¡Cómo saber que Dios responderá a tus oraciones!
¡El mejor Padre del mundo!
Por Riqui Ricón*
A Jehová clamé estando en
angustia, Y él me respondió (Sal.120.1).
No existe
nada mejor en este mundo que saber que en cualquier momento y bajo cualquier
circunstancia, siempre puedes contar con el apoyo y la ayuda de tu Padre
celestial.
¡No estás
solo(a)! ¡Él no te ha dejado ni te dejará jamás! Te lo ha prometido y lo ha
puesto por escrito al darte Su Palabra:
Clama a mí, y yo te
responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces (Jer 33.3).
Pedid, y se os dará;
buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que
pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá (Mat
7.7-8).
El que no escatimó ni a su
propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también
con él todas las cosas? (Ro 8.32).
¿Te das
cuenta? La Voluntad de Dios es ayudarte. Su deseo es que le pidas para Él
responderte y darte todas las cosas.
Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su
Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn
3.16-17).
Él te ama
tanto que entregó a Su propio Hijo para pagar todos tus pecados y, así, no
perderte a ti.
Así que acerquémonos con toda confianza al trono
de la gracia de nuestro Dios. Allí recibiremos su misericordia y encontraremos
la gracia que nos ayudará cuando más la necesitemos (He 4.16 NTV).
Por lo
que Jesús hizo en la cruz, puedes acercarte confiadamente al trono de la gracia
para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
Yo preguntaba: ¿Cómo os pondré
por hijos, y os daré la tierra deseable, la rica heredad de las naciones? Y
dije: Me llamaréis: Padre mío, y no os apartaréis de en pos de mí (Jer
3.19).
Dios
estableció en Su Palabra, la Biblia, que tú le llamarías, Padre mío y que ya no
te apartarías más de Él. Dios lo dijo con Su boca y lo ejecutó con Su Poder,
pues ahora, en Cristo Jesús, tú has sido constituido(a) Hijo(a) del Dios
Altísimo y Él siempre estará disponible para ti.
Bendito sea el Dios y Padre de
nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los
lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la
fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él,
en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por
medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad (Efe
1.3-5).
Pon mucha
atención porque en Cristo Jesús, tú ya has sido bendecido(a) con toda bendición
espiritual. No es que serás bendecido(a) algún día o bajo determinadas
circunstancias, sino que YA ERES bendecido(a) por Dios.
De igual
forma, tú has sido escogido(a) por Dios antes de la fundación del mundo PARA
que seas santo(a) y sin mancha por medio de Jesucristo. ¿Te lo puedes imaginar?
¡Claro! ¡Él es Dios! Y no hay nada imposible para Dios.
Él siempre
lo planeó así y ni Satanás, ni sus demonios, ni la muerte, ni el pecado
pudieron evitar que Él te llamara Hijo(a) Suyo(a) desde antes de la fundación
del mundo.
¡Todo por
Amor a ti!
Al que no conoció pecado, por
nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en
él (2 Cor 5.21).
Quizás no lo
sabías, pero cuando aceptaste a Jesús como Señor y Salvador, TODOS tus pecados
fueron pagados, por lo que fuiste declarado(a) justo(a) delante de Dios y, en
ese momento, fuiste apartado(a), santificado(a), para recibir la Vida Eterna, y
fue entonces que, al recibir esa Nueva Naturaleza que sólo la Palabra de Dios
puede otorgar, Naciste de Nuevo como un(a) Hijo(a) de Dios.
Miren lo grande que es el amor que el Padre nos ha mostrado, ¡hasta
llega a hacer posible que seamos llamados hijos de Dios! Y eso es lo que de
verdad somos. Por eso la gente del mundo no nos conoce, pues el mundo no conoce
a Dios (1 Jn 3.1 PDT).
Ser un(a) Hijo(a)
de Dios Nacido(a) de Nuevo no es una mera frase con tintes religiosos. ¡Es la
Verdad! De hecho, este fue el propósito por el cual Jesucristo vino a la tierra,
para justificarte, limpiándote de todos tus pecados y darte la Vida Eterna para,
así, poder hacer de ti ese(a) Hijo(a) que Él siempre soñó.
Cristo Jesús
es lo mejor que te pudo haber sucedido en este mundo.
¿Qué hombre hay de vosotros,
que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un
pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos,
sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está
en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? (Mat
7.9-11).
Si esto sucede con los padres terrenales, cuanto más y mejor sucederá
contigo ya que, ¡Tú eres Hijo(a) del mejor de los Padres!
Así que, si te das
cuenta, sin importar como se encuentre hoy tu vida, puedes vivir una Vida Plena
y Abundante. ¡Puedes clamar a Dios y Él te ha de responder! Puedes hacer frente
a cualquier circunstancia sabiendo que Dios, tu Padre, el Todopoderoso, está
contigo. Y si Dios es contigo, ¿quién contra ti?
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial,
entre más leo y medito en Tu Palabra más me doy cuenta de la Verdad; me doy
cuenta que me amas tanto que no sé ni cómo expresarlo. Gracias, precioso Dios,
con la Sangre de Tu Hijo Jesús me has hecho Hijo(a) Tuyo(a). Ya no soy más
un(a) pecador(a) condenado(a) a la muerte eterna sino que por Ti, por Jesús,
por Tu Amor, ahora tengo Vida Eterna y la puedo vivir en paz, en gozo, en dicha,
pues aunque en el mundo tendré aflicciones puedo confiar plenamente en Tu
Palabra y de todas las aflicciones saldré victorioso(a). Te pido perdón por
haber dado lugar al temor y a la duda respecto a mi futuro y declaro que yo soy
ese(a) Hijo(a) de Dios que Tú dices en Tu Palabra que yo soy: justo(a), santo(a),
SANO(A), prospero(a), dichoso(a), lleno(a) de paz y de amor. Yo no he recibido
espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que he recibido el
espíritu de adopción por el cual clamo, ¡Abba, Padre! Por lo tanto, me despojo
de todo temor y del pecado que me asedia, y voy a correr con paciencia, y constancia,
la carrera que tengo por delante. Con Tu ayuda, Espíritu Santo, voy hacer de mi
vida esa vida plena y abundante que planeaste para mí, pues mayor es el que
está en mí que el que está en el mundo. Creo y declaro que, ¡Soy sano(a)!
¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a)
de Nuevo! En
el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el
Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu
atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo
creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para
pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día
de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre
preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te
invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú
seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2012
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre
4 1 Tim 5.23-6.21
/
Jer 3-4 / Sal 120
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre
4 1 Tim 5.23-6.21
/
Jer 3-4 / Sal 120
1
Timoteo 5.23-6.21
23Ya
no bebas agua, sino usa de un poco de vino por causa de tu estómago y de tus
frecuentes enfermedades.
24Los pecados de algunos hombres se
hacen patentes antes que ellos vengan a juicio, mas a otros se les descubren
después. 25Asimismo se hacen manifiestas las buenas obras; y las
que son de otra manera, no pueden permanecer ocultas.
6
1Todos los que están bajo el yugo
de esclavitud, tengan a sus amos por dignos de todo honor, para que no sea
blasfemado el nombre de Dios y la doctrina. 2Y los que tienen amos
creyentes, no los tengan en menos por ser hermanos, sino sírvanles mejor, por
cuanto son creyentes y amados los que se benefician de su buen servicio. Esto
enseña y exhorta.
Piedad y contentamiento
3Si alguno enseña otra cosa, y no
se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina
que es conforme a la piedad, 4está envanecido, nada sabe, y delira
acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias,
pleitos, blasfemias, malas sospechas, 5disputas necias de hombres
corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como
fuente de ganancia; apártate de los tales. 6Pero gran ganancia es
la piedad acompañada de contentamiento; 7porque nada hemos traído
a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. 8Así que, teniendo
sustento y abrigo, estemos contentos con esto. 9Porque los que
quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y
dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; 10porque
raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se
extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.
La buena batalla de la fe
11Mas tú, oh hombre de Dios, huye
de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia,
la mansedumbre. 12Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la
vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena
profesión delante de muchos testigos. 13Te mando delante de Dios,
que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena
profesión delante de Poncio Pilato,a 14que
guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro
Señor Jesucristo, 15la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado
y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores, 16el único que
tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres
ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén.
17A los ricos de este siglo manda
que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son
inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para
que las disfrutemos. 18Que hagan bien, que sean ricos en buenas
obras, dadivosos, generosos; 19atesorando para sí buen fundamento
para lo por venir, que echen mano de la vida eterna.
Encargo final de Pablo a Timoteo
20Oh Timoteo, guarda lo que se te
ha encomendado, evitando las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los
argumentos de la falsamente llamada ciencia, 21la cual profesando
algunos, se desviaron de la fe. La gracia sea contigo. Amén.[1]
Jeremías
3-4
3
1Dicen: Si alguno dejare a su
mujer, y yéndose ésta de él se juntare a otro hombre, ¿volverá a ella más? ¿No
será tal tierra del todo amancillada? Tú, pues, has fornicado con muchos
amigos; mas ¡vuélvete a mí! dice Jehová. 2Alza tus ojos a las
alturas, y ve en qué lugar no te hayas prostituido. Junto a los caminos te
sentabas para ellos como árabe en el desierto, y con tus fornicaciones y con tu
maldad has contaminado la tierra. 3Por esta causa las aguas han
sido detenidas, y faltó la lluvia tardía; y has tenido frente de ramera, y no
quisiste tener vergüenza. 4A lo menos desde ahora, ¿no me llamarás
a mí, Padre mío, guiador de mi juventud? 5¿Guardará su enojo para
siempre? ¿Eternamente lo guardará? He aquí que has hablado y hecho cuantas
maldades pudiste.
Jehová exhorta a Israel y a Judá al arrepentimiento
6Me dijo Jehová en días del rey
Josías:a
¿Has visto lo que ha hecho la rebelde Israel? Ella se va sobre todo monte alto
y debajo de todo árbol frondoso, y allí fornica. 7Y dije: Después
de hacer todo esto, se volverá a mí; pero no se volvió, y lo vio su hermana la
rebelde Judá. 8Ella vio que por haber fornicado la rebelde Israel,
yo la había despedido y dado carta de repudio; pero no tuvo temor la rebelde
Judá su hermana, sino que también fue ella y fornicó. 9Y sucedió
que por juzgar ella cosa liviana su fornicación, la tierra fue contaminada, y
adulteró con la piedra y con el leño. 10Con todo esto, su hermana
la rebelde Judá no se volvió a mí de todo corazón, sino fingidamente, dice
Jehová.
11Y me dijo Jehová: Ha resultado
justa la rebelde Israel en comparación con la desleal Judá. 12Ve y
clama estas palabras hacia el norte, y di: Vuélvete, oh rebelde Israel, dice
Jehová; no haré caer mi ira sobre ti, porque misericordioso soy yo, dice Jehová,
no guardaré para siempre el enojo. 13Reconoce, pues, tu maldad,
porque contra Jehová tu Dios has prevaricado, y fornicaste con los extraños
debajo de todo árbol frondoso, y no oíste mi voz, dice Jehová.
14Convertíos, hijos rebeldes, dice
Jehová, porque yo soy vuestro esposo; y os tomaré uno de cada ciudad, y dos de
cada familia, y os introduciré en Sion; 15y os daré pastores según
mi corazón, que os apacienten con ciencia y con inteligencia. 16Y
acontecerá que cuando os multipliquéis y crezcáis en la tierra, en esos días,
dice Jehová, no se dirá más: Arca del pacto de Jehová; ni vendrá al
pensamiento, ni se acordarán de ella, ni la echarán de menos, ni se hará otra.
17En aquel tiempo llamarán a Jerusalén: Trono de Jehová, y todas las
naciones vendrán a ella en el nombre de Jehová en Jerusalén; ni andarán más
tras la dureza de su malvado corazón. 18En aquellos tiempos irán
de la casa de Judá a la casa de Israel, y vendrán juntamente de la tierra del
norte a la tierra que hice heredar a vuestros padres.
19Yo preguntaba: ¿Cómo os pondré
por hijos, y os daré la tierra deseable, la rica heredad de las naciones? Y
dije: Me llamaréis: Padre mío, y no os apartaréis de en pos de mí. 20Pero
como la esposa infiel abandona a su compañero, así prevaricasteis contra mí, oh
casa de Israel, dice Jehová. 21Voz fue oída sobre las alturas,
llanto de los ruegos de los hijos de Israel; porque han torcido su camino, de
Jehová su Dios se han olvidado. 22Convertíos, hijos rebeldes, y
sanaré vuestras rebeliones. He aquí nosotros venimos a ti, porque tú eres
Jehová nuestro Dios. 23Ciertamente vanidad son los collados, y el
bullicio sobre los montes; ciertamente en Jehová nuestro Dios está la salvación
de Israel.
24Confusión consumió el trabajo de
nuestros padres desde nuestra juventud; sus ovejas, sus vacas, sus hijos y sus
hijas. 25Yacemos en nuestra confusión, y nuestra afrenta nos
cubre; porque pecamos contra Jehová nuestro Dios, nosotros y nuestros padres,
desde nuestra juventud y hasta este día, y no hemos escuchado la voz de Jehová
nuestro Dios.
4
1Si te volvieres, oh Israel, dice
Jehová, vuélvete a mí. Y si quitares de delante de mí tus abominaciones, y no
anduvieres de acá para allá, 2y jurares: Vive Jehová, en verdad,
en juicio y en justicia, entonces las naciones serán benditas en él, y en él se
gloriarán. 3Porque así dice Jehová a todo varón de Judá y de
Jerusalén: Arad campo para vosotros,a y no sembréis
entre espinos. 4Circuncidaos a Jehová, y quitad el prepucio de
vuestro corazón, varones de Judá y moradores de Jerusalén; no sea que mi ira
salga como fuego, y se encienda y no haya quien la apague, por la maldad de
vuestras obras.
Judá es amenazada de invasión
5Anunciad en Judá, y proclamad en
Jerusalén, y decid: Tocad trompeta en la tierra; pregonad, juntaos, y decid:
Reuníos, y entrémonos en las ciudades fortificadas. 6Alzad bandera
en Sion, huid, no os detengáis; porque yo hago venir mal del norte, y
quebrantamiento grande. 7El león sube de la espesura, y el
destruidor de naciones está en marcha, y ha salido de su lugar para poner tu
tierra en desolación; tus ciudades quedarán asoladas y sin morador. 8Por
esto vestíos de cilicio, endechad y aullad; porque la ira de Jehová no se ha
apartado de nosotros.
9En aquel día, dice Jehová,
desfallecerá el corazón del rey y el corazón de los príncipes, y los sacerdotes
estarán atónitos, y se maravillarán los profetas. 10Y dije: ¡Ay,
ay, Jehová Dios! Verdaderamente en gran manera has engañado a este pueblo y a
Jerusalén, diciendo: Paz tendréis; pues la espada ha venido hasta el alma.
11En aquel tiempo se dirá a este
pueblo y a Jerusalén: Viento seco de las alturas del desierto vino a la hija de
mi pueblo, no para aventar, ni para limpiar. 12Viento más
vehemente que este vendrá a mí; y ahora yo pronunciaré juicios contra ellos.
13He aquí que subirá como nube, y
su carro como torbellino; más ligeros son sus caballos que las águilas. ¡Ay de
nosotros, porque entregados somos a despojo! 14Lava tu corazón de
maldad, oh Jerusalén, para que seas salva. ¿Hasta cuándo permitirás en medio de
ti los pensamientos de iniquidad? 15Porque una voz trae las nuevas
desde Dan, y hace oír la calamidad desde el monte de Efraín. 16Decid
a las naciones: He aquí, haced oír sobre Jerusalén: Guardas vienen de tierra
lejana, y lanzarán su voz contra las ciudades de Judá. 17Como
guardas de campo estuvieron en derredor de ella, porque se rebeló contra mí,
dice Jehová. 18Tu camino y tus obras te hicieron esto; esta es tu
maldad, por lo cual amargura penetrará hasta tu corazón.
19¡Mis entrañas, mis entrañas! Me
duelen las fibras de mi corazón; mi corazón se agita dentro de mí; no callaré;
porque sonido de trompeta has oído, oh alma mía, pregón de guerra. 20Quebrantamiento
sobre quebrantamiento es anunciado; porque toda la tierra es destruida; de
repente son destruidas mis tiendas, en un momento mis cortinas. 21¿Hasta
cuándo he de ver bandera, he de oír sonido de trompeta? 22Porque
mi pueblo es necio, no me conocieron; son hijos ignorantes y no son entendidos;
sabios para hacer el mal, pero hacer el bien no supieron.
23Miré a la tierra, y he aquí que
estaba asolada y vacía; y a los cielos, y no había en ellos luz. 24Miré
a los montes, y he aquí que temblaban, y todos los collados fueron destruidos.
25Miré, y no había hombre, y todas las aves del cielo se habían ido.
26Miré, y he aquí el campo fértil era un desierto, y todas sus ciudades
eran asoladas delante de Jehová, delante del ardor de su ira.
27Porque así dijo Jehová: Toda la
tierra será asolada; pero no la destruiré del todo. 28Por esto se
enlutará la tierra, y los cielos arriba se oscurecerán, porque hablé, lo pensé,
y no me arrepentí, ni desistiré de ello. 29Al estruendo de la
gente de a caballo y de los flecheros huyó toda la ciudad; entraron en las
espesuras de los bosques, y subieron a los peñascos; todas las ciudades fueron
abandonadas, y no quedó en ellas morador alguno. 30Y tú,
destruida, ¿qué harás? Aunque te vistas de grana, aunque te adornes con atavíos
de oro, aunque pintes con antimonio tus ojos, en vano te engalanas; te
menospreciarán tus amantes, buscarán tu vida. 31Porque oí una voz
como de mujer que está de parto, angustia como de primeriza; voz de la hija de
Sion que lamenta y extiende sus manos, diciendo: ¡Ay ahora de mí! que mi alma
desmaya a causa de los asesinos.[2]
SALMO 120
Plegaria ante el peligro de la lengua engañosa
Cántico gradual.
1 A Jehová
clamé estando en angustia,
Y él me respondió.
2 Libra mi alma,
oh Jehová, del labio mentiroso,
Y de la lengua fraudulenta.
3 ¿Qué te
dará, o qué te aprovechará,
Oh lengua engañosa?
4 Agudas
saetas de valiente,
Con brasas de enebro.
5 ¡Ay de mí,
que moro en Mesec,
Y habito entre las tiendas de
Cedar!
6 Mucho
tiempo ha morado mi alma
Con los que aborrecen la paz.
7 Yo soy
pacífico;
Mas ellos, así que hablo, me
hacen guerra.[3]
a a 6.13: Jn. 18.37.
[1] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. 1 Ti
5.23-6.21
a a 3.6: 2 R. 22.1—23.30; 2 Cr. 34.1—35.27.
a a 4.3: Os. 10.12.
[2] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Jr
2.37-4.31
[3] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Sal
119.176-120.7
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