martes, 26 de abril de 2022

¡Fortalecido(a) con todo Poder!

                                                                                                                                                                                <ENGLISH>





 26 Abril   

¡Fortalecido(a) con todo Poder!


Por Riqui Ricón*

Estos salieron, y con ellos todos sus ejércitos, mucha gente, como la arena que está a la orilla del mar en multitud, con muchísimos caballos y carros de guerra...  Mas Jehová dijo a Josué: No tengas temor de ellos, porque mañana a esta hora yo entregaré a todos ellos muertos delante de Israel; desjarretarás sus caballos, y sus carros quemarás a fuego...  De la manera que Jehová lo había mandado a Moisés su siervo, así Moisés lo mandó a Josué; y así Josué lo hizo, sin quitar palabra de todo lo que Jehová había mandado a Moisés (Jos 11. 4, 6, 15).

Es evidente que lo que dice la Biblia es Palabra de Dios, y es la Verdad. Efectivamente, Josué venció a más de treinta ejércitos diferentes que representan una cantidad como la arena que está a la orilla del mar en multitud, con muchísimos caballos y carros de guerra. Lo asombroso es que lo pudo hacer sólo por confiar en Dios y creerle a Su Palabra.

Hoy en día, Jesucristo te dice que en el mundo tendrás aflicciones pero que confíes en Él, que confíes en Su Palabra pues Él ha vencido al mundo y por lo tanto tú has vencido con Él.

Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo  (Jn 16.33).

Sin importar cuál sea el problema o la situación adversa que hoy estés enfrentando, les puedo garantizar a todas y todos las Hijas e Hijos de Dios Nacidos de Nuevo, que Él no va a faltar a Su Palabra. Todo, absolutamente todo, lo que Dios te ha dicho lo va hacer; todo lo que Él te ha hablado lo va a ejecutar.

El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán (Luc 21.33).

Él prometió que primero el sol y la tierra dejarían de existir antes que Él te deje de cumplir Su Palabra. Es la Palabra de Dios, es Palabra de Honor. Así que hoy puedes comenzar este devocional conmigo, diciéndole: Señor Jesús, yo daré por respuesta a mi avergonzador que en Tu Palabra he confiado pues jamás seré avergonzado(a) de haber creído a Tu Palabra.

Mientras él aún hablaba, vinieron de casa del principal de la sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto; ¿para qué molestas más al Maestro? Pero Jesús, luego que oyó lo que se decía, dijo al principal de la sinagoga: No temas, cree solamente (Mar 5. 35-36).

Nota que cuando Josué enfrentó a muchísimos enemigos, Dios le dijo, no tengas temor de ellos y cuando Jairo enfrentó la más terrible realidad al enterarse de la muerte de su hija, Jesús le dijo, no temas, cree solamente.

El temor es todo lo contrario a la fe. Ambas son fuerzas espirituales que combaten entre sí. El temor es duda y la fe es certeza; el temor es angustia y la fe es paz; el temor es tristeza ante la vida y la fe es alegría por la vida. El temor enferma y mata mientras que la fe te sana y te da vida.

Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza (Efe 6. 10).

¿Cómo puede alguien fortalecerse en el poder de la fuerza de Dios?

¿Cuál es ese poder o esa fuerza con la que puedes estar fortalecido ante cualquier circunstancia? ¿Será Su gran musculatura y fuerza? ¿Serán los millones de ángeles a Su servicio? ¡No, amado(a)! ¡Piénsalo bien! El poder de la fuerza de Dios es Su Palabra. Él no necesita hacer otra cosa más que hablar. Dado que Él es Dios, Su Palabra tiene dentro de sí misma el poder para hacerse cumplir.

Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido (Ro 4. 19-21).

Cuando escuchas otras voces o a tus sentidos y emociones para llenarte de duda y angustia, entonces te debilitas en la fe y aceptas el espíritu de temor. Sin embargo, Dios dice que tú no has recibido el espíritu de temor para que vivas esclavo(a) del miedo, la duda y la angustia, sino que, por el sacrificio de Jesús, por Su muerte y resurrección, ahora tu eres un(a) Hijo(a) legítimo de Dios: Un Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.

Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: !!Abba, Padre! (Ro 8.15).

Así que, en la Palabra de Dios, la Biblia, que no miente, tú eres fortalecido(a) de tal manera que consigues la victoria sobre toda circunstancia pues la FE ES por oír, recitar y meditar y la Palabra de Dios.

Así pues, la fe nace al oír el mensaje, y el mensaje viene de la palabra de Cristo (Ro 10.17 DHH).

Al leer, meditar y recitar La Palabra de Dios, te llenas de FE y quedas plenamente convencido(a) que Dios, Tu Padre, es poderoso y fiel para cumplir todo lo que te ha prometido.

Un(a) Hijo(a) de Dios como tú, sólo con la FE, alcanzará la victoria sobre el mundo y sus circunstancias.

Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe (1 Jn 5.4).

Así que, cuando estudias y meditas la Palabra de Dios, ésta produce FE en tu vida; produce esa FE que destruye el miedo y la angustia habilitándote para que recibas la promesa de la salvación, que es la Vida Eterna.

él te hablará palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa (Hch 11. 14).

Por lo tanto, no albergues temor alguno. Haz de la Biblia la norma máxima de tu existencia. Sábete y cree que eres un(a) Hijo(a) Amado(a) de Dios. Y prepárate para vencer sobre toda circunstancia, problema o enfermedad.

Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).

Oremos en voz audible:

Amado padre celestial, hoy puedo declarar, con toda seguridad y autoridad, que nada, ni nadie en este mundo me puede vencer. Por Tu Amor, por el sacrificio de Jesús, por Su muerte y resurrección, yo soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y no de una simiente corruptible sino de la incorruptible semilla que es Tu Palabra, Señor. Me declaro sano(a), libre y capaz de salir adelante en todo problema o situación que estoy enfrentando. Tú me creaste de nuevo para reinar sobre esta tierra y no para sufrir, así que, aunque ande en valle de sombra y de muerte no voy a temer mal alguno porque Tú, Jesucristo, estás conmigo. Todo esto lo oro y declaro conforme a Tu Palabra que es la Verdad. Me someto a Ti, Dios, y resisto al diablo; así que, éste tiene que huir de mí con todas sus enfermedades, mentiras, miedos, enojos, rencores, pobreza, escasez, depresión, desánimo y dudas. Nada de esto tiene algo en mí. Yo soy Tu Hijo(a) Amado(a) y soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me ama, Cristo Jesús, mi Dios, Rey y Señor. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012

 

Tres Recomendaciones:

Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas recomendaciones:

1.     Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él. Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.

2.     Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla. ¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.

3.     En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2020

 

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Abril 26                                   Hch 11. 1-18 /  Jos 11-12 /  Job 26



Cápsula del día.






Puedes escuchar o descargar la lectura de la  Biblia en audio del día de hoy, la tenemos para ti en dos versiones: 


RV60 




NVI 




Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Abril 26                                   Hch 11. 1-18 /  Jos 11-12 /  Job 26

 

Hechos 11. 1-18

 Informe de Pedro a la iglesia de Jerusalén

11

1Oyeron los apóstoles y los hermanos que estaban en Judea, que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios. 2Y cuando Pedro subió a Jerusalén, disputaban con él los que eran de la circuncisión, 3diciendo: ¿Por qué has entrado en casa de hombres incircuncisos, y has comido con ellos? 4Entonces comenzó Pedro a contarles por orden lo sucedido, diciendo: 5Estaba yo en la ciudad de Jope orando, y vi en éxtasis una visión; algo semejante a un gran lienzo que descendía, que por las cuatro puntas era bajado del cielo y venía hasta mí. 6Cuando fijé en él los ojos, consideré y vi cuadrúpedos terrestres, y fieras, y reptiles, y aves del cielo. 7Y oí una voz que me decía: Levántate, Pedro, mata y come. 8Y dije: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda entró jamás en mi boca. 9Entonces la voz me respondió del cielo por segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común. 10Y esto se hizo tres veces, y volvió todo a ser llevado arriba al cielo. 11Y he aquí, luego llegaron tres hombres a la casa donde yo estaba, enviados a mí desde Cesarea. 12Y el Espíritu me dijo que fuese con ellos sin dudar. Fueron también conmigo estos seis hermanos, y entramos en casa de un varón, 13quien nos contó cómo había visto en su casa un ángel, que se puso en pie y le dijo: Envía hombres a Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro; 14él te hablará palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa. 15Y cuando comencé a hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos también, como sobre nosotros al principio. 16Entonces me acordé de lo dicho por el Señor, cuando dijo: Juan ciertamente bautizó en agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo.a 17Si Dios, pues, les concedió también el mismo don que a nosotros que hemos creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo que pudiese estorbar a Dios? 18Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: ¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida![1]

 

Josué 11-12

Derrota de la alianza de Jabín

11

1Cuando oyó esto Jabín rey de Hazor, envió mensaje a Jobab rey de Madón, al rey de Simrón, al rey de Acsaf, 2y a los reyes que estaban en la región del norte en las montañas, y en el Arabá al sur de Cineret, en los llanos, y en las regiones de Dor al occidente; 3y al cananeo que estaba al oriente y al occidente, al amorreo, al heteo, al ferezeo, al jebuseo en las montañas, y al heveo al pie de Hermón en tierra de Mizpa. 4Estos salieron, y con ellos todos sus ejércitos, mucha gente, como la arena que está a la orilla del mar en multitud, con muchísimos caballos y carros de guerra. 5Todos estos reyes se unieron, y vinieron y acamparon unidos junto a las aguas de Merom, para pelear contra Israel.

6Mas Jehová dijo a Josué: No tengas temor de ellos, porque mañana a esta hora yo entregaré a todos ellos muertos delante de Israel; desjarretarás sus caballos, y sus carros quemarás a fuego. 7Y Josué, y toda la gente de guerra con él, vino de repente contra ellos junto a las aguas de Merom. 8Y los entregó Jehová en manos de Israel, y los hirieron y los siguieron hasta Sidón la grande y hasta Misrefotmaim, y hasta el llano de Mizpa al oriente, hiriéndolos hasta que no les dejaron ninguno. 9Y Josué hizo con ellos como Jehová le había mandado: desjarretó sus caballos, y sus carros quemó a fuego.

10Y volviendo Josué, tomó en el mismo tiempo a Hazor, y mató a espada a su rey; pues Hazor había sido antes cabeza de todos estos reinos. 11Y mataron a espada todo cuanto en ella tenía vida, destruyéndolo por completo, sin quedar nada que respirase; y a Hazor pusieron fuego. 12Asimismo tomó Josué todas las ciudades de aquellos reyes, y a todos los reyes de ellas, y los hirió a filo de espada, y los destruyó, como Moisés siervo de Jehová lo había mandado. 13Pero a todas las ciudades que estaban sobre colinas, no las quemó Israel; únicamente a Hazor quemó Josué. 14Y los hijos de Israel tomaron para sí todo el botín y las bestias de aquellas ciudades; mas a todos los hombres hirieron a filo de espada hasta destruirlos, sin dejar alguno con vida. 15De la manera que Jehová lo había mandado a Moisés su siervo, así Moisés lo mandó a Josué; y así Josué lo hizo, sin quitar palabra de todo lo que Jehová había mandado a Moisés.

Josué se apodera de toda la tierra

16Tomó, pues, Josué toda aquella tierra, las montañas, todo el Neguev, toda la tierra de Gosén, los llanos, el Arabá, las montañas de Israel y sus valles. 17Desde el monte Halac, que sube hacia Seir, hasta Baal-gad en la llanura del Líbano, a la falda del monte Hermón; tomó asimismo a todos sus reyes, y los hirió y mató. 18Por mucho tiempo tuvo guerra Josué con estos reyes. 19No hubo ciudad que hiciese paz con los hijos de Israel, salvo los heveos que moraban en Gabaón; todo lo tomaron en guerra. 20Porque esto vino de Jehová, que endurecía el corazón de ellos para que resistiesen con guerra a Israel, para destruirlos, y que no les fuese hecha misericordia, sino que fuesen desarraigados, como Jehová lo había mandado a Moisés.a

21También en aquel tiempo vino Josué y destruyó a los anaceos de los montes de Hebrón, de Debir, de Anab, de todos los montes de Judá y de todos los montes de Israel; Josué los destruyó a ellos y a sus ciudades. 22Ninguno de los anaceos quedó en la tierra de los hijos de Israel; solamente quedaron en Gaza, en Gat y en Asdod. 23Tomó, pues, Josué toda la tierra, conforme a todo lo que Jehová había dicho a Moisés; y la entregó Josué a los israelitas por herencia conforme a su distribución según sus tribus; y la tierra descansó de la guerra.

Reyes derrotados por Moisés

12

1Estos son los reyes de la tierra que los hijos de Israel derrotaron y cuya tierra poseyeron al otro lado del Jordán hacia donde nace el sol, desde el arroyo de Arnón hasta el monte Hermón, y todo el Arabá al oriente: 2Sehón rey de los amorreos, que habitaba en Hesbón, y señoreaba desde Aroer, que está a la ribera del arroyo de Arnón, y desde en medio del valle, y la mitad de Galaad, hasta el arroyo de Jaboc, término de los hijos de Amón; 3y el Arabá hasta el mar de Cineret, al oriente; y hasta el mar del Arabá, el Mar Salado, al oriente, por el camino de Bet-jesimot, y desde el sur al pie de las laderas del Pisga. 4Y el territorio de Og rey de Basán, que había quedado de los refaítas, el cual habitaba en Astarot y en Edrei, 5y dominaba en el monte Hermón, en Salca, en todo Basán hasta los límites de Gesur y de Maaca, y la mitad de Galaad, territorio de Sehón rey de Hesbón.a 6A éstos derrotaron Moisés siervo de Jehová y los hijos de Israel; y Moisés siervo de Jehová dio aquella tierra en posesión a los rubenitas, a los gaditas y a la media tribu de Manasés.b

Reyes derrotados por Josué

7Y estos son los reyes de la tierra que derrotaron Josué y los hijos de Israel, a este lado del Jordán hacia el occidente, desde Baal-gad en el llano del Líbano hasta el monte de Halac que sube hacia Seir; y Josué dio la tierra en posesión a las tribus de Israel, conforme a su distribución; 8en las montañas, en los valles, en el Arabá, en las laderas, en el desierto y en el Neguev; el heteo, el amorreo, el cananeo, el ferezeo, el heveo y el jebuseo. 9El rey de Jericó, uno; el rey de Hai, que está al lado de Bet-el, otro; 10el rey de Jerusalén, otro; el rey de Hebrón, otro; 11el rey de Jarmut, otro; el rey de Laquis, otro; 12el rey de Eglón, otro; el rey de Gezer, otro; 13el rey de Debir, otro; el rey de Geder, otro; 14el rey de Horma, otro; el rey de Arad, otro; 15el rey de Libna, otro; el rey de Adulam, otro; 16el rey de Maceda, otro; el rey de Bet-el, otro; 17el rey de Tapúa, otro; el rey de Hefer, otro; 18el rey de Afec, otro; el rey de Sarón, otro; 19el rey de Madón, otro; el rey de Hazor, otro; 20el rey de Simron-merón, otro; el rey de Acsaf, otro; 21el rey de Taanac, otro; el rey de Meguido, otro; 22el rey de Cedes, otro; el rey de Jocneam del Carmelo, otro; 23el rey de Dor, de la provincia de Dor, otro; el rey de Goim en Gilgal, otro; 24el rey de Tirsa, otro; treinta y un reyes por todos.[2]

 

Job 26

 

Job proclama la soberanía de Dios

26

1Respondió Job, y dijo:

     2     ¿En qué ayudaste al que no tiene poder?

¿Cómo has amparado al brazo sin fuerza?

     3     ¿En qué aconsejaste al que no tiene ciencia,

Y qué plenitud de inteligencia has dado a conocer?

     4     ¿A quién has anunciado palabras,

Y de quién es el espíritu que de ti procede?

     5     Las sombras tiemblan en lo profundo,

Los mares y cuanto en ellos mora.

     6     El Seol está descubierto delante de él, y el Abadón no tiene cobertura.

     7     El extiende el norte sobre vacío,

Cuelga la tierra sobre nada.

     8     Ata las aguas en sus nubes,

Y las nubes no se rompen debajo de ellas.

     9     El encubre la faz de su trono,

Y sobre él extiende su nube.

     10     Puso límite a la superficie de las aguas,

Hasta el fin de la luz y las tinieblas.

     11     Las columnas del cielo tiemblan,

Y se espantan a su reprensión.

     12     El agita el mar con su poder,

Y con su entendimiento hiere la arrogancia suya.

     13     Su espíritu adornó los cielos;

Su mano creó la serpiente tortuosa.

     14     He aquí, estas cosas son sólo los bordes de sus caminos;

¡Y cuán leve es el susurro que hemos oído de él!

Pero el trueno de su poder, ¿quién lo puede comprender?[3]

 



a 11.16: Hch. 1.5.

[1]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Hch 10.48-11.18). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

a 11.20: Dt. 7.16.

a 12.1–5: Nm. 21.21–35; Dt. 2.26—3.11.

b 12.6: Nm. 32.33; Dt. 3.12.

[2]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Jos 10.43-12.24). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

[3]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Job 25.6-26.14). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

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