viernes, 27 de noviembre de 2020

¡Cómo te preparas para la Victoria!

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27 de Noviembre

¡Cómo te preparas para la Victoria!


¡Aquí está tu victoria!                                                   

Por Riqui Ricón*

sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley,  sino por la fe de Jesucristo,  nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado (Ga 2. 16).

Las obras de la ley son aquellas que realizas por mérito y esfuerzo propio cuando tratas de cumplir la ley de Dios con tus propias fuerzas para así estar en buenos términos con el Señor y además, poder gozar de Su Presencia y de Sus promesas. Por lo que puedes leer en la Biblia, éste es y será siempre, un esfuerzo inútil.

La Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, te enseña que las obras de la ley son producto de la carne, mientras que las obras de la fe, las que realizas creyéndole a Dios al creer Su Palabra, son espirituales pues son producto del espíritu.

Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios (Ro 8.5-8).

La buena noticia (y lo realmente interesante aquí), es que tú No eres de la carne, sino que tú realmente eres del Espíritu (de lo contrario no estarías leyendo esta reflexión). Tú eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y ya no vives más conforme con tu carne sino que ahora vives conforme al Espíritu.

Los que se dejan dominar por la baja naturaleza, viven sólo para auto complacerse, pero los que viven de acuerdo con el Espíritu Santo se conducen como agrada a Dios. El dejarse conducir por el Espíritu Santo produce vida y paz, pero el dejarse conducir por la vieja naturaleza produce muerte, porque la vieja naturaleza pecaminosa que está en nosotros, siempre se rebela contra Dios. Nunca ha obedecido la ley de Dios y nunca podrá obedecerla. Por eso, los que continúan bajo el dominio de su antiguo yo pecador y se empeñan en continuar con sus perversidades, jamás podrán agradar a Dios (Ro 8.5-8 BAD).

De hecho, si tú quieres agradar a Dios lo único que necesitas es fe, esto es, creerle a Dios creyendo Su Palabra, pues está escrito que sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. (He 11.6).

Ser justificado significa ser declarado justo por Dios, quien es el juez de todo el Universo. Tu justificación no es resultado de las obras que hiciste, ni de las que puedas hacer, sino que la salvación es resultado de tu fe en la obra de Jesucristo.

Tu justificación es resultado de creer lo que Dios dice: que Jesús era el unigénito Hijo de Dios, quien se dio a sí mismo por Amor a ti, para PAGAR TODOS tus pecados y, de esta forma, hacerte libre de esa vieja naturaleza pecaminosa que no puede, ni podrá, obedecer a Dios.

Pero ahora, tú has Nacido de Nuevo y no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).

Así que, ahora eres nueva creatura, tienes una naturaleza totalmente nueva e incorruptible y eres libre de toda acusación o cargo que se te imputaba.

Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu (Ro 8.2-4).

Pon mucha atención aquí, porque cuando tú pecas, y no hay hombre o mujer que no peque (Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros -1 Jn 1.10), esto no significa que tú vivas conforme a la carne, pues la Verdad es que tu espíritu, y el Espíritu Santo que vive en ti, te guían al arrepentimiento para vivir siempre conforme al Espíritu.

Entonces, no existe otra forma de estar en buenos términos con el Señor y poder gozar de Su Presencia y de Sus promesas que por medio de la fe de Jesucristo.

La fe es, pues, necesaria para agradar a Dios. Por eso, todo el que quiera acercarse a Dios debe creer que existe y que premia a los que sinceramente le buscan  (He 11.6 CST).

Esto no significa que no debes actuar y vivir de acuerdo a la Palabra de Dios, sino todo lo contrario, pues ahora, como un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo actúas de acuerdo a lo que crees:

·       Que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo para pagar todos tus pecados antes que perderte a ti.

·       Que así, Dios te ha declarado justo(a) por la fe de Jesucristo.

·       Por eso, AHORA piensas, hablas y vives como justo(a) pues eso es lo que eres y,

·       Ya no practicas más el pecado.

Es esta identidad, que proviene de tu fe en la Palabra de Dios, la que ahora te impulsa a actuar y vivir acorde con lo que crees y declaras que eres.

¡Aquí está tu victoria!

Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? (1 Jn 5.4-5).

Recuerda siempre que no es lo que tú hagas o puedas hacer para Dios lo que te define. Lo que te define es lo que Dios dice en Su Palabra acerca de quién tú eres ahora. La Biblia, la Palabra de Dios, es la Verdad Absoluta y ella, la Verdad, establece que, por la obra redentora de la Cruz y la Victoria de Jesús sobre la muerte, ahora tú eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo no de simiente corruptible, sino de la incorruptible semilla que es la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre.

Así que, sea cual sea el problema, aflicción, enfermedad o reto que estés enfrentando el día de hoy, afírmate en tu identidad como Hijo(a) de Dios, desecha toda condenación; y si has caído arrepiéntete y confiesa tu pecado pues él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad (1 Jn 1.9b). Y, por último, disponte a salir más que vencedor en todas las cosas.

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, Tú dices en Tu Palabra (y yo lo creo), que Con Cristo estoy juntamente crucificado(o), y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe de Tu Hijo, Jesús, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. Padre, hoy comprendo un poco más de Tu Gracia y Gran Amor, por lo tanto no la desecho; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás habría muerto Cristo Jesús. Por lo tanto, me determino a no pensar, hablar o sentir acerca de mí, como un(a) fracasado(a), ni frustrado(a), ni vencido(a), ni hipócrita, ni ningún otro pensamiento, palabra o actitud de engaño y mentira hacia mi persona. Por Tu Gracia y Amor yo soy lo que soy. Por Tu Gracia y Amor yo, ___________ (tu nombre aquí), soy quién Tú dices en la Biblia que soy: justificado(a) y perdonado(a); un(a) Hijo(a) Tuyo(a) Nacido(a) de Nuevo. Así que, tengo toda la autoridad y libertad para actuar y vivir manifestando lo que ya soy: justo(a), santo(a) y perfecto(a). No porque tenga que hacerlo como si careciera de ello, sino porque, gracias a Ti, Jesucristo, eso es lo que soy. En consecuencia, en este día, me declaro sano(a), libre, próspero(a) y en paz para vivir esa vida plena y abundante que Tú, mi Señor y Salvador Jesucristo, compraste para mí. En el nombre de Jesús. Amén.

Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Noviembre 27                                  Gal 2   /  Jer 49-50  /  Sal 143


Cápsula del día.






Puedes escuchar o descargar la lectura de la  Biblia en audio del día de hoy, la tenemos para ti en dos versiones: 


RV60 




NVI




Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Noviembre 27                                  Gal 2   /  Jer 49-50  /  Sal 143

 

Gálatas 2

2

1Después, pasados catorce años, subí otra vez a Jerusaléna con Bernabé, llevando también conmigo a Tito. 2Pero subí según una revelación, y para no correr o haber corrido en vano, expuse en privado a los que tenían cierta reputación el evangelio que predico entre los gentiles. 3Mas ni aun Tito, que estaba conmigo, con todo y ser griego, fue obligado a circuncidarse; 4y esto a pesar de los falsos hermanos introducidos a escondidas, que entraban para espiar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesús, para reducirnos a esclavitud, 5a los cuales ni por un momento accedimos a someternos, para que la verdad del evangelio permaneciese con vosotros. 6Pero de los que tenían reputación de ser algo (lo que hayan sido en otro tiempo nada me importa; Dios no hace acepción de personasb), a mí, pues, los de reputación nada nuevo me comunicaron. 7Antes por el contrario, como vieron que me había sido encomendado el evangelio de la incircuncisión, como a Pedro el de la circuncisión 8(pues el que actuó en Pedro para el apostolado de la circuncisión, actuó también en mí para con los gentiles), 9y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión. 10Solamente nos pidieron que nos acordásemos de los pobres; lo cual también procuré con diligencia hacer.

Pablo reprende a Pedro en Antioquía

11Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar. 12Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión. 13Y en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos. 14Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar? 15Nosotros, judíos de nacimiento, y no pecadores de entre los gentiles, 16sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley,c sino por la fe de Jesucristo,d nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado. 17Y si buscando ser justificados en Cristo, también nosotros somos hallados pecadores, ¿es por eso Cristo ministro de pecado? En ninguna manera. 18Porque si las cosas que destruí, las mismas vuelvo a edificar, transgresor me hago. 19Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios. 20Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. 21No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo.[1]

 

 

   

 

 

Jeremías 49-50

Profecía sobre los amonitas

49

1Acerca de los hijos de Amón.a Así ha dicho Jehová: ¿No tiene hijos Israel? ¿No tiene heredero? ¿Por qué Milcom ha desposeído a Gad, y su pueblo se ha establecido en sus ciudades? 2Por tanto, vienen días, ha dicho Jehová, en que haré oír clamor de guerra en Rabá de los hijos de Amón; y será convertida en montón de ruinas, y sus ciudades serán puestas a fuego, e Israel tomará por heredad a los que los tomaron a ellos, ha dicho Jehová.

3Lamenta, oh Hesbón, porque destruida es Hai; clamad, hijas de Rabá, vestíos de cilicio, endechad, y rodead los vallados, porque Milcom fue llevado en cautiverio, sus sacerdotes y sus príncipes juntamente. 4¿Por qué te glorías de los valles? Tu valle se deshizo, oh hija contumaz, la que confía en sus tesoros, la que dice: ¿Quién vendrá contra mí? 5He aquí yo traigo sobre ti espanto, dice el Señor, Jehová de los ejércitos, de todos tus alrededores; y seréis lanzados cada uno derecho hacia adelante, y no habrá quien recoja a los fugitivos. 6Y después de esto haré volver a los cautivos de los hijos de Amón, dice Jehová.

Profecía sobre Edom

7Acerca de Edom.b Así ha dicho Jehová de los ejércitos: ¿No hay más sabiduría en Temán? ¿Se ha acabado el consejo en los sabios? ¿Se corrompió su sabiduría? 8Huid, volveos atrás, habitad en lugares profundos, oh moradores de Dedán; porque el quebrantamiento de Esaú traeré sobre él en el tiempo en que lo castigue. 9Si vendimiadores hubieran venido contra ti, ¿no habrían dejado rebuscos? Si ladrones de noche, ¿no habrían tomado lo que les bastase? 10Mas yo desnudaré a Esaú, descubriré sus escondrijos, y no podrá esconderse; será destruida su descendencia, sus hermanos y sus vecinos, y dejará de ser. 11Deja tus huérfanos, yo los criaré; y en mí confiarán tus viudas.

12Porque así ha dicho Jehová: He aquí que los que no estaban condenados a beber el cáliz, beberán ciertamente; ¿y serás tú absuelto del todo? No serás absuelto, sino que ciertamente beberás. 13Porque por mí he jurado, dice Jehová, que asolamiento, oprobio, soledad y maldición será Bosra, y todas sus ciudades serán desolaciones perpetuas.

14La noticia oí, que de Jehová había sido enviado mensajero a las naciones, diciendo: Juntaos y venid contra ella, y subid a la batalla. 15He aquí que te haré pequeño entre las naciones, menospreciado entre los hombres. 16Tu arrogancia te engañó, y la soberbia de tu corazón. Tú que habitas en cavernas de peñas, que tienes la altura del monte, aunque alces como águila tu nido, de allí te haré descender, dice Jehová.

17Y se convertirá Edom en desolación; todo aquel que pasare por ella se asombrará, y se burlará de todas sus calamidades. 18Como sucedió en la destrucción de Sodoma y de Gomorra y de sus ciudades vecinas,c dice Jehová, así no morará allí nadie, ni la habitará hijo de hombre. 19He aquí que como león subirá de la espesura del Jordán contra la bella y robusta; porque muy pronto le haré huir de ella, y al que fuere escogido la encargaré; porque ¿quién es semejante a mí, y quién me emplazará? ¿Quién será aquel pastor que me podrá resistir? 20Por tanto, oíd el consejo que Jehová ha acordado sobre Edom, y sus pensamientos que ha resuelto sobre los moradores de Temán. Ciertamente a los más pequeños de su rebaño los arrastrarán, y destruirán sus moradas con ellos. 21Del estruendo de la caída de ellos la tierra temblará, y el grito de su voz se oirá en el Mar Rojo. 22He aquí que como águila subirá y volará, y extenderá sus alas contra Bosra; y el corazón de los valientes de Edom será en aquel día como el corazón de mujer en angustias.

Profecía sobre Damasco

23Acerca de Damasco.d Se confundieron Hamat y Arfad, porque oyeron malas nuevas; se derritieron en aguas de desmayo, no pueden sosegarse. 24Se desmayó Damasco, se volvió para huir, y le tomó temblor y angustia, y dolores le tomaron, como de mujer que está de parto. 25¡Cómo dejaron a la ciudad tan alabada, la ciudad de mi gozo! 26Por tanto, sus jóvenes caerán en sus plazas, y todos los hombres de guerra morirán en aquel día, ha dicho Jehová de los ejércitos. 27Y haré encender fuego en el muro de Damasco, y consumirá las casas de Ben-adad.

Profecía sobre Cedar y Hazor

28Acerca de Cedar y de los reinos de Hazor, los cuales asoló Nabucodonosor rey de Babilonia. Así ha dicho Jehová: Levantaos, subid contra Cedar, y destruid a los hijos del oriente. 29Sus tiendas y sus ganados tomarán; sus cortinas y todos sus utensilios y sus camellos tomarán para sí, y clamarán contra ellos: Miedo alrededor. 30Huid, idos muy lejos, habitad en lugares profundos, oh moradores de Hazor, dice Jehová; porque tomó consejo contra vosotros Nabucodonosor rey de Babilonia, y contra vosotros ha formado un designio. 31Levantaos, subid contra una nación pacífica que vive confiadamente, dice Jehová, que ni tiene puertas ni cerrojos, que vive solitaria. 32Serán sus camellos por botín, y la multitud de sus ganados por despojo; y los esparciré por todos los vientos, arrojados hasta el último rincón; y de todos lados les traeré su ruina, dice Jehová. 33Hazor será morada de chacales, soledad para siempre; ninguno morará allí, ni la habitará hijo de hombre.

Profecía sobre Elam

34Palabra de Jehová que vino al profeta Jeremías acerca de Elam, en el principio del reinado de Sedequías rey de Judá, diciendo: 35Así ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí que yo quiebro el arco de Elam, parte principal de su fortaleza. 36Traeré sobre Elam los cuatro vientos de los cuatro puntos del cielo, y los aventaré a todos estos vientos; y no habrá nación a donde no vayan fugitivos de Elam. 37Y haré que Elam se intimide delante de sus enemigos, y delante de los que buscan su vida; y traeré sobre ellos mal, y el ardor de mi ira, dice Jehová; y enviaré en pos de ellos espada hasta que los acabe. 38Y pondré mi trono en Elam, y destruiré a su rey y a su príncipe, dice Jehová. 39Pero acontecerá en los últimos días, que haré volver a los cautivos de Elam, dice Jehová.

Profecía sobre Babilonia

50

1Palabra que habló Jehová contra Babilonia,a contra la tierra de los caldeos, por medio del profeta Jeremías. 2Anunciad en las naciones, y haced saber; levantad también bandera, publicad, y no encubráis; decid: Tomada es Babilonia, Bel es confundido, deshecho es Merodac; destruidas son sus esculturas, quebrados son sus ídolos. 3Porque subió contra ella una nación del norte, la cual pondrá su tierra en asolamiento, y no habrá ni hombre ni animal que en ella more; huyeron, y se fueron.

4En aquellos días y en aquel tiempo, dice Jehová, vendrán los hijos de Israel, ellos y los hijos de Judá juntamente; e irán andando y llorando, y buscarán a Jehová su Dios. 5Preguntarán por el camino de Sion, hacia donde volverán sus rostros, diciendo: Venid, y juntémonos a Jehová con pacto eterno que jamás se ponga en olvido.

6Ovejas perdidas fueron mi pueblo; sus pastores las hicieron errar, por los montes las descarriaron; anduvieron de monte en collado, y se olvidaron de sus rediles. 7Todos los que los hallaban, los devoraban; y decían sus enemigos: No pecaremos, porque ellos pecaron contra Jehová morada de justicia, contra Jehová esperanza de sus padres.

8Huid de en medio de Babilonia,b y salid de la tierra de los caldeos, y sed como los machos cabríos que van delante del rebaño. 9Porque yo levanto y hago subir contra Babilonia reunión de grandes pueblos de la tierra del norte; desde allí se prepararán contra ella, y será tomada; sus flechas son como de valiente diestro, que no volverá vacío. 10Y Caldea será para botín; todos los que la saquearen se saciarán, dice Jehová.

11Porque os alegrasteis, porque os gozasteis destruyendo mi heredad, porque os llenasteis como novilla sobre la hierba, y relinchasteis como caballos. 12Vuestra madre se avergonzó mucho, se afrentó la que os dio a luz; he aquí será la última de las naciones; desierto, sequedal y páramo. 13Por la ira de Jehová no será habitada, sino será asolada toda ella; todo hombre que pasare por Babilonia se asombrará, y se burlará de sus calamidades. 14Poneos en orden contra Babilonia alrededor, todos los que entesáis arco; tirad contra ella, no escatiméis las saetas, porque pecó contra Jehová. 15Gritad contra ella en derredor; se rindió; han caído sus cimientos, derribados son sus muros, porque es venganza de Jehová. Tomad venganza de ella; haced con ella como ella hizo. 16Destruid en Babilonia al que siembra, y al que mete hoz en tiempo de la siega; delante de la espada destructora cada uno volverá el rostro hacia su pueblo, cada uno huirá hacia su tierra.

17Rebaño descarriado es Israel; leones lo dispersaron; el rey de Asiria lo devoró primero, Nabucodonosor rey de Babilonia lo deshuesó después. 18Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Yo castigo al rey de Babilonia y a su tierra, como castigué al rey de Asiria. 19Y volveré a traer a Israel a su morada, y pacerá en el Carmelo y en Basán; y en el monte de Efraín y en Galaad se saciará su alma. 20En aquellos días y en aquel tiempo, dice Jehová, la maldad de Israel será buscada, y no aparecerá; y los pecados de Judá, y no se hallarán; porque perdonaré a los que yo hubiere dejado.

21Sube contra la tierra de Merataim,4 contra ella y contra los moradores de Pecod;5 destruye y mata en pos de ellos, dice Jehová, y haz conforme a todo lo que yo te he mandado. 22Estruendo de guerra en la tierra, y quebrantamiento grande. 23¡Cómo fue cortado y quebrado el martillo de toda la tierra! ¡cómo se convirtió Babilonia en desolación entre las naciones! 24Te puse lazos, y fuiste tomada, oh Babilonia, y tú no lo supiste; fuiste hallada, y aun presa, porque provocaste a Jehová. 25Abrió Jehová su tesoro, y sacó los instrumentos de su furor; porque esta es obra de Jehová, Dios de los ejércitos, en la tierra de los caldeos. 26Venid contra ella desde el extremo de la tierra; abrid sus almacenes, convertidla en montón de ruinas, y destruidla; que no le quede nada. 27Matad a todos sus novillos; que vayan al matadero. ¡Ay de ellos! pues ha venido su día, el tiempo de su castigo.

28Voz de los que huyen y escapan de la tierra de Babilonia, para dar en Sion las nuevas de la retribución de Jehová nuestro Dios, de la venganza de su templo.

29Haced juntar contra Babilonia flecheros, a todos los que entesan arco; acampad contra ella alrededor; no escape de ella ninguno; pagadle según su obra;c conforme a todo lo que ella hizo, haced con ella; porque contra Jehová se ensoberbeció, contra el Santo de Israel. 30Por tanto, sus jóvenes caerán en sus plazas, y todos sus hombres de guerra serán destruidos en aquel día, dice Jehová.

31He aquí yo estoy contra ti, oh soberbio, dice el Señor, Jehová de los ejércitos; porque tu día ha venido, el tiempo en que te castigaré. 32Y el soberbio tropezará y caerá, y no tendrá quien lo levante; y encenderé fuego en sus ciudades, y quemaré todos sus alrededores.

33Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Oprimidos fueron los hijos de Israel y los hijos de Judá juntamente; y todos los que los tomaron cautivos los retuvieron; no los quisieron soltar. 34El redentor de ellos es el Fuerte; Jehová de los ejércitos es su nombre; de cierto abogará la causa de ellos para hacer reposar la tierra, y turbar a los moradores de Babilonia.

35Espada contra los caldeos, dice Jehová, y contra los moradores de Babilonia, contra sus príncipes y contra sus sabios. 36Espada contra los adivinos, y se entontecerán; espada contra sus valientes, y serán quebrantados. 37Espada contra sus caballos, contra sus carros, y contra todo el pueblo que está en medio de ella, y serán como mujeres; espada contra sus tesoros, y serán saqueados. 38Sequedad sobre sus aguas, y se secarán; porque es tierra de ídolos, y se entontecen con imágenes.

39Por tanto, allí morarán fieras del desierto y chacales,d morarán también en ella polluelos de avestruz; nunca más será poblada ni se habitará por generaciones y generaciones. 40Como en la destrucción que Dios hizo de Sodoma y de Gomorra y de sus ciudades vecinas,e dice Jehová, así no morará allí hombre, ni hijo de hombre la habitará. 41He aquí viene un pueblo del norte, y una nación grande y muchos reyes se levantarán de los extremos de la tierra. 42Arco y lanza manejarán; serán crueles, y no tendrán compasión; su voz rugirá como el mar, y montarán sobre caballos; se prepararán contra ti como hombres a la pelea, oh hija de Babilonia. 43Oyó la noticia el rey de Babilonia, y sus manos se debilitaron; angustia le tomó, dolor como de mujer de parto.

44He aquí que como león subirá de la espesura del Jordán a la morada fortificada; porque muy pronto le haré huir de ella, y al que yo escoja la encargaré; porque ¿quién es semejante a mí? ¿y quién me emplazará? ¿o quién será aquel pastor que podrá resistirme? 45Por tanto, oíd la determinación que Jehová ha acordado contra Babilonia, y los pensamientos que ha formado contra la tierra de los caldeos: Ciertamente a los más pequeños de su rebaño los arrastrarán, y destruirán sus moradas con ellos. 46Al grito de la toma de Babilonia la tierra tembló, y el clamor se oyó entre las naciones.[2]

 

       

 

SALMO 143

 

Súplica de liberación y dirección

Salmo de David.

     1     Oh Jehová, oye mi oración, escucha mis ruegos;

Respóndeme por tu verdad, por tu justicia.

     2     Y no entres en juicio con tu siervo;

Porque no se justificará delante de ti ningún ser humano.a

     3     Porque ha perseguido el enemigo mi alma;

Ha postrado en tierra mi vida;

Me ha hecho habitar en tinieblas como los ya muertos.

     4     Y mi espíritu se angustió dentro de mí;

Está desolado mi corazón.

     5     Me acordé de los días antiguos;

Meditaba en todas tus obras;

Reflexionaba en las obras de tus manos.

     6     Extendí mis manos a ti,

Mi alma a ti como la tierra sedienta.

Selah

     7     Respóndeme pronto, oh Jehová, porque desmaya mi espíritu;

No escondas de mí tu rostro,

No venga yo a ser semejante a los que descienden a la sepultura.



 

 

 

 

 

 

 

    8     Hazme oír por la mañana tu misericordia,

Porque en ti he confiado;

Hazme saber el camino por donde ande,

Porque a ti he elevado mi alma.

     9     Líbrame de mis enemigos, oh Jehová;

En ti me refugio.

     10     Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios;

Tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud.

     11     Por tu nombre, oh Jehová, me vivificarás;

Por tu justicia sacarás mi alma de angustia.

     12     Y por tu misericordia disiparás a mis enemigos,

Y destruirás a todos los adversarios de mi alma,

Porque yo soy tu siervo.[3]

 



a a 2.1: Hch. 11.30; 15.2.

b b 2.6: Dt. 10.17.

c c 2.16: Sal. 143.2; Ro. 3.20.

d d 2.16: Ro. 3.22.

[1] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Gl 1.24-2.21

a a 49.1–6: Ez. 21.28–32; 25.1–7; Am. 1.13–15; Sof. 2.8–11.

b b 49.7–22: Is. 34.5–17; 63.1–6; Ez. 25.12–14; 35.1–15; Am. 1.11–12; Abd. 1.14; Mal. 1.2–5.

c c 49.18: Gn. 19.24–25.

d d 49.23–27: Is. 17.1–3; Am. 1.3–5; Zac. 9.1.

a a 50 .1—51.64: Is. 13.1—14.23; 47.1–15.

b b 50.8: Ap. 18.4.

4 O, doble rebelión.

5 O, castigo.

c c 50.29: Ap. 18.6.

d d 50.39: Ap. 18.2.

e e 50.40: Gn. 19.24–25.

[2] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Jr 48.47-50.46

a a 143.2: Ro. 3.20; Gá. 2.16.

[3] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Sal 142.7-143.12


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