¡Cómo derrotar al pecado!
¡Por el
lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo!
Por Riqui Ricón*
El pecado de Judá escrito está
con cincel de hierro y con punta de diamante; esculpido está en la tabla de su
corazón, y en los cuernos de sus altares (Jer
17.1).
La Biblia, que es la Palabra de
Dios, y nunca miente, establece que el problema del pecado está tan
profundamente arraigado en el corazón del ser humano que sólo mediante una
sublime y poderosa intervención divina te puedes librar de él.
Pero cuando se manifestó la
bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia
que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de
la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros
abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que
justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza
de la vida eterna (Ti 3.4-7).
La Biblia al
Día lo expresa así,
Pero cuando la bondad y el amor de Dios nuestro Salvador se manifestó,
obtuvimos la salvación; pero no porque fuéramos tan buenos que la mereciéramos,
sino porque en su bondad y en su misericordia Dios nos lavó los pecados y nos dio una nueva vida por medio del
Espíritu Santo que vertió abundantemente en nosotros, gracias a la obra
de Jesucristo nuestro Salvador, a fin
de poder declararnos justos ante Dios. En virtud de esto que en su gracia nos concedió, somos herederos de
las riquezas de la vida eterna, riquezas que con ansias esperamos
alcanzar (Ti 3.4-7
BAD).
Por más obras de justicia que tú realices
o por más que te esfuerces, la solución al problema del pecado está fuera de tu
alcance. Por esto, Dios, por medio de la fe en el sacrificio de Jesús y el
derramamiento de Su sangre, te limpió de TODOS tus pecados haciéndote justo(a)
delante de Él, para así (solamente así), mediante la resurrección, hacer de ti
un Hijo(a) Suyo(a) NACIDO(A) DE NUEVO.
siendo renacidos, no de
simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
Sólo Dios pudo diseñar semejante
plan de Amor y Redención con el cual logró librarte, de una vez y para siempre,
del poder de la muerte y del pecado que la gobierna. Sólo Dios te ama tanto
que, a pesar de estar tú muerto(a) en delitos y pecados, te dio vida juntamente
con Cristo.
Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna. 17Porque no envió Dios a su
Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
¡Dios te ama tanto que prefirió entregar
a Su propio Hijo antes que perderte a ti!
Mediante la muerte y resurrección
de Su Hijo, Jesucristo, Dios te hizo Nacer de Nuevo y no de una simiente
corruptible sino de la incorruptible simiente que es Su Palabra que vive y
permanece para siempre.
Porque por gracia sois salvos
por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe (Efe
2.8-9).
Ser salvo por gracia significa
ser declarado justo por Dios y recibir la Plenitud de Vida que Él desea para ti
como un regalo de Amor por haber creído a
Su Palabra y a Su Amor.
Ser salvo por gracia significa
poner toda tu confianza en Él en lugar de en tus obras o en tus supuestas acciones
de justicia.
Bendito el varón que confía en
Jehová, y cuya confianza es Jehová.
Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto
a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su
hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto (Jer
17.7-8).
Puedes estar seguro(a) estimado(a)
amigo(a), que confiar en Dios, creerle a Él, creerle a Su Palabra, es la Bendición
más grande que puedas tener. Ya que Él nunca ha mentido ni mentirá, tú eres ese
árbol plantado junto a las corrientes de aguas que da su fruto a su tiempo y su
hoja no cae.
Yo soy la vid verdadera, y mi
Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo
quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.
Ya vosotros estáis limpios por
la palabra que os he hablado (Jn 15.1-3).
Es el lavamiento en la
regeneración (nacer de nuevo), que te ha limpiado. Por esto, puedes, y debes,
echar tus raíces junto a la corriente de agua de vida que es la Palabra de
Dios. Ponla en tu mente, corazón y boca; medita en ella de día y de noche pues
así no verás cuando viene el calor (los problemas), sino que estarás fuerte y
lleno(a) de fe; y en el año de sequía (conflicto), no te fatigarás, ni dejarás
de dar fruto.
Nunca se apartará de tu boca
este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que
guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces
harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).
Pienso que la Biblia es
sencillamente clara en Su precisión, Dios, tu Padre, desea que hagas prosperar
tu camino y que todo te salga bien. Por eso te entrega el secreto para el éxito
en tu vida: ¡Haz de la Biblia la norma máxima de tu existencia! Léela y
medítala de día y de noche porque entonces, ni antes, ni después, ni de ningún
otra forma, harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien.
¡Esto es la Gracia de Dios!
Si Jehová no edificare la
casa, En vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, En
vano vela la guardia. Por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis
tarde a reposar, Y que comáis pan de dolores; Pues que a su amado dará Dios el
sueño (Sal 127.1-2).
El problema del pecado se
resolvió totalmente en esa cruz. Fue Dios quien lo resolvió por Amor a ti. Por
más que trabajaras y velaras en ello nada habrías conseguido y nada puedes
conseguir pues es por Su Gracia por medio de la fe en Cristo Jesús.
Ahora, pues, ninguna
condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a
la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de
vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte (Rom
8.1-2).
Por la Gracia de Dios ahora estás
en Cristo Jesús; ya no practicas el pecado pues no estás conforme con tu carne
sino con el Espíritu Santo; has sido creado(a) de nuevo como un(a) Hijo(a) de
Dios y has sido hecho(a) libre de la ley del pecado y de la muerte mediante una
ley superior que es la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús.
¡El pecado no podrá nunca más
enseñorearse de ti!
Todo esto se recibe mediante la
fe que no es otra cosa más que creerle a Dios, creyendo a Su Palabra. Pues si
Dios lo dijo, entonces, Él lo va a cumplir. Si Dios lo habló, entonces, Él lo
va a ejecutar.
Así que, no temas, cree
solamente. Cree que eres la persona que Dios dice que ahora tú eres. Cree que
eres ese(a) incorruptible Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, que Dios dice en
Su Palabra que ahora eres, y comienza a vivir así. Sólo de esta forma el pecado
está derrotado en ti.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, yo soy Tu
Hijo(a) amado(a) y puedo confiar plenamente en Ti. Tú no mientes, así que todo
lo que has dicho acerca de mí en tu Palabra es la Verdad y se va a cumplir todo.
Señor Jesús, yo en Ti confío, Tú eres toda mi confianza, sin Ti no vivo. ¡Soy
bienaventurada(o)! ¡Mil veces feliz! Pues la roca de mi salvación es Cristo
Jesús. El cielo y la tierra pasarán mas Tu Palabra no pasará. Así que, no pongo
mis ojos, ni mi confianza, en la situación, problema o aflicción que hoy esté
atravesando, porque yo, ______________ (tu nombre aquí) seré
prosperado, por la Palabra de Dios, como el árbol plantado junto a las aguas,
que junto a la corriente echaré mis raíces, y no veré cuando viene el calor,
sino que mi hoja estará verde; y en el año de sequía no me fatigaré, ni dejaré
de dar fruto. Por lo tanto, resisto las mentiras del diablo y me declaro a mí
mismo(a), de acuerdo a Tu Palabra, la Biblia, que ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre!
¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de
Nuevo, no de simiente corruptible sino de la incorruptible semilla que es la
Palabra de Dios que vive y permanece para siempre! Ni el pecado ni la muerte
tienen nada en mí. No hay forma que pueda perder en la vida pues en TODAS las
cosas yo,
______________ (tu nombre aquí) soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que
me ama, Cristo Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el
Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu
atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo
creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para
pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día
de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre
preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te
invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú
seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2012
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre
11 Tit 3 / Jer 17-18
/ Sal 127
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre
11 Tit 3 / Jer 17-18
/ Sal 127
Tito
3
Justificados por gracia
3
1Recuérdales que se sujeten a los
gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena
obra. 2Que a nadie difamen, que no sean pendencieros, sino
amables, mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres. 3Porque
nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados,
esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia,
aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros. 4Pero cuando se
manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres,
5nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino
por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación
en el Espíritu Santo, 6el cual derramó en nosotros abundantemente
por Jesucristo nuestro Salvador, 7para que justificados por su
gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.
8Palabra fiel es esta, y en estas
cosas quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren
ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a los hombres.
9Pero evita las cuestiones necias, y genealogías, y contenciones, y
discusiones acerca de la ley; porque son vanas y sin provecho. 10Al
hombre que cause divisiones, después de una y otra amonestación deséchalo,
11sabiendo que el tal se ha pervertido, y peca y está condenado por su
propio juicio.
Instrucciones personales
12Cuando envíe a ti a Artemas o a
Tíquico,a
apresúrate a venir a mí en Nicópolis, porque allí he determinado pasar el
invierno. 13A Zenas intérprete de la ley, y a Apolos,b
encamínales con solicitud, de modo que nada les falte. 14Y
aprendan también los nuestros a ocuparse en buenas obras para los casos de
necesidad, para que no sean sin fruto.
Salutaciones y bendición final
15Todos los que están conmigo te
saludan. Saluda a los que nos aman en la fe.
La gracia sea con todos vosotros. Amén.[1]
Jeremías
17-18
El pecado escrito en el corazón de Judá
17
1El pecado de Judá escrito está con
cincel de hierro y con punta de diamante; esculpido está en la tabla de su corazón,
y en los cuernos de sus altares, 2mientras sus hijos se acuerdan
de sus altares y de sus imágenes de Asera, que están junto a los árboles
frondosos y en los collados altos, 3sobre las montañas y sobre el
campo. Todos tus tesoros entregaré al pillaje por el pecado de tus lugares
altos en todo tu territorio. 4Y perderás la heredad que yo te di,
y te haré servir a tus enemigos en tierra que no conociste; porque fuego habéis
encendido en mi furor, que para siempre arderá.
5Así ha dicho Jehová: Maldito el
varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se
aparta de Jehová. 6Será como la retama en el desierto, y no verá
cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en
tierra despoblada y deshabitada.
7Bendito el varón que confía en
Jehová, y cuya confianza es Jehová. 8Porque será como el árbol
plantado junto a las aguas,a que junto a la corriente
echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará
verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.
9Engañoso es el corazón más que
todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? 10Yo Jehová, que
escudriño la mente, que pruebo el corazón,b para dar a cada
uno según su camino,c según el fruto de sus obras.
11Como la perdiz que cubre lo que
no puso, es el que injustamente amontona riquezas; en la mitad de sus días las
dejará, y en su postrimería será insensato.
12Trono de gloria, excelso desde el
principio, es el lugar de nuestro santuario. 13¡Oh Jehová,
esperanza de Israel! todos los que te dejan serán avergonzados; y los que se
apartan de mí serán escritos en el polvo, porque dejaron a Jehová, manantial de
aguas vivas.
14Sáname, oh Jehová, y seré sano;
sálvame, y seré salvo; porque tú eres mi alabanza. 15He aquí que
ellos me dicen: ¿Dónde está la palabra de Jehová? ¡Que se cumpla ahora!
16Mas yo no he ido en pos de ti para incitarte a su castigo, ni deseé
día de calamidad, tú lo sabes. Lo que de mi boca ha salido, fue en tu presencia.
17No me seas tú por espanto, pues mi refugio eres tú en el día malo.
18Avergüéncense los que me persiguen, y no me avergüence yo; asómbrense
ellos, y yo no me asombre; trae sobre ellos día malo, y quebrántalos con doble
quebrantamiento.
Observancia del día de reposo
19Así me ha dicho Jehová: Ve y
ponte a la puerta de los hijos del pueblo, por la cual entran y salen los reyes
de Judá, y ponte en todas las puertas de Jerusalén, 20y diles: Oíd
la palabra de Jehová, reyes de Judá, y todo Judá y todos los moradores de
Jerusalén que entráis por estas puertas. 21Así ha dicho Jehová:
Guardaos por vuestra vida de llevar carga en el día de reposo,* y de
meterla por las puertas de Jerusalén.d 22Ni
saquéis carga de vuestras casas en el día de reposo,* ni hagáis trabajo alguno, sino
santificad el día de reposo,* como mandé a vuestros padres.e
23Pero ellos no oyeron, ni inclinaron su oído, sino endurecieron su
cerviz para no oír, ni recibir corrección.
24No obstante, si vosotros me
obedeciereis, dice Jehová, no metiendo carga por las puertas de esta ciudad en
el día de reposo,* sino que santificareis el día de reposo,* no
haciendo en él ningún trabajo, 25entrarán por las puertas de
esta ciudad, en carros y en caballos, los reyes y los príncipes que se sientan
sobre el trono de David, ellos y sus príncipes, los varones de Judá y los
moradores de Jerusalén; y esta ciudad será habitada para siempre. 26Y
vendrán de las ciudades de Judá, de los alrededores de Jerusalén, de tierra de
Benjamín, de la Sefela, de los montes y del Neguev, trayendo holocausto y
sacrificio, y ofrenda e incienso, y trayendo sacrificio de alabanza a la casa
de Jehová. 27Pero si no me oyereis para santificar el día de
reposo,* y para no traer carga ni meterla por las puertas de Jerusalén
en día de reposo,* yo haré descender fuego en sus puertas, y
consumirá los palacios de Jerusalén, y no se apagará.
La señal del alfarero y el barro
18
1Palabra de Jehová que vino a
Jeremías, diciendo: 2Levántate y vete a casa del alfarero, y allí
te haré oír mis palabras. 3Y descendí a casa del alfarero, y he
aquí que él trabajaba sobre la rueda. 4Y la vasija de barro que él
hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le
pareció mejor hacerla.
5Entonces vino a mí palabra de
Jehová, diciendo: 6¿No podré yo hacer de vosotros como este
alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano
del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel. 7En
un instante hablaré contra pueblos y contra reinos, para arrancar, y derribar,
y destruir. 8Pero si esos pueblos se convirtieren de su maldad
contra la cual hablé, yo me arrepentiré del mal que había pensado hacerles,
9y en un instante hablaré de la gente y del reino, para edificar y para
plantar. 10Pero si hiciere lo malo delante de mis ojos, no oyendo
mi voz, me arrepentiré del bien que había determinado hacerle.
11Ahora, pues, habla luego a todo
hombre de Judá y a los moradores de Jerusalén, diciendo: Así ha dicho Jehová:
He aquí que yo dispongo mal contra vosotros, y trazo contra vosotros designios;
conviértase ahora cada uno de su mal camino, y mejore sus caminos y sus obras.
12Y dijeron: Es en vano; porque en pos de nuestros ídolos iremos, y
haremos cada uno el pensamiento de nuestro malvado corazón.
13Por tanto, así dijo Jehová:
Preguntad ahora a las naciones, quién ha oído cosa semejante. Gran fealdad ha
hecho la virgen de Israel. 14¿Faltará la nieve del Líbano de la
piedra del campo? ¿Faltarán las aguas frías que corren de lejanas tierras?
15Porque mi pueblo me ha olvidado, incensando a lo que es vanidad, y ha
tropezado en sus caminos, en las sendas antiguas, para que camine por sendas y
no por camino transitado, 16para poner su tierra en desolación,
objeto de burla perpetua; todo aquel que pasare por ella se asombrará, y
meneará la cabeza. 17Como viento solano los esparciré delante del
enemigo; les mostraré las espaldas y no el rostro, en el día de su perdición.
Conspiración del pueblo y oración de Jeremías
18Y dijeron: Venid y maquinemos
contra Jeremías; porque la ley no faltará al sacerdote, ni el consejo al sabio,
ni la palabra al profeta. Venid e hirámoslo de lengua, y no atendamos a ninguna
de sus palabras.
19Oh Jehová, mira por mí, y oye la
voz de los que contienden conmigo. 20¿Se da mal por bien, para que
hayan cavado hoyo a mi alma? Acuérdate que me puse delante de ti para hablar
bien por ellos, para apartar de ellos tu ira. 21Por tanto, entrega
sus hijos a hambre, dispérsalos por medio de la espada, y queden sus mujeres
sin hijos, y viudas; y sus maridos sean puestos a muerte, y sus jóvenes heridos
a espada en la guerra. 22Oigase clamor de sus casas, cuando
traigas sobre ellos ejército de repente; porque cavaron hoyo para prenderme, y
a mis pies han escondido lazos. 23Pero tú, oh Jehová, conoces todo
su consejo contra mí para muerte; no perdones su maldad, ni borres su pecado de
delante de tu rostro; y tropiecen delante de ti; haz así con ellos en el tiempo
de tu enojo.[2]
SALMO 127
La prosperidad viene de Jehová
Cántico gradual; para Salomón.
1 Si Jehová
no edificare la casa,
En vano trabajan los que la
edifican;
Si Jehová no guardare la ciudad,
En vano vela la guardia.
2 Por demás
es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar,
Y que comáis pan de dolores;
Pues que a su amado dará Dios
el sueño.
3 He aquí,
herencia de Jehová son los hijos;
Cosa de estima el fruto del
vientre.
4 Como saetas
en mano del valiente,
Así son los hijos habidos en
la juventud.
5 Bienaventurado
el hombre que llenó su aljaba de ellos;
No será avergonzado
Cuando hablare con los
enemigos en la puerta.[3]
a a 3.12: Hch. 20.4; Ef. 6.21–22; Col.
4.7–8; 2 Ti. 4.12.
b b 3.13: Hch. 18.24; 1 Co. 16.12.
[1] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Tit
2.15-3.15
a a 17.8: Sal. 1.3.
b b 17.10: Ap. 2.23.
c c 17.10: Sal. 62.12.
* Aquí equivale a sábado.
d d 17.21: Neh. 13.15–22.
* Aquí equivale a sábado.
* Aquí
equivale a sábado.
e e 17.22: Ex. 20.8–10; Dt. 5.12–14.
* Aquí
equivale a sábado.
* Aquí
equivale a sábado.
* Aquí
equivale a sábado.
* Aquí
equivale a sábado.
[2] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Jr
16.21-18.23
[3] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Sal
126.6-127.5
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