domingo, 22 de abril de 2018

¡Cómo librarte de toda maldición!

 



20 de Enero

¡Tu identidad de Hijo(a)!


Por Riqui Ricón*


Y Jacob se acercó, y le besó; y olió Isaac el olor de sus vestidos, y le bendijo, diciendo: Mira, el olor de mi hijo, Como el olor del campo que Jehová ha bendecido; Dios, pues, te dé del rocío del cielo, Y de las grosuras de la tierra, Y abundancia de trigo y de mosto. Sírvanle pueblos, Y naciones se inclinen a ti; Sé señor de tus hermanos, Y se inclinen ante ti los hijos de tu madre. Malditos los que te maldijeren, Y benditos los que te bendijeren (Gen 27.27-29).


Las lecturas del día de hoy son sumamente interesantes y esclarecedoras del gran Amor con que Dios te ama. Comencemos con la cita de arriba que representa la bendición que Isaac le dio a Jacob, y que es la mismísima bendición de Abraham.

¿Qué tiene que ver contigo? ¡Mucho!

Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu… Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa (Gal 3.13-14, 29).

De acuerdo a la Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, en este día tú puedes tener por cierto que has sido redimido(a) de toda la maldición de la ley, esto es: pobreza, enfermedad, tribulación, derrota, vergüenza, etc. Y ahora, en Cristo Jesús, la bendición de Abraham es tuya por derecho de sangre, pues eres linaje de Abraham y heredero(a) según la promesa.

¡Así lo dice la Biblia!

¿A qué promesa se refiere? A la promesa del Espíritu. ¿Cuándo prometió Dios al Espíritu? Lo hizo cuando prometió que haría contigo un Nuevo Pacto, establecido sobre mejores promesas.

He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto  con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón;  y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado (Jer 31.31-34)

Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra (Ez 36.26-27).

Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre (1 Co 11.25a).

Así que, por la Sangre de Jesús, tú fuiste justificado(a), perdonado(a) de todos tus pecados y santificado(a) con el propósito expreso, departe de Dios, que con la RESURRECCIÓN de Jesucristo tú fueras creado(a) de nuevo y recibieras la Vida Eterna para ser hecho(a) un(a) Hijo(a) de Dios; lo cual te hace, legalmente, heredero(a) de la Bendición.

Jehová te oiga en el día de conflicto; El nombre del Dios de Jacob te defienda. Te envíe ayuda desde el santuario, Y desde Sion te sostenga. Haga memoria de todas tus ofrendas, Y acepte tu holocausto. Selah Te dé conforme al deseo de tu corazón, Y cumpla todo tu consejo. Nosotros nos alegraremos en tu salvación, Y alzaremos pendón en el nombre de nuestro Dios; Conceda Jehová todas tus peticiones (Sal 20.1-5).

Gracias a lo que Jesús hizo en la cruz, por Amor a ti, ahora tienes todo el derecho a ser escuchado por tu Padre celestial en el día de conflicto. Ten por seguro que Él te va enviar ayuda desde el santuario y cumplirá todas tus peticiones, por Amor a ti y por Amor a Su Palabra.

La salvación es de Jehová; Sobre tu pueblo sea tu bendición (Sal 3.8).

¡Nunca más estará la maldición sobre tu vida! ¡Tuya es, por derecho, la Bendición del Señor!

La bendición de Jehová es la que enriquece, Y no añade tristeza con ella (Pro 10.22).

Si puedes creer la Palabra de Dios, pues al que le cree a Dios TODO le es posible.

Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse… Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase. Mas él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos. Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo. Él entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas. Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado (Luc 15.18-24, 28-32).

Que contraste de lo que venimos diciendo con las actitudes de ambos hijos de la parábola del hijo pródigo. Condenado por el acusador, el primero estaba dispuesto a vivir como siervo por toda su vida con tal de conseguir algo para comer. El segundo trabajó como siervo tantos años sin poder disfrutar ni un cabrito con sus amigos.

El Padre no busca siervos, Él sólo quiere amar a Sus Hijos.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jua 3.16-17).

¡Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti!

Él no necesita siervos, ¡tiene millones! Y tú, mi amado(a), eres, de acuerdo a la Escritura, un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre, por lo tanto, sábete y mírate a ti mismo(a), bendecido(a) y amado(a) por tu Padre. No seas como los hijos de la parábola quienes terminaron todos confundidos y sin saber quiénes eran ellos. Tú recibe tu identidad de Hijo(a) amado(a) de Dios; recibe el Amor y la Bendición que Cristo Jesús compró para ti.

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, ¡qué grande y maravilloso es Tu Amor por mí! No tengo forma de pagártelo y sólo puedo agradecértelo. ¡Gracias, muchas gracias! Señor Jesús, en verdad que mucho más abundantemente de lo que yo pueda pedir o entender, así ha sido la redención de mi vida a través del Nuevo Pacto en Tu Sangre. Hoy quiero honrar este Nuevo Pacto declarando con toda certeza que Tú, Jehová de los ejércitos, mi Dios y Padre, me oyes en el día de conflicto; Tu nombre, oh Dios de Jacob, me defienda. Envíame ayuda desde el santuario, Y desde Sion me sostienes. Haz memoria de todas mis ofrendas, Y acepta mi holocausto. Dame conforme al deseo de tu corazón, Y cumple todo mi consejo. Yo me alegrare en Tu salvación, Y alzaré pendón en Tu nombre, oh Dios; Concédeme, Jehová, todas mis peticiones. Ahora conozco que Tú, Jehová, salvas a Tu ungido(a); Me oirás desde Tus santos cielos Con la potencia salvadora de Tu diestra. Estos confían en carros, y aquéllos en caballos; Mas yo del nombre de Jehová mi Dios tendré memoria. Ellos flaquean y caen, Mas yo me levanto, y estoy en pie. Salva, Jehová; Tú, mi Rey, me oyes en el día que Te invoco. Por lo tanto, hoy recibo y declaro Tu pronto auxilio. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! Recibo el Amor, el gozo y la paz que mi Padre celestial compró para mí al precio del Nuevo Pacto en la Sangre de Su Hijo Jesús. ¡Soy dichoso(a)! En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Enero 20                              Luc 15  /  Gen 27.1-45  /  Sal 20

 






 


miércoles, 18 de abril de 2018

¡Cómo hacer de este año el año más dulce de tu vida!

 


19 de Enero

¡Más dulce que la miel!


Por Riqui Ricón*


La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo. Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón; El precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos. El temor de Jehová es limpio, que permanece para siempre; Los juicios de Jehová son verdad, todos justos. Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; Y dulces más que miel, y que la que destila del panal (Sal 19.7-10).


Me maravilla ver como las personas que profesan ser creyentes llegan pidiendo ayuda respecto alguna necesidad y al tratar de dirigirlos hacia la Palabra de Dios diciéndoles, “veamos lo que dice la Biblia respecto a tu problema”, esto parece no satisfacerles, tampoco parece ser la respuesta que esperan, y normalmente responden, “sí, sí, yo sé que la Biblia dice eso PERO…”.


¿Sabes tú lo que la conjunción, “pero” significa? Literalmente significa, voy a contradecir lo que acabo de decir. Así que, si alguna vez llegas a pensar, “bueno, sí yo creo que la Biblia es la Verdad pero…”. Pon mucha atención porque estás a punto de negar lo que acabas de decir.

La Biblia es la Palabra de Dios y es perfecta y convierte el alma; La Biblia es fiel, que hace sabio al sencillo. La Palabra de Dios es recta, que alegra el corazón; la Biblia es pura, que alumbra los ojos. El amor al Señor es limpio, que permanece para siempre; La Palabra de Dios es la Verdad, toda ella justa. Deseable es más que el oro, y más que mucho oro afinado; y dulce más que la miel, y que la que destila del panal.

Sin peros, la respuesta a todas tus necesidades está en la Biblia, que es la Palabra de Dios y no puede mentir, pues si Dios lo dijo, entonces, Él lo va a cumplir, si Dios lo habló, entonces, Él lo va a ejecutar. ¡Dios tiene Palabra de Honor!

Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).

Por esta razón, es tan importante que TODOS los días de tu vida (sin faltar uno de ellos), pongas la Biblia en tu boca, mente y corazón. Que estés continua y constantemente escuchando, leyendo y meditando la Perfecta, Eterna e Infalible Palabra de Dios.

Pues es ésta, la Palabra de Honor del único Dios vivo y verdadero, quien te asegura que:

Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento (Sal 23.1-4).

Nada te ha de faltar en esta tu Nueva Vida, pues ahora tienes a Dios como tu real y verdadero Padre, y Él cuida de ti tal y como lo ha dicho con Su Palabra. ¡Dios, tu Padre, te guiará y te cuidará!

Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús (Fil 4.19).

Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó (Ro 8.37).

De todo problema, angustia o enfermedad, tú saldrás más que vencedor(a) por medio de Su Palabra y de Su Amor por ti.

quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados (1 P 2.24).

¡Tienes todo el derecho a la sanidad divina!

La Biblia, la Palabra de Dios, es Dios mismo hablando para hacerte saber que Él te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Es el Todopoderoso Dios quien compromete Su Palabra de Honor declarando que Tú eres Su Hijo(a) amado(a).

MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jn 3.1 BAD).

Así que, sin importar los problemas, enfermedades o aflicciones que estés enfrentando el día de hoy, no dudes más, ¡Dios te ama! Y esto, mi amigo(a), es la Verdad y es más dulce que la miel.

Oremos en voz audible:

Precioso, Señor Jesús, no tengo palabras con las cuales agradecerte lo que hiciste al morir en la cruz por amor a mí. Gracias porque ahora he sido justificado(a) en Tu Sangre; todos mis pecados han sido perdonados y he sido santificado(a) para ser adoptado dentro de la familia del Padre. ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! Hoy me puedo acercar  confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. Y, por si fuera poco, te tengo como garantía a Ti, Espíritu Santo, y tengo Tu bendita Palabra. ¡Gracias! ¡Muchas gracias! Por este Amor, tengo Vida Eterna y todo el derecho para hacer de mi vida una vida plena y abundante. Amado Padre celestial, Tu Palabra es Palabra de Honor y ahora estoy convencido(a) que, si no escatimaste a Tu propio Hijo sino lo entregaste por Amor a mí, ¿cómo no me darás juntamente con Él todas las cosas? Señor, Tú suplirás todo lo que me falta conforme a Tus riquezas en gloria. ¡Nada me faltará! Y aunque ande en valle de sombra y de muerte, no voy a temer mal alguno, porque Tú, Señor, estás conmigo. ¡Muchas gracias! Por este Amor, puedo declarar confiadamente, con toda certeza, que, ¡soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! Recibo el Amor, el gozo y la paz que mi Padre celestial compró para mí al precio de la Sangre de Su Hijo Jesús. Yo creo que la Biblia es Tu Palabra, Señor, así que, ¡No hay forma que pueda perder en esta vida! En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Enero 19                           Luc 14.25-35  /  Gen 26  /  Sal 19

 



martes, 17 de abril de 2018

¡Este es el Poder que está en ti!

 

18 de Enero

¡Hijo(a) del Rey! ¡Ceñido(a) de poder!


Por Riqui Ricón*


Dios es el que me ciñe de poder, Y quien hace perfecto mi camino; Quien hace mis pies como de ciervas, Y me hace estar firme sobre mis alturas; Quien adiestra mis manos para la batalla, Para entesar con mis brazos el arco de bronce (Sal 18.32-34).


Cada vez que leo el Salmo 18 no puedo más que recordar la promesa que Dios hizo de establecer con nosotros un Nuevo Pacto. Un Pacto que no pudiese ser invalidado por nuestros errores, ni pecados y que, por lo tanto, permitiera a Dios derramar Su Amor y bendiciones sobre nuestras vidas.

Piénsalo bien, el Nuevo Pacto no depende de ti o de mí, ni de nuestras acciones, sino de la Palabra de Aquel que entrego Su Vida por amor a ti.

Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas. Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo. Porque reprendiéndolos dice: He aquí vienen días, dice el Señor, En que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto; No como el pacto que hice con sus padres El día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto; Porque ellos no permanecieron en mi pacto, Y yo me desentendí de ellos, dice el Señor. Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, Y sobre su corazón las escribiré; Y seré a ellos por Dios, Y ellos me serán a mí por pueblo; Y ninguno enseñará a su prójimo, Ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor; Porque todos me conocerán, Desde el menor hasta el mayor de ellos. Porque seré propicio a sus injusticias, Y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades. Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer (He 8.6-13).

Es por este Nuevo Pacto en la Sangre de Jesucristo que tú fuiste renovado(a) totalmente por el Espíritu Santo a través del Nuevo Nacimiento, y esto fue hecho de tal forma que, sin lugar a dudas, Él, Dios mismo, te ciñe de poder y HACE PERFECTO TU CAMINO.

Así que, no es que tú puedas estar firme en las alturas, con tus esfuerzos o habilidades; ni “pagando el precio” en ayuno, oración o con algún tipo de sacrificio, pues, en honor a la Verdad,

No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos (Zac 4.6).

Todo esto es realmente asombroso y maravilloso. Dios te manifiesta un Amor de verdadero Padre al diseñar un plan donde no haya forma en la que puedas perder.

MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos  (1 Jua 3.1 BAD).

Es Su Gracia, eterna e infinita, manifestada en la persona de Jesucristo, lo único que te permite ser más que vencedor(a) por medio de ese Amor.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jua 3.16-17).

¡Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti!

Así que, ¡ten ánimo y no temas! ¡Cree solamente! Eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo; siendo renacido(a) no de una simiente corruptible sino de una incorruptible que es la Palabra de Dios que vive y PERMANECE PARA SIEMPRE.

Sea cual sea la situación o necesidad que hoy estés enfrentando, tú estás ceñido(a) del Poder de Dios para salir más que vencedor(a) en cualquier cosa.

Dios no puede mentir, si Él lo dijo, entonces, lo va a cumplir; si Él lo habló, entonces, Dios lo va a ejecutar. Por lo tanto, deja de escuchar esas voces malignas que te destinan al fracaso, la vergüenza y la condenación.

En lugar de eso, escucha a tu Padre que te dice: Yo, yo soy el que te ciñe de poder y hago perfecto tu camino; Yo te hago de pies ligeros para que estés firme en tus alturas. Yo, Dios, adiestro tus manos para la batalla porque vas a ganar; Yo ensancho tus pasos delante de ti y tus pies no resbalarán.

¡Eres un(a) Hijo(a) del Rey! ¡Ceñido(a) de Poder!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, te doy gracias en este día, pues yo sé que, de acuerdo a Tu Palabra, la Biblia, que no miente, por la Sangre de Tu Hijo Jesús, me has hecho Tu Hijo(a) para reinar sobre la tierra. Gracias, Señor Jesús, pues ahora Tú eres el mediador de un mejor Pacto, establecido sobre mejores promesas. ¡Alabo y bendigo Tu Nombre! Porque ahora me encuentro ceñido(a) de Poder para vencer sobre todo problema, enfermedad o circunstancia que pretenda evitar que yo reciba el cumplimiento de todas y cada una de Tus promesas que has hecho en la Biblia. Mi camino es perfecto y estoy sobre las alturas. Por lo tanto, me determino a no pensar, ni hablar o ni siquiera sentir acerca de mí, como un(a) fracasado(a), ni frustrado(a), ni vencido(a), ni enfermo(a), ni hipócrita, ni ningún otro pensamiento, palabra o actitud de engaño y mentira hacia mi persona. Por Tu Gracia y Amor yo soy quién Tú dices que soy: justificado(a) y perdonado(a); un(a) Hijo(a) Tuyo(a) Nacido(a) de Nuevo. Así que, tengo toda la autoridad y libertad para actuar y vivir manifestando lo que ya soy: justo(a), santo(a) y perfecto(a). No porque tenga que hacerlo como si careciera de ello, sino porque, gracias a Ti, Jesucristo, eso es lo que soy. En consecuencia, en este día, me declaro sano(a), libre, próspero(a) y en paz para vivir esa vida plena y abundante que mi Señor y Salvador Jesucristo compro para mí. En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Enero 18                              Luc 14.1-24  /  Gen 25  /  Sal 18