martes, 30 de enero de 2018

30 de enero Tu puedes cambiar tu lamento en gozo

29 de enero Su voz es potente su voz me susurra

29 de enero Su voz es potente su voz me susurra

28 de enero Él es mi fortaleza y mi escudo

27 de enero ¿ De quién Temeré ?

¡Cuál es tu posición de Victoria!


15 de Enero

¡Permanentemente en Su Presencia!


Por Riqui Ricón*


Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo? El que anda en integridad y hace justicia, Y habla verdad en su corazón (Sal 15.1-2).


¿Quién no querría vivir en la Presencia de Dios? Pienso que solamente aquellos que no lo conocen, pero nosotros, sus Hijas e Hijos amados, anhelamos estar con Él.

En la lectura de hoy, el Salmo 15 te da una lista de conductas que manifiestan aquellos que habitan en Su Presencia y, además, te ofrece una garantía pues termina declarando:

El que hace estas cosas, no resbalará jamás.

Durante muchos años, una y otra vez, cometí el error de intentar desarrollar esas conductas en mi vida y, aunque he sido un hombre de oración, muy pocos resultados obtuve al respecto hasta que me di cuenta cabal de lo que el versículo dos dice: para andar en integridad y hacer justicia tiene que habitar la Verdad en tu corazón.

Jesús nos enseña que, 

El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca (Luc 6.45).

Toma nota, por favor, que lo único que tienes que hacer es creer, creerle a Dios, creer que la Biblia es realmente la Palabra de Dios. Así, comienzas a llenar tu corazón de Su Palabra y entonces del buen tesoro de tu corazón saldrán buenas palabras, buenos pensamientos y buenas acciones.

Nota que para despojarte del hombre viejo que está viciado conforme a los deseos engañosos y renovarte en el espíritu de tu mente vistiéndote del hombre nuevo creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad (Efe 4.22-24), lo único que necesitas hacer es creerle a Dios y a llenar tu corazón con Su Palabra, la Biblia, pues sólo de esta forma comenzarás hablar la Verdad deshaciéndote de ese(a) hombre (mujer) viejo(a) que está viciado y en conformidad con los deseos engañosos.

¡Sólo haciendo de la Biblia la norma máxima de tu existencia podrás verdaderamente renovarte en el espíritu de tu mente!

Y llamó el ángel de Jehová a Abraham por segunda vez desde el cielo, y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo; de cierto te bendeciré, y multiplicaré  tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar;  y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos. En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra,  por cuanto obedeciste a mi voz (Gen 22.15-18).

Se piensa por ahí, que cuando Abraham iba en camino a sacrificar a su hijo Isaac, realizó una gran lucha por obedecer a Dios y llevar a cabo, con mucho sacrificio y dolor, lo que se le pedía. Si en verdad eso fue así, entonces Abraham lo hizo en sus fuerzas, en su carne y por mérito propio lo cual, jamás se le habría contado como justicia, pues la Escritura no dice, “pagó el precio Abraham y se le conto por justicia” sino que dice Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia (Gen 15.6).

 Fue por creer y no por pagar el precio que Abraham obtuvo semejante promesa por parte de Dios, quien, sin ninguna reserva, le juro por Sí mismo.

Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia; pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir (He 11.17-19).

Así es familia, Abraham no pagó ningún precio, ni sufrimiento, ni dolor por lo que se le pedía. Abraham sabía perfectamente bien en Quién había creído, en el Todopoderoso Dios, quien no miente ni se arrepiente y Dios le había dado Su Palabra de Honor que de Isaac vendría su descendencia y el cumplimiento de TODO lo que Él, le había prometido.

Así que, ¡Abraham simplemente le creyó a Dios!

Es tu fe en la Biblia, y no tus esfuerzos, lo que realmente te va a permitir manifestar la conducta de un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Es tu fe en la Biblia, y no tus esfuerzos, lo que te habilita y permite habitar permanentemente en Su Presencia.

Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré;

Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida,

Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo.

Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal;

Me ocultará en lo reservado de su morada;

Sobre una roca me pondrá en alto.

Luego levantará mi cabeza sobre mis enemigos que me rodean,

Y yo sacrificaré en su tabernáculo sacrificios de júbilo;

Cantaré y entonaré alabanzas a Jehová (Sal 27.4-6).

Sin importar los problemas, enfermedades o retos que estés enfrentando el día de hoy, Dios ha establecido en Su Palabra que Él mismo te esconderá dentro de Su Presencia en el día del mal y luego sobre una roca te pondrá en alto para que triunfes sobre tus circunstancias (enemigos).

Todo esto se vuelve obvio cuando crees y reconoces que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jua 3.16-17).

Todo esto se vuelve más real cuando sabes que sabes que, por lo que hizo Jesucristo al morir y resucitar por ti, ahora has Nacido de Nuevo, has sido regenerado(a) conforme a la imagen de Jesús, y el Todopoderoso Dios te ha declarado Su propio(a) Hijo(a).

MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jua 3.1 BAD).

Así que, oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, en esta hora quiero agradecerte una vez más Tu Gran Amor con que me has amado, pues estando yo muerto(a) en delitos y pecados me diste Vida juntamente con Cristo. ¡Por gracia soy salvo(a)! Señor Jesús, por lo que hiciste por mí al morir en esa cruz y resucitar de entre los muertos no sólo recibí el perdón de todos mis pecados sino que también (y es lo más importante), me diste Vida Eterna. ¡Gracias Señor! Ahora soy un(a) Hijo de Dios Nacido(a) de Nuevo y tengo todo el derecho a vivir esa Vida Plena y Abundante que compraste para mí. Por Ti mi Jesús (sólo por Ti), ahora soy nueva criatura, íntegro(a) y justo(a), y la Palabra de Verdad está escrita en mi corazón. Por lo tanto, me despojo del viejo(a) hombre (mujer) que está viciado conforme a los deseos engañosos, me renuevo con Tu Palabra, la Biblia, en el espíritu de mi mente y me visto del Nuevo(a) Hombre (Mujer) que ahora soy, creado(a) según Dios en justicia y santidad de la Verdad. Nada ni nadie me podrán vencer pues de todo problema, angustia o enfermedad he de salir más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús. ¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece! ¡Mayor es el que está en mí que el que está en el mundo! ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011



Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Enero 15                            Luc 12.32-59  /  Gen 22   Sal 15


viernes, 26 de enero de 2018

¡Cómo salir adelante en tiempo de escases!

 



14 de Enero


¡Todo lo demás te ha de ser añadido!


Por Riqui Ricón*


Ellos temblaron de espanto; Porque Dios está con la generación de los justos (Sal 14.5).


Amado(a), no te dejes engañar, la Biblia, la Palabra de Dios, es la Verdad y cualquiera de nosotros que camine a la Luz de Su Palabra no andará en tinieblas, ni en angustia, ni en temor, ni en desesperación, ni en enfermedad, ni en pobreza, ni en deudas, sino, como dice Jesucristo:

Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (Jn 8.31-32).

Así que, como tú has decidido creerle a Dios, le crees a Su Palabra y entonces no hay forma que puedas perder en esta vida. Tienes asegurada la victoria en esta batalla, pues es la buena batalla de la fe.

Esta batalla no es contra tu esposa o esposo, ni contra tu hija o hijo, ni contra alguno de tus suegros, ni contra ninguna de las personas que forman parte de tu vida,

sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes (Efe 6.12).

Algunas personas pueden sentir temor ante lo difícil o determinante de los problemas que enfrentan, pero NO NOSOTROS los Hijos de Dios Nacidos de Nuevo, comprados y redimidos al precio de la Sangre de Cristo Jesús, quienes sabemos y estamos convencidos que,

Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo… Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? (1 Jn 4.4, 5.4-5).

Así que, tus enemigos tiemblan de espanto, porque Dios está con la generación de los justos, y esto es lo que tú ahora eres en Cristo Jesús: un(a) justo(a).

Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él (2 Co 5.21).

Esto es así porque Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijos antes que perderte a ti.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jua 3.16-17).

Es por Amor a ti que Dios te ha justificado, te ha hecho justo(a) con la Sangre de Jesús. Cristo Jesús pagó con Su Vida todos tus delitos y pecados. Ahora no debes nada, no tienes que pagar nada. ¡Eres justo(a)!

Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios (Ro 5.1-2).

En honor a la Verdad, la Biblia es la Verdad, eres tú quien ha sido justificado(a), hecho(a) justo(a), por Dios en la Sangre de Jesús, y son ellos, tus enemigos, los que tiemblan de espanto.

Efectivamente, sin importar las circunstancias que estés atravesando, la Verdad prevalece: tú eres la generación de los justos y Dios está contigo.

¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Ro 8.31).

En un tiempo de tremenda crisis y escasez, Abraham vivió creyendo la Palabra que el Señor le había dado y dice la Escritura que le fue contado por justicia (Gen 15.6). ¡Fue hecho justo por creerle a Dios, creyendo Su Palabra!.

Por eso, los reyes de aquella región temblaban de espanto y se apresuraron a hacerse amigos de Abraham.

Aconteció en aquel mismo tiempo que habló Abimelec, y Ficol príncipe de su ejército, a Abraham, diciendo: Dios está contigo en todo cuanto haces. Ahora, pues, júrame aquí por Dios, que no faltarás a mí, ni a mi hijo ni a mi nieto, sino que conforme a la bondad que yo hice contigo, harás tú conmigo, y con la tierra en donde has morado (Gen 21.22-23).

La integridad de la Palabra de Dios es contundente, Él no miente ni se arrepiente, Él no cambia Su Palabra:

Mas no quitaré de él mi misericordia, Ni falsearé mi verdad. No olvidaré mi pacto, Ni mudaré lo que ha salido de mis labios (Sal 89.33-34).

¡No te dejes engañar! Tu vida está escondida con cristo en Dios. Tu vida consiste en mucho más que la comida, el techo o el vestido.

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jua 10.10).

Así es, ¡escrito está! El diablo solo viene a tu vida para hurtar, matar y destruir pero Cristo Jesús ESTÁ PRESENTE en ti para darte vida y VIDA ABUNDANTE.

Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud. Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas. Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas (Luc 12.29-31).

Por el Amor que el Señor siente por ti, has sido levantado(a) a la posición de Hijo(a) de Dios. Él sabe de qué cosas tienes necesidad y ha establecido en Su Palabra que te sean suplidas todas mientras tú actúas en la fe y en Su Palabra para establecer Su reino; primeramente en tu propia vida y posteriormente en esta tierra.

¡Busca el reino de Dios y su justicia, y todo lo demás te será añadido!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, Tú, por Amor me has hecho justo(a) en Cristo Jesús y ahora puedo disfrutar de Tu Plenitud para vivir una vida buena y abundante. Gracias, Señor Jesús, por lo que hiciste por Amor a mí al morir en esa cruz. Entiendo que mi permanencia en este mundo tiene el propósito de que, con Tu ayuda Espíritu Santo, comencemos a establecer Tu reino. ¡Venga Tu reino, Señor, y hágase Tu Voluntad así en la tierra como en el cielo! Por lo tanto, yo decido no estar en ansiosa inquietud por lo porvenir y confiar en Ti, confiar en Tu Palabra. Así que, declaro que YO SOY lo que Tú, mi Dios, dices en Tu Palabra que ahora soy: ¡En todas las cosas soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó! ¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece! ¡Yo soy Tu Hijo(a) y los he vencido, porque mayor eres Tú, que estás en mí, que el que está en el mundo! ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! Tu Amor, gozo y paz ya están en mí para que yo haga de mi vida una vida plena y abundante; para que yo haga de mi vida una vida que vale la pena vivir. En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Enero 14                              Luc 12.1-31  /  Gen 21  /  Sal 14

 

jueves, 25 de enero de 2018

¡Cómo levantarte de una posición de fracaso y derrota a una posición de triunfo y victoria!

 

13 de Enero

¡Contundente victoria!


Por Riqui Ricón*

¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí? ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, Con tristezas en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí? (Sal 13.1-2).


Me gusta el Salmo 13 porque me recuerda la forma en como antes me acercaba al Señor en oración: con la actitud de víctima, apegado a la vieja naturaleza. No me malinterpretes, yo acudía a Él de forma sincera, con el corazón en la mano, para preguntarle, hasta cuándo o por qué a mí, y hasta llegué a pensar o exclamar que no era justo lo que estaba viviendo.

Me gusta el Salmo 13 porque me recuerda que estoy en medio de una batalla y me ayuda a darme cuenta que cuando me pongo en la posición de víctima, estoy cediendo terreno al enemigo, pues mi derrota comenzará cuando empiece a creer que yo no soy importante para Dios, que no merezco tener éxito y que, al contrario, sí merezco todas las cosas malas que me suceden.

Comenzarás a caminar hacia la derrota en el momento que Satanás te convenza que Dios no te ama tanto como dice, o que tú no mereces ese Amor.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

¡Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti!

MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jn 3.1 BAD).

Y sí, antes tú no merecías el Amor de Dios, pero aun así Él decidió Amarte y ahora no eres más ese(a) viejo(a) pecador(a) que antes eras sino que ahora tú eres un(a) Hijo(a) Amado(a).

Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos (1 Tim 6.12).

La Biblia, que es la Palabra de Dios y no puede mentir, te enseña que debes pelear la buena batalla de la fe, que eches mano a la vida eterna, a la cual has sido llamado(a), declarando como ciertas las buenas cosas que Dios te ha prometido.

Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan (Mt 7.13-14).

Pelear la buena batalla de la fe significa creer ciegamente a Dios, creerle a Su Palabra, y dejar de prestar atención a los problemas y circunstancias que te rodean. Significa creerle de tal manera a Dios y a Su Palabra que ni aún permitas a tus emociones y sentimientos dictar tu estado de ánimo, porque, al fin y al cabo, si todo lo puedes en Cristo que te fortalece; si mayor es el que está en ti que el que está en el mundo; si en todas las cosas eres más que vencedor(a) por medio de Aquel que te amó; si todas las cosas ayudan a bien a los que aman a Dios, entonces, en verdad que no tienes razón alguna para temer, ni angustiarte, ni sentirte víctima de nada, ni de nadie. A menos que creas que Él no va a cumplir Su Palabra.

Ancho y espacioso es el camino donde miras las circunstancias; sopesas tus opciones; escuchas las noticias y diversas opiniones; haces balance de tus ingresos y egresos. Ancho y espacioso es el camino donde permites al espíritu de temor y duda robarte tu identidad de Hijo(a) del Dios Vivo y Verdadero. Ancho y espacioso es el camino que te conduce a SENTIR que eres una víctima para comenzar a clamar, ¡hasta cuándo! ¡Por qué a mí!

Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (Ro 8.15).

Recuerda que Dios no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta, si Él lo dijo, entonces, lo va a cumplir, si Él lo habló, entonces, lo va a ejecutar.

Tú no eres más una víctima y no debes permitir que las circunstancias, problemas, enfermedades u otras personas te coloquen en esa posición. Tú eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, comprado(a) y redimido(a) al precio de la Sangre del Unigénito Hijo de Dios, para ser hecho(a) libre y conforme a Su imagen.

»Pues Dios amó tanto al mundo que dio a su único Hijo, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él  (Jn 3.16-17 NTV).

Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti. Ahora tú eres lo que Dios dice en Su Palabra que eres: sano(a), libre, más que vencedor(a) y quién todo lo puede.

Miren con cuánto amor nos ama nuestro Padre que nos llama sus hijos, ¡y eso es lo que somos! Pero la gente de este mundo no reconoce que somos hijos de Dios, porque no lo conocen a él  (1 Jn 3.1 NTV).

Tú eres un(a) Hijo(a) amado(a) de tu Padre celestial, con quien puedes hablar en confianza y con toda familiaridad decirle: Abba, Papá, Papito.

Si tú de mañana buscares a Dios, Y rogares al Todopoderoso; Si fueres limpio y recto, Ciertamente luego se despertará por ti, Y hará próspera la morada de tu justicia. Y aunque tu principio haya sido pequeño, Tu postrer estado será muy grande (Job 8.5-7).

Ojalá te guste mucho el salmo 13 porque se parece mucho a tu vida que, aunque tu principio haya sido pequeño, tu postrer estado será muy grande.

Mas yo en tu misericordia he confiado; Mi corazón se alegrará en tu salvación. Cantaré a Jehová, Porque me ha hecho bien (Sal 13.5-6).

Ojalá te guste mucho el salmo 13 porque se parece mucho a tu vida que, a pesar de haber comenzado en aparente fracaso, ahora ha de manifestarse en contundente victoria.

¡Si puedes creer, al que cree TODO le es posible!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, muchas gracias porque el día de hoy me has dado la respuesta y señalado el camino para levantarme de cualquier tipo de derrota o fracaso. Yo he creído y recibido Tu gran Amor con que me has amado. Gracias, Señor Jesús, pues con Tu Sangre me has hecho libre y puedo levantarme a vivir esa vida que compraste para mí. El ladrón no viene sino a hurtar, matar y destruir, pero Tú, Jesús, has llegado a mí, para darme vida y vida abundante. ¡Esta es la Verdad! Gracias, Padre, por haberme levantado del polvo y la miseria, me has hecho apto(a) para participar de la herencia de los santos en luz; me has librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de Tu amado Hijo, Jesús, en quien tengo redención por Su sangre, el perdón de todos mis pecados. ¡No soy una víctima! ¡Ya no estoy más abajo, sino arriba! ¡Ahora soy cabeza y no cola! Con toda la autoridad que me da Tu Palabra, Dios Todopoderoso, me declaro sano(a) de toda enfermedad, libre de toda opresión. ¡Recibo el gozo, la paz y el Amor que Tú me das, para hacer de mi vida una contundente victoria! En el nombre de Jesús. Amén.

Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

 *Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Enero 13                           Luc 11.29-54  /  Gen 20  /  Sal 13