sábado, 7 de noviembre de 2020

¡Cómo ser Perfecto, enteramente preparado para toda buena obra!

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07 de Noviembre


¡Cómo ser Perfecto, enteramente preparado para toda buena obra!

 

¡Dios ha hablado a tu favor!

Por Riqui Ricón*

Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra (2 Ti 3.16-17).

El día de hoy, pido a nuestro Padre celestial y al Espíritu Santo, que está en ti, que te ayuden a nunca desestimar la importancia del papel que desempeña la Biblia en tu vida. Pido para que hagas del estudio y meditación de la Palabra de Dios el asunto más relevante de cada día.

Yo sé que tú trabajas o estudias; que tus días comienzan muy temprano; que tienes que atender a tu familia, realizar tus proyectos, proveer para los de tu casa y que apenas tienes tiempo para terminar todas las cosas que has de hacer cada día.

Sin embargo, para todo eso necesitas sabiduría y dirección, fortaleza y sanidad, restitución y prosperidad, además de paz y gozo. Todo esto solamente lo podrás obtener de la Palabra de Dios.

Por tanto, mi pueblo fue llevado cautivo, porque no tuvo conocimiento; y su gloria pereció de hambre, y su multitud se secó de sed (Isa 5.13).

Muchos Hijos de Dios Nacidos de Nuevo, honestos y sinceros creyentes, están continuamente tropezando ante las aflicciones del mundo y no logran manifestar la paz que una vida en victoria debe traer a sus vidas.

Os he dicho todas estas cosas para que en mí encontréis vuestra paz. Siempre tendréis en el mundo pruebas que os afligirán, pero confiad en mí, porque yo he vencido al mundo (Jn 16.33 CST).

Es en la Biblia, la Palabra de Dios, que están las respuestas a cada una de las necesidades y retos que vas a enfrentar el día de hoy. En ella están la sabiduría y consejo para que tomes las decisiones correctas. Sólo de la Biblia fluyen el gozo y la paz que son tu derecho como un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.

Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino… La exposición de tus palabras alumbra; Hace entender a los simples… Mucha paz tienen los que aman tu ley, Y no hay para ellos tropiezo… Por heredad he tomado tus testimonios para siempre, Porque son el gozo de mi corazón  (Sal 119.105, 130, 165, 111).

La lectura y meditación diaria de la Biblia traerá luz en tu camino; alumbrará tu entendimiento; traerá paz a tu vida y no tropezarás con nada. La Biblia es tu verdadera herencia y ella traerá el gozo a tu corazón.

Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (Jn 8.31-32).

¡La Biblia es la única Verdad que te puede hacer libre!

Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo (2 P 1.19-21).

Recuerda siempre que, aunque Dios quisiera, Él no puede mentir, pues toda palabra que sale de Su boca tiene el poder para hacerse cumplir en sí misma: ¡es la Palabra de Dios!

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Así que, si la Biblia dice que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti, entonces, puedes estar total y absolutamente convencido(a) que Dios te ama de esa forma.

Como la fe viene por el oír la Palabra de Dios, puedes tener la certeza que:

1. Por Amor has sido hecha(o) Hija(o) de Dios,

Miren lo grande que es el amor que el Padre nos ha mostrado, ¡hasta llega a hacer posible que seamos llamados hijos de Dios! Y eso es lo que de verdad somos. Por eso la gente del mundo no nos conoce, pues el mundo no conoce a Dios (1 Jn 3.1).

2. Has vencido y vencerás porque Dios está contigo,

Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo (1 Jn 4.4).

3. No hay nada que no puedas hacer bien,

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Fil 4.13).

4. Sea cual sea la enfermedad, angustia o tribulación que estés enfrentando el día de hoy, Dios es el que te guarda y protege en toda adversidad,

Jehová es tu guardador; Jehová es tu sombra a tu mano derecha. El sol no te fatigará de día, Ni la luna de noche. Jehová te guardará de todo mal; El guardará tu alma. Jehová guardará tu salida y tu entrada Desde ahora y para siempre (Sal 121.5-8).

Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca (1 Jn 5.18). 

Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento (Sal 23.4).

Por esto, aunque el día de hoy te encuentres enfrentando problemas, enfermedades o aflicciones, puedes tener gozo y paz. Así es, gozo y paz en medio de la más tremenda de las aflicciones. ¿Cómo puede ser esto posible? Esto es posible sólo cuando sabes que sabes que tienes la Palabra de Dios, la Palabra de Honor de tu Padre celestial, obrando a tu favor.

Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó (Ro 8.37).

Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados (Ro 8.28).

Así que, ¡no hay forma en que puedas perder en este mundo!

Entonces, ¿qué sucede con los que no conocen la Verdad? Son llevados cautivos por el espíritu de temor hacia una vida llena de dudas y miedos. Pero, esto no será así para ti. Tú eres escogido(a) de Dios y tu vida ha cambiado totalmente gracias a la Sangre del Cordero de Dios, Cristo Jesús.

¡Tú eres un(a) legítimo(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, hoy quiero agradecerte por la Verdad de Tu Palabra que es Cristo Jesús mi Señor y Salvador. Me determino hacer de este día el mejor de mis días pues tengo Tu Palabra para lograrlo. De todos mis pecados me arrepiento y te pido perdón, sobre todo por dar lugar a la duda y al temor. De acuerdo a tu Palabra, la Biblia, hoy me declaro Sano(a) de toda enfermedad; soy Prospero(a) delante de la pobreza y la escasez; soy Libre para vivir la vida plena y abundante que Tú, Señor Jesús, ganaste para mí. Voy a leer y meditar Tu Palabra todos los días de mi vida y la guardaré en mi corazón para hacer todo lo que en ella está escrito pues entonces haré prosperar  mi camino y todo me saldrá bien. No voy a temer, solamente voy a creer. No existe problema, angustia o enfermedad de la cual no vaya a salir más que vencedor(a) por medio de Tu Amor. En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Noviembre 7                          2 Tim 3  /  Jer 9-10/  Sal 123

 

Cápsula del día.






Puedes escuchar o descargar la lectura de la  Biblia en audio del día de hoy, la tenemos para ti en dos versiones: 



RV60 






NVI




Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Noviembre 7                          2 Tim 3  /  Jer 9-10/  Sal 123

 

2 Timoteo 3

Carácter de los hombres en los postreros días

3

1También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. 2Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, 3sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, 4traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, 5que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita. 6Porque de éstos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias. 7Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad. 8Y de la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés,a así también éstos resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto a la fe. 9Mas no irán más adelante; porque su insensatez será manifiesta a todos, como también lo fue la de aquéllos.

10Pero tú has seguido mi doctrina, conducta, propósito, fe, longanimidad, amor, paciencia, 11persecuciones, padecimientos, como los que me sobrevinieron en Antioquía,b en Iconio,c en Listra;d persecuciones que he sufrido, y de todas me ha librado el Señor. 12Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución; 13mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados. 14Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; 15y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. 16Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.[1]

   

Jeremías 9-10

9

1¡Oh, si mi cabeza se hiciese aguas, y mis ojos fuentes de lágrimas, para que llore día y noche los muertos de la hija de mi pueblo! 2¡Oh, quién me diese en el desierto un albergue de caminantes, para que dejase a mi pueblo, y de ellos me apartase! Porque todos ellos son adúlteros, congregación de prevaricadores. 3Hicieron que su lengua lanzara mentira como un arco, y no se fortalecieron para la verdad en la tierra; porque de mal en mal procedieron, y me han desconocido, dice Jehová.

4Guárdese cada uno de su compañero, y en ningún hermano tenga confianza; porque todo hermano engaña con falacia, y todo compañero anda calumniando. 5Y cada uno engaña a su compañero, y ninguno habla verdad; acostumbraron su lengua a hablar mentira, se ocupan de actuar perversamente. 6Su morada está en medio del engaño; por muy engañadores no quisieron conocerme, dice Jehová.

7Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí que yo los refinaré y los probaré; porque ¿qué más he de hacer por la hija de mi pueblo? 8Saeta afilada es la lengua de ellos; engaño habla; con su boca dice paz a su amigo, y dentro de sí pone sus asechanzas. 9¿No los he de castigar por estas cosas? dice Jehová. De tal nación, ¿no se vengará mi alma?

10Por los montes levantaré lloro y lamentación, y llanto por los pastizales del desierto; porque fueron desolados hasta no quedar quien pase, ni oírse bramido de ganado; desde las aves del cielo hasta las bestias de la tierra huyeron, y se fueron. 11Reduciré a Jerusalén a un montón de ruinas, morada de chacales; y convertiré las ciudades de Judá en desolación en que no quede morador.

Amenaza de ruina y exilio

12¿Quién es varón sabio que entienda esto? ¿y a quién habló la boca de Jehová, para que pueda declararlo? ¿Por qué causa la tierra ha perecido, ha sido asolada como desierto, hasta no haber quien pase? 13Dijo Jehová: Porque dejaron mi ley, la cual di delante de ellos, y no obedecieron a mi voz, ni caminaron conforme a ella; 14antes se fueron tras la imaginación de su corazón, y en pos de los baales, según les enseñaron sus padres. 15Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que a este pueblo yo les daré a comer ajenjo, y les daré a beber aguas de hiel. 16Y los esparciré entre naciones que ni ellos ni sus padres conocieron; y enviaré espada en pos de ellos, hasta que los acabe.

17Así dice Jehová de los ejércitos: Considerad, y llamad plañideras que vengan; buscad a las hábiles en su oficio; 18y dense prisa, y levanten llanto por nosotros, y desháganse nuestros ojos en lágrimas, y nuestros párpados se destilen en aguas. 19Porque de Sion fue oída voz de endecha: ¡Cómo hemos sido destruidos! En gran manera hemos sido avergonzados, porque abandonamos la tierra, porque han destruido nuestras moradas.

20Oíd, pues, oh mujeres, palabra de Jehová, y vuestro oído reciba la palabra de su boca: Enseñad endechas a vuestras hijas, y lamentación cada una a su amiga. 21Porque la muerte ha subido por nuestras ventanas, ha entrado en nuestros palacios, para exterminar a los niños de las calles, a los jóvenes de las plazas. 22Habla: Así ha dicho Jehová: Los cuerpos de los hombres muertos caerán como estiércol sobre la faz del campo, y como manojo tras el segador, que no hay quien lo recoja.

El conocimiento de Dios es la gloria del hombre

23Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. 24Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme,a que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.

25He aquí que vienen días, dice Jehová, en que castigaré a todo circuncidado, y a todo incircunciso; 26a Egipto y a Judá, a Edom y a los hijos de Amón y de Moab, y a todos los arrinconados en el postrer rincón, los que moran en el desierto; porque todas las naciones son incircuncisas, y toda la casa de Israel es incircuncisa de corazón.

Los falsos dioses y el Dios verdadero

10

1Oíd la palabra que Jehová ha hablado sobre vosotros, oh casa de Israel. 2Así dijo Jehová: No aprendáis el camino de las naciones, ni de las señales del cielo tengáis temor, aunque las naciones las teman. 3Porque las costumbres de los pueblos son vanidad; porque leño del bosque cortaron, obra de manos de artífice con buril. 4Con plata y oro lo adornan; con clavos y martillo lo afirman para que no se mueva. 5Derechos están como palmera, y no hablan; son llevados, porque no pueden andar. No tengáis temor de ellos, porque ni pueden hacer mal, ni para hacer bien tienen poder.

6No hay semejante a ti, oh Jehová; grande eres tú, y grande tu nombre en poderío. 7¿Quién no te temerá, oh Rey de las naciones?a Porque a ti es debido el temor; porque entre todos los sabios de las naciones y en todos sus reinos, no hay semejante a ti. 8Todos se infatuarán y entontecerán. Enseñanza de vanidades es el leño. 9Traerán plata batida de Tarsis y oro de Ufaz, obra del artífice, y de manos del fundidor; los vestirán de azul y de púrpura, obra de peritos es todo. 10Mas Jehová es el Dios verdadero; él es Dios vivo y Rey eterno; a su ira tiembla la tierra, y las naciones no pueden sufrir su indignación.

11Les diréis así: Los dioses que no hicieron los cielos ni la tierra, desaparezcan de la tierra y de debajo de los cielos.

12El que hizo la tierra con su poder, el que puso en orden el mundo con su saber, y extendió los cielos con su sabiduría; 13a su voz se produce muchedumbre de aguas en el cielo, y hace subir las nubes de lo postrero de la tierra; hace los relámpagos con la lluvia, y saca el viento de sus depósitos. 14Todo hombre se embrutece, y le falta ciencia; se avergüenza de su ídolo todo fundidor, porque mentirosa es su obra de fundición, y no hay espíritu en ella. 15Vanidad son, obra vana; al tiempo de su castigo perecerán. 16No es así la porción de Jacob; porque él es el Hacedor de todo, e Israel es la vara de su heredad; Jehová de los ejércitos es su nombre.

Asolamiento de Judá

17Recoge de las tierras tus mercaderías, la que moras en lugar fortificado. 18Porque así ha dicho Jehová: He aquí que esta vez arrojaré con honda los moradores de la tierra, y los afligiré, para que lo sientan.

19¡Ay de mí, por mi quebrantamiento! mi llaga es muy dolorosa. Pero dije: Ciertamente enfermedad mía es esta, y debo sufrirla. 20Mi tienda está destruida, y todas mis cuerdas están rotas; mis hijos me han abandonado y perecieron; no hay ya más quien levante mi tienda, ni quien cuelgue mis cortinas. 21Porque los pastores se infatuaron, y no buscaron a Jehová; por tanto, no prosperaron, y todo su ganado se esparció.

22He aquí que voz de rumor viene, y alboroto grande de la tierra del norte, para convertir en soledad todas las ciudades de Judá, en morada de chacales. 23Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos. 24Castígame, oh Jehová, mas con juicio; no con tu furor, para que no me aniquiles.

25Derrama tu enojo sobre los pueblos que no te conocen, y sobre las naciones que no invocan tu nombre; porque se comieron a Jacob, lo devoraron, le han consumido, y han asolado su morada.[2]

      

SALMO 123

 

Plegaria pidiendo misericordia

Cántico gradual.

     1     A ti alcé mis ojos,

A ti que habitas en los cielos.

     2     He aquí, como los ojos de los siervos miran a la mano de sus señores,

Y como los ojos de la sierva a la mano de su señora,

Así nuestros ojos miran a Jehová nuestro Dios,

Hasta que tenga misericordia de nosotros.

     3     Ten misericordia de nosotros, oh Jehová, ten misericordia de nosotros,

Porque estamos muy hastiados de menosprecio.

     4     Hastiada está nuestra alma

Del escarnio de los que están en holgura,

Y del menosprecio de los soberbios.[3]

 



a a 3.8: Ex. 7.11.

b b 3.11: Hch. 13.14–52.

c c 3.11: Hch. 14.1–7.

d d 3.11: Hch. 14.8–20.

[1] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. 2 Ti 2.26-3.17

a a 9.24: 1 Co. 1.31; 2 Co. 10.17.

a a 10.7: Ap. 15.4.

[2] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Jr 8.22-10.25

[3] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Sal 122.9-123.4

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