domingo, 8 de noviembre de 2020

¿Quién puede vencerte el día de hoy?

                          <ENGLISH>






08 de Noviembre


¿Quién puede vencerte el día de hoy?

 

¡Aunque lo intenten mil veces, no pueden, ni podrán, derrotarte!

Por Riqui Ricón*

A no haber estado Jehová por nosotros, Diga ahora Israel; A no haber estado Jehová por nosotros, Cuando se levantaron contra nosotros los hombres, Vivos nos habrían tragado entonces, Cuando se encendió su furor contra nosotros. Entonces nos habrían inundado las aguas; Sobre nuestra alma hubiera pasado el torrente; Hubieran entonces pasado sobre nuestra alma las aguas impetuosas. Bendito sea Jehová, Que no nos dio por presa a los dientes de ellos. Nuestra alma escapó cual ave del lazo de los cazadores; Se rompió el lazo, y escapamos nosotros. Nuestro socorro está en el nombre de Jehová, Que hizo el cielo y la tierra (Sal 124).

Que hermoso es saber que Dios es tu amparo y tu fortaleza. Dios es tu pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temas, pues aunque la tierra sea removida y se traspasen los montes al corazón del mar, tu Padre celestial está contigo.

¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Ro 8.31).

¡Aún en medio de las aflicciones Dios te guarda en completa paz!

Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado (Isa 26.3).

Así es, amado(a), por más difícil y amenazante que se presente las circunstancias del día de hoy, tienes la Palabra de Honor de Dios que Él te guarda y el maligno no te toca.

Pero ahora, oh Jacob, escucha al SEÑOR, quien te creó. Oh Israel, el que te formó dice: «No tengas miedo, porque he pagado tu rescate; te he llamado por tu nombre; eres mío. Cuando pases por aguas profundas, yo estaré contigo. Cuando pases por ríos de dificultad, no te ahogarás. Cuando pases por el fuego de la opresión, no te quemarás; las llamas no te consumirán. Pues yo soy el SEÑOR, tu Dios, el Santo de Israel, tu Salvador (Isa 43.1-3a NTV).

Pasarás por las aguas y Él estará contigo; los ríos no te anegarán; cuando pases por el fuego, no te quemará, ni la llama arderá en ti.

¿Por qué hace Dios todo esto? Por Amor a ti. Sólo recuerda que ahora, en Cristo Jesús, tú eres su Hija(o) amada(o) y Él es tu Padre.

¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? (Mat 7.9-11).

Él es tu Padre, tu Papá y Él es bueno.

El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? (Ro 8.32).

Así que, de no haber estado Jehová por ti, Cuando se levantaron contra ti tus enemigos, Vivo(a) te habrían tragado entonces.

Ahora bien, pon mucha atención pues el asunto con el espíritu de temor es que te empuja a poner tu atención, pensamientos y emociones en las circunstancias, en lo grande, difícil y atemorizante de tus problemas para distraerte y desenfocarte de las Promesas que Dios te ha hecho en la Biblia. Así logra anular tu fe, haciéndote dudar para que llegues a pensar, y a creer, que la Palabra de Dios no funcionará en esta ocasión.

Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: !!Un fantasma! Y dieron voces de miedo. Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: !!Tened ánimo; yo soy, no temáis! Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: !!Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: !!Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? (Mat 14.26-31).

Al igual que con Pedro, si pones tu vista en lo grande de tus problemas en lugar de ponerla en Jesús y en Su Palabra, el miedo y el temor siempre tratarán de poner en tu mente y corazón la duda e incredulidad a la Palabra de Dios.

La Buena Noticia es que tú eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y no eres de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe [los que le creen a Dios, creyendo Su Palabra] para preservación del alma (He 10.39).

Por Cristo Jesús, tú eres un(a) Hijo(a) del Rey y por Su Palabra, estás persuadido(a) de esto, que el que comenzó en ti la buena obra, el Espíritu Santo, Él la perfeccionará hasta el día de Jesucristo (Fil 1.6).

Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (Ro 8.15).

Lo más asombroso de ser un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo es que también tienes la victoria sobre la culpa y la condenación que tanto te han avergonzado.

Esto es así porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús te ha librado de la ley del pecado y de la muerte (Ro 8.2), y ahora puedes acercarte confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro (He 4.16). Pues, Si confesamos tus pecados, él es fiel y justo para perdonar tus pecados, y limpiarte de toda maldad (1 Jn 1.9).

Es, precisamente, porque AHORA ERES un(a) Hijo(a) de Dios NACIDO(A) DE NUEVO que tú has sido creado(a) según Dios en justicia y santidad de la verdad (Efe 4.24).

Tu vieja naturaleza, carnal y pecadora, murió juntamente con Jesucristo en esa cruz. No tienes que luchar contra ella para vencerla. ¡Ya está vencida! ¡Está muerta! A menos, claro, que creas a esa vocecita que te quiere convencer (en contra de la Palabra de Dios), que sigues siendo la misma persona que antes eras.

¡No! ¡Nada de eso! Amado(a), la única Verdad es que tú eres lo que Dios dice en Su Palabra que eres: un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo no de simiente corruptible sino de incorruptible, por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).

Es por esto que ninguno de tus enemigos te podrá tragar vivo(a). Lo intentarán pero jamás lo conseguirán.

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, dichosa(o) es el hombre o la mujer que pueden confiar en Ti. Y yo, amado Dios, confío plena y totalmente en Tu Palabra. Por lo tanto, no admitiré en mi vida pensamientos, ni palabras, de fracaso, ni de derrota. Señor Jesús, te confieso y me arrepiento de todos mis pecados y recibo Tu perdón y Tu limpieza. En Tu Palabra, la Biblia, he conocido y creído el Amor que me tienes. ¡Gracias, Señor! Por Ti, todo lo puedo y en TODAS las cosas soy más que vencedor(a). Tú eres mi guardador y nada, ni nadie, me pueden separar de Tu Amor. Así que, recibo el perdón de mis pecados de la misma forma que recibo mi sanidad y prosperidad. Tú Palabra es la Verdad y soy libre para vivir esa vida plena y abundante que compraste para mí al morir en la cruz pagando TODOS mis pecados y resucitar de la muerte para darme Vida Eterna. No le daré lugar al temor, ni a la duda, pues estoy destinado a ser dichosa(o), mil veces feliz. ¡Caerán a mil lado mil y diez mil a mi diestra, mas a mí no llegará! Amado Jesús, por lo que hiciste por mí, no recibo ninguna condenación pues yo no vivo conforme con mi carne sino conforme a Tu Espíritu. ¡Soy justo(a)! ¡Soy justicia de Dios! Así que reclamo el derecho divino que tengo para vivir una vida dichosa y plena. Resisto a la angustia, al temor, a la enfermedad, a la pobreza, a la amargura, a la soledad y a toda depresión. En el nombre Poderoso de Cristo Jesús, yo _________ (tu nombre aquí) le llamo al gozo, a la paz, a la salud, a la prosperidad, a la libertad para vivir una vida plena y abundante. Gracias, Señor Jesús, Tú lo hiciste todo por mí. ¡Lo creo y lo recibo! ¡Es mío! ¡Es mi derecho en toda justicia! No voy a dejar que nada ni nadie me robe lo que Tú compraste para mí a tan gran precio. Por lo tanto, acepto y recibo mi victoria sobre el pecado y sus consecuencias como la enfermedad, pobreza, depresión, temor y angustia. ¡Soy libre de todos ellos! ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! Voy a terminar este año en victoria. Estaré arriba y no más abajo. Me va ir bien este año. En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Noviembre 8                          2 Tim 4  /  Jer 11-12/  Sal 124

 

Cápsula del día.







Puedes escuchar o descargar la lectura de la  Biblia en audio del día de hoy, la tenemos para ti en dos versiones: 



RV60 






NVI





Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Noviembre 8                          2 Tim 4  /  Jer 11-12/  Sal 124

 

2 Timoteo 4

Predica la palabra

4

1Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, 2que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. 3Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, 4y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. 5Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.

6Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. 7He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. 8Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.

Instrucciones personales

9Procura venir pronto a verme, 10porque Demasa me ha desamparado, amando este mundo, y se ha ido a Tesalónica. Crescente fue a Galacia, y Titob a Dalmacia. 11Sólo Lucasc está conmigo. Toma a Marcosd y tráele contigo, porque me es útil para el ministerio. 12A Tíquicoe lo envié a Efeso. 13Trae, cuando vengas, el capote que dejé en Troasf en casa de Carpo, y los libros, mayormente los pergaminos. 14Alejandrog el calderero me ha causado muchos males; el Señor le pague conforme a sus hechos. 15Guárdate tú también de él, pues en gran manera se ha opuesto a nuestras palabras. 16En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta. 17Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas, para que por mí fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen. Así fui librado de la boca del león. 18Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial. A él sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Saludos y bendición final

19Saluda a Prisca y a Aquila,h y a la casa de Onesíforo.i 20Erastoj se quedó en Corinto, y a Trófimok dejé en Mileto enfermo. 21Procura venir antes del invierno. Eubulo te saluda, y Pudente, Lino, Claudia y todos los hermanos.

22El Señor Jesucristo esté con tu espíritu. La gracia sea con vosotros. Amén.[1]

   

Jeremías 11-12

El pacto violado

11

1Palabra que vino de Jehová a Jeremías, diciendo: 2Oíd las palabras de este pacto, y hablad a todo varón de Judá, y a todo morador de Jerusalén. 3Y les dirás tú: Así dijo Jehová Dios de Israel: Maldito el varón que no obedeciere las palabras de este pacto, 4el cual mandé a vuestros padres el día que los saqué de la tierra de Egipto, del horno de hierro, diciéndoles: Oíd mi voz, y cumplid mis palabras, conforme a todo lo que os mando; y me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios; 5para que confirme el juramento que hice a vuestros padres, que les daría la tierra que fluye leche y miel, como en este día. Y respondí y dije: Amén, oh Jehová.

6Y Jehová me dijo: Pregona todas estas palabras en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, diciendo: Oíd las palabras de este pacto, y ponedlas por obra. 7Porque solemnemente protesté a vuestros padres el día que les hice subir de la tierra de Egipto, amonestándoles desde temprano y sin cesar hasta el día de hoy, diciendo: Oíd mi voz. 8Pero no oyeron, ni inclinaron su oído, antes se fueron cada uno tras la imaginación de su malvado corazón; por tanto, traeré sobre ellos todas las palabras de este pacto, el cual mandé que cumpliesen, y no lo cumplieron.

9Y me dijo Jehová: Conspiración se ha hallado entre los varones de Judá, y entre los moradores de Jerusalén. 10Se han vuelto a las maldades de sus primeros padres, los cuales no quisieron escuchar mis palabras, y se fueron tras dioses ajenos para servirles; la casa de Israel y la casa de Judá invalidaron mi pacto, el cual había yo concertado con sus padres. 11Por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí yo traigo sobre ellos mal del que no podrán salir; y clamarán a mí, y no los oiré. 12E irán las ciudades de Judá y los moradores de Jerusalén, y clamarán a los dioses a quienes queman ellos incienso, los cuales no los podrán salvar en el tiempo de su mal. 13Porque según el número de tus ciudades fueron tus dioses, oh Judá; y según el número de tus calles, oh Jerusalén, pusiste los altares de ignominia, altares para ofrecer incienso a Baal.

14Tú, pues, no ores por este pueblo, ni levantes por ellos clamor ni oración; porque yo no oiré en el día que en su aflicción clamen a mí. 15¿Qué derecho tiene mi amada en mi casa, habiendo hecho muchas abominaciones? ¿Crees que los sacrificios y las carnes santificadas de las víctimas pueden evitarte el castigo? ¿Puedes gloriarte de eso? 16Olivo verde, hermoso en su fruto y en su parecer, llamó Jehová tu nombre. A la voz de recio estrépito hizo encender fuego sobre él, y quebraron sus ramas. 17Porque Jehová de los ejércitos que te plantó ha pronunciado mal contra ti, a causa de la maldad que la casa de Israel y la casa de Judá han hecho, provocándome a ira con incensar a Baal.

Complot contra Jeremías

18Y Jehová me lo hizo saber, y lo conocí; entonces me hiciste ver sus obras. 19Y yo era como cordero inocente que llevan a degollar, pues no entendía que maquinaban designios contra mí, diciendo: Destruyamos el árbol con su fruto, y cortémoslo de la tierra de los vivientes, para que no haya más memoria de su nombre. 20Pero, oh Jehová de los ejércitos, que juzgas con justicia, que escudriñas la mente y el corazón, vea yo tu venganza de ellos; porque ante ti he expuesto mi causa.

21Por tanto, así ha dicho Jehová acerca de los varones de Anatot que buscan tu vida, diciendo: No profetices en nombre de Jehová, para que no mueras a nuestras manos; 22así, pues, ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí que yo los castigaré; los jóvenes morirán a espada, sus hijos y sus hijas morirán de hambre, 23y no quedará remanente de ellos, pues yo traeré mal sobre los varones de Anatot, el año de su castigo.

Queja de Jeremías y respuesta de Dios

12

1Justo eres tú, oh Jehová, para que yo dispute contigo; sin embargo, alegaré mi causa ante ti. ¿Por qué es prosperado el camino de los impíos, y tienen bien todos los que se portan deslealmente? 2Los plantaste, y echaron raíces; crecieron y dieron fruto; cercano estás tú en sus bocas, pero lejos de sus corazones. 3Pero tú, oh Jehová, me conoces; me viste, y probaste mi corazón para contigo; arrebátalos como a ovejas para el degolladero, y señálalos para el día de la matanza. 4¿Hasta cuándo estará desierta la tierra, y marchita la hierba de todo el campo? Por la maldad de los que en ella moran, faltaron los ganados y las aves; porque dijeron: No verá Dios nuestro fin.

5Si corriste con los de a pie, y te cansaron, ¿cómo contenderás con los caballos? Y si en la tierra de paz no estabas seguro, ¿cómo harás en la espesura del Jordán? 6Porque aun tus hermanos y la casa de tu padre, aun ellos se levantaron contra ti, aun ellos dieron grito en pos de ti. No los creas cuando bien te hablen.

7He dejado mi casa, desamparé mi heredad, he entregado lo que amaba mi alma en mano de sus enemigos. 8Mi heredad fue para mí como león en la selva; contra mí dio su rugido; por tanto, la aborrecí. 9¿Es mi heredad para mí como ave de rapiña de muchos colores? ¿No están contra ella aves de rapiña en derredor? Venid, reuníos, vosotras todas las fieras del campo, venid a devorarla. 10Muchos pastores han destruido mi viña, hollaron mi heredad, convirtieron en desierto y soledad mi heredad preciosa. 11Fue puesta en asolamiento, y lloró sobre mí desolada; fue asolada toda la tierra, porque no hubo hombre que reflexionase. 12Sobre todas las alturas del desierto vinieron destruidores; porque la espada de Jehová devorará desde un extremo de la tierra hasta el otro; no habrá paz para ninguna carne. 13Sembraron trigo, y segaron espinos; tuvieron la heredad, mas no aprovecharon nada; se avergonzarán de sus frutos, a causa de la ardiente ira de Jehová.

14Así dijo Jehová contra todos mis malos vecinos, que tocan la heredad que hice poseer a mi pueblo Israel: He aquí que yo los arrancaré de su tierra, y arrancaré de en medio de ellos a la casa de Judá. 15Y después que los haya arrancado, volveré y tendré misericordia de ellos, y los haré volver cada uno a su heredad y cada cual a su tierra. 16Y si cuidadosamente aprendieren los caminos de mi pueblo, para jurar en mi nombre, diciendo: Vive Jehová, así como enseñaron a mi pueblo a jurar por Baal, ellos serán prosperados en medio de mi pueblo. 17Mas si no oyeren, arrancaré esa nación, sacándola de raíz y destruyéndola, dice Jehová.[2]

      

SALMO 124

 

Alabanza por haber sido librado de los enemigos

Cántico gradual; de David.

     1     A no haber estado Jehová por nosotros,

Diga ahora Israel;

     2     A no haber estado Jehová por nosotros,

Cuando se levantaron contra nosotros los hombres,

     3     Vivos nos habrían tragado entonces,

Cuando se encendió su furor contra nosotros.

     4     Entonces nos habrían inundado las aguas;

Sobre nuestra alma hubiera pasado el torrente;

     5     Hubieran entonces pasado sobre nuestra alma las aguas impetuosas.

     6     Bendito sea Jehová,

Que no nos dio por presa a los dientes de ellos.

     7     Nuestra alma escapó cual ave del lazo de los cazadores;

Se rompió el lazo, y escapamos nosotros.

     8     Nuestro socorro está en el nombre de Jehová,

Que hizo el cielo y la tierra.[3]

 



a a 4.10: Col. 4.14; Flm. 24.

b b 4.10: 2 Co. 8.23; Gá. 2.3; Tit. 1.4.

c c 4.11: Col. 4.14; Flm. 24.

d d 4.11: Hch. 12.12, 25; 13.13; 15.37–39; Col. 4.10; Flm. 24.

e e 4.12: Hch. 20.4; Ef. 6.21–22; Col. 4.7–8.

f f 4.13: Hch. 20.6.

g g 4.14: 1 Ti. 1.20.

h h 4.19: Hch. 18.2.

i i 4.19: 2 Ti. 1.16–17.

j j 4.20: Hch. 19.22; Ro. 16.23.

k k 4.20: Hch. 20.4; 21.29.

[1] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. 2 Ti 3.17-4.22

[2] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Jr 10.25-12.17

[3] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Sal 123.4-124.8


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