viernes, 30 de junio de 2017

Congreso damas Fortaleciendo Corazones Maribel del angel

30 de junio Ten confianza Jesús te Llama

¡Cómo entrar al Reino de Dios!

 

9 de Abril

¡Con la Promesa del Padre!

Por Riqui Ricón*

Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí (Hch 1. 4).

Al meditar esta porción de la escritura puedo notar que la mayoría de los cristianos están más familiarizados con el versículo 8, donde Jesús te promete poder para ser testigo una vez que el Espíritu Santo haya venido sobre ti. Sin embargo, desconocer el dónde, cómo y porqué de esta promesa te limita muchísimo en el uso de este poder prometido y en tu efectividad como testigos de Dios.

¿Cuál es la promesa del Padre que Jesús les había hablado? Ciertamente que se trata de Dios, el Espíritu Santo, pero, ¿cuándo fue prometido y bajo qué circunstancias? La respuesta a estas preguntas está íntimamente relacionada con una serie de preguntas que Jesús y Nicodemo intercambiaron durante una conversación:

Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto? Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto?  (Jn 3. 1-10).

De acuerdo a Jesús, todo aquel que se llamase maestro de Israel debería saber que el Espíritu Santo fue prometido por Dios como parte principal del Nuevo Pacto donde, para que Él pueda realmente habitar dentro de ti, es requisito indispensable que NAZCAS DE NUEVO. Esto es, tú necesitas ser hecho(a) totalmente Nuevo(a) para que Dios, el Espíritu Santo, pueda vivir en ti y contigo. ¡Dios no puede, de ninguna manera, compartir la naturaleza caída del hombre de pecado!

El rey David, como profeta que fue, supo esto cuando, después de haber pecado, comprendió que su condición humana tendría que ser totalmente REGENERADA (vuelto a engendrar) para permanecer en comunión con Dios y darle lugar al Espíritu Santo. Tanto su clamor de arrepentimiento como la súplica de perdón, expresados en el Salmo 51, cambian drásticamente en el verso 10 cuando entendió esa necesidad de un cambio radical en su naturaleza. ¡Un cambio que sólo Dios le podía otorgar!

Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti, Y no quites de mí tu santo Espíritu. Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu noble me sustente (Sal 51. 10-12).

Nicodemo debería haber sabido esto. No solamente la promesa en Joel 2. 28 del derramamiento del Espíritu sobre toda carne, sino también, y sobre todo, la necesidad apremiante de una renovación total de la condición del hombre ya que éste está, por sí mismo, condenado eternamente, pues no ha podido, no puede, ni podrá por sus obras y acciones, justificarse delante de Dios.

«Aunque sé muy bien que esto es cierto, ¿cómo puede un mortal justificarse ante Dios? Si uno quisiera disputar con él, de mil cosas no podría responderle una sola. Profunda es su sabiduría, vasto su poder. ¿Quién puede desafiarlo y salir bien librado? (Job 9.2-4 NVI).

Si alguien quisiera disputar con Dios, no podría responder ni una de mil preguntas, pues en Verdad, ¿cómo puede un mortal justificarse ante el Dios Eterno?

Oh Jehová, oye mi oración, escucha mis ruegos; Respóndeme por tu verdad, por tu justicia. Y no entres en juicio con tu siervo; Porque no se justificará delante de ti ningún ser humano (Sal 143. 1-2).

Ningún ser humano podrá justificarse delante de Dios. Cualquiera que entre a juicio delante de Dios, sin lugar a dudas, saldrá culpable.

Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios (Ro 8. 7-8).

La naturaleza humana no quiere, ni puede, sujetarse a la ley de Dios, por lo tanto, el ser humano nunca podrá agradar a Dios.

Nicodemo había olvidado esto pero Jesús no. Está establecido en la Palabra de Dios.

No obstante, por Amor a ti (y a todos los seres humanos), Dios diseñó el plan más hermoso y perfecto que pueda existir para tu redención (y la de todo el mundo): Primero se cumplió toda justicia al pagar el precio de tus pecados con la vida de Su propio Hijo, Jesús; luego, por Su Gracia, te perdonó todo, olvidándose de tus pecados; y por último, con su resurrección, venció a la muerte para hacer de ti una nueva especie de ser que no existía antes: Él, Dios mismo, por Su Palabra y con el Poder del Espíritu Santo, te hizo un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.

Lo que Nicodemo y los maestros de su época estaban olvidando fue la promesa del Nuevo Pacto hecha por Dios y plasmada en las Escrituras muchos años atrás. Él era maestro de Israel y tenía la obligación de saber esto.

He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón;  y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado (Jer 31. 31-34).

Aquí es donde cabe hacer la pregunta de Nicodemo, ¿Cómo puede hacerse esto? Para escuchar la respuesta de Dios:

Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra (Eze 36. 26-27).

La Palabra y el Plan de Dios para tu vida no sólo son perfectos e infalibles, sino también asombrosos. En lugar de pelear con todas tus fuerzas, en una lucha desigual contra tu vieja naturaleza, para ser santo(a), justo(a) y perfecto(a); lo único que Dios espera de ti es que creas. Que le creas a Él, quien te dice en Su Palabra, la Biblia, que por medio de la muerte y resurrección de Su Hijo Jesús has entrado al Nuevo Pacto, has sido justificado(a) y perdonado(a). Que creas que por medio de la FE en Jesús, Dios te ha regenerado haciendo de ti una nueva especie de ser que no existía antes: esto es, un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.

Recuerda que sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan (He 11.6).

Así que, ya no se trata de esforzarte por agradar a Dios sino creerle a Su Palabra. Creer que Él tiene el poder y el deseo de hacer de ti ese Hijo(a) de Dios, santo(a), justo(a), perfecto(a), Nacido(a) de Nuevo, que la Biblia dice que ahora tú eres.

Creer que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna (Jn 3.16).

Creer que, por la Palabra de Dios y el poder del Espíritu Santo, tú eres ese(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo al que Jesús se refería y Nicodemo no comprendía.

siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).

Creer que ahora tienes todo el derecho a ver y a entrar al reino  de Dios, tu Padre.

¡Todo por Amor a ti! Ahora, gracias a Jesucristo, no solamente eres santo(a), justo(a) y perfecto(a), sino también tienes la Vida Eterna que sólo un(a) Hijo(a) de Dios puede tener. ¡Vas a vivir para siempre! Y, como si fuera poco, como un sello a todo esto, el Espíritu Santo, Dios mismo y en persona, está contigo, en ti y sobre de ti.

En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria (Efe 1.13-14).

Así que, quizá Nicodemo no lo sabía, pero ahora tú sí lo sabes: La promesa del Padre, con la cual se garantiza el cumplimiento del Nuevo Pacto en la Sangre de Jesús, es el Espíritu Santo. Al igual que a Jesús, por la Palabra de Dios y el Poder del Espíritu Santo, tú naciste de Nuevo para que goces de la Vida Eterna, que es una vida plena y abundante.

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).

Tenlo por cierto y no dudes más, sobre esta tierra y dondequiera que vayas, es por el Nuevo Pacto en la Sangre de Jesús que puedes entrar a poseer y a establecer el reino de Dios en tu vida.

Este día, por medio de la FE [creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra], acepta y recibe tu identidad como Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y pon manos a la obra.

¡Es la Promesa del Padre!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, es tan asombroso Tu amor para conmigo. Gracias por amarme tanto. Gracias porque a pesar de cómo yo había sido Tú me justificaste y perdonaste. Gracias por crearme de nuevo y darme Tu naturaleza, la naturaleza de un(a) Hijo(a) Tuyo(a). Gracias porque Tú, Espíritu Santo, estás conmigo y nunca me dejarás. Hoy, mediante este Plan Tuyo que es el Nuevo Pacto, sellado con la Sangre de Jesús, mi Dios, Rey y Salvador, declaro mi victoria sobre la vieja naturaleza, sobre ese(a) viejo(a) hombre (mujer) que yo ya no soy más. Creo en Tu Palabra, Dios. Creo que soy la persona que Tú dices que soy: santo(a), justo(a) y perfecto(a), pues he sido regenerado(a) conforme a Tu propósito en justicia y santidad a la verdad. Bendigo Tu Nombre, oh Padre, y me declaro siempre en victoria. Libre de todo temor y duda para ser sano(a), próspero(a) y muy feliz. Soy Hijo(a) de Reino, Hijo(a) de Pacto, Hijo(a) de Dios. En el nombre poderoso de Cristo Jesús. Amén

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

                              

Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Abril 9                         Hch 1 /  Deu 11-12 /  Job 9

 


 

 

29 de Junio FE como un Niño

Congreso damas Fortaleciendo Corazones Maribel del angel

martes, 20 de junio de 2017

20 de junio Libertad en el Reino

20 de junio Libertad en el Reino

¿Se equivocan los ángeles?

 

8 de Abril

¡El ángel se equivocó!

Por Riqui Ricón*

Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma; que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad? (Deu 10. 12-13)

¡Propósito! ¡Siempre propósito! Jamás Dios ha hecho algo con despropósito. Él es Amor y por el gran Amor con que te ha amado te ha dado Su Palabra.

La Biblia fue dictada por Dios para tu beneficio y bendición: PARA QUE TENGAS PROSPERIDAD.

La palabra prosperidad tiene en la Biblia el significado de Plenitud, esto es, sin carencias, sin enfermedad y sin temor alguno.

Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma (3 Jn 2).

La Voluntad de Dios, Su deseo para tu vida, no puede ser más simple, sencillo y hermoso que verte vivir una vida en Plenitud: próspero(a), en salud, lleno(a) de paz, gozo y amor en tu alma (que es la parte de tu ser donde radican tus pensamientos, emociones, sentimientos y voluntad).

- Pero, pero, Riqui Ricón, yo no tengo nada de eso, ni siquiera he sido un(a) buen(a) cristiano(a). Soy demasiada poca cosa para que Dios me trate así como tú dices.

Puede ser que así sea como tú te ves a ti mismo(a), sin embargo, la Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, dice otra cosa muy diferente. La Biblia te muestra como Dios te mira:

Si tú de mañana buscares a Dios, Y rogares al Todopoderoso; Si fueres limpio y recto, Ciertamente luego se despertará por ti, Y hará próspera la morada de tu justicia. Y aunque tu principio haya sido pequeño, Tu postrer estado será muy grande (Job 8. 5-7).

Amado(a), pon ya un alto a tus temores y dudas; deja de escuchar esas palabras de fracaso, desánimo y derrota y DECIDE CREER. ¡Busca a Dios, tu Padre! Platica con Él. Cree que por la Palabra de Dios y por la Sangre de Jesús YA has sido limpiado(a) y justificado(a), porque ciertamente (sin lugar a dudas), Dios mismo se despertará por ti, Y hará próspera la morada de tu justicia. Y aunque tu principio haya sido pequeño, Tu postrer estado será muy grande.

De una vez por todas, decide creerle a Aquel que Te Ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, para pagar el justo precio de tus pecados, fracasos, dudas y derrotas, todo con tal de no perderte a ti.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jua 3.16-17).

- Pero, pero, ahí dice que si yo fuere limpio(a) y recto(a) y, la verdad, yo no lo he sido.

Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas (Efe 2. 4-10).

Amado(a), hoy tienes que comprender que la Vida Nueva que Jesús compró para ti no se trata de lo que hayas hecho o estés haciendo, sino que se trata, única y exclusivamente, de lo que Él YA HIZO por ti en la cruz.

¡La Vida Nueva que Jesús compró para ti se trata de que la creas!

Este es Su Plan perfecto y el propósito para tu vida. En el mismo libro de Efesios, en el capítulo 4, versículo 23, Dios dice que el (la) nuevo(a) hombre (mujer) que tú YA ERES en Cristo Jesús, fue creado(a), por Dios mismo, en la justicia y santidad de la verdad.

¡Dios no miente! ¡Lo que Él dice en la Biblia acerca de ti es la Verdad! Por lo tanto, aunque anteriormente tú no hayas sido limpio(a) y recto(a), ahora, en Cristo, por Su gran Amor con que te amó, Él te hizo así: justo(a), santo(a) y perfecto(a).

porque con una sola ofrenda (Jesús mismo) hizo perfectos para siempre a los santificados (He 10. 14).

Si has hecho a Jesucristo el Señor de tu vida, aceptando el precio que pagó en la cruz por ti, entonces, de acuerdo a la Biblia, tú eres ya un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo y esto no de simiente corruptible sino de incorruptible, por la Palabra de Dios, que vive y permanece para siempre (1 P 1. 23).

Es la mismísima Palabra de Dios la que te hace Hijo(a) de Dios y lo ha hecho así para tu provecho, para que te vaya bien y seas prosperado(a) para siempre.

Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor. E id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis. He aquí, os lo he dicho. Entonces ellas, saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas a sus discípulos. Y mientras iban a dar las nuevas a los discípulos, he aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies, y le adoraron. Entonces Jesús les dijo: No temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me verán (Mat 28. 5-10).

Esta porción de la Escritura me causa gracia y mucho amor por mi Señor Jesús. Fíjate muy bien porque para Él es tan importante que tú estés consiente de quién ahora eres, aceptando tu nueva Identidad como Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, que está asentado en la Escritura cómo Jesús vino a corregir, inmediatamente y en persona, el error de uno de sus ángeles.

Si Dios no puede confiar en sus propios mensajeros (pues aún los ángeles se equivocan), ¡cuánto menos en hombres hechos de polvo, tan fáciles de aplastar y matar como las polillas! (Job 4.18-19 BAD).

El ángel dijo a las mujeres, vayan a Galilea y ahí verán al Señor, sin embargo, Jesús no se esperó hasta que ellas llegaran a Galilea sino que se les apareció inmediatamente, ¿por qué? Porque ese ángel cometió un tremendo error de identidad llamándoles discípulos a los que ahora son hermanos(as) de Jesús.

Por esto, el Señor mismo tuvo que corregir sus planes de verlos en Galilea y acudir inmediatamente para establecer en la Biblia que tú ahora eres su propio(a) hermano(a). ¡Asombroso!

Ellos, como tú y yo, tuvieron un inicio insignificante como seres humanos comunes y corrientes, llenos de delitos y pecados, pero, por Su Palabra y gran Amor, terminaron siendo Hijos del Dios vivo y verdadero. Ahora son hermanos de Jesús, exactamente como tú y yo.

Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos (Ro 8.29).

¡Gloria a Dios! ¡El ángel se equivocó! ¡Jesús, además de tu Señor y Salvador, ahora es tu hermano mayor!

De esta forma se destacó en la Biblia que, por la Sangre, muerte y resurrección de Jesucristo, y por la Palabra de Dios, tú YA fuiste justificado(a), santificado(a) y perfeccionado(a) con el PROPÓSITO de ser hecho(a) un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y así recibas la Plenitud de la Vida Eterna: prosperidad en todas las cosas, salud, gozo y paz.

¡Gloria a Dios! ¡El ángel se equivocó! ¡Ya no eres más un vil mortal hecho de polvo, ahora, por Cristo Jesús, eres un(a) auténtico(a) y legítimo(a) Hijo(a) de Dios.

Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy. Pídeme, y te daré por herencia las naciones, Y como posesión tuya los confines de la tierra (Sal 2.7-8).

¿Te das cuenta? Dios, tu Padre, jamás te va a dejar, ni abandonar. Él está contigo y si Dios es contigo, ¿quién contra ti?

Puedes estar totalmente seguro(a) que de todo problema, angustia o enfermedad vas a salir más que vencedor(a) por medio de Aquel que te ama, Cristo Jesús.

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, en esta hora te doy gracias porque puedo darme cuenta lo importante que es para Ti que yo esté consciente de quién soy ahora en Cristo Jesús. Soy Tu Hijo(a) amado(a) y tengo todo el derecho a vivir como tal, creyéndote a Ti, creyendo a Tu Palabra. Tú has establecido, claramente, que por las heridas de Jesús yo soy sano(a); que bienes y riquezas hay en mi casa; que la paz que sobrepasa todo entendimiento llena mi mente y corazón. Por esto, y mucho más, declaro con todo mi corazón que no voy a temer mal alguno sino a creer, creerte a Ti, Padre, creer a tu Palabra. No recibo al espíritu de temor y de duda pues yo soy Tu Hijo(a) y no tengo nada, absolutamente nada, que temer. Recibo la bendición de Tu Palabra y todas Tus promesas para mí. Por lo tanto, no admitiré en mi vida pensamientos, ni palabras, de fracaso, ni de derrota. Señor Jesús, te confieso y me arrepiento de todos mis pecados y recibo Tu perdón y Tu limpieza. En Tu Palabra, la Biblia, he conocido y creído el Amor que me tienes. ¡Gracias, Señor! Por Ti, todo lo puedo y en TODAS las cosas soy más que vencedor(a). Tú eres mi guardador y nada, ni nadie, me pueden separar de Tu Amor. Así que, recibo el perdón de mis pecados de la misma forma que recibo mi sanidad y prosperidad. Tú Palabra es la Verdad y soy libre para vivir esa vida plena y abundante que compraste para mí al morir en la cruz pagando TODOS mis pecados y resucitar de la muerte para darme Vida Eterna. No le daré lugar al temor, ni a la duda, pues estoy destinado a ser dichoso(a), mil veces feliz, pues yo en Ti confio. En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Abril 8                           Mat 28 /  Deu 9-10 /  Job 8