¡Cómo vivir una Vida plena!
¡Todo el bien que hay en ti!
Por Riqui Ricón*
… para que la participación de
tu fe sea eficaz en el conocimiento de todo el bien que está en vosotros por
Cristo Jesús (Fi 6).
Este versículo encierra un
secreto maravilloso, la fe activa, la fe eficaz, te muestra todo el bien que YA
ESTÁ dentro de ti por Cristo Jesús. Pon mucha atención a lo maravilloso que
esto es, pues, una vez más, la Biblia, la Palabra de Dios, te revela ese plan
perfecto y lleno de Amor que sólo Dios pudo concebir para ti.
Me explico,
Todo aquel que cree que Jesús
es el Cristo, es nacido de Dios (1 Jn 5.1a).
Efectivamente, como dice la
Escritura, la Biblia, que no miente, cuando por fe reconociste a Jesucristo
como tu Señor y Salvador naciste de Dios. ¡NACISTE DE NUEVO! Y aquí comienza
todo el bien que hay en ti.
En la lectura bíblica del día de
ayer, leíamos que por medio de Jesús fuimos regenerados y renovados, lo que
significa ser hechos TOTALMENTE NUEVOS. No una simple retocada o manita de
gato, como se dice por ahí, sino TOTALMENTE NUEVOS.
siendo renacidos, no de
simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y
permanece para siempre (1 P 1.23).
Este
maravilloso milagro fue posible gracias al Amor de Dios y a que la semilla que
se utilizó para hacer de ti una persona totalmente nueva fue, nada más y nada
menos, que la infalible, inalterable, Eterna y perfecta Palabra de Dios.
Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su
Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn
3.16-17).
No puedo
dejar de recordarte, una y otra vez, que Dios te ama tanto que prefirió
entregar a Su propio Hijo, para pagar todos tus pecados, antes que perderte a
ti.
Pero Dios,
que es rico en misericordia, por su gran amor con que te amó, aun
estando tú muerto(a) en delitos y pecados, te dio vida juntamente con Cristo
-por gracia eres salvo(a)-, y juntamente con Él te resucitó, y
asimismo te hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para
mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de Su gracia en su
bondad para contigo en Cristo Jesús (Efe 2.4-7).
Piénsalo bien, el Señor no iba a
entregar a Su propio Hijo para rescatarte de la esclavitud del pecado y luego
dejarte con la misma naturaleza que te había atado como esclavo(a). De otra
manera el sacrificio de Jesús hubiera sido ilógico e inútil. No mi amado(a), el
Plan de Dios para tu vida es tan asombrosamente perfecto como lo es el mismísimo
Señor Jesucristo.
Cuando le creíste a Dios,
creyendo Su Palabra, y aceptaste a Jesucristo como Señor y Salvador de tu vida
dejaste de ser un(a) pecador(a) destinado a la muerte eterna y ahora eres un(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. ¡Exactamente igual a Jesús!
En esto se ha perfeccionado el
amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en
este mundo (1 Jn 4.17).
Ser un(a) Hijo(a) de Dios
Nacido(a) de Nuevo significa que ahora tú eres una nueva especie de ser que no
existía anteriormente, diseñado(a) y equipado(a) por Dios para ser más que
vencedor(a), para que tú establezcas el Reino de los Cielos sobre la tierra y
manifiestes TODO EL BIEN que está en ti por Cristo Jesús.
De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo
hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre (Jn 14.12).
Por TODO el bien que ya está en
ti gracias a Cristo Jesús, tú estás llamado(a) a hacer las mismas cosas que Él
hizo y aún mayores, pues tú y Jesús ahora son Hijos del mismo Padre.
Ahora bien, sólo quiero recordarte
que no importa si tú no te sientes o te ves de esa manera pues no andas por
vista sino por fe [por creerle a Dios, creyendo Su Palabra]. Dicho de otra
manera, en este día o en este momento de tu vida, no importa como tú te sientas
o veas a ti mismo(a), sino que, lo verdaderamente importante es todo lo que
Dios dice en Su Palabra acerca de ti. Pues es la Verdad, y además si Dios lo
dijo, entonces, Él lo va a cumplir, si Dios lo hablo, entonces, Él lo va a
ejecutar.
Tú ya no eres más un hombre malo
o una mala mujer, ni un(a) pecador(a) empedernido(a). Eso es lo que el diablo
QUIERE QUE SIGAS CREYENDO. ¡No! ¡Nada de eso! Pues en honor a la Verdad,
tú eres lo que Dios DICE que eres:
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados
hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente,
como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos
(1 Jn 3.1 BAD).
Tú eres
un(a) Hijo(a) amado(a) de Dios. ¡Él mismo te llama Su propio(a) Hijo(a)!
De modo que si alguno está en
Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas
nuevas (2 Co 5.17).
Tú eres
Nueva criatura. Todo tu pasado ya fue enterrado y ahora tienes por delante no
solo una vida nueva sino que además es una vida totalmente nueva. ¡Tú has sido
creado(a) de Nuevo!
Date cuenta que todo esto no
quiere decir que de alguna forma tú tienes que hacerte nuevo(a) a ti mismo(a)
sino que Dios ya lo hizo por Amor a ti. ¡Lo hizo en la cruz! ¡Lo hizo al
declararlo con Su Boca y ponerlo por escrito en Su Palabra, la Biblia! ¡Lo hizo
al resucitar de entre los muertos venciendo a la muerte sólo por Amor a ti!
Así que, por cuanto los hijos
participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir
por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al
diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban
durante toda la vida sujetos a servidumbre (He
2.14-15).
Ahora eres
Eterno(a). La muerte está derrotada y puedes vivir una Vida Plena totalmente
libre del temor a la muerte.
¡Asombroso! ¿Verdad?
Así que, sin importar la
enfermedad, problema o situación que puedas estar enfrentando el día hoy, debes
saber y creer que, por la Palabra de Dios, saldrás adelante con la Victoria en
tus manos. El cielo y la tierra pasarán mas Su Palabra no pasará.
Hoy es el día, ya es tiempo de
que manifiestes todo el bien que hay en ti.
¡Si puedes creer, al que cree
todo le es posible!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, cada día
que pasa comprendo más y más de Tu gran e infinito Amor que me tienes. Señor
Jesús, en verdad me asombro de Ti al ir comprendiendo el alcance de lo que
hiciste por mí en la cruz. ¿Qué, pues, diré a esto? Si Tú
eres por mí, ¿quién contra mí? Padre, Tú no escatimaste ni a Tu propio Hijo,
sino que lo entregaste por Amor a mí, ¿cómo no me darás también con él todas
las cosas? ¿Quién me acusará si soy escogido(a) de Dios? Dios es
el que me justifica. ¿Quién me condenará? Cristo, Tú moriste y
pagaste el precio de TODOS mis pecados por Amor a mí; más aún, también resucitaste
para darme esta vida nueva, vida eterna, plena y abundante; además, Tú, Jesús,
estás a la diestra del Padre e intercedes por mí. ¿Quién me
separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre,
o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de
ti soy muerto(a) todo el tiempo; Soy contado(a) como oveja de matadero. Antes,
en todas estas cosas yo, ___________ (tu nombre aquí), soy más que vencedor(a)
por medio de aquel que me amó. Por lo cual estoy seguro(a) que ni
la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo
presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna
otra cosa creada me podrá separar de Tu Amor, oh Dios, que es en Cristo Jesús mi
Señor y Salvador. Estoy
dispuesto(a) a creer, recibir y vivir esta Verdad eterna, plena y absoluta que
Tú, Jesucristo, compraste para mí. Así que, creo y declaro que la ley del
Espíritu de Vida en Cristo Jesús me ha hecho libre de la ley del pecado y de la
muerte. Yo no he recibido espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor,
sino que he recibido el Espíritu de adopción y hoy puedo clamar, ¡Abba, Padre!
¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy Hijo de Dios!
En el nombre de Jesús. Amén
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el
Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu
atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo
creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para
pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día
de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre
preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te
invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú
seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2012
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas
lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre
12 Fil / Jer 19-20 / Sal 128
RV60
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas
lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre
12 Fil / Jer 19-20 / Sal 128
Filemón
Salutación
1
1Pablo, prisionero de Jesucristo, y
el hermano Timoteo, al amado Filemón, colaborador nuestro, 2y a la
amada hermana Apia, y a Arquipoa nuestro compañero de milicia,
y a la iglesia que está en tu casa: 3Gracia y paz a vosotros, de
Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
El amor y la fe de Filemón
4Doy gracias a mi Dios, haciendo
siempre memoria de ti en mis oraciones, 5porque oigo del amor y de
la fe que tienes hacia el Señor Jesús, y para con todos los santos; 6para
que la participación de tu fe sea eficaz en el conocimiento de todo el bien que
está en vosotros por Cristo Jesús. 7Pues tenemos gran gozo y
consolación en tu amor, porque por ti, oh hermano, han sido confortados los
corazones de los santos.
Pablo intercede por Onésimo
8Por lo cual, aunque tengo mucha
libertad en Cristo para mandarte lo que conviene, 9más bien te
ruego por amor, siendo como soy, Pablo ya anciano, y ahora, además, prisionero
de Jesucristo; 10te ruego por mi hijo Onésimo,1
b
a quien engendré en mis prisiones, 11el cual en otro tiempo te fue
inútil, pero ahora a ti y a mí nos es útil, 12el cual vuelvo a
enviarte; tú, pues, recíbele como a mí mismo. 13Yo quisiera
retenerle conmigo, para que en lugar tuyo me sirviese en mis prisiones por el
evangelio; 14pero nada quise hacer sin tu consentimiento, para que
tu favor no fuese como de necesidad, sino voluntario.
15Porque quizá para esto se apartó
de ti por algún tiempo, para que le recibieses para siempre; 16no
ya como esclavo, sino como más que esclavo, como hermano amado, mayormente para
mí, pero cuánto más para ti, tanto en la carne como en el Señor. 17Así
que, si me tienes por compañero, recíbele como a mí mismo. 18Y si
en algo te dañó, o te debe, ponlo a mi cuenta. 19Yo Pablo lo
escribo de mi mano, yo lo pagaré; por no decirte que aun tú mismo te me debes
también. 20Sí, hermano, tenga yo algún provecho de ti en el Señor;
conforta mi corazón en el Señor.
21Te he escrito confiando en tu
obediencia, sabiendo que harás aun más de lo que te digo. 22Prepárame
también alojamiento; porque espero que por vuestras oraciones os seré
concedido.
Salutaciones y bendición final
23Te saludan Epafras,c
mi compañero de prisiones por Cristo Jesús, 24Marcos,d
Aristarco,e Demasf y Lucas,g
mis colaboradores.
25La gracia de nuestro Señor
Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amén.[1]
Jeremías
19-20
La señal de la vasija rota
19
1Así dijo Jehová: Ve y compra una
vasija de barro del alfarero, y lleva contigo de los ancianos del pueblo, y de
los ancianos de los sacerdotes; 2y saldrás al valle del hijo de
Hinom,a
que está a la entrada de la puerta oriental, y proclamarás allí las palabras
que yo te hablaré. 3Dirás, pues: Oíd palabra de Jehová, oh reyes
de Judá, y moradores de Jerusalén. Así dice Jehová de los ejércitos, Dios de
Israel: He aquí que yo traigo mal sobre este lugar, tal que a todo el que lo
oyere, le retiñan los oídos. 4Porque me dejaron, y enajenaron este
lugar, y ofrecieron en él incienso a dioses ajenos, los cuales no habían
conocido ellos, ni sus padres, ni los reyes de Judá; y llenaron este lugar de
sangre de inocentes. 5Y edificaron lugares altos a Baal, para
quemar con fuego a sus hijos en holocaustos al mismo Baal;b cosa
que no les mandé, ni hablé, ni me vino al pensamiento. 6Por tanto,
he aquí vienen días, dice Jehová, que este lugar no se llamará más Tofet, ni
valle del hijo de Hinom, sino Valle de la Matanza. 7Y desvaneceré
el consejo de Judá y de Jerusalén en este lugar, y les haré caer a espada
delante de sus enemigos, y en las manos de los que buscan sus vidas; y daré sus
cuerpos para comida a las aves del cielo y a las bestias de la tierra. 8Pondré
a esta ciudad por espanto y burla; todo aquel que pasare por ella se asombrará,
y se burlará sobre toda su destrucción. 9Y les haré comer la carne
de sus hijos y la carne de sus hijas, y cada uno comerá la carne de su amigo,
en el asedio y en el apuro con que los estrecharán sus enemigos y los que
buscan sus vidas.
10Entonces quebrarás la vasija ante
los ojos de los varones que van contigo, 11y les dirás: Así ha
dicho Jehová de los ejércitos: Así quebrantaré a este pueblo y a esta ciudad,
como quien quiebra una vasija de barro, que no se puede restaurar más; y en
Tofet se enterrarán, porque no habrá otro lugar para enterrar. 12Así
haré a este lugar, dice Jehová, y a sus moradores, poniendo esta ciudad como
Tofet. 13Las casas de Jerusalén, y las casas de los reyes de Judá,
serán como el lugar de Tofet, inmundas, por todas las casas sobre cuyos tejados
ofrecieron incienso a todo el ejército del cielo, y vertieron libaciones a
dioses ajenos.
14Y volvió Jeremías de Tofet,
adonde le envió Jehová a profetizar, y se paró en el atrio de la casa de Jehová
y dijo a todo el pueblo: 15Así ha dicho Jehová de los ejércitos,
Dios de Israel: He aquí, yo traigo sobre esta ciudad y sobre todas sus villas
todo el mal que hablé contra ella; porque han endurecido su cerviz para no oír
mis palabras.
Profecía contra Pasur
20
1El sacerdote Pasur hijo de Imer,
que presidía como príncipe en la casa de Jehová, oyó a Jeremías que profetizaba
estas palabras. 2Y azotó Pasur al profeta Jeremías, y lo puso en
el cepo que estaba en la puerta superior de Benjamín, la cual conducía a la
casa de Jehová. 3Y el día siguiente Pasur sacó a Jeremías del
cepo. Le dijo entonces Jeremías: Jehová no ha llamado tu nombre Pasur, sino
Magor-misabib.3 4Porque así ha dicho Jehová: He
aquí, haré que seas un terror a ti mismo y a todos los que bien te quieren, y
caerán por la espada de sus enemigos, y tus ojos lo verán; y a todo Judá
entregaré en manos del rey de Babilonia, y los llevará cautivos a Babilonia, y
los matará a espada. 5Entregaré asimismo toda la riqueza de esta
ciudad, todo su trabajo y todas sus cosas preciosas; y daré todos los tesoros
de los reyes de Judá en manos de sus enemigos, y los saquearán, y los tomarán y
los llevarán a Babilonia. 6Y tú, Pasur, y todos los moradores de
tu casa iréis cautivos; entrarás en Babilonia, y allí morirás, y allí serás
enterrado tú, y todos los que bien te quieren, a los cuales has profetizado con
mentira.
Lamento de Jeremías
7Me sedujiste, oh Jehová, y fui
seducido; más fuerte fuiste que yo, y me venciste; cada día he sido
escarnecido, cada cual se burla de mí. 8Porque cuantas veces
hablo, doy voces, grito: Violencia y destrucción; porque la palabra de Jehová
me ha sido para afrenta y escarnio cada día. 9Y dije: No me
acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi
corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no
pude. 10Porque oí la murmuración de muchos, temor de todas partes:
Denunciad, denunciémosle. Todos mis amigos miraban si claudicaría. Quizá se
engañará, decían, y prevaleceremos contra él, y tomaremos de él nuestra
venganza. 11Mas Jehová está conmigo como poderoso gigante; por
tanto, los que me persiguen tropezarán, y no prevalecerán; serán avergonzados
en gran manera, porque no prosperarán; tendrán perpetua confusión que jamás
será olvidada. 12Oh Jehová de los ejércitos, que pruebas a los
justos, que ves los pensamientos y el corazón, vea yo tu venganza de ellos;
porque a ti he encomendado mi causa.
13Cantad a Jehová, load a Jehová;
porque ha librado el alma del pobre de mano de los malignos.
14Maldito el día en que nací;a
el día en que mi madre me dio a luz no sea bendito. 15Maldito el
hombre que dio nuevas a mi padre, diciendo: Hijo varón te ha nacido, haciéndole
alegrarse así mucho. 16Y sea el tal hombre como las ciudades que
asoló Jehová, y no se arrepintió; oiga gritos de mañana, y voces a mediodía,
17porque no me mató en el vientre, y mi madre me hubiera sido mi
sepulcro, y su vientre embarazado para siempre. 18¿Para qué salí
del vientre? ¿Para ver trabajo y dolor, y que mis días se gastasen en afrenta?[2]
SALMO 128
La bienaventuranza del que teme a Jehová
Cántico gradual.
1 Bienaventurado
todo aquel que teme a Jehová,
Que anda en sus caminos.
2 Cuando
comieres el trabajo de tus manos,
Bienaventurado serás, y te irá
bien.
3 Tu mujer
será como vid que lleva fruto a los lados de tu casa;
Tus hijos como plantas de
olivo alrededor de tu mesa.
4 He aquí que
así será bendecido el hombre
Que teme a Jehová.
5 Bendígate
Jehová desde Sion,
Y veas el bien de Jerusalén
todos los días de tu vida,
6 Y veas a
los hijos de tus hijos.
Paz sea sobre Israel.[3]
a a 2: Col. 4.17.
1 Esto es, útil (v. 11) o provechoso
(v. 20).
b b 10: Col. 4.9.
c c 23: Col. 1.7; 4.12.
d d 24: Hch. 12.12, 25; 13.13; 15.37–39; Col.
4.10.
e e 24: Hch. 19.29; 27.2; Col. 4.10.
f f 24: Col. 4.14; 2 Ti. 4.10.
g g 24: Col. 4.14; 2 Ti. 4.11.
[1] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Tit
3.15-Flm 25
a a 19.2: 2 R. 23.10; Jer. 7.30–32; 32.34–35.
b b 19.5: Lv. 18.21.
3 Esto es, Terror por todas partes.
a a 20.14–18: Job 3.1–19.
[2] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Jr
18.23-20.18
[3] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Sal
127.5-128.6
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