¿Podrá algo o alguien vencerte en esta vida?
¡No
temeré, solamente creeré!
Por Riqui Ricón*
Jehová es mi luz y mi
salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de
atemorizarme? Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y
mis enemigos, Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. Aunque un
ejército acampe contra mí, No temerá mi corazón; Aunque contra mí se levante
guerra, Yo estaré confiado (Sal 27.1-3).
Una vez más, la Biblia, que es la
Palabra de Dios y no miente, te enseña que cualesquiera que sean las
circunstancias que estés atravesando el día de hoy, puedes estar seguro(a) y
confiado(a) en que Dios saldrá por ti y responderá a favor tuyo.
Me preguntarás, ¿cómo puedes estar tan seguro de
que Él acudirá a favor de una persona como yo? Realmente es fácil tener plena
certeza de esto, ya que la misma Escritura, la Palabra de Honor de Dios, te lo
asegura de la siguiente forma:
Aunque mi padre y mi
madre me dejaran, Con todo, Jehová me recogerá (Sal 27.10).
¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse
del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti (Isa 49.15).
Como
puedes ver, el Amor que Dios siente por ti es mayor que el de un padre o una
madre terrenal. Es el Amor de Dios, el Padre, quien te ama tanto que prefirió
entregar a Su propio Hijo, para que pagara TODOS tus pecados, antes que perderte
a ti por toda la eternidad.
Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su
Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn
3.16-17).
¡El Dios vivo y verdadero creador
de todo lo visible y lo invisible, el todopoderoso Dios es tu propio Padre y le
puedes decir Abba, papá, papito!
Todo
aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios (1Jn 5.1a).
MIREN
CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de
Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! (1 Jn 3.1ª BAD).
Porque
todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.
Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en
temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos:
¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu,
de que somos hijos de Dios (Ro 8.14-16).
Insisto en que, cualesquiera que sean las
circunstancias que estés atravesando el día de hoy, con toda razón puedes,
enfática y claramente, declarar:
Jehová
es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida;
¿de quién he de atemorizarme?
La fe que tú necesitas hoy para mover esas montañas
de enfermedad, tristeza, pobreza y depresión sólo puede provenir de un solo
lugar: que tengas la revelación (la convicción) de cuanto Dios te ama.
Si en Verdad te sabes el (la) amado(a) Hijo(a) del
único Dios vivo y verdadero (¡y por la Sangre de Cristo Jesús que tú en Verdad
lo eres!), entonces no tienes motivo ni razón alguna para preocuparte ni para
estar en ansiosa inquietud.
Qué,
pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El
que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros,
¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? (Rom 8.31-32).
Así que, mi amado(a), ¡no temas, cree solamente!
Dios no te ha dejado y nunca te dejará. Por más feas e imposibles que parezcan
tus circunstancias, problemas, enfermedades o aflicciones, la Palabra de Honor
de tu Dios y Padre está sobre de todas ellas.
Si vosotros
permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y
conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (Jua 8.31b-32).
¡Eres libre para vivir una
Vida Plena y Abundante!
Estas
cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción;
pero confiad, yo he vencido al mundo (Jua
16.33).
Es cierto que en este mundo tendrás aflicciones,
pero en medio de todo conflicto o aflicción puedes confiar y disfrutar de paz.
¡Jesús ha vencido al mundo!
El
ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que
tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jua 10.10).
Sin lugar a dudas habrá problemas y aflicciones y
el ladrón intentará robarte y destruirte pero tú has sido destinado(a), por el
Amor que Dios tu Padre tiene por ti, para siempre salir más que vencedor(a) de
toda circunstancia y así realizar una Vida Plena y Abundante; has sido
destinado(a) para realizar esa Vida que Dios siempre planeó para ti, esa Vida
que vale la pena vivir: La Vida Eterna.
Recuerda que este año es tu año de Esplendor.
Oremos en voz audible:
Amado Dios, Tú eres el creador del cielo y de la
tierra, de todo lo visible y lo invisible. Quiero decirte que estoy muy
agradecido(a) por lo que has hecho por mí. ¡Gracias Señor! ¡Tú eres mi Padre y
yo soy Tu Hijo(a)! Señor Jesús, por lo que hiciste en la cruz ahora puedo
entrar confiadamente al trono de la gracia, para
alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. ¡El
Todopoderoso es mi Papá! ¡No temeré, solamente creeré! Por Ti, Jesucristo, y
sólo por Ti, soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Soy linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por
Ti, mi Dios, para que anuncie las virtudes de Aquel que me llamó de las
tinieblas a Su luz admirable; yo ______________ (tu nombre aquí) que en otro
tiempo no era nadie, pero que ahora soy Hijo(a) del único Dios, vivo y
verdadero; yo ______________ (tu nombre aquí) que en otro tiempo no había
alcanzado misericordia, pero ahora, por Cristo Jesús, he alcanzado Tu
misericordia. Tengo la Vida Eterna que compraste para mí y voy vivirla, y la
voy a vivir plena y abundantemente. Jehová
es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida;
¿de quién he de atemorizarme? Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis
angustiadores y mis enemigos, Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron.
Aunque un ejército acampe contra mí, No temerá mi corazón; Aunque contra mí se
levante guerra, Yo estaré confiado. En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2012
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Enero
27 Luc 20.1-26
/
Gen 35-36 / Sal 27
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Enero
27 Luc 20.1-26
/
Gen 35-36 / Sal 27
San
Lucas 20.1-26
La autoridad de Jesús
(Mt. 21.23–27; Mr. 11.27–33)
20
1Sucedió un día, que enseñando
Jesús al pueblo en el templo, y anunciando el evangelio, llegaron los
principales sacerdotes y los escribas, con los ancianos, 2y le
hablaron diciendo: Dinos: ¿con qué autoridad haces estas cosas? ¿o quién es el
que te ha dado esta autoridad? 3Respondiendo Jesús, les dijo: Os
haré yo también una pregunta; respondedme: 4El bautismo de Juan,
¿era del cielo, o de los hombres? 5Entonces ellos discutían entre
sí, diciendo: Si decimos, del cielo, dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis?
6Y si decimos, de los hombres, todo el pueblo nos apedreará; porque
están persuadidos de que Juan era profeta. 7Y respondieron que no
sabían de dónde fuese. 8Entonces Jesús les dijo: Yo tampoco os
diré con qué autoridad hago estas cosas.
Los labradores malvados
(Mt. 21.33–44; Mr. 12.1–11)
9Comenzó luego a decir al pueblo
esta parábola: Un hombre plantó una viña,a la arrendó a
labradores, y se ausentó por mucho tiempo. 10Y a su tiempo envió
un siervo a los labradores, para que le diesen del fruto de la viña; pero los
labradores le golpearon, y le enviaron con las manos vacías. 11Volvió
a enviar otro siervo; mas ellos a éste también, golpeado y afrentado, le
enviaron con las manos vacías. 12Volvió a enviar un tercer siervo;
mas ellos también a éste echaron fuera, herido. 13Entonces el
señor de la viña dijo: ¿Qué haré? Enviaré a mi hijo amado; quizá cuando le vean
a él, le tendrán respeto. 14Mas los labradores, al verle,
discutían entre sí, diciendo: Este es el heredero; venid, matémosle, para que
la heredad sea nuestra. 15Y le echaron fuera de la viña, y le
mataron. ¿Qué, pues, les hará el señor de la viña? 16Vendrá y
destruirá a estos labradores, y dará su viña a otros. Cuando ellos oyeron esto,
dijeron: ¡Dios nos libre! 17Pero él, mirándolos, dijo: ¿Qué, pues,
es lo que está escrito:
La piedra que desecharon los edificadores
Ha venido a ser cabeza del ángulo?b
18Todo el que cayere sobre aquella piedra, será
quebrantado; mas sobre quien ella cayere, le desmenuzará.
La cuestión del tributo
(Mt. 21.45–46; 22.15–22; Mr. 12.12–17)
19Procuraban los principales
sacerdotes y los escribas echarle mano en aquella hora, porque comprendieron
que contra ellos había dicho esta parábola; pero temieron al pueblo. 20Y
acechándole enviaron espías que se simulasen justos, a fin de sorprenderle en
alguna palabra, para entregarle al poder y autoridad del gobernador. 21Y
le preguntaron, diciendo: Maestro, sabemos que dices y enseñas rectamente, y
que no haces acepción de persona, sino que enseñas el camino de Dios con
verdad. 22¿Nos es lícito dar tributo a César, o no? 23Mas
él, comprendiendo la astucia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis? 24Mostradme
la moneda. ¿De quién tiene la imagen y la inscripción? Y respondiendo dijeron:
De César. 25Entonces les dijo: Pues dad a César lo que es de
César, y a Dios lo que es de Dios. 26Y no pudieron sorprenderle en
palabra alguna delante del pueblo, sino que maravillados de su respuesta,
callaron.[1]
Génesis
35-36
Dios bendice a Jacob en Bet-el
35
1Dijo Dios a Jacob: Levántate y
sube a Bet-el, y quédate allí; y haz allí un altar al Dios que te apareció
cuando huías de tu hermano Esaú.a 2Entonces Jacob
dijo a su familia y a todos los que con él estaban: Quitad los dioses ajenos
que hay entre vosotros, y limpiaos, y mudad vuestros vestidos. 3Y
levantémonos, y subamos a Bet-el; y haré allí altar al Dios que me respondió en
el día de mi angustia, y ha estado conmigo en el camino que he andado. 4Así
dieron a Jacob todos los dioses ajenos que había en poder de ellos, y los
zarcillos que estaban en sus orejas; y Jacob los escondió debajo de una encina
que estaba junto a Siquem.
5Y salieron, y el terror de Dios
estuvo sobre las ciudades que había en sus alrededores, y no persiguieron a los
hijos de Jacob. 6Y llegó Jacob a Luz, que está en tierra de Canaán
(esta es Bet-el), él y todo el pueblo que con él estaba. 7Y
edificó allí un altar, y llamó al lugar El-bet-el,47 porque
allí le había aparecido Dios, cuando huía de su hermano. 8Entonces
murió Débora, ama de Rebeca, y fue sepultada al pie de Bet-el, debajo de una
encina, la cual fue llamada Alón-bacut.48
9Apareció otra vez Dios a Jacob,
cuando había vuelto de Padan-aram, y le bendijo. 10Y le dijo Dios:
Tu nombre es Jacob; no se llamará más tu nombre Jacob,b sino
Israel será tu nombre; y llamó su nombre Israel. 11También le dijo
Dios: Yo soy el Dios omnipotente: crece y multiplícate; una nación y conjunto
de naciones procederán de ti, y reyes saldrán de tus lomos. 12La tierra
que he dado a Abraham y a Isaac, la daré a ti, y a tu descendencia después de
ti daré la tierra.c 13Y se fue de él Dios, del lugar
en donde había hablado con él. 14Y Jacob erigió una señal en el
lugar donde había hablado con él, una señal de piedra, y derramó sobre ella
libación, y echó sobre ella aceite. 15Y llamó Jacob el nombre de
aquel lugar donde Dios había hablado con él, Bet-el.d
Muerte de Raquel
16Después partieron de Bet-el; y
había aún como media legua de tierra para llegar a Efrata, cuando dio a luz
Raquel,e y hubo trabajo en su parto. 17Y
aconteció, como había trabajo en su parto, que le dijo la partera: No temas,
que también tendrás este hijo. 18Y aconteció que al salírsele el
alma (pues murió), llamó su nombre Benoni;49 mas su padre
lo llamó Benjamín.50 19Así murió
Raquel, y fue sepultada en el camino de Efrata, la cual es Belén. 20Y
levantó Jacob un pilar sobre su sepultura; esta es la señal de la sepultura de
Raquel hasta hoy. 21Y salió Israel, y plantó su tienda más allá de
Migdal-edar.
Los hijos de Jacob
(1 Cr. 2.1–2)
22Aconteció que cuando moraba
Israel en aquella tierra, fue Rubén y durmió con Bilha la concubina de su
padre; lo cual llegó a saber Israel. Ahora bien, los hijos de Israel fueron
doce: 23los hijos de Lea: Rubén el primogénito de Jacob; Simeón,
Leví, Judá, Isacar y Zabulón. 24Los hijos de Raquel: José y
Benjamín. 25Los hijos de Bilha, sierva de Raquel: Dan y Neftalí.
26Y los hijos de Zilpa, sierva de Lea: Gad y Aser. Estos fueron los
hijos de Jacob, que le nacieron en Padan-aram.
Muerte de Isaac
27Después vino Jacob a Isaac su
padre a Mamre, a la ciudad de Arba, que es Hebrón, donde habitaron Abraham e
Isaac.f
28Y fueron los días de Isaac ciento ochenta años. 29Y
exhaló Isaac el espíritu, y murió, y fue recogido a su pueblo, viejo y lleno de
días; y lo sepultaron Esaú y Jacob sus hijos.
Los descendientes de Esaú
(1 Cr. 1.34–54)
36
1Estas son las generaciones de
Esaú, el cual es Edom: 2Esaú tomó sus mujeresa de las
hijas de Canaán: a Ada, hija de Elón heteo, a Aholibama, hija de Aná, hijo de
Zibeón heveo, 3y a Basemat hija de Ismael, hermana de Nebaiot.b
4Ada dio a luz a Esaú a Elifaz; y Basemat dio a luz a Reuel. 5Y
Aholibama dio a luz a Jeús, a Jaalam y a Coré; estos son los hijos de Esaú, que
le nacieron en la tierra de Canaán. 6Y Esaú tomó sus mujeres, sus
hijos y sus hijas, y todas las personas de su casa, y sus ganados, y todas sus
bestias, y todo cuanto había adquirido en la tierra de Canaán, y se fue a otra
tierra, separándose de Jacob su hermano. 7Porque los bienes de
ellos eran muchos; y no podían habitar juntos, ni la tierra en donde moraban
los podía sostener a causa de sus ganados. 8Y Esaú habitó en el
monte de Seir; Esaú es Edom.
9Estos son los linajes de Esaú,
padre de Edom, en el monte de Seir. 10Estos son los nombres de los
hijos de Esaú: Elifaz, hijo de Ada mujer de Esaú; Reuel, hijo de Basemat mujer
de Esaú. 11Y los hijos de Elifaz fueron Temán, Omar, Zefo, Gatam y
Cenaz. 12Y Timna fue concubina de Elifaz hijo de Esaú, y ella le
dio a luz a Amalec; estos son los hijos de Ada, mujer de Esaú. 13Los
hijos de Reuel fueron Nahat, Zera, Sama y Miza; estos son los hijos de Basemat
mujer de Esaú. 14Estos fueron los hijos de Aholibama mujer de
Esaú, hija de Aná, que fue hijo de Zibeón: ella dio a luz a Jeús, Jaalam y
Coré, hijos de Esaú.
15Estos son los jefes de entre los
hijos de Esaú: hijos de Elifaz, primogénito de Esaú: los jefes Temán, Omar,
Zefo, Cenaz, 16Coré, Gatam y Amalec; estos son los jefes de Elifaz
en la tierra de Edom; estos fueron los hijos de Ada. 17Y estos son
los hijos de Reuel, hijo de Esaú: los jefes Nahat, Zera, Sama y Miza; estos son
los jefes de la línea de Reuel en la tierra de Edom; estos hijos vienen de
Basemat mujer de Esaú. 18Y estos son los hijos de Aholibama mujer
de Esaú: los jefes Jeús, Jaalam y Coré; estos fueron los jefes que salieron de
Aholibama mujer de Esaú, hija de Aná. 19Estos, pues, son los hijos
de Esaú, y sus jefes; él es Edom.
20Estos son los hijos de Seir
horeo, moradores de aquella tierra: Lotán, Sobal, Zibeón, Aná, 21Disón,
Ezer y Disán; estos son los jefes de los horeos, hijos de Seir, en la tierra de
Edom. 22Los hijos de Lotán fueron Hori y Hemam; y Timna fue
hermana de Lotán. 23Los hijos de Sobal fueron Alván, Manahat,
Ebal, Sefo y Onam. 24Y los hijos de Zibeón fueron Aja y Aná. Este
Aná es el que descubrió manantiales en el desierto, cuando apacentaba los asnos
de Zibeón su padre. 25Los hijos de Aná fueron Disón, y Aholibama
hija de Aná. 26Estos fueron los hijos de Disón: Hemdán, Esbán,
Itrán y Querán. 27Y estos fueron los hijos de Ezer: Bilhán, Zaaván
y Acán. 28Estos fueron los hijos de Disán: Uz y Arán. 29Y
estos fueron los jefes de los horeos: los jefes Lotán, Sobal, Zibeón, Aná,
30Disón, Ezer y Disán; estos fueron los jefes de los horeos, por sus
mandos en la tierra de Seir.
31Y los reyes que reinaron en la
tierra de Edom, antes que reinase rey sobre los hijos de Israel, fueron estos:
32Bela hijo de Beor reinó en Edom; y el nombre de su ciudad fue Dinaba.
33Murió Bela, y reinó en su lugar Jobab hijo de Zera, de Bosra. 34Murió
Jobab, y en su lugar reinó Husam, de tierra de Temán. 35Murió
Husam, y reinó en su lugar Hadad hijo de Bedad, el que derrotó a Madián en el
campo de Moab; y el nombre de su ciudad fue Avit. 36Murió Hadad, y
en su lugar reinó Samla de Masreca. 37Murió Samla, y reinó en su
lugar Saúl de Rehobot junto al Eufrates. 38Murió Saúl, y en lugar
suyo reinó Baal-hanán hijo de Acbor. 39Y murió Baal-hanán hijo de
Acbor, y reinó Hadar en lugar suyo; y el nombre de su ciudad fue Pau; y el nombre
de su mujer, Mehetabel hija de Matred, hija de Mezaab. 40Estos,
pues, son los nombres de los jefes de Esaú por sus linajes, por sus lugares, y
sus nombres: Timna, Alva, Jetet, 41Aholibama, Ela, Pinón, 42Cenaz,
Temán, Mibzar, 43Magdiel e Iram. Estos fueron los jefes de Edom
según sus moradas en la tierra de su posesión. Edom es el mismo Esaú, padre de
los edomitas.[2]
Salmo 27
Jehová es mi luz y mi salvación
Salmo de David.
1 Jehová es
mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré?
Jehová es la fortaleza de mi
vida; ¿de quién he de atemorizarme?
2 Cuando se
juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos,
Para comer mis carnes, ellos
tropezaron y cayeron.
3 Aunque un
ejército acampe contra mí,
No temerá mi corazón;
Aunque contra mí se levante
guerra,
Yo estaré confiado.
4 Una cosa he
demandado a Jehová, ésta buscaré;
Que esté yo en la casa de
Jehová todos los días de mi vida,
Para contemplar la hermosura
de Jehová, y para inquirir en su templo.
5 Porque él
me esconderá en su tabernáculo en el día del mal;
Me ocultará en lo reservado de
su morada;
Sobre una roca me pondrá en
alto.
6 Luego
levantará mi cabeza sobre mis enemigos que me rodean,
Y yo sacrificaré en su
tabernáculo sacrificios de júbilo;
Cantaré y entonaré alabanzas a
Jehová.
7 Oye, oh
Jehová, mi voz con que a ti clamo;
Ten misericordia de mí, y
respóndeme.
8 Mi corazón
ha dicho de ti: Buscad mi rostro.
Tu rostro buscaré, oh Jehová;
9 No escondas
tu rostro de mí.
No apartes con ira a tu
siervo;
Mi ayuda has sido.
No me dejes ni me desampares,
Dios de mi salvación.
10 Aunque mi
padre y mi madre me dejaran,
Con todo, Jehová me recogerá.
11 Enséñame,
oh Jehová, tu camino,
Y guíame por senda de rectitud
A causa de mis enemigos.
12 No me
entregues a la voluntad de mis enemigos;
Porque se han levantado contra
mí testigos falsos, y los que respiran crueldad.
13 Hubiera yo
desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová
En la tierra de los vivientes.
14 Aguarda a
Jehová;
Esfuérzate, y aliéntese tu
corazón;
Sí, espera a Jehová.[3]
a a 20.9: Is. 5.1–2.
b b 20.17: Sal. 118.22.
[1] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Lc
19.48-20.26
a a 35.1: Gn. 28.11–17.
47 Esto es, Dios de Bet-el.
48 Esto es, La encina del llanto.
b b 35.10: Gn. 32.28.
c c 35.11–12: Gn. 17.4–8.
d d 35.14–15: Gn. 28.18–19.
e e 35.16: Jer. 31.15.
49 Esto es, Hijo de mi tristeza.
50 Esto es, Hijo de la mano derecha.
f
f 35.27: Gn. 13.18.
a
a 36.2: Gn. 26.34.
b
b 36.3: Gn. 28.9.
[2] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Gn
34.31-36.43
[3] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Sal
26.12-27.14
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Enero
27 Luc 20.1-26
/
Gen 35-36 / Sal 27
San
Lucas 20.1-26
La autoridad de Jesús
(Mt. 21.23–27; Mr. 11.27–33)
20
1Sucedió un día, que enseñando
Jesús al pueblo en el templo, y anunciando el evangelio, llegaron los
principales sacerdotes y los escribas, con los ancianos, 2y le
hablaron diciendo: Dinos: ¿con qué autoridad haces estas cosas? ¿o quién es el
que te ha dado esta autoridad? 3Respondiendo Jesús, les dijo: Os
haré yo también una pregunta; respondedme: 4El bautismo de Juan,
¿era del cielo, o de los hombres? 5Entonces ellos discutían entre
sí, diciendo: Si decimos, del cielo, dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis?
6Y si decimos, de los hombres, todo el pueblo nos apedreará; porque
están persuadidos de que Juan era profeta. 7Y respondieron que no
sabían de dónde fuese. 8Entonces Jesús les dijo: Yo tampoco os
diré con qué autoridad hago estas cosas.
Los labradores malvados
(Mt. 21.33–44; Mr. 12.1–11)
9Comenzó luego a decir al pueblo
esta parábola: Un hombre plantó una viña,a la arrendó a
labradores, y se ausentó por mucho tiempo. 10Y a su tiempo envió
un siervo a los labradores, para que le diesen del fruto de la viña; pero los
labradores le golpearon, y le enviaron con las manos vacías. 11Volvió
a enviar otro siervo; mas ellos a éste también, golpeado y afrentado, le
enviaron con las manos vacías. 12Volvió a enviar un tercer siervo;
mas ellos también a éste echaron fuera, herido. 13Entonces el
señor de la viña dijo: ¿Qué haré? Enviaré a mi hijo amado; quizá cuando le vean
a él, le tendrán respeto. 14Mas los labradores, al verle,
discutían entre sí, diciendo: Este es el heredero; venid, matémosle, para que
la heredad sea nuestra. 15Y le echaron fuera de la viña, y le
mataron. ¿Qué, pues, les hará el señor de la viña? 16Vendrá y
destruirá a estos labradores, y dará su viña a otros. Cuando ellos oyeron esto,
dijeron: ¡Dios nos libre! 17Pero él, mirándolos, dijo: ¿Qué, pues,
es lo que está escrito:
La piedra que desecharon los edificadores
Ha venido a ser cabeza del ángulo?b
18Todo el que cayere sobre aquella piedra, será
quebrantado; mas sobre quien ella cayere, le desmenuzará.
La cuestión del tributo
(Mt. 21.45–46; 22.15–22; Mr. 12.12–17)
19Procuraban los principales
sacerdotes y los escribas echarle mano en aquella hora, porque comprendieron
que contra ellos había dicho esta parábola; pero temieron al pueblo. 20Y
acechándole enviaron espías que se simulasen justos, a fin de sorprenderle en
alguna palabra, para entregarle al poder y autoridad del gobernador. 21Y
le preguntaron, diciendo: Maestro, sabemos que dices y enseñas rectamente, y
que no haces acepción de persona, sino que enseñas el camino de Dios con
verdad. 22¿Nos es lícito dar tributo a César, o no? 23Mas
él, comprendiendo la astucia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis? 24Mostradme
la moneda. ¿De quién tiene la imagen y la inscripción? Y respondiendo dijeron:
De César. 25Entonces les dijo: Pues dad a César lo que es de
César, y a Dios lo que es de Dios. 26Y no pudieron sorprenderle en
palabra alguna delante del pueblo, sino que maravillados de su respuesta,
callaron.[1]
Génesis
35-36
Dios bendice a Jacob en Bet-el
35
1Dijo Dios a Jacob: Levántate y
sube a Bet-el, y quédate allí; y haz allí un altar al Dios que te apareció
cuando huías de tu hermano Esaú.a 2Entonces Jacob
dijo a su familia y a todos los que con él estaban: Quitad los dioses ajenos
que hay entre vosotros, y limpiaos, y mudad vuestros vestidos. 3Y
levantémonos, y subamos a Bet-el; y haré allí altar al Dios que me respondió en
el día de mi angustia, y ha estado conmigo en el camino que he andado. 4Así
dieron a Jacob todos los dioses ajenos que había en poder de ellos, y los
zarcillos que estaban en sus orejas; y Jacob los escondió debajo de una encina
que estaba junto a Siquem.
5Y salieron, y el terror de Dios
estuvo sobre las ciudades que había en sus alrededores, y no persiguieron a los
hijos de Jacob. 6Y llegó Jacob a Luz, que está en tierra de Canaán
(esta es Bet-el), él y todo el pueblo que con él estaba. 7Y
edificó allí un altar, y llamó al lugar El-bet-el,47 porque
allí le había aparecido Dios, cuando huía de su hermano. 8Entonces
murió Débora, ama de Rebeca, y fue sepultada al pie de Bet-el, debajo de una
encina, la cual fue llamada Alón-bacut.48
9Apareció otra vez Dios a Jacob,
cuando había vuelto de Padan-aram, y le bendijo. 10Y le dijo Dios:
Tu nombre es Jacob; no se llamará más tu nombre Jacob,b sino
Israel será tu nombre; y llamó su nombre Israel. 11También le dijo
Dios: Yo soy el Dios omnipotente: crece y multiplícate; una nación y conjunto
de naciones procederán de ti, y reyes saldrán de tus lomos. 12La tierra
que he dado a Abraham y a Isaac, la daré a ti, y a tu descendencia después de
ti daré la tierra.c 13Y se fue de él Dios, del lugar
en donde había hablado con él. 14Y Jacob erigió una señal en el
lugar donde había hablado con él, una señal de piedra, y derramó sobre ella
libación, y echó sobre ella aceite. 15Y llamó Jacob el nombre de
aquel lugar donde Dios había hablado con él, Bet-el.d
Muerte de Raquel
16Después partieron de Bet-el; y
había aún como media legua de tierra para llegar a Efrata, cuando dio a luz
Raquel,e y hubo trabajo en su parto. 17Y
aconteció, como había trabajo en su parto, que le dijo la partera: No temas,
que también tendrás este hijo. 18Y aconteció que al salírsele el
alma (pues murió), llamó su nombre Benoni;49 mas su padre
lo llamó Benjamín.50 19Así murió
Raquel, y fue sepultada en el camino de Efrata, la cual es Belén. 20Y
levantó Jacob un pilar sobre su sepultura; esta es la señal de la sepultura de
Raquel hasta hoy. 21Y salió Israel, y plantó su tienda más allá de
Migdal-edar.
Los hijos de Jacob
(1 Cr. 2.1–2)
22Aconteció que cuando moraba
Israel en aquella tierra, fue Rubén y durmió con Bilha la concubina de su
padre; lo cual llegó a saber Israel. Ahora bien, los hijos de Israel fueron
doce: 23los hijos de Lea: Rubén el primogénito de Jacob; Simeón,
Leví, Judá, Isacar y Zabulón. 24Los hijos de Raquel: José y
Benjamín. 25Los hijos de Bilha, sierva de Raquel: Dan y Neftalí.
26Y los hijos de Zilpa, sierva de Lea: Gad y Aser. Estos fueron los
hijos de Jacob, que le nacieron en Padan-aram.
Muerte de Isaac
27Después vino Jacob a Isaac su
padre a Mamre, a la ciudad de Arba, que es Hebrón, donde habitaron Abraham e
Isaac.f
28Y fueron los días de Isaac ciento ochenta años. 29Y
exhaló Isaac el espíritu, y murió, y fue recogido a su pueblo, viejo y lleno de
días; y lo sepultaron Esaú y Jacob sus hijos.
Los descendientes de Esaú
(1 Cr. 1.34–54)
36
1Estas son las generaciones de
Esaú, el cual es Edom: 2Esaú tomó sus mujeresa de las
hijas de Canaán: a Ada, hija de Elón heteo, a Aholibama, hija de Aná, hijo de
Zibeón heveo, 3y a Basemat hija de Ismael, hermana de Nebaiot.b
4Ada dio a luz a Esaú a Elifaz; y Basemat dio a luz a Reuel. 5Y
Aholibama dio a luz a Jeús, a Jaalam y a Coré; estos son los hijos de Esaú, que
le nacieron en la tierra de Canaán. 6Y Esaú tomó sus mujeres, sus
hijos y sus hijas, y todas las personas de su casa, y sus ganados, y todas sus
bestias, y todo cuanto había adquirido en la tierra de Canaán, y se fue a otra
tierra, separándose de Jacob su hermano. 7Porque los bienes de
ellos eran muchos; y no podían habitar juntos, ni la tierra en donde moraban
los podía sostener a causa de sus ganados. 8Y Esaú habitó en el
monte de Seir; Esaú es Edom.
9Estos son los linajes de Esaú,
padre de Edom, en el monte de Seir. 10Estos son los nombres de los
hijos de Esaú: Elifaz, hijo de Ada mujer de Esaú; Reuel, hijo de Basemat mujer
de Esaú. 11Y los hijos de Elifaz fueron Temán, Omar, Zefo, Gatam y
Cenaz. 12Y Timna fue concubina de Elifaz hijo de Esaú, y ella le
dio a luz a Amalec; estos son los hijos de Ada, mujer de Esaú. 13Los
hijos de Reuel fueron Nahat, Zera, Sama y Miza; estos son los hijos de Basemat
mujer de Esaú. 14Estos fueron los hijos de Aholibama mujer de
Esaú, hija de Aná, que fue hijo de Zibeón: ella dio a luz a Jeús, Jaalam y
Coré, hijos de Esaú.
15Estos son los jefes de entre los
hijos de Esaú: hijos de Elifaz, primogénito de Esaú: los jefes Temán, Omar,
Zefo, Cenaz, 16Coré, Gatam y Amalec; estos son los jefes de Elifaz
en la tierra de Edom; estos fueron los hijos de Ada. 17Y estos son
los hijos de Reuel, hijo de Esaú: los jefes Nahat, Zera, Sama y Miza; estos son
los jefes de la línea de Reuel en la tierra de Edom; estos hijos vienen de
Basemat mujer de Esaú. 18Y estos son los hijos de Aholibama mujer
de Esaú: los jefes Jeús, Jaalam y Coré; estos fueron los jefes que salieron de
Aholibama mujer de Esaú, hija de Aná. 19Estos, pues, son los hijos
de Esaú, y sus jefes; él es Edom.
20Estos son los hijos de Seir
horeo, moradores de aquella tierra: Lotán, Sobal, Zibeón, Aná, 21Disón,
Ezer y Disán; estos son los jefes de los horeos, hijos de Seir, en la tierra de
Edom. 22Los hijos de Lotán fueron Hori y Hemam; y Timna fue
hermana de Lotán. 23Los hijos de Sobal fueron Alván, Manahat,
Ebal, Sefo y Onam. 24Y los hijos de Zibeón fueron Aja y Aná. Este
Aná es el que descubrió manantiales en el desierto, cuando apacentaba los asnos
de Zibeón su padre. 25Los hijos de Aná fueron Disón, y Aholibama
hija de Aná. 26Estos fueron los hijos de Disón: Hemdán, Esbán,
Itrán y Querán. 27Y estos fueron los hijos de Ezer: Bilhán, Zaaván
y Acán. 28Estos fueron los hijos de Disán: Uz y Arán. 29Y
estos fueron los jefes de los horeos: los jefes Lotán, Sobal, Zibeón, Aná,
30Disón, Ezer y Disán; estos fueron los jefes de los horeos, por sus
mandos en la tierra de Seir.
31Y los reyes que reinaron en la
tierra de Edom, antes que reinase rey sobre los hijos de Israel, fueron estos:
32Bela hijo de Beor reinó en Edom; y el nombre de su ciudad fue Dinaba.
33Murió Bela, y reinó en su lugar Jobab hijo de Zera, de Bosra. 34Murió
Jobab, y en su lugar reinó Husam, de tierra de Temán. 35Murió
Husam, y reinó en su lugar Hadad hijo de Bedad, el que derrotó a Madián en el
campo de Moab; y el nombre de su ciudad fue Avit. 36Murió Hadad, y
en su lugar reinó Samla de Masreca. 37Murió Samla, y reinó en su
lugar Saúl de Rehobot junto al Eufrates. 38Murió Saúl, y en lugar
suyo reinó Baal-hanán hijo de Acbor. 39Y murió Baal-hanán hijo de
Acbor, y reinó Hadar en lugar suyo; y el nombre de su ciudad fue Pau; y el nombre
de su mujer, Mehetabel hija de Matred, hija de Mezaab. 40Estos,
pues, son los nombres de los jefes de Esaú por sus linajes, por sus lugares, y
sus nombres: Timna, Alva, Jetet, 41Aholibama, Ela, Pinón, 42Cenaz,
Temán, Mibzar, 43Magdiel e Iram. Estos fueron los jefes de Edom
según sus moradas en la tierra de su posesión. Edom es el mismo Esaú, padre de
los edomitas.[2]
Salmo 27
Jehová es mi luz y mi salvación
Salmo de David.
1 Jehová es
mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré?
Jehová es la fortaleza de mi
vida; ¿de quién he de atemorizarme?
2 Cuando se
juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos,
Para comer mis carnes, ellos
tropezaron y cayeron.
3 Aunque un
ejército acampe contra mí,
No temerá mi corazón;
Aunque contra mí se levante
guerra,
Yo estaré confiado.
4 Una cosa he
demandado a Jehová, ésta buscaré;
Que esté yo en la casa de
Jehová todos los días de mi vida,
Para contemplar la hermosura
de Jehová, y para inquirir en su templo.
5 Porque él
me esconderá en su tabernáculo en el día del mal;
Me ocultará en lo reservado de
su morada;
Sobre una roca me pondrá en
alto.
6 Luego
levantará mi cabeza sobre mis enemigos que me rodean,
Y yo sacrificaré en su
tabernáculo sacrificios de júbilo;
Cantaré y entonaré alabanzas a
Jehová.
7 Oye, oh
Jehová, mi voz con que a ti clamo;
Ten misericordia de mí, y
respóndeme.
8 Mi corazón
ha dicho de ti: Buscad mi rostro.
Tu rostro buscaré, oh Jehová;
9 No escondas
tu rostro de mí.
No apartes con ira a tu
siervo;
Mi ayuda has sido.
No me dejes ni me desampares,
Dios de mi salvación.
10 Aunque mi
padre y mi madre me dejaran,
Con todo, Jehová me recogerá.
11 Enséñame,
oh Jehová, tu camino,
Y guíame por senda de rectitud
A causa de mis enemigos.
12 No me
entregues a la voluntad de mis enemigos;
Porque se han levantado contra
mí testigos falsos, y los que respiran crueldad.
13 Hubiera yo
desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová
En la tierra de los vivientes.
14 Aguarda a
Jehová;
Esfuérzate, y aliéntese tu
corazón;
Sí, espera a Jehová.[3]
a a 20.9: Is. 5.1–2.
b b 20.17: Sal. 118.22.
[1] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Lc
19.48-20.26
a a 35.1: Gn. 28.11–17.
47 Esto es, Dios de Bet-el.
48 Esto es, La encina del llanto.
b b 35.10: Gn. 32.28.
c c 35.11–12: Gn. 17.4–8.
d d 35.14–15: Gn. 28.18–19.
e e 35.16: Jer. 31.15.
49 Esto es, Hijo de mi tristeza.
50 Esto es, Hijo de la mano derecha.
f
f 35.27: Gn. 13.18.
a
a 36.2: Gn. 26.34.
b
b 36.3: Gn. 28.9.
[2] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Gn
34.31-36.43
[3] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Sal
26.12-27.14
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