viernes, 13 de noviembre de 2020

¡Cómo ser un hacedor de la Palabra!

                               <ENGLISH>




13 de Noviembre

¡Cómo ser un hacedor de la Palabra!


¡Créelo, recíbelo y vívelo!

Por Riqui Ricón*

Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos (Sgo 1.22).

Existe una gran diferencia entre ser un simple espectador de la vida o ser un protagonista; entre ser un hacedor de la historia o ser un mero participante de las circunstancias.

Desde luego, habrá quien diga: yo no soy pastor, ni predicador, ni evangelista como para hacer grandes cosas para Dios, soy solamente un humilde miembro de la iglesia. El asunto es que, si ser miembro de la iglesia significa asistir un par de veces por semana a escuchar la Palabra de Dios, participando en alguno de los ministerios y realizar una vida secular sin mayor cambio o impacto en la vida de los demás, entonces estás descuidando la salvación (la plenitud de Vida) que Jesús te dio.

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).

Si te limitas a escuchar la Palabra de Dios y no actúas conforme a ella, entonces te estás engañando a ti mismo(a) y estás frustrando el plan de Dios para tu vida. Piénsalo, si Dios te quisiera como un espectador no te tendría viviendo en este momento de la historia, donde la pobreza, violencia, inmoralidad, enfermedad y, en fin, la maldad crece día con día.

Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos (Mat 5.14-16)

Nunca antes, en la historia de la humanidad, se ha necesitado tan urgentemente la manifestación de los Hijos de Dios en este mundo.

Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; 21porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios (Ro 8.19-21).

¿Cómo ser un hacedor(a) de la Palabra? Creyéndola como si fuera la Palabra de Dios, la cual en Verdad es.

La acción más importante que debes realizar para ser un(a) hacedor(a) de la Palabra es tomar la decisión de creerle a Dios, creyendo Su Palabra y vivir conforme a lo que crees. Lo demás ya no dependerá de lo que tú hagas para Él sino de lo que Él YA hizo para ti. Ahora depende de lo que tú YA ERES conforme a Su Palabra: un(a) Hijo(a) de Dios NACIDO(A) DE NUEVO y no de simiente corruptible sino de semilla incorruptible por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre.

De tal forma que, el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace (Sgo 1.25).

La Biblia, la Palabra de Dios, que no puede mentir, es la Perfecta Ley, es la Ley de la Libertad; y si riges tu vida de acuerdo a ella eres bienaventurado(a), esto es, Bendecido(a) por Dios y por lo tanto, un(a) hombre (mujer) mil veces feliz.

Así que, mírate a ti mismo(a) como Dios te mira. Mírate a través del espejo que Su Palabra es.

Josué, como tú, vivió en una época emocionante y desafiante, él tenía que introducir al pueblo de Israel a la tierra prometida y para conseguirlo recibió la siguiente instrucción de parte de Dios:

Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.  Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas (Jos 1.8-9).

Vivir de acuerdo a la Biblia es hacer historia, es atreverse a vivir una vida emocionante y desafiante. Ser un hacedor de la Palabra es creerle a Dios y vivir lo que Él dice acerca de ti. Es dejar de mirar tus limitaciones y defectos para creer y actuar de acuerdo a la persona que Dios dice que tú ahora eres.

Así que, amado(a), ¡Créelo, recíbelo y vívelo!

Oremos en voz audible:

Amado padre celestial, sé que Tu Palabra, la Biblia, es la Verdad y por eso hoy puedo declarar con toda certeza que yo _____________________(tu nombre aquí):

·       Tengo el Poder del Espíritu Santo para ser un(a) testigo eficaz de Jesucristo (Hch 1.8).

·       TODO lo puedo en Cristo que me fortalece (Fil 4.13).

·       Soy de Dios y ya he vencido porque mayor es el que ESTÁ EN MI que el que está en el mundo (1 Jn 4.4).

·       En TODAS las cosas soy más que vencedor por medio de Aquel que me ama, Cristo Jesús (Ro 8.37).

·       No he recibido un espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor sino que he recibido el espíritu de adopción y le puedo decir a Dios papá, papito (Ro 8.15).

·       Dios me ama tanto que me ha llamado Su Hijo(a) (1 Jn 3.1).

·       Caerán a mi izquierda mil y diez mil a mi derecha pero a mí no llegará (Sal 91.7).

·       Aunque pase por caminos oscuros y tenebrosos, no tendré miedo. Porque tú, Señor, estás a mi lado; Tu vara y tu bastón me reconfortan. Me preparaste un banquete delante de mis enemigos; ungiste mi cabeza con aceite, has llenado mi copa hasta rebosar. Tu bondad y tu fiel amor estarán conmigo toda la vida. Y entraré a la casa del Señor para quedarme allí para siempre (Sal 23.4-6).

·       Ciertamente, Tú, Señor Jesús, llevaste todas mis enfermedades y sufriste mis dolores y por tus heridas yo ya fui sanado(a).

¡Gracias por todo esto Señor Jesús! No voy a temer sino a creer.  Por lo tanto, voy a manifestar todas y cada una de tus promesas en mi vida. Así que, sin lugar a dudas, Padre celestial, yo _____________________(tu nombre aquí): ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Noviembre 13                                  Sgo 1   /  Jer 21-22  /  Sal 129


Cápsula del día.






Puedes escuchar o descargar la lectura de la  Biblia en audio del día de hoy, la tenemos para ti en dos versiones: 


RV60 




NVI




Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Noviembre 13                                  Sgo 1   /  Jer 21-22  /  Sal 129

 

Santiago 1

Salutación

1

1Santiago,a siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que están en la dispersión: Salud.

La sabiduría que viene de Dios

2Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, 3sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. 4Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.

5Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. 6Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. 7No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. 8El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.

9El hermano que es de humilde condición, gloríese en su exaltación; 10pero el que es rico, en su humillación; porque él pasará como la flor de la hierba. 11Porque cuando sale el sol con calor abrasador, la hierba se seca,b su flor se cae, y perece su hermosa apariencia; así también se marchitará el rico en todas sus empresas.

Soportando las pruebas

12Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman. 13Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; 14sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. 15Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.

16Amados hermanos míos, no erréis. 17Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. 18El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas.

Hacedores de la palabra

19Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; 20porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios. 21Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.

22Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. 23Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. 24Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. 25Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.

26Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana. 27La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo.[1]

 

   

Jeremías 21-22

Jerusalén será destruida

21

1Palabra de Jehová que vino a Jeremías, cuando el rey Sedequías envió a él a Pasur hijo de Malquías y al sacerdote Sofonías hijo de Maasías, para que le dijesen: 2Consulta ahora acerca de nosotros a Jehová, porque Nabucodonosor rey de Babilonia hace guerra contra nosotros;a quizá Jehová hará con nosotros según todas sus maravillas, y aquél se irá de sobre nosotros.

3Y Jeremías les dijo: Diréis así a Sedequías: 4Así ha dicho Jehová Dios de Israel: He aquí yo vuelvo atrás las armas de guerra que están en vuestras manos, con que vosotros peleáis contra el rey de Babilonia; y a los caldeos que están fuera de la muralla y os tienen sitiados, yo los reuniré en medio de esta ciudad. 5Pelearé contra vosotros con mano alzada y con brazo fuerte, con furor y enojo e ira grande. 6Y heriré a los moradores de esta ciudad, y los hombres y las bestias morirán de pestilencia grande. 7Después, dice Jehová, entregaré a Sedequías rey de Judá, a sus criados, al pueblo y a los que queden de la pestilencia, de la espada y del hambre en la ciudad, en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, en mano de sus enemigos y de los que buscan sus vidas, y él los herirá a filo de espada; no los perdonará, ni tendrá compasión de ellos, ni tendrá de ellos misericordia.

8Y a este pueblo dirás: Así ha dicho Jehová: He aquí pongo delante de vosotros camino de vida y camino de muerte. 9El que quedare en esta ciudad morirá a espada, de hambre o de pestilencia; mas el que saliere y se pasare a los caldeos que os tienen sitiados, vivirá, y su vida le será por despojo. 10Porque mi rostro he puesto contra esta ciudad para mal, y no para bien, dice Jehová; en mano del rey de Babilonia será entregada, y la quemará a fuego.

11Y a la casa del rey de Judá dirás: Oíd palabra de Jehová: 12Casa de David, así dijo Jehová: Haced de mañana juicio, y librad al oprimido de mano del opresor, para que mi ira no salga como fuego, y se encienda y no haya quien lo apague, por la maldad de vuestras obras.

13He aquí yo estoy contra ti, moradora del valle, y de la piedra de la llanura, dice Jehová; los que decís: ¿Quién subirá contra nosotros, y quién entrará en nuestras moradas? 14Yo os castigaré conforme al fruto de vuestras obras, dice Jehová, y haré encender fuego en su bosque, y consumirá todo lo que está alrededor de él.

Profecías contra los reyes de Judá

22

1Así dijo Jehová: Desciende a la casa del rey de Judá, y habla allí esta palabra, 2y di: Oye palabra de Jehová, oh rey de Judá que estás sentado sobre el trono de David, tú, y tus siervos, y tu pueblo que entra por estas puertas. 3Así ha dicho Jehová: Haced juicio y justicia, y librad al oprimido de mano del opresor, y no engañéis ni robéis al extranjero, ni al huérfano ni a la viuda, ni derraméis sangre inocente en este lugar. 4Porque si efectivamente obedeciereis esta palabra, los reyes que en lugar de David se sientan sobre su trono, entrarán montados en carros y en caballos por las puertas de esta casa; ellos, y sus criados y su pueblo. 5Mas si no oyereis estas palabras, por mí mismo he jurado, dice Jehová, que esta casa será desierta.

6Porque así ha dicho Jehová acerca de la casa del rey de Judá: Como Galaad eres tú para mí, y como la cima del Líbano; sin embargo, te convertiré en soledad, y como ciudades deshabitadas. 7Prepararé contra ti destruidores, cada uno con sus armas, y cortarán tus cedros escogidos y los echarán en el fuego.

8Y muchas gentes pasarán junto a esta ciudad, y dirán cada uno a su compañero: ¿Por qué hizo así Jehová con esta gran ciudad? 9Y se les responderá: Porque dejaron el pacto de Jehová su Dios, y adoraron dioses ajenos y les sirvieron.

10No lloréis al muerto, ni de él os condoláis; llorad amargamente por el que se va, porque no volverá jamás, ni verá la tierra donde nació.

11Porque así ha dicho Jehová acerca de Saluma hijo de Josías, rey de Judá, el cual reinó en lugar de Josías su padre, y que salió de este lugar: No volverá más aquí, 12sino que morirá en el lugar adonde lo llevaron cautivo, y no verá más esta tierra.

13¡Ay del que edifica su casa sin justicia, y sus salas sin equidad, sirviéndose de su prójimo de balde, y no dándole el salario de su trabajo! 14Que dice: Edificaré para mí casa espaciosa, y salas airosas; y le abre ventanas, y la cubre de cedro, y la pinta de bermellón. 15¿Reinarás, porque te rodeas de cedro? ¿No comió y bebió tu padre, e hizo juicio y justicia, y entonces le fue bien? 16El juzgó la causa del afligido y del menesteroso, y entonces estuvo bien. ¿No es esto conocerme a mí? dice Jehová. 17Mas tus ojos y tu corazón no son sino para tu avaricia, y para derramar sangre inocente, y para opresión y para hacer agravio. 18Por tanto, así ha dicho Jehová acerca de Joacimb hijo de Josías, rey de Judá: No lo llorarán, diciendo: ¡Ay, hermano mío! y ¡Ay, hermana! ni lo lamentarán, diciendo: ¡Ay, señor! ¡Ay, su grandeza! 19En sepultura de asno será enterrado, arrastrándole y echándole fuera de las puertas de Jerusalén. 20Sube al Líbano y clama, y en Basán da tu voz, y grita hacia todas partes; porque todos tus enamorados son destruidos. 21Te he hablado en tus prosperidades, mas dijiste: No oiré. Este fue tu camino desde tu juventud, que nunca oíste mi voz. 22A todos tus pastores pastoreará el viento, y tus enamorados irán en cautiverio; entonces te avergonzarás y te confundirás a causa de toda tu maldad. 23Habitaste en el Líbano, hiciste tu nido en los cedros. ¡Cómo gemirás cuando te vinieren dolores, dolor como de mujer que está de parto!

24Vivo yo, dice Jehová, que si Coníasc hijo de Joacim rey de Judá fuera anillo en mi mano derecha, aun de allí te arrancaría. 25Te entregaré en mano de los que buscan tu vida, y en mano de aquellos cuya vista temes; sí, en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, y en mano de los caldeos. 26Te haré llevar cautivo a ti y a tu madre que te dio a luz, a tierra ajena en que no nacisteis; y allá moriréis. 27Y a la tierra a la cual ellos con toda el alma anhelan volver, allá no volverán.

28¿Es este hombre Conías una vasija despreciada y quebrada? ¿Es un trasto que nadie estima? ¿Por qué fueron arrojados él y su generación, y echados a tierra que no habían conocido? 29¡Tierra, tierra, tierra! oye palabra de Jehová. 30Así ha dicho Jehová: Escribid lo que sucederá a este hombre privado de descendencia, hombre a quien nada próspero sucederá en todos los días de su vida; porque ninguno de su descendencia logrará sentarse sobre el trono de David, ni reinar sobre Judá.[2]

       

SALMO 129

 

La bienaventuranza del que teme a Jehová

Cántico gradual.

     1     Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová,

Que anda en sus caminos.

     2     Cuando comieres el trabajo de tus manos,

Bienaventurado serás, y te irá bien.

     3     Tu mujer será como vid que lleva fruto a los lados de tu casa;

Tus hijos como plantas de olivo alrededor de tu mesa.

     4     He aquí que así será bendecido el hombre

Que teme a Jehová.

     5     Bendígate Jehová desde Sion,

Y veas el bien de Jerusalén todos los días de tu vida,

     6     Y veas a los hijos de tus hijos.

Paz sea sobre Israel.[3]



a a 1.1: Mt. 13.55; Mr. 6.3; Hch. 15.13; Gá. 1.19.

b b 1.10–11: Is. 40.6–7.

[1] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. He 13.25-Stg 1.27

a a 21.2: 2 R. 25.1–11; 2 Cr. 36.17–21.

a a 22.11: 2 R. 23.31–34; 2 Cr. 36.1–4.

b b 22.18: 2 R. 23.36—24.6; 2 Cr. 36.5–7.

c c 22.24: 2 R. 24.8–15; 2 Cr. 36.9–10.

[2] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Jr 20.18-22.30

[3] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Sal 127.5-128.6


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