¿Qué es el Nuevo Pacto?
¡Un Mejor Pacto!
Por Riqui Ricón*
¡Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran
misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo mediante la resurrección de
Jesucristo, para que tengamos una esperanza viva y recibamos una herencia
indestructible, incontaminada e inmarchitable. Tal herencia está reservada en
el cielo para ustedes, a quienes el poder de Dios protege mediante la fe hasta
que llegue la salvación que se ha de revelar en los últimos tiempos. (1 P 1.3-5 NVI).
Las lecturas bíblicas para este
día son de las más asombrosas que hay en toda la Biblia. Describen el Plan
Perfecto e Infalible, lleno de Amor, que Dios tiene para ti. Vuelve a leer los
versos que encabezan este breve estudio y medita muy bien en toda su enseñanza:
1. Por Su Amor, manifestado en
Cristo Jesús, Dios te hizo Nacer de Nuevo. No lo va a hacer sino que ya lo
hizo. Así que, como Jesús se lo aclaró a Nicodemo en el Evangelio de San Juan
capítulo 3, tú ya estás aprobado(a), capacitado(a), para ver y entrar al Reino
de Dios, el cual se establece aquí y ahora, sobre la tierra.
2. El Reino de Dios, y la
consecuente Vida de Reino, es la herencia incorruptible, incontaminada e
inmarcesible (que no se marchita), que YA ESTÁ RESERVADA para ti, como Hijo(a)
de Dios NACIDO(A) DE NUEVO.
3. Eres guardado(a) por el poder de
Dios mediante la fe (creerle a Él, creerle a Su Palabra), con el propósito de
alcanzar la salvación, esto es, la Plenitud de Vida que Dios preparó para que
tú la manifiestes en este tiempo, aquí y ahora.
Con razón la Escritura nos enseña a creer y
declarar: ¿Qué,
pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Ro 8.31).
¡En el Plan
de Dios para tu vida no existe la más mínima posibilidad de fracaso! A través
de la fe, de creerle a Dios, creyendo Su Palabra, Naciste de Nuevo a una
naturaleza y herencia que no pueden ser corrompidos pues ahora, a diferencia de
tu nacimiento carnal, no has sido engendrado(a)
de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios (Jn 1.13).
… siendo renacidos [NACIDOS
DE NUEVO], no de simiente corruptible,
sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio
Hijo antes que perderte a ti para que, por la fe en Jesucristo, fueses hecho
Hijo(a) de Dios NACIDO(A) DE NUEVO.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Ahora bien, si te das cuenta, el Nuevo Nacimiento
no depende de ti, ni de tus esfuerzos por llevar una mejor vida, ni de nada que
tú puedas hacer; Naciste de Nuevo cuando CREISTE lo que la Biblia dice:
Mas ¿qué dice? Cerca de ti
está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra
de fe que predicamos: que si
confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios
le levantó de los muertos, serás salvo.
Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se
confiesa para salvación. Pues
la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado. Porque no hay diferencia entre judío y
griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le
invocan; porque todo aquel
que invocare el nombre del Señor, será salvo (Ro
10.8-13).
Lamentablemente muchos creyentes
piensan que la frase, ser salvo, únicamente significa haber obtenido su pase de
entrada al cielo y eso, sólo si lo
cuidan con temor y temblor. O sea que el regalo que Dios les hizo por medio de
la muerte y resurrección de Su Hijo Jesucristo lo pueden perder en cualquier
instante si no lo están cuidando constantemente.
Este tremendo error se deriva del
hecho de considerar la palabra salvación sólo como ir al cielo y no lo que
realmente significa: plenitud, vida abundante en salud, prosperidad y victoria;
una vida llena de amor, gozo y paz. Esto es lo que Jesucristo REALMENTE hizo
por nosotros cuando declaro consumado es y entregó Su espíritu
en esa cruz.
Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo
inclinado la cabeza, entregó el espíritu (Jn 19.30).
Dios no iba a entregar la Vida de
Su Hijo Jesús por Amor para luego poner semejante regalo en manos de seres
humanos que, aunque perdonados, conservan su naturaleza corrompida en delitos y
pecados. ¡No, nada de eso! Él decidió ya no dar una oportunidad más a la
naturaleza humana que tantas veces le había fallado en el Antiguo Pacto; ahora Dios
cumpliría en ti lo que había prometido: un NUEVO PACTO, una forma totalmente
diferente de conducir nuestra relación con Él.
He aquí que vienen días, dice
Jehová, en los cuales haré nuevo
pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus
padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto,
aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la
casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente,
y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por
pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su
hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más
pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad
de ellos, y no me acordaré más de su pecado (Jer
31.31-34).
Nuevamente, con razón dice la
Biblia que Jesucristo es fiador y mediador del nuevo pacto, de un mejor pacto
establecido sobre mejores promesas.
Esparciré sobre vosotros agua
limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros
ídolos os limpiaré. Os daré
corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra
carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y
pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y
guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. Habitaréis en la
tierra que di a vuestros padres, y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a
vosotros por Dios. Y os guardaré de todas vuestras inmundicias; y llamaré al
trigo, y lo multiplicaré, y no os daré hambre. Multiplicaré
asimismo el fruto de los árboles, y el fruto de los campos, para que nunca más
recibáis oprobio de hambre entre las naciones (Ez
36.25-30).
¡Esto significa salvación! ¡Esto
es el NUEVO PACTO! No un regalo de Dios que puedes perder en cualquier momento,
sino un Plan Perfecto de Amor que incluye ser dotado de una naturaleza TOTALMENTE
NUEVA. Una Nueva Naturaleza que ya no está vendida al pecado, sino que es una
Nueva Naturaleza llena de fe: La naturaleza de un(a) Hija(o) de Dios NACIDA(O)
DE NUEVO.
Esto significa que, ahora, has
sido creado(a) por Dios TOTALMENTE NUEVO(A) en una naturaleza que YA NO PUEDE
fracasar más, pues, en Verdad, por medio de la fe, de creerle a Dios, creyendo
Su Palabra, tú tienes la mismísima naturaleza de Dios.
Y, debido a su gloria y excelencia, nos ha dado grandes y preciosas
promesas. Estas promesas hacen
posible que ustedes participen de la naturaleza divina y escapen de la
corrupción del mundo, causada por los deseos humanos (2 P 1.4NTV).
En
esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza
en el día del juicio; pues como él
es, así somos nosotros en este mundo (1 Jn
4.17).
No es lo mismo luchar continuamente
contra la carne tratando de agradar a Dios, gastando días en batallas con
efímeras victorias y constantes derrotas, que, por la fe, por créele a Dios,
creyendo Su Palabra, CREER QUE ERES la persona que Dios dice en Su Palabra, la
Biblia, que ahora TÚ ERES y, por lo tanto, simplemente te despojas del viejo
hombre que está viciado conforme a los deseos engañosos.
En otro tiempo nosotros también éramos necios y desobedientes. Fuimos
engañados y nos convertimos en esclavos de toda clase de pasiones y placeres.
Nuestra vida estaba llena de maldad y envidia, y nos odiábamos unos a otros. Pero: «Cuando Dios nuestro Salvador dio a
conocer su bondad y amor, él nos salvó, no por las acciones justas que nosotros
habíamos hecho, sino por su misericordia. Nos lavó, quitando nuestros pecados,
y nos dio un nuevo nacimiento y vida nueva por medio del Espíritu Santo. Él
derramó su Espíritu sobre nosotros en abundancia por medio de Jesucristo
nuestro Salvador. Por su gracia él nos declaró justos y nos dio la seguridad de
que vamos a heredar la vida eterna» (Ti 3.3-7 NTV).
¿Cómo haces esto? Renovándote en
el espíritu de tu mente a través de la lectura y meditación de la Palabra de
Dios, lo cual produce fe para que te vistas del nuevo hombre (que ahora eres
tú), creado según Dios en justicia y santidad de la verdad.
¡Aquí sí hay victoria permanente!
¡En esto hay libertad!
Así es, mi amado(a), ¡esta es la Vida
Nueva del Nuevo Pacto!
Oremos:
Amado Padre celestial, eres
asombroso. Me maravillo tanto de Tu Amor y de lo perfecto que es Tu Plan de
salvación y redención de mi vida. Gracias, Señor Jesús, pues Tú lo hiciste real
para mí y lo pusiste a mi alcance con sólo creer, creer Tu Palabra que
significa creerte a Ti. ¡Yo te creo Señor! ¡Creo en Tu sacrificio de Amor! ¡Creo
en Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por amor a mí! ¡Creo que
en la cruz pagaste absolutamente TODOS mis pecados y, por lo tanto, YO ya no
tengo que pagar! ¡Creo en tu resurrección! ¡Creo que, Tú, Jesús, eres el Señor,
mi Rey y Salvador! ¡Recibo Tu Amor! ¡Recibo la Vida Eterna, la Vida Nueva, que
compraste para mí al morir en la cruz y resucitar de entre los muertos! ¡Porque
Tú vives, yo vivo! Gracias a Ti, Jesucristo, tengo Vida Eterna, Vida Nueva,
Vida plena y abundante. ¡Este es mi derecho! No lo era, pero ahora sí lo es. De
acuerdo a Tu palabra ahora yo soy como Tú, Señor Jesús. Así que resisto todo
espíritu de temor y de duda. Echo fuera de mi vida la enfermedad, pobreza,
escasez, tristeza, dolor, amargura, resentimiento y depresión. Por la Sangre
del Nuevo Pacto, recibo lo que es mío: Salud, Prosperidad, Gozo, Paz y Amor. Yo
soy, por el Nuevo Pacto en la Sangre de Jesús, un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a)
de Nuevo y estoy vivo(a) para vivir una Vida Eterna, plena y abundante. Así
que, creo y declaro que ante todo problema, enfermedad o aflicción, yo,
__________ (tu nombre aquí), soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me
ama, Cristo Jesús. ¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece! Caerán a mi lado
mil y diez mil a mi diestra mas a mí no llegará, pues aunque ande en valle de
sombra y de muerte, no temeré mal alguno porque Tú, Señor, estás conmigo. Y
aunque mi padre y mi madre me dejaren, con todo, Tú, mi Dios, me levantarás.
¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! En el nombre de
Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el
Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu
atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo
creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para
pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día
de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre
preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te
invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú
seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2012
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre
18 1 P 1 / Jer 31-32 / Sal 134
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre
18 1 P 1 / Jer 31-32 / Sal 134
1
Pedro 1
Salutación
1
1Pedro, apóstol de Jesucristo, a
los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y
Bitinia, 2elegidos según la presciencia de Dios Padre en
santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de
Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas.
Una esperanza viva
3Bendito el Dios y Padre de nuestro
Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una
esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, 4para
una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los
cielos para vosotros, 5que sois guardados por el poder de Dios
mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser
manifestada en el tiempo postrero. 6En lo cual vosotros os alegráis,
aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos
en diversas pruebas, 7para que sometida a prueba vuestra fe, mucho
más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea
hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, 8a
quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os
alegráis con gozo inefable y glorioso; 9obteniendo el fin de
vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.
10Los profetas que profetizaron de
la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca
de esta salvación, 11escudriñando qué persona y qué tiempo
indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de
antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos.
12A éstos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros,
administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han
predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las
cuales anhelan mirar los ángeles.
Llamamiento a una vida santa
13Por tanto, ceñid los lomos de
vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se
os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; 14como hijos obedientes,
no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia;
15sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en
toda vuestra manera de vivir; 16porque escrito está: Sed santos,
porque yo soy santo.a 17Y si invocáis
por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno,
conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación; 18sabiendo
que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de
vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, 19sino
con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin
contaminación, 20ya destinado desde antes de la fundación del
mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros, 21y
mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado
gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios.
22Habiendo purificado vuestras
almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor
fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro;
23siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible,
por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. 24Porque:
Toda carne es como hierba,
Y toda la gloria del hombre como flor de la
hierba.
La hierba se seca, y la flor se cae;
25 Mas la
palabra del Señor permanece para siempre.b
Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada.[1]
Jeremías
31-32
31
1En aquel tiempo, dice Jehová, yo
seré por Dios a todas las familias de Israel, y ellas me serán a mí por pueblo.
2Así ha dicho Jehová: El pueblo que
escapó de la espada halló gracia en el desierto, cuando Israel iba en busca de
reposo. 3Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo:
Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia. 4Aún
te edificaré, y serás edificada, oh virgen de Israel; todavía serás adornada
con tus panderos, y saldrás en alegres danzas. 5Aún plantarás
viñas en los montes de Samaria; plantarán los que plantan, y disfrutarán de
ellas. 6Porque habrá día en que clamarán los guardas en el monte
de Efraín: Levantaos, y subamos a Sion, a Jehová nuestro Dios.
7Porque así ha dicho Jehová:
Regocijaos en Jacob con alegría, y dad voces de júbilo a la cabeza de naciones;
haced oír, alabad, y decid: Oh Jehová, salva a tu pueblo, el remanente de
Israel. 8He aquí yo los hago volver de la tierra del norte, y los
reuniré de los fines de la tierra, y entre ellos ciegos y cojos, la mujer que
está encinta y la que dio a luz juntamente; en gran compañía volverán acá.
9Irán con lloro, mas con misericordia los haré volver, y los haré andar
junto a arroyos de aguas, por camino derecho en el cual no tropezarán; porque
soy a Israel por padre, y Efraín es mi primogénito.
10Oíd palabra de Jehová, oh
naciones, y hacedlo saber en las costas que están lejos, y decid: El que
esparció a Israel lo reunirá y guardará, como el pastor a su rebaño. 11Porque
Jehová redimió a Jacob, lo redimió de mano del más fuerte que él. 12Y
vendrán con gritos de gozo en lo alto de Sion, y correrán al bien de Jehová, al
pan, al vino, al aceite, y al ganado de las ovejas y de las vacas; y su alma
será como huerto de riego, y nunca más tendrán dolor. 13Entonces
la virgen se alegrará en la danza, los jóvenes y los viejos juntamente; y
cambiaré su lloro en gozo, y los consolaré, y los alegraré de su dolor.
14Y el alma del sacerdote satisfaré con abundancia, y mi pueblo será
saciado de mi bien, dice Jehová.
15Así ha dicho Jehová: Voz fue oída
en Ramá, llanto y lloro amargo; Raquel que lamenta por sus hijos,a
y no quiso ser consolada acerca de sus hijos, porque perecieron.b
16Así ha dicho Jehová: Reprime del
llanto tu voz, y de las lágrimas tus ojos; porque salario hay para tu trabajo,
dice Jehová, y volverán de la tierra del enemigo. 17Esperanza hay
también para tu porvenir, dice Jehová, y los hijos volverán a su propia
tierra. 18Escuchando, he oído a Efraín que se lamentaba: Me azotaste,
y fui castigado como novillo indómito; conviérteme, y seré convertido, porque
tú eres Jehová mi Dios. 19Porque después que me aparté tuve
arrepentimiento, y después que reconocí mi falta, herí mi muslo; me avergoncé y
me confundí, porque llevé la afrenta de mi juventud. 20¿No es
Efraín hijo precioso para mí? ¿no es niño en quien me deleito? pues desde que
hablé de él, me he acordado de él constantemente. Por eso mis entrañas se
conmovieron por él; ciertamente tendré de él misericordia, dice Jehová.
21Establécete señales, ponte
majanos altos, nota atentamente la calzada; vuélvete por el camino por donde
fuiste, virgen de Israel, vuelve a estas tus ciudades. 22¿Hasta
cuándo andarás errante, oh hija contumaz? Porque Jehová creará una cosa nueva
sobre la tierra: la mujer rodeará al varón.
23Así ha dicho Jehová de los
ejércitos, Dios de Israel: Aún dirán esta palabra en la tierra de Judá y en sus
ciudades, cuando yo haga volver sus cautivos: Jehová te bendiga, oh morada de
justicia, oh monte santo. 24Y habitará allí Judá, y también en
todas sus ciudades labradores, y los que van con rebaño. 25Porque
satisfaré al alma cansada, y saciaré a toda alma entristecida.
26En esto me desperté, y vi, y mi
sueño me fue agradable.
El nuevo pacto
27He aquí vienen días, dice Jehová,
en que sembraré la casa de Israel y la casa de Judá de simiente de hombre y de
simiente de animal. 28Y así como tuve cuidado de ellos para
arrancar y derribar, y trastornar y perder y afligir, tendré cuidado de ellos
para edificar y plantar, dice Jehová. 29En aquellos días no dirán
más: Los padres comieron las uvas agrias y los dientes de los hijos tienen la
dentera,c
30sino que cada cual morirá por su propia maldad; los dientes de todo
hombre que comiere las uvas agrias, tendrán la dentera.
31He aquí que vienen días, dice
Jehová, en los cuales haré nuevo pactod con la casa de
Israel y con la casa de Judá. 32No como el pacto que hice con sus
padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque
ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová.
33Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de
aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su
corazón;e
y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. 34Y no
enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a
Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más
grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más
de su pecado.f,g
35Así ha dicho Jehová, que da el
sol para luz del día, las leyes de la luna y de las estrellas para luz de la
noche, que parte el mar, y braman sus ondas; Jehová de los ejércitos es su
nombre: 36Si faltaren estas leyes delante de mí, dice Jehová,
también la descendencia de Israel faltará para no ser nación delante de mí
eternamente.
37Así ha dicho Jehová: Si los
cielos arriba se pueden medir, y explorarse abajo los fundamentos de la tierra,
también yo desecharé toda la descendencia de Israel por todo lo que hicieron,
dice Jehová.
38He aquí que vienen días, dice
Jehová, en que la ciudad será edificada a Jehová, desde la torre de Hananeel
hasta la puerta del Angulo. 39Y saldrá más allá el cordel de la
medida delante de él sobre el collado de Gareb, y rodeará a Goa. 40Y
todo el valle de los cuerpos muertos y de la ceniza, y todas las llanuras hasta
el arroyo de Cedrón, hasta la esquina de la puerta de los caballos al oriente,
será santo a Jehová; no será arrancada ni destruida más para siempre.
Jeremías compra la heredad de Hanameel
32
1Palabra de Jehová que vino a
Jeremías, el año décimo de Sedequíasa rey de Judá,
que fue el año decimoctavo de Nabucodonosor. 2Entonces el ejército
del rey de Babilonia tenía sitiada a Jerusalén, y el profeta Jeremías estaba
preso en el patio de la cárcel que estaba en la casa del rey de Judá. 3Porque
Sedequías rey de Judá lo había puesto preso, diciendo: ¿Por qué profetizas tú
diciendo: Así ha dicho Jehová: He aquí yo entrego esta ciudad en mano del rey
de Babilonia, y la tomará; 4y Sedequías rey de Judá no escapará de
la mano de los caldeos, sino que de cierto será entregado en mano del rey de
Babilonia, y hablará con él boca a boca, y sus ojos verán sus ojos, 5y
hará llevar a Sedequías a Babilonia, y allá estará hasta que yo le visite; y si
peleareis contra los caldeos, no os irá bien, dice Jehová?
6Dijo Jeremías: Palabra de Jehová
vino a mí, diciendo: 7He aquí que Hanameel hijo de Salum tu tío
viene a ti, diciendo: Cómprame mi heredad que está en Anatot; porque tú tienes
derecho a ella para comprarla. 8Y vino a mí Hanameel hijo de mi
tío, conforme a la palabra de Jehová, al patio de la cárcel, y me dijo: Compra
ahora mi heredad, que está en Anatot en tierra de Benjamín, porque tuyo es el
derecho de la herencia, y a ti corresponde el rescate; cómprala para ti.
Entonces conocí que era palabra de Jehová.
9Y compré la heredad de Hanameel,
hijo de mi tío, la cual estaba en Anatot, y le pesé el dinero; diecisiete
siclos de plata. 10Y escribí la carta y la sellé, y la hice
certificar con testigos, y pesé el dinero en balanza. 11Tomé luego
la carta de venta, sellada según el derecho y costumbre, y la copia abierta.
12Y di la carta de venta a Baruc hijo de Nerías, hijo de Maasías,
delante de Hanameel el hijo de mi tío, y delante de los testigos que habían
suscrito la carta de venta, delante de todos los judíos que estaban en el patio
de la cárcel. 13Y di orden a Baruc delante de ellos, diciendo:
14Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Toma estas
cartas, esta carta de venta sellada, y esta carta abierta, y ponlas en una
vasija de barro, para que se conserven muchos días.
15Porque así ha dicho Jehová de los
ejércitos, Dios de Israel: Aún se comprarán casas, heredades y viñas en esta
tierra. 16Y después que di la carta de venta a Baruc hijo de
Nerías, oré a Jehová, diciendo: 17¡Oh Señor Jehová! he aquí que tú
hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder, y con tu brazo extendido, ni
hay nada que sea difícil para ti; 18que haces misericordia a
millares, y castigas la maldad de los padres en sus hijos después de ellos;
Dios grande, poderoso, Jehová de los ejércitos es su nombre; 19grande
en consejo, y magnífico en hechos; porque tus ojos están abiertos sobre todos
los caminos de los hijos de los hombres, para dar a cada uno según sus caminos,
y según el fruto de sus obras. 20Tú hiciste señales y portentos en
tierra de Egipto hasta este día, y en Israel, y entre los hombres; y te has
hecho nombre, como se ve en el día de hoy. 21Y sacaste a tu pueblo
Israel de la tierra de Egipto con señales y portentos, con mano fuerte y brazo
extendido, y con terror grande; 22y les diste esta tierra, de la
cual juraste a sus padres que se la darías, la tierra que fluye leche y miel;
23y entraron, y la disfrutaron; pero no oyeron tu voz, ni anduvieron en
tu ley; nada hicieron de lo que les mandaste hacer; por tanto, has hecho venir
sobre ellos todo este mal. 24He aquí que con arietes han acometido
la ciudad para tomarla, y la ciudad va a ser entregada en mano de los caldeos
que pelean contra ella, a causa de la espada, del hambre y de la pestilencia;
ha venido, pues, a suceder lo que tú dijiste, y he aquí lo estás viendo.
25¡Oh Señor Jehová! ¿y tú me has dicho: Cómprate la heredad por dinero,
y pon testigos; aunque la ciudad sea entregada en manos de los caldeos?
26Y vino palabra de Jehová a
Jeremías, diciendo: 27He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda
carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí? 28Por tanto, así ha
dicho Jehová: He aquí voy a entregar esta ciudad en mano de los caldeos, y en
mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, y la tomará.b
29Y vendrán los caldeos que atacan esta ciudad, y la pondrán a fuego y
la quemarán, asimismo las casas sobre cuyas azoteas ofrecieron incienso a Baal
y derramaron libaciones a dioses ajenos, para provocarme a ira. 30Porque
los hijos de Israel y los hijos de Judá no han hecho sino lo malo delante de
mis ojos desde su juventud; porque los hijos de Israel no han hecho más que
provocarme a ira con la obra de sus manos, dice Jehová. 31De tal
manera que para enojo mío y para ira mía me ha sido esta ciudad desde el día
que la edificaron hasta hoy, para que la haga quitar de mi presencia, 32por
toda la maldad de los hijos de Israel y de los hijos de Judá, que han hecho
para enojarme, ellos, sus reyes, sus príncipes, sus sacerdotes y sus profetas,
y los varones de Judá y los moradores de Jerusalén. 33Y me
volvieron la cerviz, y no el rostro; y cuando los enseñaba desde temprano y sin
cesar, no escucharon para recibir corrección. 34Antes pusieron sus
abominaciones en la casa en la cual es invocado mi nombre, contaminándola.c
35Y edificaron lugares altos a Baal, los cuales están en el valle del
hijo de Hinom,d para hacer pasar por el fuego sus hijos y sus
hijas a Moloc;e lo cual no les mandé, ni me vino al
pensamiento que hiciesen esta abominación, para hacer pecar a Judá.
36Y con todo, ahora así dice Jehová
Dios de Israel a esta ciudad, de la cual decís vosotros: Entregada será en mano
del rey de Babilonia a espada, a hambre y a pestilencia: 37He aquí
que yo los reuniré de todas las tierras a las cuales los eché con mi furor, y
con mi enojo e indignación grande; y los haré volver a este lugar, y los haré
habitar seguramente; 38y me serán por pueblo, y yo seré a ellos
por Dios. 39Y les daré un corazón, y un camino, para que me teman
perpetuamente, para que tengan bien ellos, y sus hijos después de ellos. 40Y
haré con ellos pacto eterno, que no me volveré atrás de hacerles bien, y pondré
mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí. 41Y
me alegraré con ellos haciéndoles bien, y los plantaré en esta tierra en
verdad, de todo mi corazón y de toda mi alma.
42Porque así ha dicho Jehová: Como
traje sobre este pueblo todo este gran mal, así traeré sobre ellos todo el bien
que acerca de ellos hablo. 43Y poseerán heredad en esta tierra de
la cual vosotros decís: Está desierta, sin hombres y sin animales, es entregada
en manos de los caldeos. 44Heredades comprarán por dinero, y harán
escritura y la sellarán y pondrán testigos, en tierra de Benjamín y en los
contornos de Jerusalén, y en las ciudades de Judá; y en las ciudades de las
montañas, y en las ciudades de la Sefela, y en las ciudades del Neguev; porque
yo haré regresar sus cautivos, dice Jehová.[2]
SALMO 134
Exhortación a los guardas del templo
Cántico gradual.
1 Mirad,
bendecid a Jehová,
Vosotros todos los siervos de
Jehová,
Los que en la casa de Jehová
estáis por las noches.
2 Alzad
vuestras manos al santuario,
Y bendecid a Jehová.
3 Desde Sion
te bendiga Jehová,
El cual ha hecho los cielos y
la tierra.[3]
a a 1.16: Lv. 11.44–45; 19.2.
b b 1.24–25: Is. 40.6–9.
[1] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Stg
5.20-1 P 1.25
a a 31.15: Gn. 35.16–19.
b b 31.15: Mt. 2.18.
c c 31.29: Ez. 18.2.
d d 31.31: Mt. 26.28; Mr. 14.24; Lc. 22.20;
1 Co. 11.25; 2 Co. 3.6.
e e 31.33: He. 10.16.
f f 31.34: He. 10.17.
g
g 31.31–34: He. 8.8–12.
a a 32.1: 2 R. 25.1–7.
b b 32.28: 2 R. 25.1–11; 2 Cr. 36.17–21.
c c 32.34: 2 R. 23.10; Jer. 7.30–31; 19.1–6.
d d 32.35: 2 R. 23.10; Jer. 7.31.
e e 32.35: Lv. 18.21.
[2] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Jr
30.24-32.44
[3] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Sal
133.3-134.3
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