¡Cómo atravesar el Valle de Lágrimas
¡Vida Eterna! ¡Vida Abundante
Por Riqui Ricón*
Pablo, siervo de Dios y
apóstol de Jesucristo, conforme a la fe
de los escogidos de Dios y el
conocimiento de la verdad que es según la piedad, en la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que no miente, prometió desde antes
del principio de los siglos,
y a su debido tiempo manifestó
su palabra por medio de la predicación que me fue encomendada por mandato
de Dios nuestro Salvador (Ti 1.1-3).
Hoy vamos a meditar en el
maravilloso plan de redención y salvación que Dios ha implementado para la
humanidad. Primeramente, es un plan de redención puesto que se pagó un precio
para que tú fueses comprado(a) a precio de sangre. La forma en como habías
vivido tu vida te llevó a pecar y el pecado te hizo esclavo(a) de la muerte y de
sus cadenas: miedo, angustia, temor, dolor, pobreza, enfermedad, resentimiento,
amargura, soledad y, depresión, por nombrar algunas.
La vida misma de Jesucristo fue
el precio que Dios pagó para hacerte libre de semejante estado de esclavitud.
Porque cuando erais esclavos
del pecado, erais libres acerca de la justicia. ¿Pero qué fruto teníais de aquellas
cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte. Mas ahora que habéis sido libertados
del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis
por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. Porque la paga del pecado es muerte,
mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro (Ro
6.20-23).
¡El regalo de Dios, para ti, es
Vida en Cristo Jesús! Y no cualquier tipo de vida sino Vida Eterna, lo que significa
vivir por siempre o, dicho de otra manera, NO MORIR.
Por tanto, ya que ellos son de carne y hueso,[g] él también compartió esa naturaleza
humana para anular, mediante la muerte, al que tiene el dominio de la muerte
—es decir, al diablo—, y librar a todos
los que por temor a la muerte estaban sometidos a esclavitud durante toda la
vida (He
2.14-15 NVI).
No vivas más en esclavitud.
Puedes dejar de temer. ¡La muerte está derrotada!
Y, porque ustedes pertenecen a él, el poder* del Espíritu que da vida
los* ha libertado del poder del pecado, que lleva a la muerte (Ro 8.2 NTV).
Es la ley del espíritu de Vida en
Cristo Jesús la que te ha hecho libre de la ley del pecado y de la muerte,
dándote acceso a la Vida Eterna, que es el tipo de Vida que solo, y
exclusivamente, los Hijos de Dios pueden gozar.
La mayoría de los creyentes piensan
que alcanzarán la Vida Eterna una vez que hayan muerto (lo cual es sumamente
contradictorio), y nada está más lejano de la verdad que pensar de esa forma. La
Biblia, que es la Palabra de Dios, y no miente, enseña que AHORA tú ya has sido
liberado(a) del pecado y de la paga del pecado que es la muerte.
Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su
Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn
3.16-17).
Ten siempre presente que Dios te
ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti. Tú
has creído en Jesús como tu Señor y Salvador, y ahora, por la Palabra de Honor
de tu Dios y Padre, tienes derecho a la Vida Eterna.
Cuando Jesús hubo tomado el
vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el
espíritu (Jn 19.30).
Así que, ya no tienes por qué
enfermarte, ni sufrir o morir para pagar
el precio y adquirir algo que ya se pagó y que legítimamente te pertenece.
El precio que Jesús pagó en esa cruz es perfecto, completo y acabado. Por esto,
sus últimas palabras fueron: consumado
es. Lo que significa que ya no hay que agregarle algo más de tu parte.
el
ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que
tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).
Ahora bien, la Vida Eterna es el
estilo de vida que Dios desea para ti y debe ser una Vida Plena y Abundante.
¡Vida Eterna! ¡Vida Plena! ¡Vida Abundante!
Este es el verdadero significado del sacrificio de Amor que Jesús hizo por ti. Para
eso se pagó, para que, de una vez y para siempre, fueras libre del pecado y
recibieras, por medio de la fe en Jesucristo, tu salvación.
En esa voluntad somos
santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. Y ciertamente todo sacerdote
está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios,
que nunca pueden quitar los pecados;
pero Cristo, habiendo
ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha
sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta
que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; porque con una sola ofrenda hizo perfectos para
siempre a los santificados (He 10.10-14).
Recuerda que salvación no
significa tener un lugar para ir al cielo (lo cual desde luego está incluido),
sino que ser salvo significa, precisamente, tener derecho a esa Vida Plena y Abundante,
donde todas las enfermedades, tristezas,
angustias, rencores, pobreza, depresión, etc., ya han sido pagados por Cristo
Jesús y, por lo tanto, están derrotados y no tienen derecho alguno en tu vida.
No fuiste comprado(a) al precio
de la Sangre del Hijo de Dios, Jesucristo, como si hubiese sido un pago parcial
y, luego, tú debas pagar lo que resta con tu sufrimiento al atravesar este
valle de lágrimas, como algunos dicen.
¡No! ¡Nada de eso! Amado(a), de
acuerdo a la Biblia, tú fuiste comprado(a) mediante un plan de Amor diseñado
desde antes del principio de los tiempos para ser adoptado(a) Hijo(a) Suyo(a),
por medio de Jesucristo, según el puro afecto de Su voluntad.
Pero Dios, que es rico en
misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando
nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia
sois salvos) (Efe 2.4-5).
La Verdad más hermosa y
contundente es que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo
para pagar todas tus culpas y pecados y, así, poder hacerte Hijo(a) Suyo(a) con
toda justicia, dándote el regalo de la Vida Eterna.
Miren lo grande que es el amor que el Padre nos ha mostrado, ¡hasta
llega a hacer posible que seamos llamados hijos de Dios! Y eso es lo que de
verdad somos. Por eso la gente del mundo no nos conoce, pues el mundo no conoce
a Dios (1 Jn 3.1 PDT).
Ahora tienes TODOS los derechos
de un(a) Hijo(a) de Dios NACIDO(A) DE NUEVO: ¡Vida Eterna y Vida Abundante!
Qué afortunado es el que se apoya en ti, el que sólo piensa en andar en
tus caminos. Cuando pasa por el valle de las Lágrimas, lo convierte en un oasis
bendecido por la lluvia temprana (Sal 84.5-6 PDT).
Ahora, por la Vida Eterna que
está en ti, tú transformas tu realidad y atravesando el valle de lágrimas lo
conviertes en un manantial de agua viva.
Al igual que el monte Sión*, quienes confían en el Señor nunca temblarán
ni caerán; permanecerán para siempre (Sal 125.1 PDT).
Sin importar las
circunstancias adversas o el valle de lágrimas que hoy estés atravesando,
tú eres ese(a) Hijo(a) Amado(a) de Dios
que nunca temblará ni caerá. ¡Permanecerás para siempre!
Oremos en voz audible:
Poderoso Dios, que hermoso es
poder decirte, con toda conciencia, Padre mío. Te doy muchas gracias porque
siendo yo como antes era, Tú me has amado desde antes del principio de los
siglos. Gracias porque soy Tu heredero(a), heredero(a) de Dios y coheredero(a)
juntamente con Cristo Jesús. Gracias porque por Tu Palabra, la Biblia, conozco
cada vez más mis derechos de Hijo(a) Tuyo(a) Nacido(a) de Nuevo. Conforme a Tu
Palabra, la Biblia, tengo derecho a realizar una vida plena y abundante; a ser
próspero(a) en todas las cosas; a tener salud así como paz y gozo en mi
corazón. Puedo dejar de preocuparme. ¡Tengo Vida Eterna! Dentro de cinco mil
años aquí voy a seguir, Señor Jesús, contigo. Amándote y adorándote. Así que
resisto y desecho de mi vida al espíritu de temor y duda. Me deshago de todo
desánimo y depresión. Me despojo del(a) viejo(a) hombre (mujer), me renuevo en
el espíritu de mi mente y me visto del(a) nuevo(a) hombre (mujer), creado según
Dios en justicia y santidad de la verdad. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy salvo(a)!
¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de
Nuevo! Por todo esto, creo y declaro que de todo problema, angustia o
enfermedad he de salir más que vencedor(a) por medio de Tu Amor, Cristo Jesús.
¡Todo lo puedo! En el nombre de Jesús.
Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu
atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo
creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para
pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día
de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre
preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te
invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú
seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2012
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas
lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre
9 Tit 1 / Jer
13-14 / Sal 125
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas
lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre
9 Tit 1 / Jer
13-14 / Sal 125
Tito
1
Salutación
1
1Pablo, siervo de Dios y apóstol de
Jesucristo, conforme a la fe de los escogidos de Dios y el conocimiento de la
verdad que es según la piedad, 2en la esperanza de la vida eterna,
la cual Dios, que no miente, prometió desde antes del principio de los siglos,
3y a su debido tiempo manifestó su palabra por medio de la predicación
que me fue encomendada por mandato de Dios nuestro Salvador, 4a
Tito,a
verdadero hijo en la común fe: Gracia, misericordia y paz, de Dios Padre y del
Señor Jesucristo nuestro Salvador.
Requisitos de ancianos y obispos
5Por esta causa te dejé en Creta,
para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad,
así como yo te mandé; 6el que fuere irreprensible, marido de una
sola mujer, y tenga hijos creyentes que no estén acusados de disolución ni de
rebeldía. 7Porque es necesario que el obispo sea irreprensible,
como administrador de Dios; no soberbio, no iracundo, no dado al vino, no
pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, 8sino
hospedador, amante de lo bueno, sobrio, justo, santo, dueño de sí mismo,
9retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que
también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen.b
10Porque hay aún muchos contumaces, habladores de vanidades y
engañadores, mayormente los de la circuncisión, 11a los cuales es
preciso tapar la boca; que trastornan casas enteras, enseñando por ganancia
deshonesta lo que no conviene. 12Uno de ellos, su propio profeta,
dijo: Los cretenses, siempre mentirosos, malas bestias, glotones ociosos.
13Este testimonio es verdadero; por tanto, repréndelos duramente, para
que sean sanos en la fe, 14no atendiendo a fábulas judaicas, ni a
mandamientos de hombres que se apartan de la verdad. 15Todas las
cosas son puras para los puros, mas para los corrompidos e incrédulos nada les
es puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas. 16Profesan
conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes,
reprobados en cuanto a toda buena obra.[1]
Jeremías
13-14
La señal del cinto podrido
13
1Así me dijo Jehová: Ve y cómprate
un cinto de lino, y cíñelo sobre tus lomos, y no lo metas en agua. 2Y
compré el cinto conforme a la palabra de Jehová, y lo puse sobre mis lomos.
3Vino a mí segunda vez palabra de Jehová, diciendo: 4Toma
el cinto que compraste, que está sobre tus lomos, y levántate y vete al
Eufrates, y escóndelo allá en la hendidura de una peña. 5Fui,
pues, y lo escondí junto al Eufrates, como Jehová me mandó. 6Y
sucedió que después de muchos días me dijo Jehová: Levántate y vete al Eufrates,
y toma de allí el cinto que te mandé esconder allá. 7Entonces fui
al Eufrates, y cavé, y tomé el cinto del lugar donde lo había escondido; y he
aquí que el cinto se había podrido; para ninguna cosa era bueno.
8Y vino a mí palabra de Jehová,
diciendo: 9Así ha dicho Jehová: Así haré podrir la soberbia de
Judá, y la mucha soberbia de Jerusalén. 10Este pueblo malo, que no
quiere oír mis palabras, que anda en las imaginaciones de su corazón, y que va
en pos de dioses ajenos para servirles, y para postrarse ante ellos, vendrá a
ser como este cinto, que para ninguna cosa es bueno. 11Porque como
el cinto se junta a los lomos del hombre, así hice juntar a mí toda la casa de
Israel y toda la casa de Judá, dice Jehová, para que me fuesen por pueblo y por
fama, por alabanza y por honra; pero no escucharon.
La señal de las tinajas llenas
12Les dirás, pues, esta palabra:
Así ha dicho Jehová, Dios de Israel: Toda tinaja se llenará de vino. Y ellos te
dirán: ¿No sabemos que toda tinaja se llenará de vino? 13Entonces
les dirás: Así ha dicho Jehová: He aquí que yo lleno de embriaguez a todos los
moradores de esta tierra, y a los reyes de la estirpe de David que se sientan
sobre su trono, a los sacerdotes y profetas, y a todos los moradores de
Jerusalén; 14y los quebrantaré el uno contra el otro, los padres
con los hijos igualmente, dice Jehová; no perdonaré, ni tendré piedad ni
misericordia, para no destruirlos.
Judá será llevada en cautiverio
15Escuchad y oíd; no os
envanezcáis, pues Jehová ha hablado. 16Dad gloria a Jehová Dios
vuestro, antes que haga venir tinieblas, y antes que vuestros pies tropiecen en
montes de oscuridad, y esperéis luz, y os la vuelva en sombra de muerte y
tinieblas. 17Mas si no oyereis esto, en secreto llorará mi alma a
causa de vuestra soberbia; y llorando amargamente se desharán mis ojos en
lágrimas, porque el rebaño de Jehová fue hecho cautivo.
18Di al rey y a la reina:
Humillaos, sentaos en tierra; porque la corona de vuestra gloria ha caído de
vuestras cabezas. 19Las ciudades del Neguev fueron cerradas, y no
hubo quien las abriese; toda Judá fue transportada, llevada en cautiverio fue
toda ella. 20Alzad vuestros ojos, y ved a los que vienen del
norte. ¿Dónde está el rebaño que te fue dado, tu hermosa grey? 21¿Qué
dirás cuando él ponga como cabeza sobre ti a aquellos a quienes tú enseñaste a
ser tus amigos? ¿No te darán dolores como de mujer que está de parto? 22Si
dijeres en tu corazón: ¿Por qué me ha sobrevenido esto? Por la enormidad de tu
maldad fueron descubiertas tus faldas, fueron desnudados tus calcañares.
23¿Mudará el etíope su piel, y el leopardo sus manchas? Así también,
¿podréis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer mal? 24Por
tanto, yo los esparciré al viento del desierto, como tamo que pasa. 25Esta
es tu suerte, la porción que yo he medido para ti, dice Jehová, porque te
olvidaste de mí y confiaste en la mentira. 26Yo, pues, descubriré
también tus faldas delante de tu rostro, y se manifestará tu ignominia,
27tus adulterios, tus relinchos, la maldad de tu fornicación sobre los
collados; en el campo vi tus abominaciones. ¡Ay de ti, Jerusalén! ¿No serás al
fin limpia? ¿Cuánto tardarás tú en purificarte?
Mensaje con motivo de la sequía
14
1Palabra de Jehová que vino a
Jeremías, con motivo de la sequía. 2Se enlutó Judá, y sus puertas
se despoblaron; se sentaron tristes en tierra, y subió el clamor de Jerusalén.
3Los nobles enviaron sus criados al agua; vinieron a las lagunas, y no
hallaron agua; volvieron con sus vasijas vacías; se avergonzaron, se
confundieron, y cubrieron sus cabezas. 4Porque se resquebrajó la
tierra por no haber llovido en el país, están confusos los labradores,
cubrieron sus cabezas. 5Aun las ciervas en los campos parían y
dejaban la cría, porque no había hierba. 6Y los asnos monteses se
ponían en las alturas, aspiraban el viento como chacales; sus ojos se ofuscaron
porque no había hierba.
7Aunque nuestras iniquidades
testifican contra nosotros, oh Jehová, actúa por amor de tu nombre; porque
nuestras rebeliones se han multiplicado, contra ti hemos pecado. 8Oh
esperanza de Israel, Guardador suyo en el tiempo de la aflicción, ¿por qué te
has hecho como forastero en la tierra, y como caminante que se retira para
pasar la noche? 9¿Por qué eres como hombre atónito, y como
valiente que no puede librar? Sin embargo, tú estás entre nosotros, oh Jehová,
y sobre nosotros es invocado tu nombre; no nos desampares.
10Así ha dicho Jehová acerca de
este pueblo: Se deleitaron en vagar, y no dieron reposo a sus pies; por tanto,
Jehová no se agrada de ellos; se acordará ahora de su maldad, y castigará sus
pecados.
11Me dijo Jehová: No ruegues por
este pueblo para bien. 12Cuando ayunen, yo no oiré su clamor, y
cuando ofrezcan holocausto y ofrenda no lo aceptaré, sino que los consumiré con
espada, con hambre y con pestilencia.
13Y yo dije: ¡Ah! ¡Ah, Señor
Jehová! He aquí que los profetas les dicen: No veréis espada, ni habrá hambre
entre vosotros, sino que en este lugar os daré paz verdadera. 14Me
dijo entonces Jehová: Falsamente profetizan los profetas en mi nombre; no los
envié, ni les mandé, ni les hablé; visión mentirosa, adivinación, vanidad y
engaño de su corazón os profetizan. 15Por tanto, así ha dicho
Jehová sobre los profetas que profetizan en mi nombre, los cuales yo no envié,
y que dicen: Ni espada ni hambre habrá en esta tierra; con espada y con hambre
serán consumidos esos profetas. 16Y el pueblo a quien profetizan
será echado en las calles de Jerusalén por hambre y por espada, y no habrá
quien los entierre a ellos, a sus mujeres, a sus hijos y a sus hijas; y sobre
ellos derramaré su maldad.
17Les dirás, pues, esta palabra:
Derramen mis ojos lágrimas noche y día, y no cesen; porque de gran
quebrantamiento es quebrantada la virgen hija de mi pueblo, de plaga muy
dolorosa. 18Si salgo al campo, he aquí muertos a espada; y si
entro en la ciudad, he aquí enfermos de hambre; porque tanto el profeta como el
sacerdote anduvieron vagando en la tierra, y no entendieron.
19¿Has desechado enteramente a
Judá? ¿Ha aborrecido tu alma a Sion? ¿Por qué nos hiciste herir sin que haya
remedio? Esperamos paz, y no hubo bien; tiempo de curación, y he aquí
turbación. 20Reconocemos, oh Jehová, nuestra impiedad, la
iniquidad de nuestros padres; porque contra ti hemos pecado. 21Por
amor de tu nombre no nos deseches, ni deshonres tu glorioso trono; acuérdate,
no invalides tu pacto con nosotros. 22¿Hay entre los ídolos de las
naciones quien haga llover? ¿y darán los cielos lluvias? ¿No eres tú, Jehová,
nuestro Dios? En ti, pues, esperamos, pues tú hiciste todas estas cosas.[2]
SALMO 125
Dios protege a su pueblo
Cántico gradual.
1 Los que
confían en Jehová son como el monte de Sion,
Que no se mueve, sino que
permanece para siempre.
2 Como
Jerusalén tiene montes alrededor de ella,
Así Jehová está alrededor de
su pueblo
Desde ahora y para siempre.
3 Porque no
reposará la vara de la impiedad sobre la heredad de los justos;
No sea que extiendan los
justos sus manos a la iniquidad.
4 Haz bien,
oh Jehová, a los buenos,
Y a los que son rectos en su
corazón.
5 Mas a los
que se apartan tras sus perversidades,
Jehová los llevará con los que
hacen iniquidad;
Paz sea sobre Israel.[3]
a a 1.4: 2 Co. 8.23; Gá. 2.3; 2 Ti. 4.10.
b b 1.6–9: 1 Ti. 3.2–7.
[1] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. 2 Ti
4.22-Tit 1.16
[2] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Jr 12.17-14.22
[3] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Sal
124.8-125.5
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Qué piensas al respecto?