¡Cómo enfrentar los problemas de la Vida!
¡Con Alegría!
Por Riqui Ricón*
Tú, en cambio, predica lo que va de acuerdo con la sana doctrina… Con
tus buenas obras, dales tú mismo ejemplo en todo. Cuando enseñes, hazlo con integridad
y seriedad, y con un mensaje sano e intachable. Así se avergonzará cualquiera
que se oponga, pues no podrá decir nada malo de nosotros (Ti 2.1, 7-8 NVI).
Cuando yo recibía tus palabras, las devoraba; eran mi felicidad y la
alegría de mi corazón porque tú me elegiste, Señor Dios Todopoderoso (Jer 15.16 PDT).
Cuando Jehová trajo a sus
exiliados de regreso a Jerusalén, ¡fue como un sueño! ¡Cómo reímos y cantamos
de júbilo! Y las demás naciones decían: ¡Qué maravillas ha hecho para ellos el
Señor! Sí, ¡hechos gloriosos! ¡Qué maravilla! ¡Qué júbilo! (Sal 126.1-3 BAD).
La Biblia, que es la Palabra de
Dios, y no miente, declara, enfáticamente, que en todo problema, angustia o
enfermedad tú eres más que vencedor(a), por medio de Aquél que te amó, Cristo
Jesús (Ro 8.37); además asegura que has vencido por medio de la Sangre del
Cordero y de LA PALABRA DE TU TESTIMONIO (Apo 12.11).
Las lecturas del día de hoy, como
estas declaraciones que Dios ha hecho acerca de ti, te están invitando a que
ames y atesores la Palabra de Dios. La Palabra de Dios es sana e irreprochable
y al ponerla en tu mente, corazón y boca puedes presentarte en todo, como
ejemplo de buenas obras y de integridad, pues Ella es Viva y eficaz para guiarte
a tu destino.
Porque la palabra de Dios es viva y poderosa, es más cortante que una
espada de dos filos y penetra hasta nuestros más íntimos pensamientos poniendo
de manifiesto lo que en verdad somos (He 4.12 BAD).
Tenemos también la palabra
profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una
antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero
de la mañana salga en vuestros corazones (2 P 1.19).
De esta forma, cuando el
adversario viene a recordarte tus pecados y fracasos, la Palabra de Dios fluye
de tu boca de tal manera que declaras y estableces lo que Dios ha dicho acerca
de ti y que, además, es la única Verdad; así harás que el diablo se avergüence
y no tenga nada malo que decir de ti.
Hijitos, vosotros sois de
Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que
está en el mundo (1 Jn 4.4).
Sean cual sean los problemas,
enfermedades, aflicciones o retos que estés enfrentando el día de hoy, el
dilema a resolver no es nada complicado: ¿A quién le vas a creer, a Satanás que
te dice que eres un(a) miserable pecador(a) fracasado(a), bueno(a) para nada, o
a Dios, tu Padre, quien afirma en Su Palabra que tú TODO lo puedes, que ya has
vencido y que nada ni nadie te puede hacer frente pues Él está contigo?
Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su
Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn
3.16-17).
No es sólo que Dios está contigo
sino que lo más maravilloso es que Él está contigo porque te ama tanto que
prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti y no para condenarte
sino para darte una vida plena y abundante.
¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de
Dios! ¡Y lo somos! El mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a
él (1 Jn 3.1 NVI).
No solamente Dios está contigo, y
te ama tanto, y pagó todos tus pecados para darte la Vida Eterna, la Vida Plena
y Abundante, sino que también has sido llamado por el mismísimo Dios, Su propio(a)
Hijo(a).
Es por todo esto que, en honor a
la Verdad, hoy puedes llenar de gozo y alegría tu corazón al llenarlo con la
Biblia, pues jamás serás avergonzado(a) de haber confiado en la Palabra de
Honor del único Dios Verdadero. Este día puedes declarar confiadamente: grandes
cosas ha hecho el Señor conmigo, voy a estar alegre.
Jehová de los ejércitos, Dichoso
el hombre que en ti confía (Sal 84.12).
Oremos en
voz audible:
Amado Padre
celestial, hoy llamo a la alegría a mi vida y corazón pues dichoso, mil veces
feliz, es el hombre o la mujer que en Ti confía. Hoy sé que aunque ande en
valle de sombra y de muerte, no temeré mal alguno porque Tú, Señor, estás
conmigo. Todo lo que he sembrado con lágrimas con regocijo lo voy a cosechar.
No hay problema, enfermedad, angustia o tribulación que me puedan hacer perder
lo que Tú, Jesucristo, ganaste para mí al vencer en esa cruz. Soy sano(a), soy
libre, soy prospero(a) en todas las cosas, tengo en mí el gozo y la paz del Señor, que sobrepasan
todo entendimiento. Rechazo de mi vida el temor, la ansiedad, el resentimiento
y la amargura. Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, no de simiente
corruptible sino de la incorruptible simiente que es la Palabra de Dios que
vive y permanece para siempre. ¡Está es mi herencia! ¡Estaré alegre! En el
nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el
Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu
atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo
creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para
pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día
de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre
preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te
invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú
seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2012
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre 10 Tit 2 / Jer 15-16 / Sal 126
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre
10 Tit 2 / Jer 15-16
/ Sal 126
Tito
2
Enseñanza de la sana doctrina
2
1Pero tú habla lo que está de
acuerdo con la sana doctrina. 2Que los ancianos sean sobrios,
serios, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la paciencia. 3Las
ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas
del vino, maestras del bien; 4que enseñen a las mujeres jóvenes a
amar a sus maridos y a sus hijos, 5a ser prudentes, castas,
cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de
Dios no sea blasfemada. 6Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean
prudentes; 7presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras;
en la enseñanza mostrando integridad, seriedad, 8palabra sana e
irreprochable, de modo que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo
que decir de vosotros. 9Exhorta a los siervos a que se sujeten a
sus amos, que agraden en todo, que no sean respondones; 10no
defraudando, sino mostrándose fieles en todo, para que en todo adornen la
doctrina de Dios nuestro Salvador.
11Porque la gracia de Dios se ha
manifestado para salvación a todos los hombres, 12enseñándonos
que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo
sobria, justa y piadosamente, 13aguardando la esperanza
bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador
Jesucristo, 14quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos
de toda iniquidada y purificar para sí un pueblo propio,b
celoso de buenas obras.
15Esto habla, y exhorta y reprende
con toda autoridad. Nadie te menosprecie.[1]
Jeremías
15-16
La implacable ira de Dios contra Judá
15
1Me dijo Jehová: Si Moisésa y Samuelb
se pusieran delante de mí, no estaría mi voluntad con este pueblo; échalos de
mi presencia, y salgan. 2Y si te preguntaren: ¿A dónde saldremos?
les dirás: Así ha dicho Jehová: El que a muerte, a muerte; el que a espada, a
espada; el que a hambre, a hambre; y el que a cautiverio, a cautiverio.c
3Y enviaré sobre ellos cuatro géneros de castigo, dice Jehová: espada
para matar, y perros para despedazar, y aves del cielo y bestias de la tierra
para devorar y destruir.d 4Y los entregaré
para terror a todos los reinos de la tierra, a causa de Manasés hijo de
Ezequías, rey de Judá, por lo que hizo en Jerusalén.e
5Porque ¿quién tendrá compasión de ti, oh Jerusalén? ¿Quién
se entristecerá por tu causa, o quién vendrá a preguntar por tu paz? 6Tú
me dejaste, dice Jehová; te volviste atrás; por tanto, yo extenderé sobre ti mi
mano y te destruiré; estoy cansado de arrepentirme. 7Aunque los
aventé con aventador hasta las puertas de la tierra, y dejé sin hijos a mi
pueblo y lo desbaraté, no se volvieron de sus caminos. 8Sus viudas
se me multiplicaron más que la arena del mar; traje contra ellos destruidor a
mediodía sobre la madre y sobre los hijos; hice que de repente cayesen terrores
sobre la ciudad. 9Languideció la que dio a luz siete; se llenó de
dolor su alma, su sol se puso siendo aún de día; fue avergonzada y llena de
confusión; y lo que de ella quede, lo entregaré a la espada delante de sus
enemigos, dice Jehová.
10¡Ay de mí, madre mía, que me engendraste hombre de
contienda y hombre de discordia para toda la tierra! Nunca he dado ni tomado en
préstamo, y todos me maldicen. 11¡Sea así, oh Jehová, si no te he
rogado por su bien, si no he suplicado ante ti en favor del enemigo en tiempo
de aflicción y en época de angustia! 12¿Puede alguno quebrar el
hierro, el hierro del norte y el bronce?
13Tus riquezas y tus tesoros entregaré a la rapiña sin
ningún precio, por todos tus pecados, y en todo tu territorio. 14Y
te haré servir a tus enemigos en tierra que no conoces; porque fuego se ha
encendido en mi furor, y arderá sobre vosotros.
Jehová reanima a Jeremías
15Tú lo sabes, oh Jehová; acuérdate de mí, y visítame, y
véngame de mis enemigos. No me reproches en la prolongación de tu enojo; sabes
que por amor de ti sufro afrenta. 16Fueron halladas tus palabras,
y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón; porque
tu nombre se invocó sobre mí, oh Jehová Dios de los ejércitos. 17No
me senté en compañía de burladores, ni me engreí a causa de tu profecía; me
senté solo, porque me llenaste de indignación. 18¿Por qué fue
perpetuo mi dolor, y mi herida desahuciada no admitió curación? ¿Serás para mí
como cosa ilusoria, como aguas que no son estables?
19Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te
restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil,
serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos.
20Y te pondré en este pueblo por muro fortificado de bronce, y pelearán
contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo para guardarte y para
defenderte, dice Jehová. 21Y te libraré de la mano de los malos, y
te redimiré de la mano de los fuertes.
Juicio de Jehová contra Judá
16
1Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 2No
tomarás para ti mujer, ni tendrás hijos ni hijas en este lugar. 3Porque
así ha dicho Jehová acerca de los hijos y de las hijas que nazcan en este
lugar, de sus madres que los den a luz y de los padres que los engendren en
esta tierra: 4De dolorosas enfermedades morirán; no serán plañidos
ni enterrados; serán como estiércol sobre la faz de la tierra; con espada y con
hambre serán consumidos, y sus cuerpos servirán de comida a las aves del cielo
y a las bestias de la tierra.
5Porque así ha dicho Jehová: No entres en casa de luto, ni
vayas a lamentar, ni los consueles; porque yo he quitado mi paz de este pueblo,
dice Jehová, mi misericordia y mis piedades. 6Morirán en esta
tierra grandes y pequeños; no se enterrarán, ni los plañirán, ni se rasgarán ni
se raerán los cabellos por ellos; 7ni partirán pan por ellos en el
luto para consolarlos de sus muertos; ni les darán a beber vaso de
consolaciones por su padre o por su madre. 8Asimismo no entres en
casa de banquete, para sentarte con ellos a comer o a beber. 9Porque
así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que yo haré cesar
en este lugar, delante de vuestros ojos y en vuestros días, toda voz de gozo y
toda voz de alegría, y toda voz de esposo y toda voz de esposa.a
10Y acontecerá que cuando anuncies a este pueblo todas
estas cosas, te dirán ellos: ¿Por qué anuncia Jehová contra nosotros todo este
mal tan grande? ¿Qué maldad es la nuestra, o qué pecado es el nuestro, que
hemos cometido contra Jehová nuestro Dios? 11Entonces les dirás:
Porque vuestros padres me dejaron, dice Jehová, y anduvieron en pos de dioses
ajenos, y los sirvieron, y ante ellos se postraron, y me dejaron a mí y no
guardaron mi ley; 12y vosotros habéis hecho peor que vuestros
padres; porque he aquí que vosotros camináis cada uno tras la imaginación de su
malvado corazón, no oyéndome a mí. 13Por tanto, yo os arrojaré de
esta tierra a una tierra que ni vosotros ni vuestros padres habéis conocido, y
allá serviréis a dioses ajenos de día y de noche; porque no os mostraré
clemencia.
14No obstante, he aquí vienen días, dice Jehová, en que no
se dirá más: Vive Jehová, que hizo subir a los hijos de Israel de tierra de
Egipto; 15sino: Vive Jehová, que hizo subir a los hijos de Israel
de la tierra del norte, y de todas las tierras adonde los había arrojado; y los
volveré a su tierra, la cual di a sus padres.
16He aquí que yo envío muchos pescadores, dice Jehová, y
los pescarán, y después enviaré muchos cazadores, y los cazarán por todo monte
y por todo collado, y por las cavernas de los peñascos. 17Porque
mis ojos están sobre todos sus caminos, los cuales no se me ocultaron, ni su maldad
se esconde de la presencia de mis ojos. 18Pero primero pagaré al
doble su iniquidad y su pecado; porque contaminaron mi tierra con los cadáveres
de sus ídolos, y de sus abominaciones llenaron mi heredad.
19Oh Jehová, fortaleza mía y fuerza mía, y refugio mío en
el tiempo de la aflicción, a ti vendrán naciones desde los extremos de la
tierra, y dirán: Ciertamente mentira poseyeron nuestros padres, vanidad, y no
hay en ellos provecho. 20¿Hará acaso el hombre dioses para sí? Mas
ellos no son dioses.
21Por tanto, he aquí les enseñaré esta vez, les haré
conocer mi mano y mi poder, y sabrán que mi nombre es Jehová.[2]
SALMO 126
Oración por la restauración
Cántico gradual.
1 Cuando
Jehová hiciere volver la cautividad de Sion,
Seremos como los que sueñan.
2 Entonces
nuestra boca se llenará de risa,
Y nuestra lengua de alabanza;
Entonces dirán entre las
naciones:
Grandes cosas ha hecho Jehová
con éstos.
3 Grandes
cosas ha hecho Jehová con nosotros;
Estaremos alegres.
4 Haz volver
nuestra cautividad, oh Jehová,
Como los arroyos del Neguev.
5 Los que
sembraron con lágrimas, con regocijo segarán.
6 Irá andando
y llorando el que lleva la preciosa semilla;
Mas volverá a venir con
regocijo, trayendo sus gavillas.[3]
a a 2.14: Sal. 130.8.
b b 2.14: Ex. 19.5; Dt. 4.20; 7.6; 14.2;
26.18; 1 P. 2.9.
[1] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Tit
1.16-2.15
a a 15.1: Ex. 32.11–14; Nm. 14.13–19.
b b 15.1: 1 S. 7.5–9.
c c 15.2: Ap. 13.10.
d d 15.3: Ap. 6.8.
e e 15.4: 2 R. 21.1–16; 2 Cr. 33.1–9.
a a 16.9: Jer. 7.34; 25.10; Ap. 18.23.
[2] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Jr
14.22-16.21
[3] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Sal
125.5-126.6
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