¡Cómo pruebas tu FE!
¡Él lo sabe todo!
Por Riqui Ricón*
El Señor no retarda su
promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con
nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al
arrepentimiento (2 P 3.9).
Entre más
leas y medites la Palabra de Dios más te darás cuenta que Él es bueno y que Su
Amor y misericordia para contigo es Eterna e infinita.
De acuerdo a
la Biblia, nunca ha sido la voluntad de Dios que alguien termine en el
infierno, ni que padezca hambre, ni enfermedad, ni ninguna de esas otras
calamidades que aquellos que no lo conocen se las atribuyen a Dios so pretexto
de un raro y obscuro propósito hacia nosotros de Su parte. Como si Dios
necesitara enviarte una aflicción para enseñarte algún tipo de lección.
La Verdad es
que, ¡Dios está deteniendo el final de los tiempos no
queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento!
Sin hacer acepción de personas,
Dios ama a todos los seres humanos; y Él te ama tanto que prefirió entregar a
Su propio Hijo antes que perderte a ti.
Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su
Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn
3.16-17).
Jesús no vino a condenarte, ni a
castigarte, ni a probarte para ver si en verdad lo amas o si en verdad eres
justo. ¡Él lo sabe todo! ¡Él lo conoce todo! No necesita pruebas de tu
fidelidad, ni de tu amor o arrepentimiento.
Jesús te ama y no vino al mundo a
condenarte sino a salvarte. Él vino a este mundo para darte una nueva
oportunidad, pero ahora con una vida y personalidad totalmente nuevas.
Todo aquel que cree que Jesús
es el Cristo, es nacido de Dios... Porque todo lo que es nacido de
Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.
¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo
de Dios? (1 Jn 5.1a, 4-5).
Así es, sin
importar cuales sean las circunstancias que estás viviendo el día de hoy, si tú
crees que Jesús es el Cristo, el mesías salvador de la humanidad, y si tú le
has reconocido como tu Señor y Salvador, entonces ahora tú eres un(a) Hijo(a)
de Dios Nacido(a) de Nuevo, y no de simiente corruptible sino de la
incorruptible semilla que es la Palabra de Dios que vive y permanece para
siempre.
Es creer
esto, es creer la Palabra de Dios, lo único que te da la victoria sobre el
mundo y te coloca arriba de tus circunstancias en lugar de estar debajo de
ellas.
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados
hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente,
como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jn 3.1
BAD).
Es por Amor
que el Todopoderoso Dios te llama Hijo(a), y eso es lo que en Verdad eres:
Un(a) amado(a) y legítimo(a) Hijo(a) de Dios. Por medio de Jesucristo, el Padre
te ha hecho partícipe de la Vida Eterna, que es la Vida de los Hijos de Dios.
El ladrón no viene sino para
hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la
tengan en abundancia (Jn 10.10).
Siempre encontrarás en la Biblia
que la Voluntad de Dios para contigo es buena, agradable y perfecta. La Vida
Eterna, que ya has recibido, es, y debe ser, una vida buena, plena y abundante.
¡Esta es tu herencia como Hijo(a) de Dios! Por esto, Jesús detiene su venida,
para que los que aún no le aceptan como Señor y Salvador de sus vidas se
arrepientan (cambien su forma de pensar), y reciban el regalo de la Vida Eterna
como Hijos de Dios.
Pues no habéis recibido el
espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido
el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (Ro 8.15).
Hoy, por Cristo Jesús, eres un(a)
Hijo(a) amado(a) del único Dios vivo y verdadero. Puedes hablar con Él y
decirle con toda confianza: Abba, Papá, Papito.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, que
hermoso es poder decirte Papá, Papito. Gracias por tanto y tan grande Amor que
tienes por mí. Yo también te amo con todas mis fuerzas, mente y con todo mi
corazón. Cada día estoy creyendo más lo que dices en Tu Palabra, la Biblia; por
lo que hoy sé, que como Hijo(a) Tuyo(a), en cualquier problema, enfermedad o
adversidad, soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo
Jesús, mi Rey, Señor y Salvador. ¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece! Y
estoy seguro(a) que, ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados,
ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo
profundo, ni ninguna otra cosa creada me podrá separar de Tu Amor, oh Dios, que
es en Cristo Jesús mi Señor. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy prospero(a)! ¡Soy
dichoso(a)! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el
Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu
atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo
creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para
pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día
de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre
preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te
invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú
seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2012
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre
25 2 P 3 / Jer 45-46 / Sal 141
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre
25 2 P 3 / Jer 45-46 / Sal 141
2
Pedro 3
El día del Señor vendrá
3
1Amados, esta es la segunda carta
que os escribo, y en ambas despierto con exhortación vuestro limpio
entendimiento, 2para que tengáis memoria de las palabras que antes
han sido dichas por los santos profetas, y del mandamiento del Señor y Salvador
dado por vuestros apóstoles; 3sabiendo primero esto, que en los
postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias,a
4y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el
día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el
principio de la creación. 5Estos ignoran voluntariamente, que en
el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la
tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste,b 6por
lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua;c 7pero
los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma
palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los
hombres impíos. 8Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el
Señor un día es como mil años, y mil años como un día.d 9El
Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es
paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos
procedan al arrepentimiento. 10Pero el día del Señor vendrá como
ladrón en la noche;e en el cual los cielos pasarán
con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y
las obras que en ella hay serán quemadas.
11Puesto que todas estas cosas han
de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de
vivir, 12esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios,
en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo
quemados, se fundirán! 13Pero nosotros esperamos, según sus
promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia.f
14Por lo cual, oh amados, estando
en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin
mancha e irreprensibles, en paz. 15Y tened entendido que la
paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado
hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, 16casi
en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay
algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen,
como también las otras Escrituras, para su propia perdición. 17Así
que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que
arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza. 18Antes
bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador
Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén. [1]
Jeremías
45-46
Mensaje a Baruc
45
1Palabra que habló el profeta
Jeremías a Baruc hijo de Nerías, cuando escribía en el libro estas palabras de
boca de Jeremías, en el año cuarto de Joacima hijo de Josías
rey de Judá, diciendo: 2Así ha dicho Jehová Dios de Israel a ti,
oh Baruc: 3Tú dijiste: ¡Ay de mí ahora! porque ha añadido Jehová
tristeza a mi dolor; fatigado estoy de gemir, y no he hallado descanso. 4Así
le dirás: Ha dicho Jehová: He aquí que yo destruyo a los que edifiqué, y
arranco a los que planté, y a toda esta tierra. 5¿Y tú buscas para
ti grandezas? No las busques; porque he aquí que yo traigo mal sobre toda
carne, ha dicho Jehová; pero a ti te daré tu vida por botín en todos los
lugares adonde fueres.
Profecías acerca de Egipto
46
1Palabra de Jehová que vino al
profeta Jeremías, contra las naciones.
2Con respecto a Egipto:a
contra el ejército de Faraón Necao rey de Egipto, que estaba cerca del río
Eufrates en Carquemis, a quien destruyó Nabucodonosor rey de Babilonia, en el
año cuarto de Joacim hijo de Josías, rey de Judá.
3Preparad escudo y pavés, y venid a
la guerra. 4Uncid caballos y subid, vosotros los jinetes, y poneos
con yelmos; limpiad las lanzas, vestíos las corazas. 5¿Por qué los
vi medrosos, retrocediendo? Sus valientes fueron deshechos, y huyeron sin
volver a mirar atrás; miedo de todas partes, dice Jehová. 6No huya
el ligero, ni el valiente escape; al norte junto a la ribera del Eufrates
tropezaron y cayeron.
7¿Quién es éste que sube como río,
y cuyas aguas se mueven como ríos? 8Egipto como río se ensancha, y
las aguas se mueven como ríos, y dijo: Subiré, cubriré la tierra, destruiré a
la ciudad y a los que en ella moran. 9Subid, caballos, y
alborotaos, carros, y salgan los valientes; los etíopes y los de Put que toman
escudo, y los de Lud que toman y entesan arco. 10Mas ese día será
para Jehová Dios de los ejércitos día de retribución, para vengarse de sus
enemigos; y la espada devorará y se saciará, y se embriagará de la sangre de
ellos; porque sacrificio será para Jehová Dios de los ejércitos, en tierra del
norte junto al río Eufrates. 11Sube a Galaad, y toma bálsamo,
virgen hija de Egipto; por demás multiplicarás las medicinas; no hay curación
para ti. 12Las naciones oyeron tu afrenta, y tu clamor llenó la tierra;
porque valiente tropezó contra valiente, y cayeron ambos juntos.
13Palabra que habló Jehová al
profeta Jeremías acerca de la venida de Nabucodonosor rey de Babilonia, para
asolar la tierra de Egipto:b 14Anunciad en
Egipto, y haced saber en Migdol; haced saber también en Menfis y en Tafnes;
decid: Ponte en pie y prepárate, porque espada devorará tu comarca. 15¿Por
qué ha sido derribada tu fortaleza? No pudo mantenerse firme, porque Jehová la
empujó. 16Multiplicó los caídos, y cada uno cayó sobre su
compañero; y dijeron: Levántate y volvámonos a nuestro pueblo, y a la tierra de
nuestro nacimiento, huyamos ante la espada vencedora. 17Allí
gritaron: Faraón rey de Egipto es destruido; dejó pasar el tiempo señalado.
18Vivo yo, dice el Rey, cuyo nombre es Jehová de los ejércitos, que como
Tabor entre los montes, y como Carmelo junto al mar, así vendrá. 19Hazte
enseres de cautiverio, moradora hija de Egipto; porque Menfis será desierto, y
será asolada hasta no quedar morador.
20Becerra hermosa es Egipto; mas
viene destrucción, del norte viene. 21Sus soldados mercenarios
también en medio de ella como becerros engordados; porque también ellos
volvieron atrás, huyeron todos sin pararse, porque vino sobre ellos el día de
su quebrantamiento, el tiempo de su castigo.
22Su voz saldrá como de serpiente;
porque vendrán los enemigos, y con hachas vendrán a ella como cortadores de
leña. 23Cortarán sus bosques, dice Jehová, aunque sean
impenetrables; porque serán más numerosos que langostas, no tendrán número.
24Se avergonzará la hija de Egipto; entregada será en manos del pueblo
del norte.
25Jehová de los ejércitos, Dios de
Israel, ha dicho: He aquí que yo castigo a Amón dios de Tebas, a Faraón, a
Egipto, y a sus dioses y a sus reyes; así a Faraón como a los que en él
confían. 26Y los entregaré en mano de los que buscan su vida, en
mano de Nabucodonosor rey de Babilonia y en mano de sus siervos; pero después
será habitado como en los días pasados, dice Jehová.
27Y tú no temas, siervo mío Jacob,
ni desmayes, Israel; porque he aquí yo te salvaré de lejos, y a tu descendencia
de la tierra de su cautividad. Y volverá Jacob, y descansará y será prosperado,
y no habrá quién lo atemorice. 28Tú, siervo mío Jacob, no temas,
dice Jehová, porque yo estoy contigo; porque destruiré a todas las naciones
entre las cuales te he dispersado; pero a ti no te destruiré del todo, sino que
te castigaré con justicia; de ninguna manera te dejaré sin castigo.c[2]
SALMO 141
Oración a fin de ser guardado del mal
Salmo de David.
1 Jehová, a
ti he clamado; apresúrate a mí;
Escucha mi voz cuando te
invocare.
2 Suba mi
oración delante de ti como el incienso,a
El don de mis manos como la
ofrenda de la tarde.
3 Pon guarda
a mi boca, oh Jehová;
Guarda la puerta de mis
labios.
4 No dejes
que se incline mi corazón a cosa mala,
A hacer obras impías
Con los que hacen iniquidad;
Y no coma yo de sus deleites.
5 Que el
justo me castigue, será un favor,
Y que me reprenda será un
excelente bálsamo
Que no me herirá la cabeza;
Pero mi oración será
continuamente contra las maldades de aquéllos.
6 Serán
despeñados sus jueces,
Y oirán mis palabras, que son
verdaderas.
7 Como quien
hiende y rompe la tierra,
Son esparcidos nuestros huesos
a la boca del Seol.
8 Por tanto,
a ti, oh Jehová, Señor, miran mis ojos;
En ti he confiado; no
desampares mi alma.
9 Guárdame de
los lazos que me han tendido,
Y de las trampas de los que
hacen iniquidad.
10 Caigan los
impíos a una en sus redes,
Mientras yo pasaré adelante.[3]
a a 3.3: Jud. 18.
b b 3.5: Gn. 1.6–8.
c c 3.6: Gn. 7.11.
d d 3.8: Sal. 90.4.
e e 3.10: Mt. 24.43; Lc. 12.39; 1 Ts. 5.2; Ap.
16.15.
f f 3.13: Is. 65.17; 66.22; Ap. 21.1.
[1] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. 2 P
2.22-3.18
a a 45.1: 2 R. 24.1; 2 Cr. 36.5–7; Dn. 1.1–2.
a a 46.2–26: Is. 19.1–25; Ez. 29.1—32.32.
b b 46.13: Jer. 43.10–13.
c c 46.27–28: Jer. 30.10–11.
[2] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Jr
44.30-46.28
a a 141.2: Ap. 5.8.
[3] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Sal
140.13-141.10
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