¡Cómo te preparas para la Victoria!
¡Aquí está tu victoria!
Por Riqui Ricón*
sabiendo que el hombre no es
justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo,
nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de
Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie
será justificado (Ga 2. 16).
Las obras de
la ley son aquellas que realizas por mérito y esfuerzo propio cuando tratas de
cumplir la ley de Dios con tus propias fuerzas para así estar en buenos
términos con el Señor y además, poder gozar de Su Presencia y de Sus promesas.
Por lo que puedes leer en la Biblia, éste es y será siempre, un esfuerzo
inútil.
La Biblia,
que es la Palabra de Dios y no miente, te enseña que las obras de la ley son
producto de la carne, mientras que las obras de la fe, las que realizas
creyéndole a Dios al creer Su Palabra, son espirituales pues son producto del
espíritu.
Porque los que son de la carne
piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas
del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el
ocuparse del Espíritu es vida y paz Por cuanto los designios de la
carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni
tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a
Dios (Ro 8.5-8).
La buena
noticia (y lo realmente interesante aquí), es que tú No eres de la carne, sino
que tú realmente eres del Espíritu (de lo contrario no estarías leyendo esta
reflexión). Tú eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y ya no vives más
conforme con tu carne sino que ahora vives conforme al Espíritu.
Los que se dejan dominar por la baja naturaleza, viven sólo para auto
complacerse, pero los que viven de acuerdo con el Espíritu Santo se conducen
como agrada a Dios. El dejarse conducir por el Espíritu Santo produce vida y
paz, pero el dejarse conducir por la vieja naturaleza produce muerte, porque la
vieja naturaleza pecaminosa que está en nosotros, siempre se rebela contra
Dios. Nunca ha obedecido la ley de Dios y nunca podrá obedecerla. Por eso, los
que continúan bajo el dominio de su antiguo yo pecador y se empeñan en
continuar con sus perversidades, jamás podrán agradar a Dios (Ro 8.5-8 BAD).
De hecho, si
tú quieres agradar a Dios lo único que necesitas es fe, esto es, creerle a Dios
creyendo Su Palabra, pues está escrito que sin fe es
imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea
que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. (He 11.6).
Ser justificado significa ser
declarado justo por Dios, quien es el juez de todo el Universo. Tu
justificación no es resultado de las obras que hiciste, ni de las que puedas
hacer, sino que la salvación es resultado de tu fe en la obra de Jesucristo.
Tu justificación es resultado de
creer lo que Dios dice: que Jesús era el unigénito Hijo de Dios, quien se dio a
sí mismo por Amor a ti, para PAGAR TODOS tus pecados y, de esta forma, hacerte
libre de esa vieja naturaleza pecaminosa que no puede, ni podrá, obedecer a
Dios.
Pero ahora,
tú has Nacido de Nuevo y no
de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive
y permanece para siempre (1 P 1.23).
Así que, ahora eres nueva
creatura, tienes una naturaleza totalmente nueva e incorruptible y eres libre
de toda acusación o cargo que se te imputaba.
Porque la ley del Espíritu de
vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Porque
lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios,
enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado,
condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se
cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al
Espíritu (Ro 8.2-4).
Pon mucha atención aquí, porque
cuando tú pecas, y no hay hombre o mujer que no peque (Si decimos que no hemos
pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros -1 Jn
1.10), esto no significa que tú vivas conforme a la carne, pues la Verdad es
que tu espíritu, y el Espíritu Santo que vive en ti, te guían al
arrepentimiento para vivir siempre conforme al Espíritu.
Entonces, no existe otra forma de
estar en buenos términos con el Señor y poder gozar de Su Presencia y de
Sus promesas que por medio de la fe de Jesucristo.
La fe es, pues, necesaria para agradar a Dios. Por eso, todo el que
quiera acercarse a Dios debe creer que existe y que premia a los que
sinceramente le buscan (He 11.6 CST).
Esto no significa que no debes
actuar y vivir de acuerdo a la Palabra de Dios, sino todo lo contrario, pues
ahora, como un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo actúas de acuerdo a lo que
crees:
·
Que Dios te
ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo para pagar todos tus pecados
antes que perderte a ti.
·
Que así,
Dios te ha declarado justo(a) por la fe de Jesucristo.
·
Por eso, AHORA
piensas, hablas y vives como justo(a) pues eso es lo que eres y,
·
Ya no
practicas más el pecado.
Es esta identidad, que proviene
de tu fe en la Palabra de Dios, la que ahora te impulsa a actuar y vivir acorde
con lo que crees y declaras que eres.
¡Aquí está tu victoria!
Porque todo lo que es nacido
de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra
fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es
el Hijo de Dios? (1 Jn
5.4-5).
Recuerda siempre que no es lo que
tú hagas o puedas hacer para Dios lo que te define. Lo que te define es lo que
Dios dice en Su Palabra acerca de quién tú eres ahora. La Biblia, la Palabra de
Dios, es la Verdad Absoluta y ella, la Verdad, establece que, por la obra
redentora de la Cruz y la Victoria de Jesús sobre la muerte, ahora tú eres
un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo no de simiente corruptible, sino de la
incorruptible semilla que es la Palabra de Dios que vive y permanece para
siempre.
Así que, sea cual sea el
problema, aflicción, enfermedad o reto que estés enfrentando el día de hoy,
afírmate en tu identidad como Hijo(a) de Dios, desecha toda condenación; y si
has caído arrepiéntete y confiesa tu pecado pues él
es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad (1 Jn 1.9b).
Y, por último, disponte a salir más que vencedor en todas las cosas.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, Tú dices
en Tu Palabra (y yo lo creo), que Con Cristo estoy juntamente
crucificado(o), y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en
la carne, lo vivo en la fe de Tu Hijo, Jesús, el cual me amó y se entregó a sí
mismo por mí. Padre, hoy comprendo un poco más de Tu Gracia y Gran Amor, por lo
tanto no la desecho; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás
habría muerto Cristo Jesús. Por lo tanto, me determino a no pensar, hablar o
sentir acerca de mí, como un(a) fracasado(a), ni frustrado(a), ni vencido(a),
ni hipócrita, ni ningún otro pensamiento, palabra o actitud de engaño y mentira
hacia mi persona. Por Tu Gracia y Amor yo soy lo que soy. Por Tu Gracia y Amor
yo, ___________ (tu nombre aquí), soy quién Tú dices en la Biblia que soy:
justificado(a) y perdonado(a); un(a) Hijo(a) Tuyo(a) Nacido(a) de Nuevo. Así
que, tengo toda la autoridad y libertad para actuar y vivir manifestando lo que
ya soy: justo(a), santo(a) y perfecto(a). No porque tenga que hacerlo como si
careciera de ello, sino porque, gracias a Ti, Jesucristo, eso es lo que soy. En
consecuencia, en este día, me declaro sano(a), libre, próspero(a) y en paz para
vivir esa vida plena y abundante que Tú, mi Señor y Salvador Jesucristo, compraste
para mí. En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación
con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda
tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que
viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he
sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto
tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la
última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque
quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente
Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta
simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido
trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo!
¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré
solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre
27 Gal 2 / Jer 49-50 / Sal 143
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre
27 Gal 2 / Jer 49-50 / Sal 143
Gálatas
2
2
1Después, pasados catorce años,
subí otra vez a Jerusaléna con Bernabé, llevando también
conmigo a Tito. 2Pero subí según una revelación, y para no correr
o haber corrido en vano, expuse en privado a los que tenían cierta reputación
el evangelio que predico entre los gentiles. 3Mas ni aun Tito, que
estaba conmigo, con todo y ser griego, fue obligado a circuncidarse; 4y
esto a pesar de los falsos hermanos introducidos a escondidas, que entraban
para espiar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesús, para reducirnos a
esclavitud, 5a los cuales ni por un momento accedimos a
someternos, para que la verdad del evangelio permaneciese con vosotros. 6Pero
de los que tenían reputación de ser algo (lo que hayan sido en otro tiempo nada
me importa; Dios no hace acepción de personasb), a mí, pues,
los de reputación nada nuevo me comunicaron. 7Antes por el
contrario, como vieron que me había sido encomendado el evangelio de la
incircuncisión, como a Pedro el de la circuncisión 8(pues el que
actuó en Pedro para el apostolado de la circuncisión, actuó también en mí para
con los gentiles), 9y reconociendo la gracia que me había sido
dada, Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí
y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a
los gentiles, y ellos a la circuncisión. 10Solamente nos pidieron
que nos acordásemos de los pobres; lo cual también procuré con diligencia
hacer.
Pablo reprende a Pedro en Antioquía
11Pero cuando Pedro vino a
Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar. 12Pues
antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero
después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la
circuncisión. 13Y en su simulación participaban también los otros
judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía
de ellos. 14Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la
verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives
como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar?
15Nosotros, judíos de nacimiento, y no pecadores de entre los gentiles,
16sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley,c
sino por la fe de Jesucristo,d nosotros también hemos creído
en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de
la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado. 17Y
si buscando ser justificados en Cristo, también nosotros somos hallados
pecadores, ¿es por eso Cristo ministro de pecado? En ninguna manera. 18Porque
si las cosas que destruí, las mismas vuelvo a edificar, transgresor me hago.
19Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para
Dios. 20Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo,
mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del
Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. 21No
desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por
demás murió Cristo.[1]
Jeremías
49-50
Profecía sobre los amonitas
49
1Acerca de los hijos de Amón.a
Así ha dicho Jehová: ¿No tiene hijos Israel? ¿No tiene heredero? ¿Por qué
Milcom ha desposeído a Gad, y su pueblo se ha establecido en sus ciudades?
2Por tanto, vienen días, ha dicho Jehová, en que haré oír clamor de
guerra en Rabá de los hijos de Amón; y será convertida en montón de ruinas, y
sus ciudades serán puestas a fuego, e Israel tomará por heredad a los que los
tomaron a ellos, ha dicho Jehová.
3Lamenta, oh Hesbón, porque
destruida es Hai; clamad, hijas de Rabá, vestíos de cilicio, endechad, y rodead
los vallados, porque Milcom fue llevado en cautiverio, sus sacerdotes y sus príncipes
juntamente. 4¿Por qué te glorías de los valles? Tu valle se
deshizo, oh hija contumaz, la que confía en sus tesoros, la que dice: ¿Quién
vendrá contra mí? 5He aquí yo traigo sobre ti espanto, dice el
Señor, Jehová de los ejércitos, de todos tus alrededores; y seréis lanzados
cada uno derecho hacia adelante, y no habrá quien recoja a los fugitivos.
6Y después de esto haré volver a los cautivos de los hijos de Amón, dice
Jehová.
Profecía sobre Edom
7Acerca de Edom.b
Así ha dicho Jehová de los ejércitos: ¿No hay más sabiduría en Temán? ¿Se ha
acabado el consejo en los sabios? ¿Se corrompió su sabiduría? 8Huid,
volveos atrás, habitad en lugares profundos, oh moradores de Dedán; porque el
quebrantamiento de Esaú traeré sobre él en el tiempo en que lo castigue.
9Si vendimiadores hubieran venido contra ti, ¿no habrían dejado
rebuscos? Si ladrones de noche, ¿no habrían tomado lo que les bastase? 10Mas
yo desnudaré a Esaú, descubriré sus escondrijos, y no podrá esconderse; será
destruida su descendencia, sus hermanos y sus vecinos, y dejará de ser.
11Deja tus huérfanos, yo los criaré; y en mí confiarán tus viudas.
12Porque así ha dicho Jehová: He
aquí que los que no estaban condenados a beber el cáliz, beberán ciertamente;
¿y serás tú absuelto del todo? No serás absuelto, sino que ciertamente
beberás. 13Porque por mí he jurado, dice Jehová, que asolamiento,
oprobio, soledad y maldición será Bosra, y todas sus ciudades serán
desolaciones perpetuas.
14La noticia oí, que de Jehová
había sido enviado mensajero a las naciones, diciendo: Juntaos y venid contra
ella, y subid a la batalla. 15He aquí que te haré pequeño entre
las naciones, menospreciado entre los hombres. 16Tu arrogancia te
engañó, y la soberbia de tu corazón. Tú que habitas en cavernas de peñas, que
tienes la altura del monte, aunque alces como águila tu nido, de allí te haré
descender, dice Jehová.
17Y se convertirá Edom en
desolación; todo aquel que pasare por ella se asombrará, y se burlará de todas
sus calamidades. 18Como sucedió en la destrucción de Sodoma y de
Gomorra y de sus ciudades vecinas,c dice Jehová, así no morará
allí nadie, ni la habitará hijo de hombre. 19He aquí que como león
subirá de la espesura del Jordán contra la bella y robusta; porque muy pronto
le haré huir de ella, y al que fuere escogido la encargaré; porque ¿quién es
semejante a mí, y quién me emplazará? ¿Quién será aquel pastor que me podrá
resistir? 20Por tanto, oíd el consejo que Jehová ha acordado sobre
Edom, y sus pensamientos que ha resuelto sobre los moradores de Temán.
Ciertamente a los más pequeños de su rebaño los arrastrarán, y destruirán sus
moradas con ellos. 21Del estruendo de la caída de ellos la tierra
temblará, y el grito de su voz se oirá en el Mar Rojo. 22He aquí
que como águila subirá y volará, y extenderá sus alas contra Bosra; y el
corazón de los valientes de Edom será en aquel día como el corazón de mujer en
angustias.
Profecía sobre Damasco
23Acerca de Damasco.d
Se confundieron Hamat y Arfad, porque oyeron malas nuevas; se derritieron en
aguas de desmayo, no pueden sosegarse. 24Se desmayó Damasco, se
volvió para huir, y le tomó temblor y angustia, y dolores le tomaron, como de
mujer que está de parto. 25¡Cómo dejaron a la ciudad tan alabada,
la ciudad de mi gozo! 26Por tanto, sus jóvenes caerán en sus
plazas, y todos los hombres de guerra morirán en aquel día, ha dicho Jehová de
los ejércitos. 27Y haré encender fuego en el muro de Damasco, y
consumirá las casas de Ben-adad.
Profecía sobre Cedar y Hazor
28Acerca de Cedar y de los reinos
de Hazor, los cuales asoló Nabucodonosor rey de Babilonia. Así ha dicho Jehová:
Levantaos, subid contra Cedar, y destruid a los hijos del oriente. 29Sus
tiendas y sus ganados tomarán; sus cortinas y todos sus utensilios y sus
camellos tomarán para sí, y clamarán contra ellos: Miedo alrededor. 30Huid,
idos muy lejos, habitad en lugares profundos, oh moradores de Hazor, dice
Jehová; porque tomó consejo contra vosotros Nabucodonosor rey de Babilonia, y
contra vosotros ha formado un designio. 31Levantaos, subid contra
una nación pacífica que vive confiadamente, dice Jehová, que ni tiene puertas
ni cerrojos, que vive solitaria. 32Serán sus camellos por botín, y
la multitud de sus ganados por despojo; y los esparciré por todos los vientos,
arrojados hasta el último rincón; y de todos lados les traeré su ruina, dice
Jehová. 33Hazor será morada de chacales, soledad para siempre;
ninguno morará allí, ni la habitará hijo de hombre.
Profecía sobre Elam
34Palabra de Jehová que vino al
profeta Jeremías acerca de Elam, en el principio del reinado de Sedequías rey
de Judá, diciendo: 35Así ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí
que yo quiebro el arco de Elam, parte principal de su fortaleza. 36Traeré
sobre Elam los cuatro vientos de los cuatro puntos del cielo, y los aventaré a
todos estos vientos; y no habrá nación a donde no vayan fugitivos de Elam.
37Y haré que Elam se intimide delante de sus enemigos, y delante de los
que buscan su vida; y traeré sobre ellos mal, y el ardor de mi ira, dice
Jehová; y enviaré en pos de ellos espada hasta que los acabe. 38Y
pondré mi trono en Elam, y destruiré a su rey y a su príncipe, dice Jehová.
39Pero acontecerá en los últimos días, que haré volver a los cautivos de
Elam, dice Jehová.
Profecía sobre Babilonia
50
1Palabra que habló Jehová contra
Babilonia,a contra la tierra de los caldeos, por medio
del profeta Jeremías. 2Anunciad en las naciones, y haced saber;
levantad también bandera, publicad, y no encubráis; decid: Tomada es Babilonia,
Bel es confundido, deshecho es Merodac; destruidas son sus esculturas,
quebrados son sus ídolos. 3Porque subió contra ella una nación del
norte, la cual pondrá su tierra en asolamiento, y no habrá ni hombre ni animal
que en ella more; huyeron, y se fueron.
4En aquellos días y en aquel
tiempo, dice Jehová, vendrán los hijos de Israel, ellos y los hijos de Judá
juntamente; e irán andando y llorando, y buscarán a Jehová su Dios. 5Preguntarán
por el camino de Sion, hacia donde volverán sus rostros, diciendo: Venid, y
juntémonos a Jehová con pacto eterno que jamás se ponga en olvido.
6Ovejas perdidas fueron mi pueblo;
sus pastores las hicieron errar, por los montes las descarriaron; anduvieron de
monte en collado, y se olvidaron de sus rediles. 7Todos los que
los hallaban, los devoraban; y decían sus enemigos: No pecaremos, porque ellos
pecaron contra Jehová morada de justicia, contra Jehová esperanza de sus
padres.
8Huid de en medio de Babilonia,b
y salid de la tierra de los caldeos, y sed como los machos cabríos que van
delante del rebaño. 9Porque yo levanto y hago subir contra
Babilonia reunión de grandes pueblos de la tierra del norte; desde allí se
prepararán contra ella, y será tomada; sus flechas son como de valiente
diestro, que no volverá vacío. 10Y Caldea será para botín; todos
los que la saquearen se saciarán, dice Jehová.
11Porque os alegrasteis, porque os
gozasteis destruyendo mi heredad, porque os llenasteis como novilla sobre la
hierba, y relinchasteis como caballos. 12Vuestra madre se
avergonzó mucho, se afrentó la que os dio a luz; he aquí será la última de las
naciones; desierto, sequedal y páramo. 13Por la ira de Jehová no
será habitada, sino será asolada toda ella; todo hombre que pasare por
Babilonia se asombrará, y se burlará de sus calamidades. 14Poneos
en orden contra Babilonia alrededor, todos los que entesáis arco; tirad contra
ella, no escatiméis las saetas, porque pecó contra Jehová. 15Gritad
contra ella en derredor; se rindió; han caído sus cimientos, derribados son sus
muros, porque es venganza de Jehová. Tomad venganza de ella; haced con ella
como ella hizo. 16Destruid en Babilonia al que siembra, y al que
mete hoz en tiempo de la siega; delante de la espada destructora cada uno
volverá el rostro hacia su pueblo, cada uno huirá hacia su tierra.
17Rebaño descarriado es Israel;
leones lo dispersaron; el rey de Asiria lo devoró primero, Nabucodonosor rey de
Babilonia lo deshuesó después. 18Por tanto, así ha dicho Jehová de
los ejércitos, Dios de Israel: Yo castigo al rey de Babilonia y a su tierra,
como castigué al rey de Asiria. 19Y volveré a traer a Israel a su
morada, y pacerá en el Carmelo y en Basán; y en el monte de Efraín y en Galaad
se saciará su alma. 20En aquellos días y en aquel tiempo, dice
Jehová, la maldad de Israel será buscada, y no aparecerá; y los pecados de
Judá, y no se hallarán; porque perdonaré a los que yo hubiere dejado.
21Sube contra la tierra de
Merataim,4 contra ella y contra los moradores de Pecod;5
destruye y mata en pos de ellos, dice Jehová, y haz conforme a todo lo que yo
te he mandado. 22Estruendo de guerra en la tierra, y
quebrantamiento grande. 23¡Cómo fue cortado y quebrado el martillo
de toda la tierra! ¡cómo se convirtió Babilonia en desolación entre las
naciones! 24Te puse lazos, y fuiste tomada, oh Babilonia, y tú no
lo supiste; fuiste hallada, y aun presa, porque provocaste a Jehová. 25Abrió
Jehová su tesoro, y sacó los instrumentos de su furor; porque esta es obra de
Jehová, Dios de los ejércitos, en la tierra de los caldeos. 26Venid
contra ella desde el extremo de la tierra; abrid sus almacenes, convertidla en
montón de ruinas, y destruidla; que no le quede nada. 27Matad a
todos sus novillos; que vayan al matadero. ¡Ay de ellos! pues ha venido su día,
el tiempo de su castigo.
28Voz de los que huyen y escapan de
la tierra de Babilonia, para dar en Sion las nuevas de la retribución de Jehová
nuestro Dios, de la venganza de su templo.
29Haced juntar contra Babilonia
flecheros, a todos los que entesan arco; acampad contra ella alrededor; no
escape de ella ninguno; pagadle según su obra;c conforme a
todo lo que ella hizo, haced con ella; porque contra Jehová se ensoberbeció,
contra el Santo de Israel. 30Por tanto, sus jóvenes caerán en sus
plazas, y todos sus hombres de guerra serán destruidos en aquel día, dice
Jehová.
31He aquí yo estoy contra ti, oh
soberbio, dice el Señor, Jehová de los ejércitos; porque tu día ha venido, el
tiempo en que te castigaré. 32Y el soberbio tropezará y caerá, y
no tendrá quien lo levante; y encenderé fuego en sus ciudades, y quemaré todos
sus alrededores.
33Así ha dicho Jehová de los
ejércitos: Oprimidos fueron los hijos de Israel y los hijos de Judá juntamente;
y todos los que los tomaron cautivos los retuvieron; no los quisieron soltar.
34El redentor de ellos es el Fuerte; Jehová de los ejércitos es su
nombre; de cierto abogará la causa de ellos para hacer reposar la tierra, y
turbar a los moradores de Babilonia.
35Espada contra los caldeos, dice
Jehová, y contra los moradores de Babilonia, contra sus príncipes y contra sus
sabios. 36Espada contra los adivinos, y se entontecerán; espada
contra sus valientes, y serán quebrantados. 37Espada contra sus
caballos, contra sus carros, y contra todo el pueblo que está en medio de ella,
y serán como mujeres; espada contra sus tesoros, y serán saqueados. 38Sequedad
sobre sus aguas, y se secarán; porque es tierra de ídolos, y se entontecen con
imágenes.
39Por tanto, allí morarán fieras
del desierto y chacales,d morarán también en ella
polluelos de avestruz; nunca más será poblada ni se habitará por generaciones y
generaciones. 40Como en la destrucción que Dios hizo de Sodoma y
de Gomorra y de sus ciudades vecinas,e dice Jehová,
así no morará allí hombre, ni hijo de hombre la habitará. 41He
aquí viene un pueblo del norte, y una nación grande y muchos reyes se
levantarán de los extremos de la tierra. 42Arco y lanza manejarán;
serán crueles, y no tendrán compasión; su voz rugirá como el mar, y montarán
sobre caballos; se prepararán contra ti como hombres a la pelea, oh hija de
Babilonia. 43Oyó la noticia el rey de Babilonia, y sus manos se
debilitaron; angustia le tomó, dolor como de mujer de parto.
44He aquí que como león subirá de
la espesura del Jordán a la morada fortificada; porque muy pronto le haré huir
de ella, y al que yo escoja la encargaré; porque ¿quién es semejante a mí? ¿y
quién me emplazará? ¿o quién será aquel pastor que podrá resistirme? 45Por
tanto, oíd la determinación que Jehová ha acordado contra Babilonia, y los
pensamientos que ha formado contra la tierra de los caldeos: Ciertamente a los
más pequeños de su rebaño los arrastrarán, y destruirán sus moradas con ellos.
46Al grito de la toma de Babilonia la tierra tembló, y el clamor se oyó
entre las naciones.[2]
SALMO 143
Súplica de liberación y dirección
Salmo de David.
1 Oh Jehová,
oye mi oración, escucha mis ruegos;
Respóndeme por tu verdad, por
tu justicia.
2 Y no entres
en juicio con tu siervo;
Porque no se justificará
delante de ti ningún ser humano.a
3 Porque ha
perseguido el enemigo mi alma;
Ha postrado en tierra mi vida;
Me ha hecho habitar en
tinieblas como los ya muertos.
4 Y mi
espíritu se angustió dentro de mí;
Está desolado mi corazón.
5 Me acordé
de los días antiguos;
Meditaba en todas tus obras;
Reflexionaba en las obras de
tus manos.
6 Extendí mis
manos a ti,
Mi alma a ti como la tierra
sedienta.
Selah
7 Respóndeme
pronto, oh Jehová, porque desmaya mi espíritu;
No escondas de mí tu rostro,
No venga yo a ser semejante a
los que descienden a la sepultura.
8 Hazme oír
por la mañana tu misericordia,
Porque en ti he confiado;
Hazme saber el camino por
donde ande,
Porque a ti he elevado mi
alma.
9 Líbrame de
mis enemigos, oh Jehová;
En ti me refugio.
10 Enséñame a
hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios;
Tu buen espíritu me guíe a
tierra de rectitud.
11 Por tu
nombre, oh Jehová, me vivificarás;
Por tu justicia sacarás mi
alma de angustia.
12 Y por tu
misericordia disiparás a mis enemigos,
Y destruirás a todos los
adversarios de mi alma,
Porque yo soy tu siervo.[3]
a a 2.1: Hch. 11.30; 15.2.
b b 2.6: Dt. 10.17.
c c 2.16: Sal. 143.2; Ro. 3.20.
d d 2.16: Ro. 3.22.
[1] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Gl 1.24-2.21
a a 49.1–6: Ez. 21.28–32; 25.1–7; Am.
1.13–15; Sof. 2.8–11.
b b 49.7–22: Is. 34.5–17; 63.1–6; Ez.
25.12–14; 35.1–15; Am. 1.11–12; Abd. 1.14; Mal. 1.2–5.
c c 49.18: Gn. 19.24–25.
d d 49.23–27: Is. 17.1–3; Am. 1.3–5; Zac.
9.1.
a a 50 .1—51.64: Is. 13.1—14.23; 47.1–15.
b b 50.8: Ap. 18.4.
4 O, doble rebelión.
5 O, castigo.
c c 50.29: Ap. 18.6.
d d 50.39: Ap. 18.2.
e e 50.40: Gn. 19.24–25.
[2] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Jr
48.47-50.46
a a 143.2: Ro. 3.20; Gá. 2.16.
[3] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Sal
142.7-143.12
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