¿Qué requieres
para ser un(a) Hijo(a) de Dios?
¡Perdón de pecados y vida eterna!
Por Riqui Ricón*
He aquí, amargura grande me
sobrevino en la paz, mas a ti agradó librar mi vida del hoyo de corrupción;
porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados (Isa
38.17).
Que hermoso es saber, sin duda
alguna, que Dios, el Todopoderoso, te ama. Que te ama tanto que prefirió
entregar a Su propio Hijo, Jesucristo, antes que perderte a ti.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino
para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Así es, amado(a), en Cristo Jesús
fue satisfecha la Justicia de Dios y fuiste librado(a) del hoyo
de corrupción (la
muerte) pues Dios echó tras Sus espaldas TODOS tus pecados.
porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado
(Jer
31.34b).
Dos aspectos poderosos y sublimes
del Amor de Dios para contigo son:
1. Jesús te ha hecho libre del poder
que la muerte tenía sobre ti, pues ahora tienes Vida Eterna:
Porque la paga del
pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida
eterna en Cristo Jesús Señor nuestro (Ro 6.23).
Porque de tal manera amó
Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna (Jn 3.16).
2. Dios no está interesado en tus
pecados sino en ti, por eso, está más que dispuesto a perdonar y OLVIDAR TODAS tus
ofensas.
He aquí que vienen días,
dice Jehová, en los cuales haré nuevo
pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus
padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque
ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la
casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a
ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo,
ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán,
desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y
no me acordaré más de su pecado (Jer
31.31-34).
La Vida Eterna es el valor
agregado al verdadero regalo que Dios te hace y que recibes en el preciso
momento de poner tu fe en Jesús como tu Señor y Salvador. De acuerdo a la Biblia,
que es la Palabra de Dios y no miente, el Plan de Redención, la muerte y
resurrección de Jesucristo, tiene el propósito exclusivo de hacer de ti un(a)
genuino(a) y legítimo(a) Hijo(a) de Dios.
Pues han nacido de nuevo pero no a una vida que pronto se acabará. Su
nueva vida durará para siempre porque proviene de la eterna y viviente palabra
de Dios (1 P 1.23
NTV).
El Nuevo Pacto se establece
cuando aceptas y reconoces a Jesús como Señor y Salvador de tu vida. Es Su
Sangre la señal de este Nuevo Pacto que está establecido sobre mejores promesas,
pues, como ya te he dicho, su propósito es mucho mayor que el simple perdón de
pecados y la entrada al cielo: Su propósito es darte Vida Eterna para hacerte
Su propio(a) Hijo(a).
Antes de la creación del mundo, Dios decidió adoptarnos como hijos
suyos a través de Jesucristo. Eso era lo que él tenía planeado y le dio gusto
hacerlo (Efe 1.5
PDT).
Como Dios te predestino para ser
adoptado(a) Hijo(a) Suyo según el puro afecto de Su voluntad, entonces el PAGO
y PERDÓN DE TODOS tus pecados es un mero requisito y la VIDA ETERNA una
consecuencia de ser hecho(a), por la Palabra de Dios, un(a) Hijo(a) de Dios
Nacido(a) de Nuevo.
Teniendo todo esto en
consideración, vale la pena reflexionar que, SI siendo como era el pueblo de
Israel el rey Ezequías fue librado de morir a consecuencia de una penosa
enfermedad cuando oró a Dios, entonces, ¿cuánto más, no hará Dios por uno(a) de
Sus Hijos(as) como tú?
El que no escatimó ni a su
propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también
con él todas las cosas? (Ro 8.32).
Sin importar
cuál sea tu situación, enfermedad o aflicción, ni siquiera importa si has caído
en pecado o te has alejado de Dios, Él jamás dejará de amarte y de atender tu
oración.
»Sigue pidiendo y recibirás lo que pides; sigue buscando y
encontrarás; sigue llamando, y la puerta se te abrirá. Pues todo el que pide,
recibe; todo el que busca, encuentra; y a todo el que llama, se le abrirá la
puerta. »Ustedes, los que son padres, si sus hijos les piden un pedazo de pan,
¿acaso les dan una piedra en su lugar? O, si les piden un pescado, ¿les dan una
serpiente? ¡Claro que no! Así que, si ustedes, gente pecadora, saben dar buenos
regalos a sus hijos, cuánto más su Padre celestial dará buenos regalos a
quienes le pidan (Mat 7.7-11 NTV).
Si puedes
creer la Palabra de Dios, pues al que le cree a Dios TODAS las cosas le son
posibles.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, en verdad
que no hay nada tan hermoso como saberme y sentirme tan amado(a) por Ti. Muchas
gracias, porque a ti no te importó lo que había hecho de mi vida sino que te
importó más mi persona que mis acciones. No conozco palabras suficientes para
expresarte lo que siento yo por Ti, mi Dios. Jesús, Tú eres mi Rey y Señor
Salvador, la Vida Nueva, plena y abundante que ahora disfruto te la debo a Ti.
¡Gracias por la cruz! ¡Gracias por Tu Sangre! ¡Gracias por tu resurrección!
¡Gracias por Tu Victoria sobre la muerte! ¡Gracias por Tu Amor! Me propongo con
Tu ayuda, Espíritu Santo, a realizar esta vida de dicha, paz y libertad. Sé que
en el mundo tendré aflicciones, pero puedo confiar plenamente en tu Palabra,
¡Tú has Vencido al mundo! Así que, voy a resistir al diablo y sus mentiras como
el temor, la duda, la enfermedad y la pobreza. En el nombre de Jesús yo soy lo
que la Biblia dice que soy y no otra cosa: un(a) amado(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a)
de Nuevo quien todo lo puede en Cristo. En todas las cosas soy más que vencedor(a).
¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! En medio de
cualquier problema, angustia o enfermedad, tengo la paz que sobrepasa todo
entendimiento, pues puedo ser feliz en medio de la aflicción ya que, sé que sé,
que, como dices Tú, mi Dios y Padre, en Tu Palabra, TODAS las cosas me ayudan a
bien. En el nombre de Jesús. ¡Amén!
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el
Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu
atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo
creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para
pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día
de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre
preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te
invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú
seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre
2 1 Tim 4
/
Isa 38-39/ Sal 119.121-144
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre
2 1 Tim 4
/
Isa 38-39/ Sal 119.121-144
1
Timoteo 4
Predicción
de la apostasía
4
1Pero el Espíritu dice claramente
que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a
espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; 2por la
hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, 3prohibirán
casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción
de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad.
4Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se
toma con acción de gracias; 5porque por la palabra de Dios y por
la oración es santificado.
Un buen ministro de Jesucristo
6Si esto enseñas a los hermanos,
serás buen ministro de Jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y de la
buena doctrina que has seguido. 7Desecha las fábulas profanas y de
viejas. Ejercítate para la piedad; 8porque el ejercicio corporal
para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa
de esta vida presente, y de la venidera. 9Palabra fiel es esta, y
digna de ser recibida por todos. 10Que por esto mismo trabajamos y
sufrimos oprobios, porque esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de
todos los hombres, mayormente de los que creen.
11Esto manda y enseña. 12Ninguno
tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra,
conducta, amor, espíritu, fe y pureza. 13Entre tanto que voy,
ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza. 14No
descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la
imposición de las manos del presbiterio. 15Ocúpate en estas cosas;
permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos.
16Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues
haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.[1]
Isaías
38-39
Enfermedad de Ezequías
(2 R. 20.1–11; 2 Cr. 32.24–26)
38
1En aquellos días Ezequías enfermó
de muerte. Y vino a él el profeta Isaías hijo de Amoz, y le dijo: Jehová dice
así: Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás. 2Entonces
volvió Ezequías su rostro a la pared, e hizo oración a Jehová, 3y
dijo: Oh Jehová, te ruego que te acuerdes ahora que he andado delante de ti en
verdad y con íntegro corazón, y que he hecho lo que ha sido agradable delante
de tus ojos. Y lloró Ezequías con gran lloro. 4Entonces vino
palabra de Jehová a Isaías, diciendo: 5Ve y di a Ezequías: Jehová
Dios de David tu padre dice así: He oído tu oración, y visto tus lágrimas; he
aquí que yo añado a tus días quince años. 6Y te libraré a ti y a
esta ciudad, de mano del rey de Asiria; y a esta ciudad ampararé.
7Y esto te será señal de parte de
Jehová, que Jehová hará esto que ha dicho: 8He aquí yo haré volver
la sombra por los grados que ha descendido con el sol, en el reloj de Acaz,
diez grados atrás. Y volvió el sol diez grados atrás, por los cuales había ya
descendido.
9Escritura de Ezequías rey de Judá,
de cuando enfermó y sanó de su enfermedad: 10Yo dije: A la mitad
de mis días iré a las puertas del Seol; privado soy del resto de mis años.
11Dije: No veré a JAH, a JAH en la tierra de los vivientes; ya no veré
más hombre con los moradores del mundo. 12Mi morada ha sido movida
y traspasada de mí, como tienda de pastor. Como tejedor corté mi vida; me
cortará con la enfermedad; me consumirás entre el día y la noche. 13Contaba
yo hasta la mañana. Como un león molió todos mis huesos; de la mañana a la
noche me acabarás.
14Como la grulla y como la
golondrina me quejaba; gemía como la paloma; alzaba en alto mis ojos. Jehová,
violencia padezco; fortaléceme. 15¿Qué diré? El que me lo dijo, él
mismo lo ha hecho. Andaré humildemente todos mis años, a causa de aquella
amargura de mi alma.
16Oh Señor, por todas estas cosas
los hombres vivirán, y en todas ellas está la vida de mi espíritu; pues tú me
restablecerás, y harás que viva. 17He aquí, amargura grande me
sobrevino en la paz, mas a ti agradó librar mi vida del hoyo de corrupción;
porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados. 18Porque el
Seol no te exaltará, ni te alabará la muerte; ni los que descienden al sepulcro
esperarán tu verdad. 19El que vive, el que vive, éste te dará
alabanza, como yo hoy; el padre hará notoria tu verdad a los hijos. 20Jehová
me salvará; por tanto cantaremos nuestros cánticos en la casa de Jehová todos
los días de nuestra vida.
21Y había dicho Isaías: Tomen masa
de higos, y pónganla en la llaga, y sanará. 22Había asimismo dicho
Ezequías: ¿Qué señal tendré de que subiré a la casa de Jehová?
Ezequías recibe a los enviados de Babilonia
(2 R. 20.12–19; 2 Cr. 32.27–31)
39
1En aquel tiempo Merodac-baladán
hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y presentes a Ezequías; porque
supo que había estado enfermo, y que había convalecido. 2Y se
regocijó con ellos Ezequías, y les mostró la casa de su tesoro, plata y oro,
especias, ungüentos preciosos, toda su casa de armas, y todo lo que se hallaba
en sus tesoros; no hubo cosa en su casa y en todos sus dominios, que Ezequías
no les mostrase. 3Entonces el profeta Isaías vino al rey Ezequías,
y le dijo: ¿Qué dicen estos hombres, y de dónde han venido a ti? Y Ezequías
respondió: De tierra muy lejana han venido a mí, de Babilonia. 4Dijo
entonces: ¿Qué han visto en tu casa? Y dijo Ezequías: Todo lo que hay en mi
casa han visto, y ninguna cosa hay en mis tesoros que no les haya mostrado.
5Entonces dijo Isaías a Ezequías:
Oye palabra de Jehová de los ejércitos: 6He aquí vienen días en
que será llevado a Babilonia todo lo que hay en tu casa, y lo que tus padres
han atesorado hasta hoy; ninguna cosa quedará, dice Jehová. 7De
tus hijos que saldrán de ti, y que habrás engendrado, tomarán, y serán eunucos
en el palacio del rey de Babilonia.a 8Y
dijo Ezequías a Isaías: La palabra de Jehová que has hablado es buena. Y
añadió: A lo menos, haya paz y seguridad en mis días.[2]
SALMO 119.121-144
Excelencias de la ley de Dios
Ayin
121 Juicio y
justicia he hecho;
No me abandones a mis
opresores.
122 Afianza a
tu siervo para bien;
No permitas que los soberbios
me opriman.
123 Mis ojos
desfallecieron por tu salvación,
Y por la palabra de tu justicia.
124 Haz con tu
siervo según tu misericordia,
Y enséñame tus estatutos.
125 Tu siervo
soy yo, dame entendimiento
Para conocer tus testimonios.
126 Tiempo es
de actuar, oh Jehová,
Porque han invalidado tu ley.
127 Por eso he
amado tus mandamientos
Más que el oro, y más que oro
muy puro.
128 Por eso
estimé rectos todos tus mandamientos sobre todas las cosas,
Y aborrecí todo camino de
mentira.
Pe
129 Maravillosos
son tus testimonios;
Por tanto, los ha guardado mi
alma.
130 La
exposición de tus palabras alumbra;
Hace entender a los simples.
131 Mi boca
abrí y suspiré,
Porque deseaba tus
mandamientos.
132 Mírame, y
ten misericordia de mí,
Como acostumbras con los que
aman tu nombre.
133 Ordena mis
pasos con tu palabra,
Y ninguna iniquidad se
enseñoree de mí.
134 Líbrame de
la violencia de los hombres,
Y guardaré tus mandamientos.
135 Haz que tu
rostro resplandezca sobre tu siervo,
Y enséñame tus estatutos.
136 Ríos de
agua descendieron de mis ojos,
Porque no guardaban tu ley.
Tsade
137 Justo eres
tú, oh Jehová,
Y rectos tus juicios.
138 Tus
testimonios, que has recomendado,
Son rectos y muy fieles.
139 Mi celo me
ha consumido,
Porque mis enemigos se
olvidaron de tus palabras.
140 Sumamente
pura es tu palabra,
Y la ama tu siervo.
141 Pequeño soy
yo, y desechado,
Mas no me he olvidado de tus
mandamientos.
142 Tu justicia
es justicia eterna,
Y tu ley la verdad.
143 Aflicción y
angustia se han apoderado de mí,
Mas tus mandamientos fueron mi
delicia.
144 Justicia
eterna son tus testimonios;
Dame entendimiento, y viviré.[3]
[1] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. 1 Ti
3.16-4.16
a a 39.7: Dn. 1.1–7; 2 R. 24.10–16; 2 Cr.
36.10.
[2] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Is
37.38-39.8
[3] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Sal
119.120-144
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