jueves, 7 de enero de 2021

¡No temas, cree solamente!

                                                                                     <ENGLISH>




07 de Enero

¡No temas, cree solamente! 

Por Riqui Ricón*

Jehová Dios mío, en ti he confiado; Sálvame de todos los que me persiguen, y

líbrame (Sal 7.1).

 

La Biblia, que es la Palabra de Dios, y no miente, te enseña en el Salmo 84 que el hombre o la mujer que confía en Dios es dichoso(a). Entonces, parece que realizar una vida dichosa, plena y en paz sobre la tierra, sí es posible y depende de tu confianza en Dios. Depende de si en verdad le crees a Dios creyendo Su Palabra.

 

Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).

Confiar en Dios es sencillo, sólo necesitas saber que Él no miente. ¡Él no puede mentir! ¡Él es Dios!

 

Confiar en Dios significa CREER que Él cumplirá todas y cada una de Sus Palabras. Por otro lado, desconfiar de Dios significa creer que Él es deshonesto y mentiroso, que no es digno de confianza.

 

Satanás, tu adversario, es el único interesado en que desconfíes de la Palabra de Dios y ponerte en el dilema de tu vida: dado que Él es Dios, desconfiar de Él significa pensar que algunas de las cosas que ha dicho las dijo con mala intención.

 

Si él logra hacerte dudar de la Biblia, entonces logrará hacerte temer por tu vida, por tu salud, por tu economía, por tu familia, ¡por todo!

 

Es por esto que el secreto para vivir una vida dichosa es simple:

 

El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré (Sal 91.1-2).

Así que, confiar en Dios significa tener la certeza, la plena convicción de que Él es honorable, esto es, que Dios si tiene Palabra de Honor. Por esto, y no por otra cosa, hoy puedes tú estar seguro(a) que Él te salvará de todos los que te persiguen y te librará de todo mal, pues tú, en Dios has confiado.

 

Entonces vino un varón llamado Jairo, que era principal de la sinagoga, y postrándose a los pies de Jesús, le rogaba que entrase en su casa; porque tenía una hija única, como de doce años, que se estaba muriendo. Y mientras iba, la multitud le oprimía. Pero una mujer que padecía de flujo de sangre desde hacía doce años, y que había gastado en médicos todo cuanto tenía, y por ninguno había podido ser


curada, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; y al instante se detuvo el flujo de su sangre (Luc 8.41-44).

Tanto Jairo, como la mujer que padecía de flujo de sangre, pusieron su confianza en Jesús. Ellos sabían, que sabían, que Jesús les iba a responder con un milagro. No dudaron por incredulidad, ni trataron de manipularlo haciéndole sentir lástima por ellos. ¡La mujer ni siquiera le preguntó! Simple y sencillamente fue y tomó su milagro, porque decía dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva (Mat 9.21).

 

Por favor pon mucha atención a las Palabras que Jesús le dijo a Jairo cuando, a éste último, vinieron a decirle que no recibiría el milagro que estaba esperando, pues su hija ya estaba muerta y nada más se podía hacer:

 

Oyéndolo Jesús, le respondió: No temas; cree solamente, y será salva (Luc 8.50).

Lo que Dios te pide aquí, es que dejes de poner tu atención, tu vista y corazón, en lo difícil de tu situación o en lo grave y definitiva que pueda ser tu enfermedad, pues eso sólo te producirá temor y anulará tu fe.

 

Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? (Mat 14.30-31).

Concentrarte en los hechos y en las circunstancias sólo produce miedo. Sin embargo cuando pones toda tu atención a la Verdad, que es la Palabra de Dios, entonces ésta produce fe y te hace libre.

 

Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (Jn 8.31-32).

Jesús te dice, el día de hoy: ¡CREE SOLAMENTE! ¡Pon tu mente, vista y corazón en mi Palabra! ¡Yo no miento, ni lo haré jamás! ¡Primero el cielo y la tierra dejan  de ser, antes que Yo deje de cumplirte mi Palabra! ¡Te amo tanto que preferí ir a la cruz, para pagar todos tus pecados, antes que perderte a ti! ¡El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengas vida, y para que la tengas en abundancia! Jn 10.10).

El problema con la enfermedad, como con la mayoría de las aflicciones, es que le damos mayor credibilidad a los síntomas, estudios y palabras del médico que a la Palabra de Dios. No estoy diciendo que la medicina y los doctores sean malos, ya que Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación (Stgo 1.17).


Lo que sí te estoy diciendo es cómo puedes tú ser sanado(a) hoy. Deja de poner tu atención, emociones y corazón en esas cosas que te están llenando de miedo para hacerte dudar. No temas, cree solamente, pues al que le cree a Dios TODO le es posible. Decídete y haz que en tu mente, boca y corazón, Dios, tu Padre, sea una persona con Honor.

 

Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? He aquí, he recibido orden de bendecir; El dio bendición, y no podré revocarla (Num 23.19-20).

Tú eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. El precio que se pagó por tu Nueva Naturaleza fue tan alto y lleno de Amor, que es absurdo pensar que ahora tu Padre celestial esté sentado y con los brazos cruzados mientras que tú padeces aflicciones.

 

¡Él YA HABLÓ la Palabra! ¡La orden de bendición ya está sobre tu vida! ¡El precio de tu sanidad y redención ya se pagó! ¡Su Sangre fue derramada! ¡El Nuevo Pacto fue establecido y nada, ni nadie, pueden robarte lo que legítimamente es tuyo!

 

Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados (Isa 53.4-5).

Recuerda que, ningún dolor, circunstancia o enfermedad, podrán jamás estar por encima de la Palabra de Dios.

 

Oremos en voz audible:

 

Amado Padre celestial, hoy estoy decidido(a) a recibir lo que con tanto Amor pagaste para mí. Por el Nuevo Pacto en la Sangre de Jesús, creo y recibo mi sanidad. Me declaro libre de toda dolencia y enfermedad. Hablo salud y bienestar a cada célula, tejido, órgano y sistema de mi ser. Rechazo todo miedo, pues yo no he recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que he recibido el espíritu de adopción y hoy puedo decir, Abba, Padre. Pongo mis ojos, emociones y sentimientos en Ti, Señor Jesús, quien eres el autor y consumador de mi fe. Pongo mis ojos y mi fe en Tu Palabra. Creo y declaro que, ¡Soy sano(a)!

¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy más que vencedor(a)! ¡Todo lo puedo en Cristo!

¡Soy dichoso(a), pues yo en Ti confío! Y, por la Sangre de Jesús, tengo todo el derecho para vivir una vida plena y abundante. Muchas gracias, Señor Jesús. Gracias por esta Nueva Vida en Plenitud que ahora tengo. Gracias por mi sanidad. Gracias por mi salud. Gracias por mi prosperidad. Gracias por el Amor, la paz y el gozo que ahora disfruto. En el nombre de Jesús. Amén.

 

 Nota Importante:


¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre!

¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

 

*Ricardo C. Peredo Jaime © 2012

 


 

Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

 

Enero 7                                   Luc 8.26-56   /  Gen 13-14 /  Sal 7

     

Cápsula del día.





Puedes escuchar o descargar la lectura de la  Biblia en audio del día de hoy, la tenemos para ti en dos versiones: 


RV60 



NVI 




Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

 

Enero 7                                   Luc 8.26-56   /  Gen 13-14 /  Sal 7

 

 

San Lucas 8.26-56

El endemoniado gadareno

(Mt. 8.28–34; Mr. 5.1–20)

26Y arribaron a la tierra de los gadarenos, que está en la ribera opuesta a Galilea. 27Al

llegar él a tierra, vino a su encuentro un hombre de la ciudad, endemoniado desde hacía mucho tiempo; y no vestía ropa, ni moraba en casa, sino en los sepulcros. 28Este, al ver a Jesús, lanzó un gran grito, y postrándose a sus pies exclamó a gran voz: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te ruego que no me atormentes. 29(Porque mandaba al espíritu inmundo que saliese del hombre, pues hacía mucho tiempo que se había apoderado de él; y le ataban con cadenas y grillos, pero rompiendo las cadenas, era impelido por el demonio a los desiertos.) 30Y le preguntó Jesús, diciendo: ¿Cómo te llamas? Y él dijo: Legión. Porque muchos demonios habían entrado en él. 31Y le rogaban que no los mandase ir al abismo. 32Había allí un hato de muchos cerdos que pacían en el monte; y le rogaron que los dejase entrar en ellos; y les dio permiso. 33Y los demonios, salidos del


hombre, entraron en los cerdos; y el hato se precipitó por un despeñadero al lago, y se ahogó.

34Y los que apacentaban los cerdos, cuando vieron lo que había acontecido, huyeron, y yendo dieron aviso en la ciudad y por los campos. 35Y salieron a ver lo que había sucedido; y vinieron a Jesús, y hallaron al hombre de quien habían salido los demonios, sentado a los pies de Jesús, vestido, y en su cabal juicio; y tuvieron miedo. 36Y los que lo habían visto, les contaron cómo había sido salvado el endemoniado. 37Entonces toda la multitud de la región alrededor de los gadarenos le rogó que se marchase de ellos, pues tenían gran temor. Y Jesús, entrando en la barca, se volvió. 38Y el hombre de quien habían salido los demonios le rogaba que le dejase estar con él; pero Jesús le despidió, diciendo: 39Vuélvete a tu casa, y cuenta cuán grandes cosas ha hecho Dios contigo. Y él se fue, publicando por toda la ciudad cuán grandes cosas había hecho Jesús con él.

La hija de Jairo, y la mujer que tocó el manto de Jesús

(Mt. 9.18–26; Mr. 5.21–43)

40Cuando volvió Jesús, le recibió la multitud con gozo; porque todos le

esperaban. 41Entonces vino un varón llamado Jairo, que era principal de la sinagoga, y postrándose a los pies de Jesús, le rogaba que entrase en su casa; 42porque tenía una hija única, como de doce años, que se estaba muriendo.

Y mientras iba, la multitud le oprimía.43Pero una mujer que padecía de flujo de sangre desde hacía doce años, y que había gastado en médicos todo cuanto tenía, y por ninguno había podido ser curada, 44se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; y al instante se detuvo el flujo de su sangre. 45Entonces Jesús dijo: ¿Quién es el que me ha tocado? Y negando todos, dijo Pedro y los que con él estaban: Maestro, la multitud te aprieta y oprime, y dices: ¿Quién es el que me ha tocado? 46Pero Jesús dijo: Alguien me ha tocado; porque yo he conocido que ha salido poder de mí. 47Entonces, cuando la mujer vio que no había quedado oculta, vino temblando, y postrándose a sus pies, le declaró delante de todo el pueblo por qué causa le había tocado, y cómo al instante había sido sanada. 48Y él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; ve en paz.

49Estaba hablando aún, cuando vino uno de casa del principal de la sinagoga a decirle: Tu hija ha muerto; no molestes más al Maestro. 50Oyéndolo Jesús, le respondió: No temas; cree solamente, y será salva. 51Entrando en la casa, no dejó entrar a nadie consigo, sino a Pedro, a Jacobo, a Juan, y al padre y a la madre de la niña. 52Y lloraban todos y hacían lamentación por ella. Pero él dijo: No lloréis; no está muerta, sino que duerme. 53Y se burlaban de él, sabiendo que estaba muerta. 54Mas él, tomándola de la mano, clamó diciendo: Muchacha, levántate. 55Entonces su espíritu volvió, e inmediatamente se levantó;

y él mandó que se le diese de comer. 56Y sus padres estaban atónitos; pero Jesús les mandó que a nadie dijesen lo que había sucedido.1

 

Génesis 13-14

Abram y Lot se separan

 

 


1 Reina Valera Revisada (1960)------------------------------------------------------------------ 56


13

1Subió, pues, Abram de Egipto hacia el Neguev, él y su mujer, con todo lo que tenía, y con él Lot. 2Y Abram era riquísimo en ganado, en plata y en oro. 3Y volvió por sus jornadas desde el Neguev hacia Bet-el, hasta el lugar donde había estado antes su tienda entre Bet-el y Hai, 4al lugar del altar que había hecho allí antes; e invocó allí Abram el nombre de Jehová.

5También Lot, que andaba con Abram, tenía ovejas, vacas y tiendas. 6Y la tierra no era suficiente para que habitasen juntos, pues sus posesiones eran muchas, y no podían morar en un mismo lugar. 7Y hubo contienda entre los pastores del ganado de Abram y los pastores del ganado  de  Lot;  y  el  cananeo  y  el  ferezeo  habitaban  entonces  en  la  tierra. 8Entonces Abram dijo a Lot: No haya ahora altercado entre nosotros dos, entre mis

pastores y los tuyos, porque somos hermanos. 9¿No está toda la tierra delante de ti? Yo te ruego que te apartes de mí. Si fueres a la mano izquierda, yo iré a la derecha; y si tú a la derecha, yo iré a la izquierda. 10Y alzó Lot sus ojos, y vio toda la llanura del Jordán, que toda ella era de riego, como el huerto de Jehová,a como la tierra de Egipto en la dirección de Zoar, antes que destruyese Jehová a Sodoma y a Gomorra. 11Entonces Lot escogió para sí toda la llanura del Jordán;  y se fue Lot  hacia el  oriente,  y se apartaron el uno del     otro. 12Abram acampó en la tierra de Canaán, en tanto que Lot habitó en las ciudades de la llanura, y fue poniendo sus tiendas hasta Sodoma. 13Mas los hombres de Sodoma eran malos y pecadores contra Jehová en gran manera.

14Y Jehová dijo a Abram, después que Lot se apartó de él: Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente. 15Porque toda

la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre.b 16Y haré tu descendencia como el polvo de la tierra; que si alguno puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia será contada. 17Levántate, ve por la tierra a lo largo de ella y a su ancho; porque a ti la daré. 18Abram, pues, removiendo su tienda, vino y moró en el encinar de Mamre, que está en Hebrón, y edificó allí altar a Jehová.

Abram liberta a Lot

 

14

1Aconteció en los días de Amrafel rey de Sinar, Arioc rey de Elasar, Quedorlaomer rey de Elam, y Tidal rey de Goim, 2que éstos hicieron guerra contra Bera rey de Sodoma, contra Birsa rey de Gomorra, contra Sinab rey de Adma, contra Semeber rey de Zeboim, y contra

el rey de Bela, la cual es Zoar. 3Todos éstos se juntaron en el valle de Sidim, que es el Mar Salado. 4Doce años habían servido a Quedorlaomer, y en el decimotercero se rebelaron. 5Y en el año decimocuarto vino Quedorlaomer, y los reyes que estaban de su parte, y derrotaron a los refaítas en Astarot Karnaim, a los zuzitas en Ham, a los emitas en Save- quiriataim, 6y a los horeos en el monte de Seir, hasta la llanura de Parán, que está junto al desierto. 7Y volvieron y vinieron a En-mispat, que es Cades, y devastaron todo el país de los amalecitas,  y también al amorreo que habitaba en Hazezontamar. 8Y  salieron el  rey de


a a  13.10: Gn. 2.10.

b b  13.15: Hch. 7.5.


Sodoma, el rey de Gomorra, el rey de Adma, el rey de Zeboim y el rey de Bela, que es Zoar, y ordenaron contra ellos batalla en el valle de Sidim; 9esto es, contra Quedorlaomer rey de Elam, Tidal rey de Goim, Amrafel rey de Sinar, y Arioc rey de Elasar; cuatro reyes contra cinco. 10Y el valle de Sidim estaba lleno de pozos de asfalto; y cuando huyeron el rey de Sodoma y el de Gomorra, algunos cayeron allí; y los demás huyeron al monte. 11Y tomaron toda la riqueza de Sodoma y de  Gomorra,  y  todas  sus  provisiones,  y  se  fueron. 12Tomaron también a Lot, hijo del hermano de Abram, que moraba en Sodoma, y sus bienes, y se fueron.

13Y vino uno de los que escaparon, y lo anunció a Abram el hebreo, que habitaba en el encinar de Mamre el amorreo, hermano de Escol y hermano de Aner, los cuales eran aliados de Abram. 14Oyó Abram que su pariente estaba prisionero, y armó a sus criados, los nacidos en su casa, trescientos dieciocho, y los siguió hasta Dan. 15Y cayó sobre ellos de

noche, él y sus siervos, y les atacó, y les fue siguiendo hasta Hoba al norte de Damasco. 16Y recobró todos los bienes, y también a Lot su pariente y sus bienes, y a las mujeres y demás gente.

Melquisedec bendice a Abram

17Cuando volvía de la derrota de Quedorlaomer y de los reyes que con él estaban, salió el rey de Sodoma a recibirlo al valle de Save, que es el Valle del Rey. 18Entonces Melquisedec,a rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; 19y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; 20y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo. 21Entonces el rey de Sodoma dijo a Abram: Dame las personas, y toma para ti los bienes. 22Y respondió Abram al rey de Sodoma: He alzado mi mano a Jehová Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra, 23que desde un hilo hasta una correa de calzado, nada tomaré de todo lo que es  tuyo,  para  que  no  digas:  Yo  enriquecí  a  Abram; 24excepto solamente lo que comieron los jóvenes, y la parte de los varones que fueron conmigo, Aner, Escol y Mamre, los cuales tomarán su parte.2

 

Salmo 7

 

Plegaria pidiendo vindicación

Sigaión de David, que cantó a Jehová acerca de las palabras de Cus hijo de Benjamín.

1        Jehová Dios mío, en ti he confiado; Sálvame de todos los que me persiguen, y líbrame,

2        No sea que desgarren mi alma cual león, Y me destrocen sin que haya quien me libre.

3        Jehová Dios mío, si yo he hecho esto, Si hay en mis manos iniquidad;

4        Si he dado mal pago al que estaba en paz conmigo (Antes he libertado al que sin causa era mi enemigo),


a a 14.18–20: He. 7.1–10.

2 Reina Valera Revisada (1960)--------------------------------------------------------------------- 14.24


5        Persiga el enemigo mi alma, y alcáncela; Huelle en tierra mi vida,

Y mi honra ponga en el polvo.

Selah

6        Levántate, oh Jehová, en tu ira;

Alzate en contra de la furia de mis angustiadores, Y despierta en favor mío el juicio que mandaste.

7        Te rodeará congregación de pueblos, Y sobre ella vuélvete a sentar en alto.

8        Jehová juzgará a los pueblos; Júzgame, oh Jehová, conforme a mi justicia,

Y conforme a mi integridad.

9        Fenezca ahora la maldad de los inicuos, mas establece tú al justo; Porque el Dios justo prueba la mente y el corazón.a

10        Mi escudo está en Dios, Que salva a los rectos de corazón.

11        Dios es juez justo,

Y Dios está airado contra el impío todos los días.

12        Si no se arrepiente, él afilará su espada; Armado tiene ya su arco, y lo ha preparado.

13        Asimismo ha preparado armas de muerte, Y ha labrado saetas ardientes.

14        He aquí, el impío concibió maldad, Se preñó de iniquidad,

Y dio a luz engaño.

15        Pozo ha cavado, y lo ha ahondado; Y en el hoyo que hizo caerá.

16        Su iniquidad volverá sobre su cabeza, Y su agravio caerá sobre su propia coronilla.

17        Alabaré a Jehová conforme a su justicia, Y cantaré al nombre de Jehová el Altísimo.3

 

a a 7.9: Ap. 2.23.

3 Reina Valera Revisada (1960) l 6.10-7.17


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