viernes, 26 de agosto de 2011

Ya pedes saber como determinar el tiempo del inicio de tu victoria

Viernes 26 de Agosto de 2011.
¡Sólo entonces!
Por Riqui Ricón*
El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida (Jn 6.63).
Muy importante es no olvidar que tú y yo fuimos creados a imagen y semejanza de Dios y, por lo tanto, como Él es espíritu (Jn 4.24) nosotros somos espíritu. Como Hijos de Dios Nacidos de Nuevo somos espíritus incorruptibles engendrados por la Palabra de Dios a través del sacrificio, muerte y resurrección de Jesús, nuestro Señor y Salvador. Destaquemos pues que es, precisamente, la Palabra de Dios, la Biblia, la que nos da vida, nos sustenta y alimenta.
Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte (Ro 8.1-2).
No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna (Gal 6.7-8).
Sabemos que no andamos conforme a la carne porque amamos a Dios, nuestro Padre, y cuando pecamos nos sentimos mal, no nos gusta y nos arrepentimos pidiéndole perdón.
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros (1 Jn 1.9-10).
Sin embargo, en el diario vivir, pudiéramos olvidar que la Biblia es la Palabra de Dios y, por lo tanto, que ésta debe ser la prioridad máxima en nuestras vidas, el patrón que rija nuestras conductas y determine nuestras decisiones.
La Palabra de Dios es espíritu y es vida. Así que, si te has estado alimentando diariamente con noticias, programas de radio o televisión, películas, publicaciones y todo tipo de conversaciones, ya es tiempo que te determines a llenar tu ser, espíritu, alma y cuerpo, con la verdad.
Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad (Jn 17.17).
Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino (Sal 119.105).
Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros? Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente (Jn 6.67-69).
Si en estos momentos de tu vida estás atravesando por diversos problemas o circunstancias lo mejor que puedes hacer es alimentarte de la vida que transmite a tu espíritu la Palabra de Dios. Confía en Él pues Él actuará a favor de ti. Acude a Su Palabra y no permitas que la duda y el temor te arrebaten la victoria que Jesús ganó para ti en la cruz.
Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo (Jn 16.33).
Tú eres un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo. Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo para pagar tus pecados antes que perderte a ti. Te ha dado Su Palabra de Honor como garantía para que puedas creer y tengas fe para salir adelante viviendo una vida plena y abundante.
Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).
Oremos:
Amado Padre celestial, sé, porque lo dices en Tu Palabra, que Tú guardarás irreprensible todo mi ser, espíritu, alma y cuerpo, para la venida de mi Señor Jesucristo. Te pido perdón por haber descuidado mi espíritu (yo soy espíritu) y no alimentarme de la vida, que es Tu Palabra. Jesús, Tú me has enseñado que si bebo del agua que Tú me das, ésta será una fuente que saltará para vida eterna y de mi interior correrán ríos de agua viva. ¡Quiero esto, Señor! Alimentarme con Tu Palabra de tal manera que el espíritu de mi mente sea renovado para manifestar esta Vida Nueva que me has regalado y ser un reflejo de Tu Amor a todos los que me rodean. Espíritu Santo, ayúdame hacer de la Biblia la norma máxima de mi existencia pues en verdad comprendo que sólo entonces haré prosperar mi camino y todo me saldrá bien. En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
                                                                                   
Agosto 26                               Jn 6.60-71  /  1 Cr 25-26  /  Zac 11

jueves, 25 de agosto de 2011

¿Cómo discernir el Cuerpo del Señor?

Jueves 25 de Agosto de 2011.
¡Todo por creerle a Él!
Por Riqui Ricón*
Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás… Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera… De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna (Jn 6.35, 37, 47).
La palabra Evangelio significa buenas noticias y lo asombroso es que es verdad como todo lo que dice la Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente. ¡Tú has venido a Jesús y Él jamás te echará fuera! ¡Lo ha prometido!
Pon atención a que la Escritura no dice si te portas bien o si haces obras de justicia. Sólo se te pide una cosa, venir a Jesús creyendo en Él, o mejor dicho creyéndole a Él, creyendo Su Palabra.
Que conste que venir a Jesús creyendo no significa que puedes portarte mal o hacer obras de injusticia sino todo lo contrario pues, De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre (Jn 14.12). Y esta es una declaración contundente de Jesús sobre tu vida pues no da opción a preguntarte si quieres, sino que afirma enfáticamente, el (la) que en mí cree.
Así que se trata de primero creer para luego actuar, primero ser para luego hacer.
Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta (Sgo 2.26).
Entonces, venir a Jesús creyendo Su Palabra produce forzosamente un cambio en tu vida, ya que, Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios… Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? (1 Jn 5.1, 4-5).
¡Buenas Noticias! Eres un(a) Hija de Dios Nacida(o) de Nuevo y vences al mundo. En Cristo Jesús tienes la victoria sobre cualquier aflicción, problema o enfermedad. Por el gran Amor con que el Padre te ha amado y por haberle creído a Su Palabra, ahora has sido trasladada(o) de una vida en tinieblas a Su luz admirable, de muerte a vida, y no cualquier clase de vida sino la vida plena y abundante de un(a) Hija(o) del Rey.
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).
El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero (Jn 6.54).
Comer el pan y beber de la copa que Jesús con Su cuerpo y Su Sangre nos ha ofrecido significa entrar a la dimensión del Nuevo Pacto establecido sobre mejores promesas.
He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado (Jer 31.31-34).
Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra (Ez 36.25-27).
Esto es lo que significa ser justificado, perdonado, santificado y perfeccionado mediante el Cuerpo y la Sangre de Jesús para ser Nacida(o) de Nuevo como un(a) Hija(o) de Dios.
siendo renacidos (Nacidos de Nuevo), no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
Oremos:
Amado Padre celestial, qué puedo decir a todo esto: si Tú estás conmigo ¿quién contra mí? No escatimaste ni a Tu propio Hijo sino que lo entregaste por Amor a mí. ¿Cómo no me darás juntamente con Él todas las cosas? ¿Quién me acusará si yo fui escogida(o) por Ti? Dios, Tú eres el que me justificas. ¿Quién me condenará? Cristo es el que murió por mí; más aún, es Jesús el que resucitó y está sentado a Tu diestra, Padre, intercediendo por mí. ¿Quién me separará del amor de Cristo Jesús? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti soy muerto todo el tiempo; Soy contado como oveja de matadero. Antes, en todas estas cosas yo, Riqui Ricón (pon tu nombre aquí) soy más que vencedor(a) por medio de aquel que me amó. Por lo cual, oh Dios,  estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada me podrá separar de Tu Amor, que es en Cristo Jesús mi Señor. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
                                                                                   
Agosto 25                               Jn 6.22-59  /  1 Cr 24  /  Zac 10

martes, 23 de agosto de 2011

¿Cómo romper la cadena de enfermedad, fracaso y depresión?

Martes 23 de Agosto de 2011.
¡Nacida(o) para triunfar!
Por Riqui Ricón*
De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida. (Jn 5.24).
La Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, nos enseña que la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro (Ro 6.23), y que Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios (1 Jn 1a). Lo cual significa que si tú habías hecho de tu vida lo que la gana se te dio, llenándola de pecado, pero hiciste a Jesús el Señor y Salvador de tu vida; ahora, has pasado de muerte a vida. Has Nacido de Nuevo a través del Espíritu Santo y la Palabra de Dios para recibir la vida eterna, una vida plena y abundante que solamente los Hijos de Dios Nacidos de Nuevo pueden disfrutar.
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).
Jesús nos asegura enfáticamente que aquella o aquel que escucha Su Palabra  para creer, no vendrá a condenación sino a vida eterna. Ahora bien, vida eterna significa vivir para siempre una sola vida. No existe una vida aquí sobre la tierra y otra diferente allá en el cielo. Como Hijos de Dios Nacidos de Nuevo tenemos una sola vida, vida eterna, y ésta ya comenzó.
Y sucederá que como fuisteis maldición entre las naciones, oh casa de Judá y casa de Israel, así os salvaré y seréis bendición. No temáis, mas esfuércense vuestras manos (Zac 8.13).
La maldición de la pobreza, enfermedad, temor, tristeza, depresión, etc., terminó con Cristo Jesús y ahora, tú y yo, hemos sido dejados en este mundo como instrumentos de bendición, como embajadores de Jesús y depósitos del Amor de Dios para establecer el Reino de Nuestro Padre sobre esta tierra.
Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros (2 Co 5.20a).
y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado (Ro 5.5).
Por lo tanto, la vida plena y abundante a la que has sido llamada(o) a manifestar en esta tierra tiene propósito en el Amor y la representatividad de Jesucristo que te han sido dadas para bendición de los demás.
¡Gloria al Rey! Dios te necesita sobre esta tierra. Eres Su Hija(o) amada(o), representante y encargada(o) de los negocios del Reino, pues recuerda las palabras de Jesús:
De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre (Jn 14.12).
Jesús te dejó en Su lugar y todos los problemas y circunstancias adversas que puedas enfrentar no son más que el intento del diablo para distraerte de dicho propósito. Su intención es desenfocarte de Jesús y enfocarte en tus circunstancias para que NO CREAS que eres esa(e) Hija(o) de Dios nacida(o) de Nuevo, amada(o) del Padre, que Dios dice en Su Palabra, la Biblia, que ahora tú eres, gracias a Jesús.
Oremos:
Amado Padre celestial, yo sé que me has amado con tal Amor que preferiste entregar a Tu Hijo Jesús para pagar mis pecados antes que perderme a mí. Sé y declaro que, por la Sangre de Jesús, soy un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo para triunfar y establecer Tu Reino sobre la tierra. Señor, yo escucho y creo Tu Palabra la Biblia. La reconozco como la única Verdad y declaro, conforme a Ella, que TODO lo puedo en Cristo pues en todo problema, circunstancia o aflicción, yo saldré más que vencedor(a) por medio de Tu Amor, Señor Jesús. No voy a temer, sólo voy a creer. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
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Agosto 23                               Jn 5.19-47  /  1 Cr 20.1-22.1  /  Zac 8

lunes, 22 de agosto de 2011

¿Puedo llegar a ser igual a Dios?


Lunes 22 de Agosto de 2011.

¡Igual al Padre!

Por Riqui Ricón*

Y por esta causa los judíos perseguían a Jesús, y procuraban matarle, porque hacía estas cosas en el día de reposo. Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo. Por esto los judíos aun más procuraban matarle, porque no sólo quebrantaba el día de reposo, sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios (Jn 5.16-18).

Es interesante notar que la Escritura nos enseña que las razones por las que los judíos mataron a Jesús fueron por hacer milagros en el día de reposo y por decir que Dios era Su Padre pues, en el correcto sentido de las palabras, decir que uno es Hijo de Dios significa ser igual a Dios. Esto fue demasiado para los religiosos de ese tiempo y no lo pudieron soportar.

Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios;  por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él (1 Jn 3.1).

Por Amor, tú y yo hemos sido llamados y constituidos por Dios como Hijos Suyos. ¡Hijos de Dios Nacidos de Nuevo!

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Dios te ama tanto que prefirió entregar a su propio Hijo para pagar tus pecados antes que perderte a ti. Jesús no vino a condenarte sino a darte Vida Eterna como Hijo del Rey por medio de Su Sangre, muerte y resurrección.

Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy. Pídeme, y te daré por herencia las naciones, Y como posesión tuya los confines de la tierra (Sal 2.7-8).

Sin importar la situación en que te encuentres el día de hoy, si tú has hecho a Jesucristo el Señor y Salvador de tu vida, puedes orar a tu Padre y pedirle con toda confianza que te ayude, teniendo la certeza de que Él no faltará a Su Palabra y contestará favorablemente tu oración.

Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro (He 4.14-16).

Nuestro enemigo, el diablo, tratará por todos los medios de apartarte de esta verdad: que eres un(a) Hija(o) amada de Dios y que Él no dejará de cumplirte Su Palabra. Tratará de producir duda e incredulidad en tu mente y corazón hacia la Palabra de Dios para que, olvidando quien tú ya eres, seas tentada(o) a desobedecer.

Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír; y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros; vino, por tanto, gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos (Zac 7.11-12).

Así que, no permitas que ningún problema o circunstancia adversa te haga dudar del Amor de tu Padre para robarte tu identidad como Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo. ¡Jamás serás avergonzada(o) de haber confiado y creído la Palabra de Dios!

Oremos:

Amado Padre celestial, en este momento quiero decirte cuanto te amo y cuan agradecido estoy por Tu Amor. Gracias Jesús por Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota en esa cruz por Amor a mí. Sé que he sido justificada(o) y perdonada(o) en Tu Sangre. Ahora soy Tu Hija(o) y sé también que jamás me dejarás pues Tú, Jesucristo, eres mi guardador y el maligno no me toca. Tú has dicho en Tu Palabra que a los que te amamos TODAS las cosas nos ayudarán a bien, así que, declaro que soy sana(o) y soy libre. De todo problema y circunstancia salgo más que vencedor(a) pues todo lo puedo en Ti, mi Señor y Salvador. Lo creo y lo confieso en Tu nombre Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011




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Agosto 22                               Jn 5.1-18  /  1 Cr 18-19  /  Zac 7

viernes, 19 de agosto de 2011

¿Podrá Dios amarme a pesar de como he sido?

Viernes 19 de Agosto de 2011.
¡Jesús me ama!
Por Riqui Ricón*
Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá. Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad. Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta (Jn 4.16-19).
Este es uno de los episodios más hermosos y emocionantes de la vida de nuestro Señor, donde se nos muestra claramente la naturaleza de Dios. Después de haber estado conversando con una mujer samaritana (algo totalmente impuro para los judíos), quien había tenido cinco maridos y en ese momento cohabitaba con otro hombre, Jesús no le recrimina su vida, ni sus pecados. ¡No hay un solo reproche departe del Señor hacia ella! Y no sólo eso, sino que ahí tenemos a la persona más despreciable: es una mujer y ha sentido en carne propia el prejuicio sexual; es samaritana y conoce el desprecio racial por parte de romanos y judíos; cinco veces ha fracasado como esposa y como mujer y sabe del rechazo de las demás mujeres y de la comunidad entera y, por si fuera poco, el hombre con el que vive no le quiere dar su nombre. ¡Es a este insignificante ser humano que Dios hecho hombre, Jesús mismo, decide revelarle Su Identidad!
Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas. Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo (Jn 4.25-26).
¡Asombroso! Jesús no se lo reveló a Juan, ni a Pedro, no se lo dijo a Nicodemo, ni a Jairo, no se manifestó a Caifás, ni a Poncio Pilato, sino que se reveló a una mujer samaritana, allá en la soledad de aquella tarde en el pozo de Jacob. ¡Maravilloso! ¡Jesús no está buscando perfectos sino sinceros!
Jesús es amor puro. Él no anda llevando la cuenta de tus pecados y transgresiones con el propósito de echártelos en cara y así darte algún tipo de lección o reprimenda. ¡No! ¡De ninguna manera! Mira el carácter de Jesús, Él es amor y sólo está buscando tu corazón. ¡Es a ti a quien Él busca! ¡Eres tú la/el importante para Él!
Si en estos días estás experimentando cualquier tipo de problema o aflicción, sólo escucha a Jesús decirte, Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;  porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga (Mat 11.28-30).
Recuerda que, sin importar cómo haya sido tu vida pasada, si has hecho a Jesús el Señor de tu vida, en esa cruz fuiste justificada(o) con Su Sangre, perdonada(o) por Su amor, santificada(o) y perfeccionada(o) por su Gracia y ahora eres un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo.
Esto es algo que ya fue hecho, está escrito en la Palabra de Dios, la Biblia, que no miente y si Dios lo dijo, entonces, Él lo va a cumplir; si Dios lo habló, entonces, Él lo va a ejecutar. A nosotros nos toca creerlo, recibirlo y vivirlo.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.17-17).
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios;  por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él (1 Jn 3.1).
Sea que estés enfrentándote a la enfermedad, pecado, necesidad económica, problemas familiares, depresión, soledad o te encuentres perfectamente bien, Jesús siempre te amará y te buscará a ti, no para condenarte sino para salvarte.
Oremos:
Amado Padre celestial, en esta hora te doy gracias por tan grande y hermoso Amor. Sé que aunque ande en valle de sombra y de muerte, puedo dejar de temer pues Tú estás conmigo y caerán a mi lado mil y diez mil a mi diestra más a mí no llegará ya que Tú, Jesús, mi Rey, Señor y Salvador, me guardas y el maligno no me puede tocar. Soy un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo y todo le que es nacido de Dios vence al mundo. Gracias Jesús, Tú me hiciste así. Gracias Espíritu Santo, Tú estás aquí conmigo, no me has dejado ni me dejarás. Me determino, con Tu ayuda, a resistir al espíritu de temor pues no me ha dado Dios espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor sino que he recibido el espíritu de adopción y hoy puedo decirte Abba, Padre, Papá, Papito. En todas las cosas voy a salir más que vencedor(a) por Tu Amor. En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
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Agosto 19                               Jn 4.1-26  /  1 Cr 15.1-16-6  /  Zac 4