¡Cómo ser un
hacedor de la Palabra!
¡Créelo, recíbelo y vívelo!
Por Riqui Ricón*
Pero sed hacedores de la
palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos (Sgo
1.22).
Existe una gran diferencia entre
ser un simple espectador de la vida o ser un protagonista; entre ser un hacedor
de la historia o ser un mero participante de las circunstancias.
Desde luego, habrá quien diga: yo no soy pastor, ni predicador, ni
evangelista como para hacer grandes cosas para Dios, soy solamente un humilde
miembro de la iglesia. El asunto es que, si ser miembro de la iglesia
significa asistir un par de veces por semana a escuchar la Palabra de Dios, participando
en alguno de los ministerios y realizar una vida secular sin mayor cambio o
impacto en la vida de los demás, entonces estás descuidando la salvación (la plenitud
de Vida) que Jesús te dio.
El ladrón no viene sino para
hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la
tengan en abundancia (Jn 10.10).
Si te limitas a escuchar la
Palabra de Dios y no actúas conforme a ella, entonces te estás engañando a ti
mismo(a) y estás frustrando el plan de Dios para tu vida. Piénsalo, si Dios te
quisiera como un espectador no te tendría viviendo en este momento de la
historia, donde la pobreza, violencia, inmoralidad, enfermedad y, en fin, la
maldad crece día con día.
Vosotros sois la luz del
mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni
se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y
alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz
delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a
vuestro Padre que está en los cielos (Mat 5.14-16)
Nunca antes, en la historia de la
humanidad, se ha necesitado tan urgentemente la manifestación de los Hijos de
Dios en este mundo.
Porque el anhelo ardiente de
la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque
la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa
del que la sujetó en esperanza; 21porque también la creación misma
será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los
hijos de Dios (Ro 8.19-21).
¿Cómo ser un hacedor(a) de la
Palabra? Creyéndola como si fuera la Palabra de Dios, la cual en Verdad es.
La acción más importante que
debes realizar para ser un(a) hacedor(a) de la Palabra es tomar la decisión de
creerle a Dios, creyendo Su Palabra y vivir conforme a lo que crees. Lo demás
ya no dependerá de lo que tú hagas para Él sino de lo que Él YA hizo para ti.
Ahora depende de lo que tú YA ERES conforme a Su Palabra: un(a) Hijo(a) de Dios
NACIDO(A) DE NUEVO y no de simiente corruptible sino de semilla incorruptible
por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre.
De tal forma que, el que mira atentamente en la
perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor
olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace (Sgo 1.25).
La Biblia, la Palabra de Dios,
que no puede mentir, es la Perfecta Ley, es la Ley de la Libertad; y si riges tu
vida de acuerdo a ella eres bienaventurado(a), esto es, Bendecido(a) por Dios y
por lo tanto, un(a) hombre (mujer) mil veces feliz.
Así que, mírate a ti mismo(a)
como Dios te mira. Mírate a través del espejo que Su Palabra es.
Josué, como tú, vivió en una época emocionante y
desafiante, él tenía que introducir al pueblo de Israel a la tierra prometida y
para conseguirlo recibió la siguiente instrucción de parte de Dios:
Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de
noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él
está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá
bien. Mira que te mando que
te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios
estará contigo en dondequiera que vayas (Jos 1.8-9).
Vivir de acuerdo a la Biblia es
hacer historia, es atreverse a vivir una vida emocionante y desafiante. Ser un
hacedor de la Palabra es creerle a Dios y vivir lo que Él dice acerca de ti. Es
dejar de mirar tus limitaciones y defectos para creer y actuar de acuerdo a la
persona que Dios dice que tú ahora eres.
Así que, amado(a), ¡Créelo,
recíbelo y vívelo!
Oremos en voz audible:
Amado padre celestial, sé que Tu
Palabra, la Biblia, es la Verdad y por eso hoy puedo declarar con toda certeza
que yo _____________________(tu nombre aquí):
·
Tengo el
Poder del Espíritu Santo para ser un(a) testigo eficaz de Jesucristo (Hch 1.8).
·
TODO lo
puedo en Cristo que me fortalece (Fil 4.13).
·
Soy de
Dios y ya he vencido porque mayor es el que ESTÁ EN MI que el que está en el
mundo (1 Jn 4.4).
·
En TODAS
las cosas soy más que vencedor por medio de Aquel que me ama, Cristo Jesús (Ro
8.37).
·
No he
recibido un espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor sino que he
recibido el espíritu de adopción y le puedo decir a Dios papá, papito (Ro 8.15).
·
Dios me
ama tanto que me ha llamado Su Hijo(a) (1 Jn 3.1).
·
Caerán a
mi izquierda mil y diez mil a mi derecha pero a mí no llegará (Sal 91.7).
· Aunque pase por caminos
oscuros y tenebrosos, no tendré miedo. Porque tú, Señor, estás a mi lado; Tu
vara y tu bastón me reconfortan. Me preparaste un banquete delante de mis
enemigos; ungiste mi cabeza con aceite, has llenado mi copa hasta rebosar. Tu
bondad y tu fiel amor estarán conmigo toda la vida. Y entraré a la casa del
Señor para quedarme allí para siempre (Sal 23.4-6).
· Ciertamente, Tú, Señor
Jesús, llevaste todas mis enfermedades y sufriste mis dolores y por tus heridas
yo ya fui sanado(a).
¡Gracias por todo esto Señor
Jesús! No voy a temer sino a creer. Por
lo tanto, voy a manifestar todas y cada una de tus promesas en mi vida. Así
que, sin lugar a dudas, Padre celestial, yo _____________________(tu nombre
aquí): ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el
Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu
atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo
creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para
pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día
de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre
preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te
invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas
mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2012
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre
13 Sgo 1 / Jer 21-22 / Sal 129
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre
13 Sgo 1 / Jer 21-22 / Sal 129
Santiago
1
Salutación
1
1Santiago,a siervo de
Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que están en la dispersión:
Salud.
La sabiduría que viene de Dios
2Hermanos míos, tened por sumo gozo
cuando os halléis en diversas pruebas, 3sabiendo que la prueba de
vuestra fe produce paciencia. 4Mas tenga la paciencia su obra
completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.
5Y si alguno de vosotros tiene
falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin
reproche, y le será dada. 6Pero pida con fe, no dudando nada;
porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el
viento y echada de una parte a otra. 7No piense, pues, quien tal
haga, que recibirá cosa alguna del Señor. 8El hombre de doble
ánimo es inconstante en todos sus caminos.
9El hermano que es de humilde
condición, gloríese en su exaltación; 10pero el que es rico, en su
humillación; porque él pasará como la flor de la hierba. 11Porque
cuando sale el sol con calor abrasador, la hierba se seca,b su flor
se cae, y perece su hermosa apariencia; así también se marchitará el rico en
todas sus empresas.
Soportando las pruebas
12Bienaventurado el varón que
soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la
corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman. 13Cuando
alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no
puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; 14sino que
cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido.
15Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el
pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.
16Amados hermanos míos, no erréis.
17Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre
de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. 18El,
de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos
primicias de sus criaturas.
Hacedores de la palabra
19Por esto, mis amados hermanos,
todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse;
20porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios. 21Por
lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con
mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.
22Pero sed hacedores de la palabra,
y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. 23Porque
si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al
hombre que considera en un espejo su rostro natural. 24Porque él
se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. 25Mas
el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en
ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será
bienaventurado en lo que hace.
26Si alguno se cree religioso entre
vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del
tal es vana. 27La religión pura y sin mácula delante de Dios el
Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y
guardarse sin mancha del mundo.[1]
Jeremías
21-22
Jerusalén será destruida
21
1Palabra de Jehová que vino a Jeremías,
cuando el rey Sedequías envió a él a Pasur hijo de Malquías y al sacerdote
Sofonías hijo de Maasías, para que le dijesen: 2Consulta ahora
acerca de nosotros a Jehová, porque Nabucodonosor rey de Babilonia hace guerra
contra nosotros;a quizá Jehová hará con nosotros según todas
sus maravillas, y aquél se irá de sobre nosotros.
3Y Jeremías les dijo: Diréis así a
Sedequías: 4Así ha dicho Jehová Dios de Israel: He aquí yo vuelvo
atrás las armas de guerra que están en vuestras manos, con que vosotros peleáis
contra el rey de Babilonia; y a los caldeos que están fuera de la muralla y os
tienen sitiados, yo los reuniré en medio de esta ciudad. 5Pelearé
contra vosotros con mano alzada y con brazo fuerte, con furor y enojo e ira
grande. 6Y heriré a los moradores de esta ciudad, y los hombres y
las bestias morirán de pestilencia grande. 7Después, dice Jehová,
entregaré a Sedequías rey de Judá, a sus criados, al pueblo y a los que queden
de la pestilencia, de la espada y del hambre en la ciudad, en mano de
Nabucodonosor rey de Babilonia, en mano de sus enemigos y de los que buscan sus
vidas, y él los herirá a filo de espada; no los perdonará, ni tendrá compasión
de ellos, ni tendrá de ellos misericordia.
8Y a este pueblo dirás: Así ha dicho
Jehová: He aquí pongo delante de vosotros camino de vida y camino de muerte.
9El que quedare en esta ciudad morirá a espada, de hambre o de
pestilencia; mas el que saliere y se pasare a los caldeos que os tienen
sitiados, vivirá, y su vida le será por despojo. 10Porque mi
rostro he puesto contra esta ciudad para mal, y no para bien, dice Jehová; en
mano del rey de Babilonia será entregada, y la quemará a fuego.
11Y a la casa del rey de Judá
dirás: Oíd palabra de Jehová: 12Casa de David, así dijo Jehová:
Haced de mañana juicio, y librad al oprimido de mano del opresor, para que mi
ira no salga como fuego, y se encienda y no haya quien lo apague, por la maldad
de vuestras obras.
13He aquí yo estoy contra ti,
moradora del valle, y de la piedra de la llanura, dice Jehová; los que decís:
¿Quién subirá contra nosotros, y quién entrará en nuestras moradas? 14Yo
os castigaré conforme al fruto de vuestras obras, dice Jehová, y haré encender
fuego en su bosque, y consumirá todo lo que está alrededor de él.
Profecías contra los reyes de Judá
22
1Así dijo Jehová: Desciende a la
casa del rey de Judá, y habla allí esta palabra, 2y di: Oye
palabra de Jehová, oh rey de Judá que estás sentado sobre el trono de David,
tú, y tus siervos, y tu pueblo que entra por estas puertas. 3Así
ha dicho Jehová: Haced juicio y justicia, y librad al oprimido de mano del
opresor, y no engañéis ni robéis al extranjero, ni al huérfano ni a la viuda,
ni derraméis sangre inocente en este lugar. 4Porque si
efectivamente obedeciereis esta palabra, los reyes que en lugar de David se
sientan sobre su trono, entrarán montados en carros y en caballos por las
puertas de esta casa; ellos, y sus criados y su pueblo. 5Mas si no
oyereis estas palabras, por mí mismo he jurado, dice Jehová, que esta casa será
desierta.
6Porque así ha dicho Jehová acerca
de la casa del rey de Judá: Como Galaad eres tú para mí, y como la cima del
Líbano; sin embargo, te convertiré en soledad, y como ciudades deshabitadas.
7Prepararé contra ti destruidores, cada uno con sus armas, y cortarán
tus cedros escogidos y los echarán en el fuego.
8Y muchas gentes pasarán junto a
esta ciudad, y dirán cada uno a su compañero: ¿Por qué hizo así Jehová con esta
gran ciudad? 9Y se les responderá: Porque dejaron el pacto de
Jehová su Dios, y adoraron dioses ajenos y les sirvieron.
10No lloréis al muerto, ni de él os
condoláis; llorad amargamente por el que se va, porque no volverá jamás, ni
verá la tierra donde nació.
11Porque así ha dicho Jehová acerca
de Saluma
hijo de Josías, rey de Judá, el cual reinó en lugar de Josías su padre, y que
salió de este lugar: No volverá más aquí, 12sino que morirá en el
lugar adonde lo llevaron cautivo, y no verá más esta tierra.
13¡Ay del que edifica su casa sin justicia,
y sus salas sin equidad, sirviéndose de su prójimo de balde, y no dándole el
salario de su trabajo! 14Que dice: Edificaré para mí casa
espaciosa, y salas airosas; y le abre ventanas, y la cubre de cedro, y la pinta
de bermellón. 15¿Reinarás, porque te rodeas de cedro? ¿No comió y
bebió tu padre, e hizo juicio y justicia, y entonces le fue bien? 16El
juzgó la causa del afligido y del menesteroso, y entonces estuvo bien. ¿No es
esto conocerme a mí? dice Jehová. 17Mas tus ojos y tu corazón no
son sino para tu avaricia, y para derramar sangre inocente, y para opresión y
para hacer agravio. 18Por tanto, así ha dicho Jehová acerca de
Joacimb
hijo de Josías, rey de Judá: No lo llorarán, diciendo: ¡Ay, hermano mío! y ¡Ay,
hermana! ni lo lamentarán, diciendo: ¡Ay, señor! ¡Ay, su grandeza! 19En
sepultura de asno será enterrado, arrastrándole y echándole fuera de las
puertas de Jerusalén. 20Sube al Líbano y clama, y en Basán da tu
voz, y grita hacia todas partes; porque todos tus enamorados son destruidos.
21Te he hablado en tus prosperidades, mas dijiste: No oiré. Este fue tu
camino desde tu juventud, que nunca oíste mi voz. 22A todos tus
pastores pastoreará el viento, y tus enamorados irán en cautiverio; entonces te
avergonzarás y te confundirás a causa de toda tu maldad. 23Habitaste
en el Líbano, hiciste tu nido en los cedros. ¡Cómo gemirás cuando te vinieren
dolores, dolor como de mujer que está de parto!
24Vivo yo, dice Jehová, que si
Coníasc
hijo de Joacim rey de Judá fuera anillo en mi mano derecha, aun de allí te
arrancaría. 25Te entregaré en mano de los que buscan tu vida, y en
mano de aquellos cuya vista temes; sí, en mano de Nabucodonosor rey de
Babilonia, y en mano de los caldeos. 26Te haré llevar cautivo a ti
y a tu madre que te dio a luz, a tierra ajena en que no nacisteis; y allá
moriréis. 27Y a la tierra a la cual ellos con toda el alma anhelan
volver, allá no volverán.
28¿Es este hombre Conías una vasija
despreciada y quebrada? ¿Es un trasto que nadie estima? ¿Por qué fueron
arrojados él y su generación, y echados a tierra que no habían conocido?
29¡Tierra, tierra, tierra! oye palabra de Jehová. 30Así ha
dicho Jehová: Escribid lo que sucederá a este hombre privado de descendencia,
hombre a quien nada próspero sucederá en todos los días de su vida; porque
ninguno de su descendencia logrará sentarse sobre el trono de David, ni reinar
sobre Judá.[2]
SALMO 129
La bienaventuranza del que teme a Jehová
Cántico gradual.
1 Bienaventurado
todo aquel que teme a Jehová,
Que anda en sus caminos.
2 Cuando
comieres el trabajo de tus manos,
Bienaventurado serás, y te irá
bien.
3 Tu mujer
será como vid que lleva fruto a los lados de tu casa;
Tus hijos como plantas de
olivo alrededor de tu mesa.
4 He aquí que
así será bendecido el hombre
Que teme a Jehová.
5 Bendígate
Jehová desde Sion,
Y veas el bien de Jerusalén
todos los días de tu vida,
6 Y veas a
los hijos de tus hijos.
Paz sea sobre Israel.[3]
a a 1.1: Mt. 13.55; Mr. 6.3; Hch. 15.13;
Gá. 1.19.
b b 1.10–11: Is. 40.6–7.
[1] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. He
13.25-Stg 1.27
a a 21.2: 2 R. 25.1–11; 2 Cr. 36.17–21.
a a 22.11: 2 R. 23.31–34; 2 Cr. 36.1–4.
b b 22.18: 2 R. 23.36—24.6; 2 Cr. 36.5–7.
c c 22.24: 2 R. 24.8–15; 2 Cr. 36.9–10.
[2] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Jr
20.18-22.30
[3] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Sal
127.5-128.6
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