¿Quién puede vencerte el día de hoy?
¡Aunque lo intenten mil veces, no
pueden, ni podrán, derrotarte!
Por Riqui Ricón*
A no haber estado Jehová por
nosotros, Diga ahora Israel; A no haber estado Jehová por nosotros, Cuando se
levantaron contra nosotros los hombres, Vivos nos habrían tragado entonces,
Cuando se encendió su furor contra nosotros. Entonces nos habrían inundado las
aguas; Sobre nuestra alma hubiera pasado el torrente; Hubieran entonces pasado
sobre nuestra alma las aguas impetuosas. Bendito sea Jehová, Que no nos dio
por presa a los dientes de ellos. Nuestra alma escapó cual ave del lazo de los
cazadores; Se rompió el lazo, y escapamos nosotros. Nuestro socorro está en el
nombre de Jehová, Que hizo el cielo y la tierra (Sal 124).
Que hermoso es saber
que Dios es tu amparo y tu fortaleza. Dios es tu pronto auxilio en las tribulaciones.
Por tanto, no temas, pues aunque la tierra sea removida y se traspasen los
montes al corazón del mar, tu Padre celestial está contigo.
¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra
nosotros? (Ro
8.31).
¡Aún en medio de las
aflicciones Dios te guarda en completa paz!
Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera;
porque en ti ha confiado (Isa 26.3).
Así es, amado(a), por
más difícil y amenazante que se presente las circunstancias del día de hoy,
tienes la Palabra de Honor de Dios que Él te guarda y el maligno no te toca.
Pero ahora, oh Jacob, escucha al SEÑOR, quien te creó. Oh Israel, el
que te formó dice: «No tengas miedo, porque he pagado tu rescate; te he llamado
por tu nombre; eres mío. Cuando pases por aguas profundas, yo estaré contigo.
Cuando pases por ríos de dificultad, no te ahogarás. Cuando pases por el fuego
de la opresión, no te quemarás; las llamas no te consumirán. Pues yo soy el
SEÑOR, tu Dios, el Santo de Israel, tu Salvador (Isa 43.1-3a NTV).
Pasarás por las aguas y
Él estará contigo; los ríos no te anegarán; cuando pases por el fuego, no te
quemará, ni la llama arderá en ti.
¿Por qué hace Dios todo
esto? Por Amor a ti. Sólo recuerda que ahora, en Cristo Jesús, tú eres su
Hija(o) amada(o) y Él es tu Padre.
¿Qué hombre hay de vosotros,
que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un
pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos,
sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está
en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? (Mat
7.9-11).
Él es tu Padre, tu Papá
y Él es bueno.
El que no escatimó ni a su
propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también
con él todas las cosas? (Ro 8.32).
Así que, de no haber estado Jehová por
ti, Cuando se levantaron contra ti tus enemigos, Vivo(a) te habrían tragado
entonces.
Ahora bien, pon mucha
atención pues el asunto con el espíritu de temor es que te empuja a poner tu
atención, pensamientos y emociones en las circunstancias, en lo grande, difícil
y atemorizante de tus problemas para distraerte y desenfocarte de las Promesas
que Dios te ha hecho en la Biblia. Así logra anular tu fe, haciéndote dudar
para que llegues a pensar, y a creer, que la Palabra de Dios no funcionará en
esta ocasión.
Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo:
!!Un fantasma! Y dieron voces de miedo. Pero en seguida Jesús les habló,
diciendo: !!Tened ánimo; yo soy, no temáis! Entonces le respondió Pedro, y
dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo:
Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús.
Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces,
diciendo: !!Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él,
y le dijo: !!Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? (Mat 14.26-31).
Al igual que con Pedro,
si pones tu vista en lo grande de tus problemas en lugar de ponerla en Jesús y
en Su Palabra, el miedo y el temor siempre tratarán de poner en tu mente y
corazón la duda e incredulidad a la Palabra de Dios.
La Buena Noticia es que
tú eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y no eres de
los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe
[los que le creen a Dios, creyendo Su Palabra] para preservación del alma (He 10.39).
Por Cristo
Jesús, tú eres un(a) Hijo(a) del Rey y por Su Palabra, estás persuadido(a) de
esto, que el que comenzó en ti la buena obra, el Espíritu Santo, Él la
perfeccionará hasta el día de Jesucristo (Fil 1.6).
Pues no habéis recibido el
espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido
el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (Ro 8.15).
Lo más asombroso de ser
un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo es que también tienes la victoria
sobre la culpa y la condenación que tanto te han avergonzado.
Esto es así porque la ley del Espíritu de vida en
Cristo Jesús te ha librado de la ley del pecado y de la muerte (Ro 8.2), y
ahora puedes acercarte confiadamente
al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el
oportuno socorro (He 4.16). Pues, Si confesamos tus pecados,
él es fiel y justo para perdonar tus pecados, y limpiarte de toda maldad (1 Jn 1.9).
Es, precisamente, porque AHORA
ERES un(a) Hijo(a) de Dios NACIDO(A) DE NUEVO que tú has sido creado(a)
según Dios en justicia y santidad de la verdad (Efe 4.24).
Tu vieja naturaleza, carnal y
pecadora, murió juntamente con Jesucristo en esa cruz. No tienes que luchar
contra ella para vencerla. ¡Ya está vencida! ¡Está muerta! A menos, claro, que
creas a esa vocecita que te quiere convencer (en contra de la Palabra de Dios),
que sigues siendo la misma persona que antes eras.
¡No! ¡Nada de eso!
Amado(a), la única Verdad es que tú eres lo que Dios dice en Su Palabra que
eres: un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo no de
simiente corruptible sino de incorruptible, por la Palabra de Dios que vive y
permanece para siempre (1 P 1.23).
Es por esto que ninguno
de tus enemigos te podrá tragar vivo(a). Lo intentarán pero jamás lo
conseguirán.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial,
dichosa(o) es el hombre o la mujer que pueden confiar en Ti. Y yo, amado Dios,
confío plena y totalmente en Tu Palabra. Por lo tanto, no admitiré en mi vida
pensamientos, ni palabras, de fracaso, ni de derrota. Señor Jesús, te confieso
y me arrepiento de todos mis pecados y recibo Tu perdón y Tu limpieza. En Tu
Palabra, la Biblia, he conocido y creído el Amor que me tienes. ¡Gracias,
Señor! Por Ti, todo lo puedo y en TODAS las cosas soy más que vencedor(a). Tú
eres mi guardador y nada, ni nadie, me pueden separar de Tu Amor. Así que,
recibo el perdón de mis pecados de la misma forma que recibo mi sanidad y
prosperidad. Tú Palabra es la Verdad y soy libre para vivir esa vida plena y abundante
que compraste para mí al morir en la cruz pagando TODOS mis pecados y resucitar
de la muerte para darme Vida Eterna. No le daré lugar al temor, ni a la duda,
pues estoy destinado a ser dichosa(o), mil veces feliz. ¡Caerán a mil lado mil
y diez mil a mi diestra, mas a mí no llegará! Amado Jesús,
por lo que hiciste por mí, no recibo ninguna condenación pues yo no vivo
conforme con mi carne sino conforme a Tu Espíritu. ¡Soy justo(a)! ¡Soy justicia
de Dios! Así que reclamo el derecho divino que tengo para vivir una vida
dichosa y plena. Resisto a la angustia, al temor, a la enfermedad, a la
pobreza, a la amargura, a la soledad y a toda depresión. En el nombre Poderoso
de Cristo Jesús, yo _________ (tu nombre aquí) le llamo al gozo, a la paz, a la
salud, a la prosperidad, a la libertad para vivir una vida plena y abundante.
Gracias, Señor Jesús, Tú lo hiciste todo por mí. ¡Lo creo y lo recibo! ¡Es mío!
¡Es mi derecho en toda justicia! No voy a dejar que nada ni nadie me robe lo
que Tú compraste para mí a tan gran precio. Por lo tanto, acepto y recibo mi victoria sobre el
pecado y sus consecuencias como la enfermedad, pobreza, depresión, temor y
angustia. ¡Soy libre de todos ellos! ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero!
¡Soy dichoso(a)! ¡Soy Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! Voy a terminar este
año en victoria. Estaré arriba y no más abajo. Me va ir bien este año. En el
nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el
Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu
atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo
creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para
pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día
de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre
preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te
invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú
seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2012
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre
8 2 Tim 4
/
Jer 11-12/ Sal 124
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre
8 2 Tim 4
/
Jer 11-12/ Sal 124
2
Timoteo 4
Predica la palabra
4
1Te encarezco delante de Dios y del
Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y
en su reino, 2que prediques la palabra; que instes a tiempo y
fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.
3Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que
teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias
concupiscencias, 4y apartarán de la verdad el oído y se volverán a
las fábulas. 5Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones,
haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.
6Porque yo ya estoy para ser
sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. 7He peleado
la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. 8Por
lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor,
juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su
venida.
Instrucciones personales
9Procura venir pronto a verme,
10porque Demasa me ha desamparado, amando
este mundo, y se ha ido a Tesalónica. Crescente fue a Galacia, y Titob
a Dalmacia. 11Sólo Lucasc está conmigo.
Toma a Marcosd y tráele contigo, porque me es útil para el
ministerio. 12A Tíquicoe lo envié a
Efeso. 13Trae, cuando vengas, el capote que dejé en Troasf
en casa de Carpo, y los libros, mayormente los pergaminos. 14Alejandrog
el calderero me ha causado muchos males; el Señor le pague conforme a sus
hechos. 15Guárdate tú también de él, pues en gran manera se ha
opuesto a nuestras palabras. 16En mi primera defensa ninguno
estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta.
17Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas, para que por mí
fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen. Así fui librado
de la boca del león. 18Y el Señor me librará de toda obra mala, y
me preservará para su reino celestial. A él sea gloria por los siglos de los
siglos. Amén.
Saludos y bendición final
19Saluda a Prisca y a Aquila,h
y a la casa de Onesíforo.i 20Erastoj
se quedó en Corinto, y a Trófimok dejé en Mileto enfermo.
21Procura venir antes del invierno. Eubulo te saluda, y Pudente, Lino,
Claudia y todos los hermanos.
22El Señor Jesucristo esté con tu
espíritu. La gracia sea con vosotros. Amén.[1]
Jeremías
11-12
El pacto violado
11
1Palabra que vino de Jehová a
Jeremías, diciendo: 2Oíd las palabras de este pacto, y hablad a
todo varón de Judá, y a todo morador de Jerusalén. 3Y les dirás
tú: Así dijo Jehová Dios de Israel: Maldito el varón que no obedeciere las
palabras de este pacto, 4el cual mandé a vuestros padres el día
que los saqué de la tierra de Egipto, del horno de hierro, diciéndoles: Oíd mi
voz, y cumplid mis palabras, conforme a todo lo que os mando; y me seréis por
pueblo, y yo seré a vosotros por Dios; 5para que confirme el
juramento que hice a vuestros padres, que les daría la tierra que fluye leche y
miel, como en este día. Y respondí y dije: Amén, oh Jehová.
6Y Jehová me dijo: Pregona todas
estas palabras en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, diciendo:
Oíd las palabras de este pacto, y ponedlas por obra. 7Porque
solemnemente protesté a vuestros padres el día que les hice subir de la tierra
de Egipto, amonestándoles desde temprano y sin cesar hasta el día de hoy,
diciendo: Oíd mi voz. 8Pero no oyeron, ni inclinaron su oído,
antes se fueron cada uno tras la imaginación de su malvado corazón; por tanto,
traeré sobre ellos todas las palabras de este pacto, el cual mandé que
cumpliesen, y no lo cumplieron.
9Y me dijo Jehová: Conspiración se
ha hallado entre los varones de Judá, y entre los moradores de Jerusalén.
10Se han vuelto a las maldades de sus primeros padres, los cuales no
quisieron escuchar mis palabras, y se fueron tras dioses ajenos para servirles;
la casa de Israel y la casa de Judá invalidaron mi pacto, el cual había yo concertado
con sus padres. 11Por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí yo
traigo sobre ellos mal del que no podrán salir; y clamarán a mí, y no los
oiré. 12E irán las ciudades de Judá y los moradores de Jerusalén,
y clamarán a los dioses a quienes queman ellos incienso, los cuales no los
podrán salvar en el tiempo de su mal. 13Porque según el número de
tus ciudades fueron tus dioses, oh Judá; y según el número de tus calles, oh
Jerusalén, pusiste los altares de ignominia, altares para ofrecer incienso a
Baal.
14Tú, pues, no ores por este
pueblo, ni levantes por ellos clamor ni oración; porque yo no oiré en el día
que en su aflicción clamen a mí. 15¿Qué derecho tiene mi amada en
mi casa, habiendo hecho muchas abominaciones? ¿Crees que los sacrificios y las
carnes santificadas de las víctimas pueden evitarte el castigo? ¿Puedes
gloriarte de eso? 16Olivo verde, hermoso en su fruto y en su
parecer, llamó Jehová tu nombre. A la voz de recio estrépito hizo encender
fuego sobre él, y quebraron sus ramas. 17Porque Jehová de los
ejércitos que te plantó ha pronunciado mal contra ti, a causa de la maldad que
la casa de Israel y la casa de Judá han hecho, provocándome a ira con incensar
a Baal.
Complot contra Jeremías
18Y Jehová me lo hizo saber, y lo
conocí; entonces me hiciste ver sus obras. 19Y yo era como cordero
inocente que llevan a degollar, pues no entendía que maquinaban designios
contra mí, diciendo: Destruyamos el árbol con su fruto, y cortémoslo de la
tierra de los vivientes, para que no haya más memoria de su nombre. 20Pero,
oh Jehová de los ejércitos, que juzgas con justicia, que escudriñas la mente y
el corazón, vea yo tu venganza de ellos; porque ante ti he expuesto mi causa.
21Por tanto, así ha dicho Jehová
acerca de los varones de Anatot que buscan tu vida, diciendo: No profetices en
nombre de Jehová, para que no mueras a nuestras manos; 22así,
pues, ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí que yo los castigaré; los
jóvenes morirán a espada, sus hijos y sus hijas morirán de hambre, 23y
no quedará remanente de ellos, pues yo traeré mal sobre los varones de Anatot,
el año de su castigo.
Queja de Jeremías y respuesta de Dios
12
1Justo eres tú, oh Jehová, para que
yo dispute contigo; sin embargo, alegaré mi causa ante ti. ¿Por qué es
prosperado el camino de los impíos, y tienen bien todos los que se portan
deslealmente? 2Los plantaste, y echaron raíces; crecieron y dieron
fruto; cercano estás tú en sus bocas, pero lejos de sus corazones. 3Pero
tú, oh Jehová, me conoces; me viste, y probaste mi corazón para contigo;
arrebátalos como a ovejas para el degolladero, y señálalos para el día de la
matanza. 4¿Hasta cuándo estará desierta la tierra, y marchita la
hierba de todo el campo? Por la maldad de los que en ella moran, faltaron los
ganados y las aves; porque dijeron: No verá Dios nuestro fin.
5Si corriste con los de a pie, y te
cansaron, ¿cómo contenderás con los caballos? Y si en la tierra de paz no
estabas seguro, ¿cómo harás en la espesura del Jordán? 6Porque aun
tus hermanos y la casa de tu padre, aun ellos se levantaron contra ti, aun
ellos dieron grito en pos de ti. No los creas cuando bien te hablen.
7He dejado mi casa, desamparé mi
heredad, he entregado lo que amaba mi alma en mano de sus enemigos. 8Mi
heredad fue para mí como león en la selva; contra mí dio su rugido; por tanto,
la aborrecí. 9¿Es mi heredad para mí como ave de rapiña de muchos
colores? ¿No están contra ella aves de rapiña en derredor? Venid, reuníos,
vosotras todas las fieras del campo, venid a devorarla. 10Muchos
pastores han destruido mi viña, hollaron mi heredad, convirtieron en desierto y
soledad mi heredad preciosa. 11Fue puesta en asolamiento, y lloró
sobre mí desolada; fue asolada toda la tierra, porque no hubo hombre que
reflexionase. 12Sobre todas las alturas del desierto vinieron
destruidores; porque la espada de Jehová devorará desde un extremo de la tierra
hasta el otro; no habrá paz para ninguna carne. 13Sembraron trigo,
y segaron espinos; tuvieron la heredad, mas no aprovecharon nada; se
avergonzarán de sus frutos, a causa de la ardiente ira de Jehová.
14Así dijo Jehová contra todos mis
malos vecinos, que tocan la heredad que hice poseer a mi pueblo Israel: He aquí
que yo los arrancaré de su tierra, y arrancaré de en medio de ellos a la casa
de Judá. 15Y después que los haya arrancado, volveré y tendré
misericordia de ellos, y los haré volver cada uno a su heredad y cada cual a su
tierra. 16Y si cuidadosamente aprendieren los caminos de mi
pueblo, para jurar en mi nombre, diciendo: Vive Jehová, así como enseñaron a mi
pueblo a jurar por Baal, ellos serán prosperados en medio de mi pueblo.
17Mas si no oyeren, arrancaré esa nación, sacándola de raíz y
destruyéndola, dice Jehová.[2]
SALMO 124
Alabanza por haber sido librado de los enemigos
Cántico gradual; de David.
1 A no haber
estado Jehová por nosotros,
Diga ahora Israel;
2 A no haber
estado Jehová por nosotros,
Cuando se levantaron contra
nosotros los hombres,
3 Vivos nos
habrían tragado entonces,
Cuando se encendió su furor
contra nosotros.
4 Entonces
nos habrían inundado las aguas;
Sobre nuestra alma hubiera
pasado el torrente;
5 Hubieran
entonces pasado sobre nuestra alma las aguas impetuosas.
6 Bendito sea
Jehová,
Que no nos dio por presa a los
dientes de ellos.
7 Nuestra
alma escapó cual ave del lazo de los cazadores;
Se rompió el lazo, y escapamos
nosotros.
8 Nuestro
socorro está en el nombre de Jehová,
Que hizo el cielo y la tierra.[3]
a a 4.10: Col. 4.14; Flm. 24.
b b 4.10: 2 Co. 8.23; Gá. 2.3; Tit. 1.4.
c c 4.11: Col. 4.14; Flm. 24.
d d 4.11: Hch. 12.12, 25; 13.13; 15.37–39;
Col. 4.10; Flm. 24.
e e 4.12: Hch. 20.4; Ef. 6.21–22; Col. 4.7–8.
f f 4.13: Hch. 20.6.
g g 4.14: 1 Ti. 1.20.
h h 4.19: Hch. 18.2.
i i 4.19: 2 Ti. 1.16–17.
j
j 4.20: Hch. 19.22; Ro. 16.23.
k k 4.20: Hch. 20.4; 21.29.
[1] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. 2 Ti
3.17-4.22
[2] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Jr
10.25-12.17
[3] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Sal
123.4-124.8
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