¡Cómo puedes estar seguro(a) que saldrás adelante!
¡Sin duda Dios te responderá!
Por Riqui Ricón*
El día que clamé, me respondiste; Me fortaleciste con vigor en mi alma.
Si anduviere yo en medio de la angustia, tú me vivificarás; Contra la ira de
mis enemigos extenderás tu mano, Y me salvará tu diestra. Jehová cumplirá su
propósito en mí (Sal 138.3, 7-8a).
Tener una relación con el único
Dios vivo y verdadero por medio de Su Hijo Jesucristo y Su Palabra, te da paz y
seguridad en la vida, pues sabes que Él no miente, ni se arrepiente y que si
clamas a Él, Él te responde y esto te fortalece y trae vigor a tu alma, es
decir a tus emociones, pensamientos y sentimientos.
Amado(a), ¡Estas son buenas
noticias! Esto es el evangelio de Jesucristo, tener la certeza que, en medio de
cualquier angustia que estés enfrentando, Él te vivificará. El evangelio de
Jesucristo es tener la certeza que Dios mismo extenderá Su mano en contra de
aquello que te agobia, sea enfermedad, pobreza, temor, angustia o soledad. ¡Te
salvará Su diestra! Pues está garantizado con Su Palabra de Honor que Dios
cumplirá Su propósito en ti.
Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su
Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
No estás solo(a), Él no te ha
dejado ni te dejará. ¡Piénsalo! Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su
propio Hijo antes que perderte a ti, ¿cómo podrías pensar siquiera que Él no te
escucha o que no te responderá?
El que no escatimó ni a su
propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también
con él todas las cosas? (Ro 8.32).
Dios no es hombre para que
mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta; Él lo dijo y lo va a hacer,
Él lo habló y lo va a ejecutar, y lo va hacer contigo, en tu propia vida.
Anímate y esfuérzate, y manos
a la obra; no temas, ni desmayes, porque Jehová Dios, mi Dios, estará contigo;
él no te dejará ni te desamparará, hasta que acabes toda la obra (1 Cr
28.20).
Tú eres un(a) Hijo(a) de Dios
Nacido(a) de Nuevo y ahora vives al abrigo del Altísimo y moras bajo la sombra
del Todopoderoso, quien es, nada menos y nada más, que tu propio Padre.
Pues no habéis recibido
el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis
recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (Ro 8.15).
En todas, absolutamente en todas,
las áreas de tu vida eres más que vencedor(a) por medio de Aquel que te ha
amado, Cristo Jesús. Pues aunque anteriormente hayas hecho de tu vida tal
desastre que tu padre y tu madre te hayan dejado, con todo, dice el Señor, Él
te tomará para sí.
Aunque mi padre y mi madre me
dejaran, Con
todo, Jehová me recogerá (Sal 127. 10).
Nunca ha sido la voluntad de Dios
el condenarte sino el salvarte para hacerte heredero de Su bendición.
Mientras él aún hablaba,
vinieron de casa del principal de la sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto;
¿para qué molestas más al Maestro? Pero Jesús, luego que oyó lo que
se decía, dijo al principal de la sinagoga: No temas, cree solamente (Mar
5.35-36).
Para que ya no molestara más al
Maestro, a Jairo le informaron que su hija había muerto y, seguramente, en ese
momento estuvo a punto de perder toda esperanza, sin embargo, Jairo creyó a la
Palabra de Jesús, quien le dijo, no temas, cree solamente.
Entrando Jesús en Capernaum,
vino a él un centurión, rogándole, y diciendo: Señor, mi criado
está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. Y Jesús
le dijo: Yo iré y le sanaré. Respondió el centurión y dijo: Señor,
no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado
sanará. Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo
mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi
siervo: Haz esto, y lo hace. Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo
a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta
fe (Mat 8.5-10).
En toda la Biblia no hay nada igual
o que se asemeje a lo ocurrido en este episodio de la vida de Jesús. Aquí
tenemos a un centurión romano que consiguió algo inaudito: ¡Él hizo que
Jesucristo, el Hijo de Dios (Dios hecho carne), se maravillara! Este hombre
sabía algo que a ti te conviene saber y creer, que Dios no puede mentir, que
puedes confiar plena y absolutamente en Su Palabra, que es precisamente la
Palabra de Dios lo que lo define como Dios pues en ella, en Su Palabra, está
contenido todo Su poder y autoridad y que, por lo tanto, la Palabra de Dios
tiene todo el poder y la autoridad divina para hacerse cumplir a sí misma.
Y cuando se levantaron por la
mañana, salieron al desierto de Tecoa. Y mientras ellos salían, Josafat,
estando en pie, dijo: Oídme, Judá y moradores de Jerusalén. Creed en Jehová
vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados (2 Cro
20.20).
Por muy determinante o aplastante
que sea hoy tu realidad, te informo que, ésta, se encuentra sujeta a la Palabra
de Dios: ¡No temas! ¡Cree solamente!
Y esta es la confianza que
tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.
Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos
las peticiones que le hayamos hecho (1 Jn 5.14-15).
Así que si Dios dice en Su
Palabra que Él te ama, entonces, puedes estar seguro(a) del Amor de Dios. Si Él
dice que escucha tus oraciones para atenderlas, entonces, puedes confiar que
así será. Si Dios dice en la Biblia que tú todo lo puedes y que eres más que
vencedor(a) en todas las cosas, entonces, esa es la Verdad y puedes creer,
creerle a Él, que tú eres, ni más ni menos, la persona que Dios dice, en Su
Palabra, la Biblia, que tú ahora eres.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, creo y
recibo Tu gran Amor. Te doy gracias por lo que has hecho por mí y te doy mi
corazón. Señor Jesús, muchas gracias. Por Ti, y sólo por Ti, ahora soy un(a)
Hijo(a) del Rey y estoy destinado a vencer en todo y a realizar una vida plena
y abundante. Por lo tanto, ¡Me resisto a temer! ¡Mayor eres Tú, que está
conmigo, que el que está en el mundo! ¡Si Tú, Dios, estás conmigo, ¿quién contra
mí?! ¡Tú eres mi Padre, Tú me escuchas y me respondes! ¡Soy un(a) Hija(o) del
Dios Vivo y Verdadero! ¡Mi vida tiene propósito y Tú, Dios mismo, lo vas a
cumplir en mí! ¡He Nacido de Nuevo a un estilo de Vida que nada ni nadie me
pueden quitar! ¡Soy sana(o)! ¡Soy libre! ¡Soy próspera(o)! ¡Soy dichosa(o), mil
veces feliz, pues he puesto toda mi confianza en Ti, Señor Jesús! ¡Soy un(a)
Hija(o) amada(o) del Rey de reyes y Señor de Señores! ¡Nada, ni nadie en este
mundo me puede derrotar! ¡Soy un creyente! ¡Yo te creo a Ti, mi Dios y Padre!
¡Creo a Tu Palabra, la Biblia! Y al que cree, ¡todo le es posible! ¡En el
nombre de Jesús! ¡Amén!
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el
Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu
atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo
creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para
pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día
de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre
preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te
invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú
seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2012
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre
22 1 P 5 / Jer 39-40 / Sal 138
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre
22 1 P 5 / Jer 39-40 / Sal 138
1
Pedro 5
Apacentad la grey de Dios
5
1Ruego a los ancianos que están
entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de
Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada: 2Apacentad
la grey de Diosa que está entre vosotros, cuidando de ella, no
por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo
pronto; 3no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro
cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. 4Y cuando aparezca el
Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de
gloria. 5Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y
todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque:
Dios resiste a los soberbios,
Y da gracia a los humildes.b
6Humillaos, pues, bajo la poderosa
mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo;c 7echando
toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros. 8Sed
sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda
alrededor buscando a quien devorar; 9al cual resistid firmes en la
fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros
hermanos en todo el mundo. 10Mas el Dios de toda gracia, que nos
llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de
tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. 11A
él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.
Salutaciones finales
12Por conducto de Silvano,d
a quien tengo por hermano fiel, os he escrito brevemente, amonestándoos, y
testificando que ésta es la verdadera gracia de Dios, en la cual estáis.
13La iglesia que está en Babilonia, elegida juntamente con vosotros, y
Marcose
mi hijo, os saludan. 14Saludaos unos a otros con ósculo de amor.
Paz sea con todos vosotros los que estáis en Jesucristo. Amén. [1]
Jeremías
39-40
Caída de Jerusalén
(2 R. 24.20—25.21; 2 Cr. 36.17–21; Jer. 52.3–30)
39
1En el noveno año de Sedequías rey
de Judá, en el mes décimo, vino Nabucodonosor rey de Babilonia con todo su
ejército contra Jerusalén, y la sitiaron. 2Y en el undécimo año de
Sedequías, en el mes cuarto, a los nueve días del mes se abrió brecha en el muro
de la ciudad. 3Y entraron todos los príncipes del rey de
Babilonia, y acamparon a la puerta de en medio: Nergal-sarezer, Samgar-nebo,
Sarsequim el Rabsaris, Nergal-sarezer el Rabmag y todos los demás príncipes del
rey de Babilonia. 4Y viéndolos Sedequías rey de Judá y todos los
hombres de guerra, huyeron y salieron de noche de la ciudad por el camino del
huerto del rey, por la puerta entre los dos muros; y salió el rey por el camino
del Arabá. 5Pero el ejército de los caldeos los siguió, y alcanzaron
a Sedequías en los llanos de Jericó; y le tomaron, y le hicieron subir a Ribla
en tierra de Hamat, donde estaba Nabucodonosor rey de Babilonia, y le
sentenció. 6Y degolló el rey de Babilonia a los hijos de Sedequías
en presencia de éste en Ribla, haciendo asimismo degollar el rey de Babilonia a
todos los nobles de Judá. 7Y sacó los ojos del rey Sedequías, y le
aprisionó con grillos para llevarle a Babilonia. 8Y los caldeos
pusieron a fuego la casa del rey y las casas del pueblo, y derribaron los muros
de Jerusalén. 9Y al resto del pueblo que había quedado en la
ciudad, y a los que se habían adherido a él, con todo el resto del pueblo que
había quedado, Nabuzaradán capitán de la guardia los transportó a Babilonia.
10Pero Nabuzaradán capitán de la guardia hizo quedar en tierra de Judá a
los pobres del pueblo que no tenían nada, y les dio viñas y heredades.
Nabucodonosor cuida de Jeremías
11Y Nabucodonosor había ordenado a
Nabuzaradán capitán de la guardia acerca de Jeremías, diciendo: 12Tómale
y vela por él, y no le hagas mal alguno, sino que harás con él como él te
dijere. 13Envió, por tanto, Nabuzaradán capitán de la guardia, y
Nabusazbán el Rabsaris, Nergal-sarezer el Rabmag y todos los príncipes del rey
de Babilonia; 14enviaron entonces y tomaron a Jeremías del patio
de la cárcel, y lo entregaron a Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán, para
que lo sacase a casa; y vivió entre el pueblo.
Dios promete librar a Ebed-melec
15Y había venido palabra de Jehová
a Jeremías, estando preso en el patio de la cárcel, diciendo; 16Ve
y habla a Ebed-melec etíope, diciendo: Así ha dicho Jehová de los ejércitos,
Dios de Israel: He aquí yo traigo mis palabras sobre esta ciudad para mal, y no
para bien; y sucederá esto en aquel día en presencia tuya. 17Pero
en aquel día yo te libraré, dice Jehová, y no serás entregado en manos de
aquellos a quienes tú temes. 18Porque ciertamente te libraré, y no
caerás a espada, sino que tu vida te será por botín, porque tuviste confianza
en mí, dice Jehová.
Jeremías y el remanente con Gedalías
40
1Palabra de Jehová que vino a
Jeremías, después que Nabuzaradán capitán de la guardia le envió desde Ramá,
cuando le tomó estando atado con cadenas entre todos los cautivos de Jerusalén
y de Judá que iban deportados a Babilonia. 2Tomó, pues, el capitán
de la guardia a Jeremías y le dijo: Jehová tu Dios habló este mal contra este
lugar; 3y lo ha traído y hecho Jehová según lo había dicho; porque
pecasteis contra Jehová, y no oísteis su voz, por eso os ha venido esto.
4Y ahora yo te he soltado hoy de las cadenas que tenías en tus manos. Si
te parece bien venir conmigo a Babilonia, ven, y yo velaré por ti; pero si no
te parece bien venir conmigo a Babilonia, déjalo. Mira, toda la tierra está
delante de ti; ve a donde mejor y más cómodo te parezca ir. 5Si
prefieres quedarte, vuélvete a Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán, al cual
el rey de Babilonia ha puesto sobre todas las ciudades de Judá, y vive con él
en medio del pueblo; o ve a donde te parezca más cómodo ir. Y le dio el capitán
de la guardia provisiones y un presente, y le despidió. 6Se fue
entonces Jeremías a Gedalías hijo de Ahicam, a Mizpa, y habitó con él en medio
del pueblo que había quedado en la tierra.
7Cuando todos los jefes del
ejército que estaban por el campo, ellos y sus hombres, oyeron que el rey de
Babilonia había puesto a Gedalías hijo de Ahicam para gobernar la tierra, y que
le había encomendado los hombres y las mujeres y los niños, y los pobres de la
tierra que no fueron transportados a Babilonia, 8vinieron luego a
Gedalías en Mizpa; esto es, Ismael hijo de Netanías, Johanán y Jonatán hijos de
Carea, Seraías hijo de Tanhumet, los hijos de Efai netofatita, y Jezanías hijo
de un maacateo, ellos y sus hombres. 9Y les juró Gedalías hijo de
Ahicam, hijo de Safán, a ellos y a sus hombres, diciendo: No tengáis temor de
servir a los caldeos; habitad en la tierra, y servid al rey de Babilonia, y os
irá bien.a
10Y he aquí que yo habito en Mizpa, para estar delante de los caldeos
que vendrán a nosotros; mas vosotros tomad el vino, los frutos del verano y el
aceite, y ponedlos en vuestros almacenes, y quedaos en vuestras ciudades que
habéis tomado. 11Asimismo todos los judíos que estaban en Moab, y
entre los hijos de Amón, y en Edom, y los que estaban en todas las tierras,
cuando oyeron decir que el rey de Babilonia había dejado a algunos en Judá, y
que había puesto sobre ellos a Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán, 12todos
estos judíos regresaron entonces de todos los lugares adonde habían sido
echados, y vinieron a tierra de Judá, a Gedalías en Mizpa; y recogieron vino y
abundantes frutos.
Conspiración de Ismael contra Gedalías
13Y Johanán hijo de Carea y todos
los príncipes de la gente de guerra que estaban en el campo, vinieron a
Gedalías en Mizpa, 14Y le dijeron: ¿No sabes que Baalis rey de los
hijos de Amón ha enviado a Ismael hijo de Netanías para matarte? Mas Gedalías
hijo de Ahicam no les creyó. 15Entonces Johanán hijo de Carea habló
a Gedalías en secreto en Mizpa, diciendo: Yo iré ahora y mataré a Ismael hijo
de Netanías, y ningún hombre lo sabrá. ¿Por qué te ha de matar, y todos los
judíos que se han reunido a ti se dispersarán, y perecerá el resto de Judá?
16Pero Gedalías hijo de Ahicam dijo a Johanán hijo de Carea: No hagas
esto, porque es falso lo que tú dices de Ismael.[2]
SALMO 138
Acción de gracias por el favor de Jehová
Salmo de David.
1 Te alabaré
con todo mi corazón;
Delante de los dioses te cantaré
salmos.
2 Me postraré
hacia tu santo templo,
Y alabaré tu nombre por tu
misericordia y tu fidelidad;
Porque has engrandecido tu
nombre, y tu palabra sobre todas las cosas.
3 El día que
clamé, me respondiste;
Me fortaleciste con vigor en
mi alma.
4 Te
alabarán, oh Jehová, todos los reyes de la tierra,
Porque han oído los dichos de
tu boca.
5 Y cantarán
de los caminos de Jehová,
Porque la gloria de Jehová es
grande.
6 Porque
Jehová es excelso, y atiende al humilde,
Mas al altivo mira de lejos.
7 Si
anduviere yo en medio de la angustia, tú me vivificarás;
Contra la ira de mis enemigos
extenderás tu mano,
Y me salvará tu diestra.
8 Jehová
cumplirá su propósito en mí;
Tu misericordia, oh Jehová, es
para siempre;
No desampares la obra de tus
manos.[3]
a a 5.2: Jn. 21.15–17.
b b 5.5: Pr. 3.34.
c c 5.6: Mt. 23.12; Lc. 14.11; 18.14.
d d 5.12: Hch. 15.22, 40.
e e 5.13: Hch. 12.12, 25; 13.13; 15.37–39;
Col. 4.10; Flm. 24.
[1] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. 1 P
4.19-5.14
a a 40.7–9: 2 R. 25.22–24.
[2] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Jr
38.28-40.16
[3] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Sal
137.9-138.8
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Qué piensas al respecto?