos  (1 Jn 3.1 BAD).
Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma (3 Jn 2).
La Biblia es la Palabra de Dios y es perfectamente clara en cuanto a Su voluntad para contigo, la cual es buena, agradable y perfecta. Si haces de la Biblia la norma máxima de tu existencia, leyendo y meditándola de día y de noche para ponerla en tu mente, boca y corazón, entonces, SABRÁS (yadá) que, ciertamente, Dios tomará a Su cargo tu causa y tu derecho, pues eres, sin lugar a dudas, Su Hijo(a) amado(a).
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, yo decido creer lo que dices de mí en Tu Palabra, la Biblia. Creo que me amas tanto que diste a Tu Hijo, Jesús, para que yo crea en Él y no me pierda sino que tenga Vida Eterna. Creo que en la muerte de Jesús he sido justificado(a) y perdonado(a). Creo que con Su resurrección venció a la muerte y yo recibí la Vida Nueva, la Vida Eterna de un(a) Hijo(a) de Dios, el(la) cual ahora soy yo. Creo que el miedo, la muerte, el pecado, la enfermedad, la pobreza, la tristeza, la depresión, etc., están todos vencidos y yo estoy por encima de ellos. Señor Jesús, Tú te has hecho cargo de mi causa y de mi derecho, ¡no voy a temer! ¡Todo lo puedo en Ti, mi Señor! ¡Yo soy Tuyo(a) y ya los he vencido, porque mayor eres Tú, Espíritu Santo, que estás en mí, que el que está en el mundo! ¡Resisto al espíritu de temor y duda! ¡Resisto a la enfermedad y la pobreza! Soy un(a) Hijo(a) del Rey y voy a vivir por siempre, en plenitud y abundancia. Voy hacer de éste, y de cada día, el mejor día de mi vida. En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011
 

Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre 24                                 2 P 2   /  Jer 43-44  /  Sal 140